Cuando un director se atreve filmar una película que trata sobre un juego protagonizado por dos personajes de la actualidad, hay que reconocer su temerario coraje para enfrentar un mundo regido por el utilitarismo, blandiendo, como única arma, su capacidad para soñar. Quizá por esa razón esta película no batirá marcas en las recaudaciones, ni se mantendrá por mucho tiempo en las carteleras. Sin embargo, vale la pena ir al cine para admirar la gran actuación de Juliette Binoche, enmarcada por una sucesión de fotografías que hacen añorar la región de la Toscana, aún a aquellos que no la conocen. Soñar, en la primera década del siglo XXI, es posible. Eso es lo que dice el iraní Abba Kiarostami con su peculiar filme, que parece provenir de otros tiempos.
La historia sucede en un pequeño pueblo de Ohio, en 1979. Seis chicos quieren rodar con su cámara una película de zombies. Cuando se encuentran rodando en una vieja estación de trenes un camión choca violentamente contra una locomotora y el largo convoy descarrila ocasionando un espectacular siniestro.La cuestión es que en el accidente descarrila también un vagón de la Fuerza Aérea, del que escapa una extraña criatura de procedencia desconocida. Inevitable comparar "Súper 8" con "E.T", tanto porque se trata de las aventuras donde un grupo de niños se topa con un peculiar visitante y también porque, como Spielberg, a través de los ojos de los chicos protagonistas captura el genuino sentido de la maravilla y la imaginación de lo desconocido, así como la inocencia infantil. Un regreso encantador a los tiempos inocentes.
En su ópera prima el director Derick Martini da en el clavo con la elección de los 70 como la época en la que transcurre su historia. El dato sirve para comprender el comportamiento de un adolescente que exhibe sus temores ante su primera relación amorosa. También para explicar una crisis familiar que incluye a un padre vencido por el alcohol y a una madre que quiere hacer todo por su hijo. Ese ambiente hogareño enrarecido choca contra los cosquilleos que provoca en el jovencito una chica desprejuiciada que lo obnubila con sus promesa de revelarle los secretos del sexo. Al volver a casa un hermano mayor, alistado en el ejército, la visión del chico cambia y puede vislumbrar con mayor claridad cuál será el camino a recorrer en el futuro. Una buena historia enmarcada por una época que hoy se parece a un pasado demasiado remoto.
Los peligros que corren quienes saben la verdad Valerie Plame, interpretada por la actriz Naomi Watts, es una agente de la CIA, la todopoderosa agencia de inteligencia de Estados Unidos. Ella trabaja en el departamento que se ocupa de controlar la proliferación de armas nucleares en todo el mundo. Desarrollando su tarea, la mujer descubre —al contrario de lo que piensa el gobierno de los Estados Unidos— que Irak no tiene programas activos de armas nucleares. Joe Wilson (Sean Penn), el marido de la agente, es un diplomático que, por sus anteriores destinos, conoce al dedillo la política africana y posee contactos en el continente desde donde se habría suministrado el uranio enriquecido necesario para fabricar armas atómicas. El filme se basa en el relato escrito por la protagonista real de la historia cuya identidad secreta fue revelada luego de que se hicieran públicas sus investigaciones durante el gobierno de Geroge W.Bush. Sobre esta historia real, Doug Liman construye una película que muestra los prolegómenos de la invasión a Irak que culminó con el posterior derrocamiento de Saddam Hussein. El filme está apoyado en una apasionante historia que obliga a los protagonistas a replantearse todos sus principios para aceptar lo que la política de estado impone. El desenlace del conflicto deja al descubierto los graves peligros que corren quienes conocen algunas verdades que pueden ser resultar inconvenientes.
"Transformers 3: el lado oscuro de la Luna", es otra aventura de una saga que, mientras existan interesados, seguirá produciendo aventuras, más allá de las cualidades que muestre la realización. El riesgo que se corre utilizando esta mecánica -que responde a intereses puramente comerciales-, es el de hacer películas mediocres. "Transformers 3, el lado oscuro de la Luna", se perfila como atractiva en el primer segmento, cuando sugiere pistas sobre algún secreto impresionande que se esconde en el lado oscuro de la Luna. Luego, como un río encajonado que llega al llano, pierde fuerza y se desparrama en el lugar común. Ni siquiera el hecho de contar con actores con fama de no prestarse a cualquier proyecto (John Turturro, John Malkovich) le sirve para salvar un intento que no alcanza el nivel de otras producciones que supieron aprovechar mucho mejor el recurso del 3 D. La vuelta de la batalla entre los buenos, representados por Optimus Prime de Los Autobots, y los malos de Decepticons parece ser, solamente, otro round de una pelea que amenaza con sucesivos "continuará", en una medida que es directamente proporcional al interés que demuestren los fanáticos por acercarse a las boleterías.
Un mal paso de comedia Dos amigas tienen al mismo hombre como objetivo de sus vidas. El muchacho fue novio de una de ellas y está a punto de casarse con la otra. Al día siguiente de su cumpleaños número 30, una de las chicas amanece en la cama junto a su ex novio. A partir de esa circunstancia los caminos a transitar no son muchos. El límite entre lo humorístico y lo patético es lo que distingue a una buena comedia y en el filme de Luke Greenfield falta ese equilibrio. Pero más allá del conductor de la película, la falla principal se encuentra en su guión. En una comedia el acuerdo básico es tomar todo desde un mismo ángulo y soslayar lo hiriente, porque su existencia no es pertinente. Crueldades injustificadas, presentadas como gags, y risas que bien podrían ser lágrimas enmarcan esta confusión que no satisface ni a la comedia ni al drama.
Alex Tossenberger es el psicólogo y cineasta que dirigió este testimonio de una realidad tan cruel como tantas otras que nos rodean. Pero el loable intento no llega a convertirse en una buena película. La cámara hace foco en un grupo de internos del Hospital Interdisciplinario Psicoasistencial José Tiburcio Borda, de Buenos Aires, que se suman a la propuesta de tres psicólogos que plantean armar un taller literario del que nacerá una revista que se llamó Desbordar y que llegó a venderse en los kioscos porteños en la década del 80. La lucha de los profesionales por incorporar a los pacientes a la vida social argentina a través del periodismo, se convierte en una pelea contra el sistema de salud que margina a los pacientes y los condena a un encierro infrahumano. Con algunas falencias en el guión, la película avanza -con ciertas dificultades en el relato- hasta completar el círculo dibujado por una experiencia de mucho valor, encarada por profesionales y condenada por el statu quo de una sociedad que no deja de desnudar su hipocresía, ni siquiera en la administración de la salud pública. Excepto la última media hora en la que intervienen Manuel Callau y Fernán Mirás, la película carece del nervio necesario para que el problema que plantea quede fijado en las memorias de los espectadores.
Un canto a la muerte Arthut Bishop es un sicario que se caracteriza por su efectividad y por conseguir que todos sus asesinatos parezcan accidentes. Su macabro éxito radica en la planificación puntillosa y en su implacable conducta profesional. Sin embargo, como al más avezado cazador suele escapársele una liebre, el asesino que todo lo preve es víctima de un engaño y asesina a quien no debía. Entonces se ve obligado a realizar la misma tarea que siempre hizo por dinero para cumplir con su venganza. Con este siniestro argumento, el director Simon West muestra al hierático Jason Statham (actor de gestos medidos) como a un héroe traicionado. Muertes abundantes y perfectas e ingeniosas maneras de matar pueblan esta película que pone a la violencia en un pedestal y reduce el valor de la vida humana a cero. Un desperdicio de esfuerzos para glorificar a un adalid de la muerte.
Caperucita siglo XXI Mezcla de tragedia griega con policial plagado de suspenso, “La chica de la capa roja” es mucho más de lo que parece. El tradicional cuento de Caperucita Roja es retomado por Catherine Hardwicke para combinar una historia inquietante con muy buenas imágenes. El resultado es una película entretenida que seducirá a no pocos adolescentes del siglo XXI. La historia de un hombre-lobo que acecha a una aldea medieval tiene orígenes mucho más complicados que los de la leyenda del hombre que se convierte en una bestia asesina los días de luna llena. El amor, los lazos familiares y hasta sedimentos de la Santa Inquisición son barajados y mezclados por la directora para construir una historia con buen ritmo y final inesperado.
Un romance en el jardín “Romeo y Julieta”, la obra de William Shakespeare tiene en esta película para niños una versión que no se olvida de los más grandes. La tragedia de los amantes de Verona es trasladada al mundo de los enanitos de jardín, quienes reviven la historia a su manera. Todo comienza cuando Gnomeo se enamora de una jovencita que vive enfrente de su casa. De allí en más los problemas que deberán afrontar los integrantes de la flamante parejita comienzan a sucederse en un mundo mágico que soslaya los sufrimientos y ensalza las mieles de un profundo amor. La versión doblada al castellano conserva las canciones originales de Elton John, uno de los productores de la película, lo que le suma varios puntos al filme que consigue transmutar el drama en una comedia para grandes y chicos.