El exótico hotel de los monstruos Drácula es el anfitrión de este hospedaje al que llegan las más famosas criaturas de terror para descansar. Todo va bien hasta que un humano irrumpe en escena y desata el pavor. Con las voces de Adam Sandler y Selena Gomez. Pasaron más de 80 años desde que los estudios Universal generaron los mitos del cine de terror que llegan hasta nuestros días. Drácula, Frankenstein, La momia, El Hombre Lobo. Originados en la literatura del siglo XIX y distintas leyendas, el cine tomo ese modelo de la década del '30 y, como lo demuestra Hotel Transylvania, no importan cuantas películas se desviaron de ese camino, siempre se vuelve al origen. En esta película, Drácula está al frente del hotel del título, un espacio donde los monstruos pueden relajarse y descansar del acoso de los humanos. Como festejo del cumpleaños de su hija Mavis, Drácula invita a los más grandes monstruos de la historia. Pero la situación se complica cuando aparece un humano, un joven mochilero que les produce un terror equivalente al que los monstruos suelen producir en los humanos. La comedia queda entonces establecida y no va a presentar muchas novedades al respecto. Pero hay que entender que más allá de la vigencia de los personajes, el mundo ha recibido en los últimos 25 años una figura como la de Tim Burton. Y este ya le ha dado a los personajes del cine de terror una mirada tierna, comprensiva y con sentido del humor. Es imposible no ver al director de El joven manos de tijera en muchos de los personajes que aquí aparecen. Y también es muy complicado no sentir que todos los chistes están gastados, que ya son viejos y repetidos. Genndy Tartakovsky debuta aquí en el largometraje, aunque su trabajo en la animación en televisión es legendario. Entre sus créditos figuran nada más y nada menos que El laboratorio de Dexter, Las chicas superpoderosas, Samurai Jack y Star Wars: Clone Wars. Su estilo de animación se nota en Hotel Transylvania, los personajes tiene las formas duras y cuadradas que con marca de fábrica de Tartakovsky. Sin embargo, la originalidad de la animación tampoco llega muy lejos y la comedia de padre e hija obedece a todos los clichés de esa clase de films. Quienes vean el film en idioma original –la única forma de ver un film, al menos si se lo quiere apreciar como corresponde– disfrutarán de las voces de Adam Sandler y Andy Samberg, así como también de la cantante actriz Selena Gomez. Lo demás es rutina propia, con algunas risas, con alguna forzada búsqueda emocional, pero en cualquier caso, llegando tarde al género y su reivindicación en clave de comedia.
Acción y venganza en Turquía Liam Neeson confirma su gran habilidad para el género en la secuela de esta película dirigida por Olivier Megaton, que no es ni tan espectacular ni tan violenta como la anterior. Búsqueda implacable (Taken, 2008) fue una sorpresa. Un film de acción impecable, protagonizado de forma magistral por Liam Neeson, y sin vueltas ni tonterías que distraigan de la trama principal. En una industria que por momentos se pierde en la rutina, Taken golpeaba con dureza y efectividad. La historia era la de un ex agente de la CIA cuya hija era secuestrada para una red de trata de blancas. El desesperado padre no tenía mucho tiempo para encontrarla y arremetía contra su enemigo de manera implacable, como lo explicaba el título en castellano. Una secuela de aquella película, indudablemente iba a partir en desventaja. ¿Cómo podría justificarse una nueva historia igualmente atrapante y movilizadora? Bueno, acá el film parte de la familia de los personajes que el protagonista mató en la primera película y su deseo de venganza. Taken era sobre un violento rescate, Taken 2 es la lucha del protagonista contra aquellos que quieren vengar a los que el mató. Desde el vamos entonces la película tiene un problema. El espectador ya no podrá sentir esa urgencia contrarreloj del primer film y la idea de la venganza de los enemigos complejiza el drama, no la acción. No es que la película cambia radicalmente, pero sin su esencia, todo se reduce a la espectacular suma de escenas de acción y violencia que, además, no es tan espectacular ni tan violenta como la primera. Al repetir el guionista (Luc Besson, el creador de Nikita, El perfecto asesino, El quinto elemento) y el director (Olivier Megaton) de la primera igual se logra coherencia y el drama es efectivo. Liam Neeson confirma su gran habilidad para el género aun a los 60 años, y las presencias de Famke Janssen –la esposa– y Maggie Grace –la hija– le suma fuerza dramática y emocional que le da más sentido a la trama. El villano de turno es Rade Serbedzija, actor croata protagonista de Antes de la lluvia y ya de extensa carrera en la industria de Hollywood. A pesar de todas las limitaciones que ya han sido mencionadas, el entretenimiento funciona y funciona bien, simplemente no al nivel de la anterior. La trama se guarda algunas reflexiones sobre el tema de la venganza y consigue darle al protagonista sus argumentos finales. Pero ya no hay más vueltas que darle a la historia. Así que lo más prudente es que Neeson busque otros films de acción, a la vez que podamos dar por cerrada la historia de este personaje y su atribulada familia.
Alice en el mundo del apocalipsis Una nueva entrega de la saga protagonizada por Milla Jovovich, quien ahora se encuentra amenazada desde varios frentes. Un gran despliegue pirotécnico para una historia sin demasiado sentido, aunque rendidora. Resident Evil es una serie de películas basadas libremente en el famoso videojuego. Aunque en la Argentina nunca llegó a estrenarse la primera (se estrenó en video con el título de El huésped maldito), con los años la serie fue tomando cada vez más fuerza a punto tal de mostrar el error de aquel primer no estreno con el éxito de las siguientes entregas. Combinación exacta de terror con una dosis de ciencia ficción y mucha acción, las películas se han ganado su lugar. Llegado el turno de la quinta parte, queda claro que el público las ha adoptado y las festeja una tras otra. Sin llegar nunca a ser grandes películas, algunas de ellas resultaron buenos espectáculos visuales. Visuales y sonoros, como lo demuestra una vez más La venganza. Alice, irremplazable y descomunal Milla Jovovich, está ahora frente a una amenaza en varios frentes. La apuesta sube y vamos ahora por las grandes capitales del mundo, para que el despliegue de producción alcance niveles nunca vistos. Y clonación mediante, tenemos la posibilidad de reencontrarnos con algunos personajes, en particular con Rain, interpretado por Michelle Rodriguez que moría en la primera de las películas. Es decir que Paul W. S. Anderson, director de la primera y la cuarta de las películas, pone acá todo lo que tiene, tira la casa por la ventana, por no decir que tira el mundo entero. El resultado es visualmente despampanante, aunque a la vez la historia no parece tener demasiado sentido. Puro espectáculo, puras imágenes impactantes, pura acción. Los fans extrañarán los perros en esta entrega de la saga, pero seguramente sea lo único que extrañarán, porque por lo demás lo tendrán todo. Como siempre, hay muchos personajes femeninos de armas tomar, una marca de la saga. Y Alice sigue siendo la heroína de acción más importante del siglo XXI, y posiblemente uno de los personajes de acción femeninos más importantes de la historia del cine. Aun nos debe Resident Evil una obra maestra, pero paciencia, porque como vienen, creo que van a seguir haciendo películas durante mucho tiempo más. A lo mejor, pasamos de este simple y logrado espectáculo, a un clásico memorable. Mientras tanto, Alice ya forma parte de la historia grande del cine contemporáneo y vale la pena pagar una entrada para ver sus aventuras en pantalla grande.
Música y amigos con gran timing La comedia de Gabriel Nesci, creador de la serie Todos contra Juan, narra las historias de amor, desamor y amistad de cuatro jóvenes con estilos bien particulares. Una película que consigue emocionar y entretener. De la complejidad y la diversidad del cine argentino ya no quedan dudas. Grandes películas han llegado este año, todas diferentes entre sí, cada una meritoria en su propio estilo. Y aunque el año 2011 aún no ha terminado, Días de vinilo podría considerarse como el punto culminante de una producción que se luce también a la hora del entretenimiento. La película de Gabriel Nesci, cuyo principal antecedente es la serie Todos contra Juan, tiene la gracia y el encanto de esas películas que quedan en el imaginario de la gente para siempre. La historia de cuatro amigos –Damián, Marcelo, Luciano y Facundo– unidos por la música a través de los años y en una crisis romántica con respecto a sus parejas o ex parejas, es el centro de esta película tan inteligente como entretenida. Hay películas que nos sacan una sonrisa o de las que uno sale conformándose porque simplemente está bien. Días de vinilo eleva la apuesta. Los personajes son todos divertidos, el humor está resuelto con un timing pocas veces visto y hasta la emoción se las ingenia para aparecer de manera genuina. Cada chiste, cada situación, cada escena está bien lograda. La película tiene muchos personajes y muchas historias y el director y guionista las arma de manera tal que la película no pierde jamás el interés y se disfruta en todo momento. Y en ese entretenimiento descubre con su humor, las limitaciones, contradicciones y miserias de un grupo de personas con respecto a sus afectos pero también a sus trabajos. No alejada de cierta amargura pero llena de energía, la película es movilizadora. Sabe que los tiempos cambian y para llegar a la emoción lo hace desde la autoconciencia, desde la manifestación explícita del arte, estando los protagonistas vinculados de una u otra manera con eso. No hay realmente en los últimos años una comedia argentina con tanto nivel, con tanta inteligencia y con la capacidad de ser también entretenida y masiva. Pero poco importa el país de origen de esta película, más allá de la alegría de ver que se ha hecho acá, la gran noticia es que es la película que vale la pena ver esta semana y uno de los estrenos que no hay que perderse. Días de vinilo reflexiona con inteligencia sobre temas universales, proporciona momentos para reír de verdad y consigue emocionar cuando el espectador cae en la cuenta de la manera en que expone sus angustias a la vez que le entrega a una película inolvidable.
Lo independiente no se libra del cliché El nuevo film de los directores de Pequeña Miss Sunshine no logra captar la frescura de aquella historia y se revuelca en los lugares comunes. Atisbos de comedia romántica con dos protagónicos que atrasan varios años. El cine independiente ha existido desde que el cine es cine, pero en los Estados Unidos, el país con la industria más constante y poderosa del mundo, el concepto del cine independiente no era moneda corriente. Por eso, fueron los estadounidenses los primeros en insistir en este término cuando a mediados de los '80 una fuerte corriente cinematográfica comenzó a hacer la diferencia en aquella cinematografía. Los nombres han sido y son muchos, algunos extraordinarios, otros no tanto. Pero Ruby, la chica de mis sueños pertenece a una línea muy particular dentro del cine independiente. Más que independiente, podríamos decir que es una película de presupuesto relativamente bajo, con actores famosos pero sin megaestrellas, con una distribución acotada y con el apoyo en la distribución de una compañía mejor. ¿Cómo puede ser que las grandes compañías apoyen al cine independiente? Es que en los '90 el mercado comenzó a descubrir la fuerza de este nuevo cine y el negocio que había en hacer películas no tan caras dándoles a cambio libertad creativa. Algunos directores lo aprovecharon muy bien y encontraron un refugio en esto. Pero el problema es que la fuerte originalidad de aquellas propuestas independientes se ha ido convirtiendo poco a poco en un "género" que, como los grandes géneros del cine industrial, se ha llenado de lugares comunes. Los directores de Ruby son los directores de otro famoso film independiente, Pequeña Miss Sunshine, pero acá no logran captar la misma frescura. Así que el joven protagonista de Ruby responde a todo nivel a esos clichés remanidos y hoy definitivamente gastados. El protagonista, interpretado por un típico actor indie como Paul Dano y su chica, también obediente a las reglas de esta clase de cine, en su mirada, su forma de actuar, su pelo, etcétera, conforman una pareja que hace 15 años podría haber sido original, pero hoy está tan gastada como una pareja romántica del más comercial de los proyectos. Los secundarios –por ejemplo padres hippies, otro cliché– no pueden hacer la diferencia y el motor de corte fantástico que da origen a la historia no pasa de ser ingenioso pero efímero. Si han visto cine independiente, no verán nada original en esta película, y si no ven cine independiente tal vez les llame un poco la atención, pero luego se preguntarán por qué no es tan divertida o simpática como las demás comedias románticas.
Comedia sexual de pareja adulta Con un insólito y poco atractivo título que no tiene nada que ver con el original, el director de Marley y yo encaró una historia con un punto de partida interesante y la presencia de Meryl Streep, Tommy Lee Jones y Steve Carell. Cuando las películas prometen ser excelentes y al final resultan no serlo, es muy común que el espectador o el crítico crean que la película decae en el final. Pero en realidad las películas son un todo, y si en su último tramo las cosas no terminan de funcionar, entonces la película nunca fue excelente. Esta comedia sexual otoñal protagonizada por Meryl Streep y Tommy Lee Jones –y con la participación de Steve Carell y Elizabeth Shue– tiene un punto de partida interesante que invita a creer. Al pasar los 30 años de matrimonio Kay y Arnold se encuentran sumergidos en la apatía y el aburrimiento. Kay es la más preocupada por este malestar e intenta poner en funcionamiento algún mecanismo para recuperar la pasión perdida. Así que es la mujer la que activa en esta pareja la posibilidad de explorar nuevos rumbos, recurriendo a un sexólogo y viajando a un lugar llamado Hope Springs (Hope Springs es el título verdadero sepultado para un patético título en castellano) donde buscarán darle un nuevo enfoque a la vida marital. Esta comedia dirigida por el mismo director de Marley y yo y El diablo viste a la moda, deja en claro que, como en sus films anteriores, David Frankel busca explorar más cosas que las que podría prometer una película estándar. Una búsqueda que en este caso encuentra a su mejor aliada en la inagotable y siempre brillante Meryl Streep. Aunque al principio de su carrera no lo aprovechaba, Streep descubrió en algún momento que la comedia es un excelente vehículo para hablar de cosas dramáticas. Así, Hope Springs habla del malestar en la pareja y de la angustia puntual de la mujer en el matrimonio. Luego la trama tendrá sus cambios y sus giros y podría discutirse la eficacia de los mismos. Mientras tanto, queda la sensación de un plan mucho más interesante y complejo de lo que finalmente termina demostrando el film que tiene para ofrecernos. No es tampoco algo tan grave, la película se sostiene. El problema es que una vez que nuestra inteligencia y nuestra sensibilidad han sido estimuladas, han sido encendidas, nuestra exigencia aumenta también. Con sus defectos y limitaciones, Hope Springs sigue siendo una película que vale la pena y cuya pareja protagónica demuestra, con su sola presencia, que esa tercera edad a la que ellos pertenecen sigue siendo una parte importante de la vida.
Demasiada TV, muy poco cine Cómo sería ver un programa de televisión no muy logrado en pantalla grande? Sería incómodo, aburrido y muy parecido a lo que uno experimenta cuando está viendo La pelea de mi vida. Desde las primeras escenas, la lucha que el espectador tiene que hacer contra la vergüenza ajena es agotadora. Dos boxeadores, uno sobreviviendo como puede en Colombia, el otro en la cima de su fama en Buenos Aires. La torpeza narrativa es asombrosa y todo el film parece de cartón pintado. Todo está mal, es falso, está mal preparado. Si aparece un fotógrafo, parece un extra al que le dieron una cámara y no alguien que realmente saca fotos, y así con todo, en todos los niveles. Diálogos imposibles y una música tan omnipresente como inadecuada, hacen más ardua aun la primera hora de película. El uso del 3D está en la misma frecuencia. Es inadecuado, torpe y completamente inútil. La última media hora de película, incluso estando llena de defectos, es un poco mejor, en particular porque han puesto un poco más de esfuerzo en filmar las peleas que en el resto de la trama. Si en televisión esta hubiera sido una historia mediocre llena de clichés, en cine se transforma en algo realmente inaceptable. En el elenco, Federico Amador es quien está más cerca de lograr un resultado razonable, aunque ni la dirección ni el guión lo ayuden. El resto es directamente para el olvido. Cada escena, cada diálogo, todo queda lejos del humor, la emoción y la acción que, uno asume, pensaron que podía ofrecer esta película. No es tan fácil hacer cine masivo de entretenimiento y es un insulto para los espectadores cuando alguien los subestima pensando que un título como La pelea de mi vida justifica el valor de una entrada.
Inteligencia y humor ácido y divertido El anuncio de que Seth MacFarlane iba finalmente a realizar un largometraje provocó en los admiradores de su obra una inmensa alegría. El resultado es sin dudas la comedia del año, con ideas, humor y entretenimiento. Seth MacFarlane es uno de los grandes nombres de la comedia televisiva y posiblemente el creador de series mejor pago del momento. En 1999 creó nada menos que Padre de familia (Family Guy), una increíble comedia de animación que funciona como la versión adulta y transgresora de Los Simpsons. Luego le siguieron American Dad y The Cleveland Show. Finalmente llegó el momento de pasar al cine, con actores y con un único elemento de animación ?pero digital? que el oso que le da nombre al título del film. Recordemos que MacFarlane siempre pone animales en sus series y que esa marca de fábrica no podía faltar acá. El humor del realizador de Ted no es un humor cualquiera, sus chistes son fuertes y la comedia que él hace no se queda sólo en la transgresión por la transgresión misma. MacFarlane tiene un humor muy inteligente y veloz, que supera ampliamente la incorrección política. En su cine hay una constante crítica a los valores de la sociedad contemporánea, así como también un retrato generacional impecable. La cultura popular de fines de los '70 y principios de los '80 aparece de una u otra manera en su obra y Ted no es la excepción. No hay que adelantar nada, es mejor que el espectador se sorprenda, pero quienes se hayan criado con esa cultura, esta película es memorable. Para los demás, todo funcional igual e incluso para quienes nunca hayan visto Family Guy, luego de los primeros golpes, el humor se entiende y se disfruta plenamente. Porque además de ser una crítica al puritanismo y la doble moral, Ted es también una comedia para reírse en serio. Es verdaderamente graciosa y auténticamente inteligente. Ver a un oso de peluche que cobra vida y que cuando su amiguito de la infancia ya tiene 35 años él sigue siendo igual, pero convertido en un atorrante absoluto, puede parecer un punto de partida un tanto brutal, pero sin duda es efectivo. Y la maestría con la que el director –quien también hace la voz de Ted? integra al oso a la historia, habla también de un dominio de la narración cinematográfica, no sólo de los guiones brillantes. Ted es la comedia del año, difícil encontrar tan buena combinación entre ideas, humor y entretenimiento. Mark Wahlberg y Mila Kunis, así como un elenco de secundarios provenientes de la televisión de MacFarlane, le entregan a la película una convicción que se ve fácil, pero no lo es. No hay fallas en esta ópera prima y tampoco hay traición a la carrera previa del director.
MILONGA DEL MUERTO Film noir –y ópera prima- de Ana Piterbarg que explora con inteligencia y estilo el tema del doble y se pregunta acerca del coraje que habita en las personas civilizadas, alejadas de la violencia y el salvajismo. Dos hermanos gemelos (ambos interpretados por Viggo Mortensen), cuyas vidas los han alejado en la adultez, vuelven a cruzarse brevemente en circunstancias muy particulares. Uno de ellos, Agustín, es un médico pediatra, que vive en pareja, con la cual está avanzando sobre la adopción de un bebé. El otro, Pedro, ha cometido un delito de secuestro que ha terminado el asesinato y, sabiendo que sufre de una enfermedad terminal, va a buscar a su hermano. Con poca verosimilitud, bien al uso del film noir, pero al servicio de su tema, Pedro le pide a Agustín que lo ayude a morir, pero se lo pide en su propio departamento en Capital Federal. En cualquier otra circunstancia esto habría terminado en un no, pero lo que Agustín no sabe es que Pedro está en una crisis total. La amenaza de formar una familia que no lo convence lo está llevando a separarse y su insatisfacción es absoluta. El mundo civilizado de Agustín se ha convertido en una pesadilla. Pedro, por el contrario, vive en el Delta del Tigre, lleva una vida marginal y delictiva, y junto con dos socios –uno de ellos amigo de ambos hermanos en la infancia. Se ha metido en un callejón sin salida. Al hermano civilizado le corresponde un futuro civilizado, al hermano salvaje le corresponde un destino violento e incierto. De forma inesperada, o no tanto, Agustín encuentra en la aparición de su gemelo la oportunidad de intercambiar roles. Pero como este es un film noir de punta a punta, el intercambio incluye que Pedro muera, creyendo todos que es Agustín. Claudia (Soledad Villamil, en una gran actuación pero un rol muy pequeño) recibe la noticia de que Agustín no quiere adoptar, luego que quiere separarse y unos días más tarde lo encuentra muerto. Metafóricamente hablando, Agustín no existe más. Agustín se ha convertido en Pedro en todos los sentidos posibles. Y a Claudia se le contrapone Rosa (Sofía Gala Castiglione, en un gran rol protagónico) en quien Agustín verá una nueva forma de relación. Una relación de film noir, condenada desde el comienzo, aunque el vínculo sea más fuerte que el que Agustín tenía con Claudia. Todos tenemos un plan tiene una inquietante trama policial, tiene personajes impresionantes (a los mencionados sumemos a ese amigo, Adrián, interpretado magistralmente por Daniel Fanego, quien mete miedo con este papel) y posee una realización impecable. Pero lo que le da fuerza a la historia es justamente ese deseo por lo primitivo que late en el corazón de la civilización. Esa perturbación que lleva a Agustín a convertirse en todo lo que él ha reprimido. El ha llegado más lejos en la vida, ha triunfado según los cánones sociales, pero quiere volver a lo salvaje. Cuando alguien –sin saber que es él, claro- le dice cuan cobarde era Agustín, en su rostro se ve que él ha venido a comprobar si es así. Agustín se convierte en Pedro para saber si tiene el coraje que era marca de su hermano y que en él parecía estar ausente. Ambos hermanos como evidente metáfora de dos partes de un todo. Como escribió Jorge Luis Borges en Milonga del muerto, siempre fascinado por el tema del coraje: “Su muerte fue una secreta victoria. Nadie se asombre de que me dé envidia y pena el destino de aquel hombre.” Todos tenemos un plan golpea en esa inquietud, tan borgiana como universal.
La pantalla le queda grande Del clásico libro de J. M. Barrie llamado Peter Pan existieron muchas versiones teatrales y cinematográficas, siendo la más popular de todas la que produjo el mismísimo Walt Disney en 1953. Allí, y por primera vez, el personaje de Tinker Bell (Campanita o Campanilla, en castellano) cobraba una forma humana y era más que una luz en el relato. Los puristas de aquel momento se quejaron por esa forma de mujer voluptuosa que Disney le otorgó. Tenían algo de razón, porque a pesar de ser tan diminuta, el film le da un sutil y pícaro toque sexy al personaje. Aun así, Tinker Bell no tenía diálogos en el film. Pero hasta tal punto fue importante el personaje para Disney, que se convirtió –luego de Mickey Mouse– en el símbolo más fuerte de los Estudios Disney. Es Tinker Bell quien aparece en el logo del Disney Company, rodeando al castillo y simbolizando la magia cinematográfica de todos los films creados por esa empresa. Para comprobar hasta qué punto Campanita es considera sex symbol, en Hook, de Steven Spielberg, la interpretó Julia Roberts. Y cuando la animación Disney decidió expandir sus personajes, creando secuelas y ramificaciones, Tinker Bell fue una de las que mejor funcionó. Producto que podía competir con los dibujos de Barbie, y con una simpleza que ya no tenía nada que ver con la creación original de Disney. Los films de Tinker Bell no son, a diferencia del Peter Pan original o de las princesas Disney, films para toda la familia. Su estética y su armado es más infantil y su target de nenas es bastante acotado, bordeando también los estereotipos de género en la infancia. Así al film Tinker Bell (2008), le siguieron tres films más y ahora un cuarto, cuyo título original era Secreto de las alas, pero acá se tradujo como El secreto de las hadas. Las secuelas de aquel film fueron creadas para ser estrenadas directamente en DVD, y esta versión no se estrenará en cines en los Estados Unidos, sino que saldrá de forma directa en DVD y Blu Ray en octubre. El guión es simple: Tinker Bell se adentra contra toda advertencia en los Bosques de Invierno y allí descubre algo que obviamente no adelantaremos por ser justamente un secreto. Poco tiene de nuevo para aportar el film, a pesar de su siempre interesante trabajo con las distintas estaciones del año. Destinados a sufrirla mil veces en el formato hogareño, ni el 3D justifica el tener que pagar una entrada de cine.