Si hay algo que no se puede negar, es que Quentin Tarantino sabe hacer muy bien su trabajo a la hora de despilfarrar (en el buen sentido de la palabra) todo su potencial y los recursos que viene archivando de todas aquellas cintas que vio a lo largo de su vida. ¿Y quién no lo haría con tremendo argumento?. Django sin Cadenas es una defensa de los derechos de la gente de color allá por el año 1858, en el cual la esclavitud era moneda corriente y los blancos se creían con poder sobre los otros. Comprar y vender personas era el mejor negocio sin dudas, pero había quienes no pensaban de ese modo. Este es el caso del Dr. King Schultz, un Christoph Waltz "tiernizado" y muy alejado de su multipremiado papel de Hans Landa, el malévolo coronel cazajudíos de Bastardos sin gloria (Inglourious basterds, 2009). Volviendo a Django, se podría decir que combina elementos de un buen western con otro poco de acción. Está presente además el gore típico de Tarantino con una banda sonora más que sobresaliente (se atreve a jugar con el rap y el rock clásico al mejor estilo Elvis Presley, hasta una música melódica o más rítmica para las escenas en que vuelan las balas, salpica la sangre y revientan cerebros) y una fotografía increíble que sabe mechar distintos matices y colores al mismo tiempo. Para quienes no lo conocen demasiado el estilo "tarantinesco", puede resultar a veces excesivamente violento y puede pasar del drama más profundo y desesperante de un esclavo que intenta recuperar a su mujer comprada por los blancos hasta el más absurdo humor conservando siempre los diálogos brillantes. Este director de improvisado no tiene nada. En sus películas todo puede pasar. Si de personajes hablamos, en el de Jamie Foxx se destaca su construcción y evolución; en Leonardo DiCaprio vemos a un despiadado líder de pandillas asesinas que mantiene cautivos a miles de esclavos y comete con ellos las peores atrocidades, hecho que nos desconcierta y le arranca al espectador todo rezago de sus personajes anteriores; y por último, es colosal el rol de Samuel L. Jackson que interpreta a un ser detestable que se desquita con la gente de su misma condición. El guión contiene varios saltos y es de ritmo vertiginoso. Aun en las escenas tranquilas se percibe la acción y la incertidumbre, y seguramente quedarán grabadas en la retina las secuencias más ruidosas y salvajes llenas de tiros que no son poca cosa. Se repiten a lo largo del metraje pero nunca resultan ser igual. En resumen, Django sin Cadenas (que difiere mucho de la Django de 1966, en especial por su personaje principal) no es la mejor película de Quentin Tarantino, pero sin dudas forma parte del catálogo de obras maestras del cine actual. El realizador toma un tópico complicado y hace y deshace a su gusto. Eso sí, toma una clara postura y destierra al racismo de la misma manera que destroza la ideología nazi en Bastardos... Una película para sentarse no sólo a ver sino también a disfrutar. Una estética formidable con giros y sub géneros que redefinen el western como tal de un modo personal. Imposible aburrirse con tremenda pieza de cine de autor y menos aun con las increíbles actuaciones con las que cuenta. 4/5 SI Ficha técnica: Título Original: Django Unchained Dirección: Quentin Tarantino Guión: Quentin Tarantino Estreno (Argentina): 31 Enero 2013 Género: Western Origen: Estados Unidos Duración: 165 minutos Clasificación: AM 16 Distribuidora: SONY PICTURES Reparto: Jamie Foxx, Christoph Waltz, Samuel L. Jackson, Leonardo DiCaprio, Amber Tamblyn, Walton Goggins, Jonah Hill, Don Johnson, Zoe Bell, James Remar, Kerry Washington, Robert Carradine, James Russo, Tom Savini, Bruce Dern
Siempre resulta ser un gran desafío alcanzar de forma óptima y mantener el suspense como lo haría el gran maestro Alfred Hitchcock por ejemplo. Es increíble ver cómo reacciona el espectador ante una escena en la que una pareja está cenando y hablando tranquilamente en el piso de arriba, mientras que en el de abajo y sobre sus pies hay una bomba a punto de estallar, sólo por citar un breve episodio al que alguna vez se refirió aquel "autor de películas". La reacción del público ante este tipo de situaciones en el cine es básicamente siempre la misma, ya sea que sepa o no las mismas cosas que los personajes del film. Lo interesante realmente es la sensación de alguien (sea personaje o persona) cuando no sabe qué hacer en ese mismo momento. Así se juega con el suspense. Y aunque en Tesis sobre un homicidio (inspirada en el libro del mismo nombre de Diego Paszkowski) Goldfrid no nos entrega una pieza "hitchcockiana" en absoluto, es una buena película para sentarse a pensar, descifrar y atar cabos sueltos, como si fuéramos verdaderos detectives; porque a pesar de contar con algunos hechos obvios, el film está cargado de un alto nivel de intriga. Esto también pasaba con El secreto de sus ojos (2009) de Juan José Campanella, aunque ésta iba más para el lado del amor; pero se podría decir que Tesis... tiene algunos toques similares: su afiche, a Ricardo Darín como protagonista vinculado con la justicia pero lejos de su profesión que le dio de comer durante años, sumado a su estética de puro traje y a la obsesión por resolver un caso extremadamente violento. Aquí el tercero en discordia es un alumno de su cátedra (Alberto Ammann) que parece estar vinculado al asesinato de una chica en pleno estacionamiento de la Facultad de Derecho. Lo atractivo es el tratamiento que hace Golfrid a esta causa, que toma dos vertientes diferentes con el correr de la cinta. Sobre el final, que cabe resaltar que queda librado a la interpretación que haga cada uno, la película muta y desespera de tal manera que es imposible que el espectador no se quede inmóvil ante lo que ve. Esta parálisis no se condice con el ritmo del film: el desenlace es bastante histriónico y nos acerca cada vez más al climax. De principio a fin la cinta atrapa, es dueña de una estética y variedad de planos espectacular. Y aunque no le creamos una palabra a Calu Rivero en el papel de hermana de la chica asesinada, nos metemos tanto en la historia que ese detalle quizá resulte menor. Estamos ante la presencia de un Golfrid más apasionado que se animó a la sangre y al suspenso de policías y detectives, después de la comedia romántica Música en espera (2009). Una película con una buena historia (aunque no original por su repetición una y mil veces en el cine en general), con un reparto acorde, un Darín siempre sólido y un argumento dócil. 3/5 SI Ficha técnica: Dirección: Hernán Goldfrid Guión: Patricio Vega Estreno (Argentina): 17 Enero 2013 Género: Suspenso, Thriller Origen: Argentina, España Duración: 106 minutos Clasificación: AM 16 Distribuidora: Buena Vista International Reparto: Ricardo Darín, Alberto Ammann, Calu Rivero, Arturo Puig, Mara Bestelli, Antonio Ugo, José Luis Mazza, Mateo Chiarino, Natalia Santiago
La majestuosidad de las películas de Ang Lee nunca decae, ni desde lo técnico ni desde su mensaje. Así Una aventura extraordinaria (2012) se convierte en una experiencia sensorial y emotiva única desplegando su mayor potencial: el de conmover e impactar desde lo visual. Algunos, muy sueltos de cuerpo, la comparan con Avatar (2009) de James Cameron, y no es muy descabellado hacerlo. Ang Lee nos introduce en la historia de Pi (Suraj Sharma/Irrfan Khan), un hombre hindú que ha pasado por una de las experiencias más fuertes e importantes de su vida: ver morir a su familia en un naufragio y tener que convivir en un pequeño bote con un tigre llamado Richard Parker. Sobrevivir en el mar nunca es fácil y menos si constantemente se pelea con un animal feroz y salvaje para marcar el territorio. Aquí la ciencia ficción, los efectos visuales y el trabajo con el color y la imagen son los verdaderos protagonistas que hacen de esta película una obra digna de disfrutarse en cine. Aun en cartel y con un reparto de actores exóticos (eso le adhiere un plus al argumento), no parece que la cinta quiera parecerse o copiar a ninguna otra, pero la realidad es que tanto Avatar como ésta compiten muy de cerca. Y a pesar de que el film de James Cameron no sea contemporáneo al de Lee, es inevitable ser indiferente cuando se autoproclama “la nueva Avatar”. Lee decide darle profundidad a este argumento que carece totalmente de verosimilitud, en el mejor sentido de la palabra. Esa “irrealidad” está dada no sólo por los ambientes exagerados que se muestram (islas paradisíacas con criaturas extrañas, aguas trasparentes con peces luminosos, etc.), sino también por su tópico; aunque el mensaje es claro y relevante y enfunda la perseverancia, la lucha y sobre todo, el respeto por los animales. Y si de animales se trata, Una aventura extraordinaria nos enseña a entenderlos y a comunicarnos con ellos, pero sobre todo a ser conscientes de que, por más amigos del hombre que resulten ser, su instinto es el de la supervivencia y el estar con los suyos; concepto que casi podría cerrarse con un “Amén” en la película. Con ella, Ang Lee demuestra que expone a la perfección su ideología mitad moderna mitad tradicionalista, y que ya es un director de culto desde hace varios años. Muchos la tildarán seguramente de “artificial”, pero todo este artificio que Lee coloca frente a nuestros ojos adrede, no le resta puntos a esta película que parece salida de un libro de cuentos, de un sueño, o quizá de la imaginación de un niño con cuerpo de adulto. 4/5 SI Ficha técnica: Título Original: Life of Pi Dirección: Ang Lee Guión: David Magee Estreno (Argentina): 10 Enero 2013 Género: Aventura, Drama Origen: Estados Unidos Duración: 125 minutos Clasificación: AM 13 Distribuidora: FOX Reparto: Suraj Sharma, Irrfan Khan, Tabu, Adil Hussain, Gerard Depardieu, Rafe Spall
Los directores Demián Rugna y Fabián Forte construyen una verdadera atmósfera viciada por la magia negra, la sangre y la imprevisibilidad. Con Malditos sean! (2011) queda sentado que el terror argentino también puede ser bueno en aspectos más técnicos que argumentales, aunque no esté a la altura de películas como Visitante de invierno (Sergio Esquenazi, 2007) o Sudor Frío (Adrián García Bogliano, 2011), sólo por citar unos pocos ejemplos de producción nacional. Malditos sean! constituye un claro ejemplo de lo bizarro e impredecible. Desde una tétrica casa escondida y derruida con jardines de enanos que parecen mirarnos hasta personajes nuevos que aparecen a cada rato y desvían no sólo el relato hacia otros caminos sino también la atención del espectador. Calificado como "sangriento y visceral", este largometraje tiene su base en un personaje particular: un siniestro curandero que maldecirá a varias personas que no tienen relación entre si, por lo menos a simple vista, pero que luego van tomando forma en el relato y llegan a entrelazarse. Este es un largo proceso de 118 minutos que va y viene y a veces parece desconectado de su objetivo principal. La idea del argumento parece buena y el guión es correcto pero en ocasiones no resulta suficiente para causar el efecto esperado hasta llegar a aburrir por completo. Cabe destacar, igualmente, que la cámara hace con las escenas un trabajo impecable; cada toma parece pensaba cuidadosamente y hasta cuenta con algunos elementos innovadores para lo que viene siendo el cine argentino en el género. Los planos detalle y los primerísimos primeros planos otorgan a la película un rasgo distintivo casi de autor y seguramente ocasione en el que mira esa sensación de incertidumbre que ha dejado de estar presente en el cine norteamericano de este tiempo. Con un buen trabajo de sonido, caracterizaciones formidables y actores no conocidos que desempeñan sus papel más que favorablemente (esto es lo mejor del film), Malditos sean! se convierte quizá en una película argentina de culto, por lo que seguramente cuente con su pequeño (y merecido) público pero no llegará a consagrarse como un gran film de terror (o suspenso, si se quiere). Una lástima. Con semejante idea de argumento, que nos remonta aunque sea mínimamente a aquella escalofriante historia de Stephen King sobre el viejo gitano que maldice a un señor gordo hasta llevarlo casi a la muerte y que tuvo también su película (Maleficio, 1996), ésta de Rugna y Forte no llega a cumplir las expectativas y nos deja con gusto a poco. Con buena fotografía, buen maquillaje y buena banda sonora, Malditos sean! quizá se convierta en una rareza nacional pero se hacen notables algunos vacíos en el guión, con elementos desconectados e historias que parecen terminadas pero que vuelven a arrancar. Sin coherencia ni lógica no se pudo llegar a nada bueno. 2,5/5 NE Ficha técnica: Dirección: Fabián Forte, Demián Rugna Guión: Fabián Forte, Damián Rugna Estreno (Argentina): 3 Enero 2013 Género: Terror Origen: Argentina Duración: 118 minutos Clasificación: AM 16 Distribuidora: 3C Films Reparto: Carlos Larrañaga, Pablo Palavecino, Victoria Almeida, Demian Salomón, Chucho Fernandez, Gabriela Mocca, Natalia Señorales, Silvia Trawier, Paula Bouquet, Hugo Halbrich, Pedro di Salvia, Victor Cura, Lizzy Pane, Julio Luparello, Simón Ratziel, Ariel Chavarria
El amor es ciego... y la locura lo acompaña La ópera prima del escritor Mempo Giardinelli basada en su novela del mismo nombre, y dirigida junto al colombiano Juan Pablo Méndez Restrepo, es un ensayo sobre la locura depositada en la pareja clandestina que interpreta Patricio Contreras y Aymará Rovera, dueños y señores de la película en su totalidad. Alfredo (Patricio Contreras) es amigo y socio de Antonio (Atilio Clavo Fanti) con quien comparte una inmobiliaria. Además es el amante de Griselda (Aymará Rovera), la esposa de su compañero, con quien mantiene una relación por demás carnal, pasional y enferma. Lo perverso continúa cuando Alfredo le pregunta a su pareja si debe asesinar a su marido. Lo curioso comienza cuando ella repregunta cómo lo harían. A partir de allí, las cosas tomarán un curso que sumirá a sus personajes en una profunda oscuridad. El décimo infierno (2012) coloca toda la carga emocional y dramática en Alfredo, que es sin dudas quien lleva las riendas y toma las decisiones a lo largo de la trama. Hay una audacia evidente en Patricio Contreras a la hora de encarar su papel y poner su voz en off a la narración, lo que le brinda fuerza y efecto al relato. Los realizadores van dando forma a estos personajes tan iguales pero a la vez distintos, que comparten y conviven en la densa atmósfera del Chaco y Corrientes al mejor estilo road movie. Desde la escena inicial, esa puesta inusual de un plano general que dura por lo menos cinco minutos y que muestra varias acciones a la vez, los directores deciden dejarle en claro al espectador que en esta película puede pasar cualquier cosa, pasando por la perversión, la demencia y los peores sentimientos que puede tener un ser humano. Por ello el relato va mutando según la desequilibrada mente de sus protagonistas. Así como en la novela, Giardinelli y Méndez Restrepo quisieron dotar al film de las remembranzas del Infierno de La Divina Comedia, en la que Dante Alighieri hacía referencia a nueve círculos de castigo. El de la película en cuestión, el décimo, parece inventado para significar el peor de los pecados y castigos, donde todo desemboca en el no retorno tal como el inevitable destino de sus protagonistas.
Relato sobre la tercera edad Un poco de drama y otro poco de comedia, así es Las chicas de la banda (Meisjes, 2009) de Geoffrey Enthoven, que no precisamente se centra en la historia de un grupo musical conformado por mujeres, sino que va construyendo la historia de los vínculos familiares y pérdida de los seres queridos, con evidentes reminiscencias a El Hijo de la Novia (2001) de Juan José Campanella. Este es el relato de Claire (Marilou Mermans), una mujer (ya no digamos “anciana”), de 70 años que tras perder a su marido en un accidente de auto tiene más ganas de vivir que cualquier persona que atraviesa por la misma situación. Esa pérdida la lleva a querer revivir los momentos más agradables de su vida, que son remontar la tan querida banda de rock que formaba con sus amigas y así, de paso, “amigarse” con su hijo menor. No es casual que Meisjes signifique “niñas” y que el director haya escogido ese nombre para darle vida a las mayores instigadoras del quiebre en la película y a la reivindicación de la juventud ya no física, sino mental y espiritual que lleva a estas mujeres a querer revivir aquella banda tan mítica para ellas y, por sobre todas las cosas, volver a esa época dorada que fue la adolescencia. Cuando el agobio y la intranquilidad de toda la cuestión se adueñan de Claire, aparece Sid (Jan Van Looveren) su incomprendido hijo músico y disc-jockey con quien casi no se habla ni se ve pero que resulta ser el compañero ideal para volver a revivir el espíritu de las jóvenes rockeras de antaño. Sin embargo, no todo vuelve a ser felicidad para esta mujer. Al mejor estilo El Hijo de la Novia, Enthoven decide introducir elementos lacrimógenos al film que le imprimen algunas reflexiones sobre la vejez, la involución de la salud y la lamentable pérdida de la lucidez. Una buena banda sonora acompaña las sobresalientes actuaciones e incrementa cada vez más el interés por parte del espectador. Un film correcto, emotivo en los momentos justos y con toques de comedia en las escenas que lo amerita. Un buen relato sobre la tercera edad, un impecable trabajo de guión y un cierre colosal.
El baile en estado puro Sobre el sublime y lujoso universo de las calles de Miami, sobre la gente que va y viene en traje de baño, sobre ese lugar paradisíaco con el que casi todo el mundo sueña, se hacen ver y escuchar los adolescentes de Step Up 4: La revolución (Step up Revolution, 2012) de Scott Speer. “The Mob” es el grupo de danza flash que encabeza Sean (Ryan Guzman), un joven en constante búsqueda de sus sueños. En este contexto aparece también Emily (Kathryn McCormick), la hija del empresario acaudalado que está por emprender el mejor negocio de su vida: demoler el barrio de Sean para construir un enorme complejo frente al mar, causando el desplazamiento y desempleo de todos sus habitantes. Step Up 4: La revolución es la cuarta entrega de la saga Step Up que es un éxito en los Estados Unidos y que tiene al baile como eje temático para contar historias, en especial de adolescentes enamorados, y que siempre cuenta con un gran elenco de bailarines de todas partes del mundo. La película puede cautivar desde el comienzo cuando el espectador es testigo del impresionante despliegue que hace el grupo en medio de la calle, deteniendo el tránsito y sorprendiendo a todo el que pasa con dos motivos claros: protestar y ganar su público. Luego el film se centra más en la historia romántica e idílica, al mejor estilo Disney, de Sean y Emily, en la que parece que todo se resuelve mágicamente. Speer no deja de lado el cliché del chico pobre y la chica rica que se enamoran, y tampoco algunas contradicciones en el momento de representar a un grupo de jóvenes que se manifiesta en todo momento contra el sistema pero que a su vez cuenta con tecnología último modelo y la mejor ropa. Ese doble mensaje quizá no sea el mejor para la audiencia joven. A pesar de esto, la película no pierde fuerza en el relato y está plagada de color y ritmo, lo que probablemente deslumbrará al público joven acostumbrado a series como Glee, deseoso de distraerse y pasarla bien con una historia fresca de unos chicos tratando de recuperar sus sueños. Step Up 4: La revolución tal vez resulte ser lo que un chico de 12 o 13 años quiere ver en el cine y es un film que tampoco aburrirá al público adulto. Una película colorida con personajes talentosos y variados pero sin una trama demasiado profunda ni original; sin embargo, ideal para aquellos que siguen la saga y para los fanáticos de los musicales “a todo trapo”.
¿Qué pasa cuando uno sube a un crucero?, ¿cuántas cosas se experimentan en ese universo paralelo, donde la comodidad y el lujo son todo y donde el anonimato está a la orden del día?. Amor a Mares (2012) de Ezequiel Crupnicoff es una película de esas en las que puede pasar cualquier cosa y donde todo se conecta con todo sin que sus protagonistas sean concientes de ello. En este contexto aparece Javier Fink (Luciano Castro), un escritor que alguna vez fue exitoso, pero que ahora atraviesa una profunda depresión por amor que ahoga con el alcohol. Necesita concentrarse en su próxima novela pero resulta que no está inspirado. Andrés (Miguel Ángel Rodríguez), su histriónico agente literario, lo embarca en un transatlántico para que cambie de aire y comience a escribir la novela que lo llevará al éxito y a saldar sus deudas monetarias. A pesar de ser un galán de telenovelas con un cuerpo tatuado y escultural, Luciano Castro sabe cómo ponerse en la piel de un escritor frustrado. Ni siquiera se le ve un tobillo, se dejó crecer la barba, usa lentes y es tímido; la antítesis de su personaje actual en Sos mi hombre (Canal Trece). El film comienza de forma dinámica y está lleno de música y color, con atractivas animaciones que ya anticipan lo que se verá en esta historia. Una película que no decae en su ritmo y que es tan vertiginosa que resulta imposible aburrirse. Esta es una comedia romántica que parecería inspirada en las alocadas películas norteamericanas de los años ’70, donde todo se conecta con todo, donde el suspenso se convierte en humor y sátira, y donde los personajes tienen diálogos frescos y están inmersos en una maraña de situaciones impredecibles que ellos mismos desconocen. A pesar de toda frescura, hay cosas que le juegan en contra a Amor a Mares. En primer lugar, el trabajo con el sonido en la combinación del diálogo con la música en las escenas románticas de Javier y Julieta (Paula Morales): canciones a volúmenes descomunales y conversaciones susurradas. Por otro lado, la banda sonora está presente todo el tiempo, lo que no propicia que el espectador llegue a concentrarse en lo que está viendo y que los silencios justos, propios y necesarios en determinadas situaciones no existan, hecho que les resta realismo. Por todo lo demás, el relato transcurre fluidamente con sus momentos de tranquilidad y sus instantes descontracturantes, sumado a la cuota de humor que llevan en la sangre Gabriel “El Puma” Goity y Miguel Ángel Rodríguez, que se “roban” la película. Una comedia con sorpresas que deja algunos cabos sueltos en el relato, pero con buen ritmo, actuaciones convincentes y, como reza su slogan, “una historia encubierta” que se resuelve bien. Una película para distraerse y pasarla bien. 3/5 SI Ficha técnica: Dirección: Ezequiel Crupnicoff Guión: Nicolás Lidijover Estreno (Argentina): 15 Noviembre 2012 Género: Comedia Origen: Argentina Distribuidora: Primer Plano Reparto: Luciano Castro, Paula Morales, Gabriel Goity, Miguel Ángel Rodriguez, Pompeyo Audivert, Nacho Gadano, Luisa Kuliok, Germán Krauss, Agustina Córdova Web: http://www.amoramares.com/
El acto de donar En esta vida para todo hay que esperar, hasta para lo más urgente. Esta es la premisa sobre la que se basa Otro corazón (2012), de Tomás Sánchez; un relato en primera persona que concientiza al espectador sobre la importancia de donar órganos y la espera desesperada por conseguir uno. Una sufrida historia con drama, amor y un poco de humor. Leo (Mariano Torre) está a punto de verse realizado con el sueño de cualquier persona de su edad: ser padre. Pero este idilio se ve empañado por el delicado estado de salud de su padre (Carlos Moreno), quien espera con suma urgencia un trasplante de corazón. Esto provoca que Leo se distancie cada vez más de su paternidad y de su esposa María (Elena Roger) y que todo se vuelva muy cuesta arriba cuando también tenga que ocuparse de la empresa de su progenitor. Con el apoyo del INCUCAI y de la Fundación Favaloro, Sánchez decidió tocar un tema delicado para muchos y poner el foco en la emoción profunda. A pesar de que quien la vea no haya pasado por una situación similar, nadie puede sentirse alejado de la cuestión con este film que, en su totalidad, es un gran golpe bajo. Aunque Mariano Torre es el responsable de sumir al espectador en su vorágine y de representar la crisis en una pareja en tono de incomprensión, Elena Roger es quien posee toda la carga emotiva acentuada por las canciones que interpreta con su voz casi celestial. También es destacable el papel de Fabián Gianola en su rol de médico irónico y como la antítesis de su hermano Leo: por sobre su histeria, está su tranquilidad clásica de doctor que lo baja a la tierra en varias escenas que no tienen desperdicio. Por su parte Lito Cruz, Betiana Blum y Beatriz Spelzini son aquellos actores que siempre pueden aportan un respiro satírico a las situaciones, y en este caso eso también lo consiguen y así convierten la trama en un relato más digerible. Descoloca un poco el pequeño papel que le fue dado a Patricia Sosa que le adiciona color al relato, aunque en ocasiones se torna un tanto repetitivo en el proceso. Igualmente, hay que admitir que en rasgos generales el film tiene lo suyo para enfrentarse en cartel con otras películas nacionales del momento aunque a veces parecería que le falta fuerza. No esperen encontrar una gran historia, pero sí una conjunción de buenas actuaciones, destacando a Roger, Moreno y Gianola en un relato que conserva la coherencia, con un gran mensaje por encima de todo.
Hacía ya tiempo que no se parodiaba a la política de esta manera y qué mejor para los tiempos que corren que reírse un poco de las absurdas decisiones que a veces toman los funcionarios en ejercicio del poder. Locos por los votos (The Campaign, 2012) de Jay Roach lo logra recurriendo a clásicos de la comedia americana como Will Farrell (Elf, Megamente) y nuevas estrellas en ascenso como Zach Galifianakis (¿Qué pasó ayer?, Todo un parto). Todo parecía ir tranquilo para el candidato Cam Brady (Farrell). Las encuestas eran sobresalientes y no había ningún opositor que le hiciera frente, por lo que su llegada al poder sería más fácil de lo que imaginó. En este contexto aparece Marty Huggins (Galifianakis) que con su apellido de marca de pañal y su perfil ingenuo, representa la antítesis graciosa de un típico funcionario codicioso. ¿Resultará ser un buen oponente para el obsesivo Brady?. En medio de esta maraña de idas y vueltas, cada candidato deberá mostrar lo mejor que tiene. Y eso se convertirá en la mezcla perfecta de humor absurdo que se aleja bastante de lo berreta y muy cerca de convertirse en la película cómica del momento. Aun en cartel en algunas salas, Locos por los votos ofrece además un claro mensaje sobre la política actual de manera universal porque no se centra únicamente en lo que pasa en los Estados Unidos. Lo que sí, esta trama descontracturada por momentos resulta incómoda en algunas escenas y tiene un descenlace poco real. A pesar de esto, Farrell y Galifianakis se calzan el traje de “hijos de buena madre” y lo hacen muy bien, ofreciendo actuaciones como siempre sólidas y convirtiéndose en dos de los principales cómicos de la actualidad. No esperen ver una gran obra maestra con mensaje profundo, pero se destacan los momentos en que se habla de los ideales, la ética y la importancia de la buena educación para los hijos aunque sea de modo un poco superficial. Divertida, con momentos cumbres para reírse a carcajadas, con elenco sólido y un bien ritmo. 3/5 SI Ficha técnica: Título Original: The Campaign Dirección: Jay Roach Guión: Chris Henchy, Shawn Harwell Estreno (Argentina): 1 Noviembre 2012 Género: Comedia Origen: Estados Unidos Duración: 83 minutos Clasificación: AM13 Distribuidora: Warner Reparto: Will Ferrell, Zach Galifianakis, Jason Sudeikis, Sarah Baker, Dylan McDermott, Katherine LaNasa, Brian Cox, John Lithgow, Dan Aykroyd, Scott A. Martin, Thomas Middleditch