La división de Fox Searchlight pictures le vino perfecto al prestigioso director oriental Park Chan-Wook para iniciar una transición hacia el universo Hollywood. Seguramente lo conocen por la excelente "Oldboy", una pequeña obra joyita que todos recordamos, punto alto de su carrera (aunque "Sympathy for Mr. Vengeance" y "Bakjwi" tienen lo suyo también). Su fuerte, son las historias de vendettas, violentas, con cierto morbo e ingeniosas vueltas de tuerca. Así que en esta "Stoker", basada de alguna manera en "Sombra de una duda" de Alfred Hitchcock (1943), intenta algo de aquello que sabe hacer bien, pero con cierto reparo... Propio? De los grandes estudios? No lo sabremos. Quizás su idea fue no mostrar aristas muy filosas (en consonancia con su estilo ya probado en sus 14 films previos), sino mostrar algo de lo que sabe hacer, y ver que recepción obtiene en este desembarco americano. Sobre un guión de Wentworth Miller, Chan Woo intenta proponer un thriller inquietante, con mucha tensión sexual y gran encanto visual. Y lo logra. Sin dudas. "Stoker" superficialmente parece una historia triangular de amor y deseo, instalada en una familia de vida próspera aunque hábitos poco edificantes. India (Mia Wasikowskan, la teen que nos encantó en "Alicia..." de Tim Burton) es una joven que cumplió hace poco, 18 años y justo ese día, su padre Richard (Dermot Mulroney) fallece en un confuso incidente dentro de su auto. Ya en su entierro, vemos a Evelyn (Nicole Kidman), viuda poco dolida, quien comienza a presentar al hermano de su difunto esposo, Charles (Mattheew Goode), quien ha regresado de uno de sus viajes y viene a acompañar a la familia en este momento. Ellos tres llevarán adelante una convivencia en la casa Stoker (apellido de la familia) plagada de incidentes y discusiones de distinto nivel que desembocará en situaciones imprevisibles para cada uno de ellos. La cinta propone un inquietante abordaje sobre el despertar sexual, la locura, los celos y el incesto. Ninguno es precisamente liviano, pero Chan Woo tiene estilo y se nota en ciertos montajes que el hombre sabe, y viene dispuesto a demostrarlo. La caracterización de India y la ajustada composición de Kidman, nos muestran que el director conduce y lleva su film exactamente donde quiere. Goode hace de un villano extraño, un poco fuera de registro, pero convincente. "Stoker" tiene violencia, sí, pero sutil. Es sangrienta, pero... No tanto como esperábamos. Y quizás esa sea la idea con la que cerramos. Desde ya, creo que "Lazos perversos" es una película elegante, sensual, inteligente y sólida en sus rubros técnicos. Tiene el sello de un gran director pero no siento que sea un film "puro" de Park Chan Wook (en imdb lo escriben al revés!), sino una propuesta de transición. Un desembarco, una cabecera de playa... Digamos... este surcoreano no mostró aún en este nuevo contexto de lo que es capaz. Sólo nos dejó una muestra de lo que puede hacer y eso que socontó con un acotado presupuesto y solo un par de actrices de nivel. Es correcta, pero seguro que esperabamos más.
En general, siempre digo que es difícil sorprender a un espectador veterano. Conoce las convenciones, los lugares comunes... Pero cada tanto, todos tenemos ganas de presenciar una historia intensa y trepidante, más allá de que no sea más que un thriller efectivo. No hay que olvidarse que uno de los objetivos a la hora de entrar a sala, es pasarla bien. Nunca debe perderse eso de vista. En ese sentido, les digo, "911-Línea mortal" es la película de suspenso más lograda que ví este año. Podrá decirse de ella que es bastante lineal, que quizás que peca de algunos desniveles narrativos...Cierto. Pero cuidado, compensa con un ritmo increíble y un montaje fenomenal sus deficiencias y logra presentarse como un producto atractivo y convincente que no tenés que dejar pasar. Detrás de las cámaras está Brad Anderson, garantía de calidad. Un hombre de la industria con experiencia, probado en varios films y series (The Killing, Fringe, etc), que entiende bastante como atrapar al espectador y tenerlo al borde de la butaca. Y además, está Halle Berry, claro. Que actúa con oficio. Y como villano, tenemos a Michael Eklund, garantía de solidez . Bueno, la ecuación prometía. Y el resultado final es más que alentador. Es duro ser una operadora del 911. La vida en "the hive" (la colmena) es intensa, muchos operadores tomando llamadas, siguiendo los protocolos establecidos, adrenalina que estalla en cada cada llamado. Si bien la instrucción de la coordinadora del lugar, es que cada agente tome distancia para operar con la máxima precisión, Jordan (Berry), comete el error (o no, digamos que tiene sangre en las venas) de dejarse llevar por su intuición en un momento delicado (durante un asalto con consecuencias mortales). Esa equivocación cuesta una vida y nuestra protagonista, ingresa en un cono de dudas que la llevará a dejar su trabajo y comenzar otro camino, como instructora... Pero todo vuelve no? Jordan regresa a la colmena con un grupo de principiantes y da con una situación idéntica a la anterior. Y luego de unos segundos, decide tomar la llamada y hacerse cargo de la situación. De ahí en más, comienza un increíble operativo de rescate desde el teléfono, ya que la víctima está en el baúl del auto y el captor, no se percata de la comunicación que se da entre el 911 y Casey (Abigail Breslin). Preparense para una persecución en tiempo real, tremenda (sí, no apta para cardíacos) y un final, que, si bien luce desbalanceado (y no apto para estómagos débiles), redondea un producto sólido y de gran factura. Tal vez pueda decirse de "911-Línea mortal", que es una película sin demasiadas sorpresas. Y no estaría muy lejos de la verdad. También puede discutirsele la resolución del conflicto, lejos del excelente juego previo que vivimos... Pero lo que no se le puede negar es que atrapa al público con armas simples y nobles. Y una vez que entraste en sintonía y te instalaste en el clima de la película, vivís una experiencia placentera. El mejor thriller del año, hasta ahora. Ni se te ocurra dejarlo pasar.
La factoría Aptow (ya está llegando al medio centenar de producciones entre televisión y cine), viene funcionando muy bien desde hace tiempo, y es la vanguardia americana en el género "comedia agridulce" para adultos jóvenes. Seguramente viste "The 40-year-old-virgin" (aquella divertida y tierna comedia del 2005), a la que siguió, dentro de los destacados de este hombre, "Knocked up" (aquí "Ligeramente embarazada"), dos de los mejores exponentes de las ideas de Judd Aptow en este último tiempo. Hay que reconocerle que tiene habilidad para retratar parejas y amigos de 30 o más años, en crisis. Se sabe también que le imprime a las sonrisas y su humor a veces escatológico (más en la línea verbal y menos física que Farelly, claro), giros dramáticos y situaciones melancólicas. Vas a reirte cuando elijas una peli suya, pero en su narración, recordá que siempre Aptow elige transformar ese universo en un melodrama rico en apuntes interesantes sobre la edad y experiencia ...y que eso no te agarre con la guardia baja. "This is 40", nuestro título del día,es la continuidad de una historia lateral de "Knocked..." ya que parte de aquella familia que tenía a Katherine Heigl como centro, se despliega aquí (recuerden que ella tenía una hermana)... Debbie (Leslie Mann) es el lazo que une los relatos y el guión propone adentrarnos en los secretos de su matrimonio con Pete (Paul Rudd). Los dos están por cumplir 40, son una pareja de clase media alta americana, con dos hijos, y muchas preguntas sin respuesta... por decir algo. Cada cual está atravesado por cuestiones relacionadas con su género, muy específicas algunas, que a esa edad comienzan a hacer ruido en cualquier sujeto pensante. Aptow pone en boca de sus personajes cuestiones como el interés sexual, el cansancio del compañero con el correr de los años, la energía que conlleva sostenerse económicamente, las convicciones a la hora de criar a los hijos y la preocupación por la estética y la salud. Estos son los nodos sobre los que gira "Bienvenido a los 40". Hay diálogos divertidos, secuencias en las cuales si tenés la edad en cuestión, conectarás rápidamente; mucha incontinencia verbal, algo de ternura y buena música. De a ratos, la pasás bien en serio. Pero a veces, la película se pone seria y opaca y todo rastro de diversión se dispersa peligrosamente. Eso sucede porque "This is 40" se queda a mitad de camino. Distinta a sus tres opus anteriores, Aptow no va al hueso de la comedia, sino que pretende integrarla con reflexiones agudas sobre la crisis de las cuatro décadas. Ahí es donde en la butaca, lucimos desconcertados. No es esta una cinta equilibrada. A tono con las cuestiones que angustian a los protagonistas, podemos tomar ciertas cosas con humor, pero algunas, no son tan divertidas. La pareja central está correcta (Mann tiene un tono de voz que agota, pero quizás sea algo mío que me cuesta seguirla), los secundarios son coloridos (Megan Fox y Jason Segel entre otros familiares pero Melisa Mc Carty se lleva todos los créditos, sobre todo en la secuencia de los créditos finales) y la narración, extensa. Como ejercicio de análisis de las cosas que angustian a las parejas con muchos años juntos, se queda corta. Le falta profundidad. Si la pensás como una comedia pura, adolece del delirio necesario para rankear alto. Ese mix que propone, la deja en una posición a mitad de camino que le quita fuerza al relato. Le reconocemos que es una idea interesante, y si estás predispuesto, quizás te cierra. Mientras más te acerques a los 40, mejor bienvenido serás, sin dudas.
Regresa un cuento clásico (“Jack y las habichuelas mágicas”, no?), en formato moderno y oscuro, plagado de CGI y movimiento, que parte de una premisa simple (la historia de un granjero que a través de la magia en unas semillas, accede a un mundo nuevo en el cual tendrá desafíos que nunca antes imaginó) y busca sumarse a las nuevos formatos para estas historias que Hollywood parece haber abrazado en este último tiempo… Esta vez, Bryan Singer se pone al frente de la armada digital, buscando ofrecer una vuelta de tuerca a una historia conocida. El resultado, es desparejo. “Jack, the Giant Slayer”, parece tradicional en su planteo, pero para potenciar su llegada, rápidamente se ver forzada a poblarse de criaturas digitales y escenarios recargados, fortaleciendo un costado que no lo favorece. Ultimamente todos los productos que reversionan historias de este tipo, adolecen del candor que generaban aquellas historias… No es que me ponga melancólico (no lo soy, tengan eso por seguro), pero siento que en la vorágine en la que este tipo de propuestas se instalan, se pierde rápidamente que lo importante, al fin de cuentas, es la historia. Me parece bien que se use la tecnología para darle forma a un producto acorde a las necesidades de una audiencia que espera ser impactada, desde todos los sentidos. Lo que también me parece importante es que el libro, no debe descuidarse. No hay efecto especial que pueda mejorar lo que no está bien contado. Lo cierto es que le tenía fe a Bryan Singer (me encantó como encaró lo último de "X-Men"), pero el resultado final afirma que no hemos ido muy lejos del enfoque con que se reversionan estos maravillosos cuentos hoy en día… Jack (el simpático Nicholas Hoult, de “Warm bodies” aún en cartelera), la pasa mal. Es muy pobre y si no encuentra una manera de hacerse de dinero, pronto, se quedará sin hogar. Va al pueblo a vender parte de sus pertenencias y conoce accidentalmente a una princesa (Eleonor Tomlinson). En una confusa situación, terminará con unas semillas mágicas en su bolsillo, que comenzarán a traerles serios dolores de cabeza: son la entrada a un universo prohibido, del que todos escucharon leyendas, pero nadie vivió en realidad… El resto, lo imaginan, la hija del rey (bastante rebelde, como toda heredera al trono que se precie en este tiempo), busca dar con Jack, lo encuentra pero ahí mismo se abrirá un portal vertical hacia un mundo plagado de gigantes que se corresponde con el que los mitos contaban… Bueno, mejor no anticipar más de la historia. Habrá sí (y es para tener en cuenta), un villano algo divertido (Stanley Tucci) y un valiente guerrero (Ewan Mc Gregor) que jugarán fuerte en el desarrollo de la trama. Los personajes principales hacen lo mejor posible dentro de la pobreza del guión (no hay color en sus líneas, en ningún caso), pero se perciben severas limitaciones para atraer la atención de la platea y eso es palpable ya desde los primeros minutos de proyección. Desde el punto de vista técnico, “Jack, el cazagigantes”, se deja ver sin problemas. Es vertiginosa y tiene escenas bien logradas (las del cierre son de lo más destacado del film) pero aún así le cuesta llegar al espectro propuesto: llevar a la familia completa a sala. Los chicos menores de 8, la sienten un poco violenta y creemos que es así. Definitvamente, no encuentra el equilibrio necesario para ser una gran película familiar de aventuras. Aprueba con lo justo (y un poco menos también), si lo tuyo son las historias largas y la animación digital integrada con actores. Esperemos que Singer reformule la propuesta en el caso de que haya secuela. Seguramente la industria tomará nota de los cambios necesarios.
Juan Taratuto, hasta este film, era conocido en el medio como un hacedor de sólidas comedias románticas, productos a los que les fue bien en la taquilla y que lo posicionaron bien en la industria. En su cuarto opus como director, decide dar un golpe de timón y escribir, junto a Diego Peretti, un drama hecho y derecho. Y el hombre demuestra estar a la altura del desafío. Decididamente, “La reconstrucción” es la película más personal de Taratuto. Lo percibimos en cada fotograma, en la prolija manera de narrar silencios a través de la imagen y en el alto nivel de las interpretaciones logradas: aquí hay corazón, y se nota. Ambientada en el sur, la historia de un hombre abrumado por la adversidad, inmóvil y abandonado, cala hondo en los espectadores y moviliza emociones y procesos reflexivos que desde la butaca, se valoran y agradecen. El relato presenta a Eduardo (Peretti), parco y cortante ingeniero hidráulico que trabaja en Río Grande y desde su manera de conducirse en su mundo, sabemos que algo está mal. Es visible que alguna tragedia personal lo ha hecho perder su centro y él está entregado a su dolor, sin poder reaccionar. Un viejo amigo de la infancia, Mario (Alfredo Casero), llama para pedirle un favor enorme: que pase por Usuahia a hacerse cargo de su negocio por unos días, dado que él debe ausentarse y no quiere descuidarlo. Eduardo acepta y parte a dar una mano, no sin antes protestar de lo lindo: él rehúye el contacto humano, su dolor le impide abrirse al mundo. El afecto de Mario y familia (su esposa es jugada por una destacada Claudia Fontán) le abren las puertas de su casa, y pronto, Eduardo se encontrará con la necesidad de (re) crear vínculos nuevos, amplios, complejos, de manera de poner afuera lo que tiene en su pecho y… sanar, o dejarse ir. “La reconstrucción” posee un guión interesante, en el que dominan escenas donde las palabras, sobran. Basta ver la enorme interpretación de Peretti, como elemento basal del andamiaje propuesto: su interioridad desborda, invade, conmueve. Es gesto adusto y transmisión de infinita melancolía. El relato (hay que reconcer), es áspero, incómodo de a ratos pero magnético: difícil desconectarse de los sentimientos que genera. Taratuto se apoya en la belleza natural de la zona donde filma y eso le suma: el frío cala los huesos y la platea lo siente, hay mucho hielo (y angustia) en el corazón de los protagonistas y es una sensación palpable, física. En síntesis, un film que propone poner el lente en los procesos de reconstrucción personales e íntimos. Acierta en casi toda su extensión (aunque nos hubiese gustado algún giro menos previsible para su resolución) aunque demanda mucho trabajo interno en el espectador, ya que es de las propuestas que tocan situaciones límites y la intrincada geografía del corazón humano. Dentro de la profunda oscuridad, siempre hay posibilidad de generar un cambio, ahí nace el gen de la reconstrucción aquí propuesta. Muy buena alternativa para este fin de semana largo.
Y si, Dreamworks tiene que seguir inyectando productos al mercado (la rueda sigue girando) y no todos tienen que necesariamente ser de primera línea. En general, las historias originales en la compañía (Kung Fu Panda, si ir más lejos, la más interesante de las últimas), no aparecen todos los días. Lo que si parece estar volviendose habitual, es pensar productos de aventuras a mitad de camino entre productos similares. En este caso particular, léase "Ice Age" y "Meet the Flinstones" con elementos casi calcados a otro ("Brave") y algún guiño a la platea adulta con una historia de superación para ser políticamente correctos. Esta mal? No para nada. Es válido. Por un lado tiene el camino allanado, ya sabemos de que va. Y eso atrae, al público que consume ese género y la marca registrada. Por el otro, comienza a extrañarse la innovación desde los libros. Invariablemente, algún costo hay que asumir. Bueno, "The Croods" cumple en entretener al público infantil y hace pasar un rato agradable a los adultos que acompañen, si es que las expectativas no estan muy altas. Si, parece una oportunidad perdida de ir un poco más allá y probar riesgo. Lejos está de esta propuesta. El argumento es simple. Una familia prehistórica, viviendo bastante a la defensiva (por orden de su patriarca) y viendo los días pasar... Hasta que sobrevienen los inevitables movimientos en la corteza terrestre, que obligan a dejar lo que era seguro y adentrarse en lo desconocido. Esta grupete tiene su encanto, no lo vamos a negar (en especial la abuela Gran, el personaje más divertido de la cinta), pero la historia parece tan previsible, que sólo nos queda esperar sin sorpresas, y creo que esa es la mayor carencia del relato. Hay aventuras? Si, por supuesto. Las hay. También un excelente trabajo 3D y una fotografía que se destaca, dentro del gran nivel al que Dreamworks nos tiene acostumbrados. El aspecto técnico es lo mejor del film, lejos. Las caracterizaciones de los personajes, por otra parte, (al menos en la versión en castellano), quizás no sean todo lo convincente que podrían haber sido...(Ugga es simpática y vital, Grug nos cae bien pero...) Si la pregunta es, ¿la voy a pasar bien si llevo a mi/s peque/s? La respuesta es, ellos si. Seguramente la van a disfrutar. Como adulto, sentirás que (sobre todo si sos, como yo, veterano de este tipo de cine, y llevás en sala mucho tiempo viendo títulos similares), no hay mucho nuevo, ni nada que la haga memorable. Una pena porque a Chris Sanders lo tenía en alta estima después de "How to train your dragon", otra vez será...
Quizás no sepan, que Cesc Gay es un director catalán que inició su carrera allá por 1998 junto a Daniel Gimelberg (quien hace dos semanas justo estrenó “Antes” que sigue en cartelera), con una interesante película llamada “Hotel room”. Sin embargo, su reconocimiento se produce en 2003, cuando irrumpe en los Goya con varias nominaciones para su deliciosa “En la ciudad”. Posee un estilo levemente ácido, le gusta ubicar el lente en personajes en crisis y le interesa mucho la problemática de los sujetos entre los 30 y 40 años. Ese es su fuerte. “Una pistola en cada mano” ratifica esa línea. Relato coral donde seremos testigos de seis encuentros casuales en secuencias dominadas por hombres en claro estado de desestructura. Desde ya, estos personajes tienen mucho para decir, un tiempo acotado para trazar el perfil de su historia y cierta interrelación que funciona como nexo, para unirlos. Integran un mosaico cuyo objetivo, parece ser, ofrecer una mirada aguda sobre los temas que aquejan emocionalmente a los caballeros de más de 40 años… Edad difícil no? Las pequeñas anécdotas y situaciones que se presentan son interesantes (aunque algunas desparejas) y levemente divertidas. Matrimonios en crisis, divorciados intentando reconciliarse con sus parejas anteriores, propuestas de sexo casual, maridos engañados, amantes y más…No es este un film donde abunden las sonrisas, no señor. Si hay que reconocer que el guión es ingenioso y los pequeños giros que en cada interacción se dan, atrapan al espectador. A esto, hay que sumarle el hecho que el cast es increíble. En “Una pistola en cada mano”, verás actuar (y muy bien) a Leo Sbaraglia, Javier Cámara, Luis Tosar y el único argentino que cada vez que aparece en pantalla arrastra un millón de espectadores a sala, Ricardo Darín. Ellos ofrecen sólidas interpretaciones, aunque no son los únicos, porque también se suman al coro, Eduardo Noriega y las encantadoras Leonor Watling y Candela Peña, un escalón debajo del primer pelotón. Los segmentos tienen la duración exacta y se ensamblan correctamente, aunque hay que reconocer que el film luce contenido y demasiado esquemático. Más allá de eso, Gay estructura bien su propuesta, aunque hay que reconocer que para disfrutar a pleno este film, tu reloj biológico tiene que estar por arriba de las cuatro décadas. Los conflictos que presenta, son específicos de cierta franja de edad y si te encontrás en ella, seguramente la peli te gustará, y mucho. Si estás fuera de ese público potencial, al que está dirigida puede que ser que te pierdas algunas reflexiones agudas sobre el amor después del amor
“Elena” es festivalera. Sin dudas, hace un tiempo venció en la competitiva sección de Cannes, “A certain regard” y en cuanto se instala el encuadre inicial, ya sabemos lo que Andrei Zvyagnitsev se trae entre manos: una visión cruda, gélida y descarnada de cómo el dinero mueve al mundo y define el destino de las personas. Propone un relato pausado, metódico, inexorable sobre cómo las diferencias sociales marcan mucho de la suerte de los sujetos en los tiempos que corren. Vladimir y Elena llevan un tiempo corto de casados. Viven en una Moscú bien posmoderna. Pero…pertenecen a clases distintas: el tiene mucho dinero, ella no. El es mayor (bastante parece) que ella y no está bien de salud. En realidad, sabemos que esta pareja no tiene mucho que ver asi que adjudicamos su unión a razones no sentimentales, precisamente... Pero algunos matrimonios son así. El primero sufre un ataque cardíaco y comienza a pensar que su final se aproxima. En esa vuelta, la hija que tuvo en una pareja anterior, regresa para hacerle compañía en el hospital y reestablecer algo del vínculo que no tienen. Vladimir no es un tipo que a uno le guste ver, pero… El hombre se conmueve con la aparición de su hija, siente remordimiento luego de la visita y termina decidiendo que la mayor parte de su herencia, no irá a Elena. De más está decir que quien estuvo todo este último tiempo a su lado fue su sacrificada mujer (bueno, tampoco tanto, un par de años creo)… Asi que de tomarlo bien, ni hablar. Para agravar las cosas, ella tiene un hijo que presiona por dinero. Claro, el único que tiene comodidad económica ahí es Vladimir, y él es la llave que abre todas las puertas. Si quiere. Pero es un toque despótico y no simpatiza con la familia de su mujer. Y parece que esta vez, no está interesado en ayudar. Asi que una vez que todas las piezas estén en el tablero, el conflicto se corporizará y la historia lentamente irá oscureciendose, hasta volverse gris y monolítica. Dentro del elenco, Elena (Nadezhda Markina) es fantástica… transmite sensaciones e ideas con gestos imperceptibles. Excelente. Dentro del aspecto técnico, la fotografía subraya el clima opresivo y el frío moscovita como pocas veces. Donde el film flaquea es en la construcción de algunos secundarios y la progresión narrativa, que a veces se ralentiza y se detiene en elementos y acciones simples que le quitan ritmo. Demasiada contemplación en muchos casos (de ahí mi definición "festivalera") que podría haberse reformulado. Más allá de eso, “Elena” es interesante. Sólida y decidida. No titubea en ir y mostrar sin tapujos las convicciones y sentimientos que mueven a los sujetos, en necesidad y ante situaciones extremas. Tiene fuerza y es un gran fresco de cómo es la vida en la Rusia de hoy. Si les gusta el cine europeo, no duden en ir a verla.
Comedia dramática francesa interpretada por adultos mayores, amena, simpática y levemente profunda, esa es la definición simple que podríamos darle a "Et si on vivait tous ensemble?", producción que trae a un cast lujosísimo... Anotá : Geraldine Chaplin, Jane Fonda, Claude Rich, Pierre Richard, Guy Bedos y Daniel Brühl (el pebete del grupo), leyendas realmente... Difícilmente semejante elenco pueda concretar una película mediocre. La ductilidad de los intérpretes abre la posibilidad de un abordaje relajado desde la dirección, ya que si bien cualquier historia ligada al destino de nuestros ancianos parece complicada (el público no elige ver este tipo de propuestas, la proximidad de la muerte, el deterioro físico y el abandono de los hijos hacia sus padres no son propuestas luminosas si el estado de ánimo no es óptimo), Stéphane Robelin elige un registro moderado, quizás poco comprometido para retratar los problemas que enfrenta un grupo de burgueses galos cuyos temas, no son económicos sino familiares, claramente. Sin embargo, es tanta la calidad individual de esta gente que termina por redondear un producto aceptable que nos hace pasar un buen momento, aunque nos deja con ganas de más... Veamos. "Y si vivimos todos juntos?" es una historia de varios amigos que llegan a los 70 y comienzan a ver que, a pesar de tener muchas cosas resueltas, los achaques y la falta de compañía y cuidado de sus hijos los afectan a tal punto que comienzan a barajar la idea de compartir hogar, para apoyarse en la etapa final de su vida. En cierta manera, el viejo espíritu setentoso de vida en comunidad, es lo que intentan recrear. Todos tienen sus temas, algunos con mayor deterioro físico, otros mental, algunos afectados desde lo relacional... Son un mosaico lindo. Sujetos cultos, unidos por un gran afecto y no dispuestos a ceder frente a lo inevitable: el cuerpo les comienza a jugar malas pasadas. Luego de una serie de problemas para poder seguir viviendo solos, tomará cuerpo la idea de que en la unión, prevalecerá la fuerza y pondrán en acto ir a vivir a una caserón con mucho estilo, desatendiendo la opinión de algunos hijos... Es entonces cuando a la banda de septuagenarios se le suma el alemán Brühl en el rol de un paseador de perros (aunque en realidad es etnógrafo) que se hará amigo del grupo, los estudiará con visión analítica y asistirá a la hora de solucionar los inevitables problemas (olvidos, accidentes, momentos de ira, etc). La selección francesa hace lo suyo con soltura. Son encantadores y están dispuestos a mostrar lo que saben. Rich, Richard, Bedos y Chaplin están muy bien, Fonda, la americana invitada (se mudó a París de joven en la historia), se apoya en su eterna juventud (es increíble lo bien que se conserva, a todo nivel) y se roba la película con su actuación. El problema con "Et si on vivait tous ensamble?" es que cuando arranca con la convivencia, elige abrir varias puntas para generar atención y evitar la concentración de emociones fuertes, con tono dramático. Elige plantear una historia de amantes antigua para instalar un escenario que minimiza el conflicto general de la película y lo empuja por caminos más convencionales. Es decir, el tema del planteo es serio. El desamparo de un grupo de europeos con dinero, pero sin soporte humano para enfrentar sus últimos años, es la cuestión que debería prevalecer. Pero Robelin comienza a desdibujar ese escenario con una historia de amor innecesaria (creemos) y la energía se va dividiendo. Incluso, las charlas entre los adultos mayores y Brühl que podrían tener mayor vuelo, se ven interrumpidas por historias laterales que le quitan profundidad. Más allá de eso, el film es agradable, delicioso para una tarde de domingo y es una alternativa más que aceptable para la cartelera de esta semana.
Es importante saber algunas cosas, antes de entrar a ver "Las edades del amor". La primera, es que es una historia dividida en tres episodios. Cada uno con personajes distintos, aunque unidos por un Cupido que se encarga de dar sentido a la propuesta. La segunda, es que esta es la tercera entrega de la saga. Uno de sus protagonistas, Carlo Verdone, estuvo en las dos anteriores, que tuvieron la particularidad de que estaban integradas siempre por cuatro relatos, siendo que esta tiene uno menos. Siempre me pregunté, viendo la cifra de taquilla de las anteriores en su tierra de origen, porqué la franquicia se consolidaba. Algún colega me dijo que es porque no hay cine italiano de exportación que trabaje sobre la problemática del amor, en este formato y que internacionalmente le ha ido bien hasta aquí. Probablemente.Lo cierto es que tener a Robert De Niro y Mónica Bellucci en el afiche comercial al film le suma muchos espectadores. Es indudable. Bien, decía que "Manuale de amore 3" está dividida en fragmentos y el primero corresponde a un joven, Roberto (Ricardo Scamarccio) que va a casarse con Sara (Valeria Solarino), su novia de hace un largo tiempo. Pero mientras se consolida ese paso, tiene que ir a resolver una cuestión relacionada con el trabajo, a la Toscana, campo adentro. Mientras encara esa misión comercial, dará con una mujer (Nicol) que le hará replantearse algunas cosas y que conmoverá su mundo. La segunda historia trae a Fabio (Verdone, el emblema de la tríada!), un famoso conductor televisivo de vida ordenada y pulcra. Cierta noche, en una fiesta, conocerá a una mujer enigmática que lo llevará por caminos turbulentos y que pondrá en jaque su carrera profesional... La última es la más interesante, con De Niro jugando el papel de un profesor universitario de historia que busca olvidar su pasado, en Roma. Instalado en la bella ciudad, comparte con colegas la vida diaria docente, hasta que la hija de su mejor amigo y colega en esas tierras, Viola (Bellucci) llega de visita para complicar las cosas. De más está decir, que lo mejor está al final, con alguna escena memorable (el striptease!) y el magnetismo de semejante pareja robándose el film de punta a punta. Los relatos corresponden a situaciones donde los personajes se enfrentan a desafíos y decisiones graves, que alteran su futuro. Y el enfoque es ameno, simpático, colorido y bellamente fotografiado. Lejos de la línea que trabajaba la comedia en aquellos lejanos 70', Giovanni Veronese (el director y responsable del libro junto a Ugo Chiti), baja el tono delirante y ruidoso y le agrega ternura y vulnerabilidad a sus protagonistas. Hay una intención de contar historias simples, con recursos esquemáticos. No hay giros sorprendentes, ni puntos altos en el guión. Todo transcurre ordenadamente y fluye de acuerdo al carisma de los actores convocados. Ese es quizás el mayor problema de "Manuale de amore 3". No despierta grandes pasiones, es un film que transcurre, nos arranca leves sonrisas y aporta alguna historia linda para ver de a dos. Probablemente el precio de la entrada se justifique por ver la tercera historia solamente. Aprobada, si tu menú favorito es el italiano.