Amor igualitario. La película se basa en la historia real de Laurel Hester (Julianne Moore), una eficiente policía de Nueva Jersey que mantenía en secreto su homosexualidad hasta que conoció a Stacie Andrée (Ellen Page). Se enamoraron, armaron una pareja estable y feliz, y compraron una casa juntas. Todo iba muy bien hasta que Laurel es diagnosticada con cáncer, la enfermedad crece rápidamente y sabiendo que va a morir quiere hacer todo lo posible para que la destinataria de su pensión sea su pareja, y así pueda terminar de pagar la casa en la que viven. Como el matrimonio entre personas del mismo sexo no era legal en Nueva Jersey, la pareja debe embarcarse en una batalla legal para lograr su cometido. Ambas se enfrentan a un batallón de prejuicios, trabas legales, homofobia, y unas cuantas peripecias más para poder lograr su cometido. Con la estructura y la estética de un telefilme, de forma detallada y testimonial la película muestra la historia de ambas y su lucha, haciendo eje en el romance y en el dolor al atravesar la enfermedad, pero mostrando también la reacción de los compañeros de Laurel, de una sociedad bastante pacata, y de políticos que no quieren quedar mal con sus votantes. Es al exponer la respuesta social, que la película se pone bastante redundante; son las buenas interpretaciones las que hacen que el filme valga la pena a pesar de cierto tono melodramático y predecible. Especialmente las de la pareja central, pero también las de Michael Shannon y Steve Carrel quien interpreta a carismático activista gay -un tanto exagerado pero efectivo- que gracias a su experiencia se convierte en una gran ayuda para ambas. Técnicaménte es un filme que apenas cumple, no hay nada que lo destaque visualmente. Con un relato tranquilo y equilibrado, basado en hechos significativos y con buenas interpretaciones, el relato no tiene fuerza ni profundidad, y elige el camino seguro del romance y el melodrama con lugares comunes, sin profundizar ni indagar en las causas y consecuencias de una sociedad homofóbica.
Guionistas en la lista negra. Este filme nos cuenta la vida de Dalton Trumbo (Bryan Cranston), un exitoso guionista cuyo nombre apareció en las listas negras a fines de la década del cuarenta. Trumbo junto con otros compañeros -guionistas, actores, directores- fue víctima de la cacería de brujas desatada por el senador Joseph McCarthy, quien citaba a declarar ante el “comité de actividades antiamericanas” a todo aquel que -según él- simpatizara con el comunismo. Luego de pasar un tiempo en la cárcel, Trumbo regresa a su casa y se encuentra con que no puede volver a trabajar, los estudios tienen prohibido contratarlo, aunque quieran y lo consideren un gran guionista. Desde las sombras Trumbo debe encontrar la manera de sobrevivir haciendo lo único que sabe hacer: escribir. La película se centra en esos años de supervivencia, donde utilizó todo su ingenio para seguir inventando historias con distintas estrategias, como por ejemplo firmar con seudónimo. Y fue bajo distintos nombres que ganó varios premios Oscar que no pudo ir a recibir. El filme cuenta con una excelente reconstrucción de época, detallista, minuciosa, no solo en el aspecto visual, sino también en el material radial y publicitario de aquel entonces, donde los actores tomaban posición a favor o en contra de la persecución que se vivía. Bryan Cranston hace una brillante y compleja interpretación de un hombre capaz de defender sus ideales hasta las últimas consecuencias, pero al mismo tiempo insensible ante las necesidades de su familia, y con un ego que a veces podía salirse de control. Diane Lane lo acompaña con una gran interpretación de su paciente esposa. El resto de los personajes parecen estar divididos en bandos, les faltan matices. Los perseguidos son buenos y talentosos, los americanistas son malos y brutos; un claro ejemplo de esto es el modo en que presentan al personaje de John Wayne (David James Elliott), a quien muestran como un republicano bruto y sin talento, que solo esta ahí para amedrentar a los compañeros que no piensan como él, o Helen Mirren que a pesar de su enorme talento interpreta a una acartonada y exagerada Hedda Hopper. Por otro lado, si bien en las listas negras hubo gente realmente talentosa, los que quedaban del otro lado no eran necesariamente incompetentes en su trabajo, podían ser ideologicamente nefastos, pero aún así Hollywood tuvo excelentes producciones durante esa etapa. "Regreso con Gloria" es una película que no defiende ideologías, ni profundiza en ellas tampoco. A través de un personaje atractivo con una lucha y una historia de redención muy interesante, el filme informa y entretiene, nos cuenta qué pasó, y lo hace de forma accesible, emotiva y por momentos épica, para construir una de esas historias que aspiran a ganar estatuillas doradas.
El exterminio del alma. Es el año 1944, Saul es un prisionero judío-húngaro en Auschwitz -miembro de los Sonderkommando, es decir prisioneros que trabajan en las cámaras de gas limpiando y sacando los cadáveres- y que al encontrar el cuerpo de un niño decide esconderlo para luego enterrarlo, en vez de incinerarlo con el resto de los cadáveres.En medio del horror Saul se empecina en cuidar el cuerpo del niño como si fuera su propio hijo, haciendo tratos con el forense -otro prisionero judío obligado a trabajar para los nazis- y pasando por toda clase de dificultades para encontrar un rabino que pueda darle sepultura. Nada hay de humanidad en el lugar, los soldados son monstruos, y en el medio del horror incluso los mismos compañeros se maltratan.Sin demasiados golpes bajos, las imágenes hablan por sí solas y son terribles. De forma intimista la cámara sigue de cerca a Saul reflejando no solo sus expresiones de dolor sino también todo el horror que contempla, y el modo en que se aferra a ese nene como si fuera lo último que queda de inocencia o de esperanza.Ya se hicieron muchas películas sobre el holocausto, pero esta tiene una mirada diferente, no hay grandes fotografías del dolor, ni escenas monumentales, ni se alecciona al público; es la historia en particular de un prisionero, y podemos ver sin filtro a través de sus ojos.Las escenas son despojadas, casi documentales, realistas, difíciles de ver, hay pocas escenas donde no se vean cadáveres, lo que puede resultar un poco morboso. Géza Röhrig construye una interpretación maravillosa, llena de silencios, con una cara que lo dice todo.El relato es denso y duro, se hace bastante difícil de seguir, y el filme resulta demasiado largo. La película no da respuestas, ni reflexiona sobre como han llegado a ese estado de colaboración forzosa, simplemente muestra una historia, a la que es imposible serle indiferente o salir del cine sin pensar en lo que hemos visto.
Un padre inestable Cameron (Mark Ruffalo) y Maggie (Zoe Saldana) se conocen durante los bohemios años sesentas, se enamoran y a pesar de que Cameron confiesa ser bipolar -sufre de síndrome maníaco depresivo-, ella no le da demasiada importancia, se casan y tienen dos hijas: Amelia y Faith (Imogene Wolodarsky y Ashley Aufderheide). Durante los primeros años de matrimonio tienen una vida feliz, en una casa en el campo. Cameron es un padre libre que le enseña a sus hijas a disfrutar de la naturaleza y ser creativas, no les pone límites ni le da demasiada importancia al colegio, es entonces cuando la vida ya no es tan feliz para Maggie. La enfermedad de Cameron se vuelve incontrolable y ella decide irse de la casa junto con sus hijas. Luego de una breve internación, Cameron trata de retomar su vida normal siguiendo un tratamiento, pero las cosas no serán fáciles. Maggie vive con sus hijas, tiene un trabajo que no le gusta y el dinero no le alcanza. Para poder tener un mejor futuro junto a ellas, decide ir a estudiar a Nueva York durante una año y medio para obtener una licenciatura y así conseguir un mejor trabajo cuando regrese al hogar. Para poder irse le propone a Cameron que durante ese tiempo se mude a su casa y se haga cargo de las nenas. La situación es apremiante y no hay demasiadas opciones, la rutina diaria con las niñas es todo un reto para un padre que día a día debe luchar con una enfermedad que lo desestabiliza emocionalmente. El filme narra de forma íntima, natural, sin golpes bajos la vida de los tres mientras tratan de adaptarse a tantos cambios. Las chicas deben acostumbrarse a un padre que no es como los otros padres, que hace cosas bastante fuera de lo común, que a veces expresa sus emociones desaforadamente y en otros momentos sus emociones parecen devorarlo. Con mucho amor y mucho empeño los tres logran encontrar un equilibrio que les permite funcionar como una familia. Como era de esperarse, Mark Ruffalo realiza una estupenda interpretación, y la química entre él y las pequeñas actrices es formidable, logrando que las escenas sean emotivas, graciosas, y creíbles. No es la historia de un hombre con una enfermedad, sino la historia de una familia que debe lidiar con una situación particular. Esta narrada con fluidez, buen ritmo y muy buenas canciones, aunque no profundiza demasiado sobre las complicaciones que implica convivir con una enfermedad psiquiátrica, y la energía y el esfuerzo que se debe poner para controlarla. La escritora y guionista Maya Forbes, debuta como directora con un buen filme que elige mostrar una enfermedad complicada de un modo bastante positivo, dando como resultado una película entretenida, emotiva y con muy buenas actuaciones.
Extraños anfitriones Una madre (Kathryn Hahn) que ha pasado por una traumática separación, y que está tratando de rehacer su vida, envía a sus dos hijos (Olivia DeJonge y Ed Oxenbould) a pasar una semana con sus abuelos, mientras se embarca en un crucero con su nueva pareja. Los chicos no conocen a sus abuelos (Deanna Dunagan y Peter McRobbie), ya que su madre abandonó el hogar luego de una pelea, cuando era muy joven, y no volvió a verlos. La hija mayor decide hacer un documental sobre la semana que pasarán en el campo con los abuelos, y así mediante imágenes y entrevistas ir recuperando la historia familiar. Los adorables abuelitos reciben a los niños en la estación de tren, pero apenas llegados comienzan a ver comportamientos extraños en los nonos; ataques de ansiedad, paranoia, aislamiento, y extrañas costumbres nocturnas que los llevan a encerrarse en su cuarto luego de las nueve de la noche. Todo sucede de a poco, la tensión sube, los hechos son cada vez mas extraños hasta convertirse en terrorificos, mientras los chicos tratan de encontrar alguna explicación lógica a todo lo que sucede. La película nos ahoga en un clima claustrofóbico dentro de esa casa, y nos da pistas sobre lo que puede estar pasando, pero cuando todo explota el final es absolutamente inesperado. La situación es vista a través de los ojos de los chicos, que mientras lidian con la extraña y aterrorizante situacion también arrastran las secuelas de una familia rota, y tratan de componer sus vidas y vivir sin enojo ni rencor hacia su padre. La combinación entre la parte familiar, y los traumas que arrastran los pequeños, con la parte terrorífica de la historia no funcionan del todo bien, no parece haber una conexion entre ellas, y corren paralelamente, pero como dos historias separadas que no logran fusionarse. Como es de esperarse, M. Night Shyamalan construye grandes climas de suspenso, de esos que logran que dejemos de respirar por un rato y compartamos la desesperación de los protagonistas, como sucedía en "Sexto sentido" y no venia sucediendo con sus últimas películas de clima más etéreo, como "El Fin de los Tiempos". Las actuaciones naturales y la cámara en mano le aportan un grado de realismo a la historia que la hace aún mas escalofriante. Una historia simple, una atmósfera asfixiante, suspenso del bueno y un gran final dan como resultado una terrorífica y atrapante historia, demostrando que Shyamalan ha vuelto a las buenas películas.
Contemos historias que den miedo Desde una radio dos locutores celebran la noche de Halloween contando diferentes historias macabras que han sucedido en la víspera. Entre calabazas, casas de suburbios decoradas para la ocasión y niños disfrazados pidiendo dulces, se desarrollan estas historias, algunas con elementos sobrenaturales, y otras que tienen como eje temas más terrenales como la venganza o la envidia. Todas las historias tienen en común la combinación de terror y humor, con elementos absurdos y lugares comunes del género en los que se burlan y al mismo tiempo homenajean al cine de terror clase B, con un estética bizarra bien construida, ya que la película cuenta con una buena producción. Demonios, aliens, calabazas malignas, niños en busca de venganza, y personajes de leyendas urbanas desfilan por esos relatos - algunos mejores que otros - pero que en el corto tiempo en que se desarrollan saben como enganchar al espectador, con una pequeña dosis de suspenso, bastante humor, mucha sangre, cuchillazos y tripas. Entre las terroríficas historias se destacan "The Night Billy Raised Hell" de Darren Lynn Bousman ("El Juego del Miedo") donde un niño que golpea la puerta de un vecino con mala fama termina disfrutando de una inolvidable noche junto al mismísimo diablo; y "This Means War" de John Skipp y Andrew Kasch donde dos vecinos que comienzan una ridícula discusión por la decoración de sus casas terminan en una sangrienta lucha. El tema de apertura compuesto por Lalo Schifrin es un gran comienzo para una seguidilla de historias entretenidas, predecibles y sangrientas, para disfrutar y asustarse un rato.
Llegaron los monstruos! R. L. Stine (Jack Black) es un prolífico escritor de cuentos de terror que vive en Greendale, un pequeño pueblito de Maryland, junto a su hija Hannah (Odeya Rush). Nadie en el pueblo tiene contacto con él, vive encerrado junto a sus libros y a todos los escalofriantes personajes que ha creado. En procura de acercarse a su hija, su nuevo vecino Zach (Dylan Minnete) -un chico que recién se ha mudado desde nueva york junto a su madre- y su amigo Champ (Ryan Lee) entran a la casa de Stine, meten la nariz donde no deben y encuentran una llave que libera a todos los personajes de los libros. Al estilo "Jumanji", la fantasía y lo sobrenatural invaden el pueblo. Comandados por un muñeco diabólico llamado Slappy (con la voz de Jack Black) un ejército de criaturas hacen de las suyas aterrorizando a los habitantes. Un enorme Yeti, aliens, plantas carnívoras, un grupo de malignos enanos de jardín y cuanta criatura extraña y terrorífica exista desfilan por esta comedia familiar llena de aventuras y humor, donde no faltan los estereotipos como el enamoramiento juvenil ni las moralejas sobre las relaciones entre padres e hijos adolescentes, ni algún que otro lugar común. Stine con la ayuda de su hija, su vecino y su amigo deben encontrar la manera de salvar al pueblo y devolver a los personajes dentro de los libros, donde se niegan a volver. Jack Black se luce con todas sus muecas y su histrionismo, y los tres protagonistas adolescentes llevan con gracia y buena química toda la historia. Rob Letterman -que ya había trabajado con Black en "Los Viajes de Gulliver"- construye una muy buena comedia de aventuras, que aprovecha todos los personajes del imaginario de los clásicos de terror, combinándolos con un excelente 3D y todos los efectos especiales posibles, construyendo un entretenimiento familiar sólido y de calidad.
Policía malo, policía bueno Andreas (Nikolaj Coster-Waldau) y Simón (Ulrich Thomsen) son dos policías con vidas muy diferentes. Andreas está felizmente casado y tiene un bebé, es un hombre de familia, muy responsable. Simón se ha separado de su esposa y pasa las noches en bares, borracho. Durante un procedimiento de rutina, entran a la casa de una pareja de heroinómanos, y en un armario encuentran un bebé, sucio y descuidado. Luego de un hecho trágico que tiene como eje al pequeño que encontraron en el departamento, los perfiles de ambos compañeros se desdibujan, el bueno y correcto Andreas pudo haber hecho algo ilegal, y el descarrilado Simon se verá obligado a actuar como juez, y plantearse que es lo correcto dentro y fuera de su profesión. Susanne Bier se aleja con este filme de sus últimas producciones hollywoodenses, para volver a temas familiares, íntimos -como lo hizo en "Un Mundo Mejor" o en "Hermanos" - donde rasca un poco la superficie de esos países nórdicos que en el imaginario mundial parecen tan ideales, para mostrar la basura debajo de la alfombra, la moral ambigua, los crímenes cotidianos y una interesante mirada sobre las ansiedades y los temores que puede despertar la maternidad. La película es oscura, densa, dramática, y sostiene un clima de desasosiego y tensión hasta que el protagonista se encuentra al final del callejón sin salida en el que se ha metido. Tanta tragedia contrasta con la prolijidad con la que está narrada la historia, que termina resultando demasiado limpia, contenida, con personajes que parece que nunca terminan de demostrar realmente todo lo que les está pasando por dentro, como si nunca llegaran a explotar, y si bien ambos actores realizan buenos trabajos, sus personajes resultan por momentos bastante estereotipados.
Recursos poco humanos Sandra (Marion Cotillard) se ha recuperado recientemente de una depresión profunda, y al reintegrarse a su trabajo se encuentra con que la situación económica ha afectado a la fábrica donde trabaja de operaria, y sus compañeros se ven obligados a votar para tomar una decisión: renuncian al bono anual de mil Euros, o deben despedir a Sandra. Ella sabe que la mayoría de sus compañeros no dudará en elegir el dinero, a todos les hace falta, ninguno está en mejor situación que ella, y por lo visto los años de lucha obrera y sindical a favor de los compañeros, han quedado atrás. Aún débil, y muy afectada por lo que sucede, Sandra debe salir a pelear, alentada por su esposo y con una hipoteca y dos hijos como fuerte motivación, debe salir a convencer uno a uno a sus compañeros de que voten a favor de ella. Los hermanos Dardene vuelven una vez más con historias de esas que pegan fuerte, que angustian, y que muestran personajes desvalidos, aquellos que nadie quiere ver, pero que todos sabemos que existen, y que están ahí, pasándola mal, muy mal. La historia no es un ensayo sobre la precarización laboral o la crisis europea, no pretende adoctrinar ni ejemplificar, es simplemente la historia de Sandra, cercana, íntima, interpretada por una Marion Cotillard extraordinaria, que nos hace sentir cada golpe, cada dolor de una mujer herida, pero que igual debe salir adelante. Todo el tiempo está en ella la duda, Sandra no es una heroína, y varias veces quiere tirar la toalla, su enfermedad no la ha abandonado, los miedos, el pánico y la desesperanza se apoderan de ella en más de una ocasión El filme muestra un abanico de personajes, los compañeros de la fábrica, quienes toman diferentes posiciones: el que siente culpa, el que se solidariza, el que prefiere enojarse porque sentir empatía sería demasiado doloroso. Todos son seres anónimos mostrados de forma extraordinaria, desde su simpleza y su desprotección. Filmada de forma despojada, cercana, es una narración de lo cotidiano que muestra la lucha de una mujer frágil, en desventaja, pero que en esos dos días vuelve a ponerse de pie, se reconoce, y es capaz de volver a elegir.
Todo vuelve Simon (Jason Bateman) y Robyn (Rebecca Hall) son un joven matrimonio que se está instalando en su nueva casa en Los Ángeles, donde se han mudado a causa del nuevo trabajo de él. Mientras hacen compras para decorar su hogar, Simon encuentra a un viejo amigo del colegio Gordon Mosley (Joel Edgerton) al que apenas recordaba y al que apodaba "Gordo" cuando eran pequeños. Gordo se muestra bastante insistente en volver a verlos, les envia tarjetas, regalos y se aparece en la casa cuando Robyn está sola; aprovechándose de su carácter débil y bondadoso, sabe que se sentirá obligada a invitarlo a pasar. La forzada amistad no tiene buenos resultados y Simon decide ponerle fin, pero Robyn sospecha que hay algo más, que hay alguna razón por la que Gordo está tan obsesionado con verlos, y no tarda en averiguarlo. Los hechos del pasado no solo revelan lo que sucedió entre los amigos, sino también cual es la verdadera personalidad de su esposo, ese hombre exitoso que consigue todo lo que se propone, y que en realidad oculta una personalidad controladora y violenta. Gordo llega a completar este triangulo, rompiendo los vínculos y la confianza entre la pareja, y recién al final de la historia sabremos sus verdaderas intenciones. Sospechamos que quiere vengarse, pero no sabemos cómo, y esa incógnita llena la historia de tensión, nada es lo que parece y todo lo que al principio parecía fuerte comienza a desarmarse a medida que avanza el relato. Joel Edgerton tiene una larga y exitosa carrera como actor, guionista y productor. Ahora debuta en esta historia como director con muy buenos resultados. Los tres actores construyen brillantemente sus complejos personajes, quienes atraviesan una enorme transformación a lo largo de la historia. Sorprende Jason Bateman a quien en general vemos en comedias, interpretando aquí a un hombre manipulador y egocéntrico. "El Regalo" es una historia tensa, oscura, más cercana al drama que al terror, pero un verdadero thriller que por momentos abusa de los golpes de efecto y sobresaltos típicos del género, que aquí no son necesarios porque las excelentes actuaciones de sus protagonistas y la pulcra dirección son suficientes para construir todo el suspenso necesario, en este interesante thriller psicológico.