Guerra a distancia El mundo ha cambiado, y las formas de matar no han perdido el rumbo y han evolucionado junto a él. Esa podría ser una forma de ver o de entender en una pequeña premisa el contexto de Máxima precisión (Good Kill), la nueva película de Andrew Niccol (Gattaca, Lord of War) Esta es un film un tanto curioso, no solo por su contexto ideológico y político, sino también por ser muy posiblemente la primera producción hollywoodense que dedica tanto entusiasmo a mostrar con detalles los estragos que pueden realizar los drones militares con todo el potente armamento y tecnología que los diferencia ampliamente de los de uso hogareño. En Máxima precisión se intenta mostrar de una manera sensible y cercana a lo humano, no solo en el accionar en vistas de eliminar enemigos de bandos contrarios con todo el derecho que concibe la guerra como es aceptada, sino también como esta nueva tecnología facilita los crímenes de guerra y demás actos deshonrosos en pos de evitar, en teoría, males peores para el país que los ejecuta. Si bien su director ya tiene experiencia con la temática armamentista, es cierto que se aleja un tanto de sus producciones más relevantes, tales como El precio del mañana (In Time, 2011) o Gattaca (1997), y más aún si hacemos hincapié sobre las producciones en las cual se desempeñó (excelentemente cabe decirlo) como guionista, como The Truman Show (1998) y La Terminal (The Terminal, 2004). Aun con todo esto dicho, queda más que claro que Niccol no es ningún aficionado, y aun con una corta carrera a cuestas, ha sabido demostrar un talento innato a lo largo del tiempo para mantener entretenido al público, tal como lo hace en este nuevo film. Máxima precisión se nos presenta inicialmente con un ritmo caótico, marcado sobre todo desde su montaje que roza lo poco profesional en más de una ocasión, pero aun así logra mantener la tensión de manera ordenada y atractiva al espectador. La carismática interpretación de Ethan Hawke (Boyhood, Gattaca) cumple y ayuda a que la narración se de tan fluida y atractiva como uno esperaría, dando así una toque de cualidad extra para complementar el buen guion que desarrollo Niccol para esta película. Si algún defecto se le puede encontrar a Máxima precisión es su falta de compromiso con algunos de los temas que aunque se presentan correctamente, padecen de cierta frialdad o falta de desarrollo. Y aun no siendo una de las mejores producciones de su director, no deja de lado que sea una buena opción para ver.
De cuentos y pocos sustos El 31 de octubre ya es cosa del pasado, la celebración por Halloween ya pasó hace unos días, y nada, pero nada explica el porqué del estreno retrasado de Cuentos de Halloween (Tales of Halloween) en Argentina, el film que alianza un conglomerado de once directores reunidos para la creación de diez cortometrajes de terror independientes entre sí (aunque con algún que otro pequeño hilo conductor). Vamos a dejar algo en claro, si realmente buscan terror del clásico, sigan de largo, Cuentos de Halloween no solo no provoca miedo, sino más bien risas. El efecto es el buscado, es claro que la parodia bizarra que adorna a cada una de las historias es un detalle acordado por todo el equipo creativo de la película. Podríamos decir que se asemeja más a una pobre recopilación de capítulos de la recordada serie de los 90’s Escalofríos, pero con un toque gore que la hace más apta para un público mayor. Entre los 10 distintos relatos ninguno destaca sobre el otro, no hay grandes historias, ni grandes actuaciones, cuentan con algunos homenajes más que claros y alguno que otro con una creatividad mínimamente interesante, pero en líneas generales ningún segmento sobrepasa al otro ni por su guion ni por su factura técnica. Entre los directores invitados al proyecto solo dos nombres se destacan entre los demás, ellos son Darren Lynn Bousman, director recordado por varías entregas de la saga El juego del miedo (Saw) y Neil Marshall quien dirigió la muy buena The Descent (El descenso, 2005) y algunos capítulos de series como Black Sails, Game of Thrones y Hannibal, en esta última encargándose de ¨The Great Red Dragon¨ uno de los capítulos más notables de la tercera temporada de la serie. Las posibilidades de éxito en taquilla si hubiera desembarcado una semana antes al país eran muy buenas, una película ideal para verla la mismísima noche de la celebración. Ahora con una semana de retraso es posible que quede totalmente desapercibida. Sin dar lugar a dudas ni falsas expectativas, puedo dar fe que Cuentos de Halloween posiblemente no sea lo que algunos esperan, no es una película realmente de terror, ni tampoco busca serlo pero eso no impide que sus 10 cuentos se disfruten de igual manera logrando una hora y media de una clase de entretenimiento que hace tiempo no se ve en el cine comercial, historias bizarras que intentan rememorar mejores épocas para el terror y algún que otro homenaje a clásicos que merecen ser recordados y nunca olvidados.
Pactos y traiciones En cierta medida es justo decir que películas de gangsters eran las de antes, y al decir esto también se podría acotar que gracias a joyas como The Godfather (El Padrino, 1972) o Goodfellas (Buenos muchachos, 1990), las fórmulas sobre estas se han impuesto como un paradigma de uso extensivo y su energía parece haber perdido potencia con el paso de los tiempos. Pacto criminal llega para recordarnos que hubo una época en que las mafias étnicas cumplían un rol predominante en las sombras de la comunidad de los Estados Unidos, y así como hemos visto una y otra vez films mostrándonos alianzas y traiciones mortales entre ellas y sus integrantes, la nueva película de Scott Cooper (el novato director que nos sorprendió levemente en Out of the Furnace en 2013), llega para cavar en lo hondo de una de las historias célebres del pasado del crimen organizado en ese país. Si bien la fórmula está repetida y gastada, Pacto criminal incurre en ciertas prácticas que le otorga un aire de ventaja para diferenciarse de producciones anteriores, y aunque esto es bien recibido no alcanza para evitar la sensación de estar viendo escenas de películas de la mejor época de Robert De Niro. Aun con ese gran desacierto de guion, la película funciona correctamente, aunque eso sí, puede llegar a resultar soporífera si nos agarra desprevenidos. Lo más destacable del film es la llamativa actuación de un Johnny Depp desentendido con sus típicas muecas y falta de originalidad habitual, y dando de sí la que sea muy posiblemente su mejor actuación de los últimos años. En cierto modo irreconocible por el maquillaje y por otro lado compenetrado con un personaje serio y conflictivo que aunque podría haber rendido muchísimo más, consigue resaltar entre la falta de tacto de gran parte de la película. Joel Edgerton (The Great Gatsby, Warrior) es otro que se destaca con su papel de agente del FBI, cumpliendo un doble rol que juega constantemente entre los límites de la legalidad. Pacto criminal intenta estar a la altura de un cine olvidado y que difícilmente vuelva pronto, pero lo hace repitiendo fórmulas que han pasado de la clara efectividad al cansancio, con lo cual deja al descubierto una pobre creatividad desde la visión del director. Si me preguntan qué es lo que le falta a Pacto criminal para convencer, es simplemente otro tipo de enfoque, que sin necesidad de revolucionar el género podría haber ayudado a que sus poco más de dos horas de duración resultasen más amenas para el espectador.
Revolución y salvajismo Apelo al conocimiento gamer de parte del público para recordar el videojuego multiplataforma Dead Island (2011) y al conocimiento cinéfilo para rememorar a War World Z (2013) y The Purge (2013). ¿Qué tipo de relación pueden tener entre esta tres producciones? La respuesta es simple: la nueva película del director John Erick Dowdle (Quarantine), titulada Sin escape (No escape). Bueno, es verdad, la respuesta es sencilla, pero no fácil de comprender, paso a explicarles. Los cercarnos al mundo de los videojuegos recordarán a Dead Island no tanto por el mismísimo juego, si no por su excelente trailer cinemático que lo catapultó en horas no solo a la masividad absoluta, sino inclusive a la firma de un contrato para reproducir su historia al cine. Este trailer fue una bisagra que logró llamar la atención a un sector del público que tal vez no estaba tan atento al rubro y se posicionó como un bandera de autoridad por unos meses, por lo menos hasta que salió el juego al mercado y tuvo diversas críticas que nunca estuvieron a la altura del trailer cinemático. Habiendo asimilado y puesto en contexto a algunos lectores, paso a contarles que Sin escape logra materializarle como una fusión entre estas tres producciones de lo más variadas, y es que posee una grandísima inspiración en el famosísimo trailer del videojuego, ya que posee escenas casi calcadas del mismo, al igual que cumple con ciertas semejanzas en escenas y conceptos de War World Z y The Purgue. Y es que la película no cuenta con zombies, si no que los enemigos están bien vivos, pero si algo quiere destacar la misma es que un grupo de seres humanos vivos puede ser mucho, pero mucho peor que un grupo de muertos caminantes y es allí donde muestra cierta equidad con The Purge y sus asesinatos despiadados y a Sangre fría en medio de persecuciones urbanas que no dan respiro. Ciertamente la nueva película protagonizada por Owen Wilson (Midnight in Paris) es una rareza, no solo por su historia y sus similitudes con otras producciones (quedémonos con la idea de que son homenajes) sino también por su tratamiento desde la dirección, que consigue no solo una buena dosis de drama, suspenso y terror, sino también una pizca de reclamo social. De más está decir que otro de los puntos que la vuelven una pequeña rareza es el protagónico del ya antes mencionado Owen Wilson dado que son contadas las veces en que no se ha desempeñado como un personaje cómico, y menos aún como un personaje de acción (aunque tampoco lo es precisamente esta vez). Para destacar queda la actuación de un maduro Pierce Brosnan (GoldenEye) en un papel que sin mucha exigencia consigue convertirlo en todo un multifacético reto actoral que le sienta muy bien tanto a él como al film. Sin escape es uno de los mejores estrenos de la semana y sin dudas conseguirá mantener al filo del suspenso a cualquier tipo de público. Pueden darlo por sentado.
Moral inmoral Vuelve el entrañable Woody Allen a las salas argentinas con una nueva, refrescante y profunda historia a la cual ya sus fanáticos deben (o deberían) estar acostumbrados. Si algo es destacable de la carrera de Allen es lo prolífica y bien recibida que es su obra a través del tiempo y de los distintos públicos que la frecuentan. Luego de la guerra contra los falsos parapsicólogos en Magic in the Moonlight (Magia bajo la luz de la luna, 2014), rindiendo un clarísimo homenaje al gran Harry Houdini, llega el relato filosófico que para marcar paralelismos fuera de cualquier connotación con escritos de la filosofía contemporánea, los más jóvenes y allegados a la animación japonesa encontrarán realmente cercano al animé Death Note por varios motivos más que obvios luego de visualizar la película (no me pidan detalles). Por la naturaleza de su obra, Allen suele entregar trabajos mínimamente ¨buenos¨ y su nombre en la dirección es un sello de confianza para cualquiera que siga su carrera, y si bien Hombre irracional no llega al nivel de sus mayores obras, tampoco se queda atrás respecto a sus últimos trabajos. Desplegando un sinfín de teorías morales y amorales se nos presenta un Joaquin Phoenix (Her, Gladiator) con un papel que le queda a la medida de sus expresiones y apariencia y la cual coincide un tanto con la de su último papel como detective en Inherent Vice (Vicio propio) de Paul Thomas Anderson. Si bien este cumple a la perfección con el papel caracterizado, no sería nada sin la profunda conexión con la bella Emma Stone, la cual repite consecutivamente co-protagonico en un film de Allen, como en la ya antes mencionada Magic in the Moonlight. El trío Allen, Phoenix, Stone funciona perfectamente dando una definición suave y mordaz a la narración a cada nuevo paso dentro de la historia y puedo asegurarles que promete un continuo entretenimiento de calidad. De esa de la cual su director está acostumbrado a brindar.
Lecciones de madurez Hace mucho tiempo que Robert De Niro, una gloria del cine contemporáneo, dejó tanto de desempeñarse adecuadamente como actor como a recibir buenos papeles para representar. Lejos han quedado los viejos tiempos de las mafias y oscuros policiales dramáticos en donde supo lucirse y al mismo tiempo repetir, una y otra vez, el mismo papel de italo-americano duro y peligroso, llegando al punto que las nuevas generaciones seguro lo ubiquen más por sus últimos papeles en comedias de la pantalla grande. Su carrera ha pasado momentos nebulosos y de cierta contracción artística, pero es posible que haya llegado el momento de la redención, junto a una fresca e impecable Anne Hathaway en la nueva película de la directora y escritora Nancy Meyers, Pasante de moda (The Intern). Meyers ya ha destacado tibiamente en producciones anteriores como What women want (2000) y Something's gotta love (2003) en donde se desempeñó tanto como directora, como escritora. Luego de un largo descanso de la pantalla grande (su anterior pelicula data del 2009) llega con la que posiblemente sea la mejor producción de su carrera. Pasante de moda tiene todo lo que tiene que tener una comedia romántica: una buena dosis de risas y sonrisas, ternura, emoción y una pequeña pizca de drama. Tanto su trabajo en la dirección como en el guion son muy buenos, siendo el último el factor más destacado. Pero si hablamos de destacados es imposible pasar de largo a una Anne Hathaway en uno de los papeles más complejamente desenvueltos hasta el momento, y es que tranquilamente el personaje de la dueña de compañía que le toca desempeñar podría haber pasado tan desapercibido como básico o estandar, pero Hathaway consigue llevarlo a un máximo nivel de expresiones y sentimientos cambiantes de forma tan constante y natural que muestran claramente que estos son los papales con los que más cómoda se siente. Como dije anteriormente, Pasante de moda tiene todo lo que se necesita y si hay algo para criticarle tal vez sea la duración a la que tranquilamente le sobra unos 20 o 25 minutos, pero que quede claro que esta no es de ninguna manera una excusa para no pasarse por el cine a verla.
Recuerdo de un crimen El director sueco Daniel Alfredson se ha hecho conocido en los últimos años por haber sido el director de dos de las tres entregas de la saga Millennium en las cuales se da rienda suelta a la adaptación de las novelas policíacas creadas por Stieg Larsson en el 2005. Ahora vuelve a la carga con El gran secuestro de Mr. Heineken (Kidnapping Mr. Heineken), adaptación de una historia real sucedida en 1983 en la ciudad de Amsterdam, cuando un grupo de amigos liderados por el holandés Frans Meijer se encargó de raptar al mismísimo dueño de la reconocida firma cervecera Heineken. Esta es la por lo menos la segunda adaptación fílmica que hace mella de este relato criminal que tuvo en vilo a toda una población en su momento. Sin ir más lejos la película llega a las salas locales habiendo sido retrasada innumerables veces con una muy posible intención de utilizar la fuerza de cola que pueda darle el buen recibimiento de la película nacional El Clan, interpretada por Guillermo Francella, y con la cual guarda varios paralelismos más que obvios. Aun con toda la mística que puede conllevar el relato de la historia real, El gran secuestro de Mr. Heineken queda a medio camino de brindarnos una experiencia placentera, perdido entre mares de dudosas interpretaciones actorales y de ciertos desatinos desde la compaginación de la dirección. Tal vez lo más rescatable sea el mismísimo Anthony Hopkins (The Silence of the Lambs, Beowulf) que en su carácter de veterano actor culmina dando la mejor interpretación de toda la película sin necesidad de lucirse demasiado. El gran secuestro de Mr. Heineken llega a su estreno local de forma oportunista y sin dar mucho más a cambio que alguna interpretación dramática destacable y poco más de sí, lo cual la convierte en un film fácilmente olvidable.
Cazador cazado Tenemos al desierto, tenemos al sol, tenemos el calor, no tenemos agua, pero sí tenemos a Michael Douglas. Claro, el inconveniente es si además Douglas nos persigue con su rifle en una camioneta todo terreno esperando el momento en que caigamos rendidos de cansancio bajo el solitario páramo de Nuevo México. Esa es la premisa de Duelo al sol (Beyond the Reach), la nueva película del novato director francés Jean-Baptiste Léonetti (Carré blanc) y con la cual desembarca en Hollywood a lo grande con un film de suspenso que no da respiro ni un momento. Pero vamos a aclarar los puntos: la película cumple con creces al momento de entretener y de mantenernos expectantes a cada nuevo paso de los protagonistas, pero cierto es que muchísima de esta responsabilidad cae bajo el manto de un casi terrorífico Michael Douglas (The Game, Basic Instinct) interpretando a un soberbio millonario que pretende ocultar un crimen accidental, y poca de esta responsabilidad cae en la labor del inexperto director francés que para ser justos culmina brindando un producto final que por momentos se asemeja más a un film clase B debido a su falta de tacto ante encuadres básicos y ciertas circunstancias mal resueltas desde el vamos. Ciertamente Duelo al sol podría haber dado mucho más de si bajo el mando de un director más experimentado y respetuoso ante un argumento tan bien logrado, pero aun así consigue dar riendas sueltas al amargo sabor del suspenso y el drama, saliendo victorioso por gran margen. Esta es sin dudas una de las mejores opciones entre la gran variedad de films estrenados esta semana y difícilmente consiga decepcionar a alguno.
Somnolencia poética Hay ciertas películas que denotan un aura de cierta profundidad, como si el arte cobrara vida entera en el metraje, como si de una poesía se tratase. Cierto es que La maestra de jardín surge con la intención de tomar la poesía como bastión y nexo de unión entre la imagen y el espectador, pero cierto es también que en la búsqueda por este cometido culmina pecando de cierto absurdo que la deja peor parada de lo que la misma parece creer. Es que la nueva película del director israelí Nadav Lapid no termina resultando en esa expresiva representación poética de la que parece hacer mella al comienzo, pero va cayendo en un espiral de falta de ritmo e inconsciencia argumental que la daña de muerte sobre el final del film. Claro que no todo es penurias para la nueva película del director de Ha-shoter (2011), ya que por lo menos mantiene cierta cohesión a lo largo de su historia para desembocar en un clímax más que interesante que de haberse resuelto de otra manera no hubiera resultado en el absurdo que significa su escena final. Para resaltar quedan las actuaciones de Sarit Larry, quien se desempeña como la maestra de jardín, y el niño poeta interpretado por el pequeño Yoav Pollak, quien debuta en la pantalla grande con un papel muy bien desempeñado. Ciertamente La maestra de jardín no es una película para cualquier público, y de alguna manera seria difícil encasillarla como atractivo para un sector específico de la audiencia, pero claro está que mínimamente resultara interesante para los que se sientan atraídos por el mundo de la poesía y tengan ciertos conocimientos sobre ella.
Conciencia eterna Al ver Inmortal ciertos paralelismos de la Vida (y del cine) me hacen rememorar una película titulada El sexto día (The 6th Day) estrenada allá por el 2000 y con Arnold Schwarzenegger como protagonista, pero ciertamente las similitudes entre un film y el otro no son más que casuales dentro del género de ciencia ficción al que hacen mérito. Inmortal es la nueva película del indio Tarsem Singh quien ya nos ha demostrado anteriormente ciertas dotes para la dirección en películas como The Cell (2000) y la fantástica (en todo sentido) The Fall (2006). En esta ocasión se adentra en una historia tan futurista como moralista y en este nuevo proyecto resulta tan victorioso como frustrado, ya que aunque el film cumple con el cometido de entretener y se desempeña a líneas generales con suficiente soltura y coherencia, también sufre de cierta ligereza argumental que comienza a afectar la historia al poco tiempo de iniciada la película. Si bien el film entretiene y resulta interesante se puede decir que se ve afectada por una brecha temporal que no termina de situarla como una producción lo suficientemente futurista. Obvio es que la misma está pensada y posicionada en un tiempo presente efectivamente para hacer la diferencia ante la media de producciones del género, pero no por eso se puede decir que el resultado fue del todo efectivo. El trabajo de Ryan Reynolds (Green Lantern , R.I.P.D.) se efectiviza como uno de sus mejores en los últimos tiempos, aunque tampoco logra grandes cambios en su ya de por si inocuo desempeño actoral habitual. Inmortal se nos presenta como la única opción de ciencia ficción de la semana y significa una buena oportunidad para darse un gusto liviano con el mismo para no perder la costumbre.