En este film dirigido por Boaz Yakin ("Pequeñas Grandes Amigas"), Jason "el pelado" Statham vuelve a lucirse -y a deleitarnos- con lo que mejor sabe hacer: repartir patadas y todo tipo de golpes a través de espectaculares peleas coreografiadas. En esta ocasión, el actor que en el pasado fue deportista profesional (perteneció al equipo británico de Natación con especialidad en saltos ornamentales) y que en la actualidad es un verdadero experto en artes marciales y kickboxing, encarna a Luke Wright, un luchador de segunda categoría en estas disciplinas (luego nos enteramos que también fue agente de policía) que cruza su camino con Mei (la debutante Catherine Chan), una niña china de 12 años que es perseguida por la tríadas de su país, la mafia rusa e incluso la policía de la ciudad de Nueva Jersey. Él, que "arruinó" una pelea previamente arreglada, la mafia rusa decide ajusticiarlo para usarlo de ejemplo, matando a su esposa embarazada y amenazándolo con eliminar a cualquier persona con quien entable una relación. Obligado a deambular por las calles como un indigente, el protagonista se convierte en un fantasma al borde del suicidio. Ella, es una prodigio de las matemáticas que es secuestrada de su casa en Nanjing por las Tríadas, para luego ser trasladada a los Estados Unidos de la mano del líder Han Jiao (James Hong). Allí, la pequeña es utilizada como "contadora" en sus chantajes y extorsiones. Sin computadoras, sin papeles, ella puede contabilizar todos los números en su cabeza, por lo que le dan la combinación que pertenece a una caja fuerte (de allí "Safe", el título original del film) para que lo memorice. Claro que esa valiosa información también le interesa a los rusos. Entre secuestros y extorsiones, Mei logra escapar y es encontrada por Luke, quien se compromete a proteger a esta joven que no conoce, lo que lo lleva a enfrentarse con las mafias china y rusa, con policías corruptos y con el alcalde de la ciudad y su "asistente". Violentas situaciones que durante el transcurso de una noche lo llevarán a recorrer el bajo mundo de la ciudad para salvar la vida de Mei y redimir la suya propia. A diferencia de los trabajos previos de Statham, lo que aquí menos importa es el guión, cuya historia resulta un poco floja. Lo que indudablemente sobresale, sobre todo para los que somos seguidores de Statham, son las increíbles escenas de acción a las que se ve inmerso su personaje.
Mel Gibson regresa a lo que mejor sabe hacer: interpretar a un héroe de acción (aunque en este caso, antihéroe). En este film realizado por su propia productora Icon, la misma con la que encaró sus proyectos como director ("La Pasión de Cristo" y "Apocalypto"), el actor de "Arma Mortal" se pone en la piel de un ladrón que -al principio del film- se encuentra escapando de las autoridades norteamericanas tras hacerse de unos cuantos millones de dólares que podrían darle unas más que agradables vacaciones. Pero durante la persecución a alta velocidad con una patrulla fronteriza, y cargando un payaso malherido en el asiento de atrás, este personaje que el espectador conocerá sólo como "Conductor" -y más adelante como el "gringo" al que hace alusión el título de la película- termina literalmente incrustado en el famoso muro que delimita la frontera entre los Estados Unidos y México, país que lo recibe con oficiales corruptos que lo envían a "El pueblito", una inmunda prisión repleta de malhechores que viven con sus familias. Una vez allí dentro, el protagonista pone en marcha un plan para recuperar el botín mientras conoce el extraño y peligroso mundo de esa especie de mini ciudad carcelaria donde entabla una relación con un niño de diez años (Kevin Hernandez) y su madre (Dolores Heredia), a quienes debe proteger del peligroso Javi (Daniel Giménez Cacho), el líder criminal que controla el lugar. Dirigida por el debutante Adrian Grunberg, un realizador de padres argentinos, criado en España y radicado en México que ya había trabajado en producciones de Gibson como asistente, la irreverente y surrealista "Vacaciones Explosivas" desarrolla una trama sencilla (co-escrita entre Grunberg, Gibson y Stacy Perskie) pero atrapante y bien resuelta que cuenta con diálogos ingeniosos y muy pero muy ácidos.
El guionista, director y productor Tony Gilroy ("Duplicidad", "Michael Clayton"), quien ha sido el responsable de toda la narración de la saga "Bourne" (compuesta por "Identidad Desconocida", "La Supremacía de Bourne" y "Bourne: El Ultimátum"), asumió también la dirección en este nuevo capítulo -el cuarto- de la exitosa serie basada en las novelas del fallecido escritor Robert Ludlum y que narran la historia de un asesino que padece amnesia y que es perseguido por los mismos que lo entrenaron como tal mientras lucha por descubrir su verdadera identidad. En "El Legado de Bourne", cuyo protagonista central está encarnado por el actor Jeremy Renner, el realizador amplía el universo creado por el propio novelista con una historia totalmente original que, si bien toma el título de una novela póstuma publicada en 2004 (y escrita por Eric Van Lustbader), no se basa en el argumento de la misma, ya que desarrolla una historia paralela a partir de los sucesos desencadenados en los capítulos anteriores y que estuvieron protagonizados por Matt Damon, quien se negó a regresar a la franquicia porque esta nueva entrega no iba a ser dirigida por su amigo Paul Greengrass y porque el guión que recibió no le gustó. Claro que Damon sólo aparece en fotos, ya que la trama de este nuevo film transcurre casi en simultáneo a lo ocurrido en "Bourne: El Ultimátum" (2007), presentando a un nuevo personaje llamado Aaron Cross (Renner), un veterano de la guerra de Iraq y actual operativo de la CIA cuya vida está en peligro debido a que la existencia de Jason Bourne y del programa de inteligencia al que pertenecía, "Treadstone", se hicieron públicas. Con la amenaza latente de dejar al descubierto "Outcome", otro de los programas clandestinos que tienen por objetivo crear espías con ciertas habilidades, con una alta resistencia al dolor y que son utilizados en misiones aisladas, de alto riesgo y a largo plazo, Eric Byer (Edward Norton), junto al Ministerio de Defensa, decide cerrarlo eliminando a todos los involucrado, entre los que se encuentran el propio Cross, los otros cinco agentes del mencionado programa y los científicos encargados de monitorearlos. Algo sale mal y Cross, junto a la Dra. Marta Shearing (Rachel Weisz), deben correr por sus vidas. Esta vuelta de tuerca es, sin duda alguna, igual de entretenida y -lo más importante- con un guión sólido que sigue conectado con los puntos más importantes de toda la saga. Con grandes escenas de acción (la persecución por las calles de Manila es espectacular) y movimientos de cámara propios de los filmes predecesores, la ausencia de Matt Damon no se nota aunque se extraña. Pero como bien señala el lema del film... "nunca fue sólo uno".
Llega a nuestras salas de cine una nueva versión de "El Vengador del Futuro" (Total Recall), film de ciencia ficción de Paul Verhoeven, basado a su vez en el cuento corto "We Can Remember It For You Wholesale" (Podemos recordarlo por usted al por mayor), escrito en 1966 por Phillip K. Dick. Los papeles que encarnaron en el año 1990 Arnold Schwarzenegger, Rachel Ticotin y Sharon Stone, aquí son interpretados por los actores Colin Farrell, Jessica Biel y Kate Beckinsale, quien particularmente vuelve a trabajar bajo la dirección de su esposo Len Wiseman, tal como lo hizo en "Inframundo" e "Inframundo: La Evolución". No es una remake "per se", ya que mientras su predecesora sucedía en un futuro en el planeta Marte y sus oprimidos habitantes luchaban por el oxígeno, en esta producción de Wiseman ("Duro de Matar 4.0") la historia también es futurista -se desarrolla a fines del siglo 21- pero toma lugar en la Tierra, en los únicos dos territorios que quedaron habitables luego de una guerra química: la Federación Unida de Bretaña y La Colonia, que están conectadas por La Caída, un elevador gigante que pasa por el núcleo del planeta. La primera es la más desarrollada y suprema, que planea una invasión para eliminar el terrorismo, justamente desahaciéndose del lugar donde viven los obreros como Douglas Quaid (Farrell), el protagonista, un hombre común que tiene una bella esposa (Beckinsale) a la que ama, pero que está cansado de la rutina, la desigualdad y de la frustrante vida que lleva, por lo que recurre a Rekall, una compañía especializada en implantar falsos recuerdos en la mente humana. En este caso, los de una vida como súper espía. Algo sale mal y es justamente en el recinto donde surge el conflicto del film, ya que Quaid descubre por primera vez que no es quien creía ser, que tiene habilidades que desconocía y que su supuesta esposa es miembro de la policia federal, cuya misión es entregarlo a las autoridades. A partir de ese momento, se convierte en un sujeto perseguido por el organismo controlado por el malvado de turno, el Canciller Cohaagen (Bryan Cranston), y compuesta en su mayoría por agentes robots parecidos a los clones de "Star Wars: Episodio II" que el propio Quaid ensambla diariamiente en su trabajo. Sin poder determinar qué es real y qué es un recuerdo, la única persona en la que puede confiar es una luchadora rebelde (interpretada por Jessica Biel) que trabaja para el jefe de un movimiento de resistencia clandestino (papel a cargo de Bill Nighy). Entre medio de espectaculares escenas de persecución en automóviles flotantes (la película es visualmente impecable y con un guión bastante sólido), el personaje de Colin Farell se encarga de que la frontera entre la fantasía y la realidad se diluya a medida que va descubriendo su verdadera identidad, su verdadero amor y su verdadero destino.
Tras su participación en "La Invención de Hugo Cabret", Sacha Baron Cohen vuelve al cine con el humor polémico y provocador que lo caracteriza. Al igual que en "Borat: El Segundo Mejor Reportero del Glorioso País Kazajistán viaja a América" (estrenada en 2006) y "Brüno" (editada en la Argentina para el video hogareño en 2009), el actor británico vuelve a las andadas al abordar conflictos culturales, religiosos y políticos del mundo actual... y arremetiendo especialmente contra la cuestionada política exterior de los Estados Unidos. En "El Dictador", film en el que vuelve a trabajar bajo la dirección de Larry Charles (productor ejecutivo de las series "Mad About You", "Seinfeld" y "Curb Your Enthusiasm"), Cohen interpreta al Almirante General Haffaz Aladeen, un dictador que se asegura que la democracia nunca llegue a Wadiya, un país situado al norte de África y muy rico en petróleo. Dado que las Naciones Unidas demanda que el líder supremo y amado opresor se presente en Nueva York en una reunión para exponer una explicación sobre los asuntos de su país, especialmente lo relacionado al desarrollo secreto de armas nucleares, Aladeen viaja junto a su Tío Tamir (Sir Ben Kinglsey), su confiable consejero -y también Director de la Policía Secreta, Jefe de Seguridad y Proxeneta de Mujeres- para resolver las inquietudes del organismo. Una vez allí, él y su séquito no son recibidos cálidamente, ya que la ciudad está repleta de exiliados de Wadiya que anhelan ver a su país libre del despótico régimen de este dictador que termina siendo secuestrado y reemplazado por un doble que firmará por él el documento oficial que establecerá el inicio de la democracia. A partir de ese momento, el protagonista deambula por las calles de Manhattan como un refugiado más del estado que él mismo tan "amorosamente" oprime, para tratar de recuperar el poder que le pertenece. Claro que en el medio de esta historia irreverente sobre los líderes de países dictatoriales, hay espacio para la fórmula de la comedia romántica, ya que cruza su camino con Zoey (Anna Faris), una joven activista ecológica a la que conoce en una manifestación en las afueras del edificio de las Naciones Unidas. A diferencia de las películas anteriormente mencionadas, "El Dictador" representa lo mejorcito de las ácidas, críticas y bulgares propuestas de Baron Cohen, ya que aquí, el ingrediente extra es el desarrollo de una historia mucho más inteligente y una producción más cuidada. No les gustará a muchos pero los que eligen ver una de Sacha, saben lo que van a encontrar.
Entre 1934 y 1959, el trío cómico norteamericano compuesto originalmente por Moses Harry Horwitz (Moe), Louis Feinberg (Larry) y Jerome Lester Horwitz (Curly), repartieron piquetes de ojos, cachetadas y golpes de todo tipo a lo largo de 190 cortos cinematográficos para la empresa Columbia Pictures, en los que cultivaron una comicidad basada en la violencia física. Claro que cobraron mucha más notoriedad en todo el mundo en su paso por la televisión. De la mano de los hermanos Peter y Bobby Farrelly, los mismos realizadores de "Tonto y Retonto", "Loco por Mary", "Amor Ciego", "La Mujer de mis Pesadillas" y "Pase Libre", Los Tres Chiflados llegan al cine con una versión moderna protagonizada por los conocidos Chris Diamantopoulos ("24"), Sean Hayes ("Will & Grace") y Will Sasso ("$#*! My Dad Says"), quienes se ponen en la piel de Moe, Larry y Curly, respectivamente, realizando un gran trabajo actoral interpretándolos, lo que nos lleva a decir... ¡son idénticos! La película, que respeta el aspecto de los personajes, los efectos de sonido y las voces de los actores originales, recrea la premisa de aquellos cortos con una historia que se desarrolla en una línea narrativa más extensa y por demás divertida y sobre todo, con un humor sano que hoy en día es difícil de encontrar... claro, a pesar de las bofetadas y los piquetes de ojos (bien por los directores que al final de la misma optaron por explicarle a los espectadores más pequeños cómo hicieron los efectos de los pellizcos y las trompadas y por qué no deberían intentarlo en sus casas). En cuanto a la trama, la misma cuenta la historia de estos tres ingenuos y tontos, quienes siendo tan sólo unos bebés fueron abandonados en la entrada de un orfanato a cargo de unas monjas interpretadas por Jane Lynch, Jennifer Hudson, Kate Upton y... ¡Larry David! Para quienes no lo sepan, este actor fue guionista de la exitosísima serie "Seinfeld" y protagonista de "Curb Your Enthusiasm". Cuando el orfanato en el que pasaron su infancia (y también su adultez) corre peligro de cerrar sus puertas por motivos financieros, y habiendo dejado a las monjas golpeadas, adoloridas y confusas como consecuencia de sus travesuras a lo largo de su estadía en el lugar, el trío se pone en la difícil tarea de reunir 830.000 dólares en tan sólo treinta días para no perder el único hogar que han conocido. En el medio de su misión, que los lleva a salir al mundo exterior, se ven involucrados en una extraña trama de asesinato (el personaje de Sofía Vergara les tiene una propuesta a cambio del dinero) y en el reality show "Jersey Shore", el "éxito" de la cadena MTV. A lo largo de la hora y media de duración, "Los Tres Chiflados" (proyecto postergado por años), que presenta su argumento dividido en varios capítulos (con la clásica placa que daba inicio a los cortos) es un divertido y por sobre todo acertado homenaje a este grupo que durante 25 años le inyectó humor en blanco y negro a las generaciones pasadas.
Es lo mismo pero distinto, ya que existen varias líneas argumentales que giran alrededor de Peter Parker y su alterego como el superhéroe arácnido. Con un nuevo elenco, director y un enfoque jamás contado de la historia basada en el comic creado por Stan Lee y Steve Ditko, El Hombre Araña regresa, una vez más, a la gran pantalla... pero esta vez -además de las novedades- lo hace en formato 3D. Este personaje, que allá por el año 2002 reflotó -en términos cinematográficos- las producciones basadas en superhéroes (especialmente de la Marvel Comics) y que había sido interpretado por Tobey Maguire en la trilogía que continuó en 2004 y que finalizó en 2007 (todas dirigidas por Sam Raimi) ahora es encarnado por el joven actor Andrew Garfield, conocido por sus trabajos en "Red Social" y "Nunca Me Abandones". El argumento de este reincio de la franquicia -dirigido por Marc Webb ("500 Días con Ella")- desarrolla aspectos ya conocidos en la vida de Peter Parker con algunos otros que no han sido explorados en los filmes anteriores como por ejemplo las causas que lo llevan a vivir con sus tíos Ben (Martin Sheen) y May (Sally Field) desde muy pequeño. Además, esta producción aborda el interés del joven por la ciencia, lo cual heredó de su padre (interpretado por Campbell Scott). Dentro de este contexto, la trama de "El Sorprendente Hombre Araña" se enfoca en el hecho de que el protagonista, este muchacho para nada popular en su escuela, descubre un misterioso portafolio que perteneció a su padre, por lo que comienza a investigar y comprender su desaparición y la de su mamá (Embeth Davidtz). Ésto, lo lleva directamente a OsCorp y al laboratorio del Dr. Curt Connors (Rhys Ifans), antiguo socio de su progenitor y el villano de turno, "El Lagarto". En cuanto a la parte romántica de esta producción que combina el drama adolescente con escenas de humor muy bien logrados, el guión escrito por James Vanderbilt, Alvin Sargent y Steve Kloves, desarrolla la historia del primer amor de Parker, Gwen Stacy (en la piel de la actriz Emma Stone), su compañera de clase en la preparatoria. A pesar de transitar un terreno conocido pero contado de otra manera (en definitiva, "Batman" también se "reinició" de la mano de Christopher Nolan y "Superman" hará lo propio junto al director Zack Snyder en "Man of Steel"), siempre da gusto, sobre todo para los nerds, reencontrarse en las salas de cine con esta clase de personajes.
En el verano de 1956, Marilyn Monroe (interpretada por Michelle Williams) llegó a Inglaterra por primera vez, lo que revolucionó todo Londres. De luna de miel con su marido, el célebre dramaturgo Arthur Miller (Dougray Scott), la estrella de Hollywood arribó a la capital británica para filmar "El Príncipe y la Corista" (The Prince and the Showgirl), película que la encontró compartiendo cartel con la leyenda del teatro Sir Lawrence Olivier (Kenneth Branagh), quien dirigió y además co-protagonizó el film. Dentro de este contexto, y basada en las novelas autobiográficas "Mi Semana con Marilyn" (My Week With Marilyn) y "El Príncipe, la Corista y yo" (The Prince, The Showgirl and Me), ambas escritas por Colin Clark, esta producción dirigida por Simon Curtis relata precisamente la experiencia del autor británico en el set de filmación -montado en los clásicos Estudios Pinewood- de aquella producción en la que se desempeñó como uno de los asistentes del director. Precisamente a través de los ojos de Clark (Eddie Redmayne), por aquel entonces un recién graduado de la Universidad de Oxford y aspirante a cineasta, es que se desarrolla la trama guionada por Adrian Hodges y que se enfoca en lo sucedido durante esa semana que el joven ingenuo de 23 años pudo compartir a solas con la emblemática Marilyn, la estrella más grande de la época dorada de Hollywood a la que todos, especialmente su séquito, adulaban y sobreprotegían pero que él supo apreciarla como realmente era detrás del personaje. Mientras se lleva a cabo la filmación y Olivier (un estupendo trabajo de Branagh) lidia y atiende con las múltiples exigencias de la actriz al mismo tiempo que maneja las inseguridades de la rubia platinada a la hora de interpretar, Colin y Marilyn, entre escena y escena, se sienten atraídos mutuamente. Ella, le abre su mundo interior donde lucha con su fama, su belleza y su deseo de convertirse en una gran actriz. Por su parte él, aprovechando la ausencia de Miller por un viaje de negocios, le muestra algunos de los placeres de la vida británica. "Mi Semana con Marilyn" no es una biografía del ícono sino un drama light que, manteniendo un buen ritmo, se centra en desarrollar un período concreto en la vida de Monroe que resulta ser una postal entretenida de lo sucedido esa semana. El director logra captar la esencia de la estrella, esa que a la hora de dejar de lado su personaje de sex-symbol, la muestra en la intimidad como una mujer vulnerable, infeliz, inocente, insegura, imperfecta y carente de cariño (vivió una infancia difícil sin padres) a la vez que remarca la falta de sus cualidades artísticas para la actuación. Muy parecida físicamente en ciertos momentos más que otros, Michelle Williams, merecidamente nominada a un premio Oscar por este papel en la edición 2012 (al igual que Kenneth Branagh en el rubro masculino), nos brinda un destacado trabajo con su propia visión e interpretación de Marilyn, a quien logra caracterizar muy correctamente con gestos y miradas propias de la actriz. El elenco se completa con pequeñas participaciones de Dominic Cooper, cuyo papel es el de Milton H. Greene, fotógrafo y socio de negocios de Monroe; Julia Ormond como Vivien Leigh, quien encarna a la actriz reconocida por su participación en "Lo Que el Viento se Llevó", además de ser la esposa de Olivier; Judi Dench como Sybil Thorndike y Emma Watson como Lucy, una asistente del departamento de vestuario.
Siguiendo la estética y la temática oscura de "La Chica de la Capa Roja" (Red Riding Hood, 2011), la industria cinematográfica ahora nos ofrece una nueva adaptación -distinta y con un giro más que interesante- de otro clásico cuento de hadas, en este caso "Blancanieves". Dirigida por el británico Rupert Sanders (un premiado realizador de comerciales que debuta en el ámbito del cine con este film), "Blancanieves y el Cazador" contiene todos los conocidos elementos del relato creado por los hermanos Grimm (el espejo mágico, la manzana roja, la reina malvada y los siete enanos) a la vez que introduce en su trama algunos otros que reinventan tanto la historia como su protagonista. En este caso, a una Blancanieves (interpretada por Kristen Stewart) mucho menos víctima y con más actitud decidida y rebelde que termina convirtiéndose en la líder de un ejército que lucha en una impresionante batalla para recuperar el trono que le pertenece -que es usurpado por la villana de turno- y así sanar una tierra devastada por la oscuridad y plagada de maldad. Todo se origina cuando cuando su madre (Liberty Ross), muere como consecuencia de una enfermedad. Su padre, el Rey Magnus (Noah Huntley), combate su profunda tristeza y depresión contrayendo matrimonio con Ravenna (una excelentísima Charlize Theron), una mujer poderosa y con segundas intenciones. En la misma noche de bodas, quien se convierte en la reina malvada mata al rey (el espectador conocerá los motivos por los cuales lo hace) y encierra a Blancanieves en la torre más alta del castillo. Ravenna, quien mantiene su belleza absorbiendo la juventud de las doncellas del reino, se reserva a la más bella de todas para el final. Claro que no cuenta con que Blancanieves logra escapar, y en su huia termina en el bosque tenebroso, ese mismo al que el cazador (interpretado por Chris Hemsworth) es enviado a capturar a la muchacha. Pero, por el contrario, ambos se convierten en aliados, y en tierras alejadas y pobladas por gnomos, enanos y hadas, el dúo cruza su camino con los clásicos y diminutos personajes que aquí son interpretados por un grupo de destacados actores británicos: Ian McShane, Bob Hoskins, Ray Winstone, Nick Frost, Toby Jones, Eddie Marsan, Johnny Harris y Brian Gleeson. Ellos también forman parte de la odisea y brindan su ayuda. Sin duda, esta película es muy lograda en todos sus aspectos, aunque el guión escrito por Evan Daugherty, John Lee Hancock y Hossein Amini pasó por alto un elemento esperado en este tipo de producciones: el romanticismo y un problemático triángulo amoroso; pero le damos crédito por jugarse a no desarrollarlo y darle prioridad a las vivencias de la protagonista. En lo que respecta a lo técnico, cabe resaltar la dirección del propio Sanders, el diseño de producción, ambientación, vestuario, fotografía y estética; elementos acompañados por bonitos paisajes naturales. Y en cuanto al elenco, que se completa con Sam Clafin como William, un joven duque, y Sam Spruell como Finn, el vengativo hermano de Ravenna, la joven, talentosa -y a veces tímida- Kristen Stewart (lamentablemente encasillada al personaje de Bella Swan de "La saga Crepúsculo") logra un correcto desempeño como Blancanieves, aunque es difícil no encontrar gestos propios de la actriz que se ven reflejados en los distintos roles que ha interpretado a lo largo de su carrera.
Luego de 10 años, Will Smith y Tommy Lee Jones vuelven a encarnar a los Agentes J y K -respectivamente- en esta tercera entrega de la saga "Hombres de Negro", la cual vuelve a ser dirigida por Barry Sonnenfeld (tal como lo hizo en las dos anteriores) y que por primera vez ha sido filmada para ser exhibida en formato 3D. Basada en la serie de historietas creadas por Lowell Cunningham, publicadas por Malibu Comics, y producida nuevamente por la compañía Amblin Entertainment de Steven Spielberg, la trama de "Hombres de Negro 3", si bien se inicia en la actualidad, pega un salto en el tiempo y nos traslada al pasado. Más precisamente al 15 de julio de 1969, año al que J (Smith) se ve obligado a "viajar" (o "literalmente "saltar") para salvar la vida de su intrigante y taciturno compañero K (Lee Jones) para corregir los eventos que lo conducen, a la versión joven de éste (interpretado por Josh Brolin), a una muerte segura. Todo comienza cuando un alienígena llamado "Boris, el Animal" (a cargo del músico Jemaine Clement), que pertenece a una especie muy peligrosa que tiene por objetivo destruir planetas, escapa de una prisión lunar e invade la Tierra para vengarse de K, quien hace más de 40 años fue el responsable de arrancarle un brazo y encarcelarlo de por vida, por lo que el villano viaja al pasado y lo mata, produciendo que desapareza de la línea temporal del presente. Atentos los espectadores con el asunto de los saltos en el tiempo. Tal es así que en la agencia secreta gubernamental que se dedica a monitorear la actividad extraterrestre en nuestro planeta, ahora dirigida por la Agente O (pequeña participación de la actriz británica Emma Thompson), recuerdan a K como un agente que falleció en el cumplimiento del deber cuatro décadas atrás; excepto J, quien es el único que lo recuerda y se pregunta qué le sucedió. Con la vida de su mentor y el destino del planeta en peligro ante una invasión, J se transporta a ese día para evitar que Boris cumpla su cometido. Claro que además, el personaje de Will Smith aprovecha la ocasión para poder conocer los secretos de su compañero -aquellos que no tienen nada que ver con el universo- para así saber qué lo llevó a ser tan irritable y reservado. A través de un buen ritmo y humor inteligente, la estructura narrativa de este entretenido film (supera ampliamente a su predecesora) profundiza la historia de estos dos personajes y la relación entre ambos y, lo más importante, el relato está por encima de lo que podría haber sido sólo una sucesión de chistes desparramados en medio de una seguidilla de efectos especiales funcionales sólo a las tres dimensiones. Otro aspecto para destacar, en lo que respecta a las actuaciones, es la labor del actor Josh Brolin encarnando al Agente K de 1969. Él aporta una interpretación intuitiva y sutil como un joven K, ya que canaliza los ademanes y la personalidad que el propio Tommy Lee Jones le imprime al mencionado personaje.