Púber por un día Comentando este film en una charla con amigos, uno de ellos a los que el film no le había parecido más allá de un modesto "bien", decía que nosotros (en referencia a los locos cinéfilos) siempre eramos iguales: si un film como este no nos gustaba, es más de lo mismo, previsible y tópico; si nos había tocado buena luna y lo adorábamos, es un excelente homenaje. La acotación realmente me causó gracia porque, reconozcámoslo, es bastante cierto. Pero esta vuelta el propio Abrams ha declarado que su intención con respecto al film es un homenaje a la filmografía de Spieldberg, y en eso no podemos negar que le hace tremendo justo honor. Super 8 es una mezcla sensacional de E.T, el extraterrestre, los goonies y Encuentros cercanos del 3er tipo. Una historia fantástica de ciencia ficción que rememora aquellos hermosos años '80 donde el cine chorreaba de aventuras juveniles, de grupos de amigos que protagonizaban experiencias impensables. ¿Que es un film con clichés?, sí, ¿que es un tanto predecible?, también, ¿que tiene todos esos elementos infaltables como militares dando vueltas en Jeeps?, obvio. Pero todos estos condimentos que en otras manos podrían ser un inmenso lugar común aburrido, acá se reelabora en una fabulosa historia donde el espectador, al menos el espectador cuarentón vamos, volverá a sentirse un peque de 12 asombrado y expectante con una historia llena de adrenalina. Cierta vez en un documental se decía que la primera oración de una novela era lo que realmente demostraba la habilidad de un escritor. Creo que podríamos transferirlo al cine con la primera escena y aquí Super 8 demuestra un inmenso poder narrativo. Tan sólo un hombre y un cartel bastan para ponernos en situación. Un film bien hecho, efectivo y sobretodo divertido. Un grupo de amigos quiere filmar una película de zombies, para ello una noche escaparán a la estación de tren local donde presenciarán durante el rodaje un accidente férreo- una escena de inmenso poder visual, créanme. Luego del accidente el pueblo se torna en una locura sideral con extrañas desapariciones, cortes de energía y, como dijéramos, la fuerza aérea sitiándolo todo. La conjunción Abrams- Spieldberg es realmente colosal. Tendremos un montón de alusiones a films del primero y del segundo, momentos lostianos muy buenos y un cosquilleo en el cuerpo que desde que empieza la acción provoca acabarse de una el baldazo de pochoclos. A pesar de tener escenas realmente terroríficas para los chiquilines, he de advertirles que mi hija adoró el film aun cuando se retorcía varias veces en la butaca trantado de superar el suplicio de algunas escenas. Es que Super 8 es un viaje en el tiempo impactante, uno sabe qué vendrá sí, pero esta gente lo logra de nuevo y terminamos asustándonos, llorando y riéndonos de la misma manera que lo hacíamos cuando aquella otra banda escapaba de los Fratelli, Elliot se desesperaba por ocultar a su amigo extraterrestre o el Dr. Grant casi era devorado por los dinosaurios. Si se ha de ir al cine esperando ver algo nuevo, algo intrigantemente diferente, a mal puerto van por palos. Super 8 es un film ambientado en los años '70 que podría perfectamente haber sido filmado entonces. Incluso las nuevas tecnologías que se han usado para los efectos especiales, es solo eso, nueva tecnología pero no se abusa de ella para terminar haciendo del film un mero derroche visual y ya. Super 8 es una de esas películas que impactan en el cine, claro, pero que al igual que aquellas aventuras de los '80 uno podría seguir viéndolas en las incontables repeticiones televisivas que seguramente tendrá en unos años. Mucha aventura, mucha acción, muchos gags realmente divertidos, en especial ese último corto con el que cierra los créditos del film y una gran opción para esta cartelera de estrenos, Super 8 es mucho más que un film de ciencia ficción más. Es un excelente tributo a esos años de cine a doble función, donde también nosotros soñábamos con hacer nuestras propias películas o encontrarnos un tesoro en el baldío del barrio.
Seré honesta si digo que desde que viera el trailer de Barney's version, título original del estreno de esta semana, no me llamó demasiado la atención. Pero considerando que hay tantas historias simples en el mundo del cine que terminan siendo una verdadera gloria y de que Paul Giamatti era el protagonista me picó la curiosidad. Giamatti es uno de esos actores que uno reconoce casi como el secundario de turno, pero que indudablemente el cinéfilo sabe que ha hecho cosas más que interesantes. Son esos actores querendones, uno de esos cuyos personajes siempre se arreglaron para conquistarnos de alguna manera. Esta vuelta Barney Panofsky es la excepción que confirma la regla. Es uno de esos tipos que toda mujer no desearía de marido, borrachín, desconsiderado y un tanto atormentadamente inseguro. Pero el problema de esta historia, basada en la novela homónima del Canadiense Mordecai Richler, no es tanto el personaje en sí, sino que los 134 minutos que dura el film se hacen extenuadamente larguísimos. Y cuando eso pasa es que el guión ciertamente no funciona; al menos para mí ya que otros la han puesto como un film imperdible. Es que veamos, empieza la cosa percatándonos de que Barney es un medianamente exitoso guionista de una serie televisiva y que en algún punto de su pasado se lo ha inculpado de un crimen del que parece haber salido aireoso para la opinión pública pero no para el investigador de turno (Mark Addy). De ahí comienzan a darse los infaltables flashbacks que nos cuentan finalmente quien fue el muerto en cuestión mechado con los tres diferentes matrimonios que tuvo el protagonista. Y eso es todo amigos. No hay diálogos extremadamente inteligentes aunque se hayan empeñado en intentarlo, no tiene un sello de dirección personal aun cuando uno intuye querer semejarse a un estilo por momentos Woodiano (si me permiten el neologismo) y la narración termina por tener tantos viavenes entre comedia infructuosa y drama moralista que no atrae. Cuesta como espectador someterse a lo que nos cuentan, uno termina por no identificar nunca con nadie, y aun cuando las problemáticas matrimoniales y humanas por las que pasa el pobre de Panovsky pueden ser tan cotidianas y reales como la de cualquier hijo de vecino, su tratamiento termina siendo tan mezquino y frío que honestamente uno no ve la hora que termine la cosa. Ni que hablar cuando llega esa última media hora en que el guión pega una voltereta tan manipuladora que más que lograr hacernos llorar de emoción y desconsuelo termina lográndolo por fastidio. Si en algún punto el film tiene sus aciertos, indudablemente serían las actuaciones. Giamatti logra de alguna manera salir bien parado en remar dentro de este dulce de leche de guión al igual que los demás, en especial un Dustin Hoffman que- aunque personalmente y por cuestiones fuera de cámara me cae medio pesado- reafirma que es un grande que puede hacer bien cualquier papel que le planten por delante. De hecho la única escena que me parece muy bien lograda en todo este film es el de la cena, y todo gracias a este actorazo. Sin cerrar como comedia ni como drama absoluto, La vida según Barney puede gustar algunos y ser la pesadilla de otros, una película que a pesar de sus muchas nominaciones en distintos festivales y entregas de premios no hace el oasis que uno esperaba. Una de esas opciones más bien para la comodidad del hogar que para el desembolso de una visita al cine. Curiosidades: viendo al que personifica al hijo de Giamatti en el film y encontrándole un rostro realmente familiar me vengo a enterar que es el hijo de Dustin Hoffman, Jake Hoffman, ¡qué tul! ¡realmente son muy parecidos!
Y el verbo se hizo carne Kiarostami no deja de sorprenderme. A esta altura he leído tanto de Copia Certificada que tengo un frangollo en el cerebro que no puedo asegurar qué tan bien quede este artículo. Y les adelanto que si no vieron el film se van a encontrar con mucho spoiler asique mejor la ven y al rato vuelven. Es que para acercarse a esta obra, para hablar de ella, no me queda otra que recurrir a varias escenas y acotaciones que pueden embromar el visionado de aquellos que aun no la han visto. Muchos lamentablemente comparan este film con "Te querre siempre" (Viaggio in Italia, 1954) de Roberto Rossellini, y de allí parecerían asociar la noción de copia con original, sin embargo sería realmente una visión menesterosa quedarse con eso, después de todo si de comparar copias con originales- si al menos de ideas hablamos- Shakespeare hubiera echado por tierra el intento de cualquiera por escribir historias. Copia conforme es una historia universal, una historia que es eternamente contada en el cine y en la literatura: el amor entre el hombre y la mujer. Pero lo que sorprende es la forma en que Kiarostami lo hace, haciendo que la palabra, los diálogos, dibujen realmente la escencia del drama. Por empezar el film abre con una imagen de un escritorio vacío, en él vemos dos micrófonos, dos vasos de agua, una botella, un libro y algunos papeles. De fondo escuchamos el bisbiseo de voces que nos adelantan lo obvio en compañía de la imagen: alguien va a dar una conferencia, alguien viene a hablar y se hace desear porque ese plano dura por lo menos casi dos minutos hasta que un italiano irrumpe en la escena para avisarnos que el conferencista está retrasado, ausencia que se reafirmará de alguna manera a lo largo del film. La historia parece moverse finalmente cuando una grandiosa Juliette Binoche- Dios cómo amo a esta mujer- conoce a ese conferencista y salen a pasear en su auto. Hasta entonces nos parece que una anticuaria francesa que vive en la toscana con su hijo tiene la suerte de conocer a un ensayista inglés al que admira, pero de pronto terminan en un café y el balurdo de idiomas (él habla inglés, ella francés e italiano, ambos de pronto el francés) abre la puerta para uno de los temas centrales: la comunicación. Esta escena es casi la más importante del film porque de pronto vemos al inglés salir un momento para hablar por teléfono y la dueña del lugar asumiendo que se trata de un matrimonio se pone a hacer preguntas y comentarios, al principio son comentarios superfluos, de esos que cualquiera puede tener con un extraño, finalmente termina en una verdadera reflexión sobre el matrimonio. Aquí la asunción de la dueña de que se trata de un matrimonio disloca la narración para crear la realidad de la ficción, ahora sí son un matrimonio, ahora sí que toda esa disertación intelectual sobre la copia y el original tiene sentido: es que ¿qué es mejor? ¿el amor original y verdadero o el simulado?. Pero entonces en la confusión de esa distorción narrativa algo nos zumba en la cabeza... las palabras que dijera el inglés sobre el concepto de "originalidad", y sobretodo, el diálogo madre-hijo que se da después "Estás haciendo esto sólo porque quieres verlo otra vez". Entonces... ¿ya se conocían?. La respuesta es que no importa, no importa porque Kiarostami como tantas otras veces no hace un drama o una comedia o una historia de amor, él hace un ensayo, él explora las posibilidades de un concepto y le da vueltas, él poetiza. Entonces Kiarostami nos recita, nos recita sobre el amor, la verdad y la mentira, la idealización, la soledad, los recuerdos, las culpas. Destaco en este sentido el tema del lenguaje. En la escena del restaurante vemos cómo la pareja empieza a discutir y terminan hablando idiomas diferentes. Ella habla en francés, el iniste en el inglés, ambos manejan ambos lenguajes pero no concuerdan en usar ninguno de los dos. Cada uno se aferra a su propia lengua, a su propia visión como una vez nos dijera Ludwig Josef Johann Wittgenstein: " Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo". Y así deambulan estos dos personajes por las calles de la encantadora Toscana sin decidirse muy bien dónde ir, tan perdidos como su propia relación, tan sin rumbo como el final de su propia historia. Que este es el film más europeo del director iraní, que parezca alejarse de las fronteras de su propia Irán para traernos a una Italia contenedora del arte y del amor, no es gratuito; Kiarostami se planta en el corazón del arte y del mundo para ponernos de frente a un espejo y lograr aquello que ya nos dice al principio del film: "Así que la preocupación sobre la originalidad, el concepto de verdadero y falso, desde siempre ha ocupado las mentes de nuestros antepasados, tal como ahora ocupa la nuestra. La palabra ''original'' tiene inherentes fuertes connotaciones positivas. Auténtico, verdadero, confiable, durable, dotado de un valor intrínseco.La etimología de la palabra también es interesante: viene de la raíz latina "orini", que significa Surgir o Nacer.Me parece muy interesante que la palabra "Original" se refiere al nacimiento.Me gustaría llevar esta idea a un paralelismo extremo, entre la reproducción de arte y la reproducción de la raza humana. Después de todo, podemos decir que somos réplica del ADN de los antepasados. Analizar las obras originales, significa cuestionar sus orígenes, explorar los fundamentos de nuestra civilización". ¿Y cuáles son depués de todo los fundamentos de nuestra civilización sino el amor?
Llegó el final Había llegado el Jueves tan esperado, un Jueves de jornadas escolares por lo que las salas seguramente pulularían de niños y adolescentes sin clases. Los horarios de funciones más tempranas sucumbieron a la presencia del herrero en mi casa- ¡Dios cómo no avisó con tiempo!. Finalmente llegaríamos para el horario de las 5 de la tarde si es que no nos importaba verla en 2D; en 2D había funciones cada una hora!. No nos importó. Claramente esta vez no nos agarrarían desprevenidos asique me hice de las reservas online y fue satisfactorio al llegar al hoyts, hacerles por primera vez pito catalán a todos los que esperaban en esa cola kilométrica para retirar nuestras entradas. Ya desde que empezaran los títulos, ver la típica tipografía hizo que mi corazoncito se estrujara un poco. El mago y sus amigos se estaban despidiendo y no podría evitarse sentir un cierto tufillo a duelo. El film arranca a los cachetazos, ya puestos a saber lo que se viene la historia esta vez no se planta con vueltas: el enfrentamiento es inevitable y Yates sabía que no podía vagar entre las incontables elipsis que se tranformaran en baches en la 6ta entrega (muchos no habíamos leído los libros y nos sentimos más que perdidos entonces) y las distracciones de los toques cómicos de otras entregas. No es que aquí falten algunas que otras escenas distendidas ni que me molestaran en las otras, simplemente aquí la cosa pasa por ver cómo terminará todo y a eso se ponen. Con un criterio visual excepcional y una fotografía de lujo, el film ofrece un adrenalínico encuentro entre un bando y otro, asi como se cierran mejor ciertas cuestiones que habían quedado volando en sus predecesoras. Sin ser una de las mejores películas de la saga, ni una genialidad absoluta, se agradece que el final sea decente, aun cuando el epílogo suene un tanto incómodo para algunos de nosotros. Y cuando digo incómodo es para no tener que usar un adjetivo que sea evidentemente una sopa fría. Aun así, es un gran guiño (a mi humilde parecer) de estos 10 años de trayectoria mágica. Si por un lado veremos cobrar importancia y carácter a personajes más que secundarios en anteriores entregas, como el heróico Neville, se echa un poco en falta el protagonismo de otros como el de Bellatrix cuyo final es rápido y escueto o el del propio Draco Malfoy. Sabor a poco pero no por ello decae la historia; al contrario, el ritmo se mantiene para llegar a un final de antología donde el duelo no deja para nada indiferente. Cumple y eso es suficiente. Ahora quedará llorar por los rincones, obcecarse con alguna de otras tantas sagas que seguramente no faltarán o, aquellos que no lo hicimos, hacerse con la lectura para prorrogar la despedida. Mientras consolémosnos con una galería del film.
Para los asiduos al cine de Carlos Sorín ( Historias mínimas, El camino de San Diego, La Ventana) esta nueva apuesta a un género totalmente diferente en su haber, no podía sonar menos que curioso. Este thriller psicológico, basado en una historia real similar, según confesara el propio director en Pantalla Pinamar, esta vuelta tenía que estar de la mano de dos figuras conocidas como el siempre grandioso Luis Luque y Beatriz Spelzini. Sus personajes guardan los mismos nombres que los actores porque según Sorín escribió esta historia pensando en ellos. ¿Y es que a alguien se le ocurre mejores actores para interpretar a este matrimonio de paranoicos? La historia comienza en tribunales, donde un aburrido auditorio compuesto por tres médicos y un juez escucha pacientemente la historia clínica de Luchi, un profesor universitario que había sido internado en un psiquiátrico luego de agredir a su esposa y a un compañero de trabajo en un brote psicótico. Ahora ya recuperado, según resuelve este reducido grupo, Luchi puede volver al hogar y es donde comienza el meollo de la cuestión contado aún y como lo caracteriza Sorín, con tintes minimalistas y sin demasiadas explicaciones. Todo se suma a un devenir de momentos tensos vistos desde la mirada de Beatriz, la esposa, que duda todo el tiempo sobre la calidad mental de su marido al punto de quedar ella misma inmersa en un mar de paranoia. La historia funciona porque está muy bien armada con poco, con actuaciones sobresalientes y momentos que podrían referenciarse al propio Hitchcock o Poe. Y no suena exagerado describirla de esa manera cuando su desarrollo es bien clásico, tan clásico que hasta parecería teatral, lo que quizá le chirríe a varios en una época donde poco se cultiva géneros como estos, de esta forma. La destreza con que Sorín pone al espectador mismo en duda sobre quién es realmente el insano en esta historia utilizando recursos bien conocidos pero no por ello manidos es destacable y entrentiene a más no poder, agita constantemente con su atmósfera cerrada y agobiante y deja zumbando por llegar a un final que no será el mejor para el gusto de quien les escribe pero no desmerece su visionado. Un final que al comienzo del film piden no develar posteriormente, y es que aunque un tanto previsible no deja de intentar ser sorpresivo aun cuando pensé honestamente que este director podría haber ganado más puntos con un final abierto, de esos que dejan discutiendo qué pasó realmente, así dudoso como es el planteo general. Lo mejor del film por lejos: el primer plano de Luque mientras Beatriz le cuenta su visita al psiquiatra. ¡Cómo amo a este tipo!
Luego de Ga'Hoole, la leyenda de los guardianes- film visualmente impecable pero verdaderamente aburrido- empecé a temer por el futuro de uno de los directores que personalmente más me gusta a la hora de bañarme en pochoclos. 300 y Watchmen son dos ejemplos de films llenos de acción, embrujo visual y calidad que basados ya en comics o series anteriores tuvieron sus fanáticos y detractores. Sucker Punch se sumaba entonces a una expectativa singular al tener como detalle extra ser una historia completamente original de la que igualmente se pueden esperar adversos y conversos. El temor se ha disipado gracias a una historia que muy bien enmarcada se presta a la exuberancia y variedad de escenarios guardando un sabio equilibrio entre calidad argumental y calidad visual. Los 109 minutos de esta cinta de Znyder se pasan volando para los amantes de la adrenalina. Descrita por el propio director como una "Alicia en el país de las maravillas con ametralladoras" debo decir que me recordó bastante a la temática de aquella maravilla de Jonze, Donde viven los monstruos, donde un pequeño niño huía de la realidad del hogar y de las presiones del mundo de los adultos a una tierra llena de monstruos que lo ayudaban a sobrellevar eso tan difícil que es el crecer. Acá también tenemos una protagonista con una realidad muy cruda: su madre ha muerto y su padrastro termina por internarla en un psiquiátrico en forma fraudulenta y del que tratará de huir usando su imaginación. Ese mundo de ensueño será el que nos entretenga increíblemente con una historia que recorre algo similar al ciclo del héroe: hallar una serie de elementos para llegar al final del camino conciendo una dura realidad. Escenarios que van desde el Lejano oriente más extrambótico hasta castillos llenos de orcos y dragones, Baby Doll y sus compañeras llevarán a cabo la peligrosa misión de recolectar esos elementos con los que les será posible liberarse desplegando una estética entre video juego y video clip. Pero no todo queda en meras estrellitas de colores, la historia tiene un correlato con la realidad muy bien planteado y un final ciertamente impredecible, o al menos, no tan predecible como el espectador asiduo a este género esperaría. Si bien el nombre de Sucker Punch hace alusión al mundo de los video juegos, esta historia no está basado en uno. Intuyo, de todas maneras, que pronto lo estará pues el uso del CGI aquí se hace presente para brindar escenas que recuerdan a varios juegos conocidos. De hecho, muchos de los video gamers pueden verse fascinados por la nueva peli de Znyder tanto como aburridos por la recurrencia de elementos comunes que a los legos espectadores nos parecen nuevos. La música es otro punto que aporta mucho para una película que tiene claramente, sobre todo en el comienzo, una narrativa 'videocliptera'. Versiones de grandes temas como 'Sweet Dreams', 'White rabbit' o 'I want it all' dejan zumbando al público en general, todas acompañadas por la música original de Tyler Bater y Marius DeVries, quienes han colaborado ya en 300 , Watchmen y Molin Rouge respectivamente. Para finalizar, el reparto se maneja sin grandes tropiezos destacando realmente la labor de Oscar Isaac como el malvado Blue Jones, un actor nacido en Guatemala que a pesar de tener una gran experiencia tanto en TV como en cine no deja de ser toda una revelación. Buenos efectos, buenos remates y mucha acción para un film que se pinta como uno de los más taquilleros. Sabia mezcla entre entretenimiento visual y cretividad argumental.
Campeón, Toro salvaje, Alí, Huracán, el rey Rocky, Millon dollar baby, Gatica, el mono. Todas las he visto aun cuando considero que el box es el deporte más insulso que puede haber; pero de alguna u otra manera las he disfrutado porque el box era un mero marco para las historias de vida de cada personaje, porque cada uno de esos relatos que corrían a la par de piñas y entrenamientos había una historia bien contada. Mi problema con este film de David O. Russell que ahora se agrega a mi lista boxística, es justamente no saber qué historia quiere contarme verdaderamente. ¿Es la historia del pobre Micky Ward (Mark Wahlberg) que no pega, paradójicamente, ninguna pelea exitosa?, ¿la de su hermano Dicky (Christian Bale) hundido en la miseria de la droga?, ¿el de una familia bastante disfuncional pero a la vez unida que apuesta a salir adelante como puede cargando el peso del éxito en Micky?. Quizá valga decir que es todo eso junto, después de todo tratar de construir una especie de biopic- recordemos que el film está basado en la vida real de Micky Ward- no es nada fácil. Estoy lejos de decir que el film es malo. Russell es un director que realmente se planta bien sólido para mostrar con su cámara nerviosa y hasta juguetona la subida de Ward; y en cierta manera elige bien cuando llegado el momento tiene que plantear un dilema bastante duro para Micky, una decisión que realmente no sería grata de tomar para nadie. Todo lo demás se me queda como sonando a ruido, incluso el papel que le valió el Oscar a Melisa Leo se me hace insoportablemente estereotipado. Russell por momentos hace tanto hincapié en la figura de Dicky que finalmente el protagonista queda totalmente ensombrecido y por ende, también la historia. ¿Es disfrutable?, sí. ¿Es buen film?, también. ¿Da para una nominación al Oscar?, no. Es un film que derrocha sobre todo el talento actoral de Bale, que bien merecido también tuvo su premio de la Academia aun cuando su personaje es también algo así como un estereotipo. Es un film correcto que poco tiene que hacer entre las que nombre al principio de este artículo. Es un film demasiado ruidoso para mi gusto como si necesariamente para expresar el drama siempre hubiese que gritar y patalear. Pero no es un film que dejaría de recomendar porque también tiene muchos aciertos, muchas escenas dignas de recordar, escenas que no nombro como ejemplo porque guardan algún que otro spoiler. The fighter puede ser el mejor film de Russell, como muchos dijeron, pero humilde servidora no podría asegurarlo ya que es la única que le he visto.Mientras, Wahlberg se ha sacado las ganas de producir un film que iba a dirigir Darren Aronofsky con Brad Pitt como Dicky, luego pasó por manos de Scorsese quien rechazó la dirección y finalmente cayó en manos de Russell por propia sugerencia de Bale. Ya me hubiera gustado verla cómo habría quedado en manos del director de Cisne negro. El ganador, en conclusión, me ha parecido una película recomendable, pero no maravillosa; bien hecha aunque sin grandezas.
Parodia pandémica ¿Quiénes no recordaremos aquella época no muy lejana en que la paranoia de la Gripe A era tal que estornudar o toser en público era como hablar en ruso en pleno Washington durante la guerra fría?. Nicolás Golbart, un joven realizador más conocido por su tarea de montajista de grandes títulos como El Bonaerense o Mundo Grúa, ahora toma el cargo dirigiendo y escribiendo una historia arriegada para el siempre difícil espectador argentino. Fase 7 parte ya de la exageración de su título (recordemos que entonces las fases eran 6) para contarnos la historia de un matrimonio en la dulce espera que tras una obligada cuarentena por una pandemia global debe convivir con sus vecinos de edificio encerrados por tiempo indeterminado. Y cuando los víveres parecen ir escaseando la cosa se pone dura y lo que empezó dentro de un marco de comicidad, termina siendo una muy buena apuesta al cine de género. Irónica y paródica a más no poder, este film apela a cuanto guiño podamos pensar (desde una famosa plaqueta roja de crónica TV hasta los numerosos inconvenientes a los que los argentinos nos veríamos sometidos si algo así ocurriese) para terminar siendo un producto realmente divertido y muy bien hecho. Cuesta no recurrir siempre al mismo argumento sobre lo genial que es ver un film nacional que ,a pesar de no manejar los presupuestos que manejan otras tierras, es realmente atractivo visualmente y que además tiene una edición de sonido fantástica- aplausos para Martín Grignaschi. Y si hablamos de sonido, imposible no nombrar a Guillermo Guareschi, encargado de la música, quien le da por momentos sabios toques de humor con sus ritmos al mejor estilo western y otros en los que marca la tensión que se vive en este claustrofóbico film. A pesar de lo mucho que se la quiera comparar con otros films de temática similar, Fase 7 sale más que airosa en una historia personal sobre la exageración de una paranoia puntual en la que varios podrían verse reflejados; y si se quiere ahondar más hasta podríamos encontrar muchas razones para ponernos a reflexionar sobre las distintas formas de hacer frente a una situación extrema determinada. Spoiler (dale al scroll si ya la viste) Por ejemplo, hacia el final de la cinta vemos a Horacio y Coco salir a la calle. Mientras están buscando provisiones dentro del móvil sanitario, un auto llega al lugar y bajan unos saqueadores que se meten al edificio. Coco reacciona entrando al lugar desesperado con arma en la mano mientras Horacio herido intenta seguirlo como puede hasta quedar en la puerta de entrada. Entonces vemos salir a los saqueadores desarmados y con las manos en alto mientras Coco, cual nuevo sherif del lugar los apunta escoltándolos hacia la calle. Nadie dudaría que Horacio, según declarara antes, les hubiera metido un tiro en la frente. Y por si a alguno le quedan dudas, las actuaciones son realmente destacables; sobre todo la de Yayo Guridi, a quien acostumbrados a verlo en un mismo papel sorprende realmente al espectador en el papel de Horacio, un paranoico que le hace competencia al mismísimo Jerry Fletcher y quien, a pesar de no ahorrar en alguna que otra postura propia, sale excelentemente parado en su debut dentro de la pantalla grande junto a nada más y nada menos que Daniel Hendler, uno de los actores que más ha crecido en el cine argentino últimamente. Federico Lupi al mejor estilo viejo Eastwood, aporta con el personaje de Zanuto el broche de oro de un trío que será ya de culto para más de uno. Golbart promete. Hace una entrega más que aprobada para una ópera prima en un género que no es fácil, regala escenas que son de antología- la del estacionamiento por ejemplo- y que a más de uno toma por sorpresa pues nada tendría que envidiarle a otras de su estilo. Arriesgada, visualmente muy cuidada, bien actuada. ¿Qué más se puede pedir?
Volvió el Western Quizá porque me crié almorzando con los Cartwright, merendando con McCain y su pequeño hijo unas tardes y con los Ingalls, otras; quizá porque me la pasaba gritando "Haio Silver" con mi primo sobre los apoyabrazos del sillón cual si fuera John Reid sobre su Silver, el western es un género que me puede. Si a esto le agregamos un film- por muy remake que sea- dirigido por mis amores, los Coen Brothers creo que está todo dicho, aun cuando Temple de acero sea por el momento la película menos Coen que he visto. Y lo es quizá porque no se habrán animado a hacer una versión tan libre como la de Oh Brother... pensando en su antecesora protagonizada por John Wayne, una leyenda del género difícil de superar -habrán pensado tal vez. Lo cierto es que esta cinta nominada a 10 premios de la Academia, nada menos, no se ha llevado ni un pelete y muchos quedaron reumiando broncas. Temple de acero es un film que sin discusiones es grande sobre todo por su fotografía y la labor de una joven niña a quien relegaron a segundo plano en las nominaciones cuando en realidad es la protagonista absoluta de esta historia, Hailee Steinfeld. Es una historia entretenida y llevadera que hubiera sido- he de decirlo- mucho más sabrosa si el sello Coen hubiera estado más presente. Escenas memorables- como la última media hora del film- y personajes atractivos, hacen de esta archinominada una de las mejorcitas que se asoman al año cinéfilo. Y aun cuando muchos encontraron trillados muchos elementos del film o estereotipados algunos personajes, lo real es que True grit (su título original) es un gran tributo al Western más clásico. Pensemos que después de todo no es fáci asomarse a un género que en su momento dominó por completo la industria y con el que parecería que ya nada puede contarse. Y es refrescante encontrar que realizadores, medianamente jóvenes como estos hermanos, se le atrevan. En cuanto a su otro protagonista, Jeff Bridges, era obvio que no se haría por segundo año consecutivo con el Oscar, y si bien- agrego- no me pareció su mejor papel protagónico, no puede dejar de admirarse su personificación de Rooster Cogburn. El resto del reparto acompaña con gracia y terminan por delimitar una película más que correcta y que deja después de todo buen sabor de boca. Para ver en pantalla grande sin dudas, para deleitarse con un género que ojalá de a poco renaciera y para quedar boquiabiertos con la labor de Roger Deackins cuya cinematografía es simplemente maravillosa. Si aun no la vieron, aprovechen antes que la saquen de cartelera!.
Dime cómo debo ser... ¿Quién no podría dar una lista bastante extensa de films donde la vida en matrimonio sea el meollo de la cuestión?, ¿quién no podría hacer una sobre las incontables cintas sobre el amor?. Blue Valentine parecería ser una más entre las tantas que retratan una de las cosas más difíciles de sostener, alimentar y mantener: el amor. Pero he de decir ante todo que este film tiene una particularidad muy importante: el descubrimiento. No ha sido un amor a primera vista cuando la vi; reconozco que me resultó un buen sabor de boca bastante tibio con grandes aciertos y fallas. Entonces, vaya uno a saber por qué, terminé viéndola en el transcurso de apenas 4 días, otras 3 veces más con mejores resultados. Les cuento. Dean (Ryan Gosling) y Cindy (Michelle Williams) son un matrimonio joven con una niña pequeña. Ella es doctora y él, un buscavidas. Gracias a un conflicto doméstico (la pérdida de Megan, su mascota) se van desencadenando una serie de pequeños grandes detalles por el que interpretamos que el matrimonio no está pasando por el mejor momento. Y con el tan usado recurso de los flashbacks- que acá están usados de una manera realmente magistral, dando verdadera "trama" al conjunto- conocemos el cómo esta pareja se ha conocido y el porqué seguramente terminan como terminan. Cianfrance, gran experto en el género del documental, mete el ojo en la vida de estos personajes sin explicaciones extensas ni aburridas que junto al armado argumental retratan perfectamente el universo del matrimonio y de cómo este puede degenerarse cuando el amor no es recíproco. Si sumamos que la labor de Gosling y Williams, por la que ha sido nominada a los próximos Oscar, es magnífica- sobretodo la de Gosling al que la Academia ha ignorado sorpresivamente a pesar de los incontables reconocimientos que tuvo a lo largo de festivales internacionales- este es un director que promete. Hay que decirlo, Ryan Gosling se come la cinta, la eleva exponencialmente y sólo por él ya vale la pena el visionado, créanme. Pero como en este matrimonio, no todo es color de rosa. Por momentos es melodramática y con un clímax verdaderamente más "gritón" que el resto del film. Hay diálogos muy buenos, creíbles y certeros; otros parecen forzados y demasiado pretenciosos y donde el film debería de emocionar o pegar duro termina resultando frío y exagerado. No por ello la película deja de funcionar para dibujar claramente los contextos necesarios para entender aquello que no se cuenta explícitamente (no daré ejemplos para no arruinarles la cosa), en eso me saco el sombrero ante Cianfrance quien elabora un guión cuidado y bien estructurado en ese sentido. Él mismo declaró haberse inspirado en sucesos personales que lo llevaron a querer filmar esta historia de desamor. Acá es donde mejor funciona el film porque uno como espectador no puede evitar verse reflejado en algún que otro pasaje de la película. Creíble, enormemente bien actuada, pensada en detalle, este film al que habían dejado en suspenso tras la muerte de Ledger por respeto a la propia Williams, es una película recomendable para ver como alternativa al típico fin San Valentiniano.