Avanzar siendo millones Fuertes como un bloque En un grito colectivo Contra sus escuadrones. La historia de Una banda de chicas comienza mucho antes que Marilina Giménez pueda saberlo. Fue su experiencia individual en tanto integrante de una banda la que la introdujo en otra de carácter general, de un grupo mayor conformado por músicas mujeres. El documental comienza por la historia de YiLet -donde la directora tocaba el bajo-, luego el film sigue su recorrido recolectando los testimonios, las giras, el detrás de escena, las grabaciones y los shows de Cumbia Queers, Miss Bolivia, Sasha Sathya, She-Devils, Chocolate Remix, Kobra Kei, Liers, Las Kellies, Las taradas e Ibiza Pareo.
Como cada mañana, Abel (Louis Garrel) se prepara para ir a trabajar. Pero en esta oportunidad, Marianne (Laetitia Casta) interrumpe la rutina para darle una mala noticia antes de que cruce la puerta: está embarazada. Él se alegra, sorprendido, pero no, el hijo no es suyo, y lo que es peor, es de Paul, su amigo con quien ella ha estado saliendo desde hace un tiempo. El presente le cae encima como un balde de agua fría pero él -que tiene un máximo de diez días para resolver su situación antes de que Marianne y Paul se casen- lo toma con entereza o como dice ella, de modo inteligente. Una elipsis de ocho años los reencuentra en el velorio de Paul, fallecido -según se dice- a causa de un paro cardíaco. Allí, frente al cajón, Abel observa a su antigua novia junto a su hijo Joseph (Joseph Engel) y a Eve (Lily Rose Depp), la tía del pequeño. Cuando la ceremonia finaliza, el hombre se ofrece a llevar a la flamante viuda y al niño hasta la puerta de su domicilio. Allí se despiden hasta dentro de dos meses cuando ella lo llama y todo vuelve a comenzar de otro modo.
¿Qué hace una madre cuando su hijo pide ayuda a gritos pero no se deja ayudar? ¿Cómo actúa frente a ese otro que ama en medio de una situación tan frágil como es la adicción, frente a la voz de ese ser que tuvo en su vientre y que ahora vuelve a su casa diciendo que tiene frío pero que hace de sus retornos un abuso de confianza? Son estas preguntas algunas de las que conviven con Brisa (Mónica Galán). La mujer encuentra atravesada por dos realidades disímiles: un mundo profesional lleno de luces y fama y por el otro, uno oscuro, lleno de sombras, que habita en la nocturnidad y resulta de la relación con su hijo Hilario (Nicolás Mateo).
(…) los nuevos barrios ya no cuelgan pasacalles de bienvenida para nadie: ni para el laburante honrado, ni para el vecino solidario, ni para el militante heroico… los nuevos barrios se devoraron códigos, mapas, imágenes sociales y políticas tradicionales, actores y sujetos colectivos: los nuevos barrios son pura y abrumadora objetividad. ¿Quién lleva la gorra?, Colectivo Juguetes Perdidos Los barrios mutan. Los barrios, como afirma el colectivo Juguetes Perdidos, se convirtieron en “posbarrios”, donde los códigos cambiaron así como los lazos, donde el conflicto social resulta presente generando la sensación de que todo está por estallar. ¿Y cómo no hablar del cambio en el barrio ubicado entre Villa Lugano y Soldati después de la toma al Parque Indoamericano en 2010? La ocupación al predio por parte de un conjunto de familias en diciembre de 2010, los desalojos, los detenidos, la represión, los asesinatos policiales marcan un antes y un después. Nadie puede referir al barrio sin hablar de ese hecho en que todo, finalmente, estalló. El resultado de esa explosión social ya es conocida: con el desalojo se llegó a un acuerdo que prometía un plan tranquilizador de viviendas. Un hecho que, como narra La escuela contra el margen, nunca se cumplió. Pero también sirvió para exponer las problématicas de esas familias y la indiferencia gubernamental frente a dichos conflictos.
“Y cuando sus ojos atraviesan su vientre de mujer encinta, es como si estuviera engendrando toda la miseria del mundo“. La imagen-tiempo, Gilles Deleuze “(…) mientras que a ella le arden los ojos de tanto aguantarse las ganas de llorar de miedo”. Épica urbana, Juan Solá El interior del país, de una casa. La intimidad de un hogar observado a partir del presente de una mujer embarazada, Sonia (Sonia Ortíz). Mientras Elías (Elías Aguirre) se ausenta por trabajo, ella queda a la espera. Allí ve pasar las semanas en el silencio de las cuatro paredes, sin tecnologías a la vista, sólo una lámpara prendida cuando la noche se hace inevitable. La pobreza se confirma pero ella no se queja de su presente. La tranquiliza saber que si espera en la despensa, recibe alguna llamada de Elías y que si visita a su médico, él le puede traer de la ciudad una carta de su marido. Luego vuelve a la quietud de su casa, de su pueblo, de su embarazo.
Nadie sale indiferente a las películas de José Celestino Campusano. Existen sus fans, sus haters, y si eso ocurre es porque su cine, con aire irreverente, provoca al espectador. Pero ¿qué es lo que interpela? Para empezar, podemos hablar del mix que resulta del trabajo con actores no profesionales, las decisiones (in)formales, los personajes que esboza, como así también los escenarios sórdidos y sus temáticas que abordan lo más oscuro de la sociedad.
Marcello (Marcello Forte) es un peluquero canino. Entre escobillones, cadenas y jaulas, el hombre maneja las técnicas propicias para lograr llevar su trabajo a cabo dentro de Dogman, un local humilde, sucio y oscuro. Respetado en su pueblo, este padre separado aprovecha los tiempos libres para compartir momentos junto a su hija pero también, a esos amigos con quienes conversa, alcohol por medio, sobre los problemas que aquejan a la comunidad. Especialmente lo que ocurre con Simone (Edoardo Pesce), un matón que pone en suspenso la tranquilidad del lugar.
Ihjãc hace tiempo que no logra dormir bien. En verdad, desde que su padre falleció. Fue aquel acontecimiento el que empujó a este joven de quince años a una búsqueda. Una que no se planteó pero que vino por él para obligarlo a entrar de forma definitiva en la adultez. Pedra Branca, en el estado de Tocantins, ubicado al norte de Brasil es el escenario alrededor del cual este largometraje gira. Allí se encuentra Ihjãc, compartiendo sus insomnios con una cascada que le habla y los días con su familia y los demás miembros de la comunidad indígena Krahô.
Nueva Mente comienza por lo que para otros es el final de un ciclo: los objetos desechados. A partir de allí, emprende un recorrido que intercala voces del material de archivo hasta llegar a las de quienes se hacen cargo de lo que otros prefieren no ver, no pensar, como es el tratamiento de la basura. Concepto que el director relaciona con momentos críticos de Argentina como fueron la dictadura militar de 1976 y la crisis de 2001.
Vera, es una actriz alejada de las cámaras que llega hasta República Dominicana para rendirle homenaje a su amigo y director Jean-Louis Jorge (1947-2000). Ahora le toca a ella -última sobreviviente de una generación de artistas- continuar su obra. Claro que esa no será una tarea sencilla. A la difícil situación de tener que filmar un guion inacabado, se añade una serie de conflictos que cambian las expectativas del grupo de producción y se traducen en extraños sucesos dando la señal de que nada va a terminar bien.