En la última entrega de esta saga conocimos a Rey (Daisy Ridley), a Finn (John Boyega) y a Poe Dameron (Oscar Isaac), que son parte de la rebelión, liderados por la ahora Generala Organa (Carrie Fisher). Como ya sabíamos, Rey encuentra a un Luke Skywalker (Mark Hamill) agotado y retirado en la parte más recóndita de la galaxia. Con un panorama poco favorecedor para los rebeldes comienza esta nueva parte de una de las historias más importantes de los últimos tiempos: “Star Wars: Los Últimos Jedis”. Probablemente sea una de las películas más esperadas del 2017, con dos años de ansiedad los fanáticos alrededor del mundo no podían aguardar para ver de vuelta en la gran pantalla a los nuevos y viejos héroes enfrentándose al malvado Snoke (Andy Serkis) y a su fiel seguidor Kylo Ren (Adam Driver). Si bien el film cuenta con algunos puntos débiles, podemos decir que renovó bastante a su antecesora “El Despertar de La Fuerza” (2015). El nivel del guion mejoró muchísimo, es realmente una de las entregas más emotivas dentro de este universo, llegando de manera directa a los sentimientos de los espectadores, hay partes en las que uno no puede evitar emocionarse o llorar, más si creciste viendo este universo. Es una película que ningún fanático de “Star Wars” se puede perder en el cine. En cuanto a lo visual y técnico es impecable, con una fotografía realmente deslumbrante, unos movimientos de cámara que te hacen sentir dentro de las naves. Se nota que el cambio de dirección fue para bien del relato. Otro punto a favor es el nivel actoral que progresó; realmente esta vez uno pudo sentir empatía con cada personaje. Una mención especial para la querida e inolvidable Carrie Fisher que hace emocionar hasta las lágrimas con el papel que le dio comienzo a su carrera y la marcó para siempre, Leia Organa, ahora no más princesa si no Generala y líder de la Alianza Rebelde. Si te gusta el universo de “Star Wars” esta película es para ver en el cine, emocionarse, reír, llorar y experimentar todo tipo de sensaciones que va generando la historia a medida que avanza. Dejando atrás todo lo malo que trajeron las entregas anteriores de la saga (Los Episodios I, II, III), este universo volvió para quedarse. Seguramente estaremos ansiosos esperando su regreso en el 2019 para seguir las andanzas de este grupo “…allá en una galaxia muy muy lejana”.
En los años 80, durante el nacimiento de la democracia, se crea Cemento, un lugar que primero fue pensado como un centro cultural, armado para muestras de arte y de teatro underground, pero que terminó siendo un ícono del rock argentino. Este documental se dedica, a través de testimonios recogidos de distintos músicos y personalidades relacionadas al rock local, a reconstruir su historia. Es sabido que si sos alguien de la escena del rock nacional, especialmente si tu banda nació entre los años 80 y 90, tuviste que pasar por Cemento. Ese sitio en el que los más viejos de la escena under del rock te lo cuentan como el lugar donde todos se reunían a tocar, donde se vivía el descontrol y al mismo tiempo se le daba oportunidad a esas bandas que capaz no llegaban a los 20 espectadores y ahí estaba Cemento para darle una oportunidad a todos. Más de 90 testimonios distintos dicen que músicos de varios géneros de rock pasaron por Cemento. A partir de ellos vamos recorriendo la historia del lugar, aunque no solo eso, sino también la historia de nuestro rock y nuestra cultura. Uno de los puntos más nostálgicos son los relatos sobre Omar Chabán, el mítico personaje dueño de este lugar. La mayoría de los músicos entrevistados coinciden en que a pesar de que éste era su negocio, nunca le negó una oportunidad a nadie que se la pidiese. Podría decirse que estos argumentos ayudan a reivindicar su imagen. Entre los testimonios más destacados está el de Katja Alemann, que fue la cofundadora de este mítico espacio. Ella relata cómo fueron los comienzos y cómo no tenían la intención de hacerlo un lugar para bandas, pero que casi por necesidad lo terminó siendo, convirtiéndose así en el lugar histórico que es hoy en día. El documental tiene ese misticismo que el mismísimo Cemento tenía. Esa diversidad de relatos que son ricos en historias y experiencias y que vienen de distintos orígenes, enriqueciendo nuestra cultura que es mucha veces pisoteada y olvidada por nosotros mismos. Carcavallo nos llena de nostalgia, de historia y de riqueza cultural, de esa historia argentina que no te van a contar en la escuela, pero que si no la viviste, en algún punto querrías vivirla. Si fuiste a Cemento y lo conociste, viviste esas paredes transpiradas y esos baños que parecían de una película de terror, pero que tenían su magia, vas a disfrutar este testimonio fílmico y alguna lágrima se te va a caer, y si no pudiste conocerlo te van quedar ganas de viajar en el tiempo para poder vivirlo.
Will (Hayden Christensen) es un joven empresario que decide ir a pasar un fin de semana junto a su familia a su ciudad natal, para enseñarle a cazar a su hijo Danny (Ty Shelton). Durante la cacería, Will y Danny son testigos involuntarios de una pelea entre delincuentes, que por defensa propia termina involucrando a Will. Esto derivará en el secuestro de su hijo. A partir de ahí se desatará una desesperante persecución en la que Will trabajará junto a algunos aliados, como el jefe de policía del pueblo Howell (Bruce Willis), para recuperar sano y salvo a su hijo, pero realmente, ¿en quién puede confiar? Una película que lamentablemente falla en casi toda su narrativa, tiene giros que se convierten en obvios, no genera suspenso y la mayoría de la historia transcurre en una persecución continua que no lleva a ningún lado y se termina volviendo repetitiva. Las actuaciones no son particularmente destacables, realmente creo que ninguno de los actores logra crear un personaje con el que se genere una empatía ante la situación por la que están atravesando. Tampoco podemos resaltar mucho la fotografía o la dirección, ya que tiene cosas muy poco destacables, apenas algunos planos de los paisajes del bosque en donde ocurren los hechos. Este es un film que pasará desapercibido por las grandes audiencias, ya que es prácticamente más de lo mismo y no trae nada nuevo ni novedoso al género, cayendo en lugares comunes durante toda la historia, con personalidades que podrían haber dado un mejor trabajo actoral, pero que se quedan a mitad de camino. “En Defensa Propia” no llega a nada, ni suma dentro de la cartelera y más para esta temporada de grandes estrenos.
Verónica (Sandra Escacena) es una joven de dieciséis años que vive en un departamento junto a sus hermanos más pequeños, debido a que su madre (Ana Torrent) debe trabajar todo el día para mantener la familia, es ella la que lleva adelante la casa. Un día Verónica junto a dos amigas deciden jugar con una tabla Ouija, justo un día en el cual se dará un eclipse, pero algo sale mal durante el ‘juego’ y a partir de ahí la protagonista comenzará a experimentar distintos fenómenos inexplicables y tenebrosos. Esta historia está basada en un hecho real que ocurrió en Madrid en el año 1990, llamado el Expediente Vallecas, que contaba un caso similar de una joven que luego de una partida de Ouija comenzó a tener comportamientos extraños, hasta que unos días después falleció. Lo que parece una película de terror sobre posesiones y exorcismo de las que ya vimos en varias ocasiones, toma un giro inesperado cuando vemos la historia narrada desde otro punto de vista. Tal vez la historia no produce demasiados sobresaltos en cuanto a lo terrorífico, pero logra enganchar al espectador en la aventura de Verónica y su lucha contra el mal. Algo que se resalta es lo bien que está narrado el punto de vista del personaje principal que, a pesar de ser una adolescente, tiene las responsabilidades de una adulta y eso se ve bien reflejado tanto en la actuación, como en la dirección y el guion. En cuanto a la cinematografía, la dirección de Paco Plaza es impecable, aunque la película no asusta del todo, sí logra crear el ambiente de incomodidad que se busca en estas películas. “La posesión de Verónica” no llega a atemorizar de todo al espectador pero sí crea un ambiente de tensión en la cual el público no se sentirá del todo seguro. También otorga un cambio de paradigma para este tipo de películas que siempre parecen estar contadas desde el mismo punto de vista y en este caso no es así, eso es algo bueno para el cine futuro.
August “Auggie” Pullman (Jacob Tremblay) es un niño que nació con una rara enfermedad llamada Síndrome de Treacher Collins, que lo hizo pasar por varias operaciones a la largo de su corta vida y por este mismo motivo tiene algunas malformaciones en su rostro. Debido a su estado de salud, fue educado en casa por su madre, Isabel Pullman (Julia Roberts), quien decide que Auggie debe empezar la primaria como un niño normal. Nate Pullman (Owen Wilson) y Olivia “Via” Pullman (Izabela Vidovic) completan la familia de Auggie. Nate es un padre preocupado por su hijo, de gran corazón, mientras que Via es la hermana mayor, quien muchas veces tuvo que dejar sus sentimientos y preocupaciones a un lado a causa de la enfermedad de su hermano. “Extraordinario” está basada en un best-seller escrito por Raquel Palacios, una novela que habla sobre la tolerancia, el bullying, ponerse en el lugar del otro y de que muchos de nosotros, a pesar de lo que muestran las apariencias, tenemos una lucha interna, que no siempre es vista por los demás. Lo distinto que tiene esta película, a diferencia de otras que tratan el tema de niños con enfermedades, es que a medida que avanza la historia vamos descubriendo los distintos puntos de vista de la gente que rodea Auggie, su hermana Via, que muchas veces es dejada de lado por la salud de su hermano, sus amigos, etc. Las actuaciones están a la muy bien, ciertamente Jacob Tremblay interpreta a un adorable Auggie que logra empatizar con el público. Los padres y hermana están muy bien en sus roles, quienes logran llegar al espectador. Con algunos golpes bajos, pero con un mensaje muy necesario en estas épocas, “Extraordinario” es una buena película que disfrutarán tantos niños como adultos, y que los dejará pensando sobre la aceptación de lo diferente.
Este documental se centra en relatar la vida y obra de Carlos Jáuregui, el creador de la marcha del orgullo LGTB y uno de los primeros activista del movimiento en la Argentina. A lo largo de distintos testimonios, notas y relatos propios sacados de los diarios de Jáuregui, el espectador irá avanzando en la historia de este particular activista que fue uno de los primeros en representar la lucha del colectivo gay, lésbico y trans en la Argentina. Podemos decir entonces que este documental enriquece. ¿Por qué? Porque si hablamos de temas LGTB generalmente son pocas veces las que se abordan este tipo de temáticas en los medios de comunicación de manera seria, explicado de una manera que busque informar a la gente. La figura de Jáuregui es importante para este tipo de actividades, que representan un movimiento que hasta el día de hoy pelea por sus derechos. Es relevante que este tipo de historias tomen visibilidad en los medios, ya sea a través de documentales como éste o distintos tipos de representación. En conclusión, “El Puto Inolvidable: Vida de Carlos Jáuregui” es un buen documental, comunica una parte de la historia de lucha sobre los derechos de las personas LGTB desde una manera respetuosa e informativa. Da a conocer un relato que mucha gente no conoce, se convierte en algo que vale la pena ver.
Twiligth Sparkle (Tara Strong), la princesa de la amistad, se encuentra organizando un gran festival en el pueblo de Equestria. Está nerviosa y temerosa de que algo falle durante éste, pero junto a sus amigas, Rarity, Fluttershy, Pinkie Pie, Rainbow Dash y Apple Jack, logran poner todo en orden. Pero una fuerza oscura ataca la ciudad durante las festividades, la malvada Tempest Shadow (Emily Blunt), que ayuda a un ruin personaje llamado Storm King (Liev Schreiber) a obtener una poderosa magia. Las Ponys logran escapar de una Equestria que cae bajo el mando de los malhechores y así comenzará una gran aventura que las llevará más allá de su apacible y dulce pueblo. “Mi Pequeño Pony” es una franquicia creada por Hasbro durante los años 80. Empezó siendo una marca de muñecos que, al obtener demasiada popularidad, fue convertida en una serie animada que también derivó en varias películas durante ese tiempo. Hace un par de años se decidió revivir la franquicia bajo el nombre de “Mi Pequeño Pony: La Magia de la Amistad”, creando un nuevo fenómeno que encanta tanto a niños y grandes de todo el mundo. En esta oportunidad, las Ponys llegan con una aventura llena de magia, color y aventuras con personajes divertidos; una historia que es necesaria en esta época, que empodera la relación de la amistad y el compañerismo para derrotar las adversidades. Aunque puede ser muy larga para el público más pequeño, es una linda historia para compartir en familia. La animación está hecha de manera tradicional, casi nada está realizado con computadoras, lo que lo hace resaltar de otros films de este estilo. La participación de varias estrellas de Hollywood en las voces de los Ponys secundarios también la convierten en algo ameno para el público más adulto. En fin, “Mi Pequeño Pony” es un film que logra su cometido para el público al que apunta.
El (Javier Bardem), un escritor que no encuentra inspiración, y Madre (Jeniffer Lawrence) es su joven esposa viven en una casa en el campo. Mientras él dedica su tiempo a tratar de volver a escribir, ella remodela la casa que fue destruida en un incendio. Una noche llega un invitado inesperado, Un Hombre (Ed Harris), más tarde Una Mujer (Michelle Pfeiffer), su esposa. A partir de ese momento comienza una sucesión de hechos extraños que harán a Madre dudar de su esposo y de la gente que lo rodea. “¡Madre!” es una película un poco controversial, con críticas variadas que van desde la mejor película del año a la peor. Lo que podemos decir es que es un film con una trama compleja, no es muy recomendable para personas sensibles o que se impresionan fácilmente. La historia en sí es atraparte, realmente deja pensando al espectador. Con el mismo tono de sus películas anteriores, Aronofsky logra llevar la trama de manera impecable. Por momentos el público logra sentir la angustia del personaje de Madre, sufrimos y nos angustiamos por ella y con ella, que es el objetivo principal de la película. Las actuaciones son realmente muy buenas, en especial la de Jennifer Lawrence, que una vez más conquista al público; ciertamente uno quiere que salga todo bien para ella. Los movimientos de cámara, los planos, las secuencias de acción, el drama y la violencia van a tono con la historia que se está contando. Aunque hay algunas escenas controversiales, hay que entender que es el mensaje que se quiere transmitir a través del relato, por eso son necesarias a pesar de que a veces incomoden. “¡Madre!” es una gran película si se logra entender el mensaje que quiere difundir, una gran metáfora sobre la religión, la tierra y cómo actuamos los seres humanos en distintas situaciones. Algunas escenas no son aptas para todo publico, se entiende el enojo de cierto sectores por los contenidos que se tocan. En conclusión, “¡Madre!” es un muy buen film, con un gran argumento, pero al mismo tiempo no es recomendable para gente muy sensible o impresionable fácilmente.
Corey Lambert (Jeremy Renner) es un oficial de caza y pesca que trabaja en las tierras extremas de Wyoming. En una de sus recorridas encuentra el cuerpo de Natalie Hanson (Kelsey Asbill), una chica nativa americana habitante de la reserva Wind River. La agente del FBI Jane Banner (Elizabeth Olsen) es enviada a investigar el crimen y unirá fuerzas con Corey para resolver el misterioso asesinato. A su vez, Corey tratará de buscar redención por un suceso de su pasado. Con locaciones impresionante en condiciones extremas, “Viento Salvaje” es un thriller que lleva al espectador a uno de los climas más extremos del planeta. El lugar de por sí ya es una historia aparte a lo que se relata en la película. La fotografía está muy bien realizada, realmente logra transportarte a los lugares que se retratan en el film y sentir el clima frío, solitario de la montaña. Aunque por momentos las tomas se vuelvan repetitivas, éstas acompañan al relato de una manera amena. Sobre la historia podemos decir que está muy bien llevada a cabo, uno realmente se involucra en la investigación, quiere saber qué pasó con Natalie y que se haga justicia con ella. Los personajes están bien logrados, son empáticos con el público. Las actuaciones de Olsen y Renner son brillantes, la química entre ellos está muy bien aprovechada. Olsen una vez más demuestra que es una buena actriz y Renner, aunque vuelve a hacer un papel de tipo duro, no decepciona con su interpretación. Por lo tanto, podemos decir que “Viento Salvaje” es una película muy buena, excelentemente filmada, con una historia interesante que mantiene al espectador con la intriga hasta al final y con actuaciones muy buenas. Es por eso que podemos asegurar que es una de las mejores películas del año hasta ahora.
Ozzy (Guillermo Romero) es un cachorrito que vive feliz junto a sus dueños, una pareja dibujante de comics y su pequeña hija Paula (Michelle Jenner), quienes juntos comparten una hermosa amistad y varias travesuras. Un día les llega la invitación para asistir a una convención de comics en Japón, pero lamentablemente no pueden llevar a Ozzy así que deciden dejarlo en un lujoso hotel para perros llamado Blue Creek, pero lo que no saben es que en realidad el lujoso hotel es una prisión para perros de la cual Ozzy debe escapar y ayudar a sus nuevos amigos a llegar a su casa. En cuanto a la historia, podemos decir que es entretenida para el público infantil y deja un lindo mensaje acerca de la amistad, la perseverancia y ayudar a los otros. Por momentos la trama se vuelve un poco aburrida pero para el público que está dirigida se hace mas llevadera. Los chistes son divertidos y los personajes se hacen querer enseguida. No tiene demasiadas complicaciones y todo se resuelve de manera efectiva, teniendo siempre en cuenta que es una película apuntada cien por ciento al público infantil. La animación sí por momentos se nota desprolija y tiene sus fallas, que a veces se hace demasiado obvia al ojo del espectador. En conclusión, “Ozzy: Rápido y Peludo” entretiene, pero en la parte de la animación tiene varias fallas a mejorar, es una linda película para compartir en familia.