Cuando una película recaudó 56 millones de euros, hay que hacer una continuación. Eso es comercialmente indudable. "Ocho apellidos vascos" había sido una comedia menor española que en forma meteórica, rompió records de taquilla en la Península. La pregunta es, ¿era merecedora de tal respuesta del público? Seguramente no. Y digo esto, a pesar de haberla visto súper predispuesto. Para mí era un film menor que por extrañas razones (imperceptibles a la distancia) caló hondo en el público de su región. Y nada más. La estructura era la de un chico que se enamoraba de una chica que pertenecía a una geografía particular de España, que los enemistaba a priori. El era de Sevilla, ella era vasca. Y ya conocen el tema de los habitantes de esa región con respecto a la hermana nación: hay una relación espinosa. Conflictiva. Esta segunda parte se iba a estrenar en marzo de 2016 pero se adelantó asi 5 meses por una imperiosa necedidad económica del grupo que la producía. Eso resintió el libro. Quitó meses de trabajo y se terminó notando para quienes seguimos la evolución del proceso.Sin embargo, Emilio Martínez-Lázaro se animó al desafío y planteó un film lo más conservador posible como forma de conducir sin mayores sobresaltos. Poca novedad, cero riesgo. Lo que en la primera parte parecía divertido, ese choque cultural de dos regiones y dos miradas de poblaciones en el medio de una historia romántica, aquí se repite pero con menos gracia y estilo. Es decir, se buscó no innovar demasiado, cambiar la locación y mutar la cuestión de idiosincracia al pueblo catalán, otro que también está interesado en replantear su vínculo con España nación. La trama es bastante simplona (¿una guiño a "La boda de mi mejor amigo"?): Koldo (Karra Elejalde) se pone en alerta cuando se entera de que Amaia (Clara Lago), luego de separarse de su pareja al final de la entrega anterior, Rafa (Dani Rovira), se ha enamorado de un catalán bastante típico, según dicen las malas lenguas. (Berto Romero). De puro comedido Koldo parte para Sevilla con la idea de convencer a Rafa de que lo acompañe a Cataluña para rescatar a Amaia de su próximo marido y que evite el error de su vida: unirse a alguien de esa geografía. Esta producción, a diferencia de "Ocho apellidos vascos", es mucho más coral. Hay un reparto más democrático de las líneas de los secundarios y estos funcionan como pequeños focos que incluso, superan el voltaje de los encuentros entre Amaia y el Rafa. Eso, para que se den cuenta cómo venimos. Los chistes regionales, físicos y sencillos, están a la orden del día. No es que sean muchos, no, no lo son. Pero se repiten para encuadrar la propuesta. La vida en Cataluña no es lo que en el País Vasco ni tampoco se debe parecer al resto de España. Eso aprendí viendo estas dos entregas de "Ocho...". Creo que si la primera les pareció muy buena, no deben dejar de ver esta segunda parte, sólo para acercarse algo más a los personajes centrales. No hay nada demasiado original, y la química entre los protagonistas sigue siendo de los puntos más flojos de la franquicia. Pero ha funcionado en su país y puede que interese si buscás una comedia romántica liviana y regional. Solo así puede tener algo de relieve para el espectador local.
Esta es una franquicia que claramente, se viene superando a sí misma. Es cierto que el universo Marvel ha evolucionado y su asociación con Disney les da abierto las puertas de un poder de realización sin límites, pero en el film número 13, ya se ve que la alianza funciona y genera productos que se complejizan y transitan caminos innovadores. Esta tercera entrega de la saga Capitán América (que no es más que un crossover lleno de personajes famosos de otros títulos de la compañía con el protagonismo bastante repartido), sorprende porque tiene dos aspectos remarcables: por un lado, este es un thriller político con todas las de la ley y por el otro, incorpora varios personajes nuevos en una sola entrega, de manera divertida y que ha sido objeto de debate, especialmente para los críticos conservadores (ya saben sobre el más visible, Spider Man). ¿Qué me parecieron a mi las novedades? Me gustaron. El lado más débil de la franquicia es el poder magnético del personaje de Robert Downey Jr, el hombre fue irremplazable hasta ahora . Y si bien Chris Evans ha mejorado cualitativamente en su actuación, lo cierto es que una peli de estas sin Thor o Hulk, iba a recaer sobre los hombros de Iron Man. Sin embargo, la sangre joven (miren el reparto completo) y la naturaleza del conflicto, ofrecen un escenario muy interesante y esta vez la atención estará bastante más repartida. Eso sí...No digo que "Civil War" sea una película redonda, profunda, ni mucho menos. Creo que es bastante divertida (a pesar de lo seria que se pone en varios tramos) y ofrece todo lo que uno le pide a este tipo de propuestas: entretenimiento de alto voltaje. En esta oportunidad no hay un enemigo tan potente como en las anteriores entregas. Pero los excesos de los Avengers en entregas anteriores, comienzan a pesar en la opinión pública mundial. El desastre de Sokovia (recordar tamaña masacre), hace que las Naciones Unidas presionen al súper equipo de héroes a firmar un protocolo por el que serán supervisados y monitoreados sus actos. Esto no le gusta para nada al Capitán Rogers (Evans). Desde el primer momento en que esto se plantea, expone sus diferencias con Tony Stark (Downey Jr) y el grupo se polariza en dos direcciones. Hay algunos que van por el acuerdo y respetar esta ley, "internacional" para ponerse a resgurado de seguir provocando daños colaterales y otros, que eso les quitaría velocidad para operar y favorecería a sus enemigos. Para todo esto, hay que decir que un viejo amigo del Cap, regresa (el soldado del invierno, Bucky -jugado por Sebastian Stan) y con él, todo el debate acerca de si es o no culpable de nuevos (y viejos) crímenes por su pasado soviético bajo el control de Hydra. Rogers cree en él y lo protege, hecho que genera una gran brecha con sus compañeros de equipo: la división arma dos equipos y ellos, van a agruparse para defender lo que cada uno siente. El tema excede si es culpable o inocente, acá la discusión parece ser más compleja que un sólo hombre. Hay un villano en puerta (bastante sutil, diría yo, el siempre eficiente Daniel Brühl) y una historia de traición, odios, venganza y divergencia bastante intensa para ser un título pasatista, diría yo. Para los que no vieron trailers ni leyeron demasiado, tendrán en esta "Civil War" una constelación de héroes (banda, terribles Paul Rudd, Elizabeth Olsen, el británico Paul Bettany y el simpatico Tom Holland, el gran discutido y nuevo Hombre Araña, juntos a otros conocidos como Jeremy Renner, Don Cheadle y Scarlett Johansson), desplegando habilidades, carisma, y mucho humor. La batalla en el aeropuerto abandonado (cuando lleguen a ella sabrán el porqué) puede considerarse de lo mejor de Marvel en mucho tiempo en cuanto a originalidad y diseño. Puedo asegurarles que los va a sorprender. Los aspectos técnicos están bien cuidados, todo cierra y nada perturba tu diversión a lo largo de las dos horas y veintiseis minutos de película. La cinta vuela. Como muchos de sus personajes. Quizás pueda discutirsela cierta superficialidad a la hora de la resolución, o el grado de participación de algunos miembros del equipo... Pero sería hilar demasiado fino. Los personajes están bien logrados, en cuanto a lo que el factor tiempo permite desarrollar. Si querés ver más de ellos, tendrás que elegir su peli individual. La cosa es grupal aquí y si te van los Avengers, esta "Civil War" tiene todo lo que necesitás para seguir pasandola bien con tus héroes favoritos. No desentona. Andá tranquilo.
Algunas veces me toca reseñar documentales de gran valor social e histórico. No siempre sucede. Son más complejos que los que describen historias de vida o momentos particulares en distintas regiones geográficas, que son los más habituales en los tiempos que corren. "Exilio de Malvinas", en cambio, hace foco en un tema complejo para los argentinos. Reconstruye parte de una crónica dolorosa que muchas veces evitamos abordar: conocer más sobre el problema de la soberanía de las islas y preguntarnos cómo ven el conflicto aquellos que no son argentinos, a la luz de la perpetua situación de tensión entre Argentina y Gran Bretaña cada vez que hay alguna cuestión pesquera o logística que resolver en la zona. Lo original del trabajo de Federico Palma (director de "Piratas, pastores, invasores" en 2011 donde ya comienza el cineasta a adentrarse en el tema de la llegada de los ingleses a la Patagonia) es haber dado con tres testimonios frescos, únicos y particulares para describir el estado de situación de la compleja relación bilateral. Las voces de tres kelpers que por razones ideológicas no conjugan con la de sus compatriotas y se instalan en territorio argentino para reflexionar sobre el colonialismo, la ecología y la importante y olvidada "cuestión cultural", son el punto de partida de Palma para dejar claro que el tema ofrece una actualidad inoxidable. Siempre queremos saber sobre Malvinas. Intentamos entender porqué los habitantes de las islas no dan espacio para acercamientos con nuestro país. Palma entrevista a tres personas en relación con lo que sucede en el austral sector, ellos son: Alexander Betts, quien sostiene una lucha mediática y efectiva por la soberanía del territorio. Sumamos a James Peck, quien tuvo que dejar las islas para residir en Buenos Aires, dado que se enamoró de una artista (colega) como él, argentina y tuvo que dejar el territorio británico y Mike Bingham (para mí el testimonio más interesante), biólogo que denunció el negocio de la pesca y su relación con la mortandad de pinguinos, dado que no se generaba alimento para dicha especie. Los tres tuvieron que dejar Malvinas y cuentan su exilio, aportando elementos claves para entender la cuestiones estratégicas y concretas por las cuales ellos están en desacuerdo con su gobierno. Palma logra en "Exilio de Malvinas", un retrato interesante, potente y descarnado de una realidad que se vuelve compleja, cada año. Hablar del tema sin conocerlo deja entonces de ser una opción. El director logra, con una gran economía de recursos y edición, mostrar su inquebrantable propósito de denunciar el estado de este vínculo en los tiempos que corren. No más velos, realidades. Quizás este no sea un documental amable o amistoso. Probablemente no. Pero sí es una cinta que deberíamos tener presente a la hora de conocer más sobre el tema Malvinas. Sabemos que el barilochense Palma ha dedicado mucho tiempo y esfuerzo a la tarea y el resultado final muestra a las claras el compromiso por hacer un producto necesario, al que hay que tener en cuenta para actualizar algunos preconoceptos que todos podemos tener acerca del tema... "Exilio de Malvinas", un doc en definitiva, que despierta curiosidad e invita a ser recorrido desde sus primeros fotogramas. Una agradable sorpresa.
Pensaba, mientras salía de la proyección de "Lejos de ella", del genial Zhangke Jia, que esta es la película que mejor condensa muchas de sus inquietudes como cineasta. Hizo mucho revuelo en Cannes el año pasado y realmente es de esas películas que transcienden el arte y se instalan en la trama de la denuncia social y la preocupación por el futuro cercano de nuestro modo de vida. "Lejos de ella" es, la más equilibrada (según lo opinión de este humilde servidor) de sus realizaciones, y evidencia un crecimiento artístico notable en cuanto al enfoque estético y narrativo, muestra cabal del talento de este realizador chino que es mundialmente conocido por analizar críticamente los cambios de su sociedad en los últimos años. Esta pequeña gema, en su versión original tiene tres dimensiones (unan un "ratio" distinto, y te das cuenta por el ancho que se proyecta en la pantalla), distintas de acuerdo a cada uno de los tres capítulos que presenta para contar su historia. El primero se da en 1999, postal de fin del siglo pasado, el segundo en la actualidad (o casi, ya que hablamos de 2014) y cerramos con el tercero, nada menos que en el 2025, muestra de la inquietud de Jia por cuestionar qué sucederá pronto, con su pueblo y con los hombres del globo, a la luz de los cambios que atravesamos. La historia es la de un triángulo amoroso, quizás atravesado por lo económico (más allá de que uno prejuiciosamente pueda suponerlo, no deberíamos tomar partido tan fácil), de tres amigos (dos hombres y una mujer, objeto de deseo y actriz fetiche del director) que en esa China del siglo 20 viven una historia clásica de disputa armoniosa del afecto de una mujer. Hablamos de Tao (Zhao Taio), quien de quien se han enamorado Jinsheng (Zhang Yi) y Liangzi (Liang Jin Dong). Uno posee mucho dinero (administra una mina de carbón) y el otro es apenas empleado en ese mismo espacio. Una vez resuelta la decisión, Tao se casará y con ello (unos 40 minutos después del inicio), cerraremos esta primera página con cierta curiosidad... ¿Cuáles han sido los motivos de la elección y qué cosas ha puesto en valor esta mujer? ¿Hay alguna relación con la proyección material o ha sido simplemente una cuestión de afecto puro? Y la inevitable pregunta: ¿Qué le deparará al destino al derrotado Liangzi? En 2014 (capítulo 2, digamos) comienzan a aclararse. Accedemos a conocer que sucedió con Tao y Jinsheng y también se iniciará el tema del hijo que tienen en común. El viejo galán derrotado está casado y tiene también un hijo, por lo que retorna a su pueblo natal buscando a Tao, quien podría ser el auxilio financiero que necesita para tratarse de una enfermedad peligrosa que amenaza con extenderse en su cuerpo rápidamente. Ella está divorciada de su marido y él reinició su vida, lejos de ella, con otro mujer y con su hijo, curiosamente llamado (y lo digo en forma irónica), Daole (que es un homófono del americano "dólar"). Tao es una mujer con poder y dinero, pero solitaria y con una confusa y extraña relación con su único hijo. Pero hay mucho más en esta segunda parte: Tao verá a Daole en un contexto duro (el chico vive con el padre en Shangai), el de un funeral. Y tendrán unos días para revisar su vínculo y la manera en que en este presente, ellos puedan establecer algún tipo de relación madre-hijo, cerca de lo esperado o deseable. Luego vendrá la tercera parte, cuando ya adulto el hijo de Tao se haya escindido de la cultura china (en 2025) y viva en Australia, desconcertado y sin rumbo. Ya nada le queda a él de ese pasado en que vivió en suelo chino y sólo habla inglés, siendo claramente un producto de la globalización extrema que vivimos. Eso, sumado al poderío económico de su familia, lo llevan a recorrer situaciones extrañas y hasta un Edipo complejo que será uno de los elementos centrales de esta última parte. "Lejos de ella" ofrece momentos únicos (el inicio y el cierre con "Go West" de los Pet Shop Boys es increíble), segmentos donde la sensibilidad de despliega de forma tierna y sutil (la relación Tao-Daole), encuadres arquitectónicos fabulosos (la mirada vasta del progreso feroz), postales críticas sobre el manejo del dinero y la insensibilidad de los que más poseen y por sobre todo, una mirada social, abarcativa y en cierta manera inquietante, de las situaciones por las que están atravesando, los ciudadanos de la gran potencia económica de estos tiempos. Tenemos un crossover entre un film que pareciera centrarse en la relación maternal de una mujer que no vive con su hijo (y sus consecuencias) y un descarnado relato de cómo son los actuales valores en la sociedad china, sobre todo, en relación a lo material. Jia Zhang-ke es un cineasta obligado, si te interesa conocer cómo ven los artistas audiovisuales de oriente, el cambio que vivimos y que viviremos, desde una perspectiva social, crítica y responsale. Esta es una gran película. No te dejes engañar, no es cine festivalero, hay mucho para el espectador corriente que la hace totalmente disfrutable a pesar de su indudable profundidad técnica.
Segundo título del año de la producción de Ernesto Aguilar que llega a salas INCAA. El anterior, "Lisa" fue al Artecinema y este "Lugar del miedo", se proyecta en el Gaumont a un par de meses del anterior. No voy a repetir mucho de lo que ya dije en aquella oportunidad (en cuanto a destacar el trabajo independiente de Aguilar, más allá de sus resultados puntuales en cada cinta), pero sí volver a poner en relieve la energía que pone en su trabajo y el compromiso por proponer un cine distinto, de género con una gran economía de recursos. Recuerdo una entrevista a Aguilar donde contó cuál es un enfoque para afrontar tanta su producción, dijo "pocos actores, pocas jornadas de rodaje, pocas locaciones", idea que atraviesa su última obra en particular, "Lugar del miedo". Tenemos a una mujer llamada Laura (Milena Corbelli), que recibe en herencia la casa (casita diría yo), de una tía y siente que tiene que pasar unos días allí mientras espera arreglarla (ponerla linda, cosa que no le vendría mal), junto a su pareja, Ricardo (Rodrigo Ávila). En ese reducidísimo espacio transcurrirá la historia, que se complicará un poco (sólo un poco) cuando llegue una amiga de ámbos, Karina (Brenda Pignolo) a pasar unos días con ellos, siendo que se peleó con su novio y necesita un lugar para quedarse. En esa vivienda pasan cosas raras. Como en cualquier película de género (incluso las básicas), hay ruidos sospechosos, un poco de tensión sexual, presencias extrañas, herramientas cortantes, traiciones y un secreto bien guardado. No podemos decir mucho más. Si fuera posible pensar en un cine clase B en nuestro país, claramente Aguilar sería un fuerte representante de esa corriente. Sus mínimos resortes económicos y de producción, como ya dijimos en "Lisa" resienten algunas buenas ideas. Quizás (y sólo es un pensamiento en voz alta apenas), habría que rodar menos films e invertir sólo en un gran título con un guión de alto voltaje y cierto margen para jugar más con los recursos técnicos. Yo no se si "The Conjuring" (por así decirlo) es o no una gran película (creo que es bastante aceptable), pero sí se que cuando quiere generar atmósfera, eso se logra de principio a fin. Aguilar pone mucho empeño en aumentar su producción cuando quizás haya que invertir la ecuación y generar menos. ¿Cuántas veces escuchaste "menos es más"? Y vuelvo a insistir (y digo esto porque ví "La Secta"), hay que fortalecer los guiones. Pero confiemos. Necesitamos volvernos una gran industria y en ese ideal, hay lugar para todo tipo de artistas y géneros. Aceptemos eso y trabajemos para que el público tenga cada día más y mejores opciones de género nacional.
Hace unos días casualmente ví el anterior trabajo del siempre convincente Atom Egoyan: "Captive", con Ryan Reynolds (pueden verla en Netflix) y pensaba, a la luz de su extensa carrera, que hay algo único de este director canadiense de origen armenio nacido en Egipto: su sello es saber dar forma a un protagonista y llevarlo adelante por el camino más sinuoso posible... hasta desencadenar un pequeña gran tragedia... Su estilo de narración es a veces lacerante y su mayor acierto es la forma en que logra crear atmósferas y situaciones de tensión inéditas. El genocidio es uno de sus temas y en "Remember", vuelve a aparecer ese tema como fondo de una historia de retornos y recuerdos. Debo reconocer que las historias donde el Holocausto aparece como el fondo oscuro de una trama compleja, no son particularmente algo que me atraiga. Sin embargo, se reconocer cuando alguien logra atraparme. Y Egoyan ofrece en su último film (laureado en el Festival de Mar del Plata), un estudio potente, descarnado, plagado de violencia contenida, centrando la mirada en una venganza personal símbolo: la última misión de un hombre decidido a hacer justicia sin medir los riesgos ni el contexto de la situación planteada. Si eso no te apela, bueno, no te gustan las historias interesantes... Christopher Plummer es un judío de nombre Zev, ya nonagenario que de buena fuente recibe una noticia conmovedora: el responsable del asesinato de su familia esta vivo (un oficial nazi genocida en Auschwitz quien reside en Estados Unidos). Max (Martin Landau), compañero sagaz y confinado a una silla de ruedas, lo instiga entonces a abordar la tarea: hay una vendetta en el aire y aunque parezca extraña, todos sentimos que hay más en el aire de lo que a simple vista se percibe... Porque Zev es además, víctima del Alzheimer, elemento que comienza a jugar en la trama de manera sutil al principio pero que amplifica (y corporiza) esa sensación extraña acerca del pasado: ¿no tienen la sensación de que hay grandes tragedias en la humanidad, cercana, de las que ya no se habla? ¿no sienten que hay generaciones enteras que no recuerdan nada, más allá de cinco años atrás? En cierta manera, esto se transluce en la narración: ¿cuánta memoria tenemos y cuáles son los crímenes que esta sociedad realmente condena? Egoyan se apoya en un pilar único: Plummer. Impresionante la labor de un actor que tuvo que deconstruir su propio personaje. Esa sensación de avanzar y retroceder al mismo tiempo funciona perfecto: el veterano se desarma en esa ansiedad y desconcierto de su frágil venganza y hace carne su humanidad al extremo, en particular en el destacado climax de la historia. No es esta una película de la que deba anticiparse mucho, sino que cada espectador debe ir adentrandose en ella para acceder a los lugares oscuros que son lo más saliente de la historia. "Remember" es, por sobre todas las cosa, un viaje a un pasado peligrosamente cercano. Un film intenso, crudo, con buenas vueltas de tuerca que funciona, de principio a fin. No se dejen guiar por la temática (si es que eso no los alienta a entrar a sala), hay aquí mucho para ver y no es este precisamente un drama histórico. A por él.
Es difícil no relacionar en forma directa a "Truth" con "Spotlight". Las dos han sido estrenadas en fechas similares y en ámbos casos se trata de equipos periodísticos de medios de alto impacto que han avanzado en investigaciones complejas, de las que dejan marca. En "Spotlight", la cuestión era en un tabloide y el rival, la iglesia. Aquí el juego es contra un político republicano (Bush hijo en 2004), quien supuestamente habría evitado , gracias a sus poderosas influencias, ir a cumplir servicio a Vietman, en tiempos complicados para Estados Unidos... Traigo esta referencia porque ambas películas comparten un contexto real, que potencia la velocidad y fuerza de la trama, pero a la vez, restringe y contiene a sus protagonistas (excepto la brillante e indomable Cate Blanchett que todo lo puede) dentro de los márgenes de la historia real. Sí, podemos hablar de drama político y sentarnos a debatir el poder de los medios a la hora de influenciar a la opinión pública... pero lo cierto es que lo que juzgamos aquí es si el producto es entretenido y la cinta ofrece algo atrayente para el público. ¿Hay intriga? Seguro. La cuestión es, ¿cuánta adrenalina produce una situación así? Digo esto porque es interesante plantearse que los dramas de "oficina", no distan mucho de estas recreaciones de hechos verídicos que se disfrazan de thrillers. No señores, hay que prestar atención. Este es un hecho biográfico hecho y derecho. Y eso le juega en contra. A pesar de los esfuerzos de uno de los responsables de la excelente "Zodíaco" que este director, James Vanderbilt, escribiera allá por 2007. Algo sucedió en el guión, que encorsetó el film, sellando su suerte y definiendo un camino que logra transmitir los hechos, como en un documental, dejando poco lugar para la emoción pura y las esperables vueltas de tuerca que hacen las delicias de las audiencias. Y "Truth" no logra sentirse una propuesta integral visceral, por más esfuerzo y carisma que le pongan Blanchett y el legendario Robert Redford. Los dos (productor y conductor) son el eje que organiza y asume los riesgos de avanzar con una investigación de gran impacto para la opinión pública. Ellos manejan un noticiero prestigioso (en CBS, nada menos que "60 minutes") y cuando reciben la información de unos archivos comprometedores para Bush, se lanzan a la exclusiva con ferocidad, sin medir riesgos ni responsabilidades. El resultado, es "Solo la verdad", un registro prolijo de una historia que no posee mucho peso específico y cuyo mayor resultado es el aporte coral de un puñado de buenos actores (Topher Grace, Dennis Quaid, Stacy Keach) que muestran algo de cohesión para transmitir los riesgos de una investigación en contra de un poderoso dentro del Establishment. Vanderbilt propone un recorrido sin demasiadas sorpresas que de a ratos, interesa. El problema es que no hay fuego que perdure demasiado: todos sabemos que sucede cuando a los políticos se los acusa de algo, terminan libres a pesar de no ser inocentes. En Argentina, y en el resto del mundo, todos somos concientes de cuál es el final de la historia. Lo cual, no es nada bueno. "Truth", previsible y secuencial, con aceptables actuaciones y un clima que prometía más, pero no cumplió.
Antes de avanzar con mi review de "Batman vs Superman", pueden leerla sin miedos. No habrá grandes spoilers (me lo pidió especialmente mi gran amigo Zack Snyder quien no quiere que anticipemos mucho de la trama) y si mucha evaluación de la producción en sí, que es de las más esperadas del año... Lo primero que me pregunté cuando eligieron a Snyder era si iba a tener libertad creativa total para nutrir a esta adaptación del legendario comic de DC y a la luz de los resultados, debo decir que su estilo no logró enraizarse en la propuesta. Lisa y llanamente. Esperaba un film incendiario, transgresor, original, y lo que ví, luego de 153 minutos de proyección sólo se corresponde con un típico producto mainstream de superhéroes, lejos de las oníricas realizaciones anteriores de su director. Más, cuando se terminó de rodar hace 15 meses y recién ahora llega a salas. Sí, ustedes dirán... ¿No era lo esperable? Y... Debo poner en mi lista de deseos, que luego de haberle demostrado a la industria que él podía hacer buenos films de este tipo ("Man of steel", sin dudas) yo esperaba algo distinto. Lamentos al margen, sí le reconozco a Snyder que hace un rodaje prolijo, edita con oficio y le da un tono oscuro a este crucial momento del nacimiento de la Liga de la Justicia (porque de eso hablamos, ya están anunciadas con el mismo director dos cintas para 2017 y 2019). ¿De qué va la historia? La trama arranca tratando de conectar los universos de Superman y Batman. Muy a lo 9/11, presenciamos los hechos que vimos en "El hombre de acero", desde otro ángulo. Bruce Wayne (Ben Affleck), llega a Metrópolis desesperado y observa cómo la ciudad vive el combate contra el general Zod de la peor manera. Con el correr de los días, la tensión se establece al conocerse un incidente en el cual Loise Lane (Amy Adams) se encuentra con un jefe terrorista en circunstancias inadecuadas y todo sale mal. Bastante mal. La cuestión es que Clark (Henry Cavill) tiene algo que los humanos no: límites. Su propia moral es la que le sirve de guía y si bien sabemos en el fondo que es un buen tipo, lo cierto es que los Estados Unidos duda de su capacidad para protegerlos. En definitiva, es un vigilante poderoso al que sospechan fuera de control. Batman piensa lo mismo y sus fantasmas internos alimentan una contienda donde ámbos se miden, creyendo que el otro es un claro enemigo. Y claro, el villano es Lex Luthor (Jesse Eisenberg), un tipo bastante inseguro que tiene un plan (demasiado parecido el pibe a su rol en "The Social Network cuando hacía de Mark Zuckerberg) siniestro, nada precisamente auspicioso para la sociedad americana... (más bien, ¡todo lo contrario!) Lo primero que hay que decir, para no contarles más de la historia (y dejar a mi amigo Zack contento), es que si, "Batman versus Superman" tiene decentes escenas de acción, una respetable fotografía, buena música y el ritmo habitual de una producción de este tipo. Todo vuela por los aires. Más de una vez. Pero...¿Es esto suficente? Yo creo que no. Sin embargo, el punto fuerte de esta producción curiosamente, son los secundarios. Encontramos en el reparto muy sólidas actuaciones de Jeremy Irons (Alfred), Holly Hunter (la senadora Finch), Diane Lane (Martha Kent) y Laurence Fishburne (Perry, el editor del Daily Planet). Todos ellos están en la sintonía correcta, alternan aceitadas notas de humor negro con el drama necesario para la oscuridad de la trama que plantea. Para los fans de Gal Gadot (ya saben que será Wonder Woman aquí), hay que decirles que aprovecha su momento con soltura y lo suyo también se anota en el haber. Affleck y Cavill (los que sostienen la cuestión) lucen contenidos, buscando un tono de horror y odio que no logran generar a lo largo de la película y aportan apenas algo de su carisma para sostener la intensidad del conflicto. Snyder es un gran director pero aquí no logra iluminar este universo de la manera en que él puede hacerlo. Eso, seguro. Algunas escenas de sueños ubica, pero sin mayor inspiración. En pocas palabras, "Batman versus Superman" es todo lo que se espera de una blockbuster masivo, popular y directo. No es la obra maestra que muchos anticipabamos. Y hasta es posible que si la juzgas con sentido crítico, te deje un gusto amargo al final de su metraje. Es esa sensación extraña de saber que se contaba con todo para hacer una película legendaria, pero algo sucedió en el camino y los resultados estuvieron lejos de hacer historia. Se deja ver aunque no esperes salir extasiado de la sala...
Mientras promediaba la proyección, pensaba que a veces la industria peca de repetirse mucho. A veces, demasiado. Y esto se relaciona con el hecho de que muchos films para adolescentes y jóvenes adultos, parecen cortados por una tijera. La trama gira siempre sobre un héroe/heroína, única en su especie, capaz de desafiar al sistema opresivo donde vive y liderar una revolución para cambiar el orden establecido. Pero además, ahora le sumamos que "Maze Runner" y "Divergent", dos de las grandes franquicias para este tipo de público, comparten mucho más que lo superficial, porque también está la cuestión del experimento, el desolador futuro donde el hombre destruyó la tierra... Demasiadas cosas similares. Y sí, esto le juega en contra (a ámbas). Esperaba que Robert Schwentke (su director quien también es responsable de la anterior) buscara innovar un poco más en la naturaleza de los personajes y fortalecer las ideas de ruptura, alterando el orden y abriendo el camino a un capítulo final más emocionante. No digo que la novela de Veronica Roth sea discreta. No. Para nada, pero cinematográficamente, muchas de las ideas que ví en esta entrega en particular de la saga "Divergente", ya las he visto, demasiadas veces. "Leal" entonces no sorprende, no patea el tablero, no tracciona emociones. Les digo, antes de que se me enojen, que las dos primeras entregas de esta franquicia me gustaron. Pero no esperen demasiado aquí original. Sí, hay escenario nuevo (y muy tecnológico) y un cambio de rumbo lavado que presagia una giro de cierre para la historia, aunque está lejos de la intensidad a la que estábamos acostumbrados. Tris (Shailene Woodley), convence a sus amigos de que hay que salir de Chicago y atravesar el alto muro de concreto, acero y cables para descubrir un nuevo horizonte. Junto a Cuatro (Theo James), su hermano Caleb (Ansel Elgort), Tori (Maggie Q), Christina (Zoe Kravitz) y el cambiante Peter (Miles Teller) se lanzan a salir al mundo exterior, para escapar de una coyuntura complicada: Evelyn (Naomi Watts) lidera a la comunidad de Chicago (las facciones están disueltas) y no toma buenas decisiones para conducir a las masas... Quizás afuera haya mejores respuestas a las que nos tenía acostumbrados Janine (la extrañamos) y su sucesora... Es así que luego de atravesar la aridez de una zona árida y colorada, el grupo dará con un ejército que los espera a los pocos kilómetros: el mensaje que recibió Tris era correcto y allí afuera, hay gente que vive una realidad diferente. Son conducidos por un científico, David (Jeff Daniels), quien le explica a Tris el porqué de la situación actual de Chicago (ya sabemos que hay un experimento en curso) y el origen de las divisiones y además...la invita a formar parte de una negociación con un comité superior, para impulsar medidas que integren a todos los habitantes del planeta. Pero... no todo es lo que parece y lo bueno, dicen, dura poco. Hay una cuestión oculta (que se ve venir desde el primer instante) que va apareciendo lentamente y un escenario de conflicto armado que impulsa un último tramo, al menos interesante. No hay rutilantes actuaciones (ni las necesitamos), tampoco grandes rubros técnicos y la cinta se sostiene en la familiaridad de lo que ya conocemos. Más allá de eso, "Leal" le da a su público aquello que ellos esperan. Un rato de entretenimiento, aceptable, de una saga que comienza a despedirse. No esperen nada nuevo (aunque así les parezca con el aspecto de la ciudad que lidera Daniels) y vayan preparando sus pañuelos para cuando Tris, termine su labor y nos conduzca a un mundo que merezca ser vivido. Que será pronto.
Milagros Amondaray comienza su relato contando a cámara cómo comenzó su historia con el famosísimo blog que lleva adelante en el Diario La Nación ("Cinescalas"). Cierto día, luego de un par de entrevistas importantes en su trabajo (en 2010), se sintió mal. Una ataque de ansiedad, cuenta ella, según definió una enfermera al cuadro que la aquejó esa noche . No fue un incidente aislado. Este fue un episodio que se repetiría durante año y medio y llevaría a nuestra periodista a buscar maneras novedosas para enfrentar esa cuestión. El desafío entonces era mirar de cara ese desequilibrio y salir a enfrentarlo con las herramientas que tenía a mano: generar un espacio propio, amistoso, en la red de blogs de su diario, con la idea de explorar aquello que te conmueve en relación con el cine. Ese espacio nació con una idea terapéutica y propositiva: abrir el juego desde un espacio creativo que invite a la participación. La idea de "Cineascalas" fue la de muchos blogs que encontramos en la red. Sin embargo, algo lo transformó en éxito. Siento que ella buscaba en ese dispositivo virtual, ser una voz convocante que invitaba al debate y a la vez, la manera en que moderaba ideas y sensaciones dentro de un espacio seguro y amistoso, lograba fidelidad entre su público. Indudablemente logró su objetivo. Milagros empezó a escribir sobre películas desde una mirada personal, alejada de lo técnico, para cortar con lo que la atravesaba (nunca nos olvidemos el punto de partida) y eso se vio reflejado con los posts en "Cineascalas": pequeñas grandes invitaciones al intercambio, coloridas y llenas de comentarios sagaces de sus lectores. Pero lo que sucedió con ese espacio fue aún más notable. La respuesta del público comenzó a sorprender a su autora: mucha gente empezó a vivenciar el blog de Milagros y a interactuar con ella, de manera espontánea y dinámica. Si bien al principio parecía estructurado, lo cierto es que las consignas eran originales y el público debatía con entusiasmo sobre muchos temas referentes a películas, conocidas y de las otras, generando gran cantidad de feedback día a día. Amondaray fue convocando, silenciosa (e inconscientemente), desde "Cinescalas", una comunidad que aguardaba un lugar donde compartir las emociones generadas por el cine. En este documental, recorreremos las historias personales de gente que fortaleció esa red que Milagros armó. Es cierto que logró tocar la fibra de lectores que estaban (por su relato) en momentos de reorganización y búsqueda en sus vidas. Supo canalizar la energía que circulaba en el blog y llevar adelante una propuesta inclusiva, pura, de apelación a la emotividad de sus seguidores. Y triunfó. No por ella, sino por todos los que necesitan compartir impresiones y estados de ánimos, fácilmente traducibles en formato de película: el cine refleja nuestros sueños y anhelos y nos enfrenta a tramas complejas de incierto final. Que mejor que vivirlas con otros. "Cinescalas" ya es una comunidad creciente y reflexiva que integra a todos, ofreciendo un ida y vuelta fuerte, que ajusta una invisible red que sostiene a cada miembro que transita ese espacio. Esta película, describe ese sorprendente proceso. Este es un film chiquito, sencillo donde priman las experiencias de la directora y los seguidores de su blog. Intimo y agradable de ver. Podemos decir que "No estás solo en esto" es entonces un documental muy rico para aquellos que siguen la discusión crítica sobre el cine, ver y escuchar el camino de consolidación de esta comunidad es muy interesante. Y también atrapa a aquellos que miran desde afuera, el fenómeno de pertenencia que genera un espacio comunitario cinéfilo, donde quizás la discusión sobre películas sea sólo la excusa para poder estar con un otro que viva la pasión de similar manera a la nuestra. En el Centro Cultural de la Cooperación, los jueves a las 20 hs, a tener muy en cuenta.