"Brick Mansions" es el último trabajo que completó la estrella de "Fast & Furious", Paul Walker, antes de su muerte. Se nota en sus últimos roles como actor, que estaba a la búsqueda de nuevos proyectos, y el trabajar con guión de Luc Bessom pudo haber sido, quizás, la razón por la que accedió a participar de esta propuesta de género. En el cierre de su carrera,(y seguramente buscando consolidarse como referencia en el género) se animó a reversionar un clásico francés de culto ("District B13"), film central para donde se presenta en sociedad el "parkour", actividad nacida en Francia, diseñada y aplicada por David Belle en la cual, sujetos lanzados en velocidad, usan movimientos fluidos y veloces para apropiarse del esapcio físico en su favor, produciendo coreografías dignas de admiración. Esta disciplina ya viene utilizándose en varias películas (quizás la más recordada escena de "parkour" la encuentres en "Casino Royale" donde hay una persecusión en la que un "traceur"-trazador- huye del protagonista) y en particular, "Brick Mansions", la presenta para el mercado americano aplicada a la acción desenfrenada. Sabemos que en general, al público del gran país del Norte le cuesta aceptar productos de fuera de sus fronteras, así que el desafío era interesante apriori. Corre el año 2018 y en la ciudad de Detroit, tenemos un muro que divide a la urbe, de un barrio particularmente peligroso, el que da nombre a la película. Detrás de los controles de seguridad, hay un jefe mafioso que controla la droga y las armas en esa pequeña ciudadela. Paul Walker es Damien, un policía de Detroit que sabe como infiltrarse en lugares peligrosos y hacer su trabajo sin fisuras. Tiene ansias de vendetta porque el boss de las "mansiones de labrillos" mató a su padre en una emboscada. Luego de un importante arresto, el alcalde de la ciudad, lo cita ante una emergencia: la banda de Tremaine (RZA) robó un dispositivo nuclear y puede hacerlo explotar si no es detenido en menos de 24 horas. Damien tendrá que entrar en zona enemiga y dar con la bomba antes de que la misma se detone. Será su guía para lograr ese objetivo, Lino (Belle), un francés que se mueve independiente y le ha dado bastantes dolores de cabeza a los líderes mafiosos (digamos que tiene códigos y protege a la gente de uno de sus edificios). Lo que encontrarán en "Brick..." es un guión muy previsible, actuaciones discretísimas (párrafo especial para el creador del parkour, quien debería salvarse porque fue doblado al inglés en todas sus líneas), acción a raudales (bien filmada) y simpatía en la sonrisa, inigualable, de Walker. Camille Delamarre, hombre de oficio y amigo de Besson, es quien lleva adelante esta adaptación, cumpliendo sólo con la premisa de revestir al film de escenas de acción visualmente impactantes (los saltos, algunos choques simultáneos con los protagonistas en el aire, etc). En ese sentido, hay persecusiones, peleas, saltos y explosiones a granel. Algo sucede con el gran productor francés (nada menos que el genio detrás de "Taxi" y la saga "The Transporter"), en sus últimos títulos que peca de sobresimplificar algunas situaciones y no resolver con oficio, el cierre de cada guión que escribe. Hecho que también percibimos en otro estreno de esta semana, "3 Days to kill". Más allá de este hecho, "Brick mansions" es una película entretenida, liviana, que no defrauda al espectador que busca pasar un rato divertido. Si no conocés el parkour, sumale un punto más a la calificación.
De policías infiltrados y ladrones/narcotraficantes de medio pelo, en medio de una guerra campal, en un abandonado complejo habitacional, habla el filme “Brick Mansions” (Canadá/Francia, 2014), de Camille Dellamarre, remake del filme francés “Distrito 13” y que con mismo protagonista (David Belle) más Paul Walker arriba a los cines. La adaptación del guion corrió por cuenta de Luc Besson, un hábil hacedor de vertiginosas historias en medio de tramas policiales, y que en esta oportunidad se enfocó en los claroscuros que entre los bandos participantes siempre pueden entreverse, es decir, si bien hay un policía honesto, adiestrado, apasionado por su tarea, llamado Damien (Walker), en su personalidad la trampa como accionar para sacar provecho de algunas situaciones, también estará presente, de hecho, por algo se encuentra infiltrado en una organización mafiosa que trabaja dentro del derruido complejo estatal BrickMansions. En la vereda de enfrente estarán Lino (Belle) y Tremaine (RzA), uno más poderoso que el otro, pero que en el fondo sienten la necesidad de hacer algo por el lugar en el que viven, un abandonado fuerte en el que todas las promesas de lujo, confort y progreso se desvanecieron con el cierre de las cuentas gubernamentales que apoyaban el proyecto. El control de la violencia y la buena vida que prometía BrickMansions fue cambiado por inseguridad, miedo, delincuencia y marginalidad. Así y todo, algunos tienen proyectos, como Lino, que quiere erradicar el consumo de drogas duras, intentando crear una estructura que elimine por completo ese flagelo de la zona y el dominio de Tremaine de la actividad. Pero si para alguien desde dentro del lugar, como Lino, es difícil, peor se las verá Damien, cuando intente cumplir una indicación de sus superiores (desactivar una bomba) y que si bien se aliará con Lino para lograrlo, el objetivo final del policía rubio y de ojos claros (atención al trabajo sobre la otredad en la película) será uno muy personal, vengar la muerte de su padre en manos de Tremaine. Dellamarre narra con ampulosidad la simple trama enfocándose en dotar a las escenas de peleas, más allá de una coreografía específica, de grandiosidad a través de ralentíes y aceleramientos. Además de rápidos movimientos con los que refleja algunas acciones y que provocan un cinetismo que sólo afirma el espectáculo visual que Belle nos regala. Experto en Parkour, el actor posee una agilidad y adiestramiento que hacen que cada una de las situaciones en las que muestra su habilidad sea un espectáculo visual. Obviamente como toda película de acción habrá buenos buenos y malos malos, pero el trío protagonista escapará a esta clasificación, excepto los secuaces de Tremaine, que responderán a estereotipos bien marcados del género, y que claramente en su reconocimiento estará la entretención. Película de momentos visuales impactantes, más allá de la linealidad y lo básico de la trama, hacen de “Brick Mansions” un espectáculo que logrará mantener en vilo a aquellos que busquen un discurso claro y efectista. Si la idea es pasar un momento trepidante y vertiginoso, esta es la película.
Una remake floja Una de las últimas películas de Paul Walker, antes de su muerte, pudo haber consolidado al actor en el género de películas de acción. La historia se sitúa en una apocalíptica Detroit en 2018 donde las antiguas mansiones de ladrillo albergan a los delincuentes más peligrosos, por lo que la policía para resguardarse construye un muro de contención. Por un lado está el agente secreto Damian (Walker) quien lucha contra la corrupción y Lino (Belle) quien busca una vida honesta. Ambos deberán unirse para detener a Tremain (RZA) quien secuestró a la novia de este último y además tiene un plan siniestro para acabar con toda la ciudad. Como remake de la francesa Distrito 13 Brick mansions sólo ofrece un guión previsible y actuaciones discretas, con la excepción de Paul Walker quien se luce y se lo ve en su salsa en lo que a acción respecta. Una mención aparte merece David Belle, quien protagonizó la versión gala y repitió el rol, esta vez acompañado de Walker, con quien formó una gran dupla. Destaco además que los personajes están mejor desarrollados en esta versión americana que en la francesa, en líneas generales. Las secuencias de acción están muy bien logradas y se nota el arduo trabajo que debieron hacer los actores para que queden perfectas, al igual que los tiros que predominan en el film sumadas las persecuciones. Sin embargo, como todo film, tiene sus cosas malas y la realidad ahora es que sin Walker esta película iría a parar directo a DVD, porque no aporta nada nuevo comparada con su antecesora, de hecho es una versión resumida, donde parece que el guionista Luc Besson, quien trabajó previamente en la saga El transportador y Taken (Búsqueda implacable), sólo se molestó en traducir el guión literalmente sin cambio alguno. Creo que las excelentes escenas de acción y las interpretaciones de Walker junto a Belle, es lo único rescatable de este film. En conclusión, esta peli es recomendable para ver sólo porque se trata de uno de los últimos films (para no decir el último) que Paul Walker pudo grabar al 100% sin necesidad de ser suplantado por dobles o por medio del CGI como es el caso de Rápido y furioso 7, Sólo eso, el resto simplemente acompaña para hacer amena esta historia.
Podria ser una de acción más pero tiene un plus, la presencia de Paul Walker, muerto trágicamente. El film entre malos terribles, políticos corruptos y dos contra todos. Pura acción para los que gustan del género.
Esta producción de Luc Besson brinda una propuesta diferente a la que se ofrece en Tres días para matar. Brick Mansions es una típica película de acción clase B como las que se hacían a principios de los años ´90, con la particularidad que tiene un soberbio trabajo de realización en los aspectos técnicos. Paul Walker, en uno de los últimos filmes que llegó a completar antes de su fatal accidente, en este caso trabajó junto a una de las nuevas figuras del género. David Belle es uno de los fundadores de la disciplina Parkour y en la última década sobresalió como una de las estrellas más importantes que surgieron junto a Tony Jaa (Ong Back), Yanin Vismitananda (Chocolate) e Iko Uwais (The Raid). El Parkour, también conocido como el "arte del desplazamiento", es una actividad de alto riesgo en el que sus practicantes corren por ambientes urbanos o naturales sorteando todo tipos de obstáculos. En el caso de Belle, el actor francés debutó en el cine gracias a Besson con las películas de culto, Distrito 13 (2004) y su continuación Distrito 13: Ultimátum (2009), que fueron pioneras en trabajar la acción a través del Parkour en la pantalla grande. La primera entrega había sido dirigida por Pierre Morel, quien luego hizo para Besson, Búsqueda implacable y De París con amor. Brick Mansions es la remake de Distrito 13 pensada para el público norteamericano que apunta a impulsar la carrera de Belle en Hollywood. El extraordinario desempeño físico del artista francés es el principal gancho de esta propuesta que atrapa a cualquier amante del género desde los primeros minutos. Si bien cuando hizo el film original era diez años más joven, en esta nueva versión vuelve a sorprender con esas acrobacias espectaculares que lo hicieron famoso en todo el mundo. La trama, que presenta el mismo conflicto de la producción del 2004, en este caso se trasladó a los suburbios de Detroit. Paul Walker interpreta el rol del policía encubierto que en la versión anterior estuvo a cargo de Cyrill Rafaelli, el coreógrafo de acción de Búsqueda implacable. Este es el motivo principal por el que la remake si bien es muy entretenida no llega a ser tan sorprendente como la original. Rafaelli al ser un experto en artes marciales formaba una dupla mucho más potente con David Belle y las escenas de pelea tenían un impacto visual mayor. Sin embargo, Paul Walker logró defenderse muy bien en varias secuencias de acción y terminó por gestar un buen equipo con su compañero francés. El público que no vio Distrito 13 encontrará en Brick Mansions una entretenida película clase B, con los típicos villanos de los filmes futuristas de Enzo Castellari (como Fuga del Bronx), que deleitará a cualquier fan del género.
"Brick Mansions" es una remake a una película francesa llamada "Distrito 13", de hace unos cuantos años... En esta versión vas a poder disfrutar de uno de los últimos trabajos completos de Paul Walker (actor de "Rápido y Furioso" que falleció el año pasado), que se luce impecable, creíble y muy dinámico en las escenas de acción. Una película que te va a tener pendiente de lo que pasa a cada segundo y con secuencias de acción excelentes y super bien rodadas. La dupla de los protagonistas, un tanto extraña, es una de las cosas más interesantes, sumado a, como dije antes, las escenas de acción que son increíbles. Muchos momentos de comedia en el lugar correcto y buena música que acompaña a esta historia escrita por el genial de Luc Besson y Bibi Nasseri. Ya sabes, ¿queres acción sin parar, un buen guión y un casting muy interesante de actores? Brick Mansions es la peli.
Tan absurda como entretenida Brick Mansions es una película extraña en múltiples aspectos. En principio, porque es una remake en inglés y ambientada en los Estados Unidos (pero con financiación francesa) que el productor y guionista galo Luc Besson hizo de Distrito 13, film de 2004 que él mismo había escrito y encargado al director Pierre Morel. En un terreno más sentimental, se trata del último largometraje protagonizado por Paul Walker, el actor de la popular saga Rápido y furioso recientemente fallecido en un accidente automovilístico. Y es también bizarra (el adjetivo que mejor le calza) por su propuesta, fácilmente cuestionable por su absurda trama y nula verosimilitud, pero al mismo tiempo reivindicable por su falta de prejuicios y por el placer (¿culpable?) que sus coreográficas escenas de acción provoca. Ópera prima de Christophe Collette (hasta ahora reconocido editor y futuro director de El transportador 4), Brick Mansions transcurre en un futuro muy cercano (2018) y en una de las ciudades más devastadas del mundo (Detroit). Allí, con una tasa de delincuencia por las nubes y donde impera el estado de sitio, se ha construido un altísimo muro que divide a los ciudadanos de primera de los habitantes de Brick Mansions, conjunto de monoblocks donde se acumulan gánsteres y traficantes de drogas. La trama (por llamarla de alguna manera) encontrará a un policía encubierto (Walker) y a un ex convicto francés (David Belle, todo un prodigio atlético) luchando contra un todopoderoso zar de los "Projects" llamado Tremaine (el rapero RZA, líder del grupo Wu-Tang Clan), aunque con el correr del relato habrá unas cuantas vueltas de tuerca con policías y políticos corruptos. Los recursos del guión son del todo trillados (hay hasta un viejo misil ruso con cuenta regresiva incluida), pero es precisamente ese juego con los clichés genéricos el que hace de Brick Mansions un más que aceptable exponente de cine clase B. Eso y, por supuesto, las adrenalínicas persecuciones automovilísticas (una especialidad de las producciones de Besson) y las muy creativas peleas cuerpo a cuerpo en las que Belle aventaja siempre en elasticidad y astucia a Walker (y éste se ríe de eso). No estamos frente a una actuación descomunal de Walker (a quien, obviamente, el film está dedicado en una foto final), pero sí ante una digna (y lamentablemente temprana) despedida de este galán que había aprendido con el tiempo a potenciar sus limitadas capacidades expresivas y a disimular sus carencias. Se lo extrañará.
Remake de un film Francés exitoso, este policial suburbano tiene buenas dosis de acción y al genio detrás del Parkour. Además es el primer estreno póstumo de Paul Walker.
Paul is dead Equipo que gana no se toca: en la adaptación de su película Distrito 13 (Banlieue 13, 2004) al público estadounidense, Luc Besson elige dejar todo más o menos como en la original. Realismo con toques sci fi, hip hop, una Detroit distópica y la última actuación de Paul Walker hacen de Brick Mansions (2014) una película menor, pero funcional. Aunque toda la publicidad alrededor de la película diga lo contrario, la verdadera estrella de Brick Mansions no es Paul Walker. El actor, fallecido hace algunos meses, es protagonista y todo, pero queda en segundo plano frente a lo que parece ser el verdadero motivo de la película: el parkour. Los héroes del film se enfrentan a los enemigos, gangstas musculosos armados hasta los dientes, corriendo y saltando a través de escaleras, paredes, ventanas. Paul Walker es Damien Collier, un súper detective obsesionado con la muerte de su padre, también policía, asesinado por Tremaine, un capo mafia. Hasta ahora, todo normal. Sin embargo, falta un detalle. Tremaine gobierna en Brick Mansions, una zona de mansiones donde antes vivían los millonarios, y ahora pertenece a los criminales. Incapaz de controlarla, la policía construyó un muro que divide a esta zona del resto de Detroit. Por supuesto, la misión que se le encarga a Collier es meterse a Brick Mansions y matar a su “presidente”. Para esto va a contar con la ayuda de Lino, un luchador de parkour que también odia a Tremaine, pero por otras razones. La película de Camille Delamarre es un calco de la original, de Luc Besson, que aquí aparece como productor y guionista. El personaje de Lino también está en la original, con el mismo nombre y todo, y está encarnado por el mismo actor, David Belle, uno de los creadores del parkour. Aunque algunas cosas cambien (la acción pasa de Francia a Estados Unidos, más exactamente en Detroit, un lugar mucho más proclive para situar una distopía con tintes cyber punk), todo recuerda a ese realismo de comic que caracteriza al cine de Besson. Por ejemplo, uno de los villanos es una mina que fuma y está toda la película en corpiño, y otro es un gigante que sólo pronuncia sonidos guturales. O aparece un viejo cohete soviético ¡en medio de Detroit! Los enemigos se presentan con la lógica de un videojuego: de menor a mayor. A medida que van desfilando se van haciendo más grandotes, más armados, más temibles. Y la pareja de héroes los vence uno a uno a puro salto mortal, a pura patada voladora, a puro diálogo poco creíble. Esta progresión es una de las virtudes de la película, que por momentos adquiere ese vértigo narrativo tan propio de las (buenas) películas de acción de este siglo. Vértigo pop, cochazos yendo a las chapas, mucho tiro, un final políticamente correcto: si la pensamos como “la última película protagonizada íntegramente por Paul Walker”, es una fábula anabólica y amable, casi un homenaje en vida para el actor de Rápido y furioso (Fast & Furious, 2001). Una despedida cariñosa. Pero no nos confundamos: esa es una variable que va por fuera de la película. Si la juzgamos por lo que verdaderamente es, Brick Mansions resulta una película menor, que se limita a encadenar lugares comunes de las películas de acción, uno atrás de otro. Por supuesto, la gente que hizo la peli lo sabe: toda la publicidad se basa en la muerte de Walker.
Un film sin novedades Remake franco canadiense del exitoso film francés District B13 (2004) cuyas escenas de acción se destacaban por el uso del parkour. El parkour es una disciplina de origen francés que consiste en moverse por entornos urbanos o no (los que conocemos suelen ser los urbanos) utilizando sólo el cuerpo, saltando de forma rápida y fluida de una superficie a otra. Para decirlo mal y pronto: gente saltando por todos lados, entre techos, paredes, alambrados y ventanas. Estas imágenes hoy ya forman parte del imaginario cinematográfico y muchas películas las incorporan como parte de la acción. Tanto District B13 como sus secuelas son clarísimos representantes del parkour en el cine. Esta nueva versión vuelve a tener a Luc Besson y Bibi Naceri como guionistas, aunque cambió al director y el elenco en esta película de acción urbana ambientada en un Detroit distópico. El protagonista es Paul Walker y este fue el último papel completo que realizó antes de su muerte. El malogrado joven actor cumple con su rol, y su efectividad es indiscutible, pero no alcanza con eso para hacer de esta película un relato que valga la pena seguir. Lo acompaña David Belle, que es justamente un personaje famoso del parkour y que participó también en los films franceses. Un barrio peligroso sin dudas es también un gran marco, pero a pesar de todo, la sensación de imágenes repetidas, de cámara lenta utilizada de forma excesiva y agotadora, hacen que la locación parezca más de video clip que de justificada importancia para una trama cinematográfica. Algunos momentos inspirados del mencionado parkour pueden generar cierto interés, aunque lo mismo puede encontrarse buscando videos en Internet.
Acción y vértigo con sello Besson Este film póstumo realmente está a mismo nivel de las películas de superacción descerebrada que hicieron famoso en vida a Paul Walker, quien aquí vuelve a interpretar a un policía encubierto, pero en un contexto distinto al de la saga de "Rápido y furioso". "Brick Mansions" (literalmente "mansiones de ladrillos") es un complejo urbano que funciona como ghetto de delincuentes en la Detroit de un futuro cercano donde reina la violencia y los políticos son tan corruptos como las fuerzas del orden. Cuando el gangster RZA se hace con una bomba neutrónica, el policía Paul Walker debe formar equipo con el ex convicto David Belle para salvar a la gente de Bricks Mansions. Todo empieza con una fuga arrolladora de Belle escapando de los gangsters de RZA (el actor tiene un don especial para la acrobacia y casi se roba la película) y tanto esa escena de acción como un violento tiroteo y posterior persecución automovilística que sirve de presentación al personaje de Walker son momentos difíciles de superar en una montaña rusa de vértigo imparable con el sello de Luc Besson por todos lados (este film es bastante mas contundente que la otra película con el sello Besson de esta semana, "Tres Dias para morir"). Si pudiera seguir con el mismo nivel desaforado, sería una oba maestra en su tipo, pero hacia el final el guión toma un giro un poco incoherente que hasta convierte el temible RZA en un tipo como la gente. De todos modos, es un muy buen film de superacción, y una digna despedida para Walker.
Para algunos, esta es la última película de Paul Walker (también estaba filmando Rápido y furioso 7 al momento de estrellarse en un auto). Pero también es una nueva muestra de talento de Luc Besson, el a veces director y a veces guionista francés detrás de éxitos como El profesional, Nikita, El quinto elemento, Taxi o El transportador. En Brick Mansions Besson escribe y Camille Delamarre manda desde la silla del director. Brick Mansions quiere decir "Mansiones de Ladrillo". En el futuro que plantea esta ficción, este es un barrio de Detroit, EE.UU., que ha sido amurallado por la policía y abandonado a su suerte. Pero allí dentro no se están quietos. Los muchachos se han armado como para la Tercera Guerra Mundial y trafican droga con crueldad y arrogancia. El jefe, llamado Tremaine, maneja el negocio a su antojo, salvo por dos piedras que crecen en su zapato. Una es Lino (David Belle), un criminal que no puede amaestrar y al que le secuestra la novia. El otro es Damien (Paul Walker) un policía honesto al que mandan a la boca del lobo a desactivar el cartel. Vale la pena detenerse un poco más en Lino. Este personaje aporta algunos de los momentos más bellos y emocionantes del filme. El mejor de ellos, sin dudas, es la fuga que protagoniza en el inicio mismo de la película. El actor David Belle es uno de los fundadores del parkour, también conocido como "el arte del desplazamiento", que consiste en utilizar piernas y brazos para desplazarse de manera acrobática y estética entre obstáculos urbanos como paredes, vallas, escaleras, monumentos, etcétera. En sintonía con eso, Brick Mansions tiene un ritmo imparable, con un despliegue espectacular de cámaras, con peleas y choques ralentizados o acelerados, con planos detalle de monedas, vainas u objetos similares, y constantes tomas aéreas. Aporta y mucho el elenco de actores secundarios. En el personaje de Tremaine aparece RZA. De buena presencia en cámara, este actor negro es cantante de hip hop en la vida real, y se estrenó como director con El hombre de los puños de hierro, hace poco proyectada en Córdoba. A su mano derecha, RZA tiene a una guerrera sádica y voluptuosa, interpretada por Ayisha Issa, exintegrante del equipo nacional brasileno de ju-jitsu, así como a Robert Maillet, un ex luchador libre de 2,13 metros de altura. Una exótica galería de bandoleros que también entretiene.
La política de la bomba. En una distopía en un futuro cercano, los antiguos edificios modernos de ladrillo de Detroit se han convertido en guaridas de delincuentes que conviven con los ciudadanos marginados. El alcalde de la decadente ciudad ha construido un muro de contención para separar a los ciudadanos ricos que viven de los servicios de los ciudadanos pobres, herederos de la caída de la industria automotriz. En las mansiones de ladrillo no hay hospitales, escuelas o policías. Allí la única ley es la ley del más fuerte y el líder narcotraficante Tremaine Alexander (RZA) es el más poderoso en esta selva de cemento y ladrillo. Cuando Tremaine descubre que Lino (David Belle), un gimnasta en contra de las drogas, ha robado y destruido un cargamento de estupefacientes manda a secuestrar a su ex novia, Lola, para atraparlo. Tras ser encerrado en la cárcel por matar a un policía corrupto, Lino es reclutado por el oficial Damien Collier (Paul Walker) para desactivar una bomba de neutrones -que podría destruir todo el barrio, en poder de la banda de Tremaine- y rescatar a Lola, pero nada es tan sencillo cuando se trata de política. Sin buenas actuaciones y con una narración empecinada en prolongar escenas innecesarias de peleas y percusiones en detrimento de una historia social con mucho potencial, Brick Mansions es un ejemplo de un cine sin contenido que no logra entretener ni siquiera con escenas de acción relativamente bien logradas. Lo que en un principio parece una historia mediocre se transforma hacía el final en un desastre satírico que no llega a ser parodia de un film de acción y solo demuestra que Brick Mansions es un producto fallido, aburrido e insulso sobre la corrupción policial y gubernamental y la relación entre el dinero, el poder y la redención de los pobres a partir de su unidad.
Una efectiva película de acción. Brick Mansions sería una película que hubiera pasado desapercibida por las carteleras argentinas —o directamente no hubiera pasado— si no fuera porque se trata de la última película que Paul Walker, protagonista de la saga Rápido y Furioso, terminó antes de fallecer trágicamente en un accidente automovilístico. No obstante, lo que suma puntos —y un poquito de interés— es el prospecto de que se trate de un guion de Luc Besson, un caballero que, a pesar de no haber entregado en los últimos años un titulo a la altura de sus trabajos más logrados, no ha perdido el tacto sobre cómo escribir una película de acción efectiva y llevadera. ¿Cómo esta en el papel? Es el año 2018. El vecindario de Brick Mansions en la ciudad de Detroit se ha convertido una zona de guerra, por lo que las autoridades deciden erguir un muro alrededor de la misma. Damien, un policía encubierto tiene el deber de infiltrarse en dicha zona, y frenar el ataque del mafioso Tremaine Alexander, que consiste en un misil que tiene apuntado hacia la ciudad. Para llegar a él, Damien tendrá la ayuda de Lino, un presidiario cuya novia ha sido secuestrada por Tremaine. La trama de la peli es sencilla sin mayores complicaciones, con un desarrollo sin vueltas y al punto. Están los típicos intercambios humorísticos entre los personajes y las escenas de acción son sendas y no decae en ningún momento. Puede reprochársele cierta superficialidad e incoherencias en el desarrollo de sus personajes, pero eso se olvida a manos de la acción física que puebla la trama; la cual es, al fin y al cabo, la razón de ser de esta película. ¿Cómo está en la pantalla? Paul Walker en su último trabajo entrega una interpretación bastante decente. Nada del otro mundo ni memorable, pero efectivo a las necesidades de la historia. Aun sin ser extraordinario, Walker consigue ser lo más alto a nivel interpretativo; tarea fácil considerando que David Belle habla poco —y salta mucho; al fin y al cabo para eso es lo que esta— y RZA directamente es muy poco creíble —de madera— como un capo mafioso. Por el costado del aspecto técnico, recae en los típicos clichés de tener mil cortes por escena, y una cámara en mano con zooms indecisos hasta el final. Aun a pesar de este enfoque “moderno” en la puesta en escena, no le impide al espectador entender lo que esta pasando. Conclusión Una película de acción ideal para pasar el rato. Aunque el gancho definitivamente será el que se trate de la última actuación de Walker, Brick Mansions es una titulo cumplidor, y no mucho mas. Es una de esas pelis que uno ve con los amigos un sábado cuando llueve o no hay ningún lado al cual ir.
Brick Mansions es una pelicula puramente pochoclera que no va a defraudar a los que gustan de persecuciones de todo tipo y grandes palizas. Si estás buscando ver muchísima acción de todo tipo, este film es la elección ideal dentro de la cartelera de cine ya que prácticamente el 80% del mismo contiene secuencias de gran impacto que...
La última película que filmó Paul Walker antes de morir. Si el productor y guionista es Luc Besson (“Nikita”, “El quinto elemento”, “El transportador”) la película ya cuenta con varios puntos a su favor. Ambientado en Detroit en el año 2018, el film tiene mucho ritmo y resulta bien estrepitoso, no te da respiro ni un solo minuto, escenas a toda acción, explosiones, persecuciones, autos que vuelan, vuelcan con varias piruetas, tiros, peleas, maniobras, intriga, traiciones, luchas entre mujeres, cien por ciento adrenalina asegurada, muchas peleas coreografiadas y el uso de la cámara lenta. Las antiguas mansiones de ladrillo son ahora escondites de los delincuentes más peligrosos de la ciudad y para proteger el resto de la ciudad, la policía construye alrededor de esas mansiones, un muro como división. Pero allí los delincuentes cuentan con importante armas y trafican drogas, el jefe es Tremaine Alexander (RZA, cantante de hip hop; "Django sin cadenas"), sus ayudantes: Yeti (Robert Maillet, un ex luchador libre de 2,13 metros de altura), y Rayzah (Ayisha Issa, ex integrante del equipo nacional brasileño de ju-jitsu), entre otros. Contiene una pequeña similitud al film “La zona” de Rodrigo Plá donde una sociedad ante la delincuencia decide dividirse, de un lado quedan unos y del otro lado los forajidos, lo cual nos muestra una sociedad rota. Al frente de la lucha contra los delincuentes se encuentra un policía encubierto Damian Coller (Paul Walker) quien vive combatiendo la corrupción, y circunstancialmente se ve obligado a trabajar con Lino quien utiliza el "Parkour," que es el arte del desplazamiento (David Belle, “Familia Peligrosa”), un ex-convicto que quiere una nueva vida e ir por el camino del bien, ambos se complementan y tienen que unirse cada uno por motivos diferentes, Damian quiere terminar con la delincuencia y Lino rescatar a su ex novia Lola (Catalina Denis) que se encuentra en peligro y esposada a una bomba muy poderosa que destruirá todo. La historia tiene una vuelta de tuerca y Brick Mansions que significa "Mansiones de Ladrillo", es una adaptación de la película francesa "Banlieue 13" (2004) de Pierre Morel. Cuando finaliza el film se lo dedican a Walker quien como muchos saben falleció 30 de noviembre de 2013 a las 40 años, esta es la segunda película que se ve en nuestro país, ya que en febrero de este año vimos “Horas desesperadas” (2013).
En las últimas semanas se han estrenado en la Argentina dos producciones con guión del también director francés Luc Besson (“El perfecto asesino”, “El quinto elemento”) y, como bien dice el maestro de guión Jean Claude Carriere en su libro “La película que no se ve” (edición Paidos), el guión como objeto primario desaparece durante la filmación. “Brick Mansions” podría ser el caso de enfrentarnos a la situación de modificaciones del texto escrito transformado en imágenes. Lo primero que se observa es la desaparición del tema recurrente de Luc Besson, ese lugar de importancia que él le otorga a la mujer en todas sus películas, tal como se puede observar en “3 Dias para matar”, otro de los estrenos de la semana.. Es un filme de género, casi encuadrado exclusivamente en el de acción, por lo que la vedette, en términos cinematográficos específicamente hablando, es el montaje acelerado, de cortes rápidos, muchos planos de fracción de segundos, peleas, persecuciones a la orden del día, y por supuesto el infaltable ralenti que por su uso excesivo produce más fastidio que asombro estético, todo sólo para justificar el lucimiento acrobático de los actores. Para que todo esto fluya convocaron a un especialista en acrobacia, en realidad los que saben dicen que es el mejor en esa actividad, una disciplina originaria de Francia que utiliza los espacios citadinos, edificios, techos, escaleras, paredes lisas, para su lucimiento, porque si vamos a ponernos en detallistas su personaje podría desaparecer sin hacerle mella a la narración. La historia, además de ser demasiado pequeña, es como ya vista infinidad de veces, muy reiterativa. Hay un lugar (el que da titulo al filme) en la ciudad que esta ocupado por los indeseables, narcotraficantes, delincuentes, gente pobre (viste), y canallas de todo tipo. El intendente quiere erradicar ese antro, pero esconde un interés espurio, que se anticipa el principio de la narración, por lo que los malos no son tan malos y los buenos, no lo son por definición del puesto que ocupa, ergo, de suspenso poco y nada. Es claramente un entretenimiento con aires de denuncia. El problema que se aprecia a partir del primer punto de quiebre son los personajes mal delineados que comienzan a generar cierto estiramiento del relato y tornarlo un tanto confuso.
El gran atractivo (para algunos) de este film es que se trata de al últimoa aparición en pantalla del malogrado Paul Walker, y digamos que Walker está entre lo mejorcito de la película. Incluso uno puede sentir melancolía: el actor, más maduro, estaba encontrando un gesto y un rostro clásicos que podrían haber hecho de él una auténtica estrella. En fin, especulaciones: el film en sí es una especie de antiutopía ubicada en un futuro cercano donde un cierto barrio otrora bello se ha vuelto hogar del crimen, donde hay un muro que separa a los buenos de los malos y donde un buen policía se infiltra. El lector podrá más o menos reconstruir en su cabeza las peripecias de la película a partir de estos datos, dado que no hay demasiadas sorpresas. Y no, las sorpresas o las originalidades de la trama no son imprescindibles para tener un buen film, sino cómo nos muestran las cosas. Y la gran falla de Brick... es que el conjunto huele a pereza (filmar a reglamento) o a falta de timing (hacer una cámara lenta cuando no es necesario, por ejemplo). En fin, es lo que hay.
Brick Mansions es la remake norteamericana de Distrito 13 (2004), un antiguo hit pergueñado por la factoría de Luc Besson - el francés se ha erigido en el mayor productor europeo de cine comercial, con filmes capaces de competir palmo a palmo con las producciones major de Hollywood, comenzando con La Femme Nikita, siguiendo por León, el Profesional y El Quinto Elemento, y culminando con una chorrera de hits como la saga El Transportador y Taken -. El olfato comercial de Besson es inegable y, en el caso de Distrito 13, lo que hizo fue sacar del anonimato al parkour - el deporte extremo que practica carreras callejeras en donde lo que importa es superar todo tipo de obstáculos, sin importar lo imposible que parezcan -,poniendo al creador de la disciplina David Belle en uno de los papeles principales, y dándole el coprotagónico a uno de sus mejores alumnos. 10 años después Belle recrea su papel en la version americana mientras que el cast lo lidera Paul Walker, en su penúltimo papel que estelarizara antes de fallecer en un trágico accidente automovilístico en Noviembre de 2013. Salvando las fabulosas escenas de parkour, el film tiene problemas de todo tipo y color. Ciertamente Brick Mansions copia ideas de muchos filmes previos - los que van desde Escape de Nueva York hasta The Raid -, en los cuales algún agente de la ley se veía obligado a penetrar una fortaleza infestada de criminales para rescatar a alguien / desactivar la amenaza de turno. El problema es que, para llegar al nudo de la historia, el libreto se despacha con un par de secuencias previas cuya trama es ridicula - ¿si RZA odia a David Belle, por qué se conforma con dejarlo preso en la cárcel de los corruptos policías?; ¿qué utilidad tiene ver la larga persecución de Paul Walker, más que la de matar el tiempo con un montón de acción sin mucho sentido? -, amén de que Walker no es muy convincente como héroe de acción. Mientras que en el original Cyril Raffaelli era realmente un stunt capaz de saltar obstáculos disparatados, aquí uno no deja de pensar en el rostro de Paul Walker atachado digitalmente a la cabeza de algún acróbata, ya sea volando de un edificio a otro, o dando una serie de volteretas imposibles en el aire. No sentía una sensación tan falsa desde las épocas en que el septuagenario Lee Van Cleef hacía de maestro ninja en la serie televisiva del mismo nombre. Para compensar esto, lo ponen a Walker a manejar algunos autos veloces y enojados, cuando no, tirar algunas trompadas a la antigua; pero el tipo palidece seriamente al momento de verse empardado con David Belle, el cual es capaz de cometer disparates acrobáticos de todo tipo y color y para lo cual Walker carece de entrenamiento. Pero los problemas del filme no se limitan a la escasa credibilidad física del protagonista, sino que también son lastrados por la dirección convulsiva de la acción, plagada de planos rápidos, movidos y, para colmo, infestados de molestos zoom. Al parecer los directores modernos - formados en la escuela pro MTV - entienden que rodar una secuencia de acción y provocarle una apoplejía a la platea son términos equivalentes. Pero si bien estos son defectos pueden resultar relativamente digeribles, en donde Brick Mansions se clava de nariz es en el final, el cual es a todas luces estúpido. (alerta spoilers) El problema no es la ocurrencia prepotente de que el Alcalde de la ciudad haya decidido arrasar todo un barrio con un dispositivo atómico (o similar) - sobre el cual carece de control remoto o monitoreo sobre su posición, así que bien puede estar pegado a su trasero bajo su silla en la alcaldía -, sino cómo el villano ultraviolento y despiadado vendedor de drogas que compone RZA se transforma súbitamente en un amigo de la casa, e incluso en un tipo tan bueno que puede postularse a la alcaldía al final de la película. Es tan estúpido el cambio de roles, que desmorona todo lo que había construido el filme en los minutos previos - lo cual era bobo pero bastante entretenido y no demasiado insultante -. El original francés cortaba por lo sano el destino del matón, e incluso proveía una serie de explicaciones que hacía relativamente lógico el plan de detonación de la bomba en medio del gueto - la utilidad del policía era la de confirmarle a los conspiradores la posición del dispositivo para hacerlo explotar -. Acá los egos de las estrellas (léase RZA) y la versión pasteurizada del libreto, generada para la lobotomizada audiencia norteamericana, terminan por torpedear lo que pudo haber sido un entretenimiento siquiera pasable. (fin spoilers). Brick Mansions es entretenido en las escenas de acción, pero la historia es una estupidez de aquellas. Los huecos de lógica abundan y a veces llegan a ser ofensivos. Considerando que Luc Besson es el padre de la remake de su propia criatura, podría haber pulido un par de detalles para mejorarla. Pero el escenario futurista es arbitrario - ¿cómo llegaron a amurallar todo un barrio? ¿cómo hacen para conseguir armas, comida o droga los que están adentro? ¿cómo es que entran y salen de la frontera? -, las ocurrencias del libreto son triviales, y lo único que salva al filme de la quema son las acrobacias de David Belle y la maldad de RZA, el cual se relame con el papel y nos hace olvidar lo blandengue que estuvo en El Hombre de los Puños de Hierro. A lo sumo Brick Mansions es un filme de cable, algo mejor producido, pero el cual merece ser apreciado de manera gratuita antes que pagar una entrada para verlo. - See more at: http://www.sssm.com.ar/arlequin/brick-mansions.html#sthash.HlEnxzqh.dpuf