La historia real de Edir Macedo Antes de empezar la review hay que contar que Nada que perder es la historia de la creación de la Iglesia Universal de Dios. Habiendo dicho eso, hay que remarcar una cosa evidente que sucedió en el film: esta película fue claramente apoyada y financiada por esta “pseudo – empresa”, sino seria muy raro que al final tenga un mensaje religioso del mismísimo creador Edir Macedo. Claramente en ningún momento lo dice, pero bueno, se podría ser menos evidente. Desde el principio el film es raro, pero raro de verdad, empieza como si fuese una mezcla de novela brasilera de Telefe con un Disney pro fe. Digo esto por la paleta de colores que se usa, los tipos de planos y ese sufrimiento constante típico de las novelas de Brasil. Rarísima e incómoda incluso. Después de esa primera hora la historia no se pone mucho mas interesante, muestra la creación de la iglesia, el crecimiento económico de Macedo y las acusaciones contra sus métodos evangelizadores. Claramente la película no tiene otro motivo más que la evangelización a gran escala a través de la propaganda audiovisual.
Lo que el tiempo se llevó Lamentablemente la originalidad en el cine argentino, sobre todo en lo mainstream, se está perdiendo de a poco. Casi siempre terminamos percibiendo una especie de refrito de la versión estadounidense de lo que estamos viendo. Perdida de Alejandro Montiel tiene todas las características típicas de un policial del país del norte y por eso peca de poco original, a pesar de estar basada en la novela “Cornelia” de Florencia Etcheves. Trata internacional de personas, una policía osca con un pasado oscuro, un caso policial que vuelve todo el tiempo y unas flojas actuaciones son la receta para Perdida. Entre todo esto, un guion que termina siendo flojo por terminar siempre en los lugares típicos y un final (SPOILER ALERT) con una de las protagonistas, supuestamente argentina, pero con un inentendible acento español perfecto que parece que hubiese nacido en el medio de la Puerta del Sol, en vez de Plaza Flores, hacen repensar la idea de originalidad en las películas de gran presupuesto en Argentina. Pero, porque siempre hay un pero, si te gustan los thrillers y disfrutas de la belleza de Luisana Lopilato, podes ir al cine a verla, porque a pesar de todo, hay que seguir apoyando a la industria nacional.
En la búsqueda Guillermina Pico es la realizadora de este documental experimental en forma de diario intimo que pretende mostrar la vida o ciertos fragmentos de ella a partir de cuatro elementos resonantes: la naturaleza, la música, las frases y el camino (cuando digo camino no es simbólico, literalmente es la ruta). Lo que busca Guillermina con esta película es atraer a ese público mas sensible a este tipo de arte, donde tal vez no se entiende mucho lo que pasa y cuando salís de la sala, totalmente extrañado de lo que acabas de ver, te tenes que fijar si fuiste el único ignoto que no entendió o están todos en la misma. Es una partitura audiovisual diferente lo que tiene en mano Guillermina Pico, diferente por íntima, pero también porque depone al espectador sin saber bien a donde va, dejando a la deriva la interpretación del mismo. En este documental introspectivo y experimental la directora busca captar a ese espectador no tan asiduo a las nuevas propuestas estéticas que se le puedan presentar. Te puede gustar como no, pero realmente es una experiencia única.
Si bien desde un principio podemos llegar a creer que la opera prima de Joaquín Cambre es una típica película sobre el desarrollo de un adolescente incómodo, Un viaje a la luna termina siendo un filme interesante, pero con ciertas fallas que abruman. La voz en off es una de ellas, tal vez demasiado para un chico con la complexión de Tomás (Angelo Mutti Spinetta). Otra cosa es que a medida que pasan los minutos pierde esa magia que propone al principio, en su intento por cambiar de tono pierde la esencia, hasta que sucede el clímax con el encierro en una aparente nave espacial (un recurso que me pareció de maravilla). Pero obviamente no todo está mal: no es una típica película adolescente por lo cual ya es bastante, termina siendo un largometraje abocado a los sueños y la locura de un niño muy medicado por su psiquiatra (Luis Machín) y sobreprotegido. Con ciertos pases cómicos se completa un film disfrutable y ameno.
Atraco En la pantalla aparece una estadística: “2400 veces al año. 44 veces por semana. 9 veces por día. Cada 48 minutos roban un banco en Los Ángeles”. Con esas cifras catastróficas de delincuencia comienza El robo perfecto de Christian Gudegast. Vamos a decir la verdad, desde el minuto cero parece otra película más sobre un robo bien planeado que va a salir mal. Tiene todos los condimentos para eso: un robo a un blindado, uno de los malhechores muertos, policías varios heridos, persecuciones, etc, etc. Pero siempre hay un “pero”. Otra de las verdades de este largometraje es que termina siendo entretenido, dinámico y bien hecho. Los giros argumentales no son del todo esperables y ello lleva a que sea una grata sorpresa. Mas allá de que cuenta con un experto en este género como es Gerard Butler, quienes lo acompañan en pantalla como sus antagonistas generan empatía con el espectador. Estamos hablando del rapero 50 Cent, Pablo Schreiber y O’Shea Jackson Jr, hijo de Ice Cube. En resumen, El robo perfecto parece y tiene todos los aspectos de una película típica sobre robo de bancos, pero no lo es. La forma en que se narra es la clave, es distinta lo ordinario, eso se demuestra en que sus dos horas de duración parecen mucho menos.
Juego de naipes Empecemos por una cosa: todo material audiovisual que hable sobre póker, ya sea el juego en sí, como hacer trampa en el mismo o solo una historia que circule alrededor de este juego de azar, es complicada, no por la historia, que quede claro, sino por el juego, siempre tan complejo. Apuesta maestra, la nueva película de Aaron Sorkin, nos relata la historia de Molly Bloom, una ex-esquiadora cuasi profesional que luego de un retiro forzado decidió meterse en el juego “legal” de apuestas, organizando noches de póker con enormes figuras públicas. Lo primero que se nota es Jessica Chastain y toda esa facilidad que tiene para hacer bien su trabajo, una interpretación magnífica de la actriz. Lo segundo que notamos es la hábil mano que tiene su director y guionista para los diálogos rápidos e intensos, sobre todo cuando Chastain habla con el otro protagonista del film, Idris Elba, quien hace del abogado de Molly Bloom. Eso sí, hay algo que me hizo ruido y fue la duración: 140 minutos, en una historia que se podría haber contado en 100 o 110.
Vas a entrar sin pedirme la llave... Si hay algo que sucede los últimos años en el género del terror es que suele muy a menudo repetirse y saturar a las sagas. Y este fenómeno ocurre en La noche del demonio: La última llave. Esta es la cuarta película de la franquicia y los recursos parecen haberse acabado: el jump-scare con música bien aguda, los niños con poderes (nunca confíes en un chico en estas películas), la visita a “el otro lado” con la niebla y demás, ya está, ya entendimos que funciona, ahora hagan algo nuevo, innoven. En esta cuarta entrega se cuenta la historia previa a las otras tres. En este caso la protagonista es la Dra. Elise Rainer, la mujer mayor que ayuda a pasar humanos “al otro lado”. Con esta película se termina de confirmar quién es la verdadera protagonista de la saga, siendo ella el único personaje que aparece en todas las películas. Pero muy a pesar de ser parecida esta con la otras, Adam Robitel, el director, logra hacer entretenida la película, aún sin dar tanto miedo y siendo la más floja de las cuatro. Y si sos fanático del terror te va entretener, porque tiene todos los recursos clásicos y además te vas a entrar sobre el pasado y el origen.
Los expedientes secretos Nicanor Loreti nos trae su nueva película, 27: El club de los malditos. En esta oportunidad el guion es propio y nos cuenta la historia de una especie de secta que a lo largo del tiempo ha matado a todo estrella del rock naciente siempre a los 27 años. El último fue Leandro de la Torre (intrepretado por El Polaco) quien cayó desde una ventana hacia su auto y fue casualmente filmado por Paula (Sofía Gala), una fan que no había podido entrar a la fiesta de cumpleaños y quien recibe la ayuda de Martin Lombardo (Diego Capussotto), un policía borracho e hincha de Racing. La trama es original y bien armada, pone como base su humor y una estética que termina siendo lo más importante e interesante del largometraje. Con partes en blanco y negro donde se cuenta el pasado y las muertes de distintos cantantes (atentos al gran casting y la ambientación de estas escenas), y la historia del presente donde se desarrolla la investigación con un gran trabajo de vestuario en los personajes de Yayo Guridi y Daniel Araoz. A pesar de que por momentos se puede a llegar a ir de mambo con alguna historia paralela, la historia funciona, es graciosa y logra lo que se propone, con mucho rock, humor y una estética sumamente digna.
Game Over En varias ocasiones hemos visto que los reboots no son de lo mejor que le ha pasado al cine últimamente (La Momia es un ejemplo muy claro del 2017), pero cuando aparece una película como esta nueva versión de Jumanji, la felicidad es plena. Jake Kasdan nos trae a estos cuatro jóvenes actuales que son absorbidos por un videojuego de los años 80 y son transformados en los avatares que eligieron. La película logra recuperar esa épica de aventura que se logro en 1995 con Robin Williams, solo que en esta ocasión hay mucho más chiste (está lleno de gags típicos del nuevo humor estadounidense) y está aggiornado a la época actual. Eso sí, es el elenco el que se lleva toda la gloria. Con Kevin Hart y Karen Gillian un paso mas atrás, son Dwayne Johnson como un doctor musculoso con miedo a lo animales y Jack Black, como una adolescente atrapada en un hombre de 40 años con sobrepeso quienes logran todo el entretenimiento necesario para que disfrutes el film. Vale la pena ir al cine, verla y pasar un buen rato bajo el aire acondicionado en este caluroso verano.
Papá Noel se va a morir Jon Lucas y Scott Moore (guionista de ¿Qué pasó ayer?) nos traen la comedia navideña de todos los años, llena de repeticiones, malos chistes, la palabra “vagina” multiplicadas cientas de veces y ninguna gracia. La historia repite el estereotipo de una navidad caótica, donde tres madres se desviven por armar la festividad de navidad, hasta que … oh que sorpresa, aparecen las madres de estos personajes, cada una con su estereotipo propio (la criticona, la mejor amiga y la que viene a pedir guita), porque nunca está de más repetir cosas que ya se vieron sin originalidad alguna. El largometraje trata de hacer una crítica a la posición de las mujeres como madres soportes del hogar, pero en ningún momento llega a ser efectivo, pierde todo el tiempo la seriedad con chistes fáciles, escenas de comedia física reiteradas y un falso drama muy básico. En sí, es simplemente un entretenimiento barato.