La Lealtad en cuatro patas camina con altivez. Debo confesar que además de no poseer mascota alguna, no soy fan de aquellos filmes sobre animalitos buenos y divertidos, que desde la pantalla proponen alguna picardía, y generan complicidad hogareña de cine familiar, es más el año pasado uno terminaba embroncado de ver esa comedia tramposa llamada "Marley y yo", pero ahora luego de ver ésta puedo sostener que no todo es tan asi y que "Siempre a su lado", como aquí han titulado esta versión del filme nipón: "Hachiko monogatari" es muy distinta a lo anterior visto por estos ojos. Basada en un caso verídico, acaecido en los años 20 en Japón, que también resguarda la historia una estatua del fiel Hachiko, perro que durante años fué a esperar a su amo dia tras día a la estación de trenes sin saber que este ya no volvería más. Richard Gere produjo ahora esta versión que se desarrolla en Rhode Island, donde es un profesor de música, casado con Joan Allen (comentario aparte: que le pasó a esta actriz con su cirugía..??? Cambió tanto que ya no parece la de antes!!), y llevan una vida feliz cuando a él se le cruza un cachorrito perdido en una estación, luego de idas y venidas, se convertirá en fiel mascota hasta que un día su amo no regrese del diario viaje en tren a su trabajo. Con una perspectiva poco usual de ubicar la cámara como posiblemente nos observen los animales, con destacadas tomas y planos del can, sus gestos perrunos, su jadeo, y su forma de comunicarse con el dueño, el director Lasse Hallstron brinda una más que prolija y honesta apuesta, donde el animalito pasa a ser el protagonista, y Gere su secundario. De manera simple la trama nos ofrece el sentido de la lealtad, el honor y el amor mutuo entre dos seres como pueden ser -o siempre lo son-, una mascota y su dueño, yendo más lejos y hablando también de la lealtad y la fidelidad, por ejemplo algo curioso pasa cuando el perro no acepta jamás jugar a la pelota ni aprender ninguna gracia, uds verán el porqué. Sin gansadas de comedia, sin personajes "malos", sin ninguna rebuscada línea, se propone una digna peli. Hachiko -su nombre de origen oriental tiene su significado- hará que nosotros soltemos nuestras emociones, y veamos con beneplácito una propuesta cargada de genuino amor al prójimo animal.
La Caldera del Diablo Hace muy poco tuve oportunidad de volver a ver "La patagonia rebelde", clásico autóctono dirigido por Héctor Olivera, un realizador en algún momento polémico, pero correcto profesional con títulos excelentes como éste citado, pero también con algunos pasos en falso por otras pelis olvidables. Ahora Olivera retomó a su avanzada edad por la buena senda: "El Mural" es un muy buen ejemplo de cine nacional. Desde el vamos, al cine se le caen las babas por la historia fascinante del Imperio Botana y su diario "Crítica" -hay que recordar que fué uno de los más populares y leídos matutinos, que allá por los años 30 llegó a tirar 300 mil ejemplares por dia, que reite de "Clarín"-, su creador Natalio Botana, era algo así como su simil editor norteamericano: William Randolph Hearts, a quién Orson Welles reflejó en "El Ciudadano", era un sibarita, un innovador, un fastuoso hombre rodeado de la crema de su época, dueño de una increible estancia en Don Torcuato con 30 habitaciones, poseedor de Rolls Royce, amante de mujeres famosisimas como Josephine Baker, etc, casado con una mujer que aunque millonaria apañaba anarquistas, y tenía una relación tensionante con sus hijos, es decir todo este material daba para hacer una pelicula atrapante, y Olivera lo logra afortunadamente. Botana en la trama recibe y cobija en su estancia al pintor mejicano David Alfaro Siqueiros, quién imposibilitado de plasmar un gran mural al aire libre donde reflejaría lo social y politico de ese tiempo, repudiado -por su confeso comunismo- por la sociedad porteña, decide aceptar la oferta de Botana de pintar un mural en su subsuelo de estancia, allí pernoctará junto a su pareja: Blanca Luz Brum, uruguaya, mujer de letras, y desprejuiciada en extremo que concretará encuentros amorosos (fugaces) como con Pablo Neruda, más ocasionales con el propio Botana y los muy tortuosos con el artista mejicano. Pero el guión no va solo por la concreción de este pandemonio montaje que se llamaría "Ejercicio plástico", y donde Siqueiros tendría como ayudantes a otros pintores como Berni, Castagnino y Spilimbergo, sino que ahonda en ese abultado juego de pasiones entrecruzadas que se dan, incluso con escenas de erotismo de alto voltaje, y hasta una serie de trágicos sucesos como el suicidio del hijo adolescente mayor de Botana. Una verdadera "Caldera del diablo" de su época. Los valores del filme están dados por una excelentísima fotografia e iluminación de Felix Monti, una dirección de arte de lujo de Emilio Basaldúa, y el montaje de Marcela Sáenz, las actuaciones son espléndidas en los casos de Luis Machín como un Botana antológico, el mejicano Bruno Bichir como Siqueiros, y Ana Celentano, ya una marca registrada en su talentosidad al servicio del cine criollo, aquí como la esposa: Salvadora. En tanto, Carla Peterson es la menos lograda, casi un esquemita de su Blanca Luz Brum. También resalta la música de Eduardo Gamboa, que es muy marcada y acorde. En definitiva, un gran fresco de la historia argentina con sus pro y sus contras, con sus miserias y oropeles.
El Amor en los tiempos de la desesperación. El director Trapero se destacó en su ópera prima: "Mundo grúa" y sumó mucho con "El bonaerense" y "Leonera" (sin dudas: dos muy buenas pelis), asi mismo opino también que "Nacido y criado" fué terrible bodrio. Ahora retoma el trabajo con una historia (básicamente de amor desencontrado) con tintes de denuncia social y mostrando ese amargo pero real submundo de los accidentes de tránsito y el cobro de las pólizas. Precisamente en ese ámbito se habrán de conocer el abogado Sosa( un correcto y notable Darín) y Luján, una joven médica (Martina Gusmán, ese inolvidable rostro y presencia de "Leonera"), para ambos será hallarse de repente en un espacio hasta el momento desconocido en lo personal, a Sosa -en sí víctima de un turbulento pasar- se le cambian los tantos por ella y ella se asomará a ese submundo citado. Pero la pasión abraza y ellos se dejarán llevar en medio de tantos accidentes y heridas por curar. Antes de conocerse por su título actual: "Carancho", se titulaba "Las heridas", y de eso va este nuevo y meritorio paso del cine argentino actual, de heridas, de llagadas almas que vagan en su soledad y a expensas a veces de un espacio marginal, pero lo hacen en busca de afectos y amores verdaderos, eso tan difíciles de alcanzar. Un filme crudo, realista, con buenas actuaciones, climas estupendos, y una superlativa fotografía de Julian Apezteguía, en tomas nocturnas de realze. Destaque y véase este filme que sin dudas estará dentro de lo mejor visto en este 2010.
Los Desastres de la guerra Hay un cuento breve y maravilloso de W. Somerset Maugham sobre un encuentro entre un hombre y la muerte sobre la espera de esta última con el desgraciado hombre en Samarra, cuento que sirve como disparador de parte de este filme, donde Brian De Plama utiliza para volver al ruedo cinematográfico con "Redacted" -aquí bautizada para su distribución como "Samarra"-, cierta estética actual. Es decir filmaciones que parezcan o son tomadas directamente de la cámara digital de uno de los soldados, similar a lo mostrado como hecho fílmico en ficciones como "Cloverfield" o "Rec", con otras reales y con mucho de imaginación, se presenta la narración de un ultraje y posterior asesinato en masa a un familia de iraquíes por parte de unos pocos soldados norteamericanos. Imágenes duras, fragmentaciones belicistas, que se confunden entre el horror y la ilustración contundente de la guerra en Irak. De Palma juega o se sirve de mucho pareciendo de a ratos una forma copiada del "reallity" criollo: "Policías en acción" de la tv , o quizás plasmando cual un Goya contemporáneo un fresco de los desastres de la guerra. Muestrario de miserabilidad humana y paranoia infinita que no debe haber resultado del gusto ni beneplácito de sus connacionales yanquis. Son demasiados los que en su país simpatizan más con "Los boinas verdes" de John Wayne que con "Pelotón" de Oliver Stone. Uno de los protagonistas -todos actores absolutamente desconocidos- sostiene por allí: "Hay que disparar siempre sin tener dudas", o "Que quiere esta gente...? Les trajimos la democracia, le sacamos a Saddan Husein....", y deja en claro la idea del realizador de "Carlitos Way" o "Scarcafe", de cual es su postura ante el tema. Elogiable aunque estremecedora, un filme distinto y polémico, de justa duración y desgraciadamente estrenado bastante tarde, lo cual le pateará en contra en tema respuesta de público. Después de verla como no recordar esos versos del genial José Larralde cuando dice: "Y el ego que nunca vé nada porque siempre está ocupado/ deja que crezca el pecado, total la bosta está hecha/ va a tener buena cosecha quién clasifique finados...!".
El regreso de los Jedi. Desahuciado periodista, víctima de infortunios amorosos decide olvidar a su ex y marcharse a cubrir la guerra en Irak, allí conocerá un espía militar "jedi", o sea integrante de un ejército denominado "de la nueva tierra", team que se basa en ejecutar sus armas de sabiduría y conocimiento psíquico en vez de las consabidas en su defensa ante el enemigo. Esto los lleva por ejemplo a dominar la mente de cabras como experimento. A la temperatura guionística de un absoluto delirio, dentro de una línea muy loca comparable a la de los hermanos Coen, esta suerte de comedia negra y estudio sobre la paranoia de la guerra, con algo de crítica al militarismo intervencionista estadounidense es el debut como director de Grant Heslov, con Clooney como uno de los productores y actores protagónicos. Quizás algo poco fluída en su punto de cocción máximo hace que el fime no sea tan logrado, aunque claro tiene sus gags y su humor, que para quien se divierte con mamarrachadas como "Tonto y retonto" o algun bodriazo de Eddie Murphy, no le causará ni la más mínima sonrisa, seamos conscientes que su visión despertará adeptos y admiradores y por otro lado: compulsivos rechazantes que odiarán este filme. Bodrio o genialidad..? esa es la cuestión. Los roles actorales podrían haber sido más explotados, pero Clooney no está mal y a veces se asemeja a un dibujo animado saltando y huyendo, Ewan Mc Gregor es el periodista confundido que desenrollará la madeja, Kevin Spacey es un militar hijo de puta soberbio y las palmas se las lleva: Jeff Bridges como el creador de este programa militarista, que instrumenta conocimientos a travé de drogas, relajación, Tai Chi, y bailes, desde su total postura "hippona". Una banda de sonido con temas de Supergrass, Boston, Billy Idol etc acompañan las escenas. Yo la disfruté bastante, con reservas pero la disfruté, la gran mayoría de uds tengo mis ciertas dudas.
Lugares Comunes Hay pelis que uno se pregunta realmente porque llegan a las salas, aunque hayan tenido una buena producción (costosa a eso vamos) como este título filmado hace un par de años y que por un tiempo, sus productores no supieron que hacer, es obvio que de no estar Renée Zellweger como protagonista, la historia hubiese sido otra: estreno directo a DVD, cosa que por otro lado ocurrió en su país de origen. Porque a la trabajadora social que encarna la actriz de Bridget Jones, le sucede que decide un día rescatar de los horrores domésticos que vé, a una niñita de aspecto angelical e inocentón, que de a poco dejará ver la hilacha de un caótico personaje, que bien podría ser comparable al Damian de "The omen" (La profecía), con rasgos similares a otras "enfants" terribles del cine que van desde "La mala semilla" (The bad seed, 1956) a la reciente y muy buena: "La huérfana" (Orphan, 2009), por citar dos antecedentes cinéfilos de peso. Pero aquí solo hay una manipulación berreta de efectos y situaciones vistas hasta el cansancio, que pasan por los típicos recursos del "psycothriller-tramposo", el que los directores y/o productores imaginan..."y ahora acá, al público le hacemos creer estoo...y cuando aún no terminó de digerirlo...rápidamente le hacemos aparecer una invasión de moscas....o muchas sombras y ruidos de cerraduras...y alguna que otra extraña voz al teléfono...etc...!!". Y está Renée en los planos sufriendo, llorando, allí está haciendo pucheros, y sus enojos -no se sabe si por el arrepentimiento de haber hecho esta peli o qué-, que rema y rema con destino a ningún sitio, salvo a un final de los denominados "colgados, o pinchados con alfileres", que no resisten ningún peso, y de hecho se caen de una. Un día de un futuro lejano, en Hollywood se reunirán a tomar el té tres actrices mayores, y recordando sus carreras, tratarán de borrar de su memo, sus metidas de pata en pesados y abominables filmes del género: Juliane Moore en "Misteriosa obsesión" (2004), Hillary Swank por "Prueba de fé" (2007) y René Z. por ésta.
Los pecados de la Salchicha "Ser". El cine hollywoodense se ensaña en seguir haciendo "remakes", o sea retomando guiones probados de filmes que en su momento llamaron la atención del gran público. Y por más que hoy exista alrededor de cualquier producción, una mayor y mucho más costosa capacidad de promoción, suele pasar que no sirve, algo y mucho de todo esto acontece con esta versión actual del exíto de 1980. Claro aquella tenía atrás a Alan Parker, un director con talento, y sin llegar a ser una notable peli era al menos bien llevada a puerto con canciones pegadizas, o algunas coreos bastante llamativas para entonces. Hoy es distinto. Aquí no pasa nada de nada. La idea de contar en 107 minutos el correr de 4 años con un grupo de alumnos supuestamente "dotados" de cierta capacidad en danza, canción y actuación, no es muy feliz que digamos. No se ahonda en los personajes, todo es light, todo se parece a las salchichas SER que no tienen gusto a nada y que son puro envase llamativo, todo llega ahi nomás y luego se esfuma sin mayor data, algo así como tirar escenas a la marchanta, y por peor sin coreos atractivas, o canciones que puedan ser minimamente llegaderas. de las actuaciones tampoco hay mucho por decir, hay una insoportable Kay Panabaker -esos engendros del merchandising propio del canal Disney-, y el resto de los chicos aprendices en el oficio de las artes no tienen ni ángel ni atracción, salvo que resaltan cierta histeria y mamarrachismo. Al final de la peli original de los 80 -en el dia de la graduación- estaba ese tema inolvidable llamado: "I Sing The Body Electric", y uno aún recuerda como también el cuadro del baile grupal callejero con el tema principal, ni por tapas ocurrirá con esta, ya que al salir de la sala o minutos antes para cuando lleguen los créditos finales, uno habrá dado por olvidado todo. El hecho que este filme haya tenido recaudaciones muy bajas y salga rapidamente de las carteleras es ya un claro ejemplo de como viene esta versión, donde tampoco están ni Angelo, ni Coco, Bruno, ni el maestro Shorofsky o el balarín negrito Leroy. Si quieren fama busquen aquella version original, que es tan solo un clásico pero que se deja ver mucho mejor que esta vacua y gélida actual.
Los hermanos sean unidos. Daniel Burman tiene la capacidad de proponer historias simples, donde el estado de situación de sus personajes las conforman interesantes, eso ha pasado con "Esperando al mesías", "El abrazo partido", "Derecho de familia" y "El nido vacío", ergo este director sabe narrar situaciones y anécdotas que siempre nos son en mayor o menor medida casi excluyentemente propias. Aquí estos dos hermanos que componen Antonio Gasalla y Graciela Borges, no hacen más que demostrar registros cotidianos, que hemos sufrido o espiado en gente cercana a nosotros. Quién no ha vivido esas relaciones amables por momentos y por otros patéticas..? A partir de la muerte de la madre -que como se verá en el rol de Gasalla tuvo una gravitancia única-, la relacion entre este hombre de profesión orfebre y su hermana, personaje con ciertos lados oscuros, que nunca se sabe bien que intenciones jodidas tendrá, dedicándose a negocios inmobiliarios poco claros, a robar correspondencia de los vecinos, o colarse en cuanto agasajo pueda, robándose incluso parte del lunch y champagne, bueno entre ambos cobrará cierto desvío esta relación. Ella lo instala casi obligadamente en un pueblo costero uruguayo, donde él primero descubrirá un mundo nuevo de posibilidades entre las cuales se cuenta meterse de actor en un grupo de teatro local, todo trayendo hasta cierto posible distanciamiento familiar. Los tires y aflojes de la pareja tienen la base sólida en las maravillosas actuaciones de ambos actores, Gasalla poco aprovechado en el cine realiza una labor estupenda llena de matices con gestos, miradas, risas, muecas de sobriedad y certifica que puede ser siempre algo más que "Mamá Cora", la Borges en su edad borda una increíble actuación, su rostro amado de siempre por la cámara, ahora en la madurez, no se queda atrás y da talentosidad. Genuino duelo de titanes cuando en sus roles juegan escenas inolvidables como las del velatorio, o la de intentar oir a través de las paredes a sus vecinos, o cuando se cuelan en un agasajo en la Embajada de Brasil, o sacándose chispas en otro festejo familiar, y hasta la fascinación cholula -heredada de su madre- por la mitológica Mirta Legrand. Si, nada tan simple y a la vez más traido de los pelos que estos dos hermanos en su relación, la cual el público podrá gozar a pleno como me sucedió a mi al verla. En definitiva, se habla de cierta soledad del alma humana, que a la postre parece dejar en ellos una puerta por abrir, por donde quizás surgan otras relaciones externas. El cine de Burman es nada complejo, nada intelectualoide, ni mucho menos rebuscado, festejemos eso. Tenemos un director imprescindible. Y que grandes actores!
Lo primero es la familia. Frank es jubilado, enviudó hace unos meses, dedicó su vida al laburo, y quiere tan solo reunirse con sus cuatro hijos que ahora están diseminados por el país. Como es imposible en un primer momento reunirlos, entonces irá por ellos, esto se convertirá pues en un forma de intentar conocerlos mejor, y saber de ellos. La primera gran mochila pesada que carga este filme, es ser remake de un notorio y calificado título de 1990: "Stanno tutti bene" de Giuseppe Tornatore, con actuación de Marcello Mastroianni. Esto claro que con varios cambios, y modificaciones respecto a aquella, igual subsiste la idea original de un padre intentando conocer un poco más a sus hijos, y que tenga que ver mucho con la desaparición física de la madre no escapa a la propuesta, "Todo tiene que ver con todo" decía Pancho Ibáñez en la tevé. El director Kirk Jones -uno no olvida esa gema del "El divino Ned"-, hace una versión prolija, sin recurrir a muchos golpes bajos como podían esperarse, ya que esta peli tiene toda la carne sobre la parrilla para cachetear al sensible espectador, y abusar de él. Pero no sucede tanto ni tan poco. La suma de valores es aquí la actuación sobria de una maduro Robert De Niro, lejos de las mejores hechas para el cine en sus últimos años, ya que venía de tanto disparate y comedia berreta, donde exageraba y ponía distancia a aquellas inolvidables actuaciones suyas, e incluso hasta dirigió su farragosa y pesada "El buen pastor". Aquí está medido, sobrio, correcto, y muy bien acompañado por los hijos que componen: Sam Rockell, Drew Barrymore y la sorprendente Kate Beckinsale-por su nivel de perfomance, y ergo su espléndida belleza también-, algo destacable es que Paul McCartney compuso especialmente para esta peli su tema "I want to come home", el cual se puede oir sobre las escenas finales. No es de igual calidad que aquella versión de casi 20 años atrás, tampoco es original, tiene sus defectos sensibleros, claro sin llegar a parecerse a una de Sandrini del viejo cine nacional. El público mayor de 40 años podrá disfrutarla mejor, sin olvidarse de tener sus pañuelos descartables a mano.
El Libro Gordo de Eli Hay muchas estéticas en esta nueva peli de los hermanos Hughes, bordeando una mistura con referencias al genuino género western, a las historietas apocalípticas, a filmes como la saga de Mad Max, a ejemplos literarios de la CF como "Soy leyenda" de Richard Matheson, y hasta un protagonista que parece un calco de aquél "hombre sin nombre" que interpretaba Clint Eastwood en la "trilogía del dólar" de Sergio Leone. Este héroe solitario -Denzel Washington-, sagaz con su sable afiladísimo que ejecuta cual marcado samurai al enfrentar a sus atacantes, posee un libro del cual al estallar anteriormente una guerra caótica que casi terminó con la vida en el planeta, ha sido destruido en su totalidad pero....éste tiene el único ejemplar, el cual por otra parte será codiciado por aquellos que quieran ejercer dominación sobre los pocos y derrapados habitantes que han quedado con vida, como el villanísimo, cruel, despiadado Gary Oldman -con su interminable cara de déspota- que busca adueñarse de esa figurita difícil, entonces intentará desde seducirlo con su hijastra hasta aniquilarlo con tal de obtener su objetivo con páginas. La consistencia de este drama apocalíptico, resiste sin demasiadas exigencias de un espectador que busque en ella entretenerse y pasarla bien -no más que eso- durante casi sus dos horas de duración. Y no le pidan peras al olmo. El olmo no las dá. El cine prediseñado con origen en Hollywood parece ultimamente dedicarse a esto, y los ejemplos cunden desde la desastrosa "2012" a la retrasada "La Carretera". Y la posta de todo esto es que el verdadero apocalipsis se vive a diario, en la calle. No hay más que levantar la vista para apreciarlo, o tomarse un bondi cualunque. Pero claro, Hollywood nunca filmará eso, y además..a quién le importa??.