Lo que aparentemente surgió como una inquietud, natural, de preguntar por una coincidencia de apellidos (aunque nada es casual, digamos), abre un espacio para la resignificación (y de alguna manera, sanación) de un viejo conflicto familiar, inserto en el contexto de aquellos años oscuros de Argentina, donde los militares imponían el terror dentro y fuera de la ley. Shlomo Slutzky (periodista de trayectoria que trabajara para Clarín en Israel), es el hombre que encontró en las redes a Mariano Slutzky, y que descubrió rápidamente, que eran primos segundos. Pero claro, dentro de la familia de Shlomo, nunca se había nombrado a Mariano y mucho menos le habían dicho que estaba en Holanda, exilado. Mariano, la mujer de su papá y su hermana, habían tenido que huir de Argentina y en territorio extranjero, las relaciones entre ellos se hicieron complicadas. Tanto, que los chicos (adolescentes entonces) terminaron viviendo con familias adoptivas. "Disculpas por la demora" es un film que muestra un recorrido que tiene un arraigo de fuste, porque Mariano vendrá a la Argentina y además de declarar en la causa del centro clandestino de detención La Cacha, tendrá tiempo para conctactarse con el resto de la familia para hacerles preguntas y planteos, sobre cuál fue su accionar cuando la tragedia tuvo lugar. Y se imaginarán que no será fácil, para nadie, escuchar y avanzar sobre la verdad del ocultamiento de los Slutzky hacia ese hecho. Mariano es muy crítico con estos hechos y si bien está predisupuesto a reconciliar ese tramo de su vida con la familia, lo cierto es que su situación personal, lo impulsa a discusiones incómodas y esclarecedoras sobre la verdad y su impacto en los demás. Dirigida por el mismo Shlomo Stutzky junto a Daniel Burak, "Disculpas..." presenta un retrato claro sobre cómo la dictadura militar y sus actos, influyeron decisivamente en la vida de miles de familias. Provocando heridas serias, que ni el paso de los años ha logrado conciliar. Aquí tendremos viajes, charlas informales, discusiones familiares y exposiciones frente al tribunal. Todo esto, enmarcado en un proceso de búsqueda de rescate de esa memoria que hay que rescatar, a cada paso del camino. La vinculación familiar de los sujetos afectados por el terrorismo de Estado, es un tema que siempre hay que reponer, en los espacios de discusión y difusión. Bienvenida entonces "Disculpas..." porque tiene los valores justos para ser vehículo de discusión para analizar los graves hechos de esos años con más perspectiva.
El Cluster Audiovisual de la Provincia de Buenos Aires, viene dando frutos. Permite a realizadores noveles, acceder a condiciones para rodar, que no necesitan unívocamente, el apoyo económico oficial. Ofrece un trabajo comunitario desde un colectivo de gente de la industria, artistas, músicos, técnicos, que está dispuesto a crecer, desde la base. Desde ese espacio, nos llega "Ahí viene", ópera prima del bonaerense Federico Jacobi (quien también preside esa ONG de la que hablábamos al principio), relato austero, áspero, incómodo, sobre el tramo concluyente de la vida de un adulto mayor y el intercambio de perspectivas con su hijo, que viene del extranjero a intentar asistirlo en el difícil momento. "Ahí viene" tiene pocas locaciones (casi todo transcurre en la casa del protagonista) y una atmósfera teatral, natural y cerrada. Daniel Quaranta es el hombre que lleva adelante la difícil tarea de hacernos conectar con el fin, el silencio y la añoranza de un pasado que se escapa de las manos, mientras vemos la soledad como única compañía. Su casona, venida a menos, albergó vida y amor años atrás. Pero por el devenir del tiempo y los errores propios, todo eso ya no está. La llegada de su hijo (Nahuel Yotich), pondrá en tensión aquellos reproches enterrados, que cobrarán sentido, en un escenario que se deviene triste, oscuro y de cierre previsible, donde los caminos, convergerán en un balance duro pero claro, sobre los errores y aciertos de un hombre a punto de dejar este mundo. El final, con algo más de luminosidad que el relato, ofrece un respiro al dificil abordaje del vínculo padre-hijo. Anticipo entonces que "Ahí viene" es un correcto drama, planteado con recursos nobles y una aceptable puesta en escena, desde lo técnico y lo actoral. Sí, además, que si tenés papás grandes, y en contextos lejanamente parecidos al del film, esta es una película que puede llegar a afectarte, por su gran carga emotiva. Crédito abierto para Jacobi y una positiva sorpresa en nuestra cartelera porteña.
Hay que reconocer que hay una "moda" de algunos realizadores, de generar películas corales, violentas, futuristas y que ofrezcan alguna vuelta de tuerca original. Hay cintas que podría decirse que funcionaron en los últimos tiempos (no demasiadas supongo pero... "Seven psychopaths", "Smoking aces", alguna más) y otras que no, ("Gringo", "Terminal", no estrenada aún por aquí) siendo un sub-género donde establecer un parámetro de calidad, no es tan sencillo. "Hotel Artemis" parte de una premisa ya vista en la franquicia "John Wick" (saben que está en preproducción su tercera entrega con fecha de estreno, en mayo del 2019), en la que hay un hotel, que es una "zona franca", donde los criminales, van a resolver temas, con la expresa prohibición de agredirse. En el caso que nos convoca, Artemis es un espacio de curación, pensado para acompañar las recuperaciones de los delicuentes heridos que puedan necesitar medicina de primer nivel, sin preguntas indiscretas. Se como si los criminales tuvieran una prepaga de primerísimo nivel, para reestablecerse lejos de la incumbencia de la ley. Y es una cinta coral porque se darán cita una variada serie de peligrosos sujetos (y una mujer) en sus oscuros pasillos para resolver algunas cuestiones que son de agenda "común", por decir de alguna manera... Drew Pearce, ex guionista de hits como "Iron Man 3" y "Mission Impossible: Rogue Nation", debuta como realizador dandose un gran lujo: nos devuelve a Jodie Foster para la actuación, luego de 5 años sin trabajar como actriz. Ella juega el rol de la enfermera principal que rige el hotel y se encarga de la adminstración "técnica" de lugares y prácticas médicas. Tenemos una premisa fuera de lo común. Siempre es difícil encontrar guiones que sostengan un esquema potente a lo largo del metraje y esta no es la excepción. Como en toda película coral, cuando no hay cierta precisión en los tiempos, las bromas y la tensión, el film deviene en confuso y falto de ritmo. No hay demasiado desarrollo de personajes (excepto el de Foster, súper necesario) ni tampoco la acción que sustente una trama consistente. Pensemos que la historia, está ambientada en un futuro donde las luchas por el agua, producen descontento social y furia en las calles. El nosocomio en cuestión irá recibiendo criminales, que por distintos temas irá ocupando las distintas habitaciones del lugar, pero con la disposición no sólo en "emparcharse" sino en resolver algunos temas, transgrediendo las reglas del hotel, por supuesto. Hay que reconocer cierta sagacidad para los cruces verbales (el humor), pero sólo de a ratos. Cuando las cuestiones se ponen complicadas, aparecen recursos simples para su abordaje, y nos quedamos con ganas de ver otras estrategias en juego. Tenemos un puñado de secundarios (o protagonistas), mezcladito, donde la audiencia reconocerá rápidamente a Dave Bautista, Sofia Boutella, Charlie Day, Sterling K. Brown y Brian Tyree Henry. Hacen lo que pueden, pero no descollan. Los rubros técnicos están correctos, aunque no me gusta demasiado la iluminación (aunque por ahí es un tema mío) ni la OST. Lo mejor, lejos, estalla cuando llega, "The King Wolf", o sea Jeff Goldblum, a quien se lo espera desde el momento cero, pero no llega hasta bien entrado el film. El es, quien de haberse apersonado antes, quizás hasta podría haber torcido el destino final de esta reseña. Sus contrapuntos con Foster son lo mejor del film. Creo que Pearce procuró una realización ambiciosa, cuyo resultado final es desparejo. Decir que es una película fallida, es incorrecto. Hay cierto material para el entretenimiento. La premisa es en definitiva, un norte, una búsqueda y aunque los niveles de concreción no son exitosos, lo cierto es que "Hotel..." se deja ver. Seguramente esperaba mucho más aunque no está mal darle una oportunidad.
Si bien no es frecuente que Argentina coproduzca con capitales de las grandes potencias, alguna vez esto ha tenido lugar. Aunque también es cierto, que no es algo que suceda en forma habitual. Es por eso que la atención que acapara "The last man" no es poca para el medio local: un thriller existencialista de ciencia ficción, con una selección de actores de renombre cuyo liderazgo cae nuestro Rodrigo H.Vila, quien deja los recorridos documentales (sobre los que venía construyendo su carrera) y se le anima a una ficción bastante de resultados desparejos. Aquí tenemos un guión discreto, que pretende ser ingenioso relacionando ideas de varios campos (la metafísica, la cordura, la angustia existencial, etc), pero que no aporta nada que no hayamos visto en thrillers semejantes en los últimos tiempos. Eso, sumado a cierta discreta presencia de algunos rubros técnicos (la dirección de arte, la fotografía) y una progresión de trama poco consistente , termina por redondear un producto discreto, raro, y que nunca termina por sentirse ajustado y creativo. "El último hombre" se siente como un mix de ideas que ya han sido trabajadas en profundidad en otros recorridos, y si bien su planteo en algún momento se presenta enigmático y hermético, lo cierto es que su estructura, es superficial. Una vez que vamos avanzando sobre el metraje, descubrimos que las cosas son más simples de lo que parecen. Pero vayamos a la historia. Tenemos a Kurt Matheson (Hayden Christensen), un veterano de guerra con trastorno post-bélico que la está pasando mal. Su mejor amigo murió y él no puede superar esa cuestión. Se siente atormentado y no encuentra salida a ese dolor. Cierto día conocerá al "Pastor Noé" (Harvey Keitel), un sujeto que predica que el apocalipsis, se viene con todo, y no es broma. Pronto. Y hay que estar listos para enfrentarse a él. Claro, imaginense un hombre cuya psiquis ya viene deteriorada, encontrar un "mesías" que lo direcciona: Kurt entra en un estado de alienación fuerte, que lo lleva a prepararse para un fin de los tiempos que se ve posible, por una serie de tormentas que azotan el lugar donde se desarrollan los hechos. Mientras esto sucede, nuestro protagonista (porque necesita pagar sus gastos y ahorrar, antes del principio del fin), conseguirá una posición laboral provisoria , donde trabará relación con la hija de su superior (Liz Solari), que ofrecerá cierto voltaje físico a la trama cuando se involucren románticamente. Pero Kurt, duda. Noé lo incentiva, pero las cosas se van complicando. Especialmente cuando nos damos cuenta de que él se volvió incómodo para algunas personas y eso se reflejará en persecusiones y golpes varios. La cuestión será ver si el apocalipsis será real o sólo una construcción en la mente del ex combatiente, que lo aisle hasta desintegrarlo en un dantesco neuropsiquiátrico... Christensen es un buen actor, y hace lo que puede con las líneas que le tocan en suerte. Keitel, está por debajo de sus actuaciones promedio y el resto del elenco, con mucho color local, aporta oficio y concentración. No más. Vila parece querer darle un tinte místico a su relato, pero ciertas deficiencias del guión no permite que eso se corporice. No estoy seguro si es una cuestión de recursos o de atmósfera, pero me inclino a pensar que hay una mezcla de ámbos. Por otra parte, la voz en off es un elemento delicado para usar, y aquí no funciona en forma adecuada (era necesaria? realmente?). Me cuesta pensar en el marco de realización, y creo que "El último hombre" es un producto de valor discutible. Genera cierto interés por el crossover de actores que presenta (eso es innegable) pero su poco vuelo y el escaso interés que genera en el espectador, no permite reconocerlo como un producto equilibrado. Parece lejos de eso. Rescatamos el valor de probar un elenco internacional novedoso para los tiempos que corren.
En caso de que no lo sepan, ingresar a la Escuela de Danza del Teatro Colón es una tarea muy díficil. No sólo porque hay que reunir muchos requisitos técnicos, sino porque hay una mirada muy específica para detectar el talento en quienes permiten a algunos chicos, pocos, lograr ingresar. Sus edades van de 8 a 12 años y muchos de ellos rendirán varias veces para intentar llegar a formar parte de esa escuela, en la que se juegan sus sueños de bailar en el mítico teatro argentino. Pero, según escuchamos en el documental, sólo 2 alumnos egresaron de la carrera el año pasado. Eso muestra lo selectivo que es el proceso y cómo sólo 1 de cada ingresantes (cuando los aspirantes superan los 200), logra la ansiada meta. Cecilia Miljiker se ocupa del proceso de seguimiento de un grupo de chicos, desde que están preparando su ingreso mismo, hasta que finalizan la cursada del primer año. Hace entrevistas, filma ensayos, charla con docentes y padres. Muestra, en definitiva, el ambiente donde se genera esa mística que hace que sólo unos pocos elegidos, puedan avanzar en la carrera. Veremos como todo este proceso de formar parte de la escuela, lleva a modificar pautas alimenticias, tener menos tiempo libre (y recordemos que son niños), dedicar más tiempo al estudio y a la vez, navegar en las aguas del sacrificio constante e incluso abandonar la escolaridad, en casos extremos. Miljiker elige un tema muy movilizante. Pocas veces accedemos a este tipo de material. Estos niños, frágiles y sonrientes, se enfrentan a un desafío de fortaleza física y mental casi extremo para alcanzar sus anhelos. Aquí tenemos un registro colorido, ameno y rico sobre niñez en contextos singulares, sin duda. "Un año de danza" es un documental que brilla, por la candidez de sus protagonistas principalmente. Esos niños y niñas al pie de la barra, conmueven. Para curiosos y amantes de la danza, una interesante alternativa.
Cuenta la leyenda que en 1990, el legendario Jim Henson, creador de los Muppets, murió de manera sorpresiva a sus 54 años. Su legado, es decir, su empresa, fue adquirida por el emporio Disney en 2004 para manejar personajes y nuevos productos en relación a esa franquicia. Sus hijos, (Jim tuvo 5), se fueron disgregando en el medio sin mayor suerte y los famosísimos muñecos animados, fueron resucitados desde otro lugar, ya lejos del esplendor de los 70' y 80' donde eran estrellas de la televisión para niños. Brian, uno de los varones de la familia, fue el más cercano a su padre en términos artísticos. Dirigió alguna peli incluso dentro de la compañía, y ahora, con mucha agua corrida bajo el puente, ha decidido llevar a las clásicas marionetas a un lugar desafiante: el mundo de la comedia escatológica adulta. ¿El resultado? Díficil decirlo. Tengo sensaciones encontradas con "The Happytime Murders" (¿Quién mató a los Puppets?). Por un lado, me gustan las movidas con riesgo. Creo que utilizar la matriz de los Muppets desde lo físico (sorry, pero la comparación es sólo a nivel descriptivo) y combinarla con el desparpajo de una Melisa McCarthy encendida, era una apuesta intensa a priori. Ese universo, donde las marionetas conviven con humanos, se mostraba riesgoso a la hora de aventurar cómo funcionaría. Lo hemos visto eficaz en pelis familiares,... pero en comedias negras subidas de tono... La cuestión es que con una modesta producción pero mucha tenacidad, Brian Henson decide plantearnos una historia clásica de policial negro, donde un ex-policía echado de la fuerza regresa para resolver un crímen, junto a una antigua compañera de trabajo. En esa vuelta, ambos mostrarán todos los atributos esperables a una "buddy-movie", pero aprovechando a fondo el carisma de McCarthy para llevar toda broma a un punto extremo donde pocos pueden llegar. Phil (el muñeco, con la voz de la versión en inglés de un niño, Ryan Tran) y Connie (McCarthy) son dos colegas que hace un tiempo atrás, compartieron tarea como detectives. El primero, fue el único exponente de las marionetas dentro de los servidores de la ley, ya que no es tan frecuente que, a pesar de vivir juntos, los humanos cedan tantos espacios. Phil es astuto, oscuro y misterioso. Connie, un desastre total. Un crimen es el punto obligado de reunión, una vez que el ahora investigador privado, decide ir a fondo con la cuestión y necesita ayuda. Todo lo que se imaginen en cuanto a escenarios de corrupción, drogas, pornografía y demás ilegales, irán desplegandose a medida que el film avance. Los compañeros intentarán seguir el derrotero criminal de los responsables, pero harán mucho ruido a la hora de avanzar en la dirección esperada. Henson hijo entiende mucho de marionetas y logra retrotraernos a esa ambiente delirante que tenían sus envíos con "Los Muppets": mucha dinámica, movimiento de manos, gritos y buenos efectos sonoros. Todo eso está presente. McCarthy aporta su peso en cuanto a maximizar el alcance de lo escatológico, incómodo y poco sutil. Está ahí para mostrar su delirio e incomodarnos, y le sale, como siempre, más que aceptablemente. Desde el punto de vista argumental, hay muchas cosas que me dejan pensando que, a pesar de las buenas intenciones, "The Happytime Murders" no alcanza los niveles esperados para una cinta que maneja tan prestigiosos muñecos (aunque no sean "oficiales", desde ya). Intenta llevar ese mundo infantil y dinamitarlo dentro del esquema de las comedias negras policiales. Logra diluir su fuerza porque tiene a una comediante cuyo histrionismo barre la pantalla cada vez que aparece y tampoco muestra riqueza a la hora de explorar las relaciones en ese escenario donde marionetas y humanos, pretenden convivir en equilibrio. La siento, incómoda y de a ratos aburrida, como típica comedia de esas que ya me resisto a ver, donde se cree que la suma de gags físicos deben resolver deficiencias del guión. Desde ya, creo que es una movida interesante para los fans de la franquicia que no se puede nombrar, pero hay que ir advertidos que nada de lo que verán, es para la familia ni los niños. "The Happytime murders" es un producto desafiante, desparejo y singular. No me cerró pero tiene el crédito abierto por intentarse a combinar universos particulares, desde una óptica distinta, que pretende reposicionar las clásicas marionetas que fueron hit en nuestros días mozos (snif!). No creo que esté logrado, pero si buscan algo de diversión, puede verse sin problemas.
Como ya dijimos hasta el cansancio, el género necesita mucha producción porque tiene llegada en todo el mundo. Cintas de presupuesto modesto son distribuidas como pan caliente en todo el mundo, pero la mayoría con un denominador común: poca originalidad. Sólo un puñado de títulos, escaso, sobrepasan esta línea y se posicionan como potentes exponentes. Hay algunas sagas que se repiten ("Saw", "Insidious" y las versiones que se suceden de "Leatherface", por ejemplo) y en ese escenario cada vez que llega un jueves con novedades, nos preguntamos: ¿esta vez llegará un exponente relevante? Cómo este es un espacio de reflexión sobre cine, debemos decirles que "Still born", a pesar de estar precedida por aceptables reseñas en el Primer Mundo, no nos parece un ejercicio exitoso. Es una película fría, con problemas en el guión, que no logra sostener la atención del público ni crear atmósfera a lo largo de todo su metraje. Brandon Christensen, debuta en la dirección con una propuesta más bien clásica, donde tenemos una pareja que vive un evento trágico (aunque no conozcamos en profundidad esta situación), en el cual pierden un hijo, y luego el desarrollo de un episodio de posesión y acoso espiritual, que sucede en una casa, y no es nada distinto a otros casos del género. Incluso aquí, hay elementos que se replican de films como "Paranormal Activity", en algún tramo. Mary (Christie Burke) y Jack (Jesse Moss) son la pareja que atraviesa ese momento. Ella parece ir lentamente hacia un cuadro de depresión post-parto, cuando comienza a percibir cosas que la intranquilizan (y hay una breve actuación del legendario Michael Ironside aquí) y él, viaja por trabajo seguido, sin explicar demasiado porqué o qué lo desconecta de su esposa. Son una pareja joven y primeriza, pero no se nota que haya pasión ni conexión entre ellos. Su interacción pareciera abrir el espacio para traer los problemas de la pareja. Pero no. O eso creemos entender. De a ratos, "El demonio quiere a tu hijo", se vuelve glacial. Hay mucho blanco en las paredes, escaso movimiento y una iluminación que ayuda poco. El uso del tiempo en el relato también ofrece dificultades, sucede poco. Hay muchos tiempos en los cuales sólo contemplamos la rutina de una mamá con su recién nacida. Tenemos una vecina a la que no sabemos si creerle en su preocupación o no... y no hay ni personal de limpieza permanente en la casa. Nadie ayuda. Lentamente seremos testigo de apariciones y señales sospechosas de que algo sucederá con el hijo que le queda a la pareja, y parece, no ser bueno de ninguna manera. Burke es de lo más rescatable del film, porque lleva todo el peso del relato. Para bien o para mal. Tenemos jump-scares, por supuesto, rubros técnicos solventes, aceptable banda de sonido. Pero la más pronunciada dificultad, está dada por el guión. Parece haberse preocupado por lo estético y el conflicto de la protagonista, que por lo que la trama intenta establecer, para todo ese universo. Es así que "Still born" en su última media hora ofrece desconcierto y velocidad, buscando cerrar ideas que no han sido siquiera, abiertas antes... En definitiva, a pesar de su look elegante y sus primeros intrigantes minutos, el resultado dista de lo esperado a priori. No hay problema. Otra vez será.
María Torrellas nos presenta, esta semana en el Gaumont, un documental sobre el rol de las mujeres cubanas, en todo el proceso revolucionario vivido en esa isla, desde la década del 50'. "Cubanas..." es producido por Resumen Latinoamericano y del Tercer Mundo, órgano periodístico- artístico creado hacia fines de la década del 70 por el argentino Carlos Aznárez, que ocupa un lugar importante en la transmisión de documentos que describen la realidad americana, contada por voces americanas. Este film recopila un puñado de historias fuertes y valerosas de mujeres que hicieron historia en Cuba: Vilma Espín, Celia Sánchez, Haydée Santamaría y Melba Hernández, todas con su tarea comprometida por sostener los ideas de la revolución que enmarcó esos años que muchos recuerdan con emoción y cariño. La vida de cada una, consagrada a la revolución. La cinta propone un camino sencillo, modesto, pero colorido, que describe la fuerza de género que impulsó y cambió para siempre la historia de la isla centroamericana. Los testimonios, fotos y relatos cortos plagados de emoción, son el escenario que recorremos en este prolijo y correcto documental de Torellas. Desde los aspectos técnicos y el montaje, "Cubanas..." no difiere demasiado del resto de propuestas similares del género. La potencia de los testimonios son el corazón del film y no se necesita mucho más para conmover al espectador. Sí, deja claro que sin la lucha de las mujeres, los logros de la revolución (el acceso a la universidad, la protección sanitaria, etc) no habrían tenido lugar. Emotiva y muy acorde al momento histórico que vivimos (de empoderamiento femenino), "Cubanas..." se ofrece como una ventana narrativa que nos permite conocer cuál fue el rol de las mujeres para sostener integralmente la revolución.
Indudablemente, el hecho que San Javier, esa localidad del departamento de Río Negro, Uruguay, tuviera una fuerte procedencia étnica rusa, le jugó muy en contra a su población durante la dictadura militar uruguaya. Mucho más al médico Vladimir Roslik, que desarollaba su actividad en forma normal, en su pueblo. Pero como había estudiado su carrera en la entonces Unión Soviética, centraba cierta preocupación en la fuerza de choque del poder de turno. Vladimir, entonces, de ascendencia rusa, y con un rostro emparentado con los genes de su origen, se convirtió rápidamete en blanco preferido de los represores, quienes en dos oportunidades, lo encarcelaron. Y en la última lo torturaron hasta morir. Vladimir, además, es un símbolo porque se cree que su muerte fue la última propiciada por los militares antes de iniciar su retirada del gobierno uruguayo. El relato del cineasta y productor Julián Goyoaga (premiado en el 11avo AtlanticDoc en su país) reconstruye en base a los testimonios de su viuda (Mary Zavalkin) y de su hijo (Valery), la vida y obra de un médico que dejaría su huella, ya que su familia impulsa una Fundación que lleva su nombre y se dedica a la difusión cultural y la protección social en ese terruño. La cinta se estructura como una suerte de despedida, de parte de quienes compartieron parte del trayecto con él, las imágenes de archivo y algunos relatos contribuyen a presentar los rasgos esenciales de Roslik, en toda su dimensión. "Roslik y el pueblo de las caras sospechosamente rusas" es un relato que aporta, como siempre decimos, a la protección de la memoria colectiva (recordemos que en Uruguay hay ley de punto final y los crímenes desarrollados durante el gobierno de facto - 73 al 85'- no se investigan) y que debe ser resguardado y difundido para no olvidar, tampoco, de este lado del charco.
No soy seguidor de la serie televisiva en la cual está basada, "Teen Titans". Como no soy fan de Marvel, ni DC, no estoy pendiente de sus lanzamientos en formato cómic o en productos que no terminan en la pantalla grande. Pero desde ya, que respeto su universo, convenciones y lógicas, que organizan una propuesta entretenida y que mucha gente elige con entusiasmo. O sea, nunca me había cruzado con los "Jóvenes titanes" hasta el día en que entré en la privada de prensa (dicho sea de paso, este estreno es simultáneo con USA, así que a tener en cuenta!). Estos chicos son la gran apuesta de Cartoon Network y realmente, tienen bien conseguido ese prestigio. Me reí, mucho. Y pasé un gran momento. He aquí la sorpresa de la semana para los buscadores de emociones y diversión, y les digo, no se la veían venir! Hay que decir que para disfrutar "Teen titans", tenés que tener alguna idea sobre el marco en que están inmersos los personajes: el mundo de los superhéroes. Un espacio donde Batman, Superman, Linterna Verde y demás, poseen el prestigio de su actividad, exitosa, a través de su "Justice League". Estos jóvenes héroes, son un grupito de chicos que intenta jugar en las grandes ligas. Tienen superpoderes, pero no la capacidad para resolver problemas a gran escala. Su inexperiencia hace el resto. ¿Pero quiénes son los jóvenes titanes y por qué no son tenidos en cuenta? Al parecer, (dicen los especialistas) esta historia está basada en lo que sucede en la quinta temporada de la exitosa serie televisiva. Robin, Raven, Cyborg, Chico Bestia y StarFire un grupete con mucha polenta. Están un poco perdidos, porque quieren tener su propio espacio (digamos, su quintita), y los capos del negocio (leáse los superhéroes) los ningunean mal. Si, está bien, Robin intenta liderar pero... no acierta demasiado. En esa vuelta, surgen además los celos "profesionales" cuando ellos ven que el mundo del entretenimiento presenta película tras película de estos muchachos, y de ellos, no hay ni acceso para el cine donde las mismas se proyectan. La banda necesita una idea para lograr que se fijen en ellos. Y ahí es cuando aparecerá un villano, una propuesta de guión para una película donde Robin sea protagonista... y no hay que anticipar mucho más, porque la mesa, señor, está servida. Con estos parámetros (dibujos en 2D, de heroes aniñados), la peli comienza a tomar temperatura cuando presenta sus críticas al mundo al que pertenecen. Se busca poner en relieve, contradicciones y aspectos absurdos en esta construcción colectiva que es "el mundo de los superhéroes". Y se la trasgrede. Con estilo, es decir, con mucho humor y entendiendo el cuadro mayor. La cinta, además, cobra un vuelo importante cuando homenajea a los 80' (vean la música, los íconos que recorre) y celebra con honestidad, la simpleza de su guión. Su intención es que el público disfrute. Y funciona, de principio a fin. Los chicos, verán batallas, coreos y personajes divertidos. Los adultos, la pasarán de primera, disfrutando como DC, se rie de sí misma. Y si son fans ortodoxos y no les gusta que se baje el nivel de idealización de estos "universos" que están de moda, quizás haya aspectos de "Teen Titans Go", que no les sean muy simpáticos. Pero nada más. Hacer una lectura autocrítica de lo que circula (¿Vieron cuantas películas y series se vienen de superhéroes próximamente? La gente está ávida de este género) es siempre bienvenido. Agradable sorpresa en cartelera. Si tienen chicos, buenísima oportunidad para llevarlos. Sirven de excusa para no perdérsela! Los "Jóvenes titanes" no van a defraudarlos.