En esta oportunidad llega a la cartelera una película animada de origen ruso para los más pequeños de la familia. El simpático personaje es un castor tiene una vida rutinaria y es algo cascarrabias, su vida modifica cuando Max un gato inquieto ingresa en su casa. Ambos juntos vivirán una increíble aventura y muy peligrosa, su misión es liberar a otros animales, que fueron secuestrados por extraterrestres. Su historia es bastante sencilla, entretenida, buenos mensajes, con humor solo para los más pequeños de la familia y su animación resulta poco llamativa.
La historia arranca con algunas situaciones divertidas, con toques de parodia, una sucesión de enredos, una típica comedia negra con buenas intenciones, pero con el correr de los minutos no logra atrapar, no convence, con actuaciones poco efectivas, un guion mediocre y prácticamente todo resulta poco convincente.
En esta tercera parte de la saga de Johnny English (Rowan Atkinson, “Nunca digas nunca jamás” – 1983), está retirado de la vida agente y del espionaje, se dedica a ser maestro en una prestigiosa escuela, sus alumnos son felices, estos reciben en secreto instrucciones para convertirse en un futuro mini espías. Pero se produce un ataque cibernético todos los agentes quedan al descubierto, para salvar al país entonces Johnny regresa a la acción junto a su ayudante fiel Bough (Ben Miller), Johnny es torpe pero sale ileso, tiene suerte, siempre manteniendo el humor inglés que caracteriza a esta saga. Todo lo que sigue es una trama sencilla, una peligro mundial que se desencadena en Inglaterra, la Primera Ministro (Emma Thompson) tiene a Johnny English como único agente salvador, este vuelve de nuevo a la acción, y en esta oportunidad el villano es Jason (Jake Lacy). Aquí hay autos asombrosos, armas tecnológicas, locaciones bellísimas (Inglaterra, Sur de Francia y Escocia), una bella mujer que es Ophelia (Olga Kurylenko, casualmente fue una chica Bond, “007 Quantum of Solace”, 2008), llena de sponsor y gags algunos más logrados que otros, con este personaje que emula 007, haciendo algo de parodia James Bond, también hay algo del Inspector Clouseau. Ideal para un público que sigue esta saga y es poco pretencioso.
Los protagonistas Georg Graubner (Peter Simonischek, “Toni Erdmann”) y Ali Ungár (Jirí Menzel), este último es viudo y su rostro está teñido de tristeza, inician un viaje por carretera a Eslovaquia, van conociendo otros personajes, surgen distintos contratiempos, situaciones divertidas y otras agridulces. Este recorrido emocionante por las vidas de estas personas es una roadmovie, que pese al dolor que pueden ocasionar algunas escenas, cuenta con una impresionante fotografía, actuaciones excelentes y su música acompaña generando buenos climas. Contiene material de archivo en blanco y negro, con imágenes duras, dentro de sus relatos nos encontramos con cuestiones de culpa, olvido, recuerdos, venganza, reparación y perdón, todo con un ritmo pausado, algunas secuencias tienen diálogos poco efectivos pero con final bien logrado.
Venom es un antihéroe, una bestia gomosa, enorme, de ojos grandes, lengua larga, con decenas de dientes, es un extraterrestre y un humano unidos (Tom Hardy, siempre rinden sus interpretaciones, pero aquí esta desaprovechado) que tiene que enfrentarse a algo más poderoso, el multimillonario Carlton Drake / Riot (Riz Ahmed, no logra lucirse) en una lucha feroz con este villano. Dentro de los personajes secundarios está el de Michelle Williams (la nominada en cuatro ocasiones a los Premios Oscar) el cual no resulta convincente. Aquí tenemos una película con mucha acción, persecuciones, grandes peleas, sin tanta sangre en pantalla, agradable para sus seguidores, humor negro, se aparta del terror, es entretenida, divertida y es solo para pasar un buen rato. Tiene situaciones forzadas, efectos especiales flojos, carece de guión y es inconsistente y pobre. Tiene dos escenas post-créditos.
Se encuentra inspirada en hechos reales y dirigida por la talentosa directora Lorena Muñoz (“Gilda, no me arrepiento de este amor”), que sabe bien como atrapar a los espectadores y que les gusta ver, conocer y trabaja con un buen grupo desde lo técnico además de lograr un buen casting. Retrata parte de la vida de un joven Rodrigo Bueno al que le gustaba la música y cantar, además de ser rebelde como un potro y dejar todo por conquistar corazones. Tenía sueños, su padre buscaba otro futuro pero finalmente lo terminó apoyando, su madre era su cómplice y quien lo apañaba. Conquisto a sus seguidores, miró el Luna Park, donde estuvieron grandes figuras y en ese estadio ofreció trece conciertos consecutivos con las entradas agotadas. Pero lamentablemente no pudo controlar algunas situaciones de la vida (alcohol, drogas, sexo, entre otros entornos). Quien interpreta al cantante del cuarteto argentino es una verdadera revelación y se llama Rodrigo Romero (un clon de Rodrigo Bueno conocido como Rodrigo y apodado “El Potro”. Recién se inicia en esta profesión y logra un estilo propio, alejándose de la imitación). El resto del elenco acompaña correctamente, Florencia Peña como Beatriz Olave su madre, es una gran profesional y le pone los tonos y le da matices; el actor Daniel Aráoz retrata muy bien la relación que tenia con su hijo Rodrigo; Fernán Mirás, interpreta a “El Oso” no se parece mucho físicamente pero su personaje esta logrado maravillosamente; correcta interpretación de Jimena Barón que despierta la pasión, una mujer de carácter quien se le planta y quien domina, su nombre es Marixa (muchos la asocian a quien se dice que fue una relación importante como Marixa Balli); otra de sus mujeres es Patricia Pacheco (Malena Sánchez) con la única que tuvo un hijo Ramiro Bueno. Además tuvo varias amantes. Es un film muy emotivo, te conmueve, tiene mucho corazón, los personajes están humanizados, es disfrutable, se encuentra hecha con respeto y cuidada, ideal para que el público joven lo conozca, no apela al golpe bajo. Uno de los puntos más estremecedores es ver a Ramiro Pacheco Bueno (quien perdió a su padre a los 3 años) en escena bailando y tocando junto a su padre, además de ser uno de los productores del film.
Esta es una comedia protagonizada por Diego Pérez (“Apariencias”) que se encuentra frente a una historia algo disparatada y que roza por momentos el absurdo, dado que en diferentes situaciones este actor se pone la historia al hombro para sacarla a flote, hasta le da ciertos toques de humor y por momentos es como ver varios sketch de televisión. Es una buena idea para entretener al espectador haciéndolo reír, emocionar y dejar algún que otro mensaje, pero lamentablemente no lo logra. Las actuaciones son flojas, acompaña apaciblemente la banda sonora y las buenas locaciones, pero también se nota que la trama no termina de cerrar y que tiene problemas de guión.
Todo comienza cuando vemos a Martina (Eva De Dominici) y Manuel (Rakhal Herrero) cruzando la frontera desde Bolivia, él se siente mal, a ellos se los ve desesperados y a los pocos minutos descubrimos que son “mulas” que se instalan en un hotel pero él muere con las cápsulas de cocaína adentro y Martina queda totalmente sola. A ella la comienzan a presionar y controlar los traficantes porque quieren todas las cápsulas y no les interesa nada de lo que le ocurra porque debe cumplir el pacto. Ella vive la angustiante situación sola y finalmente decide recurrir a su padre biológico Javier (Alejandro Awada) con quien nunca tuvo relación y quien además está casado y tiene un hijo. Martina mientras espera la resolución recorre el lugar, conoce a un joven (Sergio Prina “El motoarrebatador”) tiene un amor transitorio y sufre algunas persecuciones de los traficantes. Lo que continúa es una fuerte tensión, desesperanza y desesperación, por otra parte está el reencuentro entre una hija y un padre, pero ese encuentro es forzado e irán viviendo ciertas incomodidades, desequilibrios, tensiones, nerviosismo y desconfianza. Eva de Dominici y Alejandro Awada logran buena química e interpretación, aunque tiene algunas escenas débiles, los acompaña la banda sonora de Santiago Pedroncini, un bello paisaje, se van generando interesante climas, se van creando atmósferas ante un calor agobiante y seres que se sienten asfixiados. Además se muestra como son tentados mochileros ingenuos que deambulan por Latinoamérica, los peligros que corren por conseguir dinero y escapar de ciertas condiciones.
La cinta muestra a Emmanuelle Blachey (Emmanuelle Devos, “Violette”) una mujer brillante en los negocios, una “Número 1” que un día tiene la posibilidad de ocupar un puesto en una empresa importante y convertirse en la primera mujer que triunfe en los negocios relacionados con la bolsa, para eso deberá enfrentarse a varios obstáculos que se le irán presentando en un mundo dominado por los hombres. Antes las distintas situaciones que se van presentando los espectadores quedan atrapados en cada secuencia, con momentos que llegan a producir indignación cuando dan cuenta de las conductas salvajes de cierto sector de la sociedad y de los hombres. La actriz, guionista y directora francesa Tonie Marshall en esta oportunidad pone en pantalla una historia que narra cómo se desenvuelve una mujer eficazmente en el mundo de los negocios, expuesta a traiciones y ciertos peligros. Dentro de su narración hay intrigas, subtramas y la majestuosa actuación de Emmanuelle Devos que está esplendida, digna de ganar algún premio. La trama resulta un tanto lenta, con algunas fallas en el montaje, personajes desaprovechados, pero muestra situaciones bastante realistas, encierra un claro mensaje y resulta entretenida.
Toda la acción se desarrolla en un lugar ficticio. Cabe destacar que dentro de los personajes se encuentran: Mark Wahlberg (él es James Silva, un agente que perdió a su familia), Lauren Cohan (es Alice Kerr) y John Malkovich (es Bishop), entre otros. Un grupo de soldados se encuentra a cargo de una misión que como su titulo lo indica consiste en recorrer 22 millas para llegar a destino por una causa muy importante. En el transcurso de la travesía se enfrentaran a una serie de persecuciones, hallando tensión, una lluvia de explosiones y tiros, bastante acción a pura adrenalina, pelea de artes marciales, momentos bien coreografiados y hasta vamos a encontrarnos con algo de videojuego; todo eso se encuentra bien realizado pero la falla está en que posee un flojo argumento y montaje. El resultado es entretenido aprovechando una buena sala cinematográfica y un buen combo de pochoclos. La cinta queda con un final abierto para una próxima entrega.