Por tercera vez, sin contar el cameo en los créditos finales de "Hulk - El Hombre Increíble" ni su participación en "The Avengers - Los Vengadores", Robert Downey Jr. se pone en la piel del exéntrico empresario Tony Stark y en la armadura de su alias, Iron Man, en esta última entrega (al menos por ahora) de la exitosa franquicia basada en el popular superhéroe de Marvel Comics creado por Stan Lee, Don Heck, Larry Lieber y Jack Kirby que hizo su primera aparición en 1963 en las páginas de "Tales of Suspense" (N°39) antes de debutar en su propio cómic en mayo de 1968 en "The Invincible Iron Man". El actor que interpretó a este personaje por primera vez en 2008, se pone nuevamente bajo las órdenes del director Shane Black (ambos trabajaron juntos en el film "Entre Besos y Tiros"), realizador que toma la posta del actor Jon Favreau, quien había tenido a su cargo la dirección de las dos primeras entregas, además de interpretar a Happy Hogan, el chofer de Stark. En esta producción, la primera exhibida en formato 3D, Tony se encuentra atravesando diversos ataques de ansiedad debido a los hechos que tuvieron lugar en "The Avengers: Los Vengadores" (que en esta nota no vamos a revelar), por lo que continúa luchando por equilibrar las demandas de su propia vida personal. Mientras su ex asistente y actual novia Pepper Potts (Gwyneth Paltrow) ha estado encargándose de la presidencia de Industrias Stark, el playboy ha dedicado su tiempo, gran parte del mismo sin dormir dado que tiene problemas para conciliar el sueño, a desarrollar una gran cantidad de nuevos trajes del "hombre de hierro" en el laboratorio ubicado en el sótano de su impresionante mansión de Malibú. En medio de un contexto que presenta un tema actual como lo es la guerra contra el terrorismo en los Estados Unidos, Tony enfrenta no sólo a un villano, "El Mandarin" (interpretado por Sir Ben Kinglsey) sino a otro llamado Aldrich Killian (Guy Pierce), un científico que desprende cierto resentimiento hacia Tony debido a un hecho clave sucedido en 1999 y que la película se encarga de desarrollar. Despojado de su casa (que ha sido increíblemente destruída) y dado casi por muerto, debe ingeniárselas para sobrevivir y valerse de su astucia e intuición para proteger a sus seres queridos. En su lucha, Stark descubre la respuesta a la pregunta que lo ha estado acosando en secreto: ¿el hombre hace al traje o el traje hace al hombre? Si bien el guión, escrito por Drew Pearce junto al propio Black, evidencia ciertas libertades que se han tomado a la hora de desarrollar "El Mandarin" (quien más notará las diferencias no es el público en general sino el fanático del comic), y que podrían tomarse como un punto en contra, "Iron Man 3" es -en rasgos generales- una espectacular punto final para esta saga pero no para el personaje que seguirá apareciendo en las futuras entregas de "Los Vengadores". Muy entretenida, repleta de acción y con las infaltables situaciones de humor a las cuales nos tiene acostumbrados.
La actriz Halle Berry, quien recientemente visitó la Argentina para promocionar la película, es la protagonista de este thriller de acción en el que encarna a Jordan Turner, una veterana operadora de la división de comunicaciones del Departamento de Policía de Los Ángeles, encargada, entre muchos otros, de recibir las llamadas de emergencia del 911. Ella tiene el tipo de trabajo que no es para los débiles de corazón y es específicamente lograr controlar la angustia de la gente con el fin de salvar sus vidas hasta que los especialistas se hacen cargo de la situación. Un día, el pedido de ayuda de una joven llamada Leah Templeton (Evie Thompson), quien reporta a un intruso dentro de su casa, termina trágicamente debido a un error en el protocolo, por lo que Jordan queda profundamente destrozada porque se siente responsable. Por tal motivo, decide dar un paso al costado y dedicarse al entrenamiento y formación de nuevos operadores a los que les enseña las dificultades de su profesión. Pero claro, la historia de la película la conduce nuevamente a retomar el auricular. Mientras realiza una ronda con su grupo de reclutas, debe tomar las riendas de una llamada de una adolescente, Casey Welson (Abigail Breslin), que ha sido secuestrada por un asesino serial (papel a cargo de Michael Eklund) y que se las ingenia para llamar al 911 desde el baúl del automóvil donde es encerrada y trasladada. A lo largo de todo el procedimiento, la experta comienza a caer en la cuenta que está frente a un escenario demasiado familiar para ella y que cuenta con poco tiempo para salvar a esta víctima cuya única esperanza es una voz compasiva y constante al otro lado de un teléfono celular que utiliza todos los recursos posibles para encontrarla antes de que sea demasiado tarde. Esta producción muy bien dirigida por el realizador Brad Anderson (conocido por su trabajo como director en los filmes "El Maquinista" y "Transsiberian" y de varios episodios de series como "The Killing", "Alcatraz", "Person of Interest" y "Fringe") comienza de una manera excepcional y se mantiene casi por completo con un ritmo tensionante que atrapa al espectador. Sin embargo, el giro inverosímil del guión escrito por Richard D'Ovidio provoca un final forzado y decepcionante en el que se busca, fallidamente, destacar el heroísmo del personaje principal. No por ello podemos negar que el trabajo de la dupla protagónica Berry-Breslin es estupendo a la hora de transmitir la impotencia de la primera y la angustia de la segunda.
"Ganamos la guerra... pero perdimos el planeta", dice el protagonista en la introducción que le anticipa al espectador lo que ocurrió hace 60 años en esta notable propuesta de ciencia ficción ambientada en el 2077 y basada en la novela gráfica de 12 páginas creada en 2005 por el director de esta producción, el realizador Joseph Kosinski ("Tron: El Legado"). Y es que en ese tiempo, la Tierra fue invadida por una raza extraterrestre -a la que lo humanos llaman "carroñeros"- dejando a nuestra Luna destruída y a la mitad del planeta desvastado y con altos niveles de radiación que lo hicieron inhabitable. Antes de unirse con el resto de los sobrevivientes que han sido evacuados hacia una colonia en Titán, una de las lunas de Saturno, Jack Harper (Tom Cruise), un técnico de mantenimiento y reparación de drones, y su compañera Victoria (la actriz británica Andrea Riseborough), deben completar las tareas que les fueron asignadas y que tienen que ver con la seguridad y limpieza. Un sueño constante que lo remite a supuestos recuerdos de una vida antes de que la Tierra se destruyera, y la aparición de una mujer -Julia Rusakova (Olga Kurilenko)- a la que rescata tras el impacto de una nave no identificada, hacen que la existencia de Jack se desmorone por completo. Claro que entre ellos hay una conexión que trasciende la lógica y allí reside la clave de esta historia que va desencadenando una serie de eventos que obligan al personaje de Cruise a cuestionarse todo lo que pensó que sabía. Además, el líder de un grupo de humanos rebeldes (interpretado por Morgan Freeman) aporta lo suyo para que se inquiete aún más con una realidad distinta a lo que le hicieron creer. Aunque se reconocen elementos clásicos de otras películas del género ("El Planeta de los Simios", "2001: Odisea del Espacio" , "Star Wars", "Matrix" y hasta incluso "Wall-E" por nombrar sólo a algunas), "Oblivion - El Tiempo del Olvido" no deja de sorprender por su excelente estética visual y una historia atrapante.
Tras la realización de varios cortos cinematográficos, el uruguayo Fede Álvarez debuta como director de un largometraje. En este caso, una remake de la primera película que compone la saga original "Evil Dead" creada por Sam Raimi (director y guionista de aquella producción) junto con el productor Rob Tapert y el actor Bruce Campbell, protagonista de la que se convertiría, luego de su estreno en 1981, en una cinta de culto que renovó el género de terror de clase B. Para esta muy buena nueva versión que captará a toda una nueva generación, Álvarez fue convocado por el trío de productores tras ver uno de sus trabajos que los dejó fascinados. Se trata del corto de suspenso "Ataque de Pánico!" (Panic Attack!, 2010), que describe en cinco minutos cómo unos robots gigantes atacan la ciudad de Montevideo. El video tuvo más de 7 millones de visitas en YouTube, lo cual captó la atención de la mismísima industria del cine. La renovada historia de "Posesión Infernal", guionada por el propio Álvarez junto a Rodo Sayagues y Diablo Cody (ganadora de un Premio Oscar por "La Joven Vida de Juno"), mantiene parcialmente la premisa (el extremo derramamiento de sangre también), aporta nuevos elementos y por supuesto incluye guiños a la aclamada obra original. Aquí, los cinco amigos no se reúnen en una remota cabaña ubicada en el bosque para parrandear sino para ayudar a desintoxicar a uno de ellos. Mia (Jane Levy, de la serie "Suburgatory") es una joven adicta a las drogas que decide pasar unos días allí para recuperarse, acompañada de su hermano mayor, David (Shiloh Fernandez, visto en "La Chica de la Capa Roja"), la novia de éste, Natalie (Elizabeth Blackmore), y sus amigos de la infancia Olivia (Jessica Lucas) y Eric (Lou Taylor Pucci). Una vez instalados en la rústica casa, descubren un misterioso libro forrado con piel humana y escrito con sangre (quédense viendo los créditos finales porque una voz en off explica lo que significa "El Libro de los Muertos"). Sin ser conscientes de ello, tras leer un pasaje en voz alta, algo se libera y se apodera del cuerpo de Mia, quien comienza a mostrar síntomas típicos de la abstinencia mezclados con los de una violenta posesión diabólica... o bien como indica el título del film, infernal. Qué oportuno... La chica intenta dominar sus propios demonios y termina siendo, literalmente, poseída. A partir de ese momento, y en medio de tanto horror y un poquito de humor, estos amigos luchan por sus propias vidas y por salvar la de la joven. La propuesta, que llega a las salas de cine de la Argentina un día antes de su estreno en los Estados Unidos, sin dudas dejará muy satisfechos a los fans de la saga sobre la que ya se baraja la posibilidad de una nueva entrega.
El británico Simon West ("Los Indestructibles 2") vuelve a dirigir a Nicolas Cage, con quien trabajó precisamente en su debut como director en 1997 con la película "Con Air: Riesgo en el Aire". Ahora, ambos se reúnen en este film supuestamente de acción cuya historia poco creíble carece de la tensión que caracteriza a este tipo de producciones, y que, debido a las evidentes fallas del guión escrito por David Guggenheim ("Protegiendo al Enemigo") decae en lo más ridículo luego de la primera media hora de metraje. La historia gira en torno a Will Montgomery (Cage), un experto ladrón que junto a su equipo de "trabajo" compuesto por Vincent (Josh Lucas), Riley (Malin Akerman) y Hoyt (M.C. Gainey), están por robar un banco y hacerse de un gran botín de 10 millones de dólares. Un altercado con el personaje a cargo de Lucas, sumado a que está siendo vigilado por el agente del FBI Tim Harlend (Danny Huston), hacen que las cosas salgan mal y el protagonista termine ocho años en la cárcel. Tras cumplir su condena, decide dejar atrás su pasado como criminal y recuperar la relación con su hija Alison (Sami Gayle), de la que está totalmente distanciado. Sin embargo, tanto Vincent como el FBI están convencidos de que Will escondió el dinero del mencionado golpe antes de que lo sentenciaran a prisión. A fin de hacerse con la parte que le corresponde y culpándolo por todo lo malo que le sucedió a partir de aquel momento, su antiguo cómplice secuestra a la joven y exige el botín como rescate. En medio de los festejos por el Mardi Gras (carnaval que se celebra en Nueva Orleans), Will, al mejor estilo Bryan Mills en "Búsqueda Implacable" (pero mucho, mucho peor), sólo dispone de 12 horas para entregar el dinero que en realidad no tiene y así salvar a su hija antes de que sea demasiado tarde. Una mala dirección de actores y un libreto sin sentido, repleto de clichés y que además intenta añadirle un poco de humor inteligente que no resulta efectivo, "Contrarreloj" es una desastrosa producción que tranquilamente podría haber evitado su exhibición en cines y editarse directamente en DVD.
Basándose en el libro "Alfred Hitchcock and The Making of Psycho" del escritor Stephen Rebello, el poco conocido realizador británico Sacha Gervasi (quien fuera guionista de "La Terminal") dirige su segundo largometraje (el primero fue un documental sobre un grupo de heavy metal), con el cual el espectador conocerá un poco más de la particular personalidad de "el maestro del suspenso", interpretado magníficamente por Anthony Hopkings (la prótesis y el parecido es genial), y la relación con su esposa Alma Reville, papel a cargo de una Helen Mirren que -como nos tiene acostumbrados- se brinda de lleno en su papel. La película, principalmente un drama biográfico repleto de ironías cómicas y sarcasmo, pone al descubierto su cautivadora y compleja historia de amor, que no siempre fue "de amor" sino una auténtica, dinámica, compleja, contradictoria, bella y dolorosa colaboración creativa, ya que ella, manteniéndose en un segundo plano, ha contribuido significativamente en los proyectos del director inglés que no siempre la valoró. Si bien la excusa para abarcar la intimidad, la vida diaria y la enigmática mente de este ícono cinematográfico es el mismísimo rodaje del aterrador thriller "Psicosis" (Psycho), Hitchcock" se centra en la persona y no en los pormenores de dicha filmación, aunque por suerte somos testigos de algunas técnicas utilizadas por Alfred para lograr que Janet Leigh (Scarlett Johansson), Vera Miles (Jessica Biel) y Anthony Perkins (llama la atención el increíble parecido del actor James D’Arcy) lograran transmitir en pantalla lo que se requería para esas controversiales escenas -que terminaron convirtiéndose en clásicas- (la de la ducha es la más conocida) con las que el legendario director marcó un antes y un después dentro del género del terror psicológico. Con una lograda recreación de aquella época, 1960, el film sigue paso a paso la turbulenta creación del clásico filme basado en la novela de Robert Bloch; el interés de Hitchcock en el asesino de la vida real Ed Gein (Michael Wincott); el casting del elenco; la obsesión por las mujeres rubias cuya belleza y poder frío y distante agraciaron e inquietaron sus filmes; y la lucha con los censores de Hollywood para lograr la exhibición de la película en la que, literalmente, invirtió todo. A lo largo de su desarrollo, Gervasi incluye referencias y guiños sobre la carrera de Hitch, la serie televisiva "Alfred Hitckcock Presenta", la presencia de los pájaros (clara referencia a la que fuera su siguiente producción) y el mítico "good evening". El reparto de esta entretenida propuesta se completa con Toni Collette como Peggy Robertson, la secretaria de Hitchcock, Danny Huston como Whitfield Cook, y Michael Stuhlbarg como el agente Lew Wasserman.
Tras cinco años sin dirigir, la última fue "Petróleo Sangriento" (2007), Paul Thomas Anderson ("Magnolia") regresa con esta nueva propuesta cinematográfica parcialmente basada en L. Ron Hubbard, fundador de la Iglesia de la Cienciología en la década de los '50. ¡Ojo! No es un drama biográfico. Si bien los orígenes de esta secta (para algunos, una religión que ha cosechado miles de seguidores, entre ellos Tom Cruise, John Travolta y otras personalidades de Hollywood) no están directamente explícitos en el argumento, la película desarrolla a través del personaje interpretado por Philip Seymour Hoffman (nominado al Oscar por este papel), los primeros días de Hubbard como "Maestro" y la creación de esta nueva "filosofía". Ambientada en los Estados Unidos luego de la Segunda Guerra Mundial, la historia de "The Master" (El Maestro en inglés) gira en torno a un veterano llamado Freddie Quell (Joaquin Phoenix), un ex-oficial marino incapaz de establecerse en la vida cotidiana de la sociedad de aquella época luego de la culminación del mencionado conflicto bélico. Debido al estrés postraumático que padece, vagabundea por la vida sin rumbo fijo (y sin trabajo que le dure) en un estado de agresividad y ebriedad importantes, además de que evidencia problemas mentales (hereda de su madre el gen de la esquizofrenia) y una fuerte obsesión por el sexo. Su "viaje" se torna impredecible cuando tropieza con un incipiente movimiento religioso/filosófico conocido como "La Causa" y con su carismático líder, Lancaster Dodd (Philip Seymour Hoffman), quien toma a Freddie bajo su tutela y lo ayuda a superar sus problemas. A partir de ese momento, este hombre trastornado se une a Dodd, su poderosa e influenciadora esposa Peggy (Amy Adams) y el resto de su familia en la tarea de propagar las enseñanzas del movimiento cuya premisa es la sanación a través de la exploración de las vidas pasadas mediante una especie de regresión bajo hipnosis a la que se someten los pacientes que creen en esta ideología. El conflicto del film reside en que el personaje de Phoenix, una especie de experimento de Dodd para probar sus métodos, no logra superar sus adicciones por más que siga los pasos de "La Causa". Con una estructura compleja, larga y con varias escenas lentas, algunas de ellas innecesarias y aburridas, Anderson (quien también escribió el guión) no sólo quiso mostrar sutilmente los comienzos de la Cienciología sino las condiciones en las que regresa un soldado después de una guerra. Además, explora la relación entre los personajes formidablemente intepretados por Phoenix, Seymour Hoffman y Amy Adams, todos nominados a un premio Oscar en las categorías mejor actor, actor de reparto y actriz de reparto, respectivamente.
Luego de su trabajo en "Haywire" (en la Argentina fue estrenada bajo el título "La Traición"), Channing Tatum vuelve a ponerse bajo las órdenes del director Steven Soderbergh en esta producción inspirada parcialmente en las experiencias del actor antes de dedicarse por completo a esta profesión dentro de la industria cinematográfica, ya que a los 18 años solía desempeñarse como stripper en Tampa, Florida. Precisamente es en esta ciudad donde se toma lugar la trama de la película en la que el protagonista -y también productor ejecutivo- encarna a Mike Lane, un joven emprendedor de 30 y tantos años que pasa sus días tratando de reunir el dinero para establecer su propio negocio de diseño de muebles a medida y no convencionales. ¿Cómo lo hace? Si bien el trabajo principal es siendo el "Mágico Mike" al que hace referencia el título del film, es decir la estrella del club nocturno Xquisite (cuyo propietario es Dallas, el personaje interpretado por Matthew McConaughey), también tiene otro oficios, uno de ellos es como empleado en una obra en construcción. Es allí donde conoce a Adam alias "el Niño" (Alex Pettyfer), quien tras ser despedido, Mike -intuyendo las posibilidades del joven de 19 años- lo toma como su discípulo y lo inicia en las artes de bailar, animar fiestas, seducir chicas y hacer dinero fácil. No pasa mucho tiempo para que el muchacho se vea atraído por el particular y excesivo estilo de vida de los bailarines (el staff de strippers se completa con los personajes a cargo de Matt Bomer, Joe Manganiello, Kevin Nash y Adam Rodriguez) usando drogas y teniendo encuentros sexuales con varias clientas y admiradoras. A partir de ese momento, el conflicto dramático -y lamentablemente previsible- que debería haberse desarrollado en profundidad no llega a ningún lado, por lo que "Magic Mike" termina siendo, durante casi 2 horas, una sucesión de eventos sin demasiada relevancia intercalados con números coreografiados en el escenario de Xquisite. A pesar de ese aspecto negativo en el guión escrito por Reid Carolin, resulta entretenida, sólo por momentos. Sin dudas, ésto no es lo mejor de Soderbergh. En lo que respecta a los desempeños actorales, Tatum se destaca al recrearse casi a sí mismo en su juventud, sobre todo en lo que tiene que ver con el baile (cosa que habíamos visto en "Step Up" pero no en esta clase de nivel sexual). Por su parte, Pettyfer está muy correcto y Matthew McConaughey es simplemente una versión propia de Matthew McConaughey con un papel menor en el que despliega su evidente gusto por mostrar su marcado físico. El reparto se completa con las presencias femeninas a cargo de la poco conocida Cody Horn como Brooke, la cautivante hermana de "el Niño", Olivia Munn como Joanna, con la que Mike comparte sólo una relación física.
Nada tiene sentido en esta innecesaria y desastrosa secuela en la que se no se "revela" absolutamente nada; sólo algún que otro detallito del misterio sobre el que se centraba la historia de la anterior película protagonizada en 2006 por Radha Mitchell, Sean Bean y Jodelle Ferland, basada en la exitosa franquicia de videojuegos estilo "survival horror" desarrollada por Konami. Aquella dirigida por Christophe Gans y escrita por Roger Avary no resultó ser una maravilla pero, dentro de lo confuso de su argumento y su larga extensión (recuerdo que fueron unos laaaargos 125 minutos), conseguía envolvernos en una historia de misterio y de terror que tenía más sentido y coherencia que esta continuación que no hace más que confundir aún más al espectador que esperaba encontrarse con algo digno de ver, especialmente los gamers. De aquel reparto sólo quedó Sean Bean, quien vuelve a interpretar a Christohper Da Silva. Luego de los sucesos desarrollados en "Silent Hill" (su esposa Rose y su hija adoptiva Sharon habían quedado atrapadas en el pueblo maldito que da nombre a los films) ahora lo vemos junto a su hija ya adolescente (en esta ocasión interpretada por Adelaide Clemens) intentando escapar de las peligrosas fuerzas que la joven no puede terminar de comprender, por lo que han estado mudándose de un lugar a otro y cambiando sus respectivas identidades. Aquí la coherencia desaparece por completo debido a un guión defectuoso desde la primera palabra que plasmó Michael J. Basset, quien además es el director. A los 10 minutos y con un simple cameo de la actriz Radha Mitchell como para establecer un enlace entre ambas producciones, se nos "explica" que la niña (la clave de todo el asunto) es la única que pudo salir a través de una especie de portal que su madre encontró; aunque su regreso al "mundo real" le hizo perder la memoria. Desde ese momente el personaje de Bean es quien tuvo que protegerla y mantenerla alejada del mencionado lugar y del culto maligno que los ha estado atormentando durante años. En la víspera de su cumpleaños número 18, Sharon/Heather es acosada por horribles pesadillas y espantosas visiones sobre Silent Hill que pronto la arrastran nuevamente a esa realidad demoníaca paralela o lo que fuese en busca de su padre desaparecido. Allí, ella descubre que no es quien cree ser. En definitica esa termina siendo la única revelación, la cual había sido develada en la película anterior. Dentro de toda la ridiculez de la adaptación mezclada con la mitología propia del videojuego (cabeza de pirámide está presente), el co-protagonista de la película es Vincent (Kit Harington), un extraño estudiante que conoce la muchacha en su primer día de escuela. Todo indica que será una víctima más pero... no. A pesar de ello, se fuerza el interés romántico entre ambos. En lo que respecta al resto del reparto, las efímeras presencias de Carrie-Anne Moss y Malcolm McDowell no aportan ni aseguran el éxito en esta película literalmente de terror que no genera miedo alguno. Dato Curioso Los actores Sean Bean y Kit Harington volvieron a encontrarse en un set de filmación luego de su trabajo juntos en la primera temporada de la serie de HBO "Games of Thrones", donde Bean interpretó Eddard Stark, padre de Jon Snow, el personaje de Harington.
Luego de tantas postergaciones por parte de la distribuidora Walt Disney Pictures, finalmente se estrena en nuestras salas "La Extraña Vida de Timothy Green", un film cuyo argumento es raro, pero en el buen sentido, ya que posee un alto componente mágico y una estructura atemporal. Escrita y dirigida por Peter Hodges ("Dan en la Vida Real"; "Fragmentos de Abril"), sobre una historia original de Ahmet Zappa, la película se desarrolla en Stanleyville, un pueblito ficticio en los Estados Unidos (la capital de los lápices del mundo), y nos relata la historia de un matrimonio felizmente casado y que no ve la hora de formar una familia. Ellos son Jim (Joel Edgerton) y Cindy Green (Jennifer Garner), quienes -a lo largo de toda la película- se encuentran en la oficina de una agencia de adopción tratando de convencer a la asistente social (papel interpretado por Shohreh Aghdashloo) que ellos son dignos de ser padres adoptivos (ella no puede concebir). Los fundamentos de la pareja se basan en la experiencia vivida con Timothy (destacado desempeño de CJ Adams). Nosotros, los espectadores, somos testigos de lo que los Green le van contando a la responsable de las adopciones y es que, tras recibir la noticia de que definitivamente no podían tener un bebé, se dieron por vencidos pero no sin antes imaginar cómo sería su supuesto hijo (honesto, con dones para el arte, especialmente el dibujo y la música, el que anotará el gol ganador en un partido de fútbol, etc). Una noche, esas cualidades, las plasmaron en diversos papeles y las colocaron en una caja de madera que enterraron en la pequeña huerta de vegetales de Cindy. Tras una tormenta pasajera, un niño de 10 años se les aparece súbitamente en la puerta de su casa. Así, prácticamente de la nada, el matrimonio tiene un hijo con una curiosa característica que lo hace tan diferente como su llegada a este mundo: él, al igual que las plantas, tiene hojas en sus piernas. Nadie cuestiona nada sobre Timothy, quien impacta y cambia la vida de la dupla protagóica y las de todos los que los rodean: el padre de Jim (David Morse); la hermana de Cindy (Rosemarie DeWitt) y su jefa en el museo de los lápices (Dianne Wiest). En esta especie de cuento de hadas (por momentos divertido y por momentos tierno y emotivo), el niño representa una metáfora y es quien les enseña a Jim y a Cindy a ser padres y amar como tales. Ellos son una familia inusual que emerge, planta -literalmente- la semilla de la esperanza hasta madurar como una unidad familiar mientras la historia se desarrolla.