Ana Piterbarg propone un juego no sólo para el espectador, sino, principalmente para ella y los actores que se entregan a un ejercicio de improvisación inspirado en algunas premisas narrativas. Si el resultado final no es el esperado, es porque nunca se logra empatizar con el personaje principal, aquel que entre pesadillas busca explicaciones a todo aquello que en el último tiempo le ha tocado vivir.
Adriana Casas reflexiona en este lúcido documental sobre los espacios en los que habitamos, y a partir de ahí trabaja (ella vive en un monoambiente) sobre la idea de posibilidades diferentes para acompañar el desarrollo y las vidas de los seres humanos. Cajas. Corsets. La propiedad horizontal desmenuzada en su esencia y función, en la negación de la humanidad misma al excluir la intimidad como derecho inherente a cada individuo, y en la afirmación de muchos de la casa tradicional como panacea. Se puede ver la propuesta en el Centro Cultural de la Cooperación los jueves de julio a las 21 horas.
Propuesta que bucea en el mundo de la muerte, las casas velatorias como espacio de trabajo para algunos y como lugar de duelo para otros. En el avanzar en el acompañamiento de una mujer que debe tomar algunas decisiones sobre el negocio familiar, el director propone un juego entre ficcion y documental. Justamente entre ese juego, y el no saber nunca si realmente aquello que se muestra es real o no, se contruye todo el relato, sin sorpresas y con la expectación como punto de referencia narrativa todo el tiempo.
Nueva adaptación del clásico héroe arácnido. En esta oportunidad Tom Holland ofrece un SpiderMan adolescente, y eso, desde el guion, abre lineas narrativas que acercan la historia más a sagas teens, las que, seguramente, potenciarán la propuesta. La película es correcta, con intervenciones de actores de la talla de Marisa Tomei y Michael Keaton, que refuerzan alguno subrayados patriotas de la historia, tal vez no es de lo mejor del héroe, y a minutos del inicio se sabe ya el trayecto de un barco que no sorprende.
Terence Davies es un hacedor de historias intimistas en las que privilegia los climas y atmósferas por sobre la grandilocuencia de la acción. En esta oportunidad tomando la vida de la gran Emily Dickinson y construir un repaso sincero sobre su legado. Cynthia Nixon en uno de sus mejores papeles, otorga a la poeta de una sencillez y estoicicidad única, verdadero imán del relato, el que, con hallazgos clásicos, posibilitan un disfrute total de su visionado.
Años después de la primera entrega, los “locos” lindos del cine independiente vuelven recargados para seguir desnudando el detrás de escena y los pormenores de la producción cinematográfica autóctona. Suman a dos “divos” (Nancy Duplaá, Martín Slipak) y nuevos delirios, convirtiendo no sólo a la película en una ráfaga fresca en la pantalla (en medio de tanta pálida y situación complicada de la industria) que además permite reflexionar y vernos reflejados en ella durante toda su narración.
Los globos (2016) de Mariano González, es una dura película que narra el camino de un hombre (Mariano González) que debe asumir un rol para el que no está preparado, o no cree estarlo, el ser padre, mientras continua con sus rutinas laborales que lo evaden de la realidad. La mirada lúcida sobre el trabajo, las rutinas (laborales o físicas) contrastan con algunas incongruencias de un guion que se permite desnudar a un hombre ante la inevitable decisión de asumirse para un rol, o, dejar librado a la suerte su existencia.
Con "Huye!", tal vez sean los dos estrenos de género que este año harán más ruido, no por lo novedoso, no, sino por su capacidad para construir un relato clásico y tenso sobre la amenaza. Aquello que no se muestra es lo más potente, en este cuento de encerrados y recién llegados que desean ser parte de ese microuniverso. El director logra transmitir con pocos elementos una conflictiva historia, eficaz y potente, sobre el miedo a los demás.
Película urgente, necesaria, dolorosa, que habla del momento en el que a una mujer se le cambia el mundo. Despedida sin más que por la necesidad de cambiar de aires en una empresa, la protagonista ve la noche en su vida. En una de las escenas más impactantes y reflexivas, esta mujer se detiene a observar las Cataratas del Iguazú. Su rostro no se inmuta ante la naturaleza, nada la cambia de su estado de muerte en vida, hasta que comienza a relacionarse con otros que le demuestran que nada está perdido cuando al menos el amor y el humor están ganados.
El duelo puede vivirse de muchas maneras. Encerrarse en una casa, obsesionarse con el cuidado de los bienes, permanecer impávido ante la rutina, también puede ser una opción. Nada está dicho ni establecido. Esta propuesta israelí desnuda el dolor de una pareja, la importancia de la preservación individual ante todo, y la clara convicción de enfrentar, durante el período de una semana y un día, todo aquello que se supone que se debe ajustar a la situación.