La tortura del nunca acabar Bueno... Si la 1ra no era ninguna joyita del género de Terror, esta 2da entrega es la confirmación de que nos están tomando por giles con las películas de exorcismos. Está gastado, gastadísimo, sin ideas nuevas, repetitivo, haciéndole daño al género. Es el tipo de ejemplo concreto donde se puede ver la ambición por exprimir algo hasta el punto de secarlo y matarlo completamente. Esta tendencia en el cine se está volviendo peligrosa y puede causar efectos dañinos que tarden décadas en recuperarse o directamente no recuperarse nunca más. Algo parecido está sucediendo con las parodias en el género de la Comedia. Entiendo que la fórmula todavía de dividendos, sobretodo si los presupuestos que se utilizan son mínimos y aprovechan el viento de cola que dejaron títulos pasados de mayor calidad, pero los productores en Hollywood deberían entender que este tipo de explotación, sin ningún tipo de precaución, puede terminar en el hundimiento definitivo de subgéneros que en alguna época fueron atractivos. Dejenló descansar, que vuelva renovado más adelante cuando alguien se ponga a escribir un guión creativo y no alguna estupidez para meter dos mangos más en el bolsillo. Para esta vuelta, los escritores se sitúan un par de meses después del fallido exorcismo de Nell (Ashley Bell). Todo parece mejorar de a poco hasta que la protagonista se enamora de un chico del pueblo en donde está viviendo, cuestión que pone ¿celosa? a la entidad maligna que la acecha y todo el proceso demoniaco vuelve a comenzar... Es decir, lo del "último exorcismo" era un mote meramente comercial. Acá se mezcla la cuestión de la posesión con el enamoramiento en una combinación bastante berreta, que no aporta nada nuevo y que por momentos resulta infantil. Hay momentos que claramente hacen referencia a "Carrie" de Stephen King, cuestión que no estaría mal, salvo por el hecho de que esas referencias resultan muy "teenagers" y toman lo peor de aquella historia, como el culebrón que tiene lugar entre los adolescentes. ¿Qué más decir? Otra producción que utiliza un subgénero que está en agonía total y que debería ser puesto a descansar por lo menos 10 años. No recomendable.
El laberinto Boyle "Trance" del director Danny Boyle ha sido un trabajo bastante criticado, que ha despertado simpatías y odios por igual. Me tiro hacia el lado de la simpatía y digo que esta última película de Boyle es bastante disfrutable, con vueltas de tuerca fieles a su estilo y con un cuidado técnico más que profesional. Recordemos que el director británico ha sido responsable de cintas famosas como "Trainspotting", "Slumdog Millionaire" y "127 horas", todos trabajos en los que está impreso su sello adrenalínico característico. "Trance" no es la excepción y de hecho demuestra que Danny ha ido afilando su ojo técnico. Es verdad que la historia comienza con un tipo de dinámica y que ésta, a medida que va avanzando el metraje, se vuelve cada vez más volátil e impredecible, presentando algunas situaciones que podrían tildarse de inverosímiles. Más allá de la chiflera creativa del escritor (John Hodge) y el director que por momentos se sale de los límites realistas, la trama de traiciones y el estilo que le imprimen, hacen que ciertos pecados como estos sean perdonados. La esencia del engaño, dentro de la trama y al espectador mismo, hace que el espectáculo valga la verborragia artística a la que nos vemos sometidos. La narración y la filmación frenética se hacen presentes durante todo el film, funcionando en el 70% del metraje y pasándose de vuelta en el 30% restante, lo que produce que por momentos nos perdamos entre tanto zigzagueo. James McAvoy demuestra una vez más que puede protagonizar cualquier blockbuster y hacerlo con gracia y carisma. Completan el reparto una Rosario Dawson y un Vincent Cassel que cumplen muy bien sus roles respectivos, aportando maldad y sexiness a esta propuesta. Creo que los espectadores que disfrutaron de las producciones anteriores de Boyle, no serán defraudados con esta producción y podrán sumar un título más que los confirme como fans de su estilo de filmación. No es de sus películas más memorables, pero eso no quita que sea un entretenimiento digno de ver y recomendar, sobretodo para discutir luego con amigos sobre como interpretaron el laberinto fílmico al que estuvimos sometidos.
Los triángulos de Meyer Aahh... Stephenie Meyer... (moviendo la cabeza hacia los lados y poniendo cara de constipación) Siempre apelando al gronchito cursi que tenemos dentro, ese que casi todos reconocemos pero lo escondemos bien en el fondo porque sabemos que es vergonzoso. Hay que reconocerle que supo identificar ese placer pecaminoso que tienen miles de mujeres y por qué no, cientos de varones, y hacerse millonaria explotándolo. En esta ocasión nos presenta un historia post apocalíptica en la que la humanidad ha sido dominada casi por completo por seres alienígenas, que ocupan nuestros cuerpos y ¿suprimen? el alma del humano. Estos alienígenas asesinos de especies (la Tierra es como el 7mo planeta conquistado), son en realidad también agentes del ¿bien y la bondad?, es decir que ocupan nuestros cuerpos con el objetivo de mejorarnos como especie... pero para ello nos matan... Bue... como verán de base la historia es bastante polémica y contradictoria. Yo creo que en realidad este contexto Sci-Fi mediocre que plantea Meyer es una mera excusa para reproducir esa fórmula romanticona tan efectiva que le está llenando los bolsillos, el triángulo amoroso adolescente. Sólo cambió el envoltorio, de vampiros y lobos a marcianos y rebeldes humanos, pero en esencia la trama central pasa por los amoríos juveniles y las decisiones basadas en la ebullición hormonal. A diferencia de "Crepúsculo", se ve que esta vez soltaron un poco más la billetera y se pudo contratar un cast de mayor categoría interpretativa, con nombres como Saoirse Ronan, Diane Kruger y William Hurt, pero aún así el producto es absolutamente mediocre y hasta por momentos irritante. No entiendo que le pasa a Andrew Niccol, un tipo que dirigió películas como "Lord of War" o "Gattaca" y que escribió el guión de esas dos pelis más el de "The Truman Show", ahora metido en proyectos descerebrados como este. ¿Es sabia la decisión de meterse en estos culebrones adolescentes? Ojalá Niccol vuelva a las raíces y se deje de joder con estos amoríos superficiales. Tiene los peores aspectos de Crepúsculo, sobre todo la amargura de esos personajes inexpresivos que dan ganas de tirarle con algo a la pantalla para ver si se despabilan un poco. Tiene momentos románticos bien pegajosos y como dice un amigo, extremadamente virgos, donde las hormonas parecen explotar por situaciones tan tontas como una caricia en el pelo. Sólo para los fans más fieles a la literatura "Meyer".
Conectarse en la intimidad "The Sessions" es una película maravillosa que celebra la vida y las relaciones interpersonales, el conectarse íntimamente con otro ser humano. Lamentablemente no llegará a estrenarse en Argentina vaya a saber uno por qué cuestiones, eso sí, para películas de adolescentes idiotas histeriqueándose o exorcismos varios, siempre hay salas de sobra. ¿Por qué será que nos atrae más ver por decimocuarta vez a una joven poseída y no una historia bien hecha sobre el amor, la redención y la vida misma?... Después de este pequeño lamento, paso de lleno a la reseña de este trabajo del director polaco Ben Lewin, un veterano del cine y la TV que no dirigía un largometraje desde 1994. Sus films anteriores son buenos, no la gran cosa, pero buenos. Se ve que el tiempo le vino muy bien a este señor y volvió con todo. "The Sessions" se basa en las memorias de Mark O'Brien, un periodista y poeta que padeció una enfermedad degenerativa de los músculos llamada poliomielitis desde su infancia. La trama se centra en Mark a sus 38 años, momento en el cual nuestro protagonista conoce el amor y el sexo por primera vez. Su condición física lo alejó siempre de las mujeres, no sólo por el rechazo que generaba, sino muchas veces por la propia estreches de sus pensamientos acrecentados por una gran sensación de inseguridad. Y no es para menos, Mark además de encontrarse cuadripléjico dependía gran parte de su tiempo de una cámara de ventilación negativa, pasándolo en criollo, una máquina para poder respirar. Criado católico, Mark busca consejo y asesoramiento en el padre Brendan para tomar la decisión de encarar una terapia sexual en la que podría al fin perder su virginidad. Esta situación contribuyó en gran parte a la condición de comedia que tiene el film, ofreciendo momentos realmente divertidos entre los dos personajes. Por otro lado, el humor se combina de manera muy natural con el otro gran pilar de la historia, el drama de descubrir las sensaciones del amor, las lindas y las feas. El trío de actores principales, un espléndido John Hawkes en el rol de Mark, Helen Hunt como la terapeuta sexual, en uno de los mejores papeles de su carrera actoral, y el genio de William H. Macy como el padre Brendan, conforman un equipo inmejorable que tomará al espectador por sorpresa y lo llevarán por un paseo emocional fuerte, sin golpes bajos ni cursilerías, pero sí apelando al corazón de cada uno.
La miseria y la amistad "Le Prénom" es la adaptación cinematográfica de la famosa obra de teatro francesa creada por Matthieu Delaporte y Alexandre de La Patellière. Para quienes no la conocen y puedan darse una idea de lo que estamos hablando, es una obra bastante parecida a "Le dieu du carnage" o "Un dios salvaje" (como se la conoció en Argentina), ya que básicamente muestra la interacción de un grupo de personas al que sus secretos y prejuicios individuales lo llevan a situaciones tan miserables como hilarantes. Todo empieza con una broma pesada que intenta llevar a cabo Vincent diciéndole a su cuñado y amigos, acérrimos intelectuales de izquierda, que le pondrá de nombre a su futuro hijo nada más y nada menos que el mismo del führer, Adolf o Adolphe como él dice al principio. A partir de acá, se desatan los diálogos más nerds, interesantes y espectacularmente divertidos que he visto en todo el año. La miseria humana y la amistad mezcladas en un mar de humor ácido, es una combinación muy pintoresca y entretenida, que deja ver su lado teatral, pero que a la vez se fusiona muy bien con el séptimo arte. Las actuaciones son muy creíbles, sobre todo cuando deben cambiar del drama a la comedia y viceversa. La personalidad del cine francés está muy presente, con sus conversaciones rápidas y ese humor afilado que por momentos corta con sólo acariciarlo. Los lazos de amistad utilizados como centro de la trama, configuran a esta producción como una propuesta bienintencionada en el plano general, aunque en el camino transite por el humor más malintencionado y ácido. El recurso utilizado al comienzo de la película, en el que podemos ver a un repartidor de pizza transitando las calles parisinas cuyos nombres van siendo explicados con humor negro, es sencillamente genial y predispone de la mejor manera para disfrutar lo que viene. Una comedia inteligente, mordaz y diferente a lo que estamos acostumbrados a ver en la gran pantalla. Si esperás ser sorprendido gratamente y disfrutás de las situaciones tragicómicas, "Le Prénom" será una buena opción para pasarla de diez.
Aceptarse ¿Por qué esas traducciones de títulos?... Como si fuéramos estúpidos y no tuviéramos la capacidad de deducir el significado del nombre de un film. La película se llama "The Words" y trata sobre cuestiones que van más allá del evidente robo de un escritor a otro. ¡Por favor, dejen de subestimar al espectador y de intentar simplificar títulos con subrayados estúpidos! Yendo al film concretamente, no entiendo por qué los críticos estadounidenses tiraron tan abajo este trabajo, que podrá ser un poco denso por momentos, pero de ninguna manera resulta común u ordinario como leí por ahí. La trama es del tipo de historia dentro de otra historia. Se centra en la vida de dos personajes, por un lado el personaje "real", Clay Hammond (Dennis Quaid), un famoso escritor que lanza un libro que cuenta la historia de otro escritor, el "ficticio" Rory Jansen (Bradley Cooper), que al no tener éxito con sus escritos, decide cometer plagio y publicar una obra fabulosa que encontró por error como si fuera propia. De repente gana mucho prestigio, premios y reconocimiento en el mundo artístico, pero como la mentira tiene patas cortas, la fantasía dura poco y aparece el verdadero escritor de la obra, interpretado maravillosamente por Jeremy Irons. El encuentro entre ambos, plagiador y plagiado, produce un ida y vuelta de sensaciones, frustraciones y recuerdos que a mí me resultó bastante placentero de ver en la gran pantalla. También la conexión entre el personaje "real" de Clay y Rory, el "ficticio", me pareció interesante y entretenida de ver. La película es dramática, quizás con un tratamiento por momentos superficial y redundante sobre la culpa y los dilemas morales, pero en general logra su cometido y resulta un trabajo serio que se puede disfrutar bastante, sobretodo si sos de esos espectadores a los que les gustan las historias con fuertes cargas de realidad. Los directores Brian Klugman y Lee Sternthal abordan un abanico de temáticas que identifican al espectador con los personajes, como por ejemplo el peso de las decisiones que tomamos, la aceptación de quienes somos, la delgada línea entre lo moral y lo inmoral, el destino y otros conceptos que están bien tratados y narrados. Una buena opción para disfrutar de un drama bien construido y con altas dosis de sensaciones reales.
Menos Rock, más Pop Lamento no compartir la emoción y exitación de varios críticos y fans de la franquicia con esta 3ra entrega. En serio que lo lamento porque a mi forma de verlo, Iron Man es uno de los héroes más atractivos y cool que tiene Marvel, pero la verdad es que esta última entrega no colmó del todo mis expectativas y me pareció una producción de superhéroes del montón. Para empezar creo que directamente perdió su aura rockera, esa que la hizo tan copada en 2008 y que ya se había visto disminuida con la 2da entrega en 2010. Tony Stark representa el estilo Rock & Roll, la irreverencia, la rebeldía, la incorrección política, sin embargo en esta última entrega se le imprimió un perfil más inocente y se notó la mano oculta de Disney. No me malinterpreten, me gustan los productos Disney por lo general, pero hay que separar los tantos cuando se trata de diferentes productos. Como diría aquella publicidad local de bebida espirituosa, "al pan, pan y al vino..." No es una buena estrategia que Disney suavice la oscuridad innata que tienen algunos cómics de Marvel sólo para mantenerse en la línea familiar que marca su camino comercial. Si a Iron Man se le quita el Rock y a los villanos la oscuridad, se corre el riesgo de caer en una fórmula de aventuras default que trasmita pocas sensaciones al espectador. Por ahí leí algunos intentos de comparación con la trilogía cinematográfica de Nolan sobre Batman... por favor, piensen bien antes de cometer semejante estupidez. Este Iron Man actual es un héroe para adolescentes más bien tirando a niños, a diferencia de la adultez que presentó la historia del caballero de la noche que claramente no tenía como target principal a los más chicos. Otra cuestión que me pareció un gran WTF fue lo que decidieron hacer con El Mandarín, villano histórico de Iron Man que en esta 3ra entrega aparece satirizado como consecuencia de una vuelta de tuerca caprichosa. Entre las cuestiones positivas de este film, están los aspectos técnicos que son increíbles, tanto visuales como de sonido, de eso no hay queja que valga. En una mínima escena en la que Tony se pone uno de sus trajes, demuestra toda la pericia profesional que Michael Bay no logra en su casi 3 horas de tortura Transformer. En general la trama se plantea interesante y titánica, con algunos aciertos como el potenciamiento de Pepper Potts y el hecho de mostrar a un héroe más vulnerable, y otros no tanto como por ejemplo la personalidad de los villanos. En general es una película que entretiene, que ofrece humor y grandes escenas de acción, pero eso no basta para estar a la altura de "Los Vengadores" o la mismísima "Iron Man" original que, según la humilde opinión de este fan del cine, sigue siendo la mejor de la franquicia sin lugar a dudas.
Se lleva en la sangre "Lazos perversos" o "Stoker" en su título original es un trabajo un tanto extraño, atractivo y oscuro, con varios toques bizarros desde la composición de los personajes hasta la narración misma. El director sur coreano Chan-wook Park, es nada más y nada menos que el responsable de la película de culto "Oldboy" (recomendable), cuya remake americana se estrenará dentro de poco bajo las órdenes de Spike Lee. Park es conocido por participar en el proceso de escritura de los films que dirige y sus historias siempre dan que hablar por la temática y la forma violentamente bella en que da vida a sus proyectos. Tuve la suerte de ver algunos de sus trabajos y este paso al cine americano ha sido bastante positivo, aunque creo que no alcanzó el nivel de otras producciones como la ya nombrada "Oldboy" o la fabulosa "Lady Vengeance", cierre de trilogía de venganza que encaró en 2003 a partir de su título más aclamado. En este caso, creo que la narración que seleccionó le jugó un poco en contra, con varios momentos de letargo que parecían no tener mucho sentido. Se entiende que su objetivo era pasear al espectador por situaciones de impotencia y acecho, pero con un poco más de ritmo hubiera salido más gratificado. Los momentos fuertes de "Stoker" fueron pocos, significativos, pero pocos en fin. La labor de los protagonistas es muy buena, sobre todo Mia Wasikowska ("Alicia en el país de las maravillas", "Jane Eyre") que parece haber sido poseída por una Rooney Mara del infierno. El villano a cargo de Matthew Goode ("Watchmen", "A single man") también es bastante convincente al igual que Nicole Kidman ("Los otros", "Moulin Rouge") como la madre errática, aunque esta última tuvo menos relevancia en la historia. La estética es muy cuidada y elegante, fiel al estilo de Park, presentando una combinación buenísima de paisajes sureños con secuencias oscuras de la mansión en la que vive la familia Stoker. Un peli recomendable para alejarse un poco del cine mainstream hollywoodense, ideal para aquellos espectadores que disfrutan de los relatos oscuros y no siempre quieren que el bueno salga vencedor.
Si esto es la gran fiesta... Bueno, parece que los muchachos se coparon con "Proyecto X" y "¿Qué pasó ayer?" y decidieron armar un mejunje de ambas para adolescentes con ansias de vivir la joda loca, aunque sea a través de 3 descerebrados con poco carisma. He aquí la primera gran diferencia con los 2 títulos a partir de los cuales nace "21 & Over". El Wolf Pack tiene a 3 grosos de la comedia, con experiencia y carisma al por mayor; el fresco trío de la fiesta adolescente (Proyecto X) que termina en desastre contó con 3 pibes nuevos en escena, pero que sabían como involucrar al público y hacerlo sentir identificado con lo que se vivía en pantalla. Por el contrario, los protagonistas de "21 & Over" son 3 salames nada simpáticos que llevan el cliché de pendejo gringo sin cerebro a la enésima potencia. Chistes escatológicos, físicos, fijación sexual, juegos para emborracharse, desnudos y un poco de violencia, todos los ingredientes de la nueva comedia norteamericana estuvieron presentes en esta propuesta, pero el problema principal pasó por otro lado, el problema fue la falta de actuación de los protagonistas y la historia de fondo que por momentos era ridícula. Quizás estos actores con una dirección más cuidada habrían sido menos lastimosos, pero la verdad es que no convencieron en absoluto y producían rechazo, sobre todo el asiático cuyo idea de ebriedad era poner cara de idiota y correr por toda la pantalla. Quizás se pueda resaltar algún que otro momento de amistad y camaradería entre el trío protagonista y uno o dos gags divertidos, lo demás se queda en el camino y da la sensación de que los productores y el director pasaron más tiempo pensando en donde iban a poner la cámara para obtener la mejor toma de un vómito en vez de darle un poco más de atractivo a la trama. Si sos de los que disfruta de situaciones ridículas más allá de algún tipo de trama interesante puede que disfrutes un poco este producto, ahora si lo que estás buscando es una experiencia a lo "Proyecto X" o "¿Qué pasó ayer?", seguramente te decepciones a lo grande.
Aventura en los valles sagrados Interesante es este primer trabajo en largo del director español Enrique Gato, que ya había creado dos cortos anteriormente acerca del simpático personaje que emula a Indiana Jones. En esta ocasión, nos trae una aventura en Latinoamérica, puntualmente en Perú, en donde Tadeo deberá defender los tesoros ancestrales de una ciudadela sagrada de las ambiciosas manos de una corporación caza tesoros (guiño, guiño, socialismo). La aventura planteada es muy atractiva, no por su originalidad y factura artística, pero sí por su locación, por la misión bien intencionada que debe llevar a cabo el protagonista y por la buena elección de personajes secundarios que acompañaron al protagonista. Perú es un destino muy de moda por estos momentos, es un país que respira misticismo y aventura, que ofrece belleza natural como pocas veces se puede apreciar en la vida. Situar un producto animado en Machu Picchu, el valle sagrado y Cusco, asegura una explosión de colores en la gran pantalla y el inmediato involucramiento para aquellas personas que hayan tenido la suerte de conocer estos paisajes y ruinas. Otro acierto fue el equipo que se conformó para acompañar a este albañil devenido en arqueólogo aventurero, un equipo formado por su fiel mascota, Jeff, la sexy profesora Sara, el alocado guía peruano y un loro mudo de pocas pulgas. La química entre todos ellos funciona muy bien y da lugar a momentos realmente divertidos, de un humor universal que va más allá de la comedia española. Por último, el espíritu del film es bien sano y útil para los tiempos en los que vivimos, un tiempo en el que los sueños se ven muchas veces relegados por las restricciones que nos auto asignamos o por las que nos impone la sociedad. En ese sentido, la aventura de Tadeo Jones cobra mayor importancia y hace que el espectador, sobre todo el niño, aprenda algunas buenas consignas para el futuro. Una buena aventura animada que apunta a un target más bien infantil, pero que no ignora por completo al adulto que muchas veces debe acompañar a los niños al cine brindándole algunos momentos que lo dejaran conforme. Más allá de que no tuvo mucho promoción en Argentina, es una buena opción para ver un producto distinto de lo que nos ofrece generalmente Pixar o DreamWorks.