La acción en Baby Driver fluye en forma orgánica y natural, gracias a un guión armado con inteligencia. Es el proyecto pasión del británico quien lo concibió en 1994, lo adaptó a un video musical en el 2003 y consiguió ponerlo en marcha una vez que tomó distancia definitiva de Ant-Man. Como tal, es todo suyo, dado que es la primera vez que se lanza a la escritura sin un socio. Y obtiene un resultado demoledor con una idea original que se ejecuta con precisión, con set pieces de primera, con aquellos diálogos cool y punzantes que acostumbra su filmografía y con un elenco envidiable. Elgort comanda un conjunto de nombres importantes como Kevin Spacey, Jon Hamm, Jamie Foxx y Jon Bernthal, todos comprometidos con personajes absorbentes, cada uno con algunas de esas líneas gloriosas que Wright es capaz de entregar. Y dada la estructura de la película, de distintos asaltos con diferentes equipos pero con Baby como constante, todos tienen la oportunidad de lucirse y conseguir escenas tensas y brillantes.
Una pregunta que evidentemente no se ha hecho nunca la gente de Paramount Pictures es qué tiene para ofrecer Michael Bay a la saga Transformers que no haya dado durante esta década pasada. No es necesario personalizar el asunto dado que es algo que se puede aplicar a todos y en todos los ámbitos: pocas veces la quinta es la vencida. Sin ser demasiado, el film que abrió la franquicia es considerado el mejor y desde allí fue todo en picada, más allá de que Dark of the Moon sea algo superior que Revenge of the Fallen. Y tampoco es justo hablar de ella en términos positivos, cuando lo que se debe decir es que es “menos mala”. El fondo creativo se tocó con Age of Extinction, una apuesta con la que se pretendía relanzar la saga con nuevos protagonistas pero las mismas ideas y su resultado fue el imaginado. Y como es claro que al estudio lo único que le importa es el billete, desafiando toda lógica es que vuelven a llamar al director amante de las explosiones para una nueva entrega. No hay que ser Sherlock Holmes para deducir qué es lo que pasa.
Dado que el éxito de taquilla de The Smurfs y su secuela no se debió a Neil Patrick Harris o a ninguno de los actores de carne y hueso que lo acompañaron, Sony Pictures decidió eliminar al componente humano a la hora de relanzar a los personajes creados por Peyo. Así es que llega a los cines Smurfs: The Lost Village, una película completamente animada de los Pitufos, con la misma falta de ideas que las otras pero con 50 millones de dólares menos de costo.
Desde hace años que hay interés en Hollywood por trasponer mangas en películas live-action, una práctica que se hace en Japón con normalidad. No obstante, el avance de estos proyectos no se equiparó al hambre de los estudios por nuevas propiedades intelectuales de las cuales obtener potenciales franquicias. Una adaptación de Ghost in the Shell estaba en los planes desde el 2008, mientras que situaciones similares atraviesan Akira, Naruto, Battle Angel Alita –que ya está en post-producción- o Death Note –que se estrena este agosto-. Hay que encontrar el tono adecuado antes de avanzar, después de todo nadie quiere otro desastre como Dragonball Evolution. Y con ese bagaje llega a los cines el nuevo film de Rupert Sanders (Snow White and the Huntsman), uno visualmente impecable que trata de hacer una inmersión profunda en su protagonista.
El Otro Hermano supone una notable vuelta en forma de Israel Adrián Caetano, quien no se fue a ningún lado, pero cuyo último gran trabajo tiene más de una década (Crónica de una Fuga). En el medio están Francia, su documental de Néstor Kirchner y la fallida Mala, pero esta nueva película marca su regreso al terreno policial en el que se había lucido en más de una oportunidad, como con la enorme Un Oso Rojo. Una adaptación de “Bajo este sol tremendo”, de Carlos Busqued, resulta en un thriller slow burn filmado con pericia, en el marco de una atmósfera ruin y foránea que se realza con destacadas interpretaciones.
Después del grosero traspié de Child 44, el realizador Daniel Espinosa (Safe House, Snabba Cash) está de regreso con Life, un thriller de ciencia ficción contenido que ofrece mayor satisfacción que su último trabajo. Centrándose en unos pocos personajes y con un argumento sin demasiadas pretensiones, propone una suerte de ingreso a la saga Alien por la puerta trasera. No está conectada al film de Ridley Scott pero indudablemente le debe mucho, al pretender ser una versión plausible de lo que podría suceder en caso de sumar a un octavo pasajero a bordo.
Tras el estreno de la gran Train to Busan, llega a la Argentina otro exitoso film de origen surcoreano, que confirma la excelencia de dicho país en materia de cine de género. The Wailing (Gokseong) es un thriller de terror sobrenatural, con mucho suspenso, que sumerge al espectador en una bellísima aldea rural en las montañas de Corea del Sur. Uno repleto de impactante imaginería religiosa –se pueden trazar muchos paralelos bíblicos- y hermosos paisajes, que albergan una historia de credo, miedo a lo desconocido e impotencia ante una guerra terrenal entre fuerzas que no son de este mundo.
“Es mejor que aprender mucho, el aprender cosas buenas” (José Hernández, Martín Fierro) A más de cinco años del estreno de la infame Cruzadas, el director Diego Rafecas (Un Buda, Paco) vuelve a la carga con Ley Primera, un fallido y cuestionable proyecto que intenta arrojar luz sobre un hecho oscuro y poco abordado de la historia argentina. Uno que genera indignación desde los créditos iniciales, cuando se lista a María Cristina Capitanich como una de las productoras ejecutivas de un proyecto que trata de mostrar lo sucedido a todas las culturas originarias del planeta, apellido compartido con el ex Gobernador de Chaco que poco hizo para proteger a las comunidades durante su mandato.
Es de noche en Teherán cuando Emad y Rana deben abandonar su casa tan pronto como sea posible, por peligro de derrumbe del edificio que habitan. Los vidrios estallan, las paredes crujen, un hogar que se desmorona, espejo de lo que Asghar Farhadi hará con la pareja de Forushande (The Salesman). Un drama familiar y relato de venganza, es una historia íntima acerca del cómo un matrimonio lidia con un evento trágico pasible de ocurrir en cualquier lugar del mundo, pero que en el marco de la sociedad opresiva iraní se vuelve un acontecimiento tóxico y asfixiante.
The Great Wall no se contiene los golpes y va por todo desde los primeros minutos. Los dos sobrevivientes de una partida de mercenarios en busca de pólvora, hostigados por bandidos que los persiguen sin descanso, encuentran refugio dentro de la Gran Muralla china previo al ataque de una masiva turba de criaturas alienígenas. Es un primer asedio en el que los extranjeros se ganarán la confianza de los orientales, pero es una muestra acabada de lo que será esta película y del despliegue propuesto por Zhang Yimou. No está presente ni el corazón o el cerebro que se podría haber esperado de un proyecto del realizador de Hero o La Casa de las Dagas Voladoras, sino que pareciera ser suficiente el hecho de ser un tanque de Hollywood hecho dentro del gigante asiático.