Llega a hoy a determinadas salas del país la ópera prima de Mariano Basin, reconocido asistente de dirección. Con un elenco compuesto en gran parte por adolescentes que se inician en el cine, Biasin estrena una película que puede pensarse como un relato sensible sobre la adolescencia y sus caminos. Rodada en un pueblo de la costa, la historia sigue la vida de Manuel (Martin Miller), un adolescente de 16 años que transita una relación de noviazgo con Azul, asiste a la escuela secundaria con su grupo de amigos y ensaya junto a su banda, compuesta por otros tres chicos. Al comienzo de la película Biasin nos expone la estrecha relación de amistad que une al pequeño Manuel con Felipe (Teo Inama Chiabrando). Los años pasan y Felipe y Manuel ahora son dos adolescentes que comparten mucho tiempo juntos, son confidentes del uno con el otro, comparten sus sensaciones, miedos, primeras veces. Manuel descubre que siente algo por Felipe que no se atreve a decir y que logra aceptar. Cómo se construye esa aceptación y la posibilidad de exteriorizarlo es el camino que el director recorre en Sublime. Biasin logra construir un retrato de la adolescencia de la mano de su personaje principal, con los miedos y descubrimientos que caracterizan esa etapa de la vida, su cámara capta la esencia que vive el personaje y con determinados vuelos narrativos construye sus deseos. Manuel afronta una ola de emociones encontradas. Con ciertos elementos del coming of age, el protagonista descubre, acepta y comunica lo que le sucede y Biasin logra que eso suceda sin momentos subrayados. Un aspecto a tener en cuenta y que eleva la calidad de la película es el uso de la música como canal de expresión de lo que los personajes transitan (sólida dirección musical de Emilio Cervini), y si bien por momentos el recurso de retratar los ensayos casi diarios del grupo de adolescentes se torna repetitivo, la justificación de la música en la historia tiene su fundamento. La fotografía de Iván Gierasinchuk nos regala gratas imágenes que se disfrutan en la pantalla grande. Interesante comienzo de la carrera de Biasin como cineasta a través de un filme sobre la amistad y el primer amor.
Tras su paso por el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, donde estuvo programado en la Competencia Argentina, el nuevo filme de Matías Szulanski ("Pendeja, payaso y gorda", "Astrogauchos") llega hoy a las salas comerciales del país para relatar la historia de una joven más que particular que deambula por las calles de Villa Crespo. En "Juana Banana", Szulanski relata la rutina de Juana, su personaje principal, quien transita diferentes situaciones: asiste a castings, recibe devoluciones del libro en el cual trabaja hace tiempo sin éxito, mantiene una relación más que rara con su actual pareja. Su día a día y lo que le sucede cuando debe mudarse a la casa de una amiga, es retratado por el director de forma tan personal -de acuerdo a sus propios dichos- que lo que sucede en el filme se convierte en algo trivial para el público. La construcción exacerbada del personaje central y el desenlace de la película no contienen ningún elemento que logre sostener el interés por parte del espectador. Juana recorre ciertos estadios emocionales pero parece no darles entidad; la afectación que transita no es creíble. Si bien es cierto que muchas personas parecen vivir en otro plano y la historia podría pensarse como un ejemplo de ello, lo cierto es que cinematográficamente esta producción no tiene ese enfoque, no le interesa reflexionar sobre ello, sino retratar lo que le pasa a esta chica en un momento determinado de su vida. TROPIEZO Desde lo técnico, el director tomó decisiones más que arriesgadas. El desestructurado uso de cámara y gran parte de los planos no están bien ejecutados, mientras que el argumento resulta intrascendente. La película es un fallido relato sobre los problemas cotidianos de una joven que ríe y llora al ritmo de su cambio de humor constante. Szulanski estrena una película que, sin duda, es un tropiezo en su filmografía y que captará la atención de algunos y el hastío de otros. Calificación: Mala
Con producción de Searchlight pictures y los protagónicos de Ralph Fiennes y Anya Taylor – Joy llega hoy a las salas de cine «El menú», la última película del director de «Contando a mis ex» y «Golpe de suerte» y de la afamada serie «Succession», con guión de Seth Reiss y Will Tracy. Tyler (Nicholas Hoult) es un fanático de los programas de cocina y decide invitar a Margot (Anya Taylor-Joy) al restaurante del prestigioso chef Julian Slowik (Ralph Fiennes), ubicado en una isla y al cual resulta muy dificil acceder. Slowik es reconocido por su prestigio y asistir a su restaurante es considerado un lujo para cualquier mortal. El filme narra lo que sucede la noche en la que los distintos personajes – exponentes de la más alta sociedad por sus trabajos o reputación – acuden a la isla para cenar el menú especial que el chef ideó para aquella noche. Lo que comienza con una bienvenida un tanto desconcertante, se transforma a medida que los pasos del menú avanzan en una especie de pesadilla del cual todos van a querer despertar. Slowik está dispuesto a hacer que esa noche sea inolvidable para todos. Con elementos reconocibles en las películas de escape para poder sobrevivir, Mylod construye una historia que logra sostenerse con buena dosis de tensión. Si bien el argumento es simple y puede preverse gran parte del desenlace, la trama no decae y el espectador se mantiene expectante a lo largo de la hora cuarenta de duración de la película, que está protagonizada con un cast muy efectivo, del cual se destacan Taylor-Joy, siempre hipnótica, y el impecable Ralph Fiennes, cuyas miradas y gestualidad traspasan la pantalla. Con una dosis justa de humor negro que luego se traduce en suspenso – terror, «El menú» no toma demasiados riesgos pero alcanza las expectativas que se propone
En la última película de Ariel Winograd ('Mamá se fue de viaje', 'El robo del siglo'), protagonizada por Leonardo Sbaraglia, el gerente de una importante compañía de electrodmésticos lleva adelante una estrategia de ventas muy arriesgada que puede salir mal. Meses antes del comienzo de Mundial de Rusia en 2018 el mundo futbolero está expectante: ¿quedará clasificada la Selección Argentina? Desde la empresa Noblex las estrategias e ideas sobrevuelan las reuniones ejecutivas pero nada parece ir demasiado bien en el equipo de Alvaro Torres (Sbaraglia), gerente de la marca, quien debe proponer una publicidad creativa a sus superiores (Luis Luque y Carla Peterson) para generar mayores ventas. Torres atraviesa momentos complicados en el trabajo y en su faz personal y familiar, pero todo da un vuelco al concebir una idea que puede llevarlo a lo más alto (o al fracaso absoluto): los compradores de televisores de la marca recibirán el reintegro total de lo que hayan gastado si la Argentina no queda seleccionada para Rusia 2018. Totalmente en contra de toda recomendación razonable e incluso de la postura de sus superiores, Alvaro y su equipo se meten de lleno en ejecutar este disparatado plan. EFECTIVO 'El gerente' es una película efectiva que logra entretener al espectador desde un comienzo con momentos graciosos (los personajes del equipo de Torres están muy bien delineados) y otros que apelan a la emoción, representados en su mayoría por las escenas de Alvaro con su hijo adolescente (Valentin Wein). Si bien la película cae en lugares comunes al edulcorar y subrayar por demás situaciones que no le aportan demasiada credibilidad al relato, es un filme logrado, efectivo e interpretado con profesionalismo. La música de Lucio Godoy acompaña los diferentes climas que la película recorre. Sbaraglia, quien trabajó hace poco con Winograd en 'Hoy se arregla el mundo', se desenvuelve con confianza en las escenas cómicas y dramáticas. Compone a un gerente cargado de matices que la cámara capta con inteligencia en sus planos y secuencias. En suma, es una película que supera las expectativas. Si bien no posee una trama con demasiada profundidad, entretiene y resulta valiosa por la empatía que genera entre el espectador y los diferentes personajes. Una buena opción para disfrutar en familia, tanto en cines como en la pantalla chica.
Este jueves estrena en más de cuarenta salas de cine “El suplente”, la última película de Diego Lerman (“Una especie de familia”, “Refugiado”, “La mirada invisible”) que tuvo un importante paso por importantes festivales internacionales (En San Sebastián Renata Lerman ganó la Concha de Plata a la mejor interpretación de reparto) y que fue seleccionada recientemente para competir en el Chicago International Film Festival. El suplente es Lucio (Juan Minujin), un profesor de literatura que atraviesa un difícil momento personal y laboral: ha perdido una oportunidad académica que significaba mucho para él, se encuentra separado de su ex mujer Mariela (Bárbara Lennie) y la relación con su hija preadolescente tiene sus cortocircuitos (Renata Lerman). El cambio de vida del protagonista da un vuelco relevante cuando decide aceptar el cargo de profesor suplente en un colegio ubicado en una zona marginal, donde los alumnos, sus historias y la realidad que cada uno atraviesa impacta en Lucio de una forma muy particular. La forma tradicional de dar clase da paso a un espacio de contención y diálogo con estos chicos y chicas que día a día deben enfrentar muchas adversidades familiares y personales para seguir adelante. Además de lidiar con sus problemas personales, que incluye cuidar a su padre (Alfredo Castro) quien atraviesa un delicado momento de salud, Lucio se topa frente a frente con la historia de Dilan (Lucas Arrua), un joven que termina señalado tras un operativo policial donde hallaron droga a la escuela. La película ahonda en la incidencia de los grupos narco en la dinámica y rutina de estos jóvenes sin contención y cómo se desenvuelven (o intentan hacerlo) en un sistema corrupto en el cual nadie hace justicia por ellos. Es Lucio, con sus ideales y varias ocupaciones sobre sus hombros, quien sale a luchar por estos chicos aunque eso implique un riesgo muy alto. Para poder llevar esto a cabo Lucio cuenta con el apoyo de Clara (Maria Merlino), una profesora de geografía con quien forja un vínculo estrecho. “El suplente” , coescrita por Lerman junto a Maria Meira y Luciana de Mello, es una película que logra construir climas con inteligencia, aprovecha los recursos de su elenco en la composición de sus personajes, y si bien abre varias aristas, todas ellas se hilvanan con prolijidad (quizás demasiada) y le dan sentido a un relato que no pierde fuerza y apela a distintas emociones sin caer en golpes bajos ni lugares comunes. La película puede pensarse como una denuncia a un sistema escolar en el cual estos alumnos van solo a aprender, sino también donde encuentran la contención y el apoyo que muchas veces no tienen en sus casas. Desde el rol docente, el personaje de Lucio actúa como un consejero, alguien que realmente siente interés por el bienestar de sus alumnos y que escapa del lugar cómodo de docente-orador. Las escenas entre “el suplente” y el empleado del ministerio nos deja entrever la complicidad que se genera entre docente – alumno que muchas veces es necesaria para llegar más allá en la cabeza y en los corazones de estos estudiantes que necesitan mucho más que una clase convencional de literatura. Bajo una dirección precisa de Lerman y actuaciones notables por parte de su elenco (soberbio trabajo de Minujín y una grata sorpresa Renata Lerman en su primer protagónico), “El suplente” es una valiosa propuesta de cine nacional más que recomendable. Opinión: Muy buena.
Se estrenó en salas de cine la última película del director de “El lado luminoso de la vida” y “Escándalo americano”, una historia cargada por demás de información, tramas y personajes pero que resulta visualmente impactante, con multiples recursos que se aprecian en la pantalla grande y un elenco estelar que no defrauda. En “Amsterdam” el director sitúa al espectador en los años 30 de New York, aunque también lo hace viajar a la Primera Guerra Mundial y a la ciudad que le da el titulo a la película para contar como tres personas forjan una amistad muy particular que los lleva a desentrañar una oscura conspiración: Burt, un medico que pierde el ojo en batalla (C. Bale) y Harold, un hombre de color que luego de combatir se transforma en abogado (J.D Washington) conocen luego de sobrevivir a la Primera Guerra Mundial a Valerie, una enfermera tan hermosa como extravagante (M. Robbie). Entre ellos nace un vinculo de amor y amistad que por el devenir de los hechos queda pausado hasta su reencuentro, muchos años después en Estados Unidos. Los protagonistas del filme se ven envueltos en un misterioso asesinato que desencadena otras muertes, sospechas y conspiraciones sociopolíticas y económicas de carácter internacional. Para poder resolver los asuntos vinculados a este asesinato y descubrir que se esconde detrás necesitan la ayuda de muchos personajes, pero sobre todo del General Dillenbeck (Robert De Niro). «Amsterdam” es pretenciosa, con un exceso de información y personajes que por momentos resulta apabullante. Sin embargo Russell hila con inteligencia y mucho riesgo una historia inspirada en hechos reales con un elenco sólido y rubros técnicos de calidad. La fotografía, el diseño de producción y la música son impecables y de gran atractivo en la pantalla grande. Un filme cuya pretencioso, sin duda, pero que aporta una buena dosis de cine a la actual cartelera. Opinión: Buena.
Se estrenó el pasado jueves en salas de cine la última película de Néstor Sánchez Sotelo (Los nadies, caída del cielo), en la cual se recurre a personajes siniestros y pesadillas para narrar como un hecho del pasado puede volver al presente en forma de maldición para cobrar venganza. En un operativo policial, una oficial de policía (Camila), se ve envuelta en un ritual de auto sacrificio encabezado por una figura siniestra femenina en el medio de un incendio. A partir de allí y tras sobrevivir a ese evento, Camila no es la misma. Su amiga, Fátima, la fiscal que investiga este tipo de hechos, la lleva a su casa de la infancia para que pueda terminar de recuperarse en un ambiente más tranquilo, pero los hechos se tornan más oscuros y fatales. Nestor Sánchez Sotelo asume la arriesgada tarea de realizar una película de género (terror) y falla en su cometido. Todo lo que elige para su film resulta subrayado y grotesco. El guion de Hernán Moyano tiene serios problemas y parece estar hecho a las apuradas, con frases hechas y obvias. La historia en su narrativa es pretenciosa por demás, son demasiados los temas que Mete miedo intenta abordar y no logra que ninguno de ellos sea interesante para el espectador. Un juego satánico, una venganza del pasado, los miedos, un juego fatal, personajes siniestros vestidos de blanco que cantan «mete miedo» son varios de los elementos que narra el filme. Mete miedo resulta fallida en todos sus aspectos, toma referencias del género y las intenta utilizar todas juntas. Malas decisiones y pretensión desmedida en una historia que no encuentra solidez ni logra su cometido
Aplaudida y ovacionada por la crítica especializada en su recorrido por los festivales internacionales (San Sebastián, Venecia, Londres, entre otros), llegó a los cines el pasado jueves 29 Argentina, 1985, uno de los estrenos más esperados del año, no solo por su temática histórica que nos atraviesa como sociedad, sino también por su elenco de lujo, compuesto por Ricardo Darín, Peter Lanzani, Alejandra Flechner, entre otros reconocidos actores, y la dupla a cargo de su guión y dirección: Mariano Llinás y Santiago Mitre (La cordillera, Petite Fleur, entre otras). Argentina, 1985 es una película que retrata como el fiscal Strassera (Darín) y su ayudante, el fiscal adjunto Moreno Ocampo (Lanzani), se hacen cargo de la parte acusatoria en una de las contiendas judiciales más importantes en la historia de nuestro país: El juicio a las juntas militares en manos de la justicia civil. Con la dictadura aún muy presente en un novel gobierno democrático, la causa de las juntas militares es asignada a la fiscalía del Dr. Julio Strassera, quien tiene la tarea de acusar a Videla y a la junta de militares y probar así la culpabilidad de cometer actos de tortura, desaparición forzada de personas, asesinatos y crímenes de lesa humanidad. El clima sociopolitico en 1985 era complejo, los militares aún tenían mucho poder y nadie quería verse involucrado en el que se transformaría en uno de los juicios más importantes del siglo. En ese contexto, Strassera junto al novel Moreno Ocampo, comienza a formar un grupo de trabajo para preparar en meses la estrategia acusatoria y llegar a la etapa del juicio oral con toda la prueba y la contundencia que la causa exigía y parte de la sociedad esperaba. El trabajo de producción de la película es notable, así también como la tarea minuciosa en el guión. El filme recorre dos grandes ejes, en una primera parte se presentan los personajes, la vida intrafamiliar de Strassera y su tarea profesional, lo que le preocupa y dónde encuentra su fortaleza, quien es cada uno de los integrantes de su familia, cual es la situación social que se atraviesa y cómo decide prepararse para el juicio. En una segunda parte, la película se adentra en la etapa del juicio oral y el recorrido por los diferentes testimonios. Allí los testigos, frente a los jueces de la Cámara Civil, prestan declaración y narran las atrocidades a las que fueron sometidos, más adelante el desenlace de la película, que no vale la pena revelar aquí, por supuesto. Llinás y Mitre lograron un guión preciso, sólido, que tiene ciertos pasajes donde el humor encuentra su lugar con ciertas situaciones graciosas entre los personajes (incluso en el juicio), que se alterna con inteligencia y que funcionan como una distensión de la contundencia dramática que atraviesa sobre todo la segunda parte de la película e involucra a la audiencia con los diferentes testimonios basados en el expediente judicial, por ende tan ciertos como desgarradores. Darin (izquierda) y Lanzani (derecha), impecables en cada uno de sus roles. La dirección precisa de Santiago Mitre está presente en cada detalle: desde la recreación de época, el vestuario, las escenas íntimas de Strassera junto a su familia y las tomas con decenas de personas en los salones de tribunales. Cada mirada, frase y gesto tiene un sentido y construye parte del relato. La película está trabajada con un serio respeto hacia el tema que se toca y eso la hace invaluable. Párrafo aparte para el trabajo del elenco, todos ellos logran lucirse, es un gran equipo de profesionales comprometidos con lo que se cuenta y muy bien dirigidos por Santiago Mitre. Por otro lado cabe señalar que los rubros técnicos son impecables: diseño de producción, fotografía, música, todos fluyen y resultan armónicos con la historia. Argentina, 1985 es una película sobre el juicio más relevante de nuestra historia, pero también sobre como gente común puede unirse para realizar una tarea enorme y arriesgada, sobre cómo la familia actúa cómo sostén indispensable, sobre la importancia de tomar decisiones en momentos álgidos. No hay dudas de que esta película será recordada por todos los que la vean, pues está destinada a quedar grabada en nuestra memoria. Es sin dudas de lo mejor que se verá este año.
Llegó a los cines del país un ejemplo más de una whodunnit, un subgénero dentro del suspenso en el cual ocurre un asesinato y un detective debe descubrir a partir de ciertas pistas quien es el culpable. Este tipo de películas, más allá de las diferencias propias de guion y dirección, son similares en su estructura. Algunas de sus exponentes son La cena de los acusados (1934), Muerte en el expreso Oriente (1974), Muerte en el Nilo (1978) y Entre navajas y secretos (2019). En Mira cómo corren el espectador presencia la muerte de un reconocido director de Hollywood (Adrien Brody), quien se encuentra presente en Londres para negociar la adaptación cinematográfica de la obra «La ratonera» de Agatha Christie, éxito absoluto en el West London. Tras su muerte, el grupo que se encontraba presente en el mismo lugar y momento en el cual ocurrió el asesinato son puestos bajo la lupa del detective Stoppard (Sam Rockwell) y su particular ayudante Stalker (Saoirse Ronan). La historia recorre a través de flashbacks y elementos narrativos característicos de este tipo de películas las diferentes causas y consecuencias de la muerte de este famoso director, los posibles sospechosos y los motivos que podrían haber tenido para matarlo. El hilo narrativo abre muchas puertas durante el desarrollo de la investigación policial, algunas se cierran y otras no y por supuesto el espectador saca sus propias conclusiones sobre quien es el culpable, como en el juego Clue. Rockwell y Ronan, desaprovechados en el filme. El guion (Mark Chappell) y la dirección de la película no escapa de ciertos lugares comunes y eso es claramente una decisión del director: cada personaje es un posible sospechoso, los investigadores son muy peculiares y no logran llevarse bien cuando comienzan a trabajar juntos. Fiel al genero, la película no tiene ningún elemento que se destaque o que la transforme en una historia a ser recordada. Como bien se especifica con ironía en el guion: «una vez que viste una whodunnit, las viste a todas». Resulta claro que el director no quiere arriesgar demasiado y va a lo seguro para intentar entretener y sorprender al espectador. El diseño de producción y los rubros técnicos son impecables. En relación al elenco, George trabaja la composición de los personajes como arquetipos, decisión que no resulta acertada pues desaprovecha a un elenco con figuras muy solidas. Sam Rockwell y Saoirse Ronan, dos actores de excelencia, le dan vida a personajes olvidables e intranscendentes que si bien logran cierta empatía, resultan por momentos intolerables. Mira cómo corren no desilusiona al publico especifico que disfruta de este tipo de historias, pero no logra entretener y está destinada a convertirse en un ejemplar más de un subgénero que necesita una bocanada de aire fresco que aquí no se consigue, a diferencia de la muy lograda Entre navajas y secretos, ampliamente superior.
Tras su paso por los festivales de Venecia y San Sebastian llega a los cines de nuestro país la última película de Olivia Wilde (`Wake up', `La noche de las nerds'), con dos jóvenes y reconocidos protagonistas: Florence Pugh y Harry Styles. El filme, basado en una historia de Carey Van Dyke y Shane Van Dyke (`Chernobyl Diaries'), traslada al espectador a Victoria, un barrio anclado en los años '50 y ubicado en el medio del desierto, donde todo parece funcionar. Los hombres trabajan todo el día en un proyecto misterioso sobre el cual nadie puede preguntar, mientras que las mujeres ordenan la casa, organizan cócteles y van de compras al shopping. Ese mundo casi irreal tambalea cuando Alice (Pugh) comienza a tener ciertos recuerdos/visiones que no pertenecen a esa realidad a la cual llegó junto a Jack (Styles). Durante el desarrollo del filme la protagonista se cuestiona qué es lo que hace allí y qué se esconde detrás de la rutina de esas familias perfectas que viven a su alrededor (e incluso la suya). Muchos pasajes de la historia remiten al espectador a películas como `Get out', `The Truman Show' y `Las esposas de Stepford' (con esta ultima se comparten varios puntos en común). PRETENCIOSO Olivia Wilde elige recursos repetitivos y subraya situaciones previsibles en el camino de Alice para encontrar la verdad. El factor sorpresa -que por supuesto no se revelará aquí- está bien logrado pero las dos horas de duración le juegan en contra a un filme muy pretencioso desde lo narrativo y que apenas logra superar las expectativas. `No te preocupes cariño' se sostiene mucho en las interpretaciones de los protagonistas. Florence Pugh compone un personaje complejo, atribulado e inestable, con la solidez como interprete que la caracteriza, acompañada por un Harry Styles al cual su papel le queda grande (el personaje iba a ser interpretado por Shia LaBeouf). Los rubros técnicos, eso sí, son impecables. La fotografía de Matthew Libatique y el diseño de producción de Katie Byron logran que la película sea visualmente imponente y se disfrute en la gran pantalla. `No te preocupes cariño' tiene momentos interesantes y bien logrados sobre el desenlace del argumento, y más allá de que Wilde no pudo evitar caer en lugares comunes y subrayados que atentan contra su película, el resultado final es aceptable.