Lindo para un campamento. Sara y Jess Price (Natalie Dormer) son gemelas, con una conexión particular y un pasado bastante trágico. Cuando Jess desaparece luego de una excursión en un bosque de Japón, Sara no duda en tomar un avión e ir en su búsqueda.El bosque donde su hermana se ha perdido es conocido como el bosque de los suicidios, donde cientos de años atrás se abandonaba a los ancianos para dejarlos morir, y en la actualidad muchos jóvenes elijen ese lugar para terminar con sus vidas.Al llegar a Japón Sara descubre los mitos y leyendas sobre el lugar, y a los espíritus que allí habitan, pero aun así con la ayuda de un guía y un turista al que apenas conoce se adentra en el bosque para buscar a Jess.La cultura del suicidio en Japón, las almas en pena y el fuerte vínculo entre las gemelas son temas interesantes para un filme, pero cuando la búsqueda comienza la historia no tiene nada demasiado nuevo para ofrecer, y cae en los tópicos comunes de este tipo de filmes: sobresaltos, un bosque tenebroso y fantasmas que meten miedo. El suspenso que atrapa al principio de la historia se pierde cuando el filme se vuelve tan confuso como predecible.Natalie Dormer realiza una muy buena interpretación en esta película que cuenta con una hermosa fotografía y una buena dirección, pero con un guión desparejo que no mantiene la tensión, y finalmente aburre un poco.
Egipto era tan dorado?. Inspirada vagamente en la mitología egipcia, llega esta historia de dioses, reyes, humanos valientes, monstruos arenosos y pirámides tramposas.Una simple historia en la que el Dios Horus (Nikolaj Coster-Waldau) debe recuperar el trono que el malvado Dios Set (Gerard Butler) le ha arrebatado. Así se plantea el escenario de batallas, aventuras, y toda clase de luchas coreográficas, una atrás de la otra para que el espectador no se aburra; algo así como un "tirarle con de todo".Si hay algo que no falta en esta película son efectos especiales, una catarata de efectos estruendosos, técnicamente bastante correctos pero sin ningún criterio estético; un abuso espantoso de CGI y color dorado; los monstruos, las alas, los dioses gigantes marean al espectador, y por momentos parece que estuviéramos viendo un filme de acción de los ochentas como "Flash Gordon" o "Furia de titanes".Los actores hacen lo que pueden con una historia llena de clichés y con algunos diálogos que rozan lo ridículo. Gerard Butlerhace casi lo mismo que en "300", pero con un guión peor y Nikolaj Coster-Waldau está muy lejos de su buena interpretación de Jaime Lannister en "Game of Thrones". Geoffrey Rush le da un poco de altura interpretativa a la película pero, aunque sale airoso, las escenas que debe interpretar son bastante pobres.En la búsqueda de un tanque, Alex Proyas -correcto director de "El Cuervo", "Yo, Robot" y "Dark City"- dirige este filme de acción y aventuras extremadamente pochoclero que entretiene, pero también subestima bastante al espectador.
La estética de la transformación. Einar (Eddie Redmayne) y Gerda Wegener (Alicia Vikander) formaban un matrimonio de artistas daneses, que vivía en Copenaghe a fines de los años veinte.En plena búsqueda estética y como un juego, Gerda le propone a su esposo sustituir a su modelo femenina, y así retratarlo vestido de mujer.Las imágenes son un éxito en la carrera de Gerda, pero también son el principio de la transformación de su esposo, quien a partir de verse como una mujer comienza a sentirse como tal, y lo que comenzó como un experiencia lúdica despierta su verdadero deseo y objetivo: transformarse en una mujer.Instalados en París, el matrimonio trata de buscar una solución al estado de Einar consultando psiquiatras y especialistas, ya que en esa época su comportamiento era considerado una enfermedad.Sin dejar nunca de estar juntos, quererse y ayudarse el uno al otro, la pareja desiste en su afán de encontrar una cura y con la ayuda de un excéntrico y adelantado médico que en aquella época realizaba operaciones de cambio de sexo, Einar comienza el proceso para convertirse en una mujer.La historia está narrada de forma muy íntima y muy estética; es desde los colores, las texturas y los objetos que Einar comienza a explorar el mundo femenino, hasta encontrar su identidad como mujer y rebautizarse como Lili Elbe. Este enfoque hace que la película sea visualmente hermosa pero al mismo tiempo tanto esteticismo le quita fuerza, distrae al espectador hasta el punto que los momentos dramáticos tan visualmente bellos restan, en lugar de sumar. Por otro lado, la historia hace demasiado eje en la relación del matrimonio, y si bien presenta un pantallazo general no profundiza en la reacción social o en el rechazo que podía sufrir en ese tiempo alguien como Einar; en general la historia se limita a mostrar el círculo de artistas en el que se movían, personas con la mente bastante abierta a quienes las decisiones de Einar no parecían afectarles demasiado.A pesar de las excelentes interpretaciones del camaleónico Eddie Redmayne -quien ya había sorprendido con su interpretación de Stephen Hawking en "La Teoría del Todo"- y de Alicia Vikander quien realiza un trabajo extraordinario, el relato resulta demasiado prolijo, contenido. Tanto esteticismo y languidez le quitan fuerza al filme que resulta en algo denso y muestra con cierta tibieza una historia que debió haber sido muy transgresora en su momento, pero la película no la muestra así. De repente Einar es Lili y todo el mundo parece aceptarlo, cuando en realidad a los transexuales aun hoy en día les cuesta ser aceptados socialmente.Nuestra calificación: Esta película justifica el 60% del valor de una entrada.
El football no es para todos. Will Smith interpreta nuevamente uno de esos personajes que parecen lo más bueno, más inteligente y más espiritual del mundo. En este caso encarna al doctor Bennet Omalu, un inmigrante nigeriano con un currículum de varias páginas, que trabaja como neuropatólogo forense. En su trabajo diario realizando autopsias se obsesiona con el cadáver de un famoso ex jugador de football americano que sufría demencia y depresión, con apenas cincuenta años de edad. Luego de una profunda investigación descubre un síndrome al que llama encefalopatía traumática crónica, que es provocado por la enorme cantidad de fuertes golpes que los jugadores reciben en su cabeza a lo largo de su carrera.Al publicar su trabajo el doctor no tarda en recibir amenzas de la FNL (National Football League) que niega por completo la veracidad de su investigación.Tratando de salvar vidas y a favor de la ciencia y la salud el correcto doctor termina sin quererlo tocándole el culo a uno de los negocios que más dinero mueven en el país del norte.La primera mitad de la película es realmente entretenida, la investigación y el modo en que trabaja Benet y su equipo es atrapante, los métodos científicos están mostrados de un modo muy claro, casi pedagógico, como para que ningún espectador que no sepa de medicina se quede sin entender de qué se trata.El problema es que, terminada esa etapa, la película se transforma en una cruzada épica donde el doctor se convierte en un héroe atacado por enormes corporaciones de malvados. Smith está lejos de sus mejores interpretaciones, encarnando a un hombre sin matices que solo representa la verdad y la justicia, y que cansa hablando de Dios y del sueño americano.La historia hace eje en el personaje, y no en un negocio que mueve millones al usar jugadores como si fueran descartables e idiotizando gordos sentados en un estadio o frente a la pantalla de un televisor, de quienes se aprovechan vendiéndoles merchandising.Peter Landesman parece haber armado esta historia con enormes aspiraciones a un Oscar y ha caído en todos los lugares comunes para hacerlo: música insufriblemente melodramática, un protagonista heroico, y un luminoso camino hacia la redención.Técnicamente la dirección es correcta, la historia interesante y las actuaciones secundarias de Alec Baldwin, Albert Brooks yDavid Morse logran convertirla en un filme aceptable, a pesar de lo predecible y pretencioso que es su guión.Nuestra calificación: Esta película justifica el 50% del valor de una entrada.
Detrás de la puerta Joy (Brie Larson) ha pasado siete años de su vida en cautiverio. Luego de un tiempo llegó a resignarse y aprendió a vivir con lo poco que tenía en el cuarto sucio donde estaba secuestrada, y a sobrevivir con las pocas cosas que su captor le traía cada semana. Pero durante su secuestro tuvo un hijo llamado Jack (Jacob Tremblay) a quien se las arregló para criar y proteger en esas condiciones, haciéndole creer que el mundo era solo esa pequeña habitación, que lo que veían en la tele era magia y que todo lo demás era muy lejano. Cuando Jack cumple cinco años, su inteligencia, su energía y sus ganas de vivir logran despertar en su madre las ansias de salir de allí. Con ingenio y con valentía logra sacar a Jack del lugar para que pida ayuda, y ambos recuperan su libertad. Esta primera hora de la película es tensa, asfixiante, el peligro siempre está latente, pero al mismo tiempo la relación entre madre e hijo, y el mundo que han creado es algo que está lleno de ternura. Cuando ambos salen al mundo y son recibidos con felicidad por los padres se Joy, otro drama diferente comienza. Joy debe enfrentarse con los traumas y miedos del secuestro y los años de juventud que ha perdido, y Jack debe adaptarse a un mundo que no conoce donde todo le resulta extraño y no sabe relacionarse con los demás. La historia va de la tensión y el suspenso al drama, el escape fue fácil a comparación de lo que viene después. Poco habla la historia del secuestrador y de esa clase de crímenes, se centra en la familia que debe enfrentar ese drama, y las referencias al hecho de que el niño es producto de una violación son hechas sin golpes bajos ni morbo. Es extraño que pueda haber poesía y ternura en la relación madre e hijo en una situación tan espantosa, y esa hermosa relación se desdibuja cuando ambos están afuera y ya no se tienen solo el uno al otro. Sin demasiados recursos estéticos y visuales, simple y clara, la historia se vale de las maravillosas actuaciones de Brie Larson y Jacob Tremblay para pasearnos por un montón de sensaciones y mostrarnos los conflictos a los que se enfrentan cuando deben rehacer su vida. En los roles secundarios, Joan Allen interpreta maravillosamente a la madre y abuela que debe recibir a su hija y a su desconocido nieto, y ayudarlos a volver al mundo. "La Habitación" no es una historia sobre un crimen ni un drama social, no hace referencia a esta clase de hechos que cada tanto sorprenden y horrorizan en las páginas de los diarios, no hay golpes bajos ni amarillismo, es la historia de una madre y un hijo que han creado un vínculo extraordinario en una situación aberrante, y que ahora deben volver al mundo, y sobre la familia que debe recibirlos y ayudarlos. El guión de Emma Donoghue es claro, intimo, y conmovedor y la dirección de Lenny Abrahamson - quien ya supo conmover con la maravillosa y extraña Frank - tiene una enorme sensibilidad para mostrar aquello que no se ve, para no quedarse en los detalles del horror y mostrarnos que pasa en la cabeza de un niño de cinco años que ve el mundo por primera vez, y en el alma de su madre que debe volver a vivir después del encierro.
A mear el territorio Brad Whitaker (Will Ferrell) acaba de casarse con Sara (Linda Cardellini) y día tras día pone todo su esfuerzo para convertirse en un verdadero padre para sus hijastros, le encanta ser papá, participa en todas las actividades del colegio, los acompaña a todos lados, y cuando está a punto de ser aceptado por los niños, Dusty Mayron (Mark Wahlberg), el ex marido de Sara y padre biológico de los niños, aparece en escena. Brad es un hombre sensible, trabaja en una radio de Jazz, lee libros de autoayuda y es un buen tipo, Dusty es fachero seguro de sí mismo y está dispuesto a reconquistar a la familia que abandonó hace unos años. Así, héroe y antihéroe batallarán dentro y fuera de las paredes del hogar por el amor de los niños y por ser la cabeza de la familia. Brad tratará de disputar las cosas a su modo a través de charlas y concesiones, pero a medida que Dusty va ganando terreno y jugando sucio no tendrá más opciones que tirarse al barro él también. La dupla Ferrell-Wahlberg que ya había funcionado muy bien en "The Other Guys", vuelve a funcionar en esta comedia familiar, pero esta vez con personajes más estereotipados; Wahlberg es el ganador y Ferrell el perdedor, pero como esta es una comedia para toda la familia, acá siempre gana el bueno y el correcto. La comedia funciona sobre una fórmula simple y está llena de gags, humor físico y chistes escatológicos; sacando alguna que otra escena con doble sentido todo está bastante contenido dentro de los estándares de comedia familiar, lo que es una pena ya que con el talento de Will Ferrell y algunos diálogos con bastante ironía, la historia desperdicia la oportunidad de ser una sátira sobre el lugar que ocupan los padres en las familias disfuncionales. Todos están muy bien en sus roles, ambos protagonistas no hacen nada que no hayan hecho en filmes anteriores y los niños son bastante graciosos, los personajes secundarios de Thomas Haden Church y Bobby Cannavale aportan muchisimo humor cada vez que aparecen en escena, como el viejo jefe mujeriego de Brad, y un extrovertido medico latino experto en fertilidad. "Guerra de Papás" es una comedia apta para todo público, que se permite exceder un poco los limites, y aprovecha todas las aristas de las familias disfuncionales para reirse de todo lo politicamente correcto, pero que lamentablemente elige un final moralizante.Aún así es una película con mucho ritmo, buenas actuaciones y un humor accesible que siempre funciona.
Volver a los clásicos Unos diez años después de finalizada la guerra de secesión, una diligencia atraviesa lentamente los blancos e imponentes caminos de Wyoming en el medio de una tormenta de nieve, en busca de llegar pronto al refugio. Los pasajeros de la diligencia son John Ruth (Kurt Russell), un cazarrecompensas que lleva a Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh), la líder de una banda de ladrones, para entregarla a la justicia cuando lleguen a Red Rock. A ellos se les sumarán en el camino Marquis Warren (Samuel L. Jackson), un antiguo soldado de la unión también convertido en cazarrecompensas, y Chris Mannix (Walton Goggins), un soldado sureño quien dice ser el nuevo sheriff de Red Rock. Todos se dirigen a la misma posada, y al llegar al lugar todo indica que algo raro pasa; hay personajes desconocidos a los que les cuesta justificar su presencia allí, y la dueña y sus ayudantes no aparecen por ningún lado. Con gran claridad narrativa la historia va y viene en el tiempo para mostrarnos de a poco cómo han llegado todos ahí, y cómo finalmente se ha conformado la escena. Ladrones, representantes de la ley, soldados del norte y del sur, negros, mexicanos, racistas, todos en el mismo lugar, desconfiando unos de otros y rodeados por una tormenta de nieve que les hace imposible dejar el refugio. La muerte no tardará mucho en llegar, una venganza mezclada con sálvese quien pueda, y uno a uno van cayendo todos en un circo de violencia donde no faltan sangre, tripas y las típicas escenas gore de Tarantino. Siempre teniendo presentes a quienes admira, Tarantino construyó un prolijo western con todos los elementos clásicos; extraordinaria música de Ennio Morriconne, y una fotografía maravillosa. Pero por tanto copiar a todos aquellos a quienes admiraba, Tarantino terminó copiándose a sí mismo. Hay mucho de homenaje a sí mismo dentro del filme, mucho hedonismo y mucho amor propio, personajes que andan a caballo pero sostienen largos y cínicos diálogos como los de los gangsters de "Perros de la Calle", mucho humor negro y Samuel Jackson haciendo con distinto traje más o menos el mismo personaje de siempre. La diferencia con otros filmes en los que pegaba todas sus figuritas preferidas -como por ejemplo "Kill Bill", que era un pastiche de personajes y disfraces- es que acá el ensamble funciona, la trama está muy bien narrada y el suspenso engancha, y por otro lado todos sus actores clásicos están realmente excelentes: Tim Roth, Michael Madsen, y los ya mencionados Jackson y Russell. Si bien las casi tres horas de duración son demasiado, y sentimos que el director ha estirado el film regocijándose en su talento y sus gustos y mostrando una y otra vez eso que le gusta tanto y que le sale tan bien, "Los Ocho Más Odiados" es una muy buena película con los típicos juguetes de Tarantino, pero con una interesante línea de suspenso que puede ser disfrutada por los fanáticos de siempre y entretenida para aquellos que no lo son.
Road movie en el altiplano ¿A quién no le ha pasado? Mudarse a una casa nueva y recibir llamados para el dueño anterior. Muchos llamados. Eso es lo que les sucede a Sebastián (Rodrigo de la Serna) y a su novia al comienzo de esta historia, reciben decenas de llamados para la remisería que antes funcionaba en el lugar. Sebastián es un rolinga desempleado fan de Vox Dei, de esos con campera de jean, tomador de cerveza y con muchos amigos; y su novia es una empleada responsable, que luego de la casa nueva todo lo que quiere es un bebé, algo imposible de conseguir con un novio irresponsable. Las llamadas equivocadas continúan, hasta que un día, cansado, Sebas decide seguir el juego y convertirse en remisero al mando del cuidado y adorado Peugeot 505 que heredó de su padre. En su nueva ocupación conoce a Jalil (Ernesto Suárez), un anciano musulmán con varios problemas de salud, al que lleva y trae del hospital. Luego de un par de recorridos en los que no parecen tolerarse demasiado, y solo vemos las diferencias que hay entre ambos, Jalil le propone que lo lleve en un largo viaje hasta La Paz, Bolivia, donde debe encontrarse con su hermano. Debido a su salud Jalil solo puede viajar en auto, con varias paradas y una ruta muy específica, lo que hace el viaje aún más molesto para Sebastián, pero ante las dificultades económicas que atraviesa decide aceptar. Así comienza esta road movie donde en el estrecho espacio de un auto los protagonistas se conocen, se comprenden, se encariñan uno con el otro y atraviesan juntos un camino lleno de buenas experiencias y también de muchas complicaciones. Donde por momentos Jalil se convertirá en el padre que a Sebastián le faltó, y Sebastián en el hijo que Jalil no tuvo. Uno llegando al final de su camino y el otro animándose a empezar, construyen una historia simple, agarrando la ruta sobre un camino seguro con situaciones creíbles, con las que el publico en general podrá conmoverse sin caer en sentimentalismos y con momentos de humor para distenderse y reirse un rato. Tan seguro es el camino que por momentos la historia pierde ritmo y se hace un poco larga, pero es bien llevada gracias al buen trabajo de los compañeros de ruta, especialmente de Ernesto Suárez que compone un personaje sobrio, tranquilo, un hombre que ya está de vuelta, mientras que Rodrigo de la Serna interpreta un personaje bastante similar a otros que ya ha hecho, un pibe ansioso, sensible tratando de encontrarse a si mismo. Se trata de una road movie clásica, adaptada a estas tierras, con personajes sólidos que crecen durante la historia, con buena música, buena fotografía, y una historia disfrutable.
Que apostamos? Las consecuencias de la crisis económica de 2008 fueron tremendas, fue una burbuja inmobiliaria que al explotar dejó a millones en la calle, sin casa, sin trabajo, con una recesión solo comparable con la de la década del 30. Cuatro años antes de que ocurriera el desastre alguien lo vio venir, Michael Burry (Christian Bale) un doctor en medicina que dejó el estetoscopio y creó un fondo de inversión; un tipo solitario, raro y brillante que haciendo números en su cabeza se dio cuenta de que algo no cerraba, que esos bonos tan estables respaldados por hipotecas no iban a durar demasiado, como tampoco la economía norteamericana basada en el sueño de la casa propia, con señores responsables pagando las cuotas a tiempo al banco. Había una grieta, y él la vio. Por supuesto nadie le creyó, y básicamente lo que hizo -para no entrar en engorrosos detalles bancarios- fue apostar en contra. Por cosas del azar, llamadas equivocadas, papeles dejados en una mesa, algunas personas más se enteraron de esto: un grupo de inversión encabezado por Mark Baum (Steve Carell), Jared Vennett (Ryan Gosling), un astuto e inescrupuloso corredor de bolsa, y dos economistas recién recibidos que apenas estaban entrando en el barro (Finn Wittrock y John Magaro), además contaban con la ayuda de Ben Rickert (Brad Pitt), un ex economista asqueado de todo lo que había visto durante su carrera. Desde un principio el léxico económico y bancario lleno de siglas marea al espectador, y apenas salimos del mareo la historia se encarga de asquearnos aún más mostrándonos qué hay detrás de las serias instituciones bancarias llenas de señores de traje. Detalladamente, mezclando una clara narración con momentos surrealistas en los que por ejemplo aparece de la nada Selena Gomez en una mesa de Black Jack explicando términos financieros mirando a cámara, la historia nos muestra básicamente que esta gente vende humo, bonos vacíos, papeles sin ningún respaldo, y así se creo una burbuja inmobiliaria donde strippers eran capaces de comprar cinco casas en un mes, y así se creaban barrios fantasmas. La película muestra que los personajes de "Casino" eran más honestos que los señores que trabajan en Wall Street, y nos deja una enorme sensación de pesimismo cuando vemos en manos de quién está la economía y cómo finalmente los gobiernos eligen salvar a los bancos y no a la gente. Pero para evitar que el espectador se suicide al abandonar la sala, el filme cuenta con grandes recursos: mucho humor, cinismo, excelentes diálogos, y personajes extraordinarios. La ansiedad, el nerviosismo y la vorágine con la que se vive en el mundo financiero está reflejada en la estética de la película, las imágenes están saturadas de información, los planos se superponen y cada tanto alguien sale de la historia para confesar algo a cámara. Técnica y visualmente la película es impecable, pero aún así es difícil poder seguir la trama por la cantidad de información con la que en general uno no esta familiarizado. "La Gran Apuesta" es una historia muy interesante, que vale la pena ver, que está contada del lado de unas pocas personas con algo de integridad que hicieron su fortuna como inversores, se mete con temas complejos, y si bien el tono de la historia puede cambiar drásticamente de una escena a la otra - pasa del drama, a la comedia negra, a la acción o al surrealismo - tiene una posición muy firme, desde el principio deja en claro quienes son los malos.
La fuerza sigue con ellos Hace casi cuarenta años George Lucas creó una historia, una historia de ciencia ficción, galaxias lejanas, naves veloces, criaturas extrañas, y por supuesto héroes y villanos. Algunos de estos personajes tenían una misión a la que llegaban con heroísmo y valor, otros simplemente porque estaban destinados a ella; y durante tres películas los rebeldes lucharon mientras el lado oscuro hacía de las suyas. Algo tan básico como el bien y el mal se resumían en "el lado oscuro" y "la fuerza", y así se inmortalizó la frase que acompañaría por décadas a nerds y fanáticos: "may the force be with you". Ahora, muchos años después, con varias generaciones de seguidores de diferentes culturas y de todos los lugares del planeta -y luego de tres olvidables precuelas que no tuvieron la esencia de las originales, y no aportaron demasiado- George Lucas desempolvó la máquina de escribir y volvió a darle vida a los entrañables personajes de Star Wars, con Abrams a cargo del guión. C3PO, R2D2, Leia, Han Solo y Luke Skywalker han vuelto, la historia no terminó luego de "El Regreso del Jedi", la fuerza y el lado oscuro siguieron su rumbo, y la historia continúa. El fondo negro, las letras amarillas y la inolvidable música de John Williams de fondo nos dicen que el lado oscuro ha conquistado todo lo que quedaba, ha ganado y la rebelión comandada por Leia -ahora convertida en general - trata de resistir y encontrar a Luke quien se ha marchado luego de perder a su mejor discípulo en manos del lado oscuro, y nadie sabe donde se encuentra. La historia comienza con Poe Dameron (Oscar Isaac) un hábil piloto quien, antes de caer prisionero, guarda en el interior de su androide BB-8 parte de un mapa que contiene la ubicacion de Luke. El lado oscuro, ahora comandado por Kylo Ren (Adam Driver) hará todo lo posible por encontrar al androide, que es rescatado por Rey (Daisy Ridley), una habitante del desierto que sobrevive buscando y vendiendo chatarra. Mientras ayuda a BB-8 a llegar a destino se encontrarán con Finn (John Boyega), un Storm Trooper que ha decidido dejar de serlo. Ambos personajes serán claves para ayudar a la rebelión y a partir de ellos la historia se reanuda, los viejos personajes se suman a la aventura, y comenzaremos a saber de a poco qué ha pasado con cada uno de ellos, cómo ha continuado esta historia, de la que se puede decir muy poco, porque cualquier dato revelaría mucho. A pesar de la diferencia técnica que hay entre las más de tres décadas que separan un film del otro, la estética es la misma; en 3D, digital y con los mejores efectos especiales, las naves, los extraños habitantes de cada planeta, el desierto, todo, absolutamente todo mantiene la misma estética, la misma magia, pero con una excelente calidad. Los tonos de las escenas, la paleta de color, e incluso las luces utilizadas en las batallas son las mismas, solo las luces de los sables láser han cambiado un poco, lo mismo sucede con el sonido, especialmente el de las naves. Pocas películas despiertan tanto fanatismo, sus personajes son íconos de la cultura pop desde hace décadas, la vara estaba realmente muy alta, pero la historia supera enormemente las expectativas de cualquier fanático, y por supuesto no faltan las escenas para la tribuna, esas donde el espectador no puede evitar los aplausos o las lágrimas (sí, lágrimas), especialmente aquellas en las que reaparecen los personajes originales, quienes realizan muy buenas actuaciones, al igual que el nuevo elenco. Oscar Isaac quien ya viene despuntando desde hace un tiempo realiza una gran interpretación, Daisy Ridley tiene carisma de sobra para el personaje que debe interpretar, pero quien realmente se destaca y sorprende es Adam Driver, quien venia trabajando en filmes pequeños o independientes, y descolla con uno de los personajes más fuertes e interesantes de la historia. George Lucas creó un universo, una historia que no envejeció, y como si eso fuera poco ahora vuelve con un filme visualmente extraordinario, y un guión redondo, firme, con situaciones esperables y otras absolutamente sorprendentes, donde J. J. Abrams supo capturar la magia y el alma del primer film. Son más de dos horas con muy buen ritmo, persecuciones, humor e intrigas en un universo de ficción disfrutable para los seguidores de siempre y para aquellos que recién llegan. El trío original ha seguido su camino, y la fuerza también, nuevos personajes se suman a una historia que continúa, no solo para llenar butacas, sino también para permitirnos seguir disfrutando de una historia única, que ha sido parte de la vida de muchos, y que ahora va por más.