La ópera prima de Gonzalo Tobal es un clásico exponente de lo que podría llamarse el post- NCA. Historias simples, directas, donde lo que importa es el perfil de cada personaje y la fuerza del film radica en esa construcción, hace centro ahí. “Villegas” es una propuesta particular que además, plantea con convicción algunos versus interesantes en su devenir: pueblo y ciudad, distancia y cercanía, pasado y presente, decisión y duda, entre los más relevantes. Dos primos, con miradas distintas de la vida, (encarnados por dos Esteban: Lamothe y Bigliardi), se unen en un viaje corto (serán tres días en total) de regreso a su tierra natal, ante la noticia del fallecimiento de su abuelo. El primero (Estaban, en la trama) es un pibe ya mimetizado con la ciudad, porteño, con alto nivel económico y a punto de casarse, el segundo, Pipa, un bohemio músico al que las cosas no le van bien. Contraste obvio, mientras uno representa lo formal, debido y correcto, el otro dinamita la norma ni bien puede. Su relación irá cambiando a lo largo de la escapada, y si bien viven existencias diametralmente opuestas, lo cierto es que el afecto por General Villegas, lo tienen intacto, aunque haya que descubrirlo después de mucho rato. En este regreso, los dos tendrán cuestiones importantes, familiares y emocionales que resolver. La película nos invita a descubrir como cada uno encara ciertos temas álgidos para procesarlos. Esteban (Lamothe) es parco y tímido, contenido y meditabundo por su futuro. Pipa desconcierta con su desajuste interno y entre los dos, los cruces no se hacen esperar, además, “el pueblo” (los amigos, las ex-novias, los conocidos) reclama (son hijos de ese terruño) y ellos se debaten en cómo enfrentar esa demanda. Lo mejor de la propuesta es el enfoque que hace hacia el desarraigo y la relación con el origen, ahí, el debut de Tobal se hace fuerte. “Villegas” está bien filmada, avanza a paso firme en su trama y nunca se desvía del camino (como si le pasa a sus protagonistas). La historia está contada con oficio y tiene momentos logrados (dentro de los cuales los contrapuntos entre los protagónicos se llevan las palmas), el trabajo técnico es sólido y quizás solo pueda decirse que (en el debe), en algunos momentos la historia se torna lenta, pierde ritmo y elige la contemplación como primera respuesta frente a los eventos que desfilan. Más allá de eso, una película chiquita pero convincente que no deberían dejar pasar.
Finalmente llega a salas comerciales, "Germania", ópera prima de Maximiliano Schonfeld, ganadora del Premio Especial del Jurado, y del Premio Feisal en la Competencia Internacional del 14o BAFICI; Premio Especial del Jurado en Fresh Film Fest Praga, Mejor opera prima en Hamburgo, y seleccionada en los festivales de Chicago, Gotteborg, Río, Nantes y Toulouse, entre otros. Schonfeld, elige contar una historia cercana, de desarraigo, incomunicación y ruralidad. La enmarca en un escenario bello, fotografiado con solvencia y envuelto en una atmósfera sugerente y cansina. La historia que presenta es la de una familia alemana del Volga, radicada en una zona rural de Entre Ríos, que debe enfrentarse a la circunstancia de dejar su chacra y volver a su tierra. Lo que se presenta a priori como una tarea sencilla, no lo es. Los miembros de la misma, tienen parte de idiosincracia local, pero su escencia, es europea, lo cual los transforma en seres callados, llenos de secretos y gran vida interior. Si, es una historia de crisis y destrucción (en cierta manera), de reflexiones en silencio y mucho lenguaje corporal pero el corazón de la historia descansa en la problemática de los dos hijos de la pareja principal: roles jugados por Lucas Schell y Brenda Krutli. Ellos llevan adelante gran parte de lo emotivo del relato, la despedida de los amigos por un lado, y el destino de un amor que podría tener consecuencias, con un posible embarazo, por el otro. La historia, plagada de silencios y frases en alemán, transcurre lentamente como la hora de la siesta en cualquier pueblo del interior: se toma su tiempo para desarrollarse. Hay cierta rigurosidad estética que impera y los protagonistas se mueven en torno a ese precepto. Para el espectador corriente, no festivalero, "Germania" es un film quizás un poco árido. Los conflictos están (de hecho, las mejores escenas se dan en la larga noche del festejo en esa fiesta que va cerrando la película), pero se van presentando de manera un poco lejana e impersonal. Podría pensarse que va a tono con el espíritu teutón, pero, cinematográficamente, la hace más fría al público. En síntesis, una historia singular, pequeña, contada con pocos elementos, subordinados a una disciplinada estética pueblerina muy bien fotografiada. Recomendable, si les gusta el cine independiente y de autor.
Indudablemente es difícil despegar esta naciente saga de “Twilight”... Dentro del universo de la literatura teen, se buscan nuevos productos para exportar al mundo del cine ahora que Bella y Edward se ha ido y para bien. Amores supernaturales se necesitan para entretener a la audiencia y ahora es el turno de apostar por “Beautiful creatures”, bandera de largada de una serie de cuatro libros,“The Caster Chronicles”, escritos por Kami García y Margaret Stohl (todo queda en familia no?). De más está decir que la industria apuesta fuerte a esta propuesta aunque, su ariete inicial está lejos de lo artísticamente auspicioso, aunque a su favor es superior a lo último del género, sin dudas. Hay que reconocerle al hombre detrás de las cámaras, Richard LaGravenese (“The fisher king” -esencial para mí allá por 1991- y la lacrimógena y olvidable “P.S. I love you”), que hizo una adaptación digerible de la primera novela (la escribió él). El universo de la obra está planteado más que aceptablemente y si bien hay elementos que caen con respecto al libro, la conexión funciona bien y el espectador se ubica rápido en tema. La vida en la Alabama rural, es difícil. Más, cuando en ese lugar, la vida es rutinaria y el hecho más divertido es recrear el aniversario de una batalla de la guerra de Cesesión, una vez por año. Eso sí, será aburrido, pero no crean que no hay secretos en él...La cuestión es que a esta páramo llega Lena (Alice Englert), una oscura y culta adolescente que pronto se transforma en el centro de las miradas del pueblito: su familia está emparentada con la brujería y sus compañeros de la escuela reaccionan mal con su arribo (y razones no les faltan)... Excepto Ethan (Alden Ehrenreich), quien es un atleta y simpático (simple, muy básico), chico del lugar, quien sabe que su vida está condenada al ostracismo si no hace algo para salir de ahí. Y Lena, llega en el momento justo: cómo no enamorarse de alguien tan distinto a uno cuando las ansias son romper las reglas? Lena está próxima a transformarse en una bruja (bueno, “Caster”) de calibre. Fue llevada allí por su tío (Jeremy Irons) y está siendo custodiada por su particular familia. Tiene poderes que crecen en ella y le cuesta controlarlos. Ehtan es un simple muggle, así que si bien le cuesta llegar a Lena, lo cierto es que ofrecen el clásico equilibrio para una historia de amor más bien clásica... Así es que Lena deberá decidir en un tiempo que lado (el bueno o el malo) será el que la reciba en sus filas mientras su amado mortal, luchará por acompañarla en la odisea. En ese camino, veremos algunos secundarios interesantes (Emma Thompson, un poco fuera de registro; Viola Davis, fantástica) que se ofrecen como rivales y aliados, en luchas dialécticas y físicas que preferimos no adelantar. Si, “Beautiful creatures” no va más lejos de lo que propone. A pesar de contar con un cast lujoso y tomarse el tiempo necesario para desarrollar su historia, nunca logra atrapar al espectador por completo. Logra, parcialmente, empatía con la pareja. No es un film que cobra vuelo ni sacude la butaca, no. Si, hay que reconocerle que cuenta su historia prolijamente y que tiene alguna secuencia simpática, más allá de que Lena y Ethan no tengan la química esperada. En el debe, también hay que decir que la resolución de la historia (sobre todo después de más de dos horas de proyección) podría haber sido mejor trabajada, ya que después de tan paciente construcción, nos queda débil y demasiado previsible. Si buscan entretenimiento y romance, quizás “Beautiful creatures” pueda serles un producto atractivo. Bajo la lupa del análisis minucioso, tiene sus falencias. Hay que saber que los fans de “Crepúsculo” (y similares) se sentirán cómodos con el relato pero el público más exigente no saldrá de sala conforme.
Pasaron muchos años desde "Die hard of live free", la cuarta entrega de la franquicia en 2007. Es cierto, todos amamos la saga. Es muy dificil que a alguien que le guste el género no la tenga dentro de sus favoritas. Las tres primeras han sido memorables éxitos de taquilla y acompañadas bien por la crítica, aunque ya en la última se comenzó a evidenciar cierta falta de dirección (lógica por el cansancio de recrear escenarios similares también, hay que reconocerlo) y esto se hace evidente en "A good day to die hard". A ver, hay que ser claros en esto: es innegable que esta es una película entretenida, está bien filmada (desde lo técnico tiene secuencias sólidas) y hasta puede que te saque alguna sonrisa, pero está lejos del nivel de los clásicos de John McTiernan y Renny Harlin. Veamos porqué... Parece que la moda de filmar en Europa, por los costos, (y hablando de films de acción), le cierra a Hollywood: "Taken", "Bourne", "In Bruges" por nombrar algunas... Ahora le tocó a "Die Hard" que se rodó en Hungría (excepto algunas escenas panorámicas en Moscú). La producción apuesta a que John McClane pronto (en la próxima entrega), se jubile y le deje el terreno libre a su hijo, quien se presenta en sociedad en esta "A good day..." mostrando que el desafío no le queda grande. Eso si, no es muy expresivo y carece del humor de Willis, pero... está a la altura desde lo físico de lo esperable para este tipo de productos. La historia... John (Bruce Willis), está en su tierra y se entera de que su hijo, Jack (Jai Courtney) está en Rusia y con serios problemas: participó en un atentado y será juzgado pronto por su crimen. La situación en Moscú es compleja, hay dos facciones (bah, por así decirlo), enfrentadas y uno de sus líderes está en la cárcel, a punto de ser sentenciado por un tribunal "armado" junto al hijo de Mc Clane. Nuestro veterano amigo llega a tierra roja y rápidamente se da cuenta de las cosas se complican: el pequeño niño con quien no jugaba de chico (siempre estaba trabajando), es un agente encubierto de la CIA y está en una misión peligrosa, que, su padre, llegó para arruinar, o no. De ahí en más, el encuentro de padre e hijo ofrecerá balas, explosiones, luchas cuerpo a cuerpo, edificios derrumbandose, persecuciones dramáticas, caídas desde varias alturas y alguna nota de humor negro, siempre traída por Willis. Los malos, son muchos, y ellos, como siempre, están solos. El responsable esta vez, es John Moore, quien tiene una carrera errática en la industria (hizo la nueva "Omen", por ejemplo y le restó mal) y esta vez parece sólo un organizador de juego. Su pericia y la de su equipo parece descansar en manejar vehículos y helicópteros desde su silla y resolver con solvencia las escenas de destrucción, y poco más... Es más, John y Jack no tienen (en mi opinión), mucha química, el primero luce demasiado aburrido, sin compromiso (trabajo a reglamento?) y su vástago es un Bourne (al estilo Renner) en miniatura, pura fibra, todo cuerpo, poco carisma. Eso sí, se chicanean sobre su relación todo el tiempo aunque eso no alcance para que el espectador se divierta a gran escala. Más allá de eso, como todo film de este calibre, es explosivo visualmente. Son 97 minutos (una de las más cortas de la saga) intensos, plagados de violencia que seguramente serán recompensados con público en sala. La última "Taken", sin ir más lejos, fue vapuleada por la crítica y sus números fueron más que respetables (triplicó su inversión). Esperamos que aquí, suceda lo mismo. Los fans del género no deben enojarse por mi opinión. Disfruté mucho de lo que "A good day to die hard" ofrece, pero me quedé con la impresión de que algo se está agotando en la propuesta y los productores no dan con el camino para recuperar esos guiones ingeniosos y el clima con que "Duro de matar" nació y se desarrolló. Tiende peligrosamente a convertirse en esas películas que cada año tienen una entrega nueva, sin importar demasiado lo que presentan (ejemplos hay muchos). Y no, me niego a pensar que no se pueda hacer otra cosa con lo que "Die hard" significa para la industria. Seguro que irán a sala a verla. Y está bien. Lo cual no significa que nos desprendamos de ciertas sensaciones mientras corren los títulos de cierre y visualizamos la sexta entrega...
En general, debo reconocer que "Cracks de nácar" me sorprendió. Me costó encontrarle la vuelta, y debo reconocer que sin la presencia mágica de sus protagonistas y anécdotas, seguramente el film no sería lo interesante que es. Hablo de Alfredo Serra y Rómulo Berruti, dos veteranos periodistas de espectáculos que los mayores de 35 recordamos con mucho afecto. (Descubrí que estudiaron periodismo en la misma casa de estudios que yo!!!) . En principio, el documental habla de un "fútbol" jugado con botones, sobre una superficie de vidrio. Lo cual, a priori, parece poco interesante. Sin embargo lo rico es el enfoque que proponen para contar la anécdota, Daniel Casabé y Edgardo Dieleke, los responsables del film. Si bien el planteo es el juego en sí, contado con muchos recursos y colores, lo cierto es que donde "Cracks de nácar" se hace fuerte es en el relato de las anécdotas personales de Serra y Berruti. Creo que de lo contrario, hasta sería un corto (muy bueno, por cierto), simpático. Pero con ellos como narradores de episodios muy jugosos de su vida íntima y profesional, el film, despega, se vuelve atractivo y nos dan ganas de probar, sobre la mesa de vidrio, nuestras capacidades como equipo (contando con los botones correctos, por supuesto). Hay una minuciosa descripción de todos los elementos que integran el juego y el trabajo que los periodistas hacen para pulir, lustrar y preparar cada botón (jugador) y su incidencia en el juego, así como también se los "personaliza", presentándolos como reales "cracks", con cualidades únicas para este tipo de fútbol. El relato está bien cuidado, hay deliciosos detalles como los cuadros que presentan (con estilo retro), cada player y sus características y ficha técnica (incluyendo el año que se iniciaron en el equipo incluso!). Además, en el medio, hay un desafío contra un equipo brasileño que enmarca la espera y nos hace conocer a fondo la táctica y estrategia de nuestros representantes, quienes develan secretos increíbles de este... deporte? juego? con gran detalle y pericia. Ya escuchar y ver el archivo de fotos y recuerdos que trae Rómulo Berruti, vale la pena el precio de la entrada, sin dudas. Un documental, singular, inclasificable, pero, interesante. Si les gusta el cine, las anécdotas de la personalidad de Morelli no son para dejar pasar.
Debo reconocer que había leído poco y nada del tema, antes de entrar a la sala, por lo cual, la experiencia de ver este trabajo, de principio a fin sin tener idea del marco en el que se presentaba la historia, me pareció excelente. Me sorprendió, cautivó y enamoró esta chica de Corea. Un film colorido, rico en matices, profundo e ideológicamente comprometido, como pocas veces ví en la Competencia Argentina de BAFICI, el año pasado. En 1989, José Luis García visitó accidentalmente (en realidad fue por un evento específico, pero no había comprado pasaje, sino que usó el de su hermano, quién canceló a último momento) Corea del Norte. En esos atribulados días, un suceso llamó su atención: una chica (adolescente) del sur (recordemos la geografía de la península), pudo cruzar la frontera y manifestar a su gente del Norte, que quería la unificación de las naciones enfrentadas. Su presencia en ese momento histórico fue registrada por García con una cámara VHS, tecnología disponible en ese tiempo. La popularidad y el carisma de Lim Sukiung hicieron el resto: se hizo famosa por su posición integracionista y convocó el interés de la prensa mundial ante cada intervención pública suya. Lim luego volvió a Corea del Sur (fue detenida y estuvo presa durante un lapso de 3 años) y su vida entonces continúo por carriles en sintonía con sus aspiraciones de unidad: era una activista de peso, respetada y terminó enseñando en la universidad. García retoma esa emoción que despertó su aparición en ese lejano momento e intenta rescatarla, desde el archivo primero y luego, pensándola como protagonista de este documental. Lo que se ve en “La chica del sur” es un relato de vida único, conmovedor, de una idealista nata y su cambio y evolución a través del tiempo. La película ofrece atractivos suficientes incluso para atraer al espectador no habituado a este género, dado su ritmo de narración y la claridad de lo que busca transmitir. Es, sin dudas, un film directo y luminoso, historia internacional que hoy mismo se debate ante cada problema militar en esa zona asiática.
Llega a salas porteñas, “Graba”, propuesta que participara de la selección oficial del festival de Mar del Plata el año pasado, dirigida por Sergio Mazza y protagonizada por Belén Blanco. El tema sobre el que gira la historia, es el de un recorte en la vida de una inmigrante local en tierra gala y su relación con un ocasional locador quien le abre las puertas de su casa para compartir espacio y rutinas. Pero no es sólo desarraigo el tema que atraviesa la cinta, lateralmente aparece la pérdida de hijos y cierto tema de incomunicación que va más alla de lo idiomático… Conocemos a Maria (Blanco) y Jerome (Antoine Ronan Raux). La primera trabaja y no puede sostener el lugar de alojamiento. Sus papeles no están en orden. A pesar de tener pasaporte (su visa es de turista, parece), sus tramites migratorios detienen su permiso laboral y a poco de comenzar el relato, vemos que estos problemas (el trabajo la sostiene) van a influir decisivamente en su vida. La idea es que ella es argentina, escapa de cuestiones muy personales (algo anticipamos) y es hermética y solitaria. Tiene clara conciencia de cómo encarar su subsistencia en el lugar y es metódica con su dinero y hábitos. Al no tener lugar para vivir, da con Jerome (Raux), quien tiene un cuarto libre porque se acaba de separar y su ex se llevó a su hijo pequeño a vivir con ella. Los dos comenzarán a vivir juntos (como locatario e inquilina) y trabarán una relación compleja en la que simbólicamente veremos como ámbas culturas difieren en su manera de enfrentar el mundo. Paradójicamente, María y Jerome comparten mucho, desde lo actitudinal, y su manera de vincularse tiene muchas aristas fuertes para observar con detenimiento. Mazza acompaña a María todo el tiempo con cámara en mano. Los paisajes de una helada París refuerzan la imagen gélida de Blanco y le ponen melancolía a la cinta. Hay una marcada tristeza que va mutando en dolor a medida que avanza el relato. Si bien la caracterización de Blanco es correcta (y jugada, en cierta manera), contrasta con la pobreza interpretativa de Jerome, quien le quita fuerza al conflicto, mostrando una máscara plana que impide que la historia cobre cuerpo. No crean que es porque es europeo y juega con un estereotipo. Falta vida interna que apoye sus líneas y cierta monotonía en su expresión, desalientan bastante al espectador. Un producto nacional que suma, por los temas que se juegan en la cinta, aunque de difícil visión: tiende a ralentizar alguna ilusión de movimiento. Lo cual, viendo la actuación de Blanco, nos parece una pena. Con algunas correcciones en el libro y un compañero protagónico de fuste, seguramente habría sido una gran pelicula. Pero no lo es.
Pensaba que difícil es escribir sobre un actor nacional de la dimensión que ha cobrado Ricardo Darín en la última década. Multipremiado, prestigioso y favorito del público. Cualquier cinta suya supera el medio millón de espectadores de piso, sin importar historia ni género en este tiempo… Ahora llega “Tesis sobre un homicidio” y lo primero que hay que decir, es que aquí hay mucho del Darín que ya vimos a lo largo de su carrera. Lo cual, no sorprende y si bien conecta rápido al espectador con la trama (ya sabemos del poder de su empatía), la propuesta no logran transmitir la tensión necesaria para ofrecerse como un thriller oscuro y potente, como esperábamos. Roberto Bemúdez (Darín) es profesor de un posgrado de abogacía. Le gusta el whisky, está solo en la vida (más allá de su atenta ama de llaves) y ha tenido un desarrollo de profesión más que exitoso. Lo conocemos insatisfecho, inquieto y porqué no decirlo, escéptico y bastante hermético. Comienza a dar un seminario para jóvenes letrados cuando a pasos de aula se comete un crimen. Bermúdez queda impactado por la ferocidad y pulcritud del asesino y decide indagar las razones que pudieron provocar esa muerte. Y como es cuidadoso de los detalles, no deja pasar que entre sus alumnos, hay una presencia extraña: el hijo de una amiga lejana, que vive en España y que viajó hasta Buenos Aires para cursar junto a él, Gonzalo Ruiz Cordera (Alberto Ammann). A Bermudez, Gonzalo le cae demasiado enigmático y comienza a sospechar, que puede tener algo que ver con el crimen en la facultad. Hay que decirlo, es un juego de gato y ratón, típico thriller de escritorio donde los detalles cobran mucha importancia a cada paso de la historia. De esa duda, pasa a la acción y es ahí donde la mirada se centra en las pistas que va dejando el asesino… En el medio de la investigación, la hermana de la víctima, Laura (Calú Rivero), hará su aparición para generar tensión física y emocional entre los dos, al posicionarse como objeto de deseo de estos hombres en conflicto… “Tesis sobre un homicidio” es el segundo largo de Hernan Goldfrid (el primero fue “Música en espera”) y debemos decir que es, demasiado esquemático. Súper pautado y con pocas sorpresas. Desde lo técnico, es una película solvente, no hay dudas. Darín corporiza bien su rol y tiene las líneas más interesantes del film, cuando reflexiona sobre la vida y la profesión, pero de alguna manera, la forma en que la trama se va construyendo, es previsible y eso le quita relieve a la propuesta. Hay mucha teatralidad en la puesta y eso también instala cierto aire de inmovilidad… Pensaba también en el hecho de que, como en “El secreto de sus ojos” (y creo que esto llevará al público a sala también), hay abogados, hechos delictivos, investigación, estrategias… Pero aquí hay menos vuelo y la progresión natural del film nunca termina por detonar, a pesar de la entrega de su protagonista. Quizás la ausencia de secundarios de peso (Rivero es muy bella pero transmite lo justo, nada más y la presencia de Arturo Puig es sólida pero muy acotada, entre los destacables) y la corporización de Ammann como una contrafigura/villano al que quizás le falte locura o perversión no le sumen en relación a lo que la propuesta necesitaba… Insisto, “Tesis…” es correcta y metódica, pero quizás un guión más arriesgado habría sacado más provecho del elenco que tiene. Aprueba con lo justo, aunque probablemente no sea todo lo que esperábamos de ella, sin dudas.
En general, los belgas no son considerados avanzada en animación. Es por eso que cuando salimos de sala luego de ver “Sammy´savonturen 2”, nos miramos con mi hija asombrados. No sólo de Pixar y Disney viven los niños no? Es así, el género comienza a expandirse a otras latitudes y si bien los que mueven el mercado son los mismos, comienzan a aparecer desarrollos interesantes, desde lo técnico, que merecen ser reconocidos. Esto sucede con “Sammy 2”, sin dudas. Si, ya se. Lo primero que les sucederá en cuanto arranque la película es sentir que están viendo un clon de “Buscando a Nemo”. Quedarse tranquilos, cuando la historia avance, descubrirán que comparten un universo similar, pero el viejo Sammy (una tortuga acuática) tiene otras aventuras por vivir y si bien hay que reconocer que la historia comparte algunos elementos, lo cierto es que ofrece una fauna más compleja y hace un camino distinto para llegar a destino. Arrancamos con Sammy, en una playa, descansando con su esposa y sus nietos, Ricky y Ella. Pero tanta tranquilidad se ve alterada cuando un grupo de pescadores, los capturan para ser vendidos a un magnate en Dubai. Dentro del pesquero en el que están prisioneros, los pequeños lograrán escapar y tendrán que ver cómo dan con Sammy una vez que descubran a donde fue llevado. Nada menos que a un acuario vip donde los humanos comen lujosamente en ambientes vidriados y acondicionados para deleitarse con la vista de los peces más exóticos que puedan imaginar. Dentro de ese lugar, hay una estructura de poder dirigida por Big D, un caballito de mar que es quien dirige (?) y alecciona a todas las criaturas del estanque: su idea es, escapar, pero lo cierto es que no viene saliendo muy bien... hasta que nuestro protagonista comience a pensar en un plan para materializar la salida… "Sammy 2” tiene una gran factura técnica, una paleta fantástica, mucho vértigo en un 3D logrado y detalle en la fisonomía de cada especie que describe. Es didáctica (ofrece información sobre algunos peces en relación a la trama) y muy cálida para los chicos. Sus personajes son divertidos y queribles. Quizás la historia no tenga mucho vuelo (aunque la veta ecológica está presente) pero la platea menuda no siente esa falta (si, el público adulto). Mención especial para la banda de sonido: excelente! Canciones pegadizas, clásicas que los más grandes agradecerán mucho! Una cinta familiar que suma, probablemente no sorprenda, pero tiene valores para convocar público. Ben Stassen (el director), lo hizo de nuevo. Habrá que empezar a prestarle atención. La animación comienza a volverse global y a ganar calidad…
Me encanta el cine de Ang Lee. Creo que su visión tiene una sensibilidad muy interesante, llena de matices, para retratar el mundo en que sumerge a sus personajes. Sus historias están llenas de moral, humanidad y emociones y "Life of Pi", es un producto esperable y a la altura de los trabajos anteriores de este director. Mucho se ha hablado de "Una aventura extraordinaria" en estos meses y si, es importante desgranar algunos aspectos a tener en cuenta antes de adentrarse en ella. El relato es, el de un náufrago (este film está basado en el best seller de Yann Martel). La historia posee un marco exterior, que tiene lugar en el presente cuando el protagonista, Piscine -Pi- (Suraj Sharma), visitado por un escritor, cuenta la odisea de su vida: haber salido con vida de un evento catastrófico: el hundimiento de un barco y la pérdida física de toda su familia. Arracamos conociendo a este muchacho hindú particular, Pi (si, hay mucho de simbolismo en su nombre) (decíamos) quien desde muy temprana edad sabemos que se destaca por su sagacidad y espíritu curioso. Su familia, dueña de un zoológico, decide partir de su tierra natal y dirigirse a buscar nuevos horizontes, junto a sus animales pero serán interceptados por una tormenta de épicas proporciones. Pi, logrará escapar de la muerte en un bote, pero la supervivencia, no será nada fácil... En la barca, se encuentra Richard Parker. Quién es? Nada menos que un tigre de Bengala! Si, imaginense la situación, el protagonista desesperado por sobreponerse a lo sucedido, y con un animal salvaje de semejante voracidad como compañero de aventuras. Panorama poco alentador no? La historia nos mostrará como Pi, trabajará lo vincular con la fiera, para vincularse y que puedan sobrevivir a los eventos típicos que viven quienes enfrentaron este tipo de accidentes: alimentación, cuidados, perseverancia para esperar el rescate, falta de fe, etc... Habrá mucho análisis metafísico, preguntas sobre la espiritualidad del hombre y suficientes elementos para que nos mantengamos entretenidos a lo largo del relato. "Life of Pi", además, está filmada en un 3D de lujo. Súper cuidado, y con el ojo puesto en las fuerzas de la naturaleza. Es un deleite visual, muchas tomas panorámicas y cenitales nocturnas del bote del protagonista los dejarán sin aliento. La tensión dramática está bien lograda aunque se percibe cierta fatiga de la anécdota dado que el centro del relato es la relación entre el personaje principal y el tigre. Lee se toma su tiempo para presentar ciertos eventos y lo cierto es que eso, a veces incomoda desde la butaca. Pero está bien, es entendible aunque el público debe ir advertido de sus 127 minutos de duración, pueden ser muchos si el tema no es de su interés. Es probable que no sea de los puntos más altos de Lee en su carrera, pero es un digno exponente de su cine y está filmada con una dedicación que se agradece, como espectador. Es una opción excelente para una cartelera de verano con pocos títulos fuertes hasta ahora...