Ely tiene 17 años y, como cualquier adolescente, transita una etapa complicada pero en su caso, es mucho peor. A los problemas habituales de la edad se le suman la ausencia de una familia –sólo hay una madre depresiva que apenas le habla y no sale a la calle-, el tener que hacerse cargo de su hogar trabajando en una veterinaria y, como consecuencia, la poca importancia que dada a la escuela secundaria. Como si no fuera suficiente con todo esto: la joven queda embarazada y, dadas las circunstancias, lo primero que le dice a la médica es que va a abortar pero la mujer le explica que eso no es posible ya que es ilegal en Argentina y por tanto, la única solución que le sugiere es la de darle en adopción.
Los problemas de la adolescencia son temas ya tratados en las películas norteamericanas y Greta Gerwig se acerca a ella con una historia simple y poco ambiciosa en un coming-of-age con tintes autobiográficos. Aquí la protagonista es Christine McPherson (Saoirse Ronan), una adolescente que no acepta su nombre y prefiere hacerse conocer como Lady Bird; asiste a una escuela católica en Sacramento donde le explican el motivo por el cual hacerse un aborto es una acción errática y, digno a la edad que tiene, acostumbra a pelear con su madre de forma permanente y colérica -al punto de terminar con un yeso rosa en el brazo tras una discusión.
La confusión es el dios la locura es el dios Charles Bukowski Un plano detalle nos acerca de manera cruda a una cirugía a corazón abierto. La impresión que genera esta primera escena es una de esas características a las que el director griego Giorgos Lanthimos nos viene acostumbrando hace rato.
La planificación de eventos implica un ritmo de vida bastante movido, no hay tiempo para estar quieto mientras un salón tiene que ser armado para recibir a los invitados. Por tanto hay que correr, ir detrás de cada detalle, ver que todo quede impecable, lidiar con los extraños gustos de los clientes, tener el training necesario como para poder dirigir a distintos grupos de trabajo, entre ellos: los cocineros, mozos, fotógrafos, decoradores y músicos. De esto se encarga Max Angély (Jean-Pierre Bacri) desde hace ya más de treinta años pero ahora comienza a llegar a su recta final mientras acepta que lo más apropiado sería jubilarse.
Un viaje en barco simula la llegada de Le Corbusier (Mario Lombard) a la Argentina en su única visita del año 1929 para dar un conferencia sobre arquitectura y urbanismo en la ciudad de Buenos Aires. Será esa rápida pasada la que lo lleve a construir posteriormente, desde el exterior, su obra secreta, es decir, la única casa del arquitecto en este país y la única en América Latina.
Sean Dalmazo (Nahuel Pérez Biscayart), es un integrante del grupo de acción Act Up (AIDS Coalition to Unleash Power) el cual se propone concientizar respecto del SIDA. Con aires rebeldes y combativos, el joven de veintiséis años intenta visibilizar el conflicto por el cual luchan, arman asambleas democráticas y buscan respuestas por parte de un gobierno que no parece estar dispuesto a dárselas.
Brasil. Una joven pareja se muda a un galpón abandonado generando la inquietud de su círculo cercano, al separar, a través de una cinta adhesiva, el espacio personal de cada uno. Ese límite marca la libertad de él y de ella de una forma igualitaria para que puedan desarrollar así su trabajo sin perturbar el del otro pero a su vez estando al tanto de lo que cada uno hace: de un lado, la mujer (Raquel Carro) practica distintas performances de danza, del otro, el hombre (Rodrigo Bolzan) junto a su equipo, se dedica a realizar una serie de esculturas.
Una mujer se despierta de madrugada porque su marido no está en la cama. Lo encuentra en la cocina, él le dice que va a salir a caminar porque se desveló. Ella lo interroga: por qué no puede dormir, por qué sonríe, por qué pierde peso y si está viendo a alguien. Él la mira y ríe, se queda callado. No le miente pero tampoco le permite entender lo que en verdad ocurre, aunque de alguna manera, ambos ya lo saben.
Una pareja de niños sale de la escuela y se adentra en el bosque. Él juega con una mariposa. Ella lleva consigo un sobre rojo que más tarde le entregará. Luego que Giuseppe (Gaetano Fernández) la salve de los ladridos de un rottweiler convirtiéndose en su héroe, ella accede a un pequeño paseo abordo de su motocicleta. Alrededor de esa escena, la inocencia flota en el aire, especialmente en el amor de estos pequeños de trece años representado en un primer beso que tuvo como testigo a un caballo.
Germán Argüello (Germán de Silva) revisa de manera metódica la mochila de todos los alumnos de su escuela. Bueno, todos no ya que Cata (Nina Suárez Bléfari) se rehusa y se escapa para que no invadan su privacidad. Esta adolescente pronto se convierte en la lucha del director quien, intentando ir a la caza de los culpables de introducir estupefacientes en la institución, no encuentra una mejor idea que obligarlos a mostrar todas sus pertenencias. Entre medio de estos dos persoanjes está Sonia, quien intenta apaciguar una situación que va cobrando diferentes grados de violencia.