Indudablemente una saga de videojuegos que vende más de ciento cincuenta millones de copias, es una veta interesante para probar en la pantalla grande. Si hubo títulos con menos "tradición" que llegaron allí, por qué no pensarlo para "Need for Speed", emblema de Electronics Arts, justo cuando hay una veta en el género de acción merced al buen rendimiento en la taquilla de la franquicia "Fast & Furious"? Ese fue el punto de partida para pensar un pasaje que claramente, necesitaba un buen guión y producción acorde a la empresa. Hoy, el standard para este tipo de film es alto: alto octanaje, espectacularidad visual, camaradería en el cast y por sobre todo, fibra al conducir (que se vea) y cierto nivel dramático que sustente la acción. Aquí, hay que reconocer que Scott Waugh no era un nombre mal elegido para la dirección. Ex doble de acción de mucho prestigio (trabajó del 82 al 2005 cuando se retiró), el hombre es conocedor del paño. Entiende que quiere el público y va por él sin dobles discursos. No habrá en los diálogos pensados por George y John Gatins mucho para destacar, pero al menos no pierden el tiempo en caminos sin salida. Todo aquí es autovía. Y a alta velocidad. Tobey Marshall (Aaron Paul con algo de la energía de la mejor serie de todos los tiempos, Breaking Bad) es un gran piloto, que vive con sus amigos y tunea autos en un pueblo casi rural. La hermana de uno de ellos, le presenta a su novio, Dino (Dominic Cooper) quien le ofrece un gran negocio con el reacondicionamiento de un auto especial. Como la situación financiera es mala para Tobey, su grupo toma el trabajo y logra posicionar el vehículo para la venta. El problema es que, en una apuesta posterior, Dino y Jesse corren junto a Little Pete (Harryson Gilbertson) con autos europeos ilegales y este último tiene un trágico accidente que marca a fuego esa relación. Nuestro piloto va a la cárcel por dos años y saldrá de allí dispuesto a vengarse de Dino (razones no le faltan, te digo) a su manera: venciendolo en su propio terreno. Cuál es? Una competencia de 6 autos muy prestigiosa convocada por un DJ llamado Monarch (Michael Keaton quien parece estar de regreso en producciones de porte, sino recuerden "Robocop" hace un par de semanas), llamada "La De León". Claro, a un ex convicto no se lo invita a una carrera cuyo premio son más de 6 millones de dólares en autos. No señor. Hay que hacer méritos para ser convocado y llamar la atención. Eso hace Tobey y su crew, recorriendo el país de punta a punta, para posicionarse como revelación, entrar en la competencia y lograr enfrentar a Dino en la carrera final. Lo cuento en pocos pasos pero la peli se toma su tiempo en llegar ahí. Hay que decir que la historia es la de una vendetta clásica, con todas las de la ley. Agregar que Paul le pone mucha garra a su rol (tanta que a veces nos cuesta creerle, sinceramente) y que quienes jugaron alguna vez a alguno de los "Need for Speed" se van a sentir como en casa. La apuesta por recrear el espíritu del juego funciona y si bien no hay mucha profundidad en las subtramas a lo largo de esta "fake" road movie (la verdad, atraen poco), la adrenalina de algunas persecuciones y los encuadres que Waugh propone para ubicarnos dentro del juego, están logrados. Si, Cooper no da la altura del villano, Keaton parece sólo aportar carisma y nada más, Imogen Poots desperdicia su encanto natural cada vez que aparece....pero... no entramos a sala para ver carreras desenfrenadas y autos que vuelan por el aire? En eso, "Need for Speed" no defrauda. No le podés pedir mucho más. Sí, tiene menos encanto que "Rápido y Furioso" y seguramente compararlas no sea buena idea pero... cuántas películas hay para los amantes de la velocidad en este tiempo? En ese espacio, se encuentra la clave para darle el aprobado a esta propuesta.
Seguramente habrán leído o escuchado algún anticipo acerca de "Vampire Academy" (en fílmico), a instalarla como un mix entre "Twilight" y "Harry Potter", con algunos elementos de "Mean Girls" y "Underworld". Bien. Todo eso es cierto. Lo cual implicaría, que si alguno de esos títulos te gustaron, serías el público potencial para ver este nuevo trabajo de Mark Waters. Claro, no todo es tan simple porque si bien el eje se nutre de estas influencias, lo cierto es que el resultado final está un poco lejos de todos ellos, en busca de un universo propio, más complejo que los anteriores. Aunque, como te das cuenta (excepto la saga de Vampiros que estelarizaba Kate Beckinsale), el punto común es la vida en la secundaria, los amores (correspondidos o no), los problemas con la autoridad y la amenaza exterior fuerte y cruel. Hora entonces de un nuevo intento de la industria para crear una franquicia frondosa y taquillera que captara esa esencia. Recordemos que "Vampire Academy" es una serie de seis libros exitosos de Richelle Mead (entre 2007 y 2010), en las que apuntaba a seducir al público joven americano. Incluso hay un spin-off de la misma, "Bloodlines", de otros cuatro más con la misma temática. Y esta, es su llegada a la pantalla grande en una adaptación escrita por el hermano del director, Daniel Waters. Rose (Zoey Deutch) y Lissa (Lucy Fry) abren la película vagando por el mundo real. Se escaparon de la Academia Vladimir (una secundaria un poco especial!)y tratan de vivir una vida normal como adolescentes. No lo son, desde ya. El guión en tres pasos (más o menos), nos explica como funciona su mundo: hay tres clases de criaturas en él, los Moroi, vampiros simpáticos con poderes mágicos y potencialmente "buenos", los sanguinarios Strigoi, malos e insaciables, cercanos a la tradición donde son lo oscuro de ese universo y los Dhampir, protectores de los primeros. Esta última "raza" es lo extraño de la historia. Son una especie de guardianes personales de los Moroi. Cada uno desarrolla un "lazo" y protege con su propia vida la seguridad de la casta más elevada de la etnia. Son entrenados para dejar la vida, literalmente, por sus asignados. Un sistema de castas, cuanto menos, particular. La cuestión es que las vacaciones por el mundo exterior se les termina rápido a las chicas y son traídas de vuelta a un instituto muy parecido a Hogwards (más de lo que nos gustaría) por el más hábil de los cuidadores, Dimitri (Danila Kozlovsky). Luego del reto por haber huído de manera tan imprudente, vuelven a su vida dentro de los claustros. Allí, todos estudian para progresar en sus habilidades. Los Moroi y los Dhampir, los Strigoi recordemos que no tienen vacantes aquí. La trama, una vez que se instala allí, nos traerá historias simples de affairs adolescentes, bullying, amistad y duro entrenamiento (mágico y físico). En ese sentido, el conocimiento de los hermanos Waters sobre esta edad, ofrece simpáticos momentos apoyados en el gran carisma de Deutch, quien es el centro neurálgico de la historia: hace mohínes, grita y gesticula para ganarnos por cansancio. Pero hay una amenaza externa e interna sobre la Academia y las chicas deberán resolverla si no quieren que termine con la vida de Lissa, quien es el objetivo de los acosadores. "Academia de vampiros" sigue bastante lineal a su libro original y en su versión cinematográfica, explora con mayor detenimiento las emociones a la hora de relacionarse con el sexo opuesto y lo condimenta con algo de sangre y vampiros sexies y jóvenes. Deutch y Fry tienen cierto entendimiento que funciona, aunque todos los secundarios (mal elegidos Gabriel Byrne y Olga Kurylenko, en dos roles que no les sientan) conspiran para que la tensión se sostenga. Al no haber "química" entre dos amantes en el borde (al estilo "Twilight") ni un enemigo de fuste como Lord Voldermort (trademark de "Harry Potter"), sólo queda el espíritu de rebeldía que emana de una estudiantina clásica y previsible. Eso si, habrá escenas de acción, alguna secuencia hot (aunque casi como humorada) y la mirada habitual de los Waters sobre el mundo teen: camaradería, traición, envidia, celos. Es mucho más digerible que otros productos de su especie. Entrega un rato divertido si no tenés mayores expectativas y sube un punto si tus sagas favoritas son de este tipo. Discreta pero quizás, con ganas, vale una mordida.
El más famoso director húngaro regresa al ruedo después de un largo tiempo ("Rokonok" fue la última allá por 2006), con una historia áspera, dura e introspectiva, en la que explora el aislamiento, las relaciones de poder y el valor de los secretos. István Szabó vuelve y nada menos que con una ganadora del Oscar en sus filas, la talentosa Helen Mirren, en el rol principal. "The Door" presenta un vínculo complejo entre dos mujeres, en un ambiente asimétrico (por así decirlo): Emerenc (Mirren) es el personal de servicio contratado por la escritora Magda (Martina Gedeck, de la excepcional, "La vida de los Otros"), quien se establece en un pueblito rural con su esposo para realizar su trabajo. La primera, vive bastante aislada y es de gesto adusto, por sus modales, sabemos que no ha tenido tiempos buenos. Estamos en los 60' y todavía bajo el régimen soviético en la Europa Oriental, por lo que el contexto define también la manera en que se vive y se relacionan las personas. Emerenc oculta, según dicen en el pueblo, un pasado oscuro. Y esto puede estar relacionado con conservar bienes confiscados a los judíos en la época nazi. Esto se apoya en el hecho objetivo de que la mujer, no deja entrar a nadie a su casa. Lo cual sucita todo tipo de conjeturas sobre lo que en ella se encuentra. Por otro lado, Magda tiene otro conflicto con su propia producción (literaria), su última obra fue vapuleada por la prensa pero extrañamente apoyada por el Ministro de Cultura, su modo de vista es difícil de explicar en un país de un socialismo extremo, por lo cual se trasluce que algo de su trabajo está relacionado con cierto apoyo al régimen. Las dos se ven en la obligación de relacionarse. Conocerse. Explorarse. Y confiar. Y ese es el punto donde se apoya la vision de Szabó: la construcción del espacio compartido. La adquisición de la confianza y el valor de respetar a los sujetos por lo que son, con su historia. Y todo, dentro de un momento político específico, bien caracterizado y ciertamente denso e invasivo. La cinta nos traerá el proceso que Emerenc y Magda viven para resolver su necesidad del otro en un escenario difícil, frío y sutil. "La puerta" no es sólo el enigma por saber que oculta la empleada doméstica en su casa, sino la representación simbólica del medio para acceder a los secretos o la interioridad de un alguien. Cómo abrirla es la cuestión. Mirren hace lo suyo con su habitual solvencia, quizás un poco lejos de sus mejores tiempos, pero con una composición acorde y potente. Gedeck complementa ese dúo un escalón abajo, pero logra momentos interesantes en sus encuentros con su mucama y las discusiones con su marido (Tibor, jugado por Károly Eperjes). No es un cine para adeptos a lo comercial, desde ya. "The Door" está filmada con prestancia, encuadres pausados y secuencias con cortes ajustados y a veces abruptos. Probablemente no sea de los más redondos trabajos del húngaro, pero hay que reconocerle su prestancia y porte para abordar la historia de su geografía. En definitiva, es un film que no podés dejar pasar, si te gusta Mirren o sos habitué del buen cine europeo.
La saga de Tinkerbell le ha dado muchos dividendos a Disney. Sobre todo en América Latina, donde sus episodios han ido a sala, a diferencia de otras geografías donde eso no ha sucedido (en USA se estrenaron en DVD). En esta oportunidad, la directora Peggy Holmes quien ya estuvo al frente de la anterior ("The secret of the Wings"), toma las riendas para llevar a nuestra hada rubia a otro escenario: el colorido mundo de los piratas. Zarina es una curiosa y laboriosa habitante de la comunidad que tiene curiosidad por el polvo dorado. Recuerden, los que no están familiarizados con la historia, que ese elemento es el que inyecta magia en cada lugar donde se posa. En la comunidad de las hadas, hay un respeto importante por el material y no dejan que se manipule ni experimente con el... Así es que nuestra simpática Zarina decide un día jugar con él y después de un lío interesante, tiene que irse al destierro por sus acciones con el polvo. Pero un año más tarde regresará a robarlo para sus nuevos compañeros de aventuras, un grupo de piratas divertido que tiene por objetivo usar la magia para "volar" en lugar de navegar y convertirse en ladrones más efectivos. Tink, a poco de entender la situación, liderará un equipo de hadas que irá hasta donde Zarina está, con la intención de convencerla y recuperar la fuente que nutre de todo a su mundo. Lo entretenido será entonces, las idas y vueltas de ese grupo, enfrentandose a los piratas en distintos escenarios. Hay un aceptable uso del 3D y un lenguaje corporal y visual preparado para las nenas de la familia. Algunas canciones, mucho colorido y tiernas escenas con animalitos son también el soporte de una historia simple pensada para la platea menuda. No hay que esperar de "Tinkerbell and the fairy pirate" algo que no es. No está en la línea de películas familiares que los adultos disfrutan o los varones aceptan naturalmente. Sin embargo, hay que reconocerle que está bien hecha y para su target, funciona. Las chicas disfrutan las acciones de las haditas y salen satisfechas de la sala. Sólo para seguidoras y Tink's fans.
De Paul W.S.Anderson se dice en la industria que su mayor habilidad es generar productos de acción de alto impacto. Ha estado dedicado a adaptaciones de videojuegos ("Mortal Kombat", la saga de "Resident Evil", "Alien vs Depredator", "DOA", etc) y productos de interés masivo ("The Three Musketeers", sin ir más lejos). Es un artesano en lo suyo y si bien, sus trabajos no quedarán en el recuerdo de la cinefilia preparada, ha entretenido a millones de espectadores alrededor del mundo. Esto sucederá seguramente con "Pompeii", su última producción. Tomando a la destrucción de la mítica ciudad como eje y marco (hecho ocurrido en el año 79 a C debido a la erupción del Vesubio, que estaba a unos kilómetros de allí y sepultó a la ciudad con lava y cenizas), "Pompeii" presenta una historia de amor y conflicto, entre distintas clases sociales (romanos, pompeyos y esclavos) en la cual no habrá profundidad temática (de hecho, la trama se desarrolla en casi 48 horas) pero sí bastante acción y el despliegue digital de rigor acorde a semejante evento natural. En el guión de J. Scott y Lee Batchler junto a J.Fellowes y M.R.Johnson, no abundan las grandes ideas. No señor. Digamos que hay un mix de ideas ya vistas en films y series de prestigio ("300", "Gladiator", "Troy" y "Spartacus" me vienen a la mente) que regresan. La mujer noble enamorada del esclavo hábil que lucha, a quien le masacraron la familia los romanos, la sed de venganza, los combates y la solidaridad en la arena del coliseo, etc... Todo comienza en las horas previas a la erupción del volcán... Milo (Kit Harrington, quien hizo mucho trabajo físico previo para estar a la altura del proyecto) es un celta sobreviviente de una extensa matanza de un general romano, Corvus (Kiefer Sutherland, en un trabajo que desconcierta) a quien sus cualidades de lucha lo han enviado a Pompeii a demostrar sus habilidades en los Juegos especiales que esa ciudad tiene celebrando la época de vid. Dentro de la sociedad que preside la ciudad, el matrimonio conformado por Severus (Jared Harris) y Aurelia (Carrie Ann-Moss) intentan mantener su independencia y procuran ideas nuevas para Pompeya (la construcción de un acueducto y nuevas obras para su pueblo). Eso quieren hacer cuando Corvus visita el lugar buscando obtener la mano de su bella hija, Cassia (Emily Browning), a quien viene buscando desde Roma, donde la joven estuvo un tiempo residiendo. Milo accidentalmente conocerá a Cassia y en su lucha por sobrevivir, su objetivo será potenciado por la posibilidad de acercarse a la jóven noble quien rápidamente queda prendada con su sensibilidad para los animales y su carisma para la batalla. El celta deberá establecer lazos con Atticus (Adewale Ankinnuoye-Agbaje), el campeón local para sobrevivir en la arena dentro de un amenazante contexto (la naturaleza va anticipando su jugada y todos ya sabemos en qué termina la cosa). La historia de amor, a pesar de los enormes esfuerzos de Browning, nunca termina por corporizarse y volverse creíble. El héroe sólo se destaca por su destreza para las escenas de acción y el resto nunca logra transmitir la tensión que el conflico requiere. Anderson parece poner toda su energía en las escenas de lucha y destrucción de la ciudad y no se le puede negar que logra asombrar en algunos tramos. La película sólo se puede ver en 3D y ahí, en los últimos 30 minutos, es donde paga el precio de la entrada. La furia del volcán, en el medio del clímax del conflicto entre Milo y Corvus es lo que le da el único valor a la cinta: un rato de violencia y choque de espadas como en los viejos tiempos. "Pompeii" no tiene una historia fuerte que justifique su visionado. Lo que sí ofrece es espectacularidad visual. Así que si se adentran a caminar las calles de esta ciudad, eso es algo que deben tener en cuenta. Cuando el volcán suena, lava trae.
Lo primero que llama la atención en esta ópera prima de Iván Vescovo, es su artificiosidad y mixtura de géneros. Si bien puede definirse como "film noir" a "Errata", lo cierto es que este recorrido filmado en prolijo blanco y negro tiene muchos matices a los que hay que prestar atención: un reparto interesante, una trama inestable (y errática de a ratos) pero enigmática y un interesante ritmo narrativo. La "errata" es un error cometido en la impresión de algunos textos literarios. Expresa sutilmente la opinión del editor (o no) y puede dar un valor agregado a ciertas ediciones de clásicos. Aquí Vescovo juega con ese título, para presentarnos una historia donde Ulises (Nicolás Woller), un fotógrafo enamorado que tiene que leer varias veces su propio camino para encontrar las señales que resuelven el verdadero sentido de su coyuntura. Veamos. Nuestro protagonista conoce a la bella Alma (Guadalupe Docampo) y comienza una relación pasional y de sincero compañerismo con ella. Sin embargo, algo no se siente bien. Al poco tiempo de verlos en escena, ella desaparece. Así como un torbellino, la mujer deja un rastro extraño de pistas sobre su paradero. Su novio, luce desequilibrado y vencido: la extraña y quiere dar con ella, pero sus pasos hacia la verdad son torpes y descuidados. En esa vuelta, Ulises va en busca del pasado de Alma, para explicarse que le sucedió a su amada y saber si ella aún está con vida. Durante la investigación casera y rudimentaria que emprende, da con varios personajes que comienzan a complejizar el escenario (y volverlo un poco caótico) y le permiten trazar alguna estrategia para dar con Alma. Allí tendremos a secundarios de lujo aportando pequeñas escenas con Woller, entre los cuales se destacan Martín Piroyanski, el enorme Arturo Goetz y Federico D'Elía. Habrá un objeto material de deseo que se propone como solución y una disposición hacia el crimen que no queremos develar. El registro, hay que reconocer, parte de una buena idea pero quizás, en el afán de la realización por mostrar a esta "Errata" como arriesgada y dinámica, de gesto nervioso y cámara inquieta, se pierde de vista la unidad y eso pesa a la hora del balance final. Hay un esfuerzo por componer en base a fotogramas que no ensamblan, a imágenes que traslucen significados múltiples y a proponer debates sobre lo literario (la cuestión planteada sobre la errata del libro de Borges) que suman muchos elementos y no lucen bien ensamblados y hasta pueden pecar de artificiosos. Pasamos del drama romántico al thriller ingenioso en algunos pasos y no se siente natural. Sin embargo, dentro de ese puzzle que presenta el guión, hay que destacar la fuerza que Vescovo desparrama en todo sentido: hay fibra en el relato. Dentro de la economía de recursos de una producción de corte independiente, hay una sana intención por sorprender que debe ser tenida en cuenta. “Errata” es un primer ensayo de un director que tiene todas las condiciones para ser de primera línea en el cine nacional. Habrá que prestar atención a sus próximos pasos.
Mariano Luque es un joven director cordobés que sorprendió con su opera prima allá en el BAFICI del 2012. Los que tuvieron la suerte de ver la película en su momento, nos habían hablado de su sutileza y profundidad, pero después de recorrerla, quizás creemos que se hayan quedado cortos. "Salsipuedes" es la historia de una pareja en un cámping serrano, compartiendo un espacio que debería ser relajado pero no lo es. Habla de la violencia explícita, emocional y psicológica que se emana de dos personas en un espiral de disfuncionalidad. Tenemos la suerte de su estreno en Buenos Aires en estas horas, y si bien hay que correrse hasta el Arte Cinema de Constitución, la apuesta vale la pena Carmen (Mara Santucho) y Rafa (Marcelo Arbach) son un matrimonio descansando en un lindo paraje, en lo que debería ser una instancia de reparo. Algo está mal y lo sabemos desde el primer minuto de proyeccción. El hombre domina la situación y tiene atrapada a su víctima, en su red engañosa de violencia-amor. Ella transita por el bosque, sola o acompañada, sin reacción. Está incapacitada de oponerse a ello. Y su entorno no lo ayuda. Está de visita su madre, jugada por Mariana Briski (y tambien su hermana menor, interpretada por Camila Murias), pero ella convalida esa situación en forma simbólica. Estructuras que se complementan peligrosamente. Luque elige planos cortos, secuencias donde espía a su protagonista en ese laberinto del que no puede salir y nos instala en escenas familiares, reconocibles, (para los que hemos estado cerca de alquien en esa situación) y ásperas. Rafa es encantador, simpático y hace todo de acuerdo al manual para sostener su rol. En ese sentido, "Salsipuedes" está elaborada con precisión y su utilización de elementos espaciales para enmarcar la historia, funciona. Estamos al aire libre, pero nos sentimos atrapados con Carmen. Si bien para los que no están acostumbrados al rigor impuesto por las condiciones del cine independiente local (y en este caso, cordobés), puede ser un poco lenta y con demasiada contemplación del medio en el que se desarrolla la trama, no hay que dejarse engañar por las apariencias. Tenemos a un gran director aquí. El trabajo que realizó con la pareja principal define el destino de la película: los dos sostienen el delicado andamiaje con mucho oficio y transmiten cada emoción con solvencia. Toda mujer que sufre violencia quiere escapar de ese círculo, pero aquí, el título de la cinta traza un destino oscuro, Carmen saldrá si puede. Pero, quiénes podrán ayudarla? Lo valioso de esta propuesta es lograr un acercamiento casi natural, a una compleja situación familiar. Y más allá de sus resultados cinematográficos puros, es una mirada sobre este tipo de disfuncionalidades muy valiosa. A tenerla en cuenta.
Había despertado mucha expectativa el debut de José Padhilla en las grandes ligas. El director brasileño consagrado internacionalmente por su “Tropa de Elite” fue el elegido de la industria para rescatar del olvido a un personaje que había impactado fuerte en aquel lejano 1987: un vigilante humano y robot a la vez, “Robocop”. Es cierto, aquel hit ochentoso había sido dirigido por el gran Paul Verhoeven y si bien abrazaba el espíritu clase B, logró posicionarse como un clásico de culto en el género de acción, forzando secuela y tercera parte. El argumento, simple y esquemático, era el de un avance científico capaz de unir la mente y las emociones de un policía, con la ferocidad de una máquina para la lucha urbana contra el delito. Esa dicotomía, corazón o metal, es la que dominaba la escena y funcionaba realmente bien en su tiempo. Hoy, en 2014, la apuesta es respetar el espíritu de la historia, aggiornado a los tiempos que corren. Padhilla no corre riesgos, gira sobre el eje histórico y lo potencia con los discursos de crítica al tema de la seguridad de los ciudadanos “americanos”, buscando lo agudo en el planteo desde lo ideológico, sin dedicar mucha energía a reinventar lo argumental. La historia ya saben es muy parecida a la original, estamos en Detroit, tenemos a un policía que sufre un atentado, Alex Murphy (Joel Kinnaman) y termina en grave condición (quemaduras, mutilaciones). En ese estado, es ofrecido por su esposa, Clara (Abbie Cornish) para un experimento con Omnicorp, en su afán de reestablecerse de sus severas heridas en el cuerpo. Dicho holding se dedica a la seguridad con robots que protegen a los soldados del gran país del Norte en sus luchas en territorio exterior (ya saben, Irán, Afganistán, etc). Su CEO, Raymond Sellars (Michael Keaton) quiere que se les permita operar en territorio americano, pero hay una ley que lo impide. El está buscando un perfil determinado para superar esta barrera y tal vez Murphy sea lo que necesita… Claro, el hombre tiene influencias. Posee amigos poderosos que hacen lobby. Pat Novak (Samuel L. Jackson), un periodista televisivo convocante, juega aquí también un rol importante: ante los medios, apoya el planteo del privado, Estados Unidos necesita otro tipo de policía para enfrentar el crimen y la idea que trae, es que Omnicorp parece ser la solución. Por qué están no se permite su uso para combatir el delito? Los robots no tienen conciencia sobre lo que hacen. Ejecutan órdenes. Su juicio no tiene en cuenta todas las variables y no son confiables. Ahí está la falla. Pero Dennet Norton (Gary Oldman), un brillante científico de la empresa en cuestión, prueba la unión policía (lo que queda de Murphy) con un avanzado diseño de droid urbano para combate y Sellars comienza a vislumbrar la posibilidad del negocio: si la opinión pública “compra” a Robocop, podrá venderle a América todo lo que desee en cuanto la legislación se modifique (el Senado debe tratarla). Sin el testeo correspondiente, se le animan al proyecto y ponen a Murphy en la calle con su flamante moto y en traje negro. Claro, el hombre causa sensación. El tema es cómo funciona química y emocionalmente en su regreso a la actividad policíaca. “Robocop” plantea algunas cuestiones a atender, las razones esgrimidas para proteger al pueblo estadounidense del delito, el poder de los medios para torcer la opinión pública y el debate que subyace en toda sociedad científica privada: los avances tecnológicos, son siempre para ganar dinero y no para mejorar la vida de la gente?. El cast aplica a una receta clásica: pocas emociones y palabras, mucho lenguaje corporal. En ese sentido, sobresalen los que más problematizan la cuestión, Keaton y Oldman, quienes hacen planteos serios sobre manipulación en cada campo que transitan. Kinnaman se calza el traje y no mucho más y la emoción, si es que la hay, está en el rostro de Cornish. No hay puntos altos (incluso Jackson no logra convencernos de su histrionismo interesado) pero tampoco bajos. La historia es violenta, rápida (su metraje vuela) pero contenida y no tan furiosa como pretenderíamos. Creo que es una visión demasiado “respetuosa” y eso le resta puntos en la calificación final. Si les gustó la saga antes, es probable que los deje satisfechos. Si esperaban una recarga argumental, se quedarán con ganas de más.
Luego de un recorrido festivalero interesante (BAFICI, Berlinale, La Habana), llega a sala porteña la ópera prima de la salteña Bárbara Sarasola Day, "Deshora". Propuesta ambientada en el nordeste argentino, trae la historia de un triángulo amoroso entre un matrimonio afincado tierra adentro y un visitante extranjero (colombiano) que viene a pasar un tiempo con ellos. Ernesto (Luis Ziembrowski) y Helena (Maria Ucedo) conforman la pareja que lleva muchos años juntos y atraviesa el natural desgaste de la relación. Joaquín (Alejandro Buitrago) es el primo de la mujer, un chico que tiene problemas con la droga y busca un espacio para rehabilitarse. Lo que se inicia como una apacible convivencia y adaptación de Joaquín al escenario rural, toma un cariz distinto, una vez que todas las piezas están acomodadas en el tablero. Podemos decir que en “Deshora”, la selva de alta montaña es el escenario donde tres sujetos viven una historia compleja, sensual y adulta en la cual pueden encontrarse varias capas para analizar. Lo moral, el deseo y las barreras sociales y familiares son los tópicos que se juegan a cada paso de este camino. El relato es simple, lo oculto (que hay y en cantidad) se funde con la cruda realidad y los protagonistas van dibujando una vinculo tenso donde el lenguaje corporal juega fuerte en el destino de los protagonistas. Sarasola Day (quien también escribió el guión), se apoya en una fotografía cuidada para mostrarnos cómo se vive y se siente enfrentarse a abordar la propia intimidad, una vez que el vacío erosionó los lazos sociales y familiares que contienen esa propia realidad. Ucedo luce exacta (y bella en su madurez) y Ziembrowski la acompaña con similar nivel. Un poco detrás de ellos aparece Buitrago, mostrando oficio como principal arma de batalla. Entre los tres, llevan adelante una película austera, pero bien filmada y de llegada directa e intensa. Promisorio debut de Sarasola Day, a quien habrá que seguir con atención.
A todos nos ha conmovido la temprana muerte de Paul Walker. Lo cierto es que para cerrar su carrera, han quedado algunos trabajos sin estrenar ya terminados (Pawn Shop Chronicles y Brick Mansions) y otros que la productora intentará cerrar con su nombre aunque no haya completado el rodaje (Fast & Furious 7,ya confirmada). Dentro de los que marcan la despedida de Walker se encuentra "Hours", un film pequeño y austero que esta semana presenta la gente de CDI en Argentina (en USA se presentó 2 semanas después de su fallecimiento). Es importante decir que para nuestro conocido "Brian", este trabajo representaba un desafío importante. Pensado como una propuesta para ser sostenida en solitario por un actor que absorba la presión de ser el centro absoluto de la trama, "Horas Deseperadas" de Eric Heisserer (ópera prima del escritor de la nueva "Nightmare on Elm Street"), invita a la claustrofobia y la tensión desde el primer momento. Corre el año 2005, el Katrina arrasa con todo a su paso y Nolan Hayes (Walker) llega a un hospital de New Orleans con su esposa, Abigail (Génesis Rodríguez) en trabajo de parto. Algo sale mal y al poco tiempo de su ingreso recibe la noticia de que ella no sobrevivió al nacimiento de su bebé. La noticia lo devasta pero no tiene mucho tiempo para asimilarla: la criatura es prematura y necesita respirar por sus propios medios, cosa que no logra. Está asistida por una máquina que hace ese trabajo y hay que prestar mucha atención durante las próximas horas. Claro, afuera, la historia se complica. El huracán inunda las calles, hace caer las defensas y pone a toda la población del centro médico en riesgo. Conclusión: hay una evacuación y Hayes queda solo, sin energía eléctrica y dispuesto a defender ese nacimiento. La batería de la máquina tiene solo 3 minutos y se alimenta con una manivela, porque no hay repuesto que la mantenga en funcionamiento. En cierta manera (y si bien no tienen muchos puntos en común), aquí Walker me hizo acordar a Ryan Reynolds cuando encaró "Buried" de Rodrigo García: son películas donde si fracasa el temple del protagonista, todo se derrumba. Hay mucho lucimiento personal en escenas donde debe probar emociones que no han sido comunes en sus personajes. Lo que también es cierto es que "Hours" es una película modesta en cuanto a presupuesto. La acción se desarrolla en una ala del hospital y todo lo que sabemos del afuera, es por una tevé encendida y alguna visita corta a la terraza del lugar. Esto, quizás, resta impacto visual y acota bastante las posibilidades narrativas. En lo personal, hay tramos de la cinta que me parecen forzados (el tema de la batería limita bastante el desarrollo de las exploraciones y los visitantes tampoco me parecen bien caracterizados) pero debo reconocer que Walker deja todo para sacar el film adelante. No esperen una película de desastres ni de rescates heroicos. No. Si, una propuesta correcta en la que se vislumbraba un perfil de actor para el popular ídolo de Fast & Furious al que quizás no estabamos acostumbrados. Solo por eso, vale la pena vivir estas horas junto a él.