Cómo ser madre y mujer sin morir en el intento Siempre lo dije, a mí el feminismo me cag** la vida. Vivimos en una época donde querer ser ama de casa y dedicarte de lleno a los hijos es sinónimo de ser una dejada, una mantenida y entonces no basta con ser linda, delgada, sexualmente activa sino que además tenes que ser profesionalmente exitosa y, como si fuera poco, madre. Si no sos madre es como si no fueras mujer. Cuestión que si no podés con todo eso es tal cual reza uno de los personajes: "Un hombre dice que se irá de la oficina para estar con su hijo y todos lo ven como el ejemplo paternal a seguir. Una mujer dice que se irá de la oficina para estar con su hijo enfermo, y será condenada como desorganizada, irresponsable y sin compromiso". Pero más allá de que muchas tenemos que llevar esta vida de locos por cuestiones de necesidad netamente económicas y dejando los análisis sociales de lado, un estudio medio al cuete para una comedia como esta, "I don't know how she does it" (título original) es una comedia que entretiene y sale aprobada para aquellos que sepan desde el vamos que van a ver, si sos mujer con un ritmo de vida similar y, sobretodo, si sos de esas personas que nunca saben decir que no y ahí van por la vida tratando de cumplir- muchas veces infructuosamente por aquello de quien mucho abarca poco aprieta- todo aquello que promete. La bellísima Olivia Munn lo más sobresaliente del film Esta es una comedia cuya protagonista le juega en contra ya que medio mundo la compara con una especie de secuela vital de la popular Carrie que encarna en Sex and the city; me la juego que si estuviera protagonizada por alguna otra de las actrices del momento sería una comedia mejor recibida ya que a pesar de sus previsibilidades y sus clichés infaltables, cumple en gracia y tiene momentos realmente hilarantes. Repito e insisto que funciona sobretodo para nosotras, las que corremos como ella, las que nos hemos agarrado piojos, las que nos vivimos sintiendo un desastre por tener que comprar en la panadería las tortas de feria en vez de ser las perfectas madres cocineras, las que siempre llegamos tarde a todas partes y que sentimos que colapsamos cuando los peques nos miran con cara de "me lo habías prometido". Basada en un best seller de Allison Pearson y dirigida por Douglas McGrath (Emma, Infamous) la peli no es otra cosa que una comedia donde la que realmente destaca es Olivia Munn (Iron Man 2) como Momo, la fría y super workaholic asistente de la Parker. Todo en uno, comedia de situación, drama liviano y vuelta a comedia romántica, "Cómo lo hace", que estrenará este primero de Diciembre, es una buena opción de esas para ir a ver con una buena amiga como excusa para darnos un respiro. Otros, apuesten por su espera en DVD.
Ganadora a Mejor guión en Cannes el año pasado, Shi (su título original) se estrena comercialmente este Jueves luego de su paso por un BAFICI y un Festival de Cine de Mar del Plata. Se agradece realmente que en un año lleno de refritos y sagas haya un oasis que habla de cosas diferentes, que es capaz de tocar al espectador con sutileza pero con energía, que cuente un drama verdadero sin estridencias o golpes bajos y que, como si esto fuera poco, ahonde en algo tan poco valorado como es la poesía. Interpretado magistralmente por Jeong-hie Yun, la historia sobrevuela la incapacidad de una anciana que ha comenzado un curso de poesía para poder crear. Profundizando nos encontramos con un verdadero drama que recide en el silencio que una sociedad insensible le está pidiendo guardar luego de un hecho delictivo llevado a cabo por unos muchachitos apáticos entre ellos, su nieto a quien cría como puede para que no le falte nada. La historia de casi dos horas narrada tanto con detalle como con lirismo propio del nombre, es un viaje al alma misma del ser humano. ¿Cómo llegar a expresar el milagro de la poesía cuando se está condenado a callar y olvidar? Porque Mija no solo tiene el doloroso problema de haber criado un abusador después de tanto sacrificio sino que además está enferma, olvida las palabras gracias a la terrible realidad del Alzheimer. Su búsqueda de poder cumplir con la tarea de entregar un poema a final de curso es en realidad la búsqueda de la palabra, del hablar, del ya no callar. Mija no pide ayuda económica a la madre del muchacho, no cuenta sobre su enfermedad ni pide compañía para las visitas médicas, Mija no se enfrenta a esa manada de padres inescrupulosos para decirles "estamos haciendo todo mal". Mija se somete, acata y solo cuando realmente sus ojos se abren y ve puede decir basta. Poesía para el alma es un reflejo sensible de un mundo cada vez más inusual. El muchacho casi orgánicamente puede exigir un nuevo celular pero es incapaz de conmoverse ante una fotografía de su víctima, no siente remordimientos y ni siquiera parece reaccionar cuando su abuela le pregunta "por qué". Otro tanto pasa con los padres de los otros involucrados incapaces tampoco de sentir un remordimiento y una vergüenza que Mija sí siente cada vez más intensamente. Es la primera vez que me cruzo con un film de Chang Dong y me dicen que Poesía para el alma aun tiene predecesoras mejores. Habrá que seguir de cerca entonces a un director que tiene un sobresaliente pulso narrativo donde cada escena y elemento tienen su razón de ser. A no perdersela entonces, amigos.
No hace mucho con motivo del estreno de The Hangover 2, Diego Lerer hacía una magnífica reflexión sobre esto de la ahora tan mentada nueva comedia americana, artículo con el que realmente- y considerando cuánto han comparado este film sobre damas de honor con la de aquellos perdidos señores- no puedo menos que sentirme sumamente identificada. Básicamente decir que para ir a ver Bridesmaids, hay que ir pensando en querer ver una comedia, entretenerse, disfrutar de una estupenda actuación de su protagonista (Kristen Wiig) y dejar de lado esto de que es una genialidad, casi una obra maestra del humor. Bridesmaids no plantea nada nuevo, no lo plantea de una manera nueva tampoco, sí tiene grandes momentos de humor y una cierta frescura que se agradece pero a no engañarse que sigue siendo más de lo mismo, una historia que conocemos a pie juntillas. Los primeros 60 minutos de los 125 que dura son ciertamente los mejores. Annie (K.Wiig) y Lilian (Maya Rudolph) son dos cuarentonas amigas desde la infancia, se conocen demasiado y se ven todos los días. Finalmente y luego de lo que parece un noviazgo eterno, Lilian consigue la proposición de matrimonio tan deseada y cae de maduro que Annie será su dama de honor. La mejor escena del film Pero en plena celebración del compromiso entra en escena Helen (Rose Byrne), una nueva amiga de Lilian que es lo opuesto a Annie. Sofisticada, hermosa, casada y de gran posición económica, Helen termina por minar de a poco la seguridad de la protagonista con respecto a la importancia que tiene en la vida de su amiga. Esa rivalidad que ambas empiezan a desarrollar desde la escena del discurso- impagable por cierto, lo mejor por lejos del film- termina en lo que todos ya preveemos, un desastre mayúsculo del que parecería no hay vuelta atrás. Pero la cuestión no se centra solo en eso, sino que entre preparativos de bodas y otras yerbas la protagonista vive su peor momento, parece perderlo todo (no sólo la amistad añeja con Lilian) sino que entra en escena un dulcísimo oficial de policía que hará finalmente de esta historia una más de las tantas tiernas comedias románticas que pululan por la industria. La tropa completa de las "Damas" El film a juzgar por como arranca podría ser realmente algo nuevo, insuperable, cómico pero real. ¿Quién de nosotras no se ha sentido alguna vez, por ejemplo, desplazada, celosa de nuestras mejores amigas, amenazadas por esa- "la nueva"?, ¿quién disimuladamente, como las protagonistas, no ha tenido alguna competencia por el cariño de alguien?; el tema es que no desarrollan esta idea sino que el humor real y fantástico, sutil pero presente, que tiene la primera parte se desvirtúa por ese festín físico que - pensarán siempre los realizadores- son garantía de "comedia" : pedos, cagadas, torpezas de la protagonista que se cae en público, etc, etc. Vamos que no me voy a rasgar las festiduras por escenas como esas, yo, una de las más grandes seguidoras de las comedias de Will Ferrel ¡imagínense!. Gracia hacen y uno se ríe pero en la dinámica que lleva este guión no lo hace, repito e insisto, algo nuevo, moderno, diferente. La comedia funciona, uno se ríe y se divierte porque está bien hecha, bien actuada, porque tiene escenas que garantizan pasarlo bien y ahí nos plantamos; pero de ser LA comedia aun dista bastante en un género nada fácil de renovar. En Argentina se espera su estreno alrededor del 22 de Septiembre y será una grata opción para ir al cine a pasarla bien. Por lo demás me uno al cada vez más acrecentado grupo de personas que ven en Wiig una capo cómica de gran futuro. ¡A estarse atentos!
Entre las películas más esperadas de este año, sin dudas se encontraba Melancholia del siempre alborotador Lars Von Trier. Su última gran estupidez en Cannes fue apoyar al nazismo, algo que ya muchos sabrán, y por ende las reacciones no fueron meramente comunicados de repudio o revuelo mediático; acá en Argentina decidieron, entonces, no estrenar directamente este último film. Y más allá de si es o no una sabia decisión esta forma de rechazar lo dicho por el director- algo que quedaría mejor en otro tipo de post reflexivo- centrémonos en hablar de un film que ha sido realmente la primera gran decepción de lo que va del año. Visualmente no podríamos quejarnos en absoluto, es una delicia su fotografía, las tomas, el aspecto técnico en general. Por ello solo ya da pena no poder contar con salas para verla como se debiera; pero el guión- que obviamente muchos encontrarán perfecto como todo lo que suele suceder con sus obras- no deja de ser un tremendo vacío, un hueco existencial igual al que sufre su protagonista. El film está dividido en dos partes dedicadas supuestamente a dos hermanas: Justine (Kirsten Dunst) y Claire (Charlotte Gainsbourg). La primera, la que sospechamos es la menor, se ha casado y en la fiesta que ocupa toda la primera parte percibimos que sufre de una depresión desmedida, que esa depresión podría estar asociada a la familia que tiene, sobretodo a una madre sardónica y resentida. Estamos frente a la posibilidad de tener un drama sobre la existencia, la vida, la muerte, el amor, la voluntad y un largo etc. Para mejor condimento, lo que todos ya sabíamos por las sinopsis del film: un planeta está circulando por una trayectoria que lo llevaría en dirección hacia la Tierra con la posibilidad de que todo desaparezca. La segunda parte se centra entonces en ese planeta y si realmente impactará o no sobre nosotros. Y en eso queda. La historia si bien suelta a Justine para centrarse un poco más en Claire, no aporta demasiado a lo poco que sabíamos de una y de la otra. Se nos tiran un par de insinuaciones sobre el verdadero motivo del vacío descomunal de Justine, pero tampoco se terminan por resolver (el detalle del conteo de semillas, por ejemplo y no quiero decir más). El más que notable reparto que tiene este film termina por no brillar nunca; no lo hacen porque irónicamente los personajes no tienen la profundidad necesaria con la que podríamos identificarnos. El único mejor dibujado quizá sea Kiefer Sutherland, el esposo de Claire, cuyas escenas mejor demuestran qué tipo de hombre es. Dunst termina por exasperar, Gainsbourg cumple como siempre sin más. Esta es una historia llena de elementos que uno nunca termina de entender porqué están donde están, diálogos bastante chatos que no llegan a impactar ni a enriquecer. Un final que ya sabemos, están muy poéticamente contado en los primeros 5 minutos del metraje. Es una historia a la que le falta vena, carácter, fuerza, contraste. Un film prelavado que muchos interpretarán como una perfecta forma de mostrar el vacío del hombre, la futilidad de la vida, etc. ¿Es esta una historia sobre el fin del mundo?, ¿sobre qué es importante o qué no lo es si todo acabara mañana?, ¿sobre el miedo a la muerte o a la vida misma?, ¿un soslayado y pobre examen sobre el ser humano y su existencia?, ¿una pálida reflexión sobre el más allá?... como diría nuestra popular figura " lo dejo a tu criterio".
Cuando la vida es cine El cine, como la vida misma, como los milagros, está llena de sorpresas y de enseñanzas. Cuando promocionaban el árbol de la vida de un tal Terrence Malick al que nunca había conocido antes, debo reconocer que me impactaban ya las fotografías que rondaban la web aunque no así el tráiler que finalmente habían lanzado. Presumía con esa música y cadencia de imágenes, un drama existencialista más, bastante presumido por cierto y lleno de extraños simbolismos. Fue tanta la alharaca que finalmente se armó con motivo de su estreno en España que no pude contenerme de participar en la discusión: o la amaban o la odiaban. Tenía que tomar partido. Como buena pasionalmente estúpida que soy a veces- y es que no me cabe otra definición- miré los primeros 10 minutos que me sacaron de quicio y me puse a opinar sin más: que sí, era pretenciosa, que no la iba a pagar en cine por muy maravillosa que fuera visualmente, que esto y aquello. Como la trifulca seguía, tenía que terminar de verla. Yo, que siempre sostuve que había que ver algo en su totalidad para juzgar, me impulse verla entera. Lo hice a sabiendas que encontraría millones de razones para sostener porqué era una absurdidad de película. Y de pronto, y a pesar de que en un primer visionado hubo cosas que no me iban gustando me puse a pensar y comparar: ¿porqué un film, por ejemplo, como las Alas del deseo, no me parecía pretencioso y este sí?, ¿por qué me molestaba que Malick de pronto jugara con tanto simbolismo en medio de una historia tan bien montada como esta familia de la década del ’50? La respuesta no fue fácil. Estamos acostumbrados, casi sin darnos cuenta, a un cine de consumo. Y cuando digo de consumo, no lo digo estrechamente relacionado al pochoclismo, sino al aspecto físico de la cosa. La narrativa tiene que tener ahora una determinada dinámica, un determinado mensaje, una determinada estructura. Lo que se salga de eso parecerá justamente eso: pretencioso, absurdo, infumable. Recordé entonces esas maravillosas palabras de Orson Welles “Es imposible hacer una buena película sin una cámara que sea como un ojo en el corazón de un poeta” y me di cuenta que no estaba viendo simplemente una película. Un artista me estaba expresando sus dudas, sus ideas, sus conceptos en formato audiovisual, sí, pero recitado. ¿Por qué, si había cosas criticables, el film me había quedado zumbando? ¿por qué había logrado emocionarme en varias escenas? ¿por qué llegó la noche y no podía sacarme las imágenes y las preguntas de mi cabeza? Fue entonces cuando me di cuenta que en menos de 24 horas había visto el film dos veces, que sentía ganas de verla en cine, que no podía parar de hablar de ella. El film finalmente por todo eso, se resumía en una sola palabra: impactante. El árbol de la vida cae irremediablemente en esa categoría de películas en las que te quedás mirando el techo mientras expelés un eeeeeeeeeeeeeemmmmm cuando te preguntan de qué se trata. Imposible decirlo, sépanlo. Desde el título es obvio que nos habla Malick de todo aquello que envuelve el concepto cabalístico del origen de la existencia. Habla de la creación entera, de las esferas de la vida, de la familia, el amor, la naturaleza, el creador, todo, todo, pero todo. Que muchos perecerán en el intento es innegable, que otros la podrán saborear quizá con el tiempo como el buen vino que decanta, que otros la odiarán, seguro. Pero lo que no se puede negar es que es un film que pasará a la historia, que no tardará en incluirse en esa interminable lista de films que hay que ver antes de morir, que no dejará indiferente a nadie. Es un film que como la semilla misma de la vida va germinando adentro de uno pacientemente, aflora cuando menos nos imaginamos. Porque como reza el film: Nada permanece quieto.
Encuentros demasiado cercanos Últimamente la cantidad de buenos comentarios y hasta alabanzas que generaron ciertas comedias no congeniaron finalmente con mis expectativas. Pero pensando que después de todo Greg Mottola no me había desilusionado hasta el momento, me decidí a ver Paul. Traté de hacerlo sabiendo lo mínimo indispensable, haciéndome a la idea de que - como dijera siempre nuestro amigo Tusám- podría fallar. Pero debo de reconocer que a pesar de una extención un tantín exagerada para lo que cuenta, disfruté de los 104 minutos de una comedia que con clichés incluídos y sin ser una genialidad cumple muy bien su cometido. Comedias estilo road movie con una pareja de frikis al volante escapando de cuantos enchastres se mandan, tenemos a raudales, pero lo bueno es cuando empleando siempre los mismos ingredientes la torta tiene ese no se qué que la hace deliciosa. Nick Frost y Simon Pegg- aquellos protagonistas de la locura zombie Shaun of the dead- guionistas y protagonistas de este cuento de ciencia ficción, bien hacen valer una tarde de visionado en la que uno tenga ganas de divertirse, reir y sobretodo, si se es un poco fanático de los films de culto y comics, identificado. No puede negarse que son una pareja con química que con el agregado de un ET grosero y descarado terminan por hacer de esta aventura llena de guiños y pases a los films del género una muy buena opción.Como si esto fuera poco el reparto se completa con figuras que dentro de la comedia son ya toda una referencia como la cada vez más ascendente Kriten Wiig y el increible Bill Harder que muchos habrán disfrutado juntos por ejemplo en Saturday night live. Desde la línea argumental básica tenemos a un par de amigos británicos de visita en EE.UU para la Comic Con y que posteriormente deciden alquilar una casa rodante para seguir la ruta más famosa de avistaje de OVNIS. En pleno viaje por la noche sucede un accidente y dan con Paul, interpretado vocalmente por Seth Rogen, un alienígena que desde la década del '40 ha sido prisionero del Gobierno y ahora se ha fugado. Como no podía ser de otra manera deciden ayudarlo por lo cual deberán de escapar todo el tiempo de los "hombres de negro" que lo quieren de vuelta a cualquier precio. Desde la misma ET pasando por Encuentros cercanos del 3er tipo y obviamente la nombrada Hombres de negro, el film está lleno de escenas, frases, personajes y dobles sentidos referidos a los films del género. Todo condimentado con humor británico mezclado con el típico americano y, claro, negro, bastante humor negro. Aburrirse es difícil aun cuando sabremos de antemano muchas de las cosas que pasarán, cómo terminará el cuento y quién es quién. Comedia que además guarda alguna que otra buena crítica social y por supuesto, algún que otro momento emotivo.Un film que cumple sin arrogancia ni pretenciones desmedidas, es lo que ofrece y por eso, funciona.
Vampiros eran los de antes Época dorada de Hollywood, ¿dónde estarás? Vivimos en una sequía casi mortal de la gran factoría americana donde las únicas opciones están en rehacer y rehacer. Sabemos que pocas remakes han logrado superar su original, otras han hecho un trabajo limpio y digno, las más han sucumbido por completo al desgaste. Noche de miedo, en 1985 estrenada como La noche del espanto (Fright night su original) es un flan a medio camino que seguramente disfrutarán mucho más quienes no hayan visto su original y no puedan tentarse con las comparaciones. No es mi idea empezar a establecer paralelismos, pero siendo aquella de 1985 una de las pioneras del género del terror en mi vida, que me dejó con mis lejanos ya 14 añitos enamoradísima de Chris Sarandon, no puedo menos que nombrar algunas y hacerle justicia. Hay que dar gracias que al menos este tipo de films alientan a volver a lo que era antes la figura del vampiro: un monstruo sediento de sangre que mete miedo. Hay que valorar que esta versión siglo XXI tenga sus momentos bien logrados; pero el principal problema que tengo- al menos personal- con esta, es Colin Farrell. La presencia de aquel Jerry Dandrige que interpretaba Sarandon, en Farell no deja de ser un psicokiller más que no necesariamente deba llevar colmillos a cuestas. Su carita de Jaimito picarón me inspira más para un thriller o comedia que para el terror. Y si nos ponemos a pensar en el resto de los personajes, no tiene ni pizca de comparación la locura desmedida- e incluso el protagonismo- de Evil Ed interpretado por Stephen Geoffreys, con el interpretado aquí por un desabrido Christopher Mintz-Plasse. Por último el personaje de Peter Vincent, pierde en esta toda la genialidad de Roddy McDowall para terminar siendo una especie de rock star en decadencia, casi parecido por momentos al pirata de Depp. Pero poniendo fin a las comparaciones, como film de terror el género quizá le quede un tanto grande, hubiese estado genial que mantuviese los toques de humor de aquellos años '80; al menos asó se le disculparían las falencias en razón del famoso "tributo". Es entretenida, tiene momentos de tensión, hay acción por momentos bastante bien logradas pero no repunta más allá para una peli que unos cuantos ya esperaban ansiosos. Noche de miedo es el típico film para ver entre amigos, para pasarla bien sin exigir demasiado.
¡Ay ay ay! ¿Quién no habrá sufrido alguna vez a un jefe o jefa despreciable? Si estás entre la interminable lista, esta podría ser tu oportunidad. Seth Gordon, ducho en esto de las comedias- quizá con mejores resultados en la pantalla chica que en la grande- ofrece una comedia efectiva, risueña, con bastantes clichés pero no por ello aburrida. La cosa es simple: tres amigos (Jason Bateman, Charly Day, Jason Sudeikis) se juntan de vez en cuando a comer y terminan siempre hablando de sus penurias con sus respectivos patrones (Kevin Spacey, Jennifer Aniston, Collin Farrell); hasta que como siempre surge la fantasía del eliminarlos de la faz de la tierra de una vez y para siempre. Las humillaciones se van poniendo cada vez peores hasta que la fantasía se vuelve realidad y buscan infructuosamente a un asesino a sueldo teniéndose finalmente que conformar con un asesor del crimen (Jamie Foxx). Pero hacer las cosas por uno mismo cuando no se es criminal es garantía de que todo saldrá mal seguramente y es en donde la comedia, aunque previsible, mejor funciona. Estos tres amigos, que casi podrían llamarse Lou, Larry y Moe, hacen reír más que nada porque son torpes y porque realmente hay química entre ellos. En especial destaca Charly Day cuyo personaje da el infaltable toque del personaje histérico y a la vez hiper torpe del grupo. No es una comedia que no hayamos visto, no es algo nuevo ni revolucionario pero cumple con lo que promete y otorga un buen rato de hora y media de diversión. Las carcajadas quizá no serán sonoras y continuas para muchos pero difícilmente deje impávidos a los espectadores. Mientras, los jefes de turno se hacen odiar con creces, desesperan aunque quizá Farrell queda un tanto desdibujado y ensombresido ante Aniston y Spacey que se comen el film. Y debo reconocer que Jamie Foxx, muy buen actor pero no de mis favoritos, completa un reparto que realmente se conjuga acertadamente en un género que siempre insisto, no es nada fácil. Gags conocidos pero bien resueltos, buenas interpretaciones, personajes realmente simpáticos y graciosos, buena química, alguna vuelta de tuerca que se prevee pero funciona, hace de esta comedia una más que merecida opción para ir al cine a divertirse.
Mixturas extrañas Una mezcla extraña e infructuosa entre el western y la ciencia ficción que acaba siendo ni chicha ni limonada. Acción, efectos especiales y reparto que no ayudan a sacar a flote un guión bastante flojo. Decir que desde el título uno podía prever que esto iba a ser un fiasco sería un tanto presuntuoso ... aunque honesto. Es que es muy difícil mezclar géneros sobretodo tan dispares como el western y la ciencia ficción si no se tiene muy en claro qué se quiere contar específicamente. Esto es aun mucho más importante si la cosa viene de adaptar un libro, una pieza teatral o como en este caso un comic. Yo no leí el original, no sé si será tan descabellado como el film, pero el tema del guión en este caso me parece que hace mucho peso negativo. Vamos, ¿9 guionistas?; está bien que dos piensan mejor que uno, que si el equipo se lleva funciona, etc etc. Pero esta mixtura extraña entre el lejano oeste y las invasiones alienígenas dejan mucho que desear. Lo cual es una pena porque el film dentro de todo comienza en forma interesante. Veamos: Un tipo está en medio de la nada, amnésico, con un extraño brazalete metálico en su muñeca. Llegan cuatro tipos que lo patotean- hasta ahí vamos bien con lo "westerniano"- el tipo se defiende y nos damos cuenta que no es un pollito; sabe pelear, es fuerte... posiblemente un prófugo de la justicia ya que además tiene una herida que ... atenti... no es de bala. El tipo llega al pueblo, da con el cura del lugar que además es medio médico, el hijo del malo aterra a los lugareños, el tipo lo enfrenta ... digamos, arranca como un verdadero western que aunque medio tópico acapara nuestra atención. El problema es que a partir de ahí se mete el tema de los alienígenas, del oro, de los experimentos, de la esposa del NN que se la llevaron obviamente los bichos, malos y buenos se juntan para combatir a los ET, para rescatar a los secuestrados, en fin que a esa altura no es que falte acción pero la cosa se pone tan descabellada que uno se empieza a sentir frustrado. Podrían haber contado exactamente lo mismo, encarando más bien un film de ciencia ficción pero enmarcándolo "espacio-temporalmente" si se me permite la expresión rebuscada, en el Lejano Oeste. De ahí en más dejar un tanto de lado el género de vaqueros y centrarse en los rescates; o si se quiere, contarnos la cuestión del oro, los indios y los prófugos pero poner muy sutilmente el tema de los alienígenas como para darle excusa a estos vaqueros de pelear los duelos con una tecnología más interesante que un par de Colts. La peli tiene sus momentos acertados, pero divaga constantemente y la fusión no logra convencer. No la logra salvar siquiera un reparto que incluye a Rockwell y Ford, ambos bastante duchos en esto del cine de acción y aventura. Mientras, Craig pone su mejor cara de rudo y ahí se queda; personalmente no es un actor que por el momento me deslumbre. Y la envidiosamente hermosa Olivia Wilde ... eso que es hermosa. Asique advertidos están, es un film pochoclero sí, pero medio pelo, algo aburrido, muy absurdo y del que seguramente no tardará en salir alguna sátira bien merecida.
¿Quién puede dudar que vivimos en un mundo alienado, un mundo violento?, ¿quién no se ha preguntado alguna vez si el ser humano es violento por naturaleza o por "contagio"? Susanne Bier, se incluye con En un mundo mejor, dentro de ese grupo de directores que han tratado este tema desde algo tan notoriamente inocente como es la infancia. Bier nos cuenta la historia de dos pequeños que podrían ser cualquier niño del siglo XX, el nuevo de la escuela que ha perdido a su madre y tiene pésima relación con su padre y el de un aturdido muchachito de padres prácticamente separados que entablarán una amistad un tanto peculiar. Es de estremecer en su narrativa aparentemente lenta y fría, ese sentimiento de resentimiento contenido, esa tensión que reina el panorama y que hace sudar al espectador porque sabe que todo es una gran bombra de tiempo a punto de estallar. Gran parte del acierto y logro de esta atmósfera tirante es la extraordinara labor actoral de estos jóvenes protagonistas, en especial William Jøhnk Nielsen quien personifica a Chirstian, un niño londinense que buscará canalizar su resentimiento por la pérdida de su madre en una especie de nuevo justiciero. Un pequeño gran actor que habrá que seguir de cerca. La historia contada paralelamente con la del padre de Elias (Markus Rygaard), un médico que asiste a los pobres habitantes de un pueblo africano, da para incontables reflexiones sobre el sentido de la venganza, la violencia, la agresividad contenida, la relación padres-hijos. Imposible no hacerse preguntas luego de su visionado, imposible no reconocer aquello tan mentado de que la violencia engendra violencia mientras antagónicamente uno termina pensando cuál es la solución ante los pequeños y grandes enfrentamientos cotidianos cuando "poner la otra mejilla" es una actitud que aparentemente no siempre arregla las cosas. En este sentido, una de las escenas más significativas es la del padre tratando de demostrar a sus hijos, casi infructuosamente, que aquel agresivo mecánico que lo cacheteara luego de una estúpida discusión entre niños por una hamaca no es otra cosa que un pobre imbécil. Sin alardeos efectistas ni manipuladores, sin tontos planteamientos moralistas, Bier y Anders Thomas Jensen, el guionista, plantean lo que muchas veces se nos puede escapar por lo obvio. En un mundo mejor es un film excelentemente armado, con una magnífica fotografía- hay que destacarlo- y actuaciones satisfactoriamente convincentes. Film duro y profundo aun cuando parecería ser contado con tanta simpleza y contemplación. Merecido Oscar entonces para esta directora dinamarquesa.