El tiempo del deseo En el marco del 29 Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, se exhibió JAUJA de Lisandro Alonso como uno de los films dentro de la Competencia Internacional. Cabe recordarse que sólo tres películas argentinas compiten en esta sección: Jauja, La vida de Alguien de Ezequiel Acuña, y El perro Molina de José Celestino Campusano. Jauja, el nuevo film de Lisandro Alonso podría catalogarse como una road movie, pero sin road; ya que aquí el escenario patagónico es el gran protagonista indiscutido. Jauja comienza con un cartel que ocupa toda la pantalla, allí se explica la leyenda de Xauxa, una suerte de paraíso terrenal, una tierra mitológica caracterizada por la abundancia y la felicidad. Dicha tierra fue buscada por muchos, todos ellos se perdieron en el camino. De esta forma la película más ambiciosa de Lisandro Alonso se enmarca en una búsqueda. Ambiciosa porque por primera vez el realizador se arriesga a brindar una propuesta narrativa –pero manteniendo lo experimental que caracteriza su cine-, porque ya no se trabaja con no actores, sino con un elenco profesional encabezado por el carismático Viggo “Guido” Mortensen; Fabián Casas oficia de co guionista, y porque la producción es bastante más importante que en sus cuatro films anteriores. Alonso nos vuelve a situar en el sur de Argentina. En épocas de la Conquista del Desierto, Gunnar Dinesen (Viggo Mortensen) un militar danés permanece allí para comandar la campaña, pero la rutina cambia cuando un día su hija quinceañera Ingeborg (Viilbjørk Malling Agger) se fuga con el corto, uno de los soldados. A partir de esa fractura familiar, Dinesen emprenderá la búsqueda que lo internará aún más en esa tierra inhóspita, seca y fría que alberga trincheras y guerras contra indios, además de las matanzas desmedidas que el coronel Zuluaga ha causado. En este punto Jauja, como las otras películas de Alonso aborda el misterio de la familia, sobre esos lazos que nos unen a los que nos precedieron y los que nos continúan, aborda lo perdido, lo agobiante, y lo incómodo de estar en un lugar que no nos termina de pertenecer del todo -Alonso cuenta que se inspiró en el crimen de una crítica de cine amiga en el exterior para tomar este tema en la película, y dedica el film a la memoria de su amiga-. Más cercana a Liverpool y a Los Muertos, Jauja retoma la idea de encuentro frustrado, de reuniones que no ocurren como se planearon, y sobre todo de búsqueda. Así a partir de la primera media hora el eje del film cambia y se centra en el deseo del personaje de Mortensen,l deseo por encontrar a su hija pero también deseo por la verdad; por entender que pasa y saber cual es el mágico secreto que ese lugar salvaje oculta. Los dos tercios de película que continúan tienen persecuciones, cadáveres, sorpresa y sangre, pero aún así son más característicos y similares al estilo Alonso que ya conocemos: planos largos y silenciosos, estilo minimalista y contemplativo, y una fotografía que se aleja del protagonista, mientras la historia lo adentra cada vez más en lo mágico, lo metafísico e incluso en un cambio temporal. A poco de culminar el film brinda un momento que rememorará al gran Leonardo Favio en la maravillosa Nazareno Cruz y El lobo, incluyendo un clima de pseudo fávula; pero que además recuerda al clima del cine que Honor de Cavallería de Albert Serra –recordemos que Alonso realizó el corto Carta para Serra- nos presentó. Así como soldado o héroe condenado, la búsqueda de Mortensen por su hija será la búsqueda por ese otro universo del saber no sabido, que puede tanto encandilar como un buen sueño o angustiar como pesadilla vívida. Por Marianela Santillán
na temporada en el infierno El actor Liam Neeson una vez más encarna a un personaje salvador al estilo del de Búsqueda Implacable (de hecho por momentos pareciera que estamos viendo una nueva secuela de esos films). En Caminando entre tumbas (adaptación de la novela A walk among the tombstones), la historia se nos hace muy conocida: Neeson es un ex policía que regresa al mundo del crimen cuando lo contratan de forma privada para investigar el asesinato de la esposa de un narcotraficante. Inicialmente él rechaza el caso, pero luego su pulsión justiciera y ciertas irregularidades de la investigación, lo llevan a aceptar y así comienza su búsqueda, en la que deberá enfrentarse a psicópatas de todo tipo, mientras busca respuestas. Obviamente si buscan originalidad…este no es el caso. El film está plagado de clichés del género: persecusiones, disparos y secuencias perfectas, desencuentros, momentos de narración lentos que luego se chocan con las escenas que más adrenalina generan, etc, etc, etc. En esta segunda película de Scott Frank (quien ha sido guionista de películas como Sentencia Previa y Marley y Yo), nos brinda una película con ritmo sostenido, donde se destaca el trabajo de Mahai Malaimere Jr, su director de fotografía, quien con una destreza singular logra mostrar una cuidad oscura, mórbida, cargada de crudeza, que refuerza la sensación de decadencia y des-protección ante asesinos, delincuentes, o ex alcohólicos contra los que Matt Scudder (Neeson) debe combatir. Con una actuación bastante más creíble que en Búsqueda implacable, Neeson le da a Caminando entre tumbas otra dimensión, y refleja lo mejor de este género que combina el policial con el thriller, donde los demonios personales serán los reales protagonistas en este camino a la redención.
De Nolan y otros demonios Interestelar nos presenta un futuro distópico que poco a poco comienza a quedarse sin recursos, donde a partir de una serie de anomalías y por algunos mensajes que a primera vista parecen fantasmagóricos , el ingeniero, granjero y piloto Cooper (Matthew McConaughey) da con las coordenadas de una de las estaciones de investigación de la NASA. Sí todo muy creíble Nolan. Una vez allí conoce a la doctora Brand (Anne Hathaway), y a su padre (el siempre joven Michael Caine) quienes le informan acerca de una misión espacial que él deberá pilotear cuyo objetivo es encontrar algún planeta que tenga características habitables y permita trasladar o bien poblarlo con óvulos humanos congelados. Cooper y Brand emprenden la misión junto a Doyle (Wes Bentley) y otro científico (David Oyelowo) para en primer lugar, visitar los planetas que antiguos compañeros han investigado y de los cuales aún reciben señales y reportes. A partir de ese momento se plantea como conflicto principal la dificultad de Cooper de separarse de sus seres queridos (su hija de diez años, y su hijo de unos quince) tal vez para siempre, por un potencial bien para salvar a la raza humana, o bien morir en el intento. Sin embargo este dilema o momento de encrucijada jamás se percibe. Se habla y se escucha sobre esa dualidad, pero el perfectamente calculado -y congelado- guión se encarga de volver técnico un hecho sentimental, por lo que es difícil que el espectador llegue a sumergirse en la historia, y mucho menos probable que genere empatía con los personajes y sus padecimientos. Allí reside uno de los principales problemas de Interestellar: se aborda desde la lógica, una cuestión puramente pasional o visceral (tal vez el único intento de emoción real lo brinde la insípida Hathaway al querer ignorar los datos favorables, e intentar dirigirse a un planeta sólo para buscar a quien una vez fue su amor). Una vez más Nolan disfraza una drama romántico como ciencia ficción, pero no porque quiera conscientemente esto, sino porque pareciera que apunta a encontrar – o intentar esbozar- una respuesta a la cuestión humana del amor. Jacques Lacan retomando a Platón utiliza en sus seminarios el concepto de metáfora del amor (El amor surgirá con la transformación del erómenos en erastés), a diferencia de él, Cristopher Nolan quiere responder a una cuestión irracional, hormonal y natural como es el amor desde un teorema o bien a través de una ecuación matemática, y tampoco lo logra. Como si esto fuera poco, este fallido resolutorio también trae aparejados distintos elementos típicos del cine de Nolan: las sobre-explicaciones pretenciosas (entre personajes, y desde los personajes al espectador) que se suceden durante todo el film, la reiterada enunciación de un poema con varios clichés de Dylan Thomas, o bien la música exagerada y excesiva. Sí, definitivamente lo más irritable de esta nueva producción del director de The Dark Knight (la única película de Batman hecha por Nolan que merece volver a ser vista) es la música a cargo de Hans Zimmer. ¿Por qué? Porque la música esta presente en todo momento, de forma avasallante que pareciera indicarnos “viene la emoción”, “va a explotar algo”, “en este momento deberías llorar”, etc, etc, etc; para así volver a indicarnos que el único que sabe lo que pasa, como y porqué pasa es Nolan. Nosotros como espectadores sólo tenemos la opción de mantenernos pasivos ante las esclarecedoras explicaciones que los perfectos y grandilocuentes -pero vacíos- planos y diálogos nos brindarán. ¿Imaginación o libre interpretación? Si pretendemos eso, tal vez seamos muy hippies para ver el cine de Nolan. Una pena.
Las reglas del amor Después de un postergadísimo estreno, al fin llega a los cines esta comedia romántica. La historia de What if… o ¿Sólo amigos? es muy simple: Una noche durante una fiesta Wallace (Daniel Radcliffe) conoce a Chantry (Zoe Kazan), la prima de su mejor amigo. Casi instantáneamente surge la buena onda entre ellos y bromas van, bromas vienen, pasan toda la noche hablando. Luego el se ofrece a acompañarla a su casa, por lo que pasan varias cuadras conversando. Antes de despedirse ella le propone seguir viéndose…como amigos; y agrega que por tener novio -con quien convive hace cinco años- se le dificulta hacer nuevos amigos. Ante esta fugaz declaración las expectativas amorosas de Wallace quedan automáticamente anuladas. Sin embargo las casualidades y causalidades los vuelven a reunir, y poco a poco ambos comienzan a pasar más tiempo juntos, ya sea para ir al cine, mantener videoconferencias por internet, hablar de cosas insólitas, salir a comer juntos, o bien realizar caminatas eternas por la cuidad. De esta forma, casi sin quererlo -pero sin poder evitarlo- los sentimientos de Wallace por la bella Chantry crecen cada vez más, mientras que ella comienza a confundirse y a sentir que la delgada línea que separa a la amistad del amor, es cada vez más pequeña. Obviamente la historia que presenta esta película se ha contado mil veces -su antecedente más recordado seguramente sea When Harry Met Sally- y desde ese punto de vista, ¿Sólo amigos? no innova demasiado, y cae en todos los lugares comunes de las típicas comedias románticas. A pesar de eso, el toque de originalidad, o el plus está por un lado en los toques cómicos del guión, y por otro en el encanto de ambos personajes, y en el carisma que plasman en la pantalla; además de una gran interpretación de la siempre genial Zoe Kazan, no así de Radcliffe, que pareciera no moverse con tanta soltura dentro de este género cinematográfico. En definitiva el film resulta una película “para pasar el rato” y no más que eso.
Beyond The Horizon Durante una discusión a sus ya cuarenta años, Jesse (Ethan Hawke) le dice a Celine (Julie Delpy) “no será perfecto, pero lo que tenemos es real ". Con esa frase tan general, pero a la vez tan sincera en Before Midnight (2013) el gran Richard Linklater nos reitera una vez más algo que para quien sea habitué a su cine ya es sabido: el gusta de retratar vidas imperfectas, descontrol, desamor, inmadurez, etc, etc, porque en definitiva lo que Linklater filma no es más que la vida misma. Vida que por momentos es cruel, hermosa, aterradora, o cautivante. Boyhood no es la excepción a la regla. Boyhood es a partir de las imperfecciones, y el concepto de momento será el núcleo central en esta historia que se filmó durante doce años (una semana de rodaje por año aproximadamente), siempre mantuvo al mismo elenco actoral; y que si bien se centra en Mason, podría centrarse en cualquiera de nosotros. El film inicia y culmina con la profunda mirada de Mason Jr. (Ellar Coltrane), quien comienza la película con seis años y la termina al ingreso a la universidad a sus 18 años. Él vive con su madre Olivia (Patricia Arquette) y su hermana dos años mayor que él, Samantha (Lorelei Linklater). Luego entrará en escena el padre de ambos niños, Mason (Ethan Hawke) ex pareja de Arquette, que desde el comienzo del film ya se presenta como una figura menos presente que la madre. Poco a poco los años irán pasando, y el espectador se dará cuenta por leves pistas como la música de moda (desde Britney Spears, Sheryl Crow, Coldplay hasta Cat Power, Yo la tengo, Daft Punk y Wilco), los cambios políticos en Estados Unidos (el fin del gobierno de Bush, campaña y elección de Obama), además de los cambios físicos corporales en todos los personajes, y los cambios de pareja que experimentará Olivia. De esta forma los niños son en cierto punto, “víctimas” de las decisiones que su madre toma. Mudanzas, cambios de cuidad, de colegio, de grupo de amigos, de figura sustituta paterna –hasta que el padre comienza a hacerse más presente- son algunas de las situaciones que Mason y Sam experimentan, situaciones que los atraviesan sin poder siquiera opinar. Por ello ambos ansían crecer, para desligarse de esa inevitable independencia materna que tanto los limita, y poder soltarse al mundo tal como quieran; con aciertos y errores, pero esta vez propios. Esto de “estar al margen” de las decisiones familiares se nota no sólo en los diálogos, sino en los lugares espaciales que los niños (particularmente Mason) ocupan: oír conversaciones desde atrás de una puerta, hablar desde el asiento trasero del auto, grafittear desde la parte inferior de un puente, sin mirar a nadie, u observar por la ventana escenas que no le pertenecen. Así, sin grandes momentos, sin sorpresas, o recursos extremos, Linklater construye a través del naturalismo que tanto lo caracteriza, una historia simple pero que resulta maravillosa por lograr identificarnos con momentos particulares de nuestras propias vidas, a la vez que nos pone nostálgicos, curiosamente una sensación que los personajes del film parecieran no sentir. Tal vez el único momento real de nostalgia lo brinde Arquette cuando ya soltera, y con sus hijos en la universidad, sucumbe en llanto ante la inminente soledad, y desolada exclama “Es sólo que pensé que habría más…” Tal vez por todo lo anterior, Boyhood sea la película del año; y tal vez lo sea también por esa incertidumbre que nos genera, al pensar si realmente la historia y el guión se mantuvo inmutable durante doce años, o si los cambios de los actores infantiles en su crecimiento a la adultez, funcionaron retroalimentando al guión, y a los personajes a interpretar. Si fue así o no realmente no cambia la naturaleza sincera y honesta del film, pero es un punto a pensar y debatir largamente. descarga Boyhood es además una obra maestra porque puede adquirir múltiples significaciones, muchas incluso dentro de la filmografía de Linklater. La primera sensación que tuve al ver la película, fue conectarla instantáneamente con la trilogía Before…y no sólo por el lugar que se le da al paso del tiempo dentro y fuera del rodaje, sino porque Boyhood podría leerse como una continuación de Before Midnight. Excepto que ahora aquel joven Ethan Hawke que recorría Viena, vendría a funcionar como un padre de esa nueva versión de Jesse encarnada en Mason. Otra lectura posible tendría que ver con considerar a Boyhood como la antecesora del la trilogía romántica y discursiva que Linklater nos presentó en 1993, ya que aquí Mason está iniciando la adultez, y comenzando a tomar sus propias decisiones en ese mundo que se le abre y se presenta como nunca antes lo había hecho. De cualquier manera, al menos para mí, el resultado involucra a Hawke y Contrane como parte de un mismo movimiento, como parte de un proceso de cambio. El cine es una magnífica creación artística que permite algo que otras disciplinas no logran; puede manipular, maniobrar, y fabricar el tiempo. Linklater como buen director que es, sabe como nadie manejar el tiempo en el cine, y en la extraordinaria Boyhood eso se nota y se disfruta. ¿Será Boyhood la continuación (en la carrera de Linklater) para una nueva fase de realización y exploración de los vínculos humanos? En esa línea, este film también podría haberse titulado Motherhood (Maternidad), ya que los cambios y consecuencias, así como crecimientos personales, son desarrollados de forma muy rica en todos los personajes, pero sobre todo en Arquette y Coltrane. Por ahora lo único que sé es que Richard Linklater además de ser un perfecto director, es un genial observador y analista. Larga vida a su cine! Por Marianela Santillán
Con la mente perdida en intereses secretos Casi como en los trailers paródicos que Jean Luc Godard creaba para sus películas, podemos decir que la ópera prima del director y psicólogo Estanislao Buisel tiene desde humor, mentiras, amor, hasta engaños, mujeres bellas e intriga. El protagonista de Barroco es Julio (Julián Larquier, a quien veremos pronto en La princesa de Francia, el nuevo film de Matías Piñeiro), un joven que consigue trabajo en una librería a la vez que planea una fotonovela junto a su novia -una flautista barroca- y su mejor amigo. La historia transcurre en apenas 13 días -sí, el film nos va diciendo con exactitud en que día se desarrollan los hechos- y muestra como Julio va tomando una serie de desiciones desafortunadas. Primero observa que su compañero de trabajo- el magnífico Walter Jacob-, que hace las veces de guardia de seguridad roba esporádicamente libros al ocultarlos en un bolsillo auxiliar de su abrigo. Ante esto, Julio decide imitarlo, pero la apuesta se vuelve más osada hasta llegar al punto de planear un robo de más de 300 libros. Mientras planea y pergeña todo esto, por las noches saca fotos junto a su amigo, o bien visita a su amante, a quien llama de un modo muy peculiar. Así el engaño, robo y mentira van tomando cada vez más fuerza en la vida de este joven, y obviamente todo se complica, pero él rehúsa toda responsabilidad hasta llegar a un punto insostenible, que prácticamente coincide con el momento en que el film se vuelve denso y repetitivo, dentro de un relato que si bien no es del todo cautivador, tiene buenos momentos. Casi al final, Buisel inserta un film dentro del inicial y presenta la fotonovela que se mencionó durante todo el largometraje, para terminar de afirmar que Barroco es por sobre todas las cosas, una película que roza constantemente lo lúdico, mientras ofrece innumerables referencias y guiños, ya sea a la cultura de la fotonovela pornográfica, al cine de Chris Marker o bien el doble juego que su título permite. Sin duda un gran punto a favor de este film se lo lleva la música con estética barroca compuesta especialmente para el film por Gabriel Chwojnik, que junto a las actuaciones de Julián Tello (el amigo del protagonista), Walter Jacob y Julia Martínez Rubio son lo mejor que esta película puede ofrecer. Por Marianela Santillán.
Engaños extraordinarios Pocas películas argentinas tienen un comienzo tan magnífico como El escarabajo de Oro, donde probablemente su escena con créditos iniciales sea de las mejores que podamos ver a nivel local (si, mejor que Relatos Salvajes). En esta ocasión la película dirigida conjuntamente por el argentino Alejo Moguillansky ( Castro y El loro y el cisne) y la sueca Fia-Stina Sandlund, se ríe y satiriza justamente el hecho de filmar coproducciones internacionales; y lo hace a través de un género cercano a la road movie, pero también pasando por el cine de época, cine político, y sobre todo: cine dentro del cine. Desde los créditos iniciales podemos asumir que el equipo del Pampero Cine (Llinás, quien aquí además de actuar, aquí funciona como co-guionistas, Citarella, Mendilaharzu, y Moguillansky) no nos va a defraudar. Tal como pasó con la magnánima Historias Extraordinarias (dirigida por Llinás), esta película se mueve dentro de un universo lúdico, mientras se propone la ambición de mixturar el cuento de Edgar Allan Poe, con Robert Louis Stevenson y Victoria Benedictsson hasta llegar a narrar historias sobre el radicalismo, de la voz en off de un ya fallecido Leandro N. Alem. 10006927_1413379072255619_2933511482251249797_n La trama nos presenta al extraordinario Rafael Spregelburd (que se interpreta a sí mismo) quien cuenta a los integrantes de El Pampero que tiene el dato (y un mapa a descifrar) para encontrar un tesoro en Misiones, en un pueblo llamado Leandro N. Alem. Los cineastas, que ya se habían comprometido con sus financistas europeos para realizar un film feminista sobre la trágica existencia y muerte de la escritoria sueca Victoria Benedictsson, deciden aceptar la propuesta de Spregelburd y pretenden engañar a los europeos, para así viajar al norte argentino y usar el rodaje de una película sobre la figura de Alem (figura que no tuvo ningún tipo de relación con Misiones) como fachada para su real objetivo: descubrir el oro oculto. Son bastante inusuales los films argentinos tan creativos y divertidos como este, que si bien pierde un poco de “euforia” mantiene su excelente calidad tanto narrativa, como actoral durante los 100 minutos que dura la película. Recomendadísima para todo el mundo. Por Marianela Santillán Una versión reducida de esta crítica fue publicada en el marco de la cobertura del BAFICI 2014. Leé otra crítica sobre El escarabajo de Oro aquí.
La Esposa Prometida es el primer largometraje que realiza Rama Burshtein, una mujer judía ortodoxa, y podría ser leída como una película que abre (tímidamente) la puerta hacia la intimidad de tal religión y forma de vida. Sin embargo, la simple historia que este film presenta va más allá de eso. Shira (Hadas Yaron) es parte de una familia que vive aislada en jasídico secular, es decir, que pertenece a un movimiento religioso ortodoxo del judaísmo en Tel Aviv. Un día es presionada por su madre Rivka (Irit Sheleg) para contraer matrimonio con Yochay, su cuñado (Yiftach Klein) quien ha enviudado luego que la hermana de Shira falleciera al dar a luz a su bebé. Ante tal hecho trágico e inesperado, Shira debe cambiar sus planes de casarse con el joven que le interesa, para unirse a Yochay antes que éste acepte una oferta nupcial en Bélgica, lo que implicaría la partida del bebé de Israel. Para el nuevo viudo rehacer su vida es prácticamente su único objetivo, pues en su cultura debe buscar a una buena mujer que críe a su hijo, ya que en estas religiones, la crianza siempre queda del lado femenino, pero con supervisión masculina. Ante este potencial doble riesgo: que el bebé sea alejado del seno familiar materno, y que Yochay encuentre una madre que no sea lo suficientemente buena, surge la idea de emparentarlo con Shira. Así se da inicio a un largo (pero no tedioso) diálogo entre la familia materna y el viudo, para intentar concretar la unión, no sin dejar en claro que la decisión final será responsabilidad de la joven Shira, y luego será aprobada o no por el rabino de la comunidad. La búsqueda del bienestar De esta forma la película invisibiliza y obvia aspectos típicos característicos de el fundamentalismo religioso tales como la sumisión ante la autoridad patriarcal -sin ir más lejos, las mujeres deben caminar por detrás del esposo, del padre, y si tuviese hijos varones, también detrás del hijo-, el sexismo, o la connotación negativa a la mujer que ya sea por elección, o bien por falta de propuestas, permanece soltera -quienes están casadas o próximas a hacerlo, llevan el cabello cubierto, mientras que las demás no lo hacen, en señal de soltería-. A pesar de esto, la bella Shira en un momento se anima a decir lo que quiere, y lo que siente, pero sus deseos se contraponen al bienestar familiar, y en ese ámbito de encrucijada, se maneja todo el film. El resultado es una pequeña gran historia, bien contada, con geniales actuaciones pero como expliqué antes, con omisiones claras, que resultan producto del origen y crianza ortodoxa de su directora.
Fantástico Sr. Rejtman Dos disparos es el nuevo film de Martín Rejtman (Rapado, Silvia Prieto, Los guantes mágicos), tal vez el exponente más importante de aquello que supo denominarse Nuevo Cine Argentino (NCA), un cine naturalista y calmo donde el silencio y la abulia caracterizaban a los personajes. En este panorama, Rejtman supo destacarse por la frescura y simpatía con la que dotaba a sus films; con seres moviéndose en un espacio absurdo, con historias absurdas, pero aún así entrañables y cómicas. En Dos Disparos, todo el universo Rejtman se despliega nuevamente de forma genial. La cinta inicia mostrándonos a Mariano (Rafael Federman), un joven de unos dieciséis años que luego de una noche de boliche en el conurbano, llega a su casa, nada un rato en la pileta familiar, y luego encuentra un revólver en el galpón del jardín. Sin mucho espacio para la reflexión se encierra en su cuarto, y gatilla dos veces: una bala roza la cabeza y la otra va directo a su estómago. Sin embargo, Mariano sobrevive con lesiones leves, pero ya no es el mismo: tiene una bala dentro de su cuerpo, y convive con ella a partir de ese momento. A partir de este hecho, la familia de Mariano también cambia. Su madre (la excepcional Susana Pampín, una chica Rejtman) intenta controlarlo para que él no vuelva a intentar suicidarse, y para ello esconde, oculta, entierra cuanto objeto filoso ande dando vueltas por la casa. Por otro lado tenemos a Ezequiel (Benjamín Coelho), hermano mayor quien parece predestinado al desencuentro con la chica que le gusta, una cajera de hamburguesería compuesta por Camila Fabbri, quien se esta separando de su novio…hace bastante tiempo. Inicialmente la historia pareciera ser sobre lo que le sucede a esta familia a partir de los dos disparos, pero la película va mucho más allá de eso. Por un lado nos presenta un mundo de obsesiones o manías en los personajes- hablo de personajes y no de protagonistas, porque esta figura cambia y muta a lo largo de todo el film- entre las que se destacan: la obsesión por un buen sonido en la flauta –Mariano forma parte de un cuarteto de flautas-, la obsesión materna por esconder el objeto que causa peligro, el césped prolijo, la vergorragia materna al punto de hablar sin respirar –otro toque Rejtman- el cigarrillo, por sólo nombrar algunas. De esta forma, la trama inicial va dando paso a otras nuevas, algunas ridículas, otras no tanto, pero todas con toques humorísticos. Así el foco pasará de Mariano a su hermano, luego a su madre, luego al grupo de flauta, luego a la joven que le interesa a Ezequiel, luego a la profesora de flauta y un viaje a la costa, y así algunas más…Todas en menor o mayor medida se van encadenando, sin olvidar a la historia anterior, porque como ocurre en las obras de Rejtman, todo está o se hace presente siempre. Así este realizador crea, como en sus obras anteriores un microuniverso donde el silencio es el gran protagonista, pero ese silencio lejos de ser pasivo, es creativo, crea y profundiza en las personalidades de quienes están frente a cámara, y los muestra por momentos dubitativos, abúlicos, insómnicos, odiables, irritables, irónicos, y todo eso se conjuga de manera tal que el resultado no puede ser más que genial. Dos Disparos es perfecta, ya sea en cuanto al montaje prolijo, a la bella fotografía que armoniza con la iluminación, y ni hablar de las actuaciones: el trío familiar compuesto por Rafael Federman, Susana Pampín y Benjamín Coelho, es un deleite; así como las interpretaciones de los siempre increíbles Walter Jakob, Fabián Arenillas (otro habitué en los elencos de Rejtman) y Laura Paredes. Aplausos y risas extras al chiste de la pizza, la burla al psicoanalista, y las camisolas azules y anaranjadas. Todo esta reglas narrativas son propias del universo Rejtman, y el cine celebra su maravilloso regreso. Por Marianela Santillán
Al servicio del cantante Los más jóvenes tal vez sólo conozcan a Aníbal Troilo por ser uno de nombres más reconocibles en el mundo del tango.Pero pocos deben saber que el legendario bandoneonista, compositor y director de orquesta conocido como Pichuco tuvo una brillante y sumamente interesante carrera -que incluye varias participaciones cinematográficas- al mismo tiempo que ayudó a lanzar y difundir la obra de muchos otros músicos. El director Martín Turnes ( quien cuenta con una basta experienciaa como camarógrafo y director de fotografía, recientemente participó de ¿Quién Mató a Mariano Ferreyra?) realiza un trabajo meticuloso, cuidando la puesta en escena, e incluyendo planos secuencia; en esta producción que a través de entrevistas e imágenes de archivo, reconstruye la vida de Pichuco. El film se despliega a partir de que Javier Cohen, un docente de música está digitalizando junto a sus alumnos alrededor de 500 arreglos manuscritos originales de la orquesta de Troilo. Con ese punto de partida, Turnes nos propone adentrarnos en la vida de esta célebre figura musical de la historia argentina, en su trayectoria musical, y en dialogar con quienes pudieron compartir momentos con él, o simplemente siempremente lo admiraron. Participan entre otros: Leopoldo Federico, Antonio Tarragó Ros, Adriana Varela, etc. El resultado logra apasionar incluso a quienes no sean tan cercanos a este género musical, ya que Turnes organiza las entrevista y el material, generando algo dinámico e interesante, que a la vez encuentra momentos para la profundidas y sobre todo, la honestidad. Hablar de las figuras máximas es: Troilo en el bandoneón, Grela en la guitarra y Gardel cantando. Pichuco nos permite acercarnos a este universo, recordar, y en especial disfrutar. Imperdible !