Re loca: cuatro mujeres y un destino. Y llegó nomás la versión argenta de la película chilena “Sin filtro (2016)“, con algunos cambios mínimos en el guión, un poco menos de sutilezas y una gran Natalia Oreiro perdiendo la chaveta. Quién no está pensando lo genial que tiene que ser el guión de la película chilena “Sin filtro (2016)“ dirigida por Nicolás López y protagonizada por Paz Bascuñán, para que España haya decidido hacer su propia versión bajo el título “Sin rodeos (2018)“ con dirección de Santiago Segura y protagónico de Maribel Verdú, y México haya hecho lo propio con “Una mujer sin filtro (2018)“, con Luis Eduardo Reyes dirigiendo y Fernanda Castillo en el rol principal. Y para completar el cuarteto, nuestra propia versión claro con Martino Zaidelis, dirigiendo lo que es su ópera prima, y nuestra ya casi también argenta Natalia Oreiro personificando a esta mujer en crisis total que como el título avisa se volverá “Re loca“. Desde ya, el guión no tiene nada de espectacular, inteligente ni original, al menos no para que se hagan cuatro películas contando, casi a raja tabla, la misma historia con personajes bastante estereotipados y un argumento que no trae nada nuevo bajo el sol. Sin embargo en todos los casos, sobre todo en el chileno, el público llenó los cines haciendo de la propuesta un éxito absoluto, y casi en un 99% nos podemos animar a predecir que lo mismo pasará con “Re loca“. Entonces, ¿por dónde pasa la cosa? Podríamos seguir la línea de Anthony Perkins en “Psicosis (Psycho, 1960)”, el emblemático film de Alfred Hitchcock, y pensar que todos estamos un poco locos, o al menos todos necesitamos estarlo en algún momento y entregarnos al impulso ferviente y voraz de mandar a todos al carajo (como sugiere el afiche de la película que nos convoca). Puede que un poco sea la empatía con todas esas situaciones por las que atraviesa la protagonista antes de salirse completamente de sus cabales y tal vez no sea casual que en este momento donde la mujer empoderada cobra mayor fuerza, este sea el momento indicado para dar pantalla a un personaje con estas características. Natalia Oreiro es Pilar, una mujer cerca de los cuarenta años que pareciera tiene su vida bastante organizada, un trabajo en una agencia de publicidad con un jefe que nada sabe del medio, y que le trae a una influencer hueca para pelear su puesto, un marido vago que se la da de artista y no aporta más que problemas, o cero soluciones, un hijo de ese marido que hereda el don de la vagancia de su padre y le suma el maltrato hacia Pilar, una amiga que solo le preocupa haberse peleado con su ex y una hermana solterona con una intensa relación con su gato. Y claro el ex novio que siempre está ahí revoloteando, histeriqueando, convirtiéndose en una especie de refugio (tóxico) para nuestra protagonista. Queda claro en este párrafo lo que mencionábamos sobre los estereotipos de los personajes, sin embargo, las interpretaciones, (sobre todo la de Malena Sánchez y Fernán Mirás) logran dotar a sus interpretaciones de un realismo que hace que el relato fluya y no caiga, aún más, en lugares comunes. Pilar soporta y soporta, no se queja, la insultan los taxistas, la ignoran sus allegados, la denigra su jefe, y ella sigue, hasta que se cruza mediante jugada del destino con un vaya a saber qué (el personaje de Hugo Arana no queda muy en claro qué ni que hace) solo sabemos que le recomienda a “Pili” un ritual para poder sacar todo lo que lleva dentro, el cual incluye tomar orina, leche, sangre y vino (la verdad si con ese combo no expulsás todo, ¿con qué lo harías?). Entonces de la noche a la mañana, Oreiro se transforma no solo en una mujer que dice y hace lo que se le canta, sino en un ser humano bastante desagradable, que anda agrediendo e insultando a quien se le cruce (aquí difiere un poco el tono con las otras tres versiones que son un poco más light), ya que la idiosincrasia nacional, que el director quiso reflejar se expone con insultos, eructos, pedos y un muestrario de gestos típicos del argentino promedio (o que promedia la vulgaridad). Pero… Natalia Oreiro encuentra en la comedia su mejor faceta y, aunque la amamos en “Gilda, no me arrepiento de este amor (2016)”, ella es comedia pura y sostiene toda la película con su carisma, gestos y una actuación que se lleva todas las palmas. “La Oreiro” no desaparece de la pantalla en ninguna escena y es gracias a ella que esta cuarta versión de una idea no tan genial, se vuelve una propuesta entretenida.
Jurassic World 2: : ¿Quién engañó a Claire Dearing? Tuvo que cumplirse un cuarto de siglo para que se hiciera la mejor secuela de la saga original de Jurassic Park. El director Juan Antonio Bayona retoma la magia de Spielberg y nos regala un poco más de dos horas de entretenimiento puro. En la primera entrega de la saga, el paleontólogo Alant Grant (Sam Neill) y la paleobotánica Ellie Sattler (Laura Dern) eran llevados a un parque de atracciones ubicado en la Isla Nublar, con la promesa de vivir la mejor experiencia de sus vidas, ya que la particularidad del mismo es que la atracción principal eran los dinosaurios (vivos, enormes, impredecibles). El dueño, John Hammond (Richard Attenborough), comete el primer engaño (quizás el más inocente de todos los que vendrán en el resto de la saga) y promete casi un parque de diversiones que termina por convertirse en una odisea donde todo se descontrola y lo único que importa será salvar la vida de todos los humanos dentro del Parque Jurásico. En “El mundo perdido: Jurassic Park (The Lost World: Jurassic Park, 1997)“ misma formula, esta vez Hammond convoca al excéntrico matemático Ian Malcolm, interpretado de nuevo por Jeff Goldblum (quien ya había sido parte de la primera entrega, aportando los momentos de humor a la misma) y lo convence para volver a la isla, ya que el sobrino de Hammond planea sacar a los dinosaurios de allí para su posterior venta. Por supuesto, todo lo que puede salir mal, sale mal, y mientras ambos bandos luchan por intereses distintos, los dinosaurios se siguen cargando unas cuantas vidas más. Ya en “Jurassic Park 3 (2001)”, el guión baja bastante las pretensiones, y nuestro querido doctor Grant vuelve a ser engañado para volver, ahora a la Isla Sorna (lugar donde habían trasladado a los dinosaurios en la entrega anterior). Esta vez un matrimonio lo contrata diciendo que solo quieren volar cerca de la isla y quieren su experiencia sobre los famosos animales. El doctor Grant tentado por una gran cantidad de dinero que lo ayudaría en sus investigaciones acepta, y claro…Engaño número 3, la intención real del matrimonio es bajar a la isla donde su hijo desapareció luego de una excursión y vuelta al ruedo, las corridas, las muertes, los momentos de tensión. En la cuarta entrega cambia un poco el tono, y “Jurassic World (2015)”retoma la acción situándola de nuevo en la isla Nublar donde todo comenzó, con una premisa similar a la original: el concepto sobre la ambición humana, traspasando todos los límites posibles, legales y éticos. Un nuevo parque se ha construido y la mayor atracción es la creación de una nueva especie de dinosaurio. Alteración genética mediante, nace el Indominus Rex. Aquí los personajes se renuevan, por un lado Claire Dearing (Bryce Dallas Howard) quien oficia como manager del parque y Owen Grady (Chris Pratt) un “entrenador“ que trabaja con la especie velociraptor, demostrando la inteligencia y capacidad de obedecer de estos animales. Owen construye una relación de amistad, podría decirse, con uno de ellos, la hembra Blue, quien lidera la manada. Así entonces están las cosas, nuevo parque, nuevas especies, mismos problemas, cuarto engaño. El final aquí coincide con el final de la primera Jurassic Park: los dinosaurios quedan al libre albedrío en una isla donde la convivencia con los humanos ya no es opción. Y llegamos a la última y emocionante parte (al momento, desde ya vendrán más) donde nos preguntamos: ¿Por qué razón Clare Dearing volvería a la isla donde casi pierde la vida? Bueno, si bien por supuesto lo hace engañada, ya que Eli Mills, interpretado por Rafe Mills (administrador de la fortuna de Benjamin Lockwood, socio del viejo Hammond) la convence de querer salvar a todos los dinosaurios que han quedado en la isla y están expuestos a la inminente erupción de un volcán que acabará con todo ser vivo. Esto en parte es cierto, pero la verdadera razón de este salvataje implica vender las especies a los peores mercenarios y traficantes de animales de todas las partes del mundo. Dearing, ex manager devenida en ecologista y proteccionista de los dinos, acepta el trato en pos de salvarlos y arrastra consigo al bueno de Owen, el único capaz de poder rastrear al animal más inteligente en la isla: la velociraptor Blue. El desenlace en cuanto a línea argumental no se corre de toda la historia en general que hemos mencionado, entonces, ¿donde radica la maestría de Bayona? En entender de manera perfecta lo que el público espera de estas películas: adrenalina 100% desde el minuto uno. Aquí no se pierde el tiempo presentando personajes irrelevantes, dando vueltas para contar lo importante, ya que desde el primer momento el director nos adentra en una película que oscila entre la ciencia ficción, el drama, la aventura, el terror, la comedia y le suma una cuota emocional y de reflexión sobre las repercusiones del mal uso de la tecnología y las alteraciones genéticas que el ser humano está dispuesto a realizar con el fin de enriquecerse cada vez más. Los dinosaurios aquí son por un lado la figura amenazante de la historia, aunque nada produce más miedo que el accionar humano, y por otro lado son las víctimas en cuestión, una especie ya extinguida que vuelve a correr peligro de extinción, que se mueven como fichas de ajedrez en el tablero de los intereses de los más poderosos y patéticos humanos. El director de películas formidables como “El orfanato (2008)“ y “Un monstruo viene a verme (A Monster Calls, 2016)“ arma un equipo de lujo para la propuesta, con Colin Trevorrow, director de la entrega anterior y guionista de la actual y una vuelta fundamental, la de Michael Giacchino soberbio compositor quien se despacha con una banda sonora inolvidable, que incluye las emblemáticas melodías de John Williams. Tal vez la fórmula narrativa no aporte mucho a la franquicia pero si hablamos de películas blockbuster, de mega tanques cinematográficos, de aventuras épicas visualmente fantásticas, Jurassic World: El Reino Caído, tiene todo lo necesario para romper la taquilla, dejando un final abierto con una posible convivencia entre humanos y dinosaurios.
Un viaje a la luna: un buen primer paso. Relato que oscila entre una comedia liviana y un drama psicológico, sobre un niño entrando en la complicada etapa de la adolescencia. Entre todas las virtudes con las que cuenta la ópera prima de Joaquín Cambre, destaca la preponderancia de un género conocido como coming of age, aquel donde el protagonista atraviesa distintos cambios (físicos y emocionales) en el transcurso de su niñez a la adolescencia. Pero lo destacable es que gracias al clima que genera su director y a la soberbia interpretación que lleva a cabo Angelo Mutti Spinetta dando vida a Tomás, la película mantiene al espectador a la expectativa de descubrir si mantendrá el tono establecido al inicio o se decidirá por un camino que abarca una línea argumental entre la comedia y la tragedia, género que aquí, siempre se encuentra al límite de estallar. Tomás es un chico de 14 años que recibe la presión de su familia por aprobar un examen para poder irse todos a vacacionar a Brasil. Sin embargo, el viaje que él tiene en mente es unos cuántos kilómetros más lejos: sueña con ir a la luna, y nada ni nadie podrá detenerlo hasta conseguirlo. No es casual el hecho de que la preparación del viaje y el viaje en sí sea lo más significativo dentro del relato. Tomás está creciendo, su mundo está cambiando, comienza a aparecer el amor, las ganas de despegar de una familia donde la normalidad asusta más que la locura y donde el mundo es una invitación a observar los pequeños detalles dentro de él. Ganadora del premio “Mejor ópera prima” en el 32 Festival Internacional de Mar del Plata, con un elenco de actores talentosos que aportan experiencia y calidad a la trama (Germán Palacios, Leticia Brédice y la siempre destacable Ángela Torres), se vuelve imposible no resaltar las cualidades del pequeño Mutti Spinetta, una promesa actoral que ya es una realidad y que lleva en su corta carrera dos protagónicos excelentes. Su trabajo en Primavera (2016), de Santiago Giralt, es igual de admirable. Joaquín Cambre demuestra en su primer largometraje todo el bagaje de conocimientos que su trabajo en videoclips y publicidades le ha dado, con una magnífica dirección de arte y una banda sonora que aporta emotividad. La historia sencilla de un chico con un sueño se convierte en una experiencia sensible y emocionante.
Una mujer fantástica: Detrás de todo, solo hay una mujer. Daniela Vega compone a una mujer valiente en una historia de amor de pareja, y más importante aún, de amor propio frente a una sociedad que no acepta aquello que no entiende. Una mujer fantástica es la favorita para llevarse el Oscar a mejor película extranjera. Una Mujer Fantástica confirma el excelente momento que está pasando el cine chileno, y en lo individual, las grandes cualidades de su director, Sebastián Lelio, para presentar en pantalla mujeres fuertes, insoslayables, capaces de todo y más por sus convicciones. Ya lo había demostrado con su película Gloria (2015) y ahora, de la mano de Daniela Vega (actriz protagónica y asesora en cuanto a los temas de género y transexualidad) conforman una dupla que eleva esta propuesta cinematográfica a la categoría de películas que deben verse. Con una trayectoria breve pero contundente, Una Mujer Fantástica viene de ganar el premio por Mejor Guión en el Festival de Berlín y es la elegida para representar a Chile en los Premios Oscar como mejor película extranjera. Asimismo se ha llevado también el Goya como Mejor Película Iberoamericana. Pero estos lauros -merecidos por cierto- son tan solo la punta de un iceberg inmenso de lo que el film lleva consigo. Daniela Vega es Marina Vidal, una joven mujer transexual que reparte su tiempo entre su trabajo de camarera, sus clases de canto lírico y su relación amorosa con Orlando (Francisco Reyes), un hombre veinte años mayor que ella. Luego de un festejo, él se descompone y ella lo lleva al hospital. Aquí ya comienza de frente y sin tapujos la realidad con la que debe vivir Marina día tras día, la incomodidad de la gente por su condición, el desprecio por no entender la diferencia, los chistes absurdos y los insultos denigrantes ante la falta de empatía del otro por no aceptar a quien no entiende. Ese otro se pone de manifiesto en la figura de la detective quien deduce que luego del accidente fatal de Orlando, la relación que ellos mantenían solo podía llevarse a cabo dinero mediante, en la figura de la familia del difunto quien lo desprecia a él por elegir una relación con una mujer transexual y abandonar esa vida “normal“ junto a su esposa e hijos -el mismísimo hijo que la humilla en cada oportunidad-, y claro, la sociedad, aquella masa ignorante que ve en Marina esa monstruosidad reflejada, propia de una ignorancia que necesita de manera urgente empaparse de cultura. Como bien menciona la actriz del film, “no alcanza con la ley de género (aún no declarada en Chile), es preciso un avance en la educación y en la cultura de los pueblos para dar un paso avasallante en lo que al tema de los derechos humanos para toda la comunidad transexual y homosexual refiere”. El trabajo de Daniela Vega es monumental: se apodera de la pantalla, de cada plano, gesto, silencio, los cuales hacen de Marina una mujer que sufre, pero no se victimiza; una mujer maravillosa con una valentía capaz de soportarlo todo y reinventarse a cada minuto, tras cada golpe o giro del destino que deba enfrentar. Hay un logrado trabajo de arte y fotografía, una gama de colores desplegados en comunión con una visión optimista que la película desprende, a pesar de todo, y de todos. Marina y Daniela. Aunque queda bien claro que este es un argumento de ficción y no un documental, más allá que cada situación proyectada haya existido más de una vez en la realidad; son dos caras de una misma moneda. Dos mujeres que a través del arte buscan doblegar la barrera del odio y la discriminación y estar más cerca del amor. Esta película es un paso gigante hacia ese camino.
The Post – Los oscuros secretos del pentágono: La Libertad ante todo. La maestría de Steven Spielberg para contar historias vuelve a ponerse de manifiesto en este thriller de tinte político, encabezado por una dupla actoral insuperable: Meryl Streep y Tom Hanks. La última película del extraordinario director de clásicos como ET, El color púrpura, Salvando al soldado Ryan, entre tantos títulos memorables, se adentra en la historia verídica de la batalla por el derecho a la libertad de prensa que tuvo como protagonistas a los periodistas del diario Washington Post (y a los del New York Times, también) y al gobierno de ese momento, del inefable Richard Nixon. Para demostrar una vez más el don que maneja el director para componer escenas de guerra, y para instalar claramente de qué va a tratar toda la película en apenas los primeros minutos, la primera escena, situada en el campo de batalla de Vietnam, nos pone de cara con Daniel Ellsberg (Matthew Rhys) quien está ahí no como soldado, sino como observador, de hecho su arma se presenta con un primer plano, no es un rifle, no es una escopeta, su arma en esta historia será la palabra y allí entonces el plano de una máquina de escribir que tendrá mucho para decir avanzado el relato. Corte a escena de Ellsberg en un avión de las fuerzas armadas donde el secretario de defensa Robert McNamara (Bruce Greenwood) le consulta sobre si la situación en Vietnam mejora o empeora (McNamara ya sabe que la situación es peor a medida que transcurre el tiempo) y Ellsberg se lo confirma. Corte a escena, al bajar del avión el secretario de defensa en sus declaraciones a la prensa, asegura y fomenta un optimismo falso en relación a la guerra y el porvenir de los soldados, mientras Ellsberg se retira por el costado de la escena con el claro gesto de que nada de lo declarado es verdad. Así en tres escenas, Spielberg instala los titulares acerca de lo que tratará esta película, aún cuando ninguno de ellos sean los protagonistas de la trama, el director conoce la manera exacta de dosificar la información al espectador y desde ya, nunca da un paso en falso en la importancia de cada actor, de cada diálogo y cada escena a lo largo de todo el relato, de allí claro que sea uno de los mejores directores en la actualidad, y el más preciso y exquisito al momento de contar una historia. Lo primordial en este relato, cualidad que cada vez desarrolla mejor Spielberg, es la capacidad de hablar sobre un tema en particular, exprimiéndolo en todas sus variables posibles, porque The Post, habla esencialmente de la libertad, como tema central la libertad ya mencionada sobre el derecho de prensa, el derecho de un diario a publicar los hechos (en este caso secretos escondidos sobre la Guerra de Vietnam, por cuatro administraciones gubernamentales distintas), pero también habla de la libertad personal, aquella a la que se enfrentan la mayoría de todos los personajes que forman parte de la trama, Ellsberg no puede dejar de llevar a la luz aquello lo que vio, McNamara no puede dejar de confirmar esos hechos, y aquí entran en juego las piezas esenciales de este conflicto, el editor del Washington Post, Ben Bradlee (Tom Hanks) y la dueña del diario Kay Graham (Meryl Streep), ambos son los responsables de llevar al extremo esta verdad que no puede dejar de darse a conocer, Bradlee no duda nunca, quizás sea la representación más fiel de esa libertad que tanto puja por predominar, y Graham, el personaje que más evoluciona (emocional y actoralmente) no solo lucha contra su mundo propio, si no contra un mundo de hombres, poderosos (que combinación fatal) que la menosprecian no solo por el hecho de ser mujer, sino también por haber heredado de manera “accidental“ la jefatura del diario para el que todos trabajan. Y aquí el exponente tan sutil y tan poderoso del feminismo por el que aboga también el film, Graham es una mujer que parece va a quebrarse en cualquier momento, pero eso nunca sucede, su entereza y tenacidad la confirman como la indicada para tomar la decisión de publicar la noticia que cambiará el curso del diario que lidera, y posiblemente de la historia en materia de periodismo, pero Graham es una madre y una abuela, una mujer que amaba a su esposo y lo pierde de manera trágica, una mujer sola en un mundo masculino donde los temas importantes los definen en un salón, habano mediante, los hombres, y las mujeres se van a hablar trivialidades a la habitación contigua, que fantástico como Spielberg marca en dos escenas el importante rol de esta mujer, de cualquier mujer. Cuando sucede lo mencionado, la división entre hombres y mujeres para las charlas correspondientes, Kay se sienta en el respaldo del sillón de la sala repleta de mujeres pero de cara a lo que sucede en la habitación de los hombres. Así con ese plano, Spielberg nos dice todo, y en otro cerca del final, cuando los responsables de los diarios salen de la audiencia que los enfrenta a los intereses del gobierno, Kay se retira por el costado pasando por el medio de una fila de mujeres que sin decir nada, le agradecen no solo la lucha por publicar, le agradecen tácitamente el rol reivindicado de la mujer. En las miradas de ellas y en la de Kay hay más poder femenino que cualquier película que se autodenomine feminista. Una celebración de la libertad de cada mujer a ser mujer, y no tener que pedir permiso por nada a nadie. En cuanto a las actuaciones no quedan adjetivos que ya no se hayan dicho de Hanks y Streep a lo largo de sus carreras, aquí de la mano de uno de los mejores directores; hacen lo que mejor saben hacer, Hanks en un papel que compone con la destreza que lo define ya hace tanto, y Streep como siempre, regala un universo de emociones y sensaciones con solo mover una mano, morder el labio, levantar una ceja. El poder actoral de Meryl Streep es cada vez más avasallante y excede los premios que puedan darle, no hay nadie en el mundo de la actuación que logre transmitir lo que esta señora irradia cada vez que aparece en pantalla. Spielberg ha vuelto a su mejor forma cinematográfica en una propuesta que nunca da respiro, un thriller político con un suspenso que se mantiene a lo largo de toda la cinta, (aún cuando uno ya sepa el desenlace) y un nivel de trabajo de montaje excepcional, una calidad insuperable en la narrativa que nos recuerda que el mejor aprendió de uno de los mejores. La simplicidad para contar una historia, Spielberg lo aprendió de John Ford, las sutilezas, la puesta en escena, la mejor posición de cámara en relación a los actores, dónde y cómo ubicarlos a ellos para darles la libertad de desarrollar la escena y aún así realizar un plano magnífico (el travelling en la escena donde Kay Graham decide al teléfono dar luz verde a la publicación es una clase magistral de puesta, de plano y de montaje, y ni hablar de actuación). The Post es una de las mejores películas que ha realizado Steven Spielberg, sin duda será una de las mejores que veamos este año, porque este director es uno de los pocos que recuerda, vive, transmite y expone el verdadero lenguaje del cine.
El pájaro loco: Un picoteo constante en la cabeza. Las grandes expectativas generadas desde el momento del anuncio de la película del entrañable Pájaro loco se vuelven una frustración extrema en una propuesta sin ideas. Las películas destinadas al público infantil tienen por lo general dos aristas para abordar, por un lado prioridad absoluta, que sean entretenidas y llevaderas para el pequeño espectador, y por el otro, que encuentre una cálida recepción en el público adulto, ya sea por la trama con guiños a los mayores, por recurrir a un recuerdo emotivo o nostálgico que el personaje en cuestión pueda ofrecer o por mantener y proponer una calidad narrativa y estética interesante. Todos estos factores los resuelven cada vez mejor las grandes empresas como Disney y Pixar, que entienden que no porque sea para niños debe menospreciarse o subestimarse el producto que se entrega. Lamentablemente el popular personaje del Pájaro Loco (creado en 1940 por Walter Lantz) no corre buen destino con la esperada película sobre su figrua, y todo queda en un asbtracto de chistes burdos, pasados de moda (ya sea la de grandes o chicos) dejando una descolorida sensación, aún cuando los colores del pájaro se impongan en cada escena que lo tiene sobrevolando la situación. La historia, sin una pizca de originalidad presenta al abogado Lance Walters, divorciado, con un hijo adolescente de quien poco sabe y una novia de algunos años más que su primogénito y unas neuronas menos (qué preocupante sigue siendo que los grandes estudios sigan mostrándole a los chicos el rol paupérrimo al que queda relegado la mujer, pero eso es plumaje de otro vuelo). Al inicio no más del argumento Lance es despedido por hacer unas declaraciones poco felices sobre la ecología y la vida de los animales en su hábitat natural, ese motivo funciona como disparador para que, novia, hijo y casa rodante con todas las comodidades, se muden a unas tierras heredadas de su abuelo, justamente allí en el pacífico bosque donde reside el pájaro de risa contagiosa y colores llamativos. Esa es una primera línea argumental que pone de manifiesto la relación entre la familia disfuncional (en más de un aspecto) y el querido plumífero, hasta que por supuesto luego de ir y venir en una relación tirante, llegarán a convertirse en grandes amigos. Con una incoherencia difícil de entender en un gran estudio, aparecen también en una segunda trama dos cazadores (lo más patéticos posible que hubiesen podido delinear los guionistas, que seguro al escribir esta historia estarían en el medio de alguna puja salarial, si no , es raro de entender), dúo símil a tonto y retonto del bosque, quiere cazar al pájaro y venderlo al mercado negro. Las historias se cruzan de manera tope, forzada y el live-action no termina de conformar un producto digno, ya que si bien el único animado es el protagonista, cabe decir que algunos humanos necesitarían algo de ayuda por parte de la animación para lograr el mínimo gesto digno de actuación. Con una estética que pareciera haber sido pensada para la televisión por lo tosca y dura que resulta y una historia sin ningún momento interesante, deja un sabor agridulce para aquellos adultos que esperaban al menos encontrarse con las historias de este icónico ave que supo ser referente de la comicidad de una generación a la que no está pensada ni destinada esta película. En cuanto los niños y niñas, es posible que muchos se rían con algunas aventuras (las escatológicas sin duda) del Pájaro loco, pero…también se ríen con los videos más graciosos en internet, y eso al menos, no presenta ni una decepción ni una pérdida de tiempo para nadie.
El título de este estreno nacional no suena desconocido, ya que el libro homónimo en el cual se basa, ha tenido muy buenas repercusiones tanto el público en general como en las críticas literarias. Félix Bruzzone es el autor de la novela en cuestión, y Jorge Leandro Colás, el director que le da vida en pantalla a la historia de Tavo, un piletero adicto a la quiniela, quien trabaja a sol y sombra (en realidad, a sol puro y con temperaturas agobiantes) en las piletas de casas de barrios privados de gente de clase media acomodada. Allí lidia no solo con el calor sino con clientes de todo tipo: los que lo tratan mal, los que lo tratan demasiado bien y con uno en especial que cambiará el curso de su vida. Al limpiar una de sus piletas regulares, Tavo siente ruidos extraños en la casa contigua y decide abandonar el lugar. Esa misma noche, una camioneta lo persigue. Intenta hacer la denuncia, pero no lo toman en serio. Con la sensación que algo extraño pasa, decide seguir con su rutina diaria, que incluye soportar a un suegro algo intenso e invasivo, con el que no se lleva nada bien, y poder cuidar a su mujer embarazada, quien le tiene prohibido seguir apostando a la quiniela. Pero el juego que lo espera a Tavo no es nada azaroso. El Pejerrey, líder de una banda de ladrones de peso pesado en el barrio, lo convoca para que sea el topo; es decir, el chico que conoce todos los movimientos de esas casas de ingresos pudientes, que se transforma en un entregador ideal. Tavo, al principio se niega, pero tras un apriete y una necesidad de cambiar su diaria, accede. Aquí la película entra en un clima de policial y suspenso que mantiene siempre al espectador preso de lo que va a suceder, con un excelente manejo del clima y grandes actuaciones, en especial de Nahuel Viale en el protagónico. La propuesta resulta efectiva, adentrándonos de lleno en un mundo donde las diferentes realidades sociales chocan, y donde las opciones de una mejora de vida parecen ir siempre por el camino equivocado. Barrefondo es la primera película de ficción de Colás, responsable de los documentales Parador Retiro (2009) y Los Pibes (2015) demostrando una habilidad elocuente del director para moverse cómodo en los distintos géneros.
COCO: Un canto a la vida, una celebración de la muerte. Disney y Pixar, vuelve a generar aquellas emociones entrelazadas de nostalgia y felicidad que nos regaló la maravillosa Toy Story 3. Ahora con COCO, la magia está de vuelta. “Soy mexicano. En cierto sentido nadie ama la vida más que nosotros, porque somos muy conscientes de la muerte. La belleza de la vida convive de cerca junto al único lugar al que todos vamos a ir: todos en este planeta estamos en un tren cuyo destino final es la muerte. Así que durante el camino vamos a vivir: tendremos belleza y amor y libertad. Guillermo del Toro El realizador mexicano, ganador reciente del Globo de Oro por su película “La forma del agua” pronunció estas palabras en la conferencia de prensa posterior a alzarse con el galardón de mejor director. En dicha ceremonia COCO fue la ganadora en la categoría de mejor película animada. Y aquí todo confluye, ya que con esas palabras, aún sin referirse a la película de animación, del Toro definió de manera fantástica lo que COCO representa: la belleza de la vida a través de la celebración de la muerte. Los directores Lee Unkrich (Toy Story 3) y Adrián Molina (coordinador de sets en Monster University) crean un mundo fantástico, dos en realidad, aquel que sucede en el pueblo de Santa Cecilia en la ciudad de México, donde vive Miguel, el pequeño de 12 años, protagonista de esta historia y la Tierra de los muertos, un lugar fascinante, colorido y brillante, ambientado con la arquitectura típica mexicana y pensado y diseñado para lograr algo que solo Disney puede, que la muerte sea una fiesta en todos su esplendor. Mucho de ello tiene que ver que México sea el mejor escenario posible donde desarrollar la historia, a través del emblemático día de muertos, donde la creencia indica que los espíritus de quienes ya no están, cruzan un umbral para visitar a sus familias a través de altares de fotografías que estos arman en lo que llama “la ofrenda”. El argumento presenta a Miguel, un simpático niño apasionado por la música, cuyo único sueño en la vida es convertirse en un gran músico, como lo era su tatarabuelo el gran Ernesto de la Cruz, un hombre que dejó a su familia para dedicarse por completo a vivir de sus canciones y del amor del público, razón por la cual en la familia de Miguel todos detestan la música, el único sonido que se escucha es el de los martillos que fabrican zapatos en el negocio familiar que se ha mantenido por años. Por diferentes razones que se irán develando a lo largo del recorrido, Miguel llegará a la Tierra de los Muertos en busca de su héroe y familiar de la Cruz, lo hará acompañado de su fiel amigo Dante, un perro de raza Xolo (típica de México) quien tiene la lengua todo el tiempo colgando de su boca, casi como si fuera un personaje más. Una vez en la tierra donde todos son unos simpáticos esqueletos, algunos con mucha más vida que varios en la tierra de los vivos, Miguel se encontrará con su familia (aquellos que murieron tiempo atrás y no conoció) y con Héctor (voz de Gael García Bernal)un timador bonachón quien lo ayudará a conocer a su ídolo y a descubrir la verdad sobre el odio de su familia hacia algo que el tanto ama como es la música. Coco logra hacernos olvidar que estamos ante una película animada, la calidad de la estética propuesta es impresionante, sublime, con un trabajo maravillo en cada detalle de la ropa de los personajes, de las características físicas, la construcción tanto de los vivos como de los muertos. Queda de manifiesto el excepcional trabajo de investigación que han hecho desde Pixar para emocionar desde lo visual con un estilo superlativo, detalles como los pétalos naranjas, llamados Cempasúchiles, de los que se considera que el aroma y el color guían a los espíritus para visitar a las familias que los recuerdan, el detalle del perro Xolo que casi no tiene pelos, la presencia de los alebrijes en al Tierra de los muertos, estas criaturas que combinan animales reales y fantásticos dotados de una piel y/o pelaje con colores vibrantes, los carteles de papel picado con el que inicia la película con una animación dentro de otra animación. Todo fluye hacia una fiesta de belleza de texturas, colores, escenarios y luces, la cual destaca a COCO por sobre las anteriores películas y nos lleva a esas sensaciones de encanto puro, que supimos vivir con la inolvidable Toy Story 3. A través de melodías típicas de la época de oro mexicana y de canciones originales, el viaje que propone COCO es un disfrute de principio a final, con la música como excusa resalta los valores esenciales de la importancia de la familia, el respeto tanto hacia la vida (vivir nuestro momento) como hacia los muertos y el recuerdo de nuestros familiares y de las cosas que realmente importan, vivir un sueño y dejarlo todo por ello. Mágica película donde la risa y el llanto se mezclan, como la vida y la muerte, en una explosión de colores.
La batalla de los sexos: Seamos libres que lo demás no importa nada. Los directores Jonathan Dayton y Valerie Faris (Pequeña Miss Sunshine (Little Miss Sunshine, 2006) y Ruby, la Chica de mis Sueños (Ruby Sparks, 2012), vuelven a la pantalla con una maravillosa biopic sobre la tenista Billie Jean King. Desde ya, si hablamos sobre una biopic, más aún de índole deportivo, sabemos que la emoción está a la orden del día. Son esas historias que ponen de manifiesto la voluntad suprema de cada ser humano, el coraje y la valentía para superar todos los obstáculos que se van sucediendo en el camino (personal y deportivo) y el factor aspiracional que provoca en cada espectador. La batalla de los sexos, tiene eso y mucho más, ya que se trata no solo de aquel partido épico de 1973 que disputaron la joven tenista Billie Jean King (Emma Stone) y el ya retirado de las canchas Bobby Rigs (Steve Carell), sino que expone y propone el principio del cambio en términos de la lucha de la mujer por hacerse un lugar, su lugar, en un mundo pensado y manejado por hombres. No solo en el sector del deporte, sino en el mundo como espacio donde los derechos de la mujer lograron ser un hecho, gracias la lucha continua y apasionada de mujeres como Billie Jean. Es también un manifesto sobre la libertad, la falta de ella y el exceso de la misma, esta tenista empedernida en lograr tener las mismas condiciones de trabajo y los mismos derechos de los cuales hacían goce los tenistas masculinos, no solo se enfrentó a una batalla con el exterior, sino que fue presa de una guerra interna, la necesidad de encontrarse a ella misma, de saberse primero mujer, luego tenista para convertirse en una mujer tenista que se había enamorado de una mujer. Todo un combo crítico para la época en que vivía, algo alejada de la actual, aunque lamentablemente no en su totalidad. El relato abre el juego en distintas líneas argumentales, la excusa: toda la preparación de ese partido (algo bizarro) que disputaron Billie Jean para dar prueba que las mujeres estaban en el mismo nivel de los hombres (dentro y fuera de la cancha) y Bobby Rigs para probarse a sí mismo, una vez más, su poder y supremacía de macho alfa frente a toda esa clase inferior, que el consideraba a las mujeres. En paralelo ambos personajes sufren por lo mismo, no poder ser a fin de cuentas quienes realmente son: ella una mujer felizmente casada con un hombre, que encuentra sin buscarlo el verdadero amor en otra mujer y él un jugador empedernido que siente la continua necesidad de apostar por todo, aún cuando perder implica dejar a su familia en la mesa de apuestas. En esta búsqueda de ambos, el contexto juega un papel fundamental, en la década de los setenta el auge de mujeres que querían ser algo más que “la mujer de alguien” encontraba su punto álgido así como el inicio de lograr el mismo trato y derechos por parte de la comunidad homosexual (camino que al día de hoy se sigue transitando con varias piedras por sortear). La dupla en dirección acierta con un diseño de arte preciso en cuanto a la recreación de la época, desde el vestuario y peinados hasta los detalles de ambientación, todo funciona perfecto al relato, así como la decisión de primeros planos para adentrarnos en ese mundo interior de los personajes, que recién en el último tramo se expone en su totalidad. Al final siempre viene lo mejor y no podemos dejar de destacar la interpretación de Emma Stone, ahora sí merecedora de un premio de la academia, la transformación física, la manera de caminar, los gestos exactos al hablar, Stone no personifica a Jean, Stone es Bilie Jean, es esa mujer con la fuerza para dar batalla con todas las condiciones adversas, con la furia sana de la justicia como bandera, y con la vulnerabilidad siempre a flor de piel de no poder asumir quien es y mostrárselo a todo el mundo. La escena en el vestuario, una vez ya ha culminado quizás el partido de su vida, podría tomarse como una clase magistral de actuación por parte de la actriz, quien aquí vuelve a afirmar lo que ya todos sabemos, Emma Stone es sin duda la mejor actriz de su generación, dotada de una versatilidad extraordinaria, componiendo aquí uno de los mejores papeles hasta el momento. El resto del elenco no solo acompaña a la par sino que brilla con luz propia, a Carell este hombre pateticamente gracioso le sale de taquito, y aportan en los vértices de comedia y drama tres grandes talentos con papeles menores que ellos convierten en enormes: Sarah Silverman (manager y prensa de estas mujeres con sed de victoria), Andrea Riseborough (una peluquera que enamora perdidamente a billie Jean) y Alan Cumming (vestuarista del equipo femenino, y responsable del mejor diálogo de la película). Un partido de tenis, un hombre y una mujer que se enfrentan a mucho más de lo que parece estar en juego, y la necesidad imperiosa de que llegue el día que “seamos libres de ser quien seamos y amar a quienes queramos”. Todo eso en una película, no es poca cosa.
Liga de la justicia: Todos para uno y uno para todos. El estreno del año, en cuanto a super producciones de cómics se refiere, logra un producto bastante más entretenido de lo que se esperaba, aún con varias fallas. La vara que ha puesto DC en materia de calidad y entretenimiento ha sido bastante baja en las últimas entregas de sus productos (“Batman vs Superman”, “El hombre de Acero”, etc) , y esto deviene en un yin-yan cinematográfico, en relación a “Liga de la Justicia”. Por un lado, no es mérito loable que esta nueva película sea mejor que sus antecesoras, porque como marcamos no hay mucho nivel que superar, pero aún así lo que se ve en pantalla no está nada mal, teniendo en cuenta que venimos de decepción en decepción, con la salvedad de la formidable “Mujer Maravilla”. Un acierto importante es que finalmente llegó el humor al universo DC, quizás el mejor super poder que tienen estos grandes personajes, ya que cuando la película se mueve en términos de comedia, logra sus mejores resultados (el personaje de Flash es clave en esto, una grata sorpresa la excelente interpretación de Ezra Miller), ahora cuando los integrantes de la La Liga se ponen a hablar en serio, con esos diálogos estereotipados. anunciados, monumentales, catedráticos, la película bordea en la cuerda floja, de la cual un chiste a tiempo la salva de no perder por knock out. La historia retoma desde el final de “Batman vs Superman”, donde el extraterreste de Krypton ha muerto. Con su ausencia, la ciudad se encuentra devastada, nadie cree en nada ni nadie, todos tienen miedo, y el caos reina por doquier. De ese miedo que se siente y huele en el ambiente, se alimenta Steppenwolf, el enemigo a vencer, muy flojo cabe decir este pseudo monstruo que planea destruir el planeta, no infiere miedo, ni respeto, y en algunos casos está mas para la burla que otra cosa. Al igual que su regimiento de bichos voladores, un desacierto también en materia de animación. Aún así, nuestro querido y culposo Bruce Wayne toma las enseñanzas de su difunto nuevo amigo Superman, y reúne a la tropa, para combatir a este especia de aliens que buscan reinar y destruir en la tierra, a través de unas cajas superpoderosas distribuidas en distintos lugares emblemáticos: donde reinan las amazonas, origen de La Mujer Maravilla, en Atlantis donde vive Aquaman, y en la tierra de los hombres, donde sucede la vida de Cyborg. El grupo conformado por Batman y su nueva aliada Diana Prince, la adorable y perfecta Mujer Maravilla, salen en busca de estos nuevos personajes que conforman la llamada Liga de la Justicia: Flash, impecable como mencionamos Ezra Miller en su papel, convirtiéndose quizás en el mejor personaje de la historia aquí contada, un majestuoso Aquaman, en manos del colosal Jason Momoa, quien ya demostró que no solo es un cuerpo gigante, sino que goza de buenos dotes actorales, y quizás el más flojo de los superheroes Cyborg, producto de un accidente en uno de los laboratorios de su padre. Así entonces saldrán estos poderosos a salvar el planeta y poder llevar la paz por que la tanto luchó Superman, son también de la partida argumental, Martha (todos vamos a recordar por siempre su nombre) la madre que extraña a su hijo, y la joven periodista Lois Lane, quien aún no puede recuperarse de la pérdida de su gran amor. Desde ya, muchos a esta altura, saben si el hombre con la S en el pecho aparece o no en esta entrega, pero nosotros no se lo vamos a contar, sí les vamos a decir que la película vale la pena, tiene varios errores de narrativa y los efectos especiales no están a la altura de lo que un super tanque como este demanda, sin embargo, cumple con entretener, los personajes son excelentes y la interacción entre ellos es lo que mejor funciona en la trama, aún cuando el argumento en sí, no tiene mucha coherencia. Con algunos guiños a los fanáticos incondicionales de DC, vale decir que lo mejor que este universo tiene para darnos son los personajes de La Mujer Maravilla, una líder nata a prueba de todo, y Flash, el hombre más veloz del mundo. Un mimo a esos fans, es la inclusión en la banda sonora de los temas clásicos inolvidables de Batman Theme de 1989 y el clásico de Superman de John Williams, lo que queda muy pendiente en cuanto a calidad es el trabajo de animación CGI, en el malvado de turno Steppenwolf, muy tosco todo y muy precario. Damos la bienvenida, entonces, a esta nueva visión del Universo DC, dotado de un humor y carisma por parte de sus personajes, y esperamos lo que venga en el futuro siga por esta misma línea un poco más luminosa y se vaya alejando cada vez más del fallido de Batman vs Superman. Dato de color, no se vayan cuando termina la película, hay dos escenas post créditos para seguir disfrutando un poco más de la liga de la justicia.