Lilianne (Isabelle Huppert) trabaja en una fábrica de paté. A través de planos-detalle de los diferentes objetos con los que interactúa entendemos su presente dentro de ese dispositivo rutinario del cual forma parte como si fuera una pieza más, tan fácil de reemplazar como las otras. Pero algo ocurre cuando irrumpe Jean (Kévin Asaïs), un empleado temporario, el cual empuja a que algo cambie en su vida.
Un jefe (Carlos Portaluppi) y sus dos empleados, Juan (Luciano Cáceres) e Ismael (Pablo Pinto) en un corralón del segundo cordón del Conurbano bonaerense. Uno maneja el camión en silencio, escuchando la sarta de pavadas que tiene el otro para decir. Lo mira cuando le chifla a las mujeres, frena para que se compre un choripán e incluso lo sigue hasta el bar donde se alcoholizan a plena luz del día, antes o después de cargar y descargar bolsas de material.
Robin (Andrew Garfield) se encuentra con Diana (Claire Foy) en una fiesta. El amor resulta a primera vista. Pese a que su amigo, con una sinceridad brutal, le advierte que no tiene chances, refiriéndose a ella como una rompecorazones, el joven está empecinado en conquistarla y vaya que lo logra. En la escena siguiente, los vemos comenzar su relación, desde el primer paseo en descapotable alrededor de un imponente paisaje hasta las aventuras por exóticos puntos del planisferio. Allí donde Robin se ve obligado a llegar a causa de su trabajo como importador de te, Diana lo acompaña aprovechando cada instante juntos para ir a la aventura.
Estados Unidos en 1864, tres años luego de empezar la Guerra de Secesión. Amy (Oona Laurence) va a recoger hongos al bosque cuando se encuentra con un yanqui malherido. A la niña, como sureña, se le plantea un debate moral acerca de cómo proceder ante este soldado de la Unión (Colin Farrell), es decir, ante la sorpresa de estar frente a la debilidad de un rival. Pero a esa edad, la inocencia pesa más que el odio, entonces lo ayuda a levantarse y lo lleva hasta la puerta del Seminario Farnsworth, en Virginia, donde la señorita Martha Farnsworth (Nicole Kidman) tiene que decidir cómo actuar frente a esa circunstancia.
Mabel (Mara Santucho) se separa del padre de su hija, obligándola a volver a casa de su madre en Villa Allende, junto a la pequeña de cuatro años (Julieta Niztzschmann). Ahora, le toca compartir una diminuta habitación, con afiches de Justin Bieber
Jeanette Walls (Brie Larson), es una periodista con una reconocida trayectoria hecha por sus columnas de temas banales. Una noche volviendo a su casa en taxi, ve a sus padres en la calle viviendo como homeless. Ellos también la observan pero es Jeanette quien gira la cabeza y sigue su camino hasta su cálido piso de Nueva York. Ese acto trae sus conscuencias: primero, se ve obligada a charlar con su madre y luego con su padre, teniendo que confesarles que está a punto de casarse con un asesor financiero, logrando la decepción de ellos quienes esperaban algo más para su hija, o al menos, algo distinto.
Las cincuenta primaveras la sorprenden a Aurore (Agnès Jaoui) en una etapa de pleno cambio. A los calores de la menopausia, se le suman las noticias de que su hija mayor va a ser madre y que la menor ha decidido dejar sus estudios y la casa para seguir a su novio músico hasta España.
Seguramente la mayoría de nosotros tuvo alguna de esas amistades en la infancia de las que parecen que van a durar para siempre. Así es la de Romina y Florencia en el año 1988, mientras arman coreografías, aprovechan los recreos para actuar hablando en castellano neutro, miran la novela y se disponen a estar juntas todo el tiempo que se pueda, incluso teniendo que rogarle a sus madres para poder quedarse una noche más en la casa de una o la otra. Hablamos de lo que hoy los jóvenes definirían como BBF (Best Friends Forever – Mejores Amigas para siempre).
Tsanko Petrov (Stefan Denolyubov) es un humilde trabajador ferroviario que se encuentra haciendo su trabajo habitual de mantenimiento de las vías cuando un billete llega hasta sus pies. Mira para los costados y sin entender su procedencia, lo guarda en el bolsillo. Luego la acción se repite con otro billete y cuando se quiere dar cuenta, está ante un bolso con un millón de levas -la moneda de Bulgaria.
Rina (Marilú Marini) vuelve a su casa de Tigre después de mucho tiempo. Saca las sábanas de los viejos muebles, acomoda sus pertenencias alrededor de objetos oxidados, limpia el polvo y se sienta a tomar una copa, dispuesta a quedarse allí el tiempo que haga falta para que nada ni nadie avancen sobre ese lugar que alguna vez fue el escenario de momentos familiares.