El calor de la gélida Swinton Todas las semanas se está estrenando al menos una película italiana en nuestras salas. Está bien, no todas son en fílmico, pero es un hecho que no deja de llamar la atención. En esta oportunidad, le llega el turno a una producción del 2010, ganadora del Globo de Oro como Mejor película extranjera, “Io sono l’amore”, drama pasional de curiosa construcción que tiene como eje a la enorme actriz británica Tilda Swinton. Lo primero que hay que saber antes de sumergirse en “El amante”, es que Swinton no habla italiano. Es decir, no lo hablaba a la hora de la preproducción del film. Laboriosa y comprometida como pocas en la industria, la pelirroja más gélida del mundo del cine tomó clases para aprenderlo y desenvolverse con naturalidad en su rol. Como además, según el libro su ascendencia era rusa, también tuvo que imitar fonéticamente el acento, lo cual es fácil ver su compromiso con el proyecto... Tanto la entusiasmó que incluso decidió involucrarse como productora ejecutiva, dada la admiración que profesa hacia el director Luca Guadagnino desde su controversial adaptación de "Melissa P" (aquella obra en la que exploraba el despertar sexual de una adolescente dispuesta a vengarse de un amante poco complaciente). Este detalle, no menor, pinta de cuerpo entero como “Io sono l’amore”, se construye casi exclusivamente sobre los hombros de su actriz protagónica. No es que soslayo los eficientes rubros técnicos, entre los que se encuentran la cuidada banda de sonido (mención especial para el trabajo de John Adams), el manejo de planos y la delicada paleta con la que se filman los distintos momentos del día. Para nada. Eso aporta al equilibrio conceptual de la obra, pero esta película logra interesar, exclusivamente por la composición que hace Swinton de su personaje. Con otra piel, seguramente esto sería un salto al vacío. Andrógina y dueña de un magnetismo único, ella compondrá a una mujer rusa, Emma, instalada en la alta sociedad italiana actual. Casada con Tancredi (Pippo Delbono), hijo de un poderoso empresario textil, vive sus cómodos días de burguesa acomodada sin mayores expectativas. La pareja tiene tres hijos. Ella entiende perfectamente cual es su rol en la trama familiar y cómo debe moverse para acompañar los avances de su esposo en el poderoso imperio que lidera. Emma parece distante, pero sus ojos dicen mucho. Está en todos los detalles y tiene una percepción flotante particular: nada se le escapa, es una perfeccionista nata y encaja perfecto en el marco opulento donde vive. O eso parece...Tiene todo lo que se puede desear y hace lo que quiere… Pero… La vida le deparará una sorpresa. Uno de sus hijos, Edoardo (Flavio Parenti) tiene un amigo chef. El hombre en cuestión es Antonio (otro Edoardo, pero Gabbriellini), un hombre joven, bien parecido y talentoso. Cocina como los dioses y diariamente se enfrenta al desafío de modificar las ideas de quienes financian el restaurant donde trabaja, nada menos que las de sus padres, los propietarios. Es laborioso, metódico y logra platos increíbles. Luego de un par de encuentros casuales y de los otros, Emma y Antonio serán atraídos por una pasión intensa y tendrán que enfrentar la manera de vivir su relación en un escenario complejo donde las traiciones se pagan caro... La primera hora, Guadagnino va perfilando a Emma y explorando emocionalmente sus inquietudes y deseos. En la segunda, se vuelca a fotografiarla en la salvaje plenitud de su reverdecer sexual. Este andamiaje le va restando brillo a los secundarios que nutren la trama central y los termina por hacer desaparecer con el correr de los minutos. Tilda deja de lado su costado andrógino y se vuelve la mujer que la historia pide, pero a pesar de su increíble entrega, el film no cobra altitud. No estoy muy seguro del porqué, si se que el halo de misterio alrededor de Emma se va perdiendo cuando cobra carnadura su deseo, y ahí, la película abandona lo sutil para graficar otra historia, la simple atracción de los amantes desde lo corporal. En pocas palabras, "lo sono l'amore " comienza como un juego de ajedrez y cierra con los jugadores, desnudos y olvidando cualquier posición de las piezas en un feroz encuentro sexual. No es una apreciación moral, debo decir, sino puramente cinematográfica. "El amante" es una película fría, calculada, orquestada y pensada para el lucimiento de una gran estrella. Si no la tienen entre sus favoritas, difícilmente les guste. Creo que es un poco artificiosa y está sobrevalorada, también, pero se deja ver. Si la veo lejos de tantos premios y nominaciones...
Nariz rojo sangre y circo para todos No voy a contarles quien es Alex de la Iglesia. La mayoría de ustedes debe saber que es uno de los más originales y audaces cineastas españoles, reconocido a nivel mundial casi tanto como Pedro Almodovar. Su filmografía está plagada de alusiones al mundo de la historieta, el humor grotesco y la oscuridad que devora las buenas intenciones de sus personajes. Hoy en día el hombre es un ícono freak al que hay que prestarle mucha atención. Si no vieron sus hits más intensos, anoten no perderse "El día de la bestia", "Muertos de risa" y "Perdita Durango", ineludibles influencias de esta "Balada triste de trompeta" que llega a nuestras salas. De la Iglesia es un revolucionario de la imagen. Espíritu inquieto que parece haber perdido el freno inhibitorio que la mayoría de los mortales tenemos, sus producciones plantean universos en llamas, sujetos atormentados o amenazas sobrenaturales. El tema es que, hasta ahora, sus cintas giraban sobre uno o dos conflictos primarios y su búsqueda estaba centrada sobre lo perverso de lo vincular en ciertas relaciones. En general, relaciones duales. Aquí, nuestro transgresor amigo elige traernos un triángulo amoroso muy filoso, enmarcado en un contexto histórico que se juega durante y post dictadura de Franco, que nutre y refuerza algunas ideas que él quiere dejar claras sobre lo fluctuante que ha sido el pueblo español bajo el gobierno de semejante tirano. No se si será una estrategia de prensa, pero él dice que esta es la película que más lo representa en su carrera. Textualmente, en su blog, dice: "Nunca en mi vida me las he pasado más putas. Nunca en mi vida he disfrutado tanto. Nunca me he sentido más cerca." Elijo sus palabras para graficar mi impresión sobre "Balada...". Alex de la Iglesia ha dejado la vida misma en esta cinta. Eso es lo que vemos. Un film desbordante al que el espectador debe albergar para poder explorarlo. Hay tanta energía puesta, tanta pasión y dolor, que en algún momento, deja de ser cine y parece otra cosa. Una explosión de emociones encontradas o simplemente un pastiche recargado que apabulla con su nervioso pulso. Un caos. Sinceramente, al promediar el metraje ya había pasado por todos los estados de ánimo (desde la ternura hasta el odio más visceral, matizado con asombro y enojo en partes iguales) y seguía sin encontrar la mirada para definir si ese desenfreno y locura que venía de la pantalla, tenía sentido. Luego de dos cafés post proyección, encontré la respuesta. Para contar una buena historia no se necesitan dinamitar escenarios, masacrar gente o lacerar cuerpos de la manera que lo hace Alex en toda su plenitud aquí . Hay que ponerle el corazón y encontrar ese puente con el público que permita vincularse con el relato y narrar con un tempo que nos abrigue a todos, en la misma sintonía. En ese sentido, hay tanto colorido temático en esta producción que por momentos parecía una noche en el carnaval de Río. Un exceso con todas las letras. Si te gusta De la Iglesia, ya sabés lo que vas a encontrar, por ende mi opinión va para el público que quiere acercarse a la película y no es simpatizante de este tipo de cine... La historia es la de un payaso triste, Javier (Carlos Areces) es un chico que no tuvo suerte en la vida. La tragedia tiñó varias escenas de sus primeros años y lo marcó sin piedad al punto que él se convenció de que nunca será feliz y que sólo podrá hacer reír en su rol de payaso si juega a ser el melancólico e inepto que recibe los golpes e insultos de su eventual pareja. Trabajando en un circo en esos duros días en que el régimen desplegaba sus fichas, se topará con Sergio (Antonio de la Torre), a quien el rol de payaso fuerte le queda de perlas. Mientras que Javier es dulce y atento, su compañero es todo lo contrario: violento, golpeador y racista. De lo peor. Encima, en ese circo, tiene una novia increíble, la bella y enigmática Natalia (Carolina Bang), quien parece, de cierta forma disfrutar el trato siniestro que él le da. Ahí se arman los parantes de la carpa, el triángulo se enciende fácilmente y los dos hombres pelearán por el corazón de una mujer a la que no alcanzan (en mi juicio) a entender ni de lejos. Su disputa entremezcla lo profesional y se amplifica a la luz de la disputa. En manos de otro director sería un producto casi convencional. Pero Alex de la Iglesia puebla la historia con imágenes de noticieros de la época, canciones que marcaron tendencia y menciones en los diálogos que tratan de graficar de alguna manera (tosca, para mí), el ideario Franquista que su pueblo aceptaba a regañadientes. Le da cierta carga social al relato que lo hace interesante, desde algún lugar, pero es combustible para disociar el escenario interno y sintetizar muchos conceptos desde una misma imagen. Pareciera esa ser su intención... Pero el tema es que lo visceral traspasa lo tolerable y el exceso de tensión va desgastando el interés en el destino de los protagonistas. Hay tantos elementos jugando con fuerza que al llegar al clímax, sentimos que ya lo vivimos varias veces de acuerdo a las señales que nuestro cuerpo da mucho antes en el recorrido. Reconozco el valor del artista, pero eso no hace que me sumerja en su locura y la alabe. Creo que el guión de este film busca impactar de cualquier forma y eso le resta puntos al conjunto final. Muchos artilugios no garantizan un espectáculo de primera. "Balada triste de trompeta", es un espejo fiel de su mentor. La vas a amar o te vas a ir con el estómago revuelto, si no estás acostumbrado a cómo filma este hombre. Yo debo decir que me pareció un trabajo correcto, en la línea que De la Iglesia desarrolla sus películas, pero adolesce de cierta redondez que sí tienen sus mejores films. Tengo esa impresión, diría que es estridente y poderosa, innecesariamente. Si hubiese bajado un par de cambios, como dicen en el barrio, sería una obra maestra... Claro, De la Iglesia viene con automático (o automática, según el calibre que use ese día!!)...
El carisma de los villanos... Hay una tendencia que viene creciendo de fortalecer las comedias adultas políticamente "incorrectas" en la industria americana. "The hangover" marcó el camino y profundizó la escuela de Judd Apatow (de treintañeros inmaduros enfrentados a circunstancias que marcaban su paso a la madurez) para subir la apuesta y detonar una variante más agresiva y profana de esa veta. Más escatológica, con más contenido sexual, secuencias explosivas y vulgaridades extremas. Ahi se anotan "Bridemaids" (sin estrenarse todavía en Argentina), "Bad Teacher" y "Hall Pass", por ejemplo. Esta corriente viene en ascenso, así que esperen muchos productos similares a "Horrible bosses" en los próximos meses... Mirando el afiche, nos damos cuenta de la primera apuesta fuerte en el cast elegido: los villanos de la historia son actores de trayectoria. Hábil decisión. Siguiendo esta línea de trabajo, recordamos que los "buenos" siempre son tipos simples, sufridos y que no les va bien en la vida, con lo cual enfrentarlos al carisma de Jennifer Aniston, Colin Farrell y Kevin Spacey parecía ser una buena estrategia: o te caen bien los empleados humillados, o simpatizás con el carisma de los jefes. Idea que paga, en la taquilla, pero que genera un producto desparejo en el equilibrio del film. Veamos, tres amigos tienen serios problemas con sus jefes. Pero serios eh! Nick (Jason Bateman) odia al señor Harken (Spacey) porque lo hace trabajar día y noche. Lo tienta con un ascenso que nunca llega y disfruta con de una manera sádica el sometimiento que ejerce sobre todo empleado de su oficina. Es de lo peor el tipo. Dale (Charlie Day) es asistente dental y tiene una jefa muy sexy que quiere hacerlo su esclavo sexual (!!). Julia (Aniston), es una inescrupulosa y ninfómana dentista que disfruta torturar a sus pacientes durante la anestesia quien ha puesto sus ojos en Dale y quiere hacer fracasar su flamante compromiso con su novia. Kurt (Jason Sudeikis) pareciera que la tiene más fácil en su empleo, pero el mandamás muere y la empresa queda a nombre de Bobby (Farrell), cocainómano y despiadado sujeto que inicia una purga entre sus subalternos mientras intenta llevar a la quiebra el sueño de su padre. Un desastre. Los jefes hacen honor al título de la cinta y llevan la situación a un punto de sin retorno. Chantajean a sus empleados y cruzan una barrera que lleva a la ruptura total: Nick, Dale y Kurt van a buscar un asesino para sacarse el problema de encima. Darán con un marginal llamado Dean "MF" -motherfu...- (cameo de Jamie Foxx) quién los asesorará a hora de planificar los crímenes. El tema será que matarlos y quedar libres de toda culpa no será fácil... El guión de Michael Markowitz, John Fancis Daley y Jonathan Goldstein (todos con buenos antecedentes en la televisión norteamericana) tiene un inicio formidable donde brillan las adecuadas caracterizaciones de los malos de la historia. Ellos son el punto alto de la historia, sin dudas. Spacey es letal y cínico, Farrell transita por un festival de excesos sin pausa y Aniston se toma en serio su rol de dominatrix. Hasta ahí, todo diez puntos. El problema es pasada la primera media hora, algunos gags no son tan divertidos, otros tienen remates débiles y el corazón del conflicto, una vez que la decisión de sacarlos del medio está tomada, es demasiado artificial y aburrida. No importa cuanto delirio intenten desplegar en pantalla (persecusiones, algunas balas, ilícitos), cuesta creer que los tres amigos tiengan carácter para enfrentarse a tanta maldad y salir indemnes de semajente confrontación. No es que la pasemos mal en la butaca. De hecho, nos reimos... pero no como esperábamos hacerlo viendo el nivel de comediantes de primer nivel que tiene el elenco. En cierta manera, siento que hay menos delirio que el necesario para llevar la película a otro nivel y la débil confrontación final deja a la audiencia un tanto desconcertada: si los villanos son tan malos, ¿no habría que cerrar de una manera más arriesgada, encendiendo la pantalla para abrir la saga de cara al futuro? Para Seth Gordon (director de la insípida "Four Christmases"), el producto llega a su clímax en sintonía con el desarrollo. Para nosotros, no. "Horrible bosses" es la clase de película que tenés que ir a ver cuando tenés ganas de reirte, y predisposición para ello. Por ejemplo, cuando te juntás con tus compañeros del laburo o estás con el ánimo bien arriba. Ahí es cuando mejor funciona. Si no estás en el día adecuado, puede que te saque alguna sonrisa pero no va a dejarte eufórico ni mucho menos. Apenas aprobada, se potencia cuando encuentra su público...
Temporada fría y baja en la visión del NCA Presentada hace unos meses en Pantalla Pinamar, varios colegas me recomendaron "Cerro Bayo". Para ser absolutamente sincero, me dijeron "si te gustó Los Marziano, de Ana Katz, esta es una historia con la misma perspectiva, pero en el sur". Elijo empezar mi crítica con esa frase porque después de leer el material de prensa y haber visto la película, es imposible rebatir el valor de esa frase. A ver, vamos a descomponerla para entender que se quiere decir con eso, pero es cierto que Victoria Galardi debuta en la dirección en solitario (ya hizo "Amorosa Soledad" junto Martín Carranza) con un film correcto, aunque demasiado frío, a tono con los helados paisajes de Villa La Angostura donde fue rodado. El Nuevo Cine Argentino elige despegarse de una tradición de costumbrismo y drama. Hay una preocupación en esta camada de jóvenes que encarnan el cambio por romper con los paradigmas originales que fundaron nuestra historia cinematográfica. En esa línea, vemos productos que observan familias disfuncionales y de las otras, con una mirada distante y curiosa, en la que no hay una preocupación por detonar los resortes emocionales a través de la estridencia de los diálogos, como siempre se hizo hasta fines de los 90. Todo es lento, pausado. Economía de recursos visuales, pocas líneas, muchas miradas. Otra mirada, una perspectiva distinta encarnada por nombres que vienen en ascenso y obteniendo logros en todo el mundo. "Cerro Bayo" cumple con todas estas premisas descriptas, por lo que si bien hay subcategorías dentro de esta corriente (no es lo mismo Daniel Burman, Israel Caetano que la ya nombrada Katz, o Celina Murga y Agustina Carri, por nombrar mis favoritos), es bueno saber que cuando entramos al cine, veremos algo no masivo y estéticamente singular. Lo primero que hay que decir, en el haber, es que Galardi filma con soltura y tiene clara la historia que pretende contar. Es una historia que ella escribió, inspirada en sucesos de su vida personal, y que retratara el espíritu de una comunidad en el sur, con sus particulares características. Ya sabemos, hay grandes distancias, paisajes bellos, atmósfera de pueblo pequeño, sueños de llegar a las grandes ciudades y escapar de la rutina. Por ahí pasa el marco en el que se apoya el relato, y es innegable que está bien construido. Para llevar adelante su proyecto, se nutrió de importantes actores que se hiceron carne en sus personajes, redondeando una película que además de tener claro que quiere decir, cuenta con los intérpretes justos para llevarlo adelante. "Cerro Bayo" arranca con gran naturalidad, una anciana mujer va preparando todo para su intento de suicidio. No sabemos porqué, pero la vemos decidida. A las pocas horas lo lleva a cabo y la tragedia se resuelve a medias, ya que no fallece y cae en un coma profundo. Su familia inmediata, su hija, el esposo y sus dos nietos se sorprenden (pero no mucho) de lo ocurrido, en general, dicen que era una mujer extraña y reservada la abuela. La actriz mexicana Adriana Barraza (Marta en los papeles) juega aquí a ser la sufriente hija cercana de la delicada enferma, quien ante la emergencia llama a su hermana en Buenos Aires para que viaje a asistirla. Así es como llegará vía aérea, Mercedes (Verónica Llinás). Ella arrastra una vida complicada, está sola, tiene muchas deudas y venirse a su tierra natal no era algo que hubiese preferido, pero sin embargo... le puede servir para conseguir algo de efectivo, cosa que necesita deseperadamente. Los dos hijos de Marta son dos chicos queribles y simpáticos, Inés (la increíble Efrón de "XXY") y Lucas (Nahuel Pérez Biscayart), quienes tienen proyectos personales que apuntar a salir del lugar donde viven. Cuando los días pasen y Mercedes se entere de que su madre había ganado en el casino de Bariloche una importante suma, comenzará a movilizar a todos para que la ayuden a dar con ese dinero. El vil metal comenzará a jugar en las relaciones y aparecerán, sutilmente, las razones que fueron delineando el cuadro de situación presente de aquella familia extendida. Todo se resolverá para bien, o para mal. No importa mucho. Lo que sí quiere Galardi es que miremos a través de sus ojos, las relaciones que se dan entre esos sujetos, sus sueños y aspiraciones, y la dura adversidad que soportan al vivir en un pubelo chico y tener que desarrollarse en él. En el debe, todo está prolijo y bien contado pero... La historia nunca logra interesar. Es tan chiquita, tan común... No hay emociones fuertes, conflictos que conmuevan, perfiles carismáticos que impacten a la audiencia. Nada de eso. No presenta para el espectador corriente, relatos individuales que atraigan. El NCA puede ganar festivales, pero pocas de sus películas llevarán gente a las salas si profundizan esta línea. Lo cual, si me preguntan, no me parece mal. En "Cerro Bayo", siento que hay una economía de recursos (seguramente pensada, no la veo casual) visuales y dramáticos llamativa. Por ejemplo, se habla mucho de la noche inauguración de la temporada alta en la montaña, pero no la vemos. No se nos presenta nada que altere el clima denso y minimalista que recorre el film. Todo es interiores, diálogos tranquilos, sonrisas evasivas, preguntas sin respuestas... No es que no haya emoción, (la hay, da fe el gran trabajo de Barraza, por ejemplo) sólo que las historias que se van tejiendo son tan simples que no revisten mucho interés y terminan por llevar el film a un letargo peligroso donde la película termina, y nos sentimos igual que al principio de la proyección. Nada pasó. Creo que a pesar de todo, "Cerro Bayo" es una buena película y hay que saludar el enorme esfuerzo de Galardi para contar una historia que la atravesó, venciendo todas las dificultades de producción. También creo que está muy bien actuada y tiene un guión estructurado en la mirada de la directora. El único problema es que lo que cuenta, no moviliza. No genera nada. Es demasiado... fría. Y eso fue lo que hizo que "Los Marziano" de Ana Katz no reventara la taquilla (aunque Francella garantizó que el film hiciera un número que se acerque al medio millón de espectadores), no es esta una escuela que la gente elija a la hora de ver cine. La gente prefiere otros temas y películas más directas, en cuanto al planteo. Ir entonces advertidos de que "Cerro Bayo" es exponente fiel de esta corriente. Con sus pros, y sus contras.
Ausencia que resignifica vidas y vínculos El cine nacional siempre se caracterizó por hacer dramas de calidad. A lo largo de la vasta filmografía de nuestra tierra, el número de exponentes de este género fue siempre destacado y de hecho nuestras películas más populares a nivel festivales son de este tipo. Digamos que los argentinos somos especialistas del tema, hay en nuestro ADN una fuerza intrínseca y profunda a la hora de mostrar historias donde las lágrimas y el dolor se muestran como emociones predominantes. Dentro de este panorama, celebramos la llegada de "Viudas", última película de Marcos Carnevale (director de "Anita" y "Elsa y Fred", entre otras) porque toma esta veta natural de nuestro cine y la enriquece con una sutil dosis de desenfado y humor negro, poco visto en la industria. No podemos decir que esta sea una comedia dramática con todas las de la ley (no siento que lo sea, debo decirlo), sino que es una historia vincular compleja, medida y descriptiva de una situación triangular no deseada por nadie en su sano juicio... Una joven mujer llega al hospital con Augusto, un hombre entrado en años que ingresa a la sala de emergencias con un ataque cardíaco. La esposa del enfermo, Elena (Graciela Borges), es avisada de su ingreso y se presenta en el lugar para atender a su pareja. Allí, se topará con Adela (Valeria Bertucelli), la persona que lo trajo quien espera noticias sobre su salud y se niega a despegarse de su lado. En unos pocos pasos, Elena entenderá que ella es la amante de su marido. Son dos polos opuestos, hay un mundo de diferencias entre ellas, y la edad no es la más importante. Mientras la esposa formal es una cuidada y culta mujer de acomodada clase social (es documentalista), la "querida" es una mujer corriente cuyo atributo más visible es su juventud y belleza. El hombre que las dos compartían muere al poco tiempo y en sus últimas palabras le pide a Elena que "cuide" a Adela, gesto que enardece a su mujer. Encima de tener que enterarse de la cuestión en este contexto, se le pide que perdone la traición y cobije a alguien que desconoce y que era su rival en la oscuridad del triángulo amoroso. No hay tiempo de procesar el pedido, Adela es inestable emocionalmente y el dolor de la pérdida de su gran amor la lleva a generar encuentros forzados con Elena, quien claramente quiere apartarla de su vida. Si bien las dos fueron importantes en el corazón de este hombre, lo cierto es que su compañera de toda la vida tiene estructura para enfrentar la difícil situación mientras que la alternativa adolece de esa posibilidad. Se quiebra y su vida se va a pique casi de inmediato. Es entonces cuando después de una serie de encuentros raros, Elena ofrecerá circunstancialmente cobijo a Adela en su hogar para reponers. Eso generará un vínculo volátil que las dos deberán manejar si no quieren hundirse en el abismo del vacío que dejó el hombre que amaron. Carnevale aborda, en definitiva, una historia de mujeres duelando en una situación extrema. Su guión nos invita a deguir del derrotero de dos personajes que amaron sin límite al mismo hombre y ante su ausencia, deben reestructurar sus vidas y resignificarse a la luz de la verdad. Dibuja una escenario austero para posicionar a sus protagonistas y las deja desplegar su enorme talento. Ya sabemos de lo que son capaz Borges y Bertucelli. Aquí las dos se sacan chispas en los cruces que se dan para desarmar el enigma que recorre la cinta... ¿Eduardo fue capaz de amar a las dos por igual? Ese interrogante flota en el ambiente y se instala como obligada pregunta. Desde el punto de vista actoral, quizás la esposa de Vicentico luzca al principio un poco fuera de registro y sin poder dominar a su Adela, pero con el correr de los minutos logra equilibrar su fuerza interior y darle estatura exacta a esta sufriente amante, un ser desvalido y sin norte que nos conmueve en cada línea que sale de sus labios. Graciela Borges se luce con su distancia inicial y a la hora de poner el corazón, desenfunda sin inhibiciones. Ambas sostienen el andamiaje con mucho oficio, incluso en algunos absurdos (ciertas situaciones) que no cierran y que parecen forzadas en el contexto. Volviendo al principio, lo rico en "Viudas" es que en este fuerte relato, el director acondiciona su pieza para no agobiar al espectador en su aprehensión de la trama. Lo hace a través de dos secundarios que aportan simpatía y color en las dosis justas para no desequilibrar al film. Ellos son la mucama travesit de Martín Bossi (gran debut cinematográfico) y la mejor amiga de Elena, Rita Cortese. Su trabajo es el de introducir el sentido común al vínculo que las mujeres van creando. Las aristas del guión coquetean con lo increíble y cuando el público comienza a desconfiar de la dirección del relato, llegan uno u el otro indistintamente y aportan una mirada ácida y humana de eso que pasa. Le ponen lógica a lo inentendible y grafican la sorpresa que produce una vinculación así. Debemos entonces decir que esta es una gran película. Si bien no profundiza tanto en las emociones individuales como nos hubiese gustado, es cierto que lo cuenta, lo hace bien. Más allá de alguna cuestión discutible con respecto al devenir de la historia y los claroscuros del pasado que intencionalmente se dejan de lado (las motivaciones que llevaron a Augusto a ser infiel, por ejemplo), Carnevale logra traernos un retrato muy humano que entretiene y emociona y que no hay que perderse, de ninguna manera.
Estufas y Balcones o Valijas y Globos (bah, lo que sea!) Steven Spielberg y Ron Howard no producen al azar. Son tipos serios y en la mayor parte de los casos, eligen cuidadosamente propuestas que los muevan, desde el punto de vista artístico y comercial. Pero, como todos, alguna vez se equivocan. Esta es la historia de la esperada "Cowboys y Aliens", film inspirado en la novela gráfica del mismo nombre de 2006 editada en EEUU por Platinum Studios. Alguien había adquirido los derechos y acercó la idea de llevar la historia a la pantalla grande al dúo dinámico. Digamos que el elemento fantástico de la obra requería mucha pericia a la hora del abordaje. Así fue que Spielberg convocó a unos cuantos guionistas (cuento 8 créditos en la ficha técnica con todos los involucrados que dieron la cara), entre ellos a algunos que ya son considerados laderos obligados del cotizado JJ Abrams, como Roberto Orci y Alex Kurtzman. Gente que presuntamente podría manejar la cuestión... Había entonces un arsenal profesional de la pluma dispuesta a meter la nariz en el asunto, cosa que prometía... Aunque, sabemos que si bien es cierto que dos o tres cabezas piensan mejor que una, aquí, todas se encargaron de sumar confusión en la construcción de una trama a la que deslucieron por completo, supongo que en el afán de hacer algo entendible. Está bien, ya sabemos que es ciencia ficción. El tema es que la mezcla que se intenta lograr fusionando seres de distinto plano contextual y hasta histórico, suena a priori como... complicada de llevar a la práctica (por lo menos). Estamos en una época donde las historietas gráficas tienen luz (o linterna) verde para salir del papel y llegar a la pantalla grande con enorme facilidad. Se planifican toneladas de este tipo de films, así que alguno que otro (o muchos) van a salir mal. Lo dice el sentido común. Lo que si, no esperábamos que este fuera el caso atendiendo los pesos pesados de la industria que aquí se dieron cita... Digamos que "Cowboys..." empieza bien. Hay un enigma que atrapa en su línea de largada y eso predispone bien a la audiencia. Jake (Daniel Craig) se despierta en el medio de un desierto. Tiene en su brazo izquierdo un extraño dispositivo que no parece de este mundo ,lo cual hoy en día no llamaría la atención pero estamos en la dura Arizona de 1873 y ahí las cosas son diametralmente opuestas. El hombre no recuerda quien es, ni porque está allí. Si notamos que sabe defenderse y es muy hábil con el arma y los puños. Luego de un par de luchas para mantenerse en forma (y demostrar que ser Bond no es mera coincidencia), termina en un calabozo del pueblo más próximo, acusado de ser un enemigo de la ley. Todo sería normal si no fuera que esa cosa que tiene en el brazo no llamara tanto la atención... Entretanto, un coronel llamado Woodrow Dolarhyde (Harrison Ford, nada menos), llega al pueblo buscando culpables para un incendio que presenció con víctimas unos kilómetros atrás. Notificado de que el sheriff local apresó a Jake, se prepara a interrogar al sujeto en cuestión aunque nunca llega a hacerlo: el dispositivo que tiene Jake comienza a alumbrarse y a girar y naves espaciales comienzan a bombardear al pueblo. Llegan los aliens. Y no sólo eso, están aquí para abducir a los habitantes del lugar. En esa secuencia, el perseguido se distingue en la defensa del lugar: se ve que conoce como enfrentar a semejante enemigo por lo que se gana la confianza de los lugareños para dejar de ser considerado una amenaza. A partir de ese ataque, bien contado, nace otra película. El film comienza a buscar una conexión con el pasado clásico de los western de persecusión y el clima deja de ser tan interesante... Los hombres del pueblito van a seguir a los aliens (tienen nave averiada) y tratar de recuperar a su gente. Se adentran a campo traviesa y allí comienza el derrape del guión. Estos cowboys usan ropa prolija, limpia y planchadita, actúan a reglamento y transmiten una frialdad extraña. Y los aliens... cuesta creer lo básico que son... A todo nivel. Una verguenza para un producto de esta envergadura, poco diseño, aburrida caracterización, torpeza de desplazamiento. Ya de por sí aceptar el delirante marco de la peli es bastante como para tener que bancarse las pálidas y planas actuaciones de un cast que individualmente, mete miedo, pero atado por este guión, naufraga irremediablemente. No hay magia aquí, cosa extraña siendo que el director es Jon Favreau (responsable de dirigir las dos Iron Man). Sabemos que este caballero no sólo tiene oficio, sino que sabe mucho del tema. Sin embargo algunos saltos preocupantes (la información que trae la secundaria Ella sobre los extraterrestres - Olivia Wilde- por ejemplo) o la manera en que los humanos aceptan casi con naturalidad lo que les pasa (!!) suman confusión y dejan a la película sólo como un escenario de peleas bizarras entre cowboys y aliens... Apenas eso. No se logra entender como el carisma de Craig y Ford no logran establecer lazos con el espectador. Nos miramos desconcertados en la sala y decimos... "esto es un absurdo". Y lo es. A todo nivel. Quizás el problema sea la falta de convicción al adaptar el guión o sencillamente que esta trama en particular no calificaba para llegar a los cines. No lo se. Si se que "Cowboys & Aliens" me aburrió y que si no fuera por algunas secuencias de acción en particular (y no muchas) tampoco llegaría a calificar para una nota regular. Me pongo serio y les digo, no sería un buen momento para ir frenando con la tonelada de productos similares del género...? Reconozco la veta y los intereses en juego pero... Por qué no buscamos buenos guiones en otro lado? O es que si la historia no es de un cómic no sirve en estos días para ponerle buenas fichas? Pareciera que da todo lo mismo, si viene de una historieta, ya tenemos financiación asegurada y dos o tres films en saga... "Cowboys y Aliens", olvidable por un lado, fuerte llamada de atención por el otro. Todos cometemos errores, el tema es poder aprender de ellos...
Reset y nuevo comienzo para una historia fascinante A fines de los sesenta, los estudios (más precisamente los amigos de Fox) adaptaron a la pantalla grande una novela de 1963 escrita por el francés Pierre Boulle. Inesperadamente, la película (en aquel lejano 1968) fue un tremendo éxito. Charlton Heston protagonizaba aquella reconversión e iniciaba una saga que duraría hasta el 73 con films que tuvieron relativo suceso y que generaron una importante legión de fans. A ver, si no conocen la historia, en la primera, un astronauta llamado Taylor aterrizaba en un planeta extraño (después de un largo viaje en el que hibernó gran parte del tiempo) gobernado por monos donde los humanos no hablaban y estaban esclavizados bajo su dominio. El hombre en cuestión logra escapar hacia una zona prohibida (luego de muchísima vueltas) y ahí descubrirá (en una legendaria secuencia) que volvió a la Tierra, en el futuro. O sea, muchos años pasaron y de alguna manera los primates invirtieron la relación asimétrica que tenían al salir Taylor al espacio exterior. Dirigen al mundo. Coincidamos que el argumento era atrapante. Recuerdo aquellas matinés donde este servidor pasaba horas viendo cada película una y otra vez. Me impresionaba el trabajo de maquillaje y caracterización de los simios y su poderoso mensaje subliminal, una feroz crítica social llamativa para provenir de la ciencia ficción. Era un gran producto, por lo que Tim Burton filmó una remake de la original (aunque con sus licencias) en 2001. Tuvo un éxito moderado. Los años pasaron y la saga descansó en los escritorios de los altos ejecutivos, hasta que llegó la hora de reactivarla y convocaron al tándem Rick Jaffa y Amanda Silver, (quienes tuvieron su cuarto de hora con el guión de "Relic") a afinar un nuevo comienzo. A ellos no se les ocurrió otra idea que darle un reset. Claro, no de cualquier manera. Algo sensato, apoyado en los paradigmas que operan en este nuevo milenio y que responden al respeto que se tiene por la ecología, el mundo animal y la no violencia. Así fue como nació "The rise of the Planet of the Apes" llamada en nuestro país "El planeta de los simios: (R)evolución". Título ingenioso y bien usado (tantas veces se titula mal aquí) que marca la imprenta biológica que tiene este lanzamiento de Twenty Century Fox. Tenemos a un científico joven y talentoso, Will (James Franco, de "127 hours"), quien está investigando como derrotar al Alzheimer. De más está decirlo, experimentan con monos. Por poco que sepamos del tema, somos concientes de que hay crueldad en el trato que se les da. Los exponen a químicos y estímulos físicos a veces desmedidos para tratar de lograr éxitos en la línea farmacéutica. En este caso la idea es realizar un cultivo de células útiles y fuertes que puedan reproducirse y se utilizan chimpancés para ello. Si esto funciona, quizás los humanos tengan alguna chance de revertir los casos terminales del mal. Dispuesto a todo, Will cree haber llegado a una respuesta positiva en un especímen. Pero al mostrar su trabajo, el simio muere y el experimento fracasa. Se cierra la fase y el investigador se encuentra con un bebé dulce (mono) que lleva los genes de su padre, muerto en el incidente ya narrado. Lo llevará a su casa y lo criará como un hábil entrenado. Bautizado César, desde muy pequeño se destacará por su enorme capacidad para aprender del mundo que lo rodea. No es un simio cualquiera, lo sabemos, tiene el don de poder resignificar lo que sucede a su alrededor y operar con una respuesta adecuada en muchos casos. Will y su padre, Charles (John Lithgow), hombre que sufre Alzheimer - también-, lo integrarán a su familia. Pero eso no es todo, el hecho de atender su salud también cambiará la vida romántica de Will, ya que lo llevará a vincularse con Caroline (Freida Pinto), quien se transformará en su novia y lo apoyará en la crianza del simio. César, como dijimos, es un mono que se humaniza minuto a minuto. Vive en una casa acondicionada para él junto a gente que lo quiere, hasta que un incidente lo expone a la dureza del mundo exterior. Ataca a un humano y Will se ve obligado a entregarlo a un lugar donde convivirá con simios salvajes y de la especie más corriente que se recuerde. César sufrirá mucho el despegue de sus afectos pero con el correr del tiempo, entenderá que debe adaptarse a su especie y conducirla hacia otro tipo de vida... Más justa y cercana a la naturaleza de sus pares. Rupert Wyatt (el director) está interesado en mostrar el mundo desde los ojos de César. Para ellos cuenta en esta oportunidad con el magnífico trabajo de Andy Sarkis (aquel actor que hacía de Gollum en la trilogía "The Lord of the Ring") quien se animó a ponerle piel al líder de la rebelión de los simios. Su composición es fascinante. Hay que pensar que durante gran parte de la película el lenguaje predominante para el espectador es corporal y el protagonista debe resolver con todos los recursos a su disposición la tarea. En ningún momento la acción se muestra confusa, siempre las miradas y los gestos grafican la secuencia con precisión, cosa que se agradece desde la butaca. Por supuesto, esto también sucede por la labor de los equipos de Weta Digital quienes generaron el universo donde los monos cobran vida. Haciendo gala de una gran pericia para la técnica de motion capture, estuvieron a la altura de los pedidos del director: así se quería y así salió. Aunque sabemos que cuando los modelos CGI no conforman, en este caso en particular, por suerte para todos aparece Sarkis con su repertorio interpretativo y todo vuelve a los carriles narrativos sin problemas. Pensaba mientras salía de la sala, que este tipo de historias, esta re-adaptación del Planeta de los Simios, está instalada en un contexto donde se ve al planeta y al mundo animal con otros ojos. Sentimos nuestra la lucha de esa especie por ser liberada de la opresión de un mundo que los aleja de su hábitat natural, cosa que está muy en boga y que sirvió para delinear un guión políticamente correcto: aquí todos reciben lo que merecen. Y la contienda que se instala, no es una lucha por destruir al otro, entendiéndolo como rival, sino un avance de los derechos que todos tenemos por ser criaturas que habitamos este mundo. No nos enojamos con estos simios, los hacemos propios y nos compenetramos en su lucha, empatía que lleva al film a lograr puntos altos de conexión con la audiencia. En ese sentido, todos los ingredientes que contiene este producto parecen gozar de una cohesión singular que garantiza buena llegada y alto impacto a la hora de sostener la trama, "The rise of the planet of Apes" es sin dudas, una gran película. Puede ser que los puristas y estudiosos de la saga destaquen alguna diferencia que no concuerda exactamente con la saga de los 70. Está bien. Se acepta. Sin embargo hay hechos y guiños que podrían entenderse como disparadores y conectores de todas las ideas y relatos que la historia principal presentaba. Es más, alguno de ellos (con seguridad) será iniciador de historias que continuarán la dirección que esta versión presentó, sin dudas. En lo personal, disfruté como hace mucho tiempo que no lo hacía. Hay en "The rise..." una intensa mezcla entre el blockbuster clásico bien contado y el cine ambientalista moderno ensamblados como pocas veces en este último tiempo. No es cine arte, pero, sin dudas, pero en su tipo, es de lo mejor del año.
Estudiá Forrest, estudiá "Larry Crowne" es el segundo largo que dirige Tom Hanks. Actor y productor de prestigio, en contadas oportunidades quiso ponerse detrás de las cámaras (de hecho, sólo lo hizo en "The wonders" -Eso que tú haces-) allá por 1996. En esta oportunidad, escribió junto a la conocida y talentosa Nia Vardalos (la actriz y escritora de "My big fat Greek wedding" a la que le produjo una serie sobre la misma en 2003), una comedia que intenta conjugar crítica social y romance en dosis iguales, relato que intenta reflexionar sobre la dura realidad financiera americana de estos días. El problema es que si bien hay simpaticos apuntes sobre lo que sucede en el gran país del Norte con respecto al tema de la desocupación y la reinserción laboral, nunca el mismo cobra la seriedad esperada para conmovernos y eso que el problema de Crowne no es poca cosa. Lo mismo sucede con la historia de amor que presenta, a pesar de los mohínes y sonrisas característicos a los que nos tiene acostumbrados desde hace tres décadas Julia Roberts y que casi siempre cumplen su objetivo. Los dos son actores veteranos y tienen una pila de comedias románticas encima, con lo cual, deberíamos preocuparnos por la calidad de esta producción. Cuesta creer que Julia y Tom hicieran una película tan chiquita, a todo nivel. Está bien que sean buenos amigos en la vida real pero... aceptar así algo tan esqumático y burdo sin debatir el rumbo de la película? El guión parece ser el primer borrador de la idea, cosa que nos extraña viniendo de una guionista como Vardalos. A ver, sabemos cuál es la intención de Hanks, hacer una película simpática de autoayuda que pinte el negro panorama del empleo en blanco en su país y fortalecer su llegada con una simple historia de amor. Pero algo salió mal amigos, por alguna extraña razón los diálogos son casi robóticos y las emociones, brillan por su ausencia. No podemos decir que estos monstruos de la industria no saben actuar, no, para nada. Sin embargo, el director subestima la trama y la subordina al carisma de sus protagonistas, eligiendo una modalidad básica para acomodar su relato: el público se conecta con sus actores favoritos y festeja su devenir en pantalla por el solo hecho de disfrutar a sus viejos conocidos. Craso error: si bien nos encanta verlos a los dos en pantalla, la historia importa y el espectador puede darse cuenta cuando la narración carece de fibra. Hay una peculiar manera de narrar de Hanks que ayuda a que esto suceda, su cámara a veces parece la de un novato, elige planos abiertos en gran parte de la cinta y estos enfrían la pantalla y nos alejan de la acción, descuida la dirección de actores y ellos se vuelven cabezas parlantes repitiendo líneas sin sentido.... Encima, su protagónico es bastante primitivo y su ritmo de resolución de conflictos se asemeja (desde algún lugar, permitan mi licencia) a Forrest (Gump), por su inexpresividad y torpeza de movimientos... Estamos hechos. A Larry lo despiden del trabajo. El es jefe de sección en U-Mart y la razón para despedirlo es que no posee estudios universitarios. Sus jefes le dicen que él es el único que no ascendió en estos veinte años que lleva en la empresa porque no fue a la universidad. De hecho, lo convencen de eso! (cosa aberrante que suceda en una escena tan pobre como la descripta) con lo que Larry, (ex cocinero marine, divorciado y que vive sin siquiera una mascota por compañera) en una edad difícil (50) tendrá que encontrar rápido un trabajo para pagar sus deudas. Tiene muchas (cosa extraña porque lo vemos un tipo que gasta poco en él y su casa, está casi vacía de muebles) por lo que habrá que enfrentar el tema de la hipoteca que pende sobre su vivienda... Casi sin inmutarse, Forrest, digo, perdón, Larry, decide estudiar en un lugar cercano a su hogar. De esa manera estará preparado para decidir cómo entender su situación financiera en esta moderna y cruel América. Crowne irá a un centro universitario. Allí le recomendarán dos cátedras para salir del pozo: Economía (con un profesor oriental sistemático y egocéntrico) y Oratoria. La profesora de este último curso es Mercedes (Roberts), quien está casada con otro desempleado (ex profesor y escritor) y transita por sus días sin entusiasmo alguno excepto hacerse un margarita bien cargado al final de su trabajo. Su existencia es gris y ha perdido la pasión por enseñar, abrumada por los adolescentes de este tiempo. Su problema profesional es que le cuesta transmitir sus ideas a un grupo joven atravesado por los medios electrónicos y encima en su hogar, sufre que su inmaduro esposo no trabaje y ella sea la que tenga que pagar todas las cuentas. Larry Crowne, vale decirlo, es y parece grande para la universidad, así que cuando va a cursar, hace mucho contraste con su medio. A pesar de ello, logra rodearse de gente divertida (comandada por Talia, la ascendente Gugu Mbatha-Raw) y comienza a estudiar por primera vez en su vida. Eso sí, nada de ahondar en las razones de la crisis (no, eso sería demasiado), sólo veremos como Forrest (uy, sorry again, Larry digo) pasará de ser un sujeto fuera del sistema a otro activo, a todo nivel... Es increíble lo que cursar dos materias en la facultad puede hacer! Reflexión final: para ser una comedia social, no tiene profundidad. Para ser una romántica, no hay química entre Julia y Tom... "Larry Crowne" es sólo un boceto de algo que podría haber sido una buena idea. Su único mérito es la posibilidad de ver a estos dos taquilleros actores juntos (ya habían compartido cartel en la interesante Charlie Wilson's war) y ver su habitual repertorio de lugares comunes. Lo cual, para muchos no es poco. De hecho Julia sonríe mucho en la segunda parte y eso, les digo, vale una moneda eh! Segundo paso en falso para la carrera de Tom Hanks como cineasta. Ha demostrado ser buen actor y gran productor. Pero director, no. Debería ir a la universidad a estudiar cine, no? Después de todo, eso es lo que el recomienda para la solución de todos los problemas económicos que sufren los países desarrollados!!
Diferentes, pero a los postres, iguales Hace unas semanas atrás, recibíamos en cartelera una película italiana llamada “Mine Vaganti”, en la que el tema central era la aceptación por parte de una tradicional familia, de la homsexualidad de uno de sus miembros. El director de aquella cinta era Ferzak Ozepek, cineasta de ascendencia turca que milita desde su lugar por la igualdad y que hace de sus historias, relatos panfletarios que giran sobre constelaciones familiares. Extrañamente nos llega ahora otra película donde el protagonista también es gay, del mismo origen pero en franca clave de comedia romántica. Hacemos la llamada porque los títulos comparten algunas características y se integran a una percepción de lo que tiene éxito en la península, un cine colorido, campechano pero que reflexiona sobre sus costumbres y sus valores a la luz de los cambios en el mundo moderno. “Diferente da chi” es una película extraña. Tiene un inicio desopilante (donde todo transcurre a gran velocidad) en los cuales la presentación de la historia promete. Piero (Luca Argentero) milita en un partido de centro. Es algo así como concejal y su rol no es de peso para su agrupación…pero la casualidad lo pone de cara a un desafío importante, participar en las primarias como candidato alternativo de su partido. Si bien sus compañeros saben que es gay, piensan que eso favorece la estrategia política a la hora de votar: no tiene chances de ganar. Los viejos políticos en realidad necesitan un candidato para perder y resaltar así la figura del delfín oficial, un hombre de edad, que naturalmente, gana la elección por amplio margen. Pero algo sale mal y en la noche del festejo, fallece. Piero se queda así con la candidatura ante el asombro de un partido que no pensaba tenerlo como primera figura para pelear la jefatura de Roma. Planteadas así las cosas, se les ocurre adosarle una compañera de fuste para equilibrar la fórmula: Adele (Claudia Gerini), una vice tradicionalista, seria y formal que cada dos palabras dice “familia”. De más está decir que cuando se cruza con Piero para discutir la plataforma, los planetas estallan. No tienen nada ver y la verdad es que juntarlos sólo tendría sentido en la arena política (!). Hasta ahí la historia se presenta divertida y las observaciones sobre el armado partidario son ocurrentes e incisivas. Lo mismo con la caracterización de los personajes. Pero cuando Piero y Adele tienen la primera pelea con sus asesores algo empieza a hacer ruido. El libro abandona la línea que venía trabajando (la de una comedia que analiza las diferencias de género y la problemática de la inserción gay en la sociedad formal italiana) y la sustituye, de un volantazo, por una historia romántica. De golpe. Apenas podemos dar fe a lo que vemos. Piero (que está casado hace 14 años con otro hombre) comienza a relacionarse con Adele para integrar una fórmula con posibilidades de ganar y eso hace que tengan que conocerse. La tensión que ellos traen con su visiones del mundo se transforma en atracción y... bueno, mejor no anticipar como sigue la historia. Lo cierto es que la veta humorística y la aguda visión esbozada al inicio, se pierden. Nace otra película, una más simple de enredos y tríos, clásica y a la que ya estamos acostumbrados. Una verdadera pena. No importa la química que tenga el trío protagónico en pantalla, lo cierto es que todo lo que viene después, importa poco. Las decisiones que cada personaje tome a la hora de confrontar sus verdades individuales serán accesorias para el espectador, lo único que quedará es la sensación de que al film le sobra metraje. Es cierto que pasan muchas cosas en poco tiempo, pero el vértigo de la narración importa poco cuando la dirección es la previsible. Umberto Riccioni Canteni (el director) se presenta en sociedad con esta ópera prima. En la taquilla de su país no le fue tan mal aunque luego de esta producción (de 2009) no volvió a los largometrajes aún. Por algo será. Lo cierto es que las oscilaciones en este debut terminando redondeando una propuesta flojita y que se vende como transgresora, pero que en el fondo no lo es. No podemos decir que “Diferente de quién” sea una mala película. Está bien filmada y hasta puede que pasen un rato agradable, lo negativo es sentir al salir de la sala que esta podría haber sido una gran película. Una historia que aborde con cinismo y descarnado humor, el escenario político que podría darse en cualquier sociedad tradicional si el principal candidato a vencer fuera homosexual y su compañera de fórmula, una derechista de convicciones. Esa amarga sensación de no haber visto la película que esperábamos es la que depara el cierre.
Tarjeta amarilla (y no verde) para DC y Warner Parece que estamos en la era de las adaptaciones fílmicas de los comics. Esta velocidad que sentimos le viene imprimiendo la industria a sus desarrollos va empezando a mostrar sus lados flacos. Grandes presupuestos, costosos directores, enormes maquinarias publicitarias... Todo al servicio de la adecuada conversión de una historieta en fílmico. El problema es que en este afán de querer vender, hay cosas que se van dejando de lado peligrosamente cuando se encara una pre producción de esta envergadura: la supervisión. Es central cuando hay tanto dinero en juego ya que permite ir dando una pista de lo acertada o no que es la dirección que se le imprime al producto en cuestión. En ese sentido, a Warner y a DC se les escapó la tortuga. No entiendo cómo dejaron que un film tan chato y deslucido llegara a las salas. Todos sabíamos que el último corte de Martín Campbell estaba lejos de lo esperado pero... estrenar de cualquier manera? Dolorosamente debo decirles que ámbos estudios sabían de la calidad de esta versión de "Green Lantern" y prefirieron estrenar para equilibrar lo invertido y cambiar de enfoque para la segunda parte. Ellos hicieron el cálculo que los fanáticos del comic irían en masa a verla y con ellos solamente podrían reducir sus eventuales pérdidas. Lanzaron un fuerte campaña publicitaria y ya están pensando en el 2013, fecha de estreno para la secuela, obviamente, sin el mismo director y hasta quizás, sin Ryan Reynolds en el rol principal. Esta cinta está basada en el segundo Linterna Verde de DC, estrenado en 1959 y escrito originalmente por John Broome y Gil Kane en el que el rol central recae en el piloto de pruebas, Hal Jordan. Greg Berlanti (cuyo CV viene de la televisión y las series americanas de alto impacto) y otros cuatro guionistas (!!!) tuvieron a cabo la elaboración del libro que vemos en pantalla. Wow! Muchachos, no se que estuvieron haciendo pero no lo vuelvan a hacer. Al menos, si quieren seguir cobrando cheques de 6 o más cifras en sus salarios. Me cuesta creer que tantas cabezas no hayan podido darle sentido a un superhéroe tan claro como Linterna Verde. El resto de la responsabilidad se comparte entre Martín Campbell (quien viene de dirigir dos buenos títulos de James Bond) y Ryan Reynolds (Hal Jordan), quienes ofrecen pobres trabajos desde cada uno de sus roles. El primero conduce el film a un ritmo casi soporífero (algo preocupante en este tipo de blockbuster), sin operar en la dirección de actores (ni siquiera en los principales!) ni potenciar las posibilidades de su cast. Se apega a la línea que marca el libro y permite que sus humanidades sean unidimensionales. Nada les pasa, no reflejan emociones, parecen de cartón. Sus secundarios transitan por la pantalla como por obligación (pobre Tim Robbins!) y nadie acompaña el devenir de la trama y las transformaciones emotivas de Hal, dejándolo más solo que Adán en el día de la Madre... Reynolds había recuperado crédito con "Buried" el año pasado... Pero el mismo se fue rápidamente al repetir su típica actitud de galán deshinibido y torpe que lo llevó a ser detestado por la crítica especializada. Su Linterna no tiene pilas, casi que funciona a cuerda, es increíble la escasa fuerza con la que dota a su personaje. No parece un super héroe, ni siquiera al final. No vamos a contar mucho de la trama. Cae una nave espacial a orillas de un río y su piloto, un extraterrestre llamado Abin Sur, termina con heridas mortales. El viene del espacio y es uno de los famosos "Linterna Verde", cuerpo protector de la paz del universo. Hay un villano llamado Parallax que amenaza con destruir a todas las razas en este plano y ante esto, los esfuerzos de este equipo de guardianes, son inútiles. En este planeta, Abin Sur tiene que buscar alguien que lo reemplace y encarga a su anillo verde que de con él. Así es como Hal Jordan llega a la zona del accidente, donde puede intercambiar unas pocas palabras con él antes de su deceso. El anillo lo ha elegido como reemplazante del último Linterna Verde, pero Hal es... Bueno, es Ryan Reynolds. Simpático, despistado, carilindo e irresponsable. Bah, la faceta de Reynolds más conocida por el público... O sea, convertir a ese muchacho en Green Lantern no parecía tarea fácil pero... Hollywood todo lo puede. Sólo me resta decirles que es de las más anodinas películas de super héroes que ví en mucho tiempo y que hasta la CG parece flojita. Es bastante oscura y el 3D no aporta mucho al despliegue visual. Tiene dos o tres buenas escenas de acción y el resto, es fácilmente olvidable. El villano (Héctor - Peter Sarsgaard) es caicaturesco (no se me ocurre otra manera de definirlo) y la fémina de la que está enamorado, Carol (Blaek Lively) ni hablar, cero química, pose de modelo todo el tiempo. Fans acérrimos del cómic, supongo que tienen la obligación moral de ir a verla. El resto, hay muchas buenas opciones en cartelera para dejar sus 35 pesos en este título. Guardenlos en un papelito para la secuela, a ver si desde el gran país del Norte invierten un poco más en guionistas y menos en aparatos publicitarios. No tenía que decir eso no?