La directora Victoria Galardi, responsable de Amorosa Soledad y Cero Bayo, regresa con una comedia dramática –coproducción entre Argentina y España- que a pesar de tocar temas atrayentes y de tener un gran elenco, no deja de sentirse desaprovechada y aburrida. La fiesta que no fue Ana es una actriz española que vive desde hace ocho años en Argentina. Lucía, su mejor amiga, está divorciada de Bruno, con quien tiene una hija, Abi. Mientras Lucia y su nueva pareja hacen un pequeño viaje, Ana acepta cuidarle la casa. Cuando Bruno pasa a buscar a Abi para llevarla a su casa, se reencontrará con Ana, a quien no ve desde hace dos años. Allí nacerá (¿o renacerá?) entre ellos una atracción que dará paso a un intenso romance. Pero la culpa y la mentira, aparte del miedo de perder a Lucia, hacen estragos en Ana, quien deberá contarle tarde o temprano a su mejor amiga lo que está ocurriendo. Nunca asistas a este tipo de fiestas Salí indignado con lo que había visto en la proyección de Pensé que iba a haber fiesta. Pero más indignado quedé mientras leía al respecto y descubrí que la realizadora detrás del mismo era Victoria Galardi, quien anteriormente había dirigido el buen film Cerro Bayo y, según mi humilde opinión, una de las mejores películas Argentinas de los últimos años: Amorosa Soledad. Esta indagación se debió a dos cosas en particular, la primera y principal es a la calidad del film (sobre el cual voy a comenzar a hablar más detalladamente en breve), pero la segunda es que pensé que Pensé (valga la redundancia) que iba a haber fiesta era obra de un director primerizo, ya que comete todos y cada uno de los errores que se suelen ver en las operas primas de ciertos cineastas argentinos. Recuerdo hace muchos años, cuando yo era tan solo un purrete, haber visto un poster en la calle. No recuerdo muy bien qué película era, pero le dije a mi viejo que caminaba conmigo que quería ir a ver esa película. Mi viejo, un consumidor ocasional de cine Hollywoodense, lo inspecciona y con un gesto de desaprobación dice las palabras: “No, es argentina”. Esas palabras se quedaron conmigo y a lo largo de los años las escuche una y otra vez y siempre de la boca de distintas personas. Con el tiempo descubrí lo que quieren decir con “es argentina”. El espectador promedio, el tipo que labura todo el día y quiere escaparse un rato al cine y divertirse, usa el término “es argentina” para definir a un film nacional aburrido, pretencioso y en el que “no pasa nada”. Si mi viejo hubiera ido a ver, de mera casualidad, Pensé que iba a haber fiesta, cuando alguien le preguntara que tal estuvo le película diría: “yyyy… es argentina”. Desde el comienzo del nuevo (ya viejo) cine nacional, muchas cosas cambiaron. Películas como Nueve Reinas, El Secreto de sus Ojos o incluso Amorosa Soledad de la misma Galardi hicieron que tipos como viejo ya no tengan el mismo derecho a decir con total impunidad: “es argentina”. Pero por desgracia, con Pensé que iba a haber fiesta tengo que darle la derecha a mi viejo. Pensé que iba a haber fiesta es una película para pocos, que (sacando que sea vista en otro circuito) no justifica el valor de una entrada al cine al precio que se encuentra hoy. El cine nacional es también una industria, donde hay trabajadores y es necesario que alguien lo consuma para que puedan subsistir, pero con films así estamos retrocediendo casilleros. Ojo, con esto no quiero decir que toda película nacional deba ser de género y deba atraer al espectador promedio. Simplemente me estoy limitando a lo que se ve en Pensé que iba a haber fiesta, un film con un presupuesto más que decente que no se decide a qué tipo de espectador quiere atraer. El principal problema de Pensé que iba a haber fiesta está en su guión, que pareciera escaparle al conflicto. Si bien la historia no derrocha originalidad, los temas que pretende tocar Galardi deberían ser lo suficientemente interesantes para engancharse durante una hora y media. Pero no es el caso. Mientras uno ve la película da la sensación de que Galardi está más preocupada en poner música de onda y dejar que el personaje de Ana baile en pantalla durante varios minutos antes que profundizas en el romance que hay entre ella y Bruno, por ejemplo. El film se siente como una gran planicie, casi nada de lo que ofrece logra moverle un pelo al espectador, hasta que llega el final. Cuando Galardi recuerda que tiene un interesante conflicto entre manos nos entrega unas pequeñas migajas y luego viene la famosa pantalla a negro, corren los títulos, fin. Si Galardi en esta ocasión intentó hacer un film más intimista, lamentablemente no le funcionó. Grandes directores intentaron hacer este tipo de cine y mordieron el polvo. Intimista no es simplemente dos o tres locaciones y dos o tres actores en escena. Ese cine requiere de un importante trabajo desde la dirección de actores y un guion lo suficientemente fuerte para mantenerlo, cosas que aquí faltan. Sin ir más lejos hubo buenos ejemplos de cine intimista bien hecho en el último BAFICI, como Hawaii de Marco Berger. Pero en Pensé que iba a haber fiesta el personaje de Ana no transmite absolutamente nada, el guión no nos dice absolutamente nada tampoco, no pasan demasiados minutos antes de que el espectador comience a aburrirse y que le importe poco y nada el destino de Ana, Bruno o Lucia. Cabe destacar también la poca (o nula) química que hay entre las actrices Elena Anaya y Valeria Bertuccelli, quienes deberían estar interpretando a mejor amigas pero que nunca logran mostrar una relación mínimamente convincente. A pesar de todas las fallas hay varias cosas para rescatar del film y de Galardi. Primero y principal es que cuando la película quiere ser graciosa, es graciosa. Galardi (como se vio en Amorosa Soledad) tiene una buena habilidad para la comedia y hasta logra que la película se ría de sí misma, pero lamentablemente estos momentos no son demasiados. Todo el elenco en general entrega buenas actuaciones y hacen lo mejor que pueden con lo poco que tienen. Técnicamente la película está impecable, con un excelente trabajo de sonido y de fotografía. Conclusión Pensé que iba a haber fiesta es el tipo de película que le da mala fama al cine nacional. Es pretenciosa y aburrida y pareciera tener miedo de entrar en detalle cuando surgen los conflictos. Si bien técnica y actoralmente está bien, a nivel guión dice poco y nada, con personajes intrascendentes que aparecen y desaparecen en pantalla sin que nos importe su destino. De más está decir que no recomiendo el film y no es una película por la cual pagaría para ver, aun así espero con ganas el nuevo proyecto de Galardi ya que una directora capaz de darnos algo mucho mejor de lo que se vio aquí.
En 1994 Danny Boyle sorprendía al mundo con un pequeño film de suspenso llamado Tumbas al ras de la Tierra. Hoy, casi 20 años después, regresa al género que lo vio nacer con En Trance. Una cinta que está lejos de sus mejores trabajos, pero aun así guarda agradables sorpresas. Y… ¿Donde está la pintura? Simon trabaja en una importante casa de subastas de arte en Londres. Junto a una banda de criminales liderada por Franck planean el crimen perfecto, robar una pintura de Goya valuada en más de 25 millones de Libras Esterlinas sin que nadie resulte herido en el intento. Pero durante el asalto algo sale mal. Simon, la única persona que sabe donde está escondida la pintura, resulta golpeado y pierde la memoria a causa de ellos. Sin ninguna cura posible para la amnesia (salvo tiempo y paciencia), Franck decide recurrir a Elizabeth, una hermosa hipnoterapeuta, para que busque la respuesta en los rincones más oscuros de la mente de Simon. A medida que Elizabeth hace su trabajo la fina línea entre la verdad y la mentira y también entre el sueño y la realidad, comenzará a desaparecer. Un misterio poco misterioso En la carrera de Danny Boyle, En Trance está un paso más arriba de 127 Horas, quizás su trabajo más flojo hasta el momento junto con La Playa. Y aunque está lejos de ser una película perfecta, aun con las cosas que se le pueden criticar, es la dirección de Boyle lo que saca al film a flote. En Trance es la remake de una película hecha para TV en el año 2001. El guión fue re-adaptado por Joe Ahearne, su escritor original, y por John Hodge, guionista de algunos de los primeros films de Boyle, entre ellos Trainspotting. El principal problema de En Trance está en lo flojo de su historia, si bien la originalidad de la trama no es un inconveniente, si lo es el tratamiento del misterio. Tal como leyeron más arriba, el film gira en torno a una pintura perdida que tiene que ser encontrada. El guión de Ahearne y Hodge no se esmera en construir demasiado misterio alrededor de esto, en cambio si alrededor de sus personajes y sus verdaderas intenciones. El problema aquí es que esto llega ya pasada la mitad de la película, cuando la historia comienza a perder fuerza e impacto debido a una trama demasiado convulsionada. Junto con estas revelaciones también llega un giro tras otro que no hace más que crear confusión y volver por demás de complicada una historia que, desde un comienzo y para su propio bien, nunca debería haberlo sido. Llegando a los minutos finales, la película va a esperar que el espectador se tome el asunto de la hipnosis lo suficientemente en serio para poder quedar satisfechos con la resolución. A pesar de todo, el guión de Ahearne y Hodge tiene algunos detalles más que interesantes. Como en gran parte de las películas de Boyle, la culpa y la redención juegan un papel importante. También es muy interesante la ambigüedad que se va revelando en sus personajes, los buenos no son del todo buenos y los malos no son del todo malos. Boyle, tal como nos tiene acostumbrados, muestra sus mejores armas desde la dirección, entregando un film elegante y estilizado pero a la vez vertiginoso, al mejor estilo Guy Ritchie en sus buenas épocas. Gran parte de esto se debe a un brillante montaje y una fantástica fotografía, a cargo de Jon Harris y Anthony Dod Mantle. En el elenco resaltan los trabajos de James McAvoy y Rosario Dawson, esta ultima entregando probablemente la mejor actuación de toda su carrera. Conclusión A pesar de sus problemas, En Trance es un film técnicamente impecable que entretiene y te mantiene adivinando hasta el final. Quizás lo convulsionado de la trama y la cantidad de giros del guión termine generando confusión por momentos, pero Boyle hace maravillas desde la dirección para nunca dejar que la película decaiga por completo.
El director colombiano Andi Baiz, responsable de Satanás y La Cara Oculta, dos de los mejores exponentes del cine latinoamericano contemporáneo, nos trae Roa. El film relata los días previos al asesinato del líder político Jorge Eliécer Gaitán en manos de Juan Roa Sierra, hecho que terminaría dando lugar a El Bogotazo y posteriormente a La Violencia, uno de los periodos más nefastos de la historia Colombiana. Roa es una coproducción entre Colombia y Argentina. El crimen que cambió la historia Juan Roa Sierra está desempleado y con una esposa e hija que mantener. La búsqueda de trabajo no está nada fácil tampoco. Un día, casi sin querer, conoce a su ídolo personal y futuro candidato presidencial de Colombia: Jorge Eliécer Gaitán. Luego de una amistosa charla este le entrega su tarjeta personal. Inmediatamente, Roa ve aquí su oportunidad, se pone su mejor ropa, ensaya su mejor discurso y se dirige a las oficinas de Gaitán para ofrecerle sus servicios, ya sea como chofer o guardaespaldas o lo que necesite, pero muy amablemente Gaitán rechaza su oferta. Roa deja la oficina completamente desilusionado y poco a poco comenzará a culpar a Gaitán de todas las desdichas de su vida. Es así como ideará un torpe plan para asesinarlo. Pero cuando pareciera que Roa por fin logrará encaminar su vida y deja atrás este delirio, unos misteriosos hombres descubren lo que estuvo a punto de hacer y comenzarán a presionarlo y a amenazarlo para que asesine a Gaitán de una vez por todas. En la mente del asesino Uno sale de una película como Roa con gusto a poco. Esto es debido al gran potencial que tenia la historia, tanto la personal de Juan Roa Sierra y como la del país en aquel momento. Andi Baiz decidió dejar a un lado lo que ocurría en Colombia a mediados del Siglo XX y centrarse en como Roa decide y por ultimo lleva a cabo el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán. Si bien Mauricio Puentes en el papel de Roa está no menos que fantástico, el guión (también del mismo Baiz) hace agua en lo que al desarrollo del personaje respecta. El director no se toma el tiempo suficiente en plantear que Roa no era un hombre de todo cuerdo, por lo que la decisión de cometer el asesinato termina pareciendo arbitraria y apresurada. Se dice que Roa era esquizofrénico, que poseía delirios de grandeza y que era un aficionado a la mística, y se dice que todas estas cosas juntas, sumadas a la desilusión de ser rechazado por Gaitán, lo llevaron a tomar la decisión de asesinarlo. El problema aquí es que somos testigos de gran parte de estas cosas luego de que Roa ya tomó una decisión con respecto a Gaitán y cuando el espectador ya casi comienza a perder el interés. Catalina Sandino Moreno -nominada al premio Oscar hace un par de años por María Llena Eres de Gracia- interpreta a María, la esposa de Roa, pero su papel nunca le da la suficiente oportunidad para lucirse. Todo lo contrario con Santiago Rodríguez, quien interpreta a Gaitán con el suficiente poder y carisma de un futuro líder. A lo largo de la película encontrarán algunas caras conocidas para los argentinos como Arturo Goetz y el ex Bridada Z y bañero más loco del mundo, Alberto De la Rosa. Aunque sin terminar de caer por completo, el relato avanza a los tumbos. Muchas escenas parecen reiterativas y resulta difícil no aburrirse, aunque Andi Baiz guarda lo mejor para el climax. Cuando empiezan a correr los títulos uno se queda con ganas de ver más, pero no es justamente por lo buena que fue la película, sino porque da la sensación de que lo mejor estaba por venir. Roa cuenta con un importante trabajo de reconstrucción histórica, la Bogotá del 2013 está lejos de parecerse a lo que era la Bogotá en el año 1948 y en este aspecto el equipo de producción hizo un trabajo impecable. Lo mismo con el vestuario y la fotografía. Técnicamente Roa no tiene absolutamente nada que reprochar. Conclusión Andi Baiz escribió y dirigió un thriller psicológico con tintes políticos que no termina de cerrar por ningún lado. Por unos momentos se siente apresurado y por otros se siente lento, el film recién encuentra su mejor ritmo en la última media hora. Aun así, las fantásticas actuaciones y una gran labor en todos los aspectos técnicos hacen que Roa sea una película aceptable, pero que podría haber sido mucho más. Si disfrutaron del film (o más aun si no lo hicieron) les recomiendo que lean sobre Roa y sobre La Violencia, tal como se llamó al periodo posterior al asesinato de Gaitán, ya que hay muchas cosas que la película deja afuera y son por demás de interesantes.
Tu Amor, Mi Perdición (Au Galop en su idioma original) es el primer trabajo como director y guionista del actor francés Louis-Do de Lencquesaing, a quien pudimos ver recientemente junto a Juliette Binoche en Elles. De amor y de infidelidad Ada (Valentina Cervi) lleva una feliz relación con su pareja, con quien tiene una hija y planea casarse pronto. Paul (el mismo Louis-Do de Lencquesaing) es escritor, divorciado y vive solo con su hija. Luego de un casual encuentre entre ambos, Ada comienza a enamorarse de Paul, lo que la lleva a cuestionarse la vida que construyo y con la que se creía contenta. Mientras intentan por mantener su relación oculta, Paul deberá lidiar con la reciente perdida de su padre y con su invasora madre. Un amor incompleto Aunque Tu Amor, Mi Perdición es una buena opera prima y un comienzo esperanzador para Louis-Do de Lencquesaing como realizar, pero se podría decir que el resultado es un tanto desparejo. Tanto Lencquesaing como Cervi hacen dos excelente trabajos en los papeles principales y ambos son los responsables de que la película, mas allá de sus fallas argumentativas, funcione. Esto es porque, a pesar de haber hecho un gran trabajo actoral y de dirección, al guión de Lencquesaing se lo nota un tanto incompleto. En sus poco más de 90 minutos, el film intenta tocar temas como el sexo, el amor, la infidelidad, la muerte y su posterior duelo y, en la mayoría de los casos, se queda corto. A pesar de que el conflicto más importante de la película recae sobre el personaje de Ada, el guión no deja de centrarse en Paul, el escritor divorciado que acaba de perder a su padre. Ya sea un simple problema narrativo o un hecho deliberado de toques narcisistas por parte del guiónista/director/actor, no caben dudas de que el film pierde un gran peso en lo que a dramatismo respecta debido a eso. Mientras Ada se cuestiona entre la vida que tiene junto a su futuro esposo y su hija y entre la vida que puede llegar a tener junto a Paul, el film deja pasar innumerables oportunidades de profundizar en el personaje interpretado por Cervi, dejándonos solo con sus decisiones ya tomadas, las cueles no nos queda más remedio que aceptar y continuar con la historia. A pesar de esto, Cervi hace un gran trabajo con Ada, creando personaje a primera vista fuerte y estructurado, pero a la vez vulnerable. Lencquesaing también muestra su mejor faceta en el plano actoral, siempre encantador pero con un aire a “perdedor”, alguien a quien la vida le paso por al lado casi sin darse cuenta. En los papeles secundarios se luce la veterana actriz Marthe Keller como la madre de Paul, quien acaba de perder a su esposo y le está costando trabajo realizar su duelo. Los problemas de Lencquesaing como realizador se limitan simplemente al guión, ya que su dirección, tanto técnica como de actores, es impecable. El filmtambién tiene una muy correcta fotografía a cargo de Jean-René Duveau, quien hasta el momento la mayoría de sus trabajos habían sido en cortometrajes. Conclusión Madura y melancólica, Tu Amor, Mi Perdición es una buena película a pesar de sus fallas narrativas. El film funciona a base de buenas actuaciones y una simple pero efectiva dirección. Si bien el cine francés toco una y mil veces temas como el amor, el sexo, la infidelidad y la muerte, y de mejor manera, la película es un buen comienzo para Lencquesaing en esta nueva etapa como realizador. Uno simplemente se puede preguntar que pudo haber sido de este film si el guión hubiera estado en manos de una persona más experimentada, ya que aparte de eso hay muy poco para criticarle. Aunque desaprovechado y con gusto a poco, la película da en las teclas correctas cuando tiene que hacerlo.
Victor Laplace co-dirige, co-escribe y protagoniza Puerta de Hierro, donde se mete nuevamente en la piel del Gral. Juan Domingo Perón. El film, que ya tuvo su estreno en el 27° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, llega por fin a las salas comerciales de nuestro país. La Casa del Pueblo Puerta de Hierro es el nombre que se le dio a la casa que habito Perón en las afuera de Madrid durante gran parte de su exilio. Allí vivió junto a su esposa y futura Presidenta Isabelita y su secretario personal, Lopez Rega, quien más adelante crearía la salvaje Triple A. Desde Puerta de Hierro Perón lideró la resistencia y la lucha de un pueblo mientras recibía visitas de líderes montoneros, sindicalistas, militares, opositores y estudiantes. Puerta de Hierro fue testigo de muchas charlas y secretos, pero por sobre todas las cosas, fue donde se alojo un hombre derrocado y derrotado, con sus alegrías, tristezas y contradicciones. De un Gaucho Desterrado Puerta de Hierro es una de las mejores sorpresas que tuve en lo que va del año. Desconocía por completo la existencia de este film hasta dos días antes de ir a verlo. No muchas veces se me presenta la oportunidad de ver una película sin saber nada al respecto o sin siquiera haber visto un avance. Cuando me senté en la sala y se apagaron las luces supe al poco tiempo con lo que me iba a encontrar. Contada en tono de memorias a través de cintas de audio grabadas por el mismo General, la historia comienza con una escena sutilmente filmada sobre el bombardeo de 1955 a Plaza de Mayo. Este es el puntapié inicia del exilio de Perón, que lo llevará primero a Panamá (donde conoce a una bailarina que resulta ser Isabelita) y finalmente a su destino, Puerta de Hierro, en la afueras de Madrid. Victor Laplace, a quien debo reconocer conozco más de su trabajo en TV que en cine, hace una de sus mejores interpretaciones. A diferencia del Juan Domingo Perón que interpreta en Evita, junto a Esther Goris, aquí encara su personaje desde la vulnerabilidad y la melancolía. Si bien Perón nunca termina por caer y lucha por regresar a su Argentina, quedan en evidencia sus tristezas, sus dudas y contradicciones. Victoria Carreras también hace un fenomenal trabajo como Isabelita, y lo mismo con gran parte del elenco secundario, Javier Lombardo, Natalia Mateo y Adolfo Yanelli solo por nombrar algunos. Los co-directores Laplace y Fernandez, al igual que D’Agostino en el guión, encontraron la forma correcta de relatar esta historia. Sin bien uno sabe que está viendo el exilio de un Presidente y su lucha por los intereses políticos del país que ama, la película traza un fuerte paralelismo con el Martin Fierro, de José Hernández. Libro que Perón lee a lo largo del film a su amiga y confidente, una sastre española llamada Sofía. Aquí es donde se acentúa la verdadera historia detrás de la película, dejando en claro que Perón también era un hombre que sufría el desarraigo y el destierro y, al fin y al cabo, esta es una historia que merece ser contada. La historia no avanza sin algunos baches a lo largo del relato, esto es debido a que algunas escenas parecieran figurar solamente para sumarle a la mítica figura de Perón más que para la historia en sí. Aun con estos baches, la película tiene momentos de importante dramatismo como la excelente escena en que llega a Puerta de Hierro el cuerpo de Evita, luego de haber estado desaparecido por dos décadas. No vale la pena indagar tanto aquí ya que les estaría privando que disfruten por ustedes mismos una de las mejores secuencias del film. También es digno de destacar la maravillosa recreación histórica que se logró en Puerta de Hierro, tanto con el vestuario como con las locaciones. La película también tiene sus fallas, y una de ellas, y quizás la más importante, es la banda de sonido. ¿Por qué será que el cine nacional aun no puede musicalizar correctamente una película? ¿Por qué seguimos musicalizando como si esto fuera la novela de las nueve de la noche? Esto es algo que me escapa, y si bien no es suficiente para tirar abajo el film, es algo que me pregunto luego de cada película nacional que veo. Conclusión Puerta de Hierro es una gran película acerca de un importante momento de nuestro país y no muchas veces explorado en el cine de ficción. Aun si carece de objetividad a la hora de retratar a Juan Domingo Perón y contar la historia de su exilio con todos sus matices, es una película digna de ser vista y apreciada. Su mayor acierto está en la interpretación de Laplace y su capacidad para permitirnos ver lo que hay mas allá de la figura del ex-Presidente, un hombre mas y su sufrimiento.
Directo desde España nos llega Tadeo: El Explorador Perdido, film que se hizo con tres premios Goya incluyendo el de Mejor Película de Animación del 2012. Dirigida por Enrique Gato este cuasi homenaje ibérico a Indiana Jones tiene una larga historia que comenzó con su creación en el 2001 y, luego de varios cortos, la idea creció hasta convertirse en un largometraje. Indiana a la española Tadeo es un albañil que vive en la ciudad de Chicago, en Estados Unidos. Desde muy pequeño sueña con ser un arqueólogo famoso e ir de aventura en aventura descubriendo artefactos antiguos. Un día, tras ser despedido por su jefe, visita su amigo el Profesor Humbert, quien dirige el Museo Metropolitano de la ciudad. Allí, sin esperarlo, Tadeo comenzará una gran aventura que lo llevará hasta Perú y tras la búsqueda un tesoro Inca perdido. Pero las cosas nunca son tan simples, Tadeo y sus amigos Sara y Freddy no son los únicos tras las pistas de este secreto. Una corporación maligna de cazatesoros les pisa los talones para hacerse con el descubrimiento. Tadeo Jones y el Reino del Aburrimiento Se podría decir que Tadeo: El Explorador Perdido es dos películas en una. Por desgracia esto es una película mala y otra buena. Esto se debe a que, en los aspectos técnicos, el film no tiene absolutamente nada que envidiarle a producciones norteamericanas como las de Pixar o los estudios Dreamworks, pero narrativamente no podría ser más mediocre. Antes de sumergirnos en lo malo, comencemos por lo bueno. La animación del film es simplemente perfecta. Las locaciones generadas por computadora en mucho de los casos parecen reales y lo mismo las acciones de los personajes. La película no desaprovecha para nada su conversión a 3D, desde los primeros minutos, cuando vemos a un helicóptero volando sobre un rio con acantilados a los costados, quedamos impresionados y durante el resto del film esto nunca decae. Pero si bien técnicamente la película no tiene nada que envidiarle a Pixar, narrativamente es otra cosa completamente diferente. Si algo hace que tanto el público adulto como los niños amen films como Toy Story, Wall-E o Ratatouille, es que detrás de los chistes y la animación hay una temática que nos atrapa a nosotros los grandes. Tadeo: El Explorador perdido es absolutamente lo contrario, el film está hecho pura y exclusivamente para niños, pero con guiños que solo los adultos podrán captar. Esto termina provocando que por más que nos aburramos durante los 90 minutos, en algún momento larguemos alguna que otra carcajada mientras que los niños no entienden absolutamente nada de porque nos reímos. La película cuenta con infinidades de “homenajes” a Indiana Jones, Star Wars e incluso hay un chiste sobre Ricky Martin (¡!). Pero el principal problema de Tadeo está más allá y es lo básico de su guión. Hacer una película que apunte a un público infantil no significa que podamos descuidar este aspecto, o al menos eso no debería servir como excusa. Más allá de lo bueno de su mensaje, da la sensación que lo que busco Enrique Gato aquí es meter unas cuentas escenas de acción y simpáticos personajes para mantener a los niños entretenidos a lo largo de la película, y probablemente eso si lo haya logrado. Conclusión Hay poco y nada en Tadeo: El Explorador que nosotros los adultos encontremos interesante. Es una película que se ve muy linda, pero se la siente vacía. Si bien mi puntaje final sería un 40% entiendo que yo no soy el público al que apunta este film. No puedo asegurarle a los más grandes que vayan a pasar un buen rato pero no tengo dudas de que los más chiquitos le sacaran un mayor provecho a la película, por lo cual le otorgo un 10% extra.
Nicolas Cage y el director Simon West vuelven a unir fuerzas luego del espectáculo de acción noventoso que fue Con Air. Contrarreloj es un thriller de acción en la línea de Búsqueda Implacable que pretende sacar provecho del sorpresivo éxito que fue el film de Liam Neeson. Pero lamentablemente un guión trillado y sin sorpresas, aparete de personajes poco agraciados, hacen que Contrarreloj no sea más que un simple y olvidable pasatiempo. El Buen Ladrón El ex ladrón Will Montgomery (Nicolas Cage) es liberado de prisión luego de 8 años por un asalto que no terminó del todo bien. Su primer destino al salir de la cárcel es visitar a su hija Alison, a quien no ve desde que fue arrestado. Alision, hoy una adolecente, guarda un rencor contra Will por haber sido un padre ausente. Pero luego de una breve reunión entre ambos las cosas cambiarán repentinamente. Vincent (Josh Lucas), un viejo compañero de Will al que todos creían muerto, toma de rehén a Alison, dejándola en el baúl de su taxi mientras maneja por la ciudad. A cambio de su vida Vincent quiere $10 millones de dólares que, según cree, Will se quedó luego del último trabajo que realizaron juntos. Obviamente Will no tiene ese dinero, pero deberá conseguirlo en tan solo 12 horas si quiere volver a ver viva a su hija. Mirando el reloj Se dice que hay dos tipos de personas en el mundo. A los que les gusta Nicolas Cage, y a los que no. Yo soy parte de ese primer grupo. Nicolas Cage tiene excelentes películas como Educando a Arizona, Adaptation, Lord of War, Corazón Salvaje y seguramente estoy dejando de lado algunas más. Incluso disfruto de muchas de varias de sus películas que son consideradas malas por la opinión popular, como The Wicker Man u Ojos de Serpiente. Hay algo en Cage que me parece divertido y eso es su entrega en cada papel, incluso si el guión del film en el que está trabajando es desastroso, su sobreactuación vuelve a la película inmediatamente más tolerable. Por desgracia Contrarreloj entra en un grupo de películas de Cage que no son buenas, ni tampoco son tan malas que son buenas. Contrarreloj es simplemente mediocre en todos los sentidos. Si bien la película es correcta en todos los planos, no sobresale en ninguno. Cage intenta hacer su mejor imitación de Liam Neeson, pateando traseros para recuperar a su hija. Josh Lucas como el villano de turno se ve menos amenazador que un bebe vestido de marinerito y Danny Huston (hijo de la leyenda John Huston), como el detective que intenta seguirle el paso a Cage y compañía, hace lo mejor que puede con lo poco que tiene hasta que su personaje toma un giro absolutamente arbitrario y sin sentido sobre el final del film. West es un experto en filmar escenas de acción (sino véase Con Air o Los Indestructibles 2) pero en este caso pareciera que está intentando sacarle jugo a una papa, por hacer un paralelismo burdo. La acción, la mayoría de las veces, está forzada a más no poder, llegando al punto de musicalizar como si fuera una gran persecución una escena que Nicolas Cage maneja por la ciudad de un punto A a un punto B, sin ningún tipo peligro o amenaza. Los giros de la trama (si los podemos llamar así) se ven venir a la distancia. El guión de David Guggenheim es un thriller de manual, no se molesta en moverse ni un centímetro más allá de las reglas o situaciones típicas del genero. Lo que termina dejando en el espectador esa horrible sensación de que esto ya se vio una y mil veces. Conclusión Contrarreloj es la mejor definición de una película mediocre, ni siquiera se esfuerza en ir un poco más allá, por lo cual termina aburriendo rápidamente. Película recomendable solamente para fanáticos del género o de Nicolas Cage. Caso contrario, esperan a que salga en cable y puedan disfrutarla un sábado lluvioso o una noche de insomnio, momentos en el que seguramente se le puede sacar un mayor provecho.
Julie Depley, aquella hermosa chica francesa de la que todos nos enamoramos un poquito en Antes del Amanecer, se sienta una vez más en la silla del director para traernos una película bien distinta a las que nos tiene acostumbrados. Luego de Dos Días en Paris, una comedia bien al estilo Woody Allen, y el drama histórico La Condesa, sobre una condesa Húngara del siglo 17 que solía bañarse en sangre de vírgenes para mantener su belleza, nos trae Verano del 79 (o Le Skylab en su idioma original, algo así como El Laboratorio Espacial) una comedia dramática sobre la familia, el amor y el despertar sexual. Recuerdos que no voy a olvidar Tal como el título del film lo indica, es el verano del año 1979 y la primera estación espacial de investigación norteamericana impactará contra la tierra en pocos días más. Mientras tanto, en algún lugar de Bretaña, Francia, una numerosa familia se reúne para celebrar el cumpleaños número 67 de abuela Amandine. Entre todos los que asisten se encuentra Albertine, una simpática niña de 11, hija de padres intelectuales, que teme que el laboratorio espacial impacte sobre su familia creando una verdadera tragedia. Pero mientras Albertine se prepara para lo peor, a su alrededor ocurren distintas situaciones familiares de las que ella será testigo, y al mismo tiempo comenzará a experimentar el primer amor y el temprano despertar de su sexualidad. A mitad de camino Creo que la mejor forma de definir el nuevo trabajo de Depley es con el refrán que dice: “el que mucho abarca, poco aprieta.”. La actriz/directora/guiónista francesa intento en menos de dos horas condensar temas tan complicados como la política, el amor, la sexualidad e incluso la muerte, y en ninguno de los casos (aunque en algunos más que otros) llega a profundizar demasiado en ellos. Cuando la película comienza nos encontramos con una Albertine ya entrada en los 40 años, que durante un viaje en tren comenzará a recordar ese particular momento de su infancia que fue la reunión familiar en la casa familiar de Bretaña. Eso ya nos deja en claro que, de ahora en mas, veremos la película a través de los ojos de ella. Aquí encontramos uno de los primeros problemas, ya que luego de una entretenida introducción de todos los personajes con Albertine paseando de una punta de la casa a la otra saludando a cada uno de ellos, de un momento a otro el punto de vista cambia, situándose en ninguno en particular y mostrando situaciones o interacciones que poco hacen para avanzar la historia. Esto se extiende por muchos minutos más de los que debería, dejando al espectador un tanto desconcertado, pero sobre todo, aburrido. Luego Depley, sin ninguna razón aparente, vuelve a retomar el punto de vista y nos centramos nuevamente en Albertine. El guión de Depley está basado en una experiencia personal de su infancia y se nota que no quiso dejar nada afuera, pero lamentable e inevitablemente, cada vez que se comienza a trabajar un tema o una temática interesante, la historia rápidamente pasa a otra cosa, dejándonos con un sabor a poco o esperando que en algún momento se retome, algo que nunca ocurrirá. Si bien no es particularmente un problema del film, la película por momento requiere que el espectador esté al tanto, o por lo menos familiarizado, con la situación política y social del país galo a fines de los años 70. Aunque peca de ser un tanto costumbrista, ver Verano del 79 en Argentina, sería una experiencia similar a la de ver Esperando la Carroza en Francia. El disfrute del film en general poco y nada tendrá que ver con esto, pero si es importante para poder captar referencias, chistes o discusiones ligadas directamente a ese momento. Conclusión Verano del 79 es el trabajo más flojo de Julie Depley como realizadora hasta ahora. En un intento por retratar a la familia, una época y la pubertad, la guiónista y directora se pierde en el camino. Por momentos aburrida, pero siempre actuada con frescura (sobre todo por los más pequeños del elenco) la película roza temas importantes, sin profundizar demasiado. Si bien luego de un comienzo prometedor la película decae y pareciera no avanzar, todo levanta una vez que Depley encuentra nuevamente el rumbo adecuado, aunque para ese entonces ya es un tanto tarde.
¿Zombies enamorándose? ¿A esto llegó el género? Parece que sí, y llegó para quedarse. Mi Novio es un Zombie –o Warm Bodies, tal es su nombre original y como me referiré al film de ahora en más- es la nueva comedia del director Jonathan Levine (50/50), protagonizada por Nicholas Hoult, Teresa Palmer y John Malkovich. Sin dudas la saga de Crepúsculo tuvo mucho que ver en que esta película sea una realidad, ¿pero eso hace que ambos films sean parecidos? Para nada, Warm Bodies es mucho más de lo que aparenta a primera vista y a continuación te voy a explicar porque. Cuerpo Frio, Corazón Caliente En el año 1968 se estrenó un pequeño film que cambiaría para siempre la historia del cine de terror, este film se llamó La Noche de los Muertos Vivientes y fue dirigido por George A. Romero, un hombre que se transformaría en el padre de los zombies tal como los conocemos hoy. Es importante nombrar esta película ya que gran parte de las reglas del género tuvieron ahí su origen. Y aunque Warm Bodies toma prestadas muchas de estas reglas, también reformula muchas de ellas e incluso se toma la libertad de agregar algunas propias. Al igual que los films de Romero, este comienza en el “segundo acto”. La epidemia ya es cosa del pasado, el mundo está completamente destruido. Mientras los zombies deambulan por las calles y edificios vacíos que quedaron en las ciudades abandonas, los pocos humanos vivos se resguardan detrás de grande muros y sus salidas al mundo exterior se limitan a la búsqueda de remedios o alimentos. R (Nicholas Hoult) es un zombie más, literalmente uno entre millones, y está sufriendo una crisis existencial. A pesar de que no disfruta comer humanos debe hacerlo para subsistir, camina lento y no puede emitir más que unas pocas palabras o gruñidos. Cansado de pasar todo el día en el aeropuerto donde vive, R y otro grupo de zombies decide ir en busca de comida a otro lugar. Así es como se cruzará en el camino de un grupo de humanos que salieron en busca de medicamentos, entre ellos están Julie (Teresa Palmer) y su novio Perry (Dave “hermano de James” Franco). Pero luego de un ataque donde R se devora a Perry, siente de repente una inevitable atracción hacia Julie y decide protegerla. R la lleva al aeropuerto donde vive y nacerá entre ellos una extraña e imposible relación, pero mientras R lentamente se enamora, algo adentro de el comenzará a cambiar, volverá a sentirse vivo nuevamente. Esto es solo el comienzo de algo mucho más grande de lo que cualquiera de los puede imaginar, algo que quizás cambie al mundo en que viven para siempre. Cerebros y algo más Tal como dije anteriormente, Warm Bodies se toma muchas libertades a la hora de adoptar las reglas de las películas de zombies. Aquí los muertos vivientes piensan, hablan, luchan, pegan patadas, corren y algunas cosas más. Algo que seguramente (y lamentablemente) alejará a los puristas del género, pero que en este caso, y a pesar de lo ridículo que pueda resultar por momentos, está todo hecho al servicio de la historia. El film (basado en una novela escrita por Isaac Marion) es una muy libre adaptación de Romeo y Julieta de William Shakespeare, no por nada los protagonistas se llaman R y Julie. La historia también es una mezcla de otras películas de muertos vivientes como Land of the Dead, Shaun of the Dead y Return of the Living Dead. Pero a pesar de las cosas que toma prestadas, Warm Bodies resulta un film bastante original y entretenido. Nicholas Hoult hace un excelente trabajo como R, dotando de vida y emociones a un zombie, cosa para nada fácil. Es el propio Hoult quien se calza la película al hombro y mediante su voz en off nos cuenta directamente las ventajas y desventajas de ser un muerto vivo en un mundo post apocalíptico. Los primeros minutos de película se desarrollan con solides e incluso llega a haber algunos momentos muy inteligentes donde se deja entrever una crítica o mirada irónica a la sociedad actual, pero que lamentablemente no se explota demasiado. Quizás porque la película tampoco pretende ser eso, al fin y al cabo Warm Bodies es una historia de amor a pesar de su trasfondo social. La pareja que conforman Hoult y Teresa Palmer es más que correcta. Palmer da una aceptable actuación pero siempre se termina viendo opacada por Hoult cuando entra en escena. La película sufre un bajón un tanto importante llegando a la mitad. Jonathan Levine tenía entre manos la difícil tarea de hacernos creer que la relación amorosa entre un zombie y un humano es posible, y si bien me complace decir que hizo un buen trabajo, Levine también peca de repetitivo a la hora de mostrar el acercamiento entre estos dos personajes, por lo cual el film comienza a aburrir un poco, mostrando una y otra vez la misma escena, pero de diferente manera. Toda película necesita un villano, y en este caso nos encontramos con otro problema. El primero de ellos es John Malkovich, quien interpreta al padre de Julie y líder de la revolución contra los zombies. El papel no está lo suficientemente desarrollado para justificar el casting de un actor de la talla de Malkovich. Y si bien las pocas escenas en las que aparece hace un buen trabajo, poco y nada tiene que hacer en la historia. Otro de los villanos con los que cuenta el film son los mismos zombies, pero no el mismo tipo de zombie que R. Resulta que con los años, los muertos vivos comienzan a pudrirse y pierden completamente todo los que alguna vez los hizo humanos, tanto por fuera como por dentro. Estos seres oscuros son puro hueso y se guían con instinto animal, por lo que son capaces de matar tanto a humanos como a los zombies más débiles. Aquí nos encontramos con un simple problema de lógica, si estos “flacos” (así se refieren a ellos los zombies de la película) son muertos vivos al borde de la putrefacción ¿Por qué razón saltan como si fueran Spiderman mientras que los zombies más “nuevos” apenas pueden moverse? ¿Por qué corren como si fueran el T-1000 en Terminator 2? ¿Por qué tienen una fuerza casi sobre humana y definitivamente mayor a la de cualquier zombie común y corriente? Ese punto, que resulta de mayor importancia en el desarrollo de película, no tiene explicación alguna. Párrafo aparte merece el fabuloso soundtrak que tiene el film, canciones de artistas como Scorpions, Bob Dylan y Guns N’ Roses se ajustan de manera perfecta al relato e incluso varias de ellas son utilizadas por R a través de un viejo tocadiscos para poder comunicarse con Julie. Conclusión A pesar de lo que el título en castellano o el marketing alrededor de la película pueda hacer suponer, la realidad es que Warm Bodies es una propuesta original y divertida. Aunque por momentos se pierde el hilo argumental y la lógica, el guión de Levine es lo suficientemente inteligente para llevar a la película por el camino correcto. Nicholas Hoult entrega una fantástica actuación y la mezcla justa de comedia y romance deberían ser suficientes ingredientes para pasar un buen rato en el cine. Y si sos fanático del género de zombies (como en mi caso) te va a dar gusto encontrar pequeños homenajes a gente como George Romero o Lucio Fulci.
Las Edades del Amor es la última parte de la trilogía romántica italiana Manuale d’Amore, saga de la cual solo pudimos ver el primer film, estrenado en nuestros cines en el año 2008. Dirigida por Giovanni Veronesi y con Robert De Niro y Monica Bellucci en su elenco, Las Edades del Amor se divide en tres capítulos que pretenden mostrar el amor en las distintas etapas de nuestras vidas, pero el resultado final termina siendo poco inspirado, poco original y poco romántico. Amor a la italiana Como dije anteriormente, el film está dividido en tres episodios que pretenden mostrarnos el amor en diferentes etapas de nuestras vidas: “Juventud”, “Madures” y “Más Allá”. Todos los episodios están unidos por breves monólogos recitados por el mismo Cupido, quien trabaja como taxista y ve el desarrollo de estas historias ocurrir frente a sus ojos. Juventud Roberto (Riccardo Scamarcio) es un joven y ambicioso abogado que está a punto de contraer matrimonio con Sara (Valeria Solarino). Pero cuando la firma para la que trabaja lo envía a Toscana a encargarse de una expropiación de tierras, Roberto se enamora perdidamente de una chica local y comienza a cuestionarse la vida que realmente quiere para él. Madurez Fabio (Carlo Verdone) es un exitoso periodista y presentador de un importante noticiero. Lleva 25 años casado y toda su vida ha sido un marido fiel y un padre ejemplar. Hasta que un día, de pura casualidad, conoce a Eliana (Donatella Finocchiaro) una psiquiatra con quien tiene una aventura de una noche. Pero Eliana terminará estando llena de sorpresas y no dejará que la aventura termine tan pronto, poniendo en riesgo tanto la carrera como el matrimonio de Fabio. Más Allá Adrian (Robert De Niro) es un profesor norteamericano de Historia del Arte radicado en Italia luego de su divorcio. Hace siete años se sometió a un delicado trasplante de corazón y carga sus cicatrices casi como un secreto. Reservado y solitario, Adrian solo mantiene una amistad con el portero de su edificio: Augusto (Michele Placido), hasta que conoce a Viola (Monica Bellucci), la hija de este, y comienzan a florecer en el sentimientos y emociones que había olvidado. Amor… están hablando mal de ti Tengo un grato recuerdo de Manuale d’Amore, el primer film de la trilogía que concluye con Las Edades del Amor. Lo vi años atrás cuando salió en cines y tengo que admitir que lo disfrute mucho. Esta película intenta repetir aquella misma fórmula, pero lamentablemente cae en todos los lugares comunes y comete todos los errores que una buena comedia romántica no debe cometer. Justamente los mejores momentos de Las Edades del Amor llegan cuando funciona como una simple comedia. Resaltando por sobre el resto, el segundo episodio. El primero, “Juventud”, es definitivamente el más flojo de todos. Aunque la historia está bien desarrollada y las actuaciones son aceptables, los diálogos y la musicalización son suficientes para tirar abajo lo que pudo haber sido un aceptable comienzo para esta película. Todo el episodio tiene un gusto telenovelesco, con frases muy armadas y cursis y una música digna de cualquier escena emotiva de cualquier novela de la tarde. “Madurez” es el punto más alto del film e, irónicamente, es el menos romántico de todos. Incluso me arriesgaría a decir que ni siquiera es romántico, ya que está construido como una comedia de enredos. Carlo Verdone y Donatella Finocchiaro se lucen en los papeles principales pero, al igual que en el resto del film, los problema llegan cuando la historia se pone “seria” e intenta dejarnos alguna enseñanza acerca de la vida y del amor. Más allá de eso este capítulo logra sacarnos más de una carcajada, algo que por como venia la película, es digno de mencionar. La única razón de existir del tercer episodio, “Mas Allá”, es debido a la presencia de Robert De Niro y Monica Bellucci como Adrian y Viola, respectivamente. Aunque el episodio es completamente intrascendente y tiene unos buenos momentos (sobre todo llegando al final) De Niro y Bellucci entregan credibilidad a las escenas dramáticas, algo que faltó a lo largo de todo el film. Sorprende escuchar hablar a De Niro en perfecto italiano durante casi todo el relato, pero por alguna inexplicable razón habla en ingles cuando debe hacerlo en voz en off. “Mas Alla” es un episodio simpático y emotivo, pero que narrativamente nos deja con gusto a poco. Conclusión Las Edades del Amor es una película muy despareja y excesivamente cursi para su propio bien. Aunque bien actuada y, por momentos, simpática y graciosa, un guión lleno de clichés y lugares comunes aparte de una pésima musicalización, tiran abajo lo que pudo hacer sido una aceptable forma de pasar dos horas. Con un buen episodio, uno regular y uno malo, simplemente no puedo recomendar esta película a nadie. Si quieren ver buen cine romántico italiano contemporáneo pueden alquilar El Ultimo Beso o incluso la primer Manual de Amor en su video club amigo (si es que aun existe).