El lado oscuro del sueño americano. “Ya le llamaremos”. A fuerza de escuchar siempre lo mismo en los castings a los que se presenta, a Larry –un ferviente cristiano evangélico que vive en Nueva York y trabaja de mozo en una agencia de mudanzas- acaban por cruzársele los cables. A pesar de que la vida no le trata mal, y de que está en el país en que todo es posible, Larry (Martín Bacigalupo) quiere alcanzar su propio sueño americano, que consiste en ser actor de anuncios publicitarios y, sin embargo, a pesar de todos sus esfuerzos, ve como las oportunidades se le escapan una a una. Cuando Alexandra (Lilli Stein) aparece en su casa Larry cree que las cosas pueden cambiar, pero lo único que hacen es empeorar. Callback cuarta película del cineasta catalán Carles Torras (Joves, Trash, Open24H) rodada en inglés, ha ganado la Biznaga de Oro en el Festival de Málaga 2016, así como los premios al mejor actor y mejor guión, el premio del jurado en el Brussels Film Festival, y el premio al mejor guión en los festivales de Cine español de Toulouse y Cine español de Marsella. Thriller psicológico de difícil clasificación, que ha conseguido los aplausos de la crítica en su paso por los distintos festivales, Callback es una película desconcertante, incómoda y poco convencional, salpicada de humor negro y en algunos momentos violenta. El protagonista, un sociópata que ha llegado al barrio de Queens, donde reside, desde un país latinoamericano, intenta adaptarse a una cultura que tiene muy poco que ver con la suya propia y que admite que se haga cualquier cosa para lograr lo que uno se ha propuesto. El tándem director-protagonista, que firma el guión de Callback, conoce bien el tema ya que ambos viven en Nueva York, en teoría “la ciudad siempre despierta donde es posible realizar cualquier sueño” y también, aunque no lo diga el slogan, donde es posible vivir cualquier pesadilla. Ellos se limitan a trazar una pintura realista y crítica de la ciudad que incluye una bajada a los infiernos de la violencia y la destrucción cuando el aspirante a actor asume finalmente que, pese a todos sus esfuerzos, sigue siendo solo una voz que recita frases ridículas para un anuncio en el que ni siquiera aparecerá, “el hombre invisible que la sociedad estadounidense ha decidido que sea”. Callback es una muestra más -digna, ciertamente– de una bifurcación del género cinematográfico del drama psicológico: el drama psicopático. Ya está todo dicho con ello. Representaciones de personajes sin empatía, carentes de las bases mínimas de humanidad que se consideran necesarias para la convivencia. Solitarios extremos que viven alejados de la realidad y que no entienden por qué no son estimados en su justa valía. Y aquí aparece la religión de manera tangencial para definir un poco más al personaje. Se busca la religión como un punto de apoyo fraternal que, dicho sea de paso, es totalmente interesada por ambas partes. Ello cabe deducir de la lógica conversacional que se establece entre el protagonista y el padre evangélico: ninguno de los dos se cree al otro, pero ambos se necesitan. Lejos del tenebrismo y las marcas de estilo de su anterior film, Open 24H, Callback es visualmente más contenida, pero juega otra carta maestra: un inmenso Martín Bacigalupo. Todo un descubrimiento este actor chileno residente en USA, que compone un personaje tan execrable como memorable. Su caracterización (incluso en ello recuerda a Lou Bloom), su voz cavernosa (su dicción imitando el tono triunfalista de los spots no tiene precio), y una contención que esconde tal virulencia que nos mantiene enganchados a la butaca esperando a verle explotar.
Una realización austera, un personaje donde las emociones se escapan, salvo en un epílogo sorprendente, una vida regida por sueños de fama y poder, apenas ocultos en sus aspiraciones de locutor y actor de anuncios publicitarios, en una Nueva York donde este inmigrante español se instala en una rutina alienante. Es un obrero de mudanzas en una empresa pequeña montada en un sótano, va a reuniones de un cura evangélico que le asegura que la felicidad esta al alcance de su mano si se entrega a un dios generoso que todo lo puede, y se presenta a castings donde siempre le prometen llamarlo. Pero en este film intenso, donde cada pieza encaja perfecta, comienzan a naturalizarle hechos sorprendentes, realizados con la limpieza y efectividad de una mente obsesiva y criminal que no mide ninguna consecuencia. Es tan anónimo en esa gran ciudad, que se siente impune, inalcanzable. La dirección de Carles Torrás, que hizo el guión con el protagonista, el efectivo y talentoso Martín Bacigalupo, apunta a un verdadero mecanismo de relojería que muestra un comportamiento terrible, con la mirada de un entomólogo que analiza a un insecto que lo fascina. Redonda, brutal, muy bien resuelta.
Suerte la próxima Callback (2016) del director español Carles Torras ganó el premio a mejor película en el Festival de Cine de Málaga. El film cuenta la frustración de un repartidor que quiere ser actor publicitario. Una película de un director español filmada en Estados Unidos, mas específicamente en Nueva York que nos trae los sueños frustrados de un repartidor que quiere ser actor de publicidad pero no lo logra y, a partir de esto, se desencadena toda su oscuridad humanística con sus relaciones sociales, algunas de hace mucho tiempo, otras recientes. El film trabaja con un guion que da giros argumentales fuertes. Esta estructura dramática con la que intenta construir el relato se llega a pensar como totalmente arbitraria por las situaciones y las acciones que realiza Larry De Cecco (Martin Bacigalupo. Respeta los famosos plot points y su punto medio es lo mejor de la película aunque las tensiones que se juegan en estas escenas no se corresponden con todas las demás partes. La fotografía y el arte son dos elementos que, bien usados, hubiesen sumando muchísimo al extrañado mundo que el director quiso crear para este personaje especifico, para la Nueva York con la que el personaje se tenía que identificar pero no llego a las expectativas. El arte, en algunos casos ausente, en otros excesivo, quedó como una simple decoración de locaciones y no como un elemento narrativo. En cuanto a la fotografía, la película aspiró a volar tan alto que no llegó ni a levantar vuelo. Todo muy monótono en una historia en la que los contrastes tenían que ser los protagonistas por el género que se eligió, y a pesar de que la película intenta complejizar la combinación de géneros, no saca provecho de ninguno. Sabiendo que el material filmado tiene un límite, hablando técnicamente, intentaron hacer un uso del color que llevo a la explotación de la imagen en la pantalla y sin un fin concreto. La actuación de Martin Bacigalupo y el montaje son los dos factores principales que hacen remontar la película y hacerla salir airosa entre tanta oscuridad (la oscuridad que le faltó a la imagen). El actor protagonista se luce y el montaje lo hace lucir más. Sus escenas con el personaje femenino de Alexandra (Lilli Stein) son el entretenimiento principal de la película, especialmente por sus diálogos dinámicos y cambiantes de tono y ritmo. Ambigüedad en cuanto al buen y mal uso de los factores narrativos en un film que podía llegar a más.
Una de psicópata y serial killer, aspirante a actor, contada sin estilizaciones. Seca y, si se quiere, a la antigua. Larry se gana la vida como doblador, y hace changas en casas ajenas, en este retrato del lado b del american dream dirigido por Carles Torras, que no inventa la pólvora, pero gana con la muy buena interpretación de un actor chileno, Martín Bacigalupo.
Película chica pero gran sorpresa. Una producción española -en plana New York- que cuenta la triste y monótona vida de Larry, quien quiere ser actor de publicidades y por ello vive de casting en casting, mientras trabaja en una empresa de mudanzas. Quedé maravillado por el personaje, por su raro atractivo y como va girando, para luego brindar un gran contragiro. Una oscuridad muy grande en la desolación de la inmensidad. No empatizás nunca con él, pero no podés dejar de verlo. Gran laburo del español Martín Bacigalupo. El director Carles Torras crea una atmósfera magnífica a través de planos cortos y una fotografía sombría. Película de corte independiente y muy festivalera (obtuvo unos cuantos reconocimientos) que llega a nuestras salas de manera comercial. Una rareza, y por ello vale la pena arriesgarse a verla. Gran alternativa entre todos los despliegues de Hollywood que abundan en la cartelera local.
La vida del actor medio Callback es un thriller catalán narrado en Nueva York (Estados Unidos). El director Carles Torras se encarga de dirigir y co-escribirla con el protagonista, Martin Bacigalupo. Se trata de la vida de Larry De Cecco (Bacigalupo), un misterioso hombre que está intentando encajar en el mundo actoral yanqui. Al mejor estilo Psicópata Americano (American Psycho), De Cecco va mostrando su retorcida personalidad. Es correcta la forma de desentrañar al personaje, de a cuenta gotas, manteniendo al espectador interesado de saber más sobre un hombre que miente constantemente. El guion está muy bien logrado, los actos y consecuencias se producen de forma natural, los giros narrativos son perturbadores, manteniendo la forma desde el primer minuto. La repetición de acciones y la rutina crea una zona de confort en De Cecco que lo estabiliza. El elenco definitivamente termina de cerrar una buena película, sobretodo por Martin Bacigalupo y Lilli Stein. El mismo Bacigalupo fue premiado como Mejor Actor en el Festival de Málaga de 2016 por este film. Si en algo falla Callback, es en la decisión de mostrar los hechos más violentos. Porque carecen de realidad cinematográfica. A pesar que en “la vida real” se vea de una forma, cuando se lo lleva al cine se debe mantener ciertas características para lograr conformar el verosímil.
Callback es una historia simple pero impactante con uno de esos protagonistas que no se olvidan. Un drama psicológico, la historia de un hombre con una vida aburrida pero que esconde una personalidad enfermiza.
Historia sobre la imposibilidad de escapar a la pasión y la necesidad de realizarse en aquello que se desea es el punto de partida para esta propuesta dirigida por Carles Torras. Si bien en otras oportunidades hemos asistido a narraciones que profundizan sobre el mundo actoral, en la potencia del protagonista (Martin Bacigalupo) hay una diferencia, sumada a decisiones de arte que subrayan momentos particulares dela película.
Un hombre solitario que vive en Nueva York se enfrenta a la frustración de sus sueños rotos y desata sus tendencias psicópatas y violentas. De eso se trata Callback, al igual que muchas otras películas. Pero no es la base de una historia lo que hace a una película atractiva sino cómo la desarrolla. En el film de Carles Torras, el personaje central es un inmigrante latinoamericano, fiel evangelista, que quiere ser actor, trabaja en una empresa de mudanzas y le alquila un cuarto de su departamento a una chica, a la cual espía mediante cámaras en su cuarto. El protagonista -interpretado por el coguionista Martín Bacigalupo- es desagradable y sus acciones, criminales. No hay una construcción del personaje que genere interés y resulta difícil encontrar un buen motivo para querer conocer la historia de este hombre. Hay algún trasfondo sobre la futilidad del sueño americano pero no es nada que no haya sido contado antes con narrativas y estéticas más fascinantes.
Callback, de Carles Torras. “Mírame con desprecio, verás un idiota. Mírame con admiración, verás a tu señor. Mírame con atención, te verás a ti mismo” Charles Manson Larry ensaya el texto. La voz profunda, impostada. El acento perfecto rozando la cadencia de un Clint Eastwood, el semblante apático, sumido en un silencio de gestos, extraño rostro que parece una máscara. Sujeto solitario Larry, que sueña con ser un reconocido actor de comerciales y que transita sus días como en una producción americana, alternando sus castings con un empleo en mudanzas, bajo un jefe con el que no se entiende y los almuerzos con Bobby. Un círculo que marca su vida cotidiana. Pero no es cualquiera Larry, o Pedro, porque es un inmigrante español que ansía el sueño que los americanos tanto pregonan. Desea convertirse en lo que ellos publicitan como el American Way y se aferra a eso con la convicción de poder lograrlo. Bien lo decía Jorge Asís en Carne Picada, triunfadores y triunfalistas; estos últimos persiguiendo siempre el anhelado premio, corriendo en pos de ello y quedando a mitad de camino entre la frustración y la animada fundamentación de que no era el momento. Él siempre está en ese sitio, esperando que el teléfono suene. Larry ensaya para un comercial que no hace. Y entonces aparece Alexandra. Carles Torras con una cínica inteligencia retrata en Callback no solo el ya tan mentado tema de los inmigrantes y sus historias en tierras americanas, también juega una mano con la venganza que toman aquellos descastados hartos de permanecer en los grises del sistema. Cínico decíamos porque lo hace a través de un personaje que podría ser todo aquello a lo que temen o dicen debe temerse. Martín Bacigalupo crea un personaje que roza la perfección, un ente capaz de la más mínima expresión o del torbellino más destructor que podamos cruzarnos, un pobre tipo con ansias rotas por una realidad que lo supera y de la que no tiene más opción que sujetar a fuerza de golpes y desmadres. Si la melancolía y el cansino devenir de los hechos es la imagen que se tiene en la primera parte del film, solo hay que esperar a que las circunstancias alteren esta progresión para que comprendamos lo que uno es capaz cuando las razones, las nuestras, no bastan para convencer. Es allí donde la cinta gira hacia un siniestro, y no exento de humor negro, punto de no retorno. Ser es modificar. Alexandra, Bobby, el jefe, son los enlaces a ese mundo que sueña con poseer y que obtendrá aunque sea violentándolos. Hay en la construcción del personaje claras reminiscencias a Funny Games (1997) o American Psycho (2000), ese monstruo suburbano que comparte nuestro mundo y asimila sus reglas como tapadera a algo más siniestro, que sea un inmigrante indocumentado crea un vórtice no exento de controversia que hace del film una delicia.
Larry (Martín Bacigalupo) desea alcanzar sus sueños, pero muestra una personalidad algo extraña, tiene distintos trastornos en su personalidad y no logra integrarse con la sociedad. Su desarrollo es bastante misterioso, oscuro y siniestro. El film logra mantenerte pegado a la butaca porque cuenta con una gran interpretación por parte de Martin Bacigalupo además co guionista y actor chileno residente en Estados Unidos. Su comienzo es bastante enigmático, aunque su trama decae, pero tiene una buena escena final, hay toques de humor negro, una buena banda sonora y una fotografía apagada. La cinta fue ganadora en el festival de Málaga, pero en los premios Goya recibió 13 nominaciones sin obtener ninguna.
Viendo "Callback" conecté inmediatamente con "Henry, portrait of a serial killer", aquel trabajo que consagrara a Michael Rooker en los 80'. Esta es una nueva mirada, sobre el mundo de los sujetos que parecen anónimos en la multitud, pero albergan oscuros secretos que afectan al medio en que se mueven, de manera imperceptible al principio, y disonante al final. En ese proceso de construcción de perfiles, se funda el sentido de este tipo de relatos: un universo frío, un tipo complejo, animado por circunstancias misteriosas, dispuesto a todo, una vez que se activa el gatillo. De eso va este "Callback" (que sería algo así como "te llamaremos", muletilla utilizada para los aspirantes a actores que se presentan en los castings), la historia de Larry De Cecco (Martín Bacigalupo), un hombre simple que vive en la Gran Manzana americana, y que intenta salir de sus trabajos poco felices, para convertirse en un actor popular y masivo, a través de audiciones de comerciales. El guión de la historia, construído por el director español (premiado en el Festival de Málaga), Carles Torras junto a su protagonista (el actor chileno ya nombrado), explora los límites de la locura y la normalidad. Los escenarios son austeros y levemente enigmáticos, más que nada porque anticipamos que Larry no está bien y en cualquier momento puede estallar, mal. Hay que decir de Larry que va a una iglesia evangélica, tiene un empleo difícil (digamos que crecimiento profesional no habrá) y es maltratado en los espacios que transita. Pero él no baja la guardia en la búsqueda de concretar su "sueño americano". Cierto día, en su casa, surgirá la posibilidad de alquilar temporalmente a una joven aspirante a actriz (Lili Stein) un cuarto y el hombre no tendrá más remedio que observarla y acosarla durante su estadía. "Callback" te obliga a respirar un aire hermético en la sala. Es como que todo el tiempo esperamos que algo malo suceda. Y eso es correcto, en términos cinematográficos. Habla bien de cómo Bacigalupo da vida a un personaje peligroso, letal y con serios problemas. Pero lo más escalofriante (volviendo al film que nombré al principio, "Henry") es cómo ese tipo de personas, circula libremente por el mundo sin ser vistos. Nadie percibe (probablemente porque se interesa por ellos) que les pasa, ni aún cuando están frente a él. Eso se percibe como escalofriante en ámbas obras. No se si definir a "Callback" como un thriller puro. Creo que es más un estudio de personaje. Difícil para el espectador que busca algo dinámico y entretenido. Aspero e incómodo. Pero bien hecho. No se puede discutir que la caracterización es la adecuada y el tono (desde la fotografía hasta el sonido) apoyan la tarea con precisión. Sí me hubiese gustado un poco más de locura (?) para Larry, pero sería directamente una película de otro género. Con seguridad.
Todos anhelan vivir el sueño americano. También Larry De Cecco (Martín Bacigalupo), un latino residente en Nueva York. Va de un casting a otro, esperando al menos una oportunidad, mientras trabaja cargando pesadas cajas para una empresa de mudanzas. También en sus ratos libres concurre a una iglesia evangélica. Otros pasatiempos más inusuales (espiar mediante una cámara oculta a la chica que, coachsurfing mediante, se hospeda en su departamento) y la sensación de que actúa casi cada minuto de su vida dan indicios de que no es una persona del todo normal, y que será capaz de cruzar límites con tal de encontrar su propia idea de éxito. El film del catalán Carles Torras presenta lo que parece otra historia sobre aspiraciones a triunfar en los Estados Unidos, en el centro del mundo, pero se trata de una excusa para explorar la psicología de un individuo cuya mente va en deterioro. Tiene fuertes punto en común con la posterior Nadie Nos Mira, de Julia Solomonoff. En esta película, Guillermo Pfening también encarna a un actor latino (en este caso, de Argentina) que quiere hacer carrera en Nueva York, con las dificultades que eso implica en estos tiempos tan difíciles para los inmigrantes, y se muestran partes de la celebérrima ciudad que no figuran en las postales, que vinculadas a la dura realidad. Pero mientras que Solomonoff le da a su historia un tono dramático, Torras comienza imprimiéndole a su largometraje un sabor comedia negra, para derivar en un thriller cada vez más oscuro y violento a niveles desagradables. El actor chileno Martín Bacigalupo (también coguionista) es el principal responsable de hacer creíble a Larry, quien habla y se mueve de manera exagerada, como si viviera en un aviso publicitario. De hecho, hasta habla en inglés cuando está solo o en presencia de otro latino. Un recurso buscado por los responsables del film, y que permite adentrarnos en la extravagante psicología del personaje. En el elenco también se destaca Larry Fessenden como su jefe. Sin ser una luminaria, Fessenden viene siendo uno de los nombres fuertes del cine independiente estadounidense, sobre todo de suspenso y de terror, desempeñándose como director, guionista, actor o productor. Callback muestra la contracara del american dream y nos sumerge en una auténtica pesadilla americana.