El universo Marvel sigue girando y luego de la segunda entrega de "Thor", llega el turno del Capitán América. Ya sabemos que habrá "Avengers 2", "Iron Man 4" (apuesten que sí) y mucho, mucho más... Han sido enormes éxitos de taquilla y las posibilidades de este tiempo son ideales para lo que proponen estas franquicias, hay herramientas digitales que hacen posible lo inimaginable hace unas décadas atrás y los estudios lo saben y lo aprovechan al máximo. Lo cierto es que, en cierta manera, están fuera de discusión. Sus fans las aman y las protegen, el público corriente agota entradas y sus detractores, tienen poco espacio y tema para presentar batalla. Está bien. Vamos al cine, entre otras cosas para entrenernos. Y si algo ha demostrado Marvel, en esta etapa, es que sus propuestas tienen sobrados elementos para que la pasemos bien: historias heroicas, trabajo de equipo, adecuado tratamiento del humor y espectacularidad visual. La segunda entrega de Capitán América posee todas esas características y las despliega tan bien, que logra interesar a quienes incluso no lo tienen entre sus personajes favoritos. Piensen que si bien es "el primer Avenger", lo cierto es que es el menos "global" y el más resistido ideológicamente del grupo para las audiencias fuera de EEUU, así que ese no es un detalle menor. Con un aceptable guión de Christopher Marcus y Stephen McFeely, Joe y Anthony Russo se propusieron que Steve Rogers (Chris Evans) tuviera una aventura completa a su disposición (en la primera entrega, la explicación de su origen le quitó ritmo y vuelo a la historia) y que mostrara una personalidad más definida, menos "tibia" y potenciara el carisma natural de su protagonista. La trama no corresponde punto a punto con el comic del mismo nombre de Ed Brubaker del 2005 (responsable del resurgimiento en papel de este vengador con ideas frescas), pero tiene mucho de su perspectiva y eso se agradece. S.H.I.E.L.D ejecuta un operativo en un buque tomado por terroristas. Steve y Natasha (o Capitán América y Black Widow, como siempre Scarlett Johansson) con su equipo abordan el navío y detienen a los atacantes sin mayores problemas. Sin embargo, nuestro héroe ve que su compañera graba la información que encuentra en un ordenador y se molesta: cada uno tiene una tarea asignada y este tipo de conducta pone en riesgo al grupo. Luego de alguna discusión con Nick Fury (Samuel L.Jackson) por el tema (cuántos secretos habrá en esta peli!), las cosas se complican: un atentado posterior demuestra que la organización puede estar infiltrada y nuestro dúo deberá escapar hasta demostrar su inocencia y descubrir qué sucede realmente, detrás de la fachada de S.H.I.E.L.D. La máxima autoridad de la agencia es nada menos que Alexander Pierce (Robert Redford) y hay que prestar mucha atención a sus movimientos. Donde los Russo demuelen, es en haber "bajado" al Capitán América a la tierra para volverlo físico, potente y operativo (presten atención al uso del escudo). En esta oportunidad, tendrás persecusiones a pie y en vehículos, balaceras a granel, explosiones, combate mano a mano y mucho más. En ese sentido, la acción está al servicio de la trama y la misma funciona bastante bien. Evans bucea en su personaje tratando de alumbrar sus contradicciones de soldado, la falta de adaptación a los tiempos que le toca vivir y otras emociones que conviene no anticipar y se lo ve natural y confiado. Esta vez, el traje le queda bien. A lo largo de más de 120 minutos, "Capitán América y el Soldado del Invierno" mostrará que esta fase 2 de Marvel para sus superhérores está aceitada y funciona sólida individualmente, más allá de que siempre esté presente que conforma un universo en el cual otras personajes seguirán entrelazando caminos a lo largo de los próximos años. En el debe, algunos secundarios no están delineados a la altura del evento (Falcon aparece demasiado rápido y no hay mucho detalle sobre su equipamiento) y el misterio detrás del desarrollo de Hydra en el caso del despiadado y métodico asesino, no genera la altura dramática que quizás pudiera tener. Son detalles, pero hay que tenerlos en cuenta. Sinceramente, la primera entrega de este nuevo Rogers no me gustó, pero este thriller tecnológico, un tanto oscuro, pero ajustado y de impecable factura técnica, me parece un paso adelante para este vengador. Muy entretenida y recomendable.
El superhéroe fugitivo La continuación del film de 2011 llega en esta aventura espectacular impulsada por Steve Rogers o El Capitán América, el célebre personaje del universo Marvel. Capitán América y el soldado del invierno pasa ahora de manos de Joe Johnston a la dupla integrada por Anthony y Joe Russo (Tres son multitud y la serie Community). Nuevamente la búsqueda de poder pone en marcha una trama en la que el superhéroe de turno -más violento que nuncar- se convierte en objetivo de una serie de persecuciones, intrigas y traiciones que amenaza al mundo entero. Rogers (Chris Evans) se une a Natasha Romanoff (la Viuda Negra encarnada por Scarlett Johansson) para enfrentar a un poderoso enemigo: El soldado del invierno. A diferencia de la entrega anterior (ambientada en la década del cuarenta, en plena Segunda Guerra Mundial y con la figura de Hitler como fondo), esta nueva aventura está plasmada en una moderna Washington D.C. con la agencia S.H.I.E.L.D. que corre peligro. Vuelve Samuel L. Jackson como Nick Fury (el argumento se guarda varias sorpresas), Peggy Carter (Hayley Atwell), Bucky Barnes (Sebastian Stan) y se suma al equipo un nuevo aliado, Falcon (Anthony Mackie), además de la presencia de Robert Redford como Alexander Pierce. Todos están inmersos en una vertiginosa realización que explota al máximo el recurso del 3D y recurre al flashback para reordenar el rompecabeza. Como es costumbre, se anuncia durante los créditos finales el tercer eslabón de este escudo mortífero que no deja enemigo en pie. En el medio, la mira de la acción hace foco en la organización del mal, HYDRA, en naves sofisticadas con armamento poderoso y en espectaculares persecuciones automovilísticas.
Apoyándose en la exitosa potencia que recientemente Marvel ha logrado en la pantalla grande, y permitiendo el crossover entre las franquicias, “Capitán América y el Soldado del Invierno” (USA, 2014) se erige como una película de entretenimiento total que toma lo mejor de diferentes géneros y sale victoriosa. Nuevamente la historia de Steve Rogers (Chris Evans), el aspirante a soldado que fue intervenido biológicamente para convertirse en héroe y que luego de años de estar congelado despierta en un mundo totalmente diferente, atrapa y virará hacia la teoría de la conspiración cuando la sombra de la duda caiga sobre S.H.I.E.L.D y deberá enfrentarse a un nuevo villano poderoso. Acompañado por Black Widow (impecable Scarlett Johansson), Falcon (Anthony Mackye) y Marie (Cobie Smulders) en un juego de intrigas y dudas (en el que nadie se fía del otro), tratará de encontrar y recuperar el honor de la organización a la que se integró para luchar contra el mal y ver qué quiere para su futuro. Curiosa parábola de nuestros tiempos, en esta película la desconfianza por las instituciones se refleja desde el primer minuto de la cinta. En un momento en el que los cuestionamientos sobre la entidad y entereza de ancestrales estructuras jerárquicas, qué más difícil para los héroes de esta cinta que luchar contra sus propios compañeros. “Creía que había hecho lo correcto, pero ahora ya ni sé” dice Black Widow y suma Steve Roger “Desde que tengo memoria siempre quise hacer lo correcto, ahora ya ni sé qué es eso”, cuando todo comienza a complicarse y ambos son perseguidos, imponiendo una lógica que imperará en todo el filme tras la persecución y la búsqueda de una solución o Deus ex machina que nunca llega. Con Nick Fury (Samuel Jackson) de baja, el secretario Pierce (Robert Redford, interpretando uno de los pocos malvados de su carrera) tratará de llevar adelante desde S.H.I.E.L.D. un siniestro plan para recuperar la genealogía impartida por Arnim Zola (Toby Jones). Según ésta se puede rastrear el pasado de las personas para predecir su futuro y con esta simple ecuación o algoritmo (conocido como el algoritmo de Zora) los targets humanos que H.Y.D.R.A ahora manejando S.H.I.E.L.D. querrá eliminar sin dejar rastro, deberán ser “protegidos” por el Capitán y sus aliados. Los hermanos Anthony y Joe Russo en medio de toda la teoría conspirativa, un tanto rebuscada por cierto, logran imponer con una edición vertiginosa, principalmente en las increíbles escenas de persecución automovilística (una de ellas muy similar a la de Matrix Reloaded) y en las estilizadas y coreografiadas peleas “mano a mano” entre EL villano a derrotar del filme “el soldado del invierno” (Sebastian Stan), una hiperpoderosa y misteriosa máquina de la muerte, con un pasado muy cercano al del Capitán América. Los 137 minutos de duración, que en otra historia pueden parecer hasta arriesgados, pueden jugarle en contra para atraer al público más infantil a los cines, pero son necesarios para ir develando los giros detrás de una trama que se complejiza paso a paso y que en ningún momento decae y que introduce el punchline para cerrar muchas de sus escenas. Gran apuesta narrativa, el filme cumple con todas las premisas que uno busca a la hora de enfrentarse a este género, entretener y sorprender.
Sábado de Súper Acción Capitán América y el soldado del invierno (Captain America: The Winter Soldier, 2014) es tan divertida, ligera e inconsecuente como una caricatura del sábado a la mañana. Como Thor: Un mundo oscuro (Thor: The Dark World, 2013), no tiene nada nuevo que decir sobre su protagonista, ni hace muchas olas en el océano cinematográfico de Marvel. Su única ambición es hacer tiempo hasta que llegue Los vengadores 2 (Avengers: The Age of Ultron, 2015), y verse bien mientras lo hace. Si este menjunje de secuelas y entremeses fuera una serie de TV – y se parece más a una con cada entrega – éste sería el episodio que entretiene a todos pero no deja nada. El Capitán América (Chris Evans), recordarán, luchó contra los nazis en la hipócritamente propagandista Capitán América: El primer vengador (Captain America: The First Avenger, 2011) y de ahí fue transportado al siglo veintiuno para luchar contra alienígenas en The Avengers: Los vengadores (The Avengers, 2012). Ahora trabaja para SHIELD – una especie de CIA pasada por el filtro de James Bond – bajo el tajante Nick Fury (Samuel L. Jackson). SHIELD es la oportunidad perfecta para que la película critique o haga de cuenta que critica las políticas de seguridad de estado norteamericanas, sin decir nada en realidad ni ofender a nadie. Fury se convierte en la víctima del “misterioso” Soldado de Invierno, la seguridad de SHIELD se ve comprometida y el Capitán pasa a ser un fugitivo de su propia agencia. La cacería es liderada por el amoral capo de la seguridad nacional Alexander Pierce (Robert Redford), que desde su introducción deja en claro que posee planes ulteriores para el mundo. Mientras tanto el Capitán es acompañado en su fuga por la Viuda Negra (Scarlett Johansson, trabajando las octavas más graves de su sensual voz) y el debutante Halcón (Anthony Mackie). El film no posee la inteligencia o atención suficientes para tratarse verdaderamente sobre el espionaje, pero rapiña todo lo que puede del cine de espías clase B: el cadáver en el sillón, lavados de cerebro, kung fu de ascensor, computadoras nazis, escapes improbables en vehículos improbables y por supuesto el páter del espionaje periodístico Robert Redford. Resulta cómico verlo en el papel del villano contra el cual se ha pasado su carrera luchando. Mirando no muy de lejos, la película cuenta la misma historia que Iron Man 3 (2013) y Wolverine: Inmortal (The Wolverine, 2013): el superhéroe, forzado fuera de su zona de confort, se convierte en un fugitivo indigente que debe resolver el misterio detrás de su clandestinidad en un período de tiempo breve e intenso, a tiempo para continuar la huida. Resulta interesante ver cómo un superhéroe entra en conflicto no porque se le lance oponentes más fuertes sino porque se le quita parte de su poder (en este caso la fe en su país, emblema del Capitán América si tiene uno). Fuerza a la trama a ser creativa, y a su protagonista a ser más creativo – aún si el resultado son variaciones de escenas de pelea o persecución. Más que fallas la película cuenta con decepciones, oportunidades perdidas, potencial desaprovechado. Cuánto más interesante sería una película sobre el contraste entre el presente y el pasado desde los ojos de un viajero en el tiempo. El “conflicto” del Capitán América – vacuo, interno – es cosmético y más que resolverse a lo largo de la trama, queda en pausa y termina en el olvido. El personaje no cambia ni aprende nada. Se distrae con su propia película. El espectador también.
La segunda entrega del Capitán América quedará en el recuerdo entre las producciones más sobresalientes que presentó Marvel en el cine en estos últimos años. Con esta película consiguieron brindar una propuesta completamente superior a lo que fueron las continuaciones de Iron Man y Thor. El film resultó una gran adaptación de la etapa más reciente del cómic de este personaje y no es un dato menor que la trama haya sido concebida por Ed Brubaker, uno de los grandes guionistas de historietas de la actualidad. Un artista, que por cierto, tiene un loco cameo en esta película. Brubaker es un amante apasionado del género policial y esto se reflejó en todos sus trabajos que sobresalieron por la manera en que construye las tramas y el manejo del suspenso. Capitán América: El Soldado del Invierno es un film 100 por ciento Brubaker y eso es lo que hace tan especial a esta propuesta de superhéroes. A diferencia de las recientes producciones de Marvel en el cine, esta película se concentra a pleno en el thriller de espionaje con la particularidad que incluye algunos elementos fantásticos. El prnicipal atractivo del conflicto reside en el misterio que envuelve a la trama y la investigación de los protagonistas para terminar con una conspiración dentro de la organización S.H.I.E.L.D. Una de las grandes revelaciones de esta producción la encontramos en la dirección de los hermanos Anthony y Joe Russo, por quienes nadie daba dos pesos. Después de la realización de Joe Johnston en la primera entrega, que la secuela quedara a cargo de los sujetos que hicieron la comedia Tres son multitud, con Owen Wilson, la verdad que no era una gran esperanza. Sin embargo terminaron por sorprender con una sólida propuesta de superhéroes donde sobresale el trabajo que presentaron en las escenas de acción. Las persecuciones automovilísticas y los enfrentamientos entre el Capitán y el Soldado del Invierno son brillantes. Lo más impactante es que nos encontramos con una película de Marvel donde los efectos digitales quedaron relegados a un segundo plano y por eso también es distinta desde su realización y los aspectos visuales. Entre las nuevas incorporaciones se destacan Anthonie Mackie como el Halcón, emblemático compañero del protagonista, al que le dieron un origen más moderno y Robert Redford (un lujo) como Alexander Pierce. También debuta en este film el gran y clásico amor de Steve Rogers, Sharon Carter, interpretada por Emily Van Camp (de la serie Revenge) que apenas tiene una presentación y seguramente el personaje cobrará más fuerza en la próxima entrega. En lugar de limitarse a trabajar fórmulas repetidas la gran virtud de la nueva película del Capitán América es que abordó las aventuras de superhéroes desde un ángulo distinto y eso la hizo sobresalir de manera especial. Ojalá sigan por este camino en las próximas entregas. EL DATO LOCO: En los primeros minutos del film, el Halcón (quien luego será el nuevo compañero de aventuras del Capitán América) le recomienda al protagonista un disco de Marvin Gaye. Steve Rogers saca una libreta donde tiene anotados grandes sucesos del siglo 20 que le quedan por descubrir. Entre ellos figura un disco de Nirvana, Shakira y LA MANO DE DIOS DE MARADONA! Si prestan atención a la escena se puede leer claramente en la libreta, MARADONA´S HAND OF GOD, dos puestos arriba de la mención de Shakira. Ahora bien, al comparar la lista con la que aparecía en el avance de 10 minutos que se conoció hace poco en internet descubrí que la mención a Maradona y Shakira no figuraban en el cuaderno de Rogers. Algo que tendría sentido ya que Steve nunca fue un muchacho precisamente futbolero. Mi teoria es que en el corte para los cines latinos se alteraron los items de la lista con referencias locales y por eso figuran Shakira y Diego.
Si existe un superhéroe de la factoría de Marvel que aún no había sido debidamente explotado en la plenitud de sus conflictos internos ese personaje era el Capitán América, síntesis perfecta del anacronismo de los tiempos en los que vive. El personaje de Steve Rogers nació por los tempranos años cuarenta como una clara respuesta al espíritu de desánimo nacional y conflictos bélicos imperantes, era necesaria la creación de una figura que en su filosofía incluyera los ideales que la sociedad norteamericana anhelaba : valentía, altruismo y por sobre todo un irrefrenable amor a la patria. Por ello ese joven Steve Rogers pondría su propio cuerpo a disposición de la ciencia para lograr la consecución de un súper soldado que permitiera defender los colores de su bandera. Pero todos los planes se frustraron cuando el experimento si bien logra resultados exitosos no puede replicarse por ser asesinado el científico que lo lleva a cabo. De esta forma el Capitán América se convierte en el único de su clase, en un héroe con licencia para matar, pero que a pesar de ello se muestra cauteloso y respetuoso de las formas y las garantías individuales. Casi un romántico de la patria, un idealista innegociable. En ese contexto y por diversas situaciones, que se desarrollan en la entrega anterior de Capitán América, es congelado y su cuerpo vuelve a la vida en la actualidad convirtiéndose en un extranjero en su propia tierra, en un apátrida temporal. El mundo ha cambiado, los valores, los principios, pero por sobre todo la amenaza deja de ser exterior para convertirse en interna y difusa. Este nuevo paradigma (devenido luego del atentado a las Torres Gemelas) presupone la mayor de las paranoias: el enemigo ya no está fuera de las fronteras de Estados Unidos, sino que es interno y de difícil identificación. En este contexto el Capitán América se encuentra totalmente desorientado, su pensamiento binario condicionado por las situaciones en las cuales se crio, ya no es útil en un mundo donde la amenaza puede encontrarse en el seno mismo de la sociedad de la que es parte. Y este espíritu de continua intriga internacional y cuestionamiento de las instituciones más básicas será el hilo conductor de la acción en esta segunda entrega del Capitán América más emparentada con los thriller de los años setenta que con la acción frenética de otros films como Los Vengadores. El pasado del héroe se hará presente y por sobre todas las cosas lo hará en el constante contraste entre el mundo que él cree poder defender y las reales amenazas que se ciernen sobre la ciudadanía norteamericana. Uno de los pasajes más notables del film es el protagonizado entre Steve Rogers y Nick Fury donde éste último le señala que su batalla ya se encuentra perimida, que él lucha por el mundo que quiere que exista, mientras que SHIELD es la respuesta institucional al mundo que existe, más allá de lo que deseemos. Los nuevos enemigos que amenazan la paz mundial podrán estar incluso enquistados hasta en la misma institución que lo vio nacer, por lo que la confianza se volverá en el bien más preciado. En esta nueva misión el Capitán no estará solo, sino que lo acompañará Black Widow ( una sensual Scarlett Johanson) ,Falcón (Anthony Mackie) y Marie ( Cobie Smulders).Y aquí radicará otro de los elementos distintivos de Rogers : su capacidad de liderazgo para el trabajo en equipo y su necesidad de que las normas estén claras para este trabajo en conjunto desde el principio. En tiempos de individualismo extremo esta característica no es un dato menor. El antagonista de turno, el misterioso Soldado de invierno (en la piel de Sebastian Stan), se convertirá en una de las misiones más difíciles que tenga que enfrentar nuestro héroe no solo por su destreza sino por un pasado en común que los une y pone en conflicto la respuesta de Steve. La dirección a cargo de los hermanos Anthony y Joe Russo sabe equilibrar con maestría el clima de intriga latente con dosis de acción filmadas con el frenesí que todo film de este tipo requiere, lo que hace de esta segunda entrega una de las mejores que hayamos visto en dentro del universo Marvel. Dos escenas post-créditos terminarán de cerrar esta maravillosa segunda entrega del Capitán América y nos dejarán preparados para la Fase 3 de esta aventura que mejora con cada entrega que nos acerca El universo Marvel cada día se muestra más sólido y hasta se da el lujo de permitirnos reflexionar sobre temas tales como el estado, la información y los alcances de las libertades individuales. Lo que no es poco decir para un cine que se supone pochoclero.
Luego de los hechos ocurridos en The Avengers: Los Vengadores, el Capitán América retoma su presencia en el mundo Marvel para esta vez ser parte de S.H.I.E.L.D. Ahora como miembro de la organización dirija por Nick Fury deberá cumplir con todas sus misiones. Pero todo cambia cuando un fantasma, un asesino considerado letal, aparece. Un enemigo a la altura del Capitán América: El Soldado de Invierno. Esto no es libertad…Esto es miedo. Al estar en un nuevo mundo, donde sus amigos y colegas ya son parte del pasado, Steve Rogers (Chris Evans), mejor conocido como el Capitán América, tiene la difícil tarea de acomodarse en esta nueva era. Por empezar, al no tener una guerra a mano y sumado a que sus amigos Avengers se fueron hacer de las suyas, a Steve no le quedó otra que unirse a S.H.I.E.L.D., lugar desde donde maso menos puede ayudar al mundo. Digo maso menos por que descubre que la organización dirigida por Nick Fury(Samuel L.Jackson) es algo más compleja de lo que el creía. Tan es así que el Capitán América termina resultando ser una amenaza para S.H.I.E.L.D. y deberá unirse con su única amiga Black Widow (Scarlett Johansson) para descubrir que es lo que está pasando. Además a este selecto grupo se le suma Falcon (Anthony Mackie), un famoso amigo del Capitán América en los cómics, el cual lo ayudará en su lucha para descubrir la verdad y a enfrentar a un nuevo y poderoso enemigo: El Soldado de Invierno (Sebastian Stan). ¿Pero quién es el Solado de Inverno? Bueno esa respuesta no se las puedo dar ya que es un gran SPOILER, para los que no leyeron los cómics. Pero lo que si les puedo decir es que el Winter Soldier o el Soldado de Inverno es un asesino creado por la Unión Soviética, de allí la estrella roja en su brazo biónico que fue utilizado para asesinar a varios políticos importantes durante la guerra fría. El Soldado de Invierno la tiene bastante clara, ya que es un especialista en todo tipo de combate. Su poderoso brazo puede incluso frenar al escudo del Capitán América y lo vuelven una terrible amenaza para este mundo. Ademas, con muchos otros buenos atributos, lo transforman en un interesante villano con una muy buena historia que se irá revelando a medida que avanza la película. Rogers, Steve Rogers Esta nueva película de Marvel es totalmente diferente a las demás, ya que cuenta una historia bastante parecida a lo que podríamos ver en una película de James Bond o de algún agente secreto. Así es, saquen a Bond y pongan a Steve Rogers, pero olvídense del esmoquin y el Martini, acá hay trajes con estrellas y un escudo que rebota por todos lados. Pero las chicas lindas están y los amigos con buenos y novedosos artilugios también. También hay que destacar a Falcon, ya que gracias a sus alas propulsoras hace que a las escenas de acción mucho más divertidas. Siguiendo la línea de las películas de espionaje, los villanos son excelentes y cabe destacar que el film logra que dudemos de todos los personajes. Al tener mucha política involucrada y una organización secreta que lucha por el poder mundial, los roles pueden llegar a cambiar muy pronto. Es importante estar al tanto de las anteriores película de Marvel, ya que hay una gran cantidad de referencias y un importante giro está ligado a una de ellas. En cuanto a las actuaciones, Chris Evans vuelve a repetir su papel de Capitán América pero esta vez con mas seguridad en sus actos (ósea, el flaco tiene más de 100 años, algo de experiencia tiene). Scarlett Johansson tiene sus momentos de gloria, pero para los hombres que la esperan verla toda la peli vestida para la acción, les quiero comentar que aparece muy poco con ese dichoso traje de látex. Sebastian Stan como el Solado de Inverno hace un calco increíble al comic, y como villano es verdaderamente perfecto. Robert Redford hace un papel excelente al igual que Samuel L.Jackson como Nick Fury. Luego de estos destacados, los demás personajes funcionan de manera impecable. Los Hermanos Anthony y Joe Russo hicieron un gran trabajo con esta secuela del Capitán América, a pesar de tener una mayor experiencia en TV sorprenden con escenas de acción que están muy bien logradas y no cansan para nada. Es más, entretienen y no queres que terminen nunca. Además de toda la acción que ya vengo comentando, la comedia está presente. Desde chistes al Capitán América por su edad hasta bromas sobre otros personajes como Hulk y Iron Man, algo que los fans disfrutamos y deja en claro que este universo de Marvel está mas unido que nunca. Antes de cerrar les quiero recordar que hay dos escenas post-créditos. Una que hace hincapié en The Avengers: Age of Ultron y la otra sobre la próxima peli del Capitán América, así que vale la pena bancarse los créditos enteros. Otro dato de interesante para los fanáticos es que hay muchas escenas y diálogos sacados directamente del cómic, por lo que respetaron mucho a la famosa saga de The Winter Soldier. Conclusión Capitán América y El Soldado de Inverno es una excelente secuela plagada de acción y comedia. Además de su trama política y llena de espionaje (la cual funciona de manera impecable) encontramos en El Soldado de Invierno un fantástico villano a la altura del Capitán. También cabe destacar que el film termina abriendo un escenario bastante amplio para las próximas películas de este Universo Cinemático de Marvel.
Justiciero de verdad El personaje es crítico de las políticas de los Estados Unidos. Cualquier no iniciado en el mundo Marvel imaginaría al Capitán América, a partir de su nombre y su traje, como un personaje chauvinista, propagandista de los valores del más rancio imperialismo estadounidense. Esto dista de la realidad: el Capitán América de las historietas ha sido, en muchas oportunidades, crítico de las políticas llevadas adelante por el país al que representa desde su iconografía. Es lo que sucede en Capitán América y El soldado del invierno, donde Steve Rogers se planta frente a la idea de la guerra preventiva. La cuestión es así: en la agencia S.H.I.E.L.D. están diseñando un armamento capaz de ubicar y liquidar a los enemigos de la democracia en un parpadeo; el razonamiento es que con veinte millones de muertos se puede mantener a salvo a siete mil millones. Pero al Capitán no le gusta el plan. Y actúa en consecuencia. Si Luca Prodan viera a Chris Evans lo calificaría de rubio tarado, pero pese a esa cara de pocas luces, el ex Hombre Antorcha (¿cuántos actores habrán interpretado a dos superhéroes diferentes en tan corto lapso?) vuelve a ratificar que el disfraz de Capitán América no le queda grande. En esta oportunidad cuenta con la ayuda de The Falcon, un ex soldado alado que hace su presentación, y de La Viuda Negra, un personaje con mucho más volumen y desarrollo (y no sólo por el traje ajustado de Scarlett Johansonn) que en Los Vengadores y en Iron Man 2, sus dos anteriores apariciones. Otro que tiene mayor oportunidad de lucimiento es Nick Fury, a cargo del gran Sam L. Jackson. El es el protagonista de la mejor escena de acción de la película, que abunda en persecuciones automovilísticas. También se repite en explicaciones, con flashbacks constantes que pueden marear al que no tenga fresca Capitán América: El primer vengador. Que, dicho sea de paso, era superior a esta secuela, porque contaba los orígenes del protagonista, tenía una atractiva ambientación de época, contaba con Tommy Lee Jones y, sobre todo, con un archienemigo de la talla de Red Skull. Aquí ese rol recae en El soldado del invierno, una suerte de supersoldado como el Capitán América pero diseñado para el mal, que es misterioso y al principio logra provocar miedo, pero va perdiendo peso con el correr de la película.
Un superhéroe sin autoconciencia La robusta nómina de películas de superhéroes producidas en los últimos diez, doce años conforma un corpus cinematográfico que, a estas alturas, es el síntoma inequívoco de la existencia de un género tan particular como consolidado. Pero hay –tiene que haber– algo más, y allí están, entre otros, la fascinación por el exhibicionismo impúdico y comicidad de Iron Man, los traumas juveniles madurados en la cosmovisión oscura de Batman, la simpatía grasosa de Thor y la capacidad empática de la fantasía del impopular detrás de Spiderman. En esa línea, Capitán América: El primer vengador (2011) aportaba lo suyo asentándose en un relato –y retrato– autonconscientemente maniqueo y anacrónico de un mundo bipolar, convirtiéndose así en un film que sobrevivía incluso a la confusión entre gravedad y complejidad. El primer cambio sustancial de Capitán América y el soldado del invierno respecto de su predecesora es la flamante reubicación enteramente coyuntural, con el otrora lánguido Steve Rogers asentado en las coordenadas paranoides de un presente dominado ya no por potencias militares, sino por un grupo de inescrupulosos sentados detrás de sus escritorios. Interesante, al menos en los papeles. Pero del dicho al hecho hay un largo trecho que el film jamás logra saltear. De amplia experiencia en el mundo televisivo (Community, Arrested Development) y con un interesante trabajo conjunto llamado Bienvenidos a Collinwood como principal antecedente, Joe y Anthony Russo construyen una película cuyo despliegue y auténtico inicio se da por el minuto 40, 45. Lo anterior es apenas una sucesión de chistes respecto de las dificultades para adaptarse al mundo moderno del colimba congelado en los ’40. Y también para conseguir una chica. La cupido es otra vieja conocida del mundillo Marvel, Black Widow (Scarlett Johansson). Tanto su inclusión como el mayor protagonismo de Nick Fury (Samuel L. Jackson) servirán para una excusa argumental generada por asesinato de él y la inestimable ayuda de ella para develarlo. Ayuda por demás necesaria, ya que el principal acusado será, sorpresa y media, el mismísimo Capitán América (Chris Evans), figura estelar del cuerpo de elite de la agencia de seguridad Shield. Aunque el espectador sabrá que no, que el asesino es el soldado estacional del título, un misterioso ¿hombre? con la parte inferior del rostro semicubierta, cual Bane en Batman: El Caballero de la Noche asciende. Vale agregar que el principal sostén de la culpabilidad es un ejecutivo de la entidad llamado Pierce (Robert Redford). No habrá que ser demasiado perspicaz para dilucidar una intencionalidad espuria detrás de la acusación, además de un vínculo entre el hitman y el galancete setentón. El problema principal del film no es su duración eterna ni sus irregularidades narrativas, sino la falta de autoconciencia que caracterizaba a la primera. Así, y a diferencia de Joe Johnston, los Russo nunca logran que el héroe apolillado saque a flote una película enfrascada en su modernidad formal, cuyo punto máximo es un desenlace entre sofisticadas naves voladoras construidas a pura fascinación hi tech. Todo esto independientemente de que, al fin y al cabo, todo se trate de una consecuencia directa de la Segunda Guerra Mundial.
Los superhéroes han alcanzado tal dimensión en la pantalla grande que sus películas han empezado a volverse más y más complejas, con el uso de dichos personajes en géneros diferentes a los habituales de acción y aventuras –drama en The Dark Knight, thriller de suspenso en Iron Man 3-. Captain America: The First Avenger era una introducción como lo era Thor, una preparación a The Avengers que permitía explorar en detalle a Steve Rogers antes de ceder a la tentación del slow motion y las secuencias de combate vistosas. La primera mitad de esa película, con el recorrido del escuálido soldado por las filas de un Ejército norteamericano que lo rechazaba, era de lo mejor que Marvel había entregado, pero se abandonaba ante el ascenso a la gloria de la figura patriótica, conformándose con ser una más del montón. Captain America: The Winter Soldier no cae en ese problema y de principio a fin logra sostenerse, lo que permite identificarla fácilmente como una de las mejores producciones en solitario que la compañía haya hecho hasta el momento. Los hermanos Anthony y Joe Russo ofrecen un thriller político de espías propio de los años '70, en la línea de Three Days of the Condor –no por nada Robert Redford es uno de los protagonistas-, con idas y vueltas permanentes, sin poder confiar en nadie. Lo hacen con un ritmo vertiginoso, manteniendo la tensión en todo momento y no dejando que esta se quiebre. En términos narrativos, es un film impecable, así como en el resto de las facturas técnicas que hacen de esta una superproducción del género. El gran aliciente –que estaba presente en Iron Man 3 pero el affaire Mandarín impidió que se notara- es que se permite hacer declaraciones políticas y tomar postura sobre cuestiones importantes como el control gubernamental a los ciudadanos, la libertad y los aparatos represivos del Estado, todo sin necesidad de incurrir en posturas solemnes ni de engolar la voz. Es una respuesta a DC de que se puede hacer una película compleja y comprometida, sin perder de vista la fórmula de acción y comedia –no hay tanta como en la última de Tony Stark o la de Thor, pero sigue ahí- que ha estado presente en la construcción de este Universo Cinematográfico. Captain America: The Winter Soldier funciona a la perfección como una película en solitario así también como una parte dentro de la Fase 2. Iron Man 3 solo lo hacía en el primer aspecto, con consecuencias que solo afectarían a Tony y a los suyos pero sin incidencia en el entramado que los rodeaba. Esta, por otro lado, tiene un fuerte impacto sobre un Steve Rogers que debe cuestionarse todo lo que conoce, sus lealtades, sus motivos y el si debe o no seguir acatando órdenes. Pero así como la serie Agents of S.H.I.E.L.D. debe pensarse como una previa a los eventos que aquí se ven, los sucesos retratados en el film de los hermanos Russo, sobre todo lo sufrido por Nick Fury y su agencia, afectarán a todo el Universo en su conjunto. Chris Evans vuelve a mostrarse sumamente cómodo como el héroe de la bandera estadounidense, bien flanqueado por una cada vez más seductora Scarlett Johansson y por un Anthony Mackie que prueba ser una excelente adquisición para el ensamble de superhéroes. Se produce un desfile permanente de personajes en los que nadie puede terminar de creer, dado que los directores junto a los escritores Christopher Markus y Stephen McFeely se cuidan de mantener un velo sobre todos hasta que es el momento oportuno de desenmascarar al traidor. Uno solo desearía que Disney hubiera mantenido ese mismo resguardo al momento de trabajar en la campaña publicitaria, en la que revelaron la identidad del Soldado del Invierno cuando es uno de los objetivos de los cineastas el mantenerlo oculto. Así como la cuestión de las peleas merecía un apartado especial en The First Avenger, también lo necesita en The Winter Soldier. Se ha aprendido del abuso del slow motion –no todo es cool por una cámara lenta, gente- y los combates aquí son más duros, con los pies en la tierra, de golpes veloces que lastiman y se sienten. Si la memoria no me falla, solo hay una secuencia en la que se utiliza un ralenti y se aprecia mucho que solo sea así, porque la espectacularidad de la propuesta lo merece. En un terreno diferente, también hay un claro paso adelante en lo que a "villano" se refiere, dado que tras una serie de némesis que necesitaban más trabajo -Malekith, Aldrich Killian, Whiplash-, se ofrece una maraña de terror que tiene al guerrero del título como la tenebrosa cara visible. Como uno de los que no disfrutó plenamente de la primera parte y que consideró que había muchas cosas por mejorar, es notable cómo ha cambiado todo para bien de una producción a la otra. Captain America: The Winter Soldier tiene todo lo que se espera de una gran película de superhéroes. Se permite lidiar con asuntos complejos como el trauma post-guerra –Rogers puede haber despertado décadas más tarde, pero sus últimos recuerdos eran los nazis- mientras el héroe busca su lugar en un mundo que ya no conoce, todo a la vez que se explora el concepto de un peligroso panóptico y de que el fin justifica los medios –unos pocos deben morir para el bienestar de la mayoría-, sin perder de vista que se trata de un thriller repleto de suspenso, acción y comedia, lo que hace de él un combo difícil de superar.
Juego de patriotas El universo cinematográfico Marvel está definido. La formula quedó marcada a fuego (con excepción de El Increíble Hulk, por algo cambiaron de actor) en aquella primera Iron Man donde brilló Robert Downey Jr. En ella se establecieron las pautas de todas las películas por venir. Acción medida, un espíritu de buena onda aún en las peores situaciones, y efectos especiales que no oculten lo más importante: un buen reparto basado en actores confiables aunque no fueran de la primera línea de estrellas. Y claro, nunca olvidar que es un producto para disfrutar, la diversión nunca puede dejarse de lado. Capitán América y el Soldado de Invierno (Captain America: The Winter Soldier) viene a continuar ese trazado, y quizás, a ponerle un poco de complejidad al mundo Marvel. Capitán América es el personaje que encaja más perfectamente en la clasificación de héroe (etimológicamente hablando) del universo marvelita. Con él, no hay mucho lugar para el histrionismo estilo Tony Stark (Downey Jr.) o Loki (Tom Hiddleston). A pesar del buen comediante que es Chris Evans, su rol debe es el de mostrarse integro, y su aspecto de muñeco de torta, resulta justo y preciso para la visión ideal que el norteamericano tiene de sí mismo. También como buen (norte)americano resulta puritano, rozando lo asexual, un ascetismo con el que se juega (un tipo congelado, de otro tiempo) y con lo que Viuda Negra (justamente esa bomba llamada Scarlett Johansson) lo fustiga. Siendo del gran país del norte no lo queda más que ser el tipo de héroe que le gustan a ellos: un soldado. Y por eso, la autoridad y las instituciones son su territorio, el juego político y las conspiraciones, no le sientan mal. En la primera película, eran los nazis y la organización HYDRA, en este, una intriga dentro de S.H.I.E.L.D. La trama surge en medio de el lanzamiento de tres helicarrier (unos portaviones que pueden volar y están armados hasta los dientes) que establecerían una “seguridad” unilateral y totalitaria, digitada por la mesa chica del poder mundial. De la mano de S.H.I.E.L.D. y Pierce (Robert Redford) surge una crisis con la que debe lidiar el Capitán y toda la organización. Uno de los puntos fuertes de la historia es la elección del viejo Redford. Actor reconocido de films con tintes políticos (Todos los Hombres del Presidente, Los Tres Días del Cóndor, Leones por Corderos), su rol en Capitán América y el Soldado de Invierno es determinante, y resulta un sólido complemento en cuanto a los planteos éticos y políticos de la película. Parte de esta complejidad proviene de la cuestión de Capitán América y su comprensión del presente. En el pasado ser bueno eran patria y honor, vencer a los malos más malos: los nazis. El presente entrega organizaciones, corporaciones y representantes de ¿gobiernos?, cada uno luchando por un centímetro de poder. Todo es más difuso. Por eso, promediando la película, cuando se devela el enemigo, Capitán América sonríe satisfecho, él necesita saber contra quién se enfrenta. Como un soldado raso, ve el frente, la meta y una oposición, códigos férreos que lo deshacen entre intrigas en las que hoy debe moverse. Hasta debe cambiar de guía, de un general (Tommy Lee Jones) a un agente de las sombras como Nick Fury (Samuel L. Jackson) moldeado a través de guerra fría, terrorismo y enemigos invisibles. Mucho de la película se va a debatir entre la ética del poder, y quién debe ejercerlo. Y si acaso hay alguno que puede (o debe) hacerlo. Pero no nos olvidemos de la acción. Un film que sorprende gratamente con su despliegue físico, mucho mano a mano, persecuciones y escapes imposibles (y queribles) que ponen en contraste el costado más conspirativo con el espectáculo visual y sensorial. Y el famoso Soldado de Invierno, se transforma en un poderoso rival, un contrincante que rivaliza y está a la altura del duelo que esperamos. Habrá que esperar para ver que sucede con este mundo Marvel que sigue ampliándose pero que con la utilización de momentos dramáticos repetidos, regreso/cruce de personajes, y un mismo tono ameno (por ahora imperecedero) puede llegar a correr el riesgo de agotarse.
Superhéroes a escala humana Hace tres años se estrenó Capitán América: El primer vengador con críticas correctas y un aceptable resultado comercial. Algo parecido a lo que había ocurrido ese mismo año, tres meses antes, con Thor. Sin embargo, en ninguno de los dos casos se desató el fenómeno masivo que tanto se esperaba. Pero en 2012 llegó el descomunal éxito de The Avengers y, así, la sociedad entre Marvel y Disney logró potenciar cada una de sus franquicias. En esta segunda entrega dedicada al Capitán América -el personaje del "supersoldado" que surgió en la historieta creada en 1941 por Joe Simon y Jack Kirby- ya no está Joe Johnston como director, sino los hermanos Anthony y Joe Russo. Una curiosa elección, ya que ambos llegaban con algunas comedias para cine (Bienvenidos a Collinwood, Tres son multitud) y para televisión (Arrested Development, Community), pero sin antecedentes en este tipo de blockbuster. La apuesta salió bien, porque El soldado del invierno no sólo es un producto de acción competente y bastante eficaz en sus más de dos horas, sino que además mejora el resultado final conseguido por El primer vengador. Prueba del respaldo que los Russo consiguieron es que, incluso bastante tiempo antes del lanzamiento de esta segunda entrega, ya han sido confirmados para Capitán América 3. Christopher Markus y Stephen McFeely (guionistas de la primera parte de esta saga y de la reciente Thor: Un mundo oscuro) construyeron una historia paranoica con un doble enemigo (interno y EXTERNO) que algunos vieron con acierto como una suerte de remake no acreditada de Los tres días del cóndor, de Sydney Pollack. Y, a la hora de buscar coincidencias, el protagonista de aquel thriller de 1975, Robert Redford, aparece en El soldado del invierno, aunque aquí en un papel de villano. Redford, el otro malvado (el soldado del invierno del título que interpreta Sebastian Stan) y El Halcón/Falcon (Anthony Mackie) son las tres principales incorporaciones de esta secuela, aunque los fans disfrutarán más del protagonismo que esta vez sí tienen tanto la Viuda Negra/Black Widow de la aquí pelirroja Scarlett Johansson como el Nick Fury de Samuel L. Jackson. Es que el jefe Fury, la Viuda Negra, El Halcón y -claro- el Steve Rogers/Capitán América de Chris Evans (un personaje que esta vez alcanza una mayor dimensión psicológica) deberán unirse para salvar a la organización S.H.I.E.L.D., que ha sido infiltrada por todos lados y ha puesto en riesgo la seguridad mundial. Si bien la amenaza de una hecatombe a escala global está siempre presente, lo llamativo de El soldado del invierno es que sus escenas de acción están trabajadas en una escala humana; buenas coreografías de lucha cuerpo a cuerpo, un par de persecuciones automovilísticas y no tanta parafernalia tecnológica ni dependencia de sofisticados efectos visuales (aunque, claro, hoy todo se "retoca" en computadora). La película arranca con Rogers sin saber qué hacer con su tiempo libre en Washington DC, pero ese preámbulo ofrece un logrado tono humorístico que se extrañará bastante durante el resto de la narración (los chistes son más bien pocos). Lo que sí reaparecen son los esperados "clásicos" de la factoría Marvel: desde el simpático cameo del mítico Stan Lee hasta las dos escenas que aparecen durante y después de los créditos de cierre. Los fans, claro, agradecidos.
Superhéroes con mucha acción Destila acción, ritmo, vertiginosidad, lucha libre, kidboxing, persecusiones varias y una explosión de efectos especiales. Nunca decae, tiene humor y hay un equipo estelar a la altura de sus directores. Nuevamente encontramos a Steve Rogers, "alias" el Capitán América (Chris Evans), algo así como Superman y Clark Kent. Inocente y decidido a hacer el bien hace buenas migas con el Halcón (Anthony Mackie), y la bella Black Widow (Scarlett Johansson), ex KGB, su compañera en algunas misiones. Steve encontró en S.H.I.E.L.D., la agencia de inteligencia, el lugar ideal para trabajar. Entre una misión y otra trata de reintegrarse al mundo moderno después de tanto aislamiento y atravesar por distintas situaciones a través de los años (como historieta, Capitán América fue creada en 1941). ARMAS MILITARES Habiendo hecho amistad con Nick Fury (Samuel L.Jackson), el director de la agencia, Steve Rogers comienza a tomar conciencia que el mundo ya no es tan simple como aquél que conoció durante la Guerra Fría y menos aún en su infancia. Cuando ve la parafernalia de armas militares, aviones no tripuladas y helicópteros saturados de armamento de todo tipo, listos para ser enviados a lugares como Medio Oriente, las dudas lo asaltan. La confirmación llega cuando el mismo Fury comienza a ser perseguido y atacado hasta su "muerte" feroz en plena calle. ¿Cómo puede ser que le hayan dicho que todo eso es a favor de la libertad?, ¿qué los ataques son preventivos?. Es como el castigo antes de la desobediencia. Entonces Steve Rogers al ver la frágil distancia que separa la paz de la guerra, la aparición del miedo frente a la "aparente protección" decide luchar para desenmascarar el misterio de S.H.I.E.L.D. y su dueño, el sonriente señor Alexander Pierce (Robert Redford). Ayudado por el Halcón y su amiga Black Widow enfrenta el desafío, de tratar de localizar al enemigo. UNIVERSO COMPLEJO Basado en la historieta que crearan Stan Lee y Jack Kirby, "Capitán América..." resurge con dudas inteligentes y temas actuales. Nada menos que el tema de la seguridad global, los ataques preventivos, la ingerencia internacional con la excusa de un peligro exterior aparecen en el filme. Porque el bueno del Capitán América ve que todo tiene una doble lectura, que el universo se complicó y según nuevas miradas, su amigo Fury y él mismo pueden aparecer como potenciales enemigos del Estado y un viejo compañero como el renacido Bucky, convertido en el "Soldado del invierno", borrada su memoria y dotado de un brazo biónico, convertirse en el enemigo público número 1. Sorprendentemente "Capitán America y el Soldado del invierno" destila acción, ritmo, vertiginosidad, lucha libre, kidboxing, persecusiones varias y una explosión de efectos especiales. Nunca decae, tiene humor y hay un equipo estelar a la altura de sus directores. Desde el eficaz Chris Evans como protagonista, el rumano Sebastian Stan como el "Soldado del invierno" y los veteranos Robert Redford (Pearce), Samuel Jackson (Fury) y hasta un "cameo" de Stan Lee, el creador de la mayoría de los personajes de la popular Marvel.
El Capitán América en la Guerra Fría En su primera película, el Capitán América era un prototipo de supersoldado pensado para la Segunda Guerra Mundial, por lo que en gran parte se lucía por la ambientación de época y el estilo de viejo film de guerra potenciado por los poderes del superhéroe de Marvel. Recién al final de la película era descongelado luego de décadas en el hielo y debía aprender a manejarse en lo que para él era el futuro, con el imposible choque cultural que eso implica. Y ése era un poco el tema en cada una de sus participaciones en el film de superhéroes al por mayor, "Los Vengadores". Este ultimo recurso de "pez fuera del agua" sigue funcionando en esta segunda película del Capitán América, que tiene varias novedades que la hacen especialmente interesante. Para empezar, luego de años de intentos en este sentido, Marvel logró que el mismísimo Robert Redford aparezca en un papel en este tipo de franquicia. Lo mejor es que el venerable Redford tiene un rol a su medida -de hecho luce mejor aquí que en algunas de sus últimos trabajos-, que lo lleva de nuevo a Washington, locación esencial en su carrera en títulos como "Los tres días del Cóndor" o "Todos los hombres del presidente". Es que lo de "el soldado de invierno" tiene que ver con la Guerra Fría, y el jefe de los Vengadores que interpreta Samuel L. Jackson tiene que trabajar junto al personaje de Redford, dándole un sentido histórico a todo el asunto, por más que siempre se trate de un cómic llevado al cine. Pero la mejor química de todo el film es la del protagonista con la superheroína Viuda Negra, y aquí realmente el aporte del personaje de Scarlett Johansson es muy bienvenido, dado que logra darle un poco de sal y pimienta al demasiado congelado Chris Evans, que de a poco se va modernizando a lo largo del film. La intriga del argumento es interesante e incluye todo tipo de secuencias de acción, que brillan un tanto más cuando involucran persecuciones automovilísticas o vehículos raros de toda clase- que cuando se centran en simples peleas de puños y patadas. En este sentido, los codirectores Anthony y Joe Russo parece que se obsesionaron tanto con el montaje rápido como para terminar haciendo algunas secuencias tan vertiginosas que casi no se entienden, y que en algunos momentos provocan ganas de tener un control remoto y poder apretar la cámara lenta para ver quién le está pegando a quién. Por lo demás, éste es un buen film de Marvel, que seguramente hará tanto dinero como el primer Capitán América que llegó a recaudar casi 400 millones de dólares.
El crecimiento de los grandes héroes En una nueva entrega de la saga creada alrededor de Los Vengadores, se estrena una segunda película "solista" del héroe del uniforme y escudo con el color de la bandera estadounidense. Un thriller político con mucha acción. Los héroes del cómic están desde hace ya una década al tope del interés cinematográfico en el cine industrial. Capitán América y el soldado del invierno forma parte del mega proyecto cinematográfico de Los Vengadores, ya que de hecho el Capitán América ha sido denominado justamente El primer vengador en el film anterior. De todos los héroes de la saga, el Capitán era, por razones obvias, el más antiguo y clásico. Su forma de ver el mundo y sus principios también lo eran. Acá, la película y el gran guión se encarga de presentar con indudable éxito a ese personaje de la década del '40 teniendo que enfrentarse a los conflictos del presente. Sus certezas se derrumban y sus conflictos se multiplican frente al mundo actual. Es que Steve Rogers –el Capitán América– es un héroe clásico de otra época, alguien que no puede imaginar el universo conspirativo en el que en esta historia deberá meterse. La película es un thriller político al estilo de la década del '70, y no por nada es una figura relevante Robert Redford, héroe de esta clase de films. Pero al film de intrigas políticas lo rodea y lo cubre una gigantesca película de acción con superhéroe. La acción acá brilla, se justifica y los efectos tienen una perfección de esas que hoy tomamos como corriente, aunque hace unos pocos años era imposible de soñar. Pero es interesante que esto esté en permanente tensión con las ideas del protagonista y que esto sea, justamente, la fuerza que une y le da sentido a una producción tan gigantesca. El gran problema de estas películas suele ser muchas veces la imposibilidad de dotar de humanidad a los personajes, y El Capitán América y el soldado del invierno es un ejemplo de cómo resolver esto. Lo mismo ocurre con la fuerza del villano. En la anterior entrega de este superhéroe, el villano no lograba estar a la altura, pero acá esto se resuelve y le aporta un condimento extra. Si bien se extraña un poco la década del '40 del film anterior y toda su estética, hay que decir que la película cumple con creces todos sus objetivos. Funciona para el personaje, funciona dentro de la saga y funciona como película más allá de lo que uno sepa o conozca de este universo. Como siempre, hay que quedarse hasta el final de los títulos de crédito. No lo olviden.
La primera de las películas de "Capitán América" tuvo lugar en el 2011... esta secuela es una de las más esperadas del año, y te puedo confirmar que será una de las grandes y más elegidas de este 2014. No defrauda en ningún momento, la vas a pasar genial, te vas a sorprender con varios giros que toma la historia y sobre todo, con un cierre muy interesante. El elenco (de lujo) funciona de principio a fin, con líneas de texto inteligentes y sobre todo, con mucho humor. Chris Evans y Scarlett Johansson son la "dupla" de la película; el resto, Robert Redford, Cobie Smulders, Samuel L. Jackson y más, le ponen el color necesario para que sea un éxito absoluto. Película con suspenso, muuucha acción, destrozos de autos, escenas en el aire y con un villano extremadamente malo (y eso es lo que más me gustó de "Capitán..."), eso y más (hay mucho más) es la nueva entrega de Marvel. Un peliculón absoluto (haceme caso y anda a verla). --- ADVERTENCIA: quedate en los títulos porque hay dos escenas escondidas... una muy pegada al final, y la otra, al final final final de los títulos.
Si la primera del Capitán América les gustó, esta les gustará más, porque se entronca con la primera de “Los vengadores” y se relaciona con la segunda, la tan esperada “Los Vengadores, la era de Ultron”. Hay alardes de efectos de sonido y visuales, el Capitán recluta a la viuda negra y a Nick Furia y como no hay un superenemigo, ese lugar lo ocupa “el sistema”. Con inteligencia, este héroe del pasado siempre listo, patriota y monolítico también tiene sus dudas. Los chicos de Marvel saben hacer muy bien sus deberes.
VideoComentario (ver link).
Un elenco estelar con Scarlett Johansson, Sebastian Stan, Robert Redford y Samuel L. Jackson le ponen sal y pimienta a esta segunda aventura al Capitán América. Dos horas y cuarto tal vez sean demasiado. No porque resulten escasas las escenas de acción, o de suspenso, sino porque pareciera que a la película la hubiera atendido un peluquero holgazán, que no le demarcó las patillas, ni le recortó la nuca o el flequillo. Aunque cambió de director (ahora la comandan los hermanos Joe y Anthony Russo), la ahora saga de Capitán América mantiene el estándar de calidad que inauguro en 2011 Capitán América: el primer vengador. En esta ocasión, América y sus compañeros deben neutralizar a un enemigo impensado. Dentro de la corporación Shield, dedicada desde Estados Unidos a velar por la seguridad mundial, han aparecido células patógenas. Un cuerpo de infiltrados, con ideas nazis, ha ido creciendo en su estructura, y está a punto de tomar el control. Las armas más poderosas de ese enemigo son dos. Una: la desconfianza; ya nadie sabe quién es quién dentro de la organización. Dos: el arma secreta de los espías; un guerrero con una máscara de cuero y un brazo metálico, engendrado con las negras artes, que para colmo tiene algo en común con el pasado del héroe principal. Es justamente este último personaje, el Soldado del Invierno, uno de los hallazgos del filme. Misterioso, letal, está presentado con gran habilidad, muy buenos planos, y participa en varias escenas de mucho voltaje y destreza. Pero si de voltaje se trata, se puede destacar como uno de los mejores tramos de acción el ataque contra el vehículo de Nick Fury, el jefe de Los Vengadores interpretado por Samuel L. Jackson. En esos minutos pueden contarse alrededor de una decena de originalidades o al menos rarezas ideadas por los coreógrafos y guionistas en materia de choques, tiroteos, autos blindados, tecnología militar, persecuciones y lucha. Recomendada para los degustadores del género. A la presencia de Robert Redford también se le pueden dedicar unas líneas. Que este mito viviente de Hollywood, galán pensante, director calificado, padre del festival de películas independientes más importantes de Norteamérica, salga de la cueva para trabajar en esta producción demuestra algunas cosas. Por una parte, el respeto y admiración que tiene por Marvel. Lo otro lo contó el mismo: el cariño por sus nietos. Esos chicos son fanáticos jóvenes de la casa de historietas y el abuelo les dio el gusto de aparecer en una película de la casa. La película incluye una frase poco agradable. La ponen en boca de Viuda Negra, Scarlett Johansson, quien ante un tribunal dice algo así como: "Sí, nosotros volvimos al mundo tan inestable como es hoy, pero somos los únicos que podemos controlarlo". Un trapito para lavar cerebros. Al final, bien al final, llegan los títulos. Es una pequeña obrita de arte que conviene quedarse a ver. Les siguen unos minutos más de algo que es el cierre, y también una colilla de la tercera parte que vendrá en cualquier momento.
Anacronismo 2.0 Si existía alguna posibilidad de convertir a los superhéroes en un género en sí mismo para la industria hollywoodense sin lugar a dudas los arribos de las figuritas más interesantes de la factoría Marvel abrieron las puertas para generar un nicho importante, capaz de generar enormes dividendos para las arcas. Claro que la particularidad del Capitán América, icono de los años 40 nacido de la necesidad de recuperar al héroe norteamericano después de la post guerra, es sencillamente su cuota de anacronismo teniendo presente aquella época en que el mundo se dividía en dos grandes potencias, ambas con el poder militar lo suficientemente importante como para desatar una hecatombe planetaria, única amenaza concreta de esos tiempos. Pero estos años de la era post 11S –la referencia surge en los primeros apuntes del film- cambiaron absolutamente el teatro de operaciones para Steve Rogers (Chris Evans), quien además de su incompatibilidad con la cultura actual, sus dificultades de socialización, sumado a los contrastantes modos de vida yanquis debe interiorizarse y asimilar las nuevas reglas del juego de la geopolítica que involucran a su país como el principal promotor de la teoría del miedo y la justificación del uso del poder en función a la disciplina de todo aquel que se considere enemigo potencial de los intereses del Tío Sam. En ese terreno de thriller político símil setentas, elemental pero consolidado al menos en el planteo general, se posiciona esta aventura de acción para dejar como resultado un producto atractivo desde lo visual (en 3D no aporta mucho) pero además con cierta coherencia en lo que a materia cinematográfica y conceptual se refiere. Es cierto que al film dirigido por los hermanos Anthony y Joe Russo (Bienvenidos a Collinwood, 2002) le sobran unos 20 minutos en los que no se desarrolla absolutamente nada porque los aspectos y conflictos de los personajes aparecen temprano afortunadamente, siendo por supuesto el más interesante el dilema de Steve Rogers ante las erráticas políticas internas de S.H.I.E.L.D y su desamparo al convertirse de pistón útil para la maquinaria en pieza obsoleta y peligrosa para los tecnócratas de turno. A diferencia de su antecesora, Capitán América el primer vengador, en la que uno de los puntos débiles de la trama obedecía pura y exclusivamente a la poca presencia de un villano de fuste, en este caso las clavijas se ajustaron positivamente para la creación de un antagonista de mayor jerarquía, el ya mencionado soldado de invierno, y que guarda una estrecha relación con el Capitán América que data de un pasado antes de las metamorfosis respectivas sufridas por ambos en esa suerte de sacrificio altruista mal remunerado. Sin llegar a los niveles de entretenimiento de la franquicia Iron Man (sencillamente porque Chris Evans no es siquiera 1cm lo que representa Robert Downey Jr) esta segunda entrega del héroe más patriotero y norteamericano del dream team Avengers, Capitán América y el soldado del invierno, supera en varios de sus segmentos el sello de producto pasatista para transformarse por méritos propios en un film de acción con todas las letras, bajo un entramado político que recubre, sin que eso afecte en su integridad a la historia y menos aún al personaje.
Crítica de cine: Capitán América 2 y el soldado del invierno La esperaba con muchas expectativas, y generalmente eso no es bueno… Tantas expectativas llevan a que uno se quede con ganas, como me pasó con “300: El nacimiento de un imperio” (ver crítica), pero puedo decir que “Capitán América 2: El soldado del invierno” sale airosa y supera su primera entrega. Una de las excepciones a la regla de: “las segundas partes nunca son buenas”. Después de los catastróficos acontecimientos ocurridos en Nueva York con Los Vengadores, CAPITÁN AMÉRICA Y EL SOLDADO DEL INVIERNO, de Marvel, encuentra a Steve Rogers, alias el Capitán América, viviendo tranquilamente en Washington D.C. e intentando adaptarse al mundo moderno. Pero cuando un colega de S.H.I.E.L.D. se ve amenazado, Steve se encuentra envuelto en una trama de intrigas que puede poner en riesgo el mundo entero. Uniendo fuerzas con Black Widow, el Capitán América lucha por desenmascarar la conspiración cada vez mayor mientras pelea contra asesinos profesionales enviados para silenciarlo a cada paso. Cuando el plan malvado es revelado, el Capitán América y Black Widow piden la ayuda de un nuevo aliado: Falcon. Sin embargo, pronto se encontrarán a sí mismos luchando contra un enemigo colosal e inesperado: el Soldado del Invierno. La película tiene la dosis justa de acción, comedia y ese brillo Marvel que no falta en ninguna de todas las entregas del UMC, pero lo que mejor está logrado son las escenas de pelea cuerpo a cuerpo de “Capi”. El trabajo de rodaje y la dinámica que le pone la cámara en movimiento hacen disfrutar cada una de las secuencias de acción del filme. En cuanto a la compañía, Scarlett y su amada Viuda Negra vuelven a confundir a aquellos que no podemos hilar dos frases en el momento que aparece en pantalla con ese traje de cuero negro. Y tanta es la confusión, que el juego de la cita y la búsqueda de parejas para Steve logran confundir las intenciones y dejan entrever un futuro romance. El 3D y la fotografía de la película son espectaculares y valen cada uno de los pesos que pagamos la entrada y la duración de la misma no resulta excesiva (137 minutos) ya que la trama es sumamente atrapante y los giros que van realizando nos adentran cada vez más en la historia. Para aquellos ansiosos que no terminan de ver los créditos, no querrán perderse los dos regalos que nos dejan los amigos de Marvel antes que se prendan las luces de la sala. “Capitán América 2” es una película que vale la pena ver en cine, en 3D y con un buen balde de pochoclos. ¡Si señores, ese cine también se disfruta!
La supremacía Rogers La oleada de películas de Marvel post Los Vengadores tienen un defecto argumental común: la ausencia del resto de los Vengadores en las películas individuales. Tanto en Iron Man 3, como en Thor: un mundo oscuro, y ahora en Capitán América y el soldado del invierno, los protagonistas enfrentan peligros lo suficientemente grandes como para necesitar del resto de los integrantes. Sin ir más lejos, en esta secuela de Capitán América: el primer vengador, que es básicamente una historia de corrupción dentro de SHIELD (esa súper agencia de seguridad e inteligencia del universo Marvel) se nota claramente la ausencia de Hawkeye (Jeremy Renner), a quien ni se menciona y es un componente importante de la agencia según lo visto en otras películas. De hecho, aparece un personaje segundón como Falcón para suplir esa ausencia, más allá de que este sea, en los cómics, un aliado histórico de Steve Rogers. También digamos que la segunda fase de Marvel está produciendo films más sólidos, aprovechando la consolidación de sus personajes. Iron Man 3 posiblemente sea la mejor de toda esta mega saga hasta ahora, y Thor: un mundo oscuro, aunque siga siendo irrelevante es un poco mejor que la original. En el caso de Capitán América y el soldado del invierno estamos ante una secuela que, aunque sea absolutamente diferente a la original, mantiene la calidad general. La historia es esquemática pero efectiva: al igual que las secuelas de Iron Man y Thor, el Capitán América se va a enfrentar a los demonios de su pasado (principalmente el soldado del invierno) y a la corrupción de la agencia para la que trabaja. La trama que funciona claramente mejor es la segunda: vemos a Steve Rogers convertido en una especie de Jason Bourne, fugitivo perseguido salvaje e implacablemente por sus enemigos. Esto significa ritmo y muchas escenas de acción que son muy buenas. Un gran acierto de Anthony y Joe Russo es hacer hincapié en la potencia física del Capitán América, poniendo de manifiesto su poder que es la fuerza y la agilidad, y dándole un poco de la espectacularidad que tienen de por sí los otros personajes, como Hulk. Por otro lado, tenemos la forzada historia del Soldado del Invierno, que tiene sus altibajos y que frena un poco la trama. Aunque el personaje en sí es un enemigo formidable para Steve Rogers, las escenas de lucha entre ellos son de lo mejor de la película con coreografías contundentes y brutales. Capitán América siempre me ha parecido un personaje simpático e interesante. A grandes rasgos su historia editorial es: nace como personaje obvio de la época, un súper-soldado súper-patriota estadounidense en cuya primera portada le está dando un puñetazo en la cara a Hitler, pero con el fin de la guerra desapareció como era de esperar. En los 70 es resucitado para liderar a Los Vengadores, intenta asimilar que su mundo ha desaparecido y se culpa por la muerte de Bucky, su protegido y amigo en la Segunda Guerra Mundial. En esta última década se lo ha visto liderar la resistencia en la serie Guerra Civil, donde muere (aunque estos personajes siempre resuciten) por enfrentarse a los defensores de la ley de registro de superhéroes, que es básicamente lo mismo que enfrentarse a la ley patriótica de Bush. Allí entiende que no sólo su mundo no existe más sino tampoco sus valores ni su definición de libertad. Estos vaivenes en la historia de Steve Rogers han sido bastante bien asimilados por los responsables de sus películas. Joe Johnston cuenta de manera excelente en su Capitán América: el primer vengador la construcción del símbolo, que es el que actúa como líder natural en Los Vengadores, de Josh Whedon. Es el tipo que lleva la bandera en el pecho, los valores y la voz de mando, el que estuvo en la peor guerra perpetrada por el hombre, el único que no tiene un pasado oscuro o reprobable. ¿A quién van a seguir si no? En la película de Anthony y Joe Russo Rogers termina por asumir su situación en el mundo, convirtiéndose en un líder general y aplicando su visión purista sobre esa agencia degenerada en la que se ha convertido SHIELD, trayendo consigo algo que todos estábamos esperando en el universo cinematográfico de Marvel: consecuencias, sea lo que sea que eso signifique.
Un superhéroe capaz de plantearse dudas Algo sucede en el interior de SHIELD, la organización que nuclea a los paladines de la justicia. Las sospechas del Capitán América no son infundadas, ya que de repente él y Nick Fury quedan en el ojo de la tormenta. Mientras tanto, en el horizonte aparece un nuevo y temible villano, una máquina de matar a la que se conoce como El Soldado del Invierno. Las películas de Marvel son piezas de un enorme rompecabezas. Cada filme de Iron Man, Thor, Los Vengadores y el futuro Hombre Hormiga están relacionados por la línea temporal y por los hechos que los unifican. Son historias dentro de una gigantesca trama que el estudio va hurdiendo al compás de la recaudación. Y le va de maravillas. En este universo, el Capitán América juega un rol preponderante. Marvel está construyendo el líder que en el mundo del cómic nadie discute. Sobre ese rasgo de Steve Rogers gira buena parte de “Capitán América y el Soldado del Invierno”. El Capitán América permaneció congelado desde la época de la Segunda Guerra Mundial. Revivió en un tiempo que no comprende y en el que siente que no encaja. Son sus creencias, tan sólidas como antiguas, las que lo empujan a seguir. Pero las dudas lo asaltan, le fruncen el cejo. Rogers duda y eso también es propio de los líderes positivos. No es un fanático en una época cien por ciento pragmática. Las escenas de acción son fabulosas. Los hermanos Russo las rodaron a toda velocidad, tanta que a veces cuesta seguir el vuelo del escudo del Capitán América (sí, esta vez el escudo es protagonista). Que nadie olvide que esta es una película de superhéroes. ¿Las luchas cuerpo a cuerpo? Sensacionales. El Capitán América no está solo. Viuda Negra lo secunda durante casi toda la historia y en el momento justo Marvel introduce otro héroe clásico de su staff: Halcón. Se necesita eso para resistir los embates del enigmático y poderoso Soldado del Invierno, personaje que llegó para quedarse. Que el Capitán América dude y se haga preguntas no implica que la película sea un estudio sobre la condición humana. Hay límites que a Marvel no le interesa cruzar. De allí que los diálogos transiten por los carriles de la obviedad, por más que sea Robert Redford quien esté hablando en la pantalla. Redford juega un rol decisivo en el entramado de SHIELD, pero mejor no contemos más. Entretenida, vistosa, tan bien hecha como cada pieza del lujoso puzzle de Marvel, “Capitán América y el Soldado del Invierno” cumple con el más trascendente de sus objetivos: deja con ganas de más.
Del universo cinematográfico de Marvel vuelve el Superhéroe “Capitán América” y un villano para temerle “El soldado de invierno”. Se encuentra ambientada 2 años después de los adversos sucesos en Nueva York, en “The Avengers” (en la década del 40 y con todos lo que implicaba la Segunda Guerra). Nos acercamos una vez más a Steve Rogers/ Capitán América (Chris Evans) quien está tratando de encontrar su lugar en Washington D.C. en una época que apenas conoce, todo se complica cuando un colega S.H.I.E.L.D. se ve amenazado. Bajo la conducción de Nick Fury (Samuel L. Jackson) , la ayuda de la Viuda Negra/ Natasha Romanoff (Scarlett Johansson) y Sam Wilson / The Falcon (Anthony Mackie) quien no tarda en unirse a la misión y que tiene la habilidad de volar y comunicarse telepáticamente con las aves; se unirán a otros personajes intentando proteger el mundo. Esta nueva historia contiene otros elementos de la anterior, este superhéroe debe luchar más, debe descubrir quienes son los malos y los buenos quienes resultan bastantes engañosos, mas acción, persecuciones de todo tipo, luchas cuerpo a cuerpo, asesinos a sueldo, detonaciones, cosas que vuelan por el aire, un ritmo vertiginoso, secuencias que te dejarán boquiabierto, muchas sorpresas, misterio, suspenso, intrigas, alguna vuelta de tuerca y el peligro se encuentra latente en todo momento. Muchos personajes que el espectador debe descubrir de qué lado se encuentran, hasta en un momento no se puede confiar en nadie, personajes como: María Hill (Cobie Smulders); Sharon Carter / Agent 13 (Emily VanCamp); Alexander Pierce (Robert Redford) un alto dirigente dentro de S.H.I.E.L.D con una buena relación con Rogers. Personajes que se repiten de la anterior: Peggy Carter (Hayley Atwell); Toby Jones (Arnim Zola); agente Jasper Sitwell (Maximiliano Hernández). Los villanos son: Georges Batroc / Batroc the leaper (Georges St-Pierre) el saltador; Brock Rumlow / Crossbones (Frank Grillo) y otros personajes. El peor es el brutal villano James “Bucky” Barnes/Winter Soldier (Sebastián Stan) en torno al que gira toda la trama en un enfrentamiento constante. Fue el mejor amigo de Steve Rogers y pensaba que murió en el tren de HYDRA cuando cayó al vacío, pero sobrevivió, ahora con amnesia, es un asesino y con un brazo de metal bionico con un símbolo de estrella. Cuenta con todos los elementos del género, con giros inteligentes, entretiene de principio a fin, un presupuesto de unos 180 millones de dólares y hay que quedarse en la butaca hasta el último crédito y logo porque verán escenas extras.
La maestría de Capitán América y el soldado del invierno consiste en la forma en que la película se concibe a sí misma como una tragedia discreta que, a diferencia de los Batman de Nolan o el Superman de Snyder, nunca se presenta como tal. No debe ser nada sencillo encarar un relato trágico y al mismo tiempo renunciar a sus signos más reconocibles, pero de alguna manera, los directores Anthony y Joe Russo lo consiguen y el resultado se percibe sobre todo al comienzo, en la escena en que Steve Rogers, un hombre fuera de su tiempo, criatura trágica por excelencia, recorre el museo dedicado a Capitán América, es decir a él mismo. El cuadro es conmovedor, tan patético como pocas películas de superhéroes (ese género desparejo, con pocas entradas recordables en su haber) pudieron llegar a imaginar: Rogers asiste al relato de su propia vida y busca algo de calma en la descripción de su infancia, su breve paso por el ejército como pésimo recluta, su adhesión al experimento que habrá de convertirlo en un super soldado, la pérdida de su amigo mejor Bucky. La escena dosifica la información necesaria para cualquier espectador que no haya visto la primera Capitán America, al tiempo que retrata al que quizás sea el más melancólico y desolado de los superhéroes: Steve Rogers no tiene nada, todos sus amigos y seres queridos murieron o agonizan; el gran héroe estadounidense solo encuentra consuelo recorriendo sus recuerdos amplificados por un gigantesco museo de alta tecnología, como si asistir una y otra vez a la dramatización de su propio pasado fuera el único vínculo posible que se puede entablar con un mundo desconocido. Esa desajuste fundamental con su entorno pareciera ser la causa de que Steve Rogers adopte un estilo de vida casi monacal: no tiene citas, no se acuesta con mujeres, no sale a divertirse, no tiene amigos con los que compartir sus penas. Solo cuenta con su misión de superhéroe, una tarea noble pero que, como muestra la primera secuencia, tampoco parece representar un gran desafío: el Cap puede infiltrarse en un barco, acabar con sus rápida y sigilosamente enemigos y rescatar a los rehenes sin demasiados problemas. Por eso, si algo podía acrecentar el destino solitario de Rogers, su extranjeridad suprema, es que SHIELD, la organización no gubernamental capaz de darle un sentido a su existencia, esté cooptada por los mismos villanos de su era (los nazis de HYDRA) y que ahora sea perseguido por sus brazos y sus recursos inagotables. Este súper hombre, cuya única fortaleza es fruto de un experimento militar, fue arrancado de su pacífico sueño de hielo y devuelto a un mundo convulsionado por la guerra y los conflictos internacionales; ahora SHIELD, el único espacio que le resulta vagamente familiar, donde puede contar quizás dos o tres amigos, se transforma en su principal adversario y trata de darle caza como a un perro, como si fuera el pasado mismo el que se sale del cauce del tiempo para atormentarlo. La paranoia que corroe el universo de la película es menos un comentario político que el síntoma más palpable de la precariedad emocional del protagonista. No hubo ni habrá un superhéroe tan desamparado como Steve Rogers. La película sabe aprovechar la acción: el montaje es vertiginoso pero deja entender lo que pasa, y en los mejores momentos de los combates y las persecuciones los directores dejan de lado la música y se sirven al máximo del sonido, como en el primer encuentro con el soldado del invierno, una máquina de matar a la que nuestro héroe intenta en vano hacer entrar en razón. Los personajes secundarios que tironean en varias direcciones distintas al Capitán está bien delineados y nunca pierden interés, en especial Black Widow y Nick Fury, verdaderos pilares del relato. La historia trata de darle un poco de espacio al soldado del invierno pero el personaje no cobra el peso dramático esperado: lo suyo parece más una línea narrativa agregada a la fuerza que nunca termina de tomar forma. El final incluye un plan para exterminar a veinte millones de personas que un algoritmo informático desarrollado por HYDRA señala como posibles escollos a futuro para la conquista mundial; la premisa es lo suficientemente ridícula como para que algunos temas de moda (como la vigilancia y la recabación de datos) nunca lleguen a conformar una denuncia sobre los peligros de la sociedad globalizada. Frente a a la amenaza del exterminio, Steve Rogers (con apenas un puñado de aliados) lucha para corregir el presente tanto como para enmendar un oscuro episodio de su pasado que los personajes le recriminan en más de una ocasión; si alguna carga le faltaba al héroe más trágico de todos, eso era una mancha en su conciencia que no se lava ni con el mayor de los sacrificios.
El multiverso Disn...ejem, “Marvel” parece no tener fin y el día que lo encuentre seguramente hará borrón y cuenta nueva. Ya lo hizo, desafiando los límites de la impaciencia del espectador con Hulk de Ang Lee y la posterior versión de Louis Leterrier (que luego quedaría también extrañamente obsoleta, al tener problemas con Edward Norton, reemplazado para Avengers por Mark Ruffalo). Tras el abominable bodrio insufrible de Thor 2: Un Mundo Oscuro, de no ser porque la franquicia aún pisa fuerte, uno podría desear que ese reseteo ocurra nuevamente (esta vez, sí, con causas mucho más justificadas), pero afortunadamente y contra todo pronóstico, ese desalentador pronóstico que puedo haber dejado esa secuela post-Avengers, Capitán América Y El Soldado del Invierno no sólo sale airosa al mostrar las andanzas en solitario del más patriota de los héroes, sino que es, de por sí, una buena película. Parte de ello se debe al guión de Cristopher Marcus y Stephen McFeely, quienes en lugar de apelar a la sobredosis de VFX digitales en plan non-stop, eligen en cambio volver al cine de acción e intriga de los setentas, esbozando una trama paranoica donde nadie es quien parece ser. Es en ese contexto donde la dirección de Anthony Russo y Joe Russo acierta, al otorgar más caracterización que peleas, pero cuando inevitablemente debe caer en éstas (no olvidemos que, después de todo, es otra adaptación de superhéroes) lo hace con precisión y golpes contundentes, que realmente se puede sentir que duelen y no que pertenecen a una cuidadosa elaboración de montaje. El agregado del gran Robert Redford al elenco, en plan Últimos Días del Cóndor es otro acierto. El argumento plantea un conflicto interno en la agencia de protección extra-gubernamental S.H.I.E.L.D, cuando un atentado contra el querido -aunque misterioso- Nick Fury saca al mismo del juego y pone al héroe del título en la mira del asesino. Se abren interrogantes: ¿quién es en verdad ese “Soldado de Invierno”? ¿Quién lo manda? Y lo más importante, ¿por qué el Capitán América parece conocerle? Las preguntas se mantiene abiertas buena parte del metraje de la película, y a medida que la misma avanza se van cerrando, pero a la vez con cada cierre plantean un nuevo camino a explorar, seguramente, en posteriores entregas. Y es que en esto de vender productos a futuro, claro, Marvel/Disney (digamos, Marney) es experto: detrás de los interminables títulos y escenas posteriores (hay una entre créditos, otra después de los créditos, y a esta altura sorprende que no haya una también en la película iraní de la sala de al lado), un aviso reza algo como “El Capitán América volverá y será millones -de dólares en taquilla- en Los Vengadores: La era de Ultrón”. ¡Gracias, Capitán, por salvar al mundo y devolver el entretenimiento a esta saga!
"...Tiene algunos planteos interesantes, por ejemplo un planteo que se ve en el tráiler mismo, cuando le están mostrando toda una tecnología nueva, para perseguir y para matar gente, que supuestamente es para seguridad; el Capitán América les dice 'esto no es libertad, esto es miedo'..." Escuchá la crítica radial completa en el reproductor, (hacé click en el link).
NO ES PAÍS PARA VIEJOS Aunque a simple vista parezca ser solo barras, estrellas y esteroides, el Capitán América es un héroe mucho más complejo. Algunos lo rechazan por su burdo patriotismo norteamericano y su personalidad de Boy Scout, pero lo cierto es que esas características –que tenían razón de ser en sus orígenes (comiqueros) en la década del 40, en plena Guerra Mundial– van quedando en el pasado. Incluso la inocente CAPITÁN AMÉRICA: EL PRIMER VENGADOR (CAPTAIN AMERICA: THE FIRST AVENGER, 2011) era menos patriótica que cualquiera de Michael Bay o Roland Emmerich, con sus planos de banderas estadounidenses flameando en el fondo. Esto se debe a que, cuando Marvel Studios descongeló los comics del Capi, los responsables de la adaptación entendieron que no podían hacer que este personaje sea nuevamente un Tío Sam con poderes. Así que le hicieron sutiles cambios que fueron modernizándolo con cada aparición en cines, y volviéndolo más atractivo para el público de cualquier país. El problema es que muchos espectadores aun no se dieron cuenta de esto y varios siguen rechazando al Capitán que, según las apariencias, defiende incondicionalmente a “América”. Pero el Steve Rogers de Chris Evans no debería llevarse toda la culpa. Como nos mostró su primera aventura bélica, fue el gobierno estadounidense el que le dio un disfraz ridículo y un nombre exagerado para ganar el apoyo del pueblo en tiempos de crisis, en lugar de dejarlo usar sus habilidades para el bien mayor (algo que él decidiría hacer por su cuenta, adoptando ese nombre y ese disfraz como símbolo de algo un poco más universal). Ahora, en la muy superior secuela CAPITÁN AMÉRICA Y EL SOLDADO DEL INVIERNO (CAPTAIN AMERICA: THE WINTER SOLDIER, 2014), el gobierno vuelve a meter la pata con el Primer Vengador. Pero en nuestros tiempos, el gobierno es diferente. Y cuando mete la pata, no hay lugar para la inocencia, ni mucho menos para los superhéroes. Pero no me malentiendan. Sé que Steve Rogers sigue siendo el más patriota en el panteón de Marvel (en el de DC, Superman). Pero al menos se dio cuenta de que su querida patria no es perfecta como pensaba, lo cual es un gran paso para un personaje tan yanqui como éste. Eso que sospechaba en LOS VENGADORES (THE AVENGERS, 2012), aquí se confirma: No se puede confiar en S.H.I.E.L.D. Sus ideas de libertad a cambio de miedo inducido, muertes masivas o invasión a la privacidad (¿Seguimos hablando de S.HI.E.L.D. o del verdadero gobierno de EE.UU.?) no cuadran con el anticuado héroe, que intenta adaptarse a los tiempos modernos, Post-9/11 y Post-Batalla de Nueva York. Y sumado esto a la aparición de un fantasma de su pasado –un infalible villano soviético conocido como El Soldado del Invierno–, el Capitán América encara aquí su reto más difícil y su batalla más personal. Ahora, los conflictos que debe superar son varios y allí radica lo atractivo del film. No solo tiene que enfrentar un doble enemigo, sino también el derrumbe de sus creencias y el permanente choque de sus ideas clásicas con las del mundo actual. Además de cumplir con mucha eficacia la labor de coreografiar grandes escenas de acción y una historia aun más grande, los directores Anthony y Joe Russo (ya contratados para la tercera parte que veremos en 2016) dotaron a Steve Rogers de madurez, empatía y una vulnerabilidad mucho más creíble que los ataques de pánico de Tony Stark. Le sacaron la máscara (y, literalmente, rara vez se la pone de nuevo) para mostrarnos a alguien que, más que un soldado perfecto, es un buen hombre. Y eso hace que la secuela sea mil veces más disfrutable. Obviamente, CAPITÁN AMÉRICA Y EL SOLDADO DEL INVIERNO cuenta con los elementos obligatorios: Espectaculares luchas y persecuciones, incontables referencias al universo compartido y a los comics (¡También un increíble guiño a PULP FICTION y otro genial cameo de Stan Lee!), nerdgásmicas escenas post-créditos y su característica cuota de humor con timing perfecto (aunque no mucho humor, es la menos graciosa de Marvel Studios junto al Hulk de Edward Norton). Pero pese a estos elementos, la película es diferente a todo lo que nos presentó la productora previamente. CAPITÁN AMÉRICA Y EL SOLDADO DEL INVIERNO se niega a darnos demasiados efectos visuales y pantallas verdes (solo abundan en la explosiva secuencia final) y opta por narrar una historia inteligente, intensa, llena de giros (algunos muy obvios, lo admito) y de grandes conflictos (tanto internos como externos), que se asemeja más a un thriller de conspiraciones gubernamentales con tintes setentosos y algunos momentos de acción a veces del estilo Bourne, a veces ochentosos. Inyectándole nueva vida al Universo Marvel y al cine de superhéroes (¿Forma parte de ese subgénero?), la película sorprende placenteramente y se ubica bien en lo alto de la franquicia, como la mejor secuela y uno de los mejores exponentes que nos regaló la compañía hasta la fecha. Pero el constante clima de paranoia no es lo único que atrapa en la continuación del Súper Soldado. El guión (plasmado en pantalla en más de dos horas que –casi– siempre entretienen) se encarga de usar de la mejor manera a cada personaje y deja ver que realmente existe un cierto entrañable afecto entre estos compañeros de laburo. Black Widow de Scarlett "siempre sexy" Johansson es ahora mucho más compleja y divertida; Nick Fury (encarnado por Samuel L. Jackson) recibe las escenas de acción y el respeto que se merece; y Anthony Mackie (Falcon, el sidekick) es un sutil aunque buen agregado al equipo. La participación de estos Vengadores Clase B ayuda a apaciguar la personalidad incorruptible del Capi, que a veces puede llegar a cansar al espectador que ya vio mil veces a un héroe inspirando a sus compatriotas con un emotivo discurso o ayudando estúpidamente al malo (sí, aquí hay ambas cosas). Es que, por más seria o moderna que sea, sigue siendo la película de un superhéroe creado en los 40s. Esto significa que el heroísmo clásico iba a estar inevitablemente presente en alguna parte. Sin embargo, eso aquí ayuda, ya que es la constante tensión entre sus ideales y los del presente lo que unifica y le da fuerza y sentido al film. Creo que lo único que no disfrute por completo fueron los villanos: El Soldado del Invierno participa menos de lo que pensaba (aunque sí da lugar a buenas escenas de lucha y drama), y sentí como retroceso la sorpresiva revelación de los verdaderos malos que se esconden en las sombras. Aun así, esta entrega de CAPITÁN AMÉRICA es un paso adelante en muchos otros aspectos. La acción (que va desde combates muy bien coreografiados en calles, barcos y ¡ascensores!, a persecuciones por rutas y cielos) es real, orgánica y se justifica SIEMPRE; Evans nunca decae y la película se atreve a mucho. Se anima a ser violenta, seria, oscura y a darle humanidad a sus protagonistas (algo que viene perfeccionando de a poco la Fase 2). Se atreve a alterar drásticamente el Universo Marvel, a dejar continuada su historia y a presentar personajes cargados de ambigüedad. Es que, en la actualidad, no todo es blanco o negro. En nuestros tiempos, no todos los villanos son monstruos nazis con cráneos rojos y no todos los héroes son súper soldados perfectos. Si los eruditos hablaran de un “Cine de Superhéroes Posmoderno” (el cual seguramente incluiría a THE DARK KNIGHT, WATCHMEN y otras con ideas similares), esta secuela figuraría allí por una sola razón. Porque, a diferencia de muchos otros coloridos films de enmascarados justicieros, CAPITÁN AMÉRICA Y EL SOLDADO DEL INVIERNO nos muestra el mundo tal como es y no como nos gustaría que fuera.
De la II Guerra a la era Snowden Para muchos sudamericanos, el Capitán América es símbolo de imperialismo, de tan disfrazado de barras y estrellas que estuvo siempre. Pero el único héroe de Marvel de la Edad de Oro de los cómics (al menos el único que sobrevivió, en la ficción y la realidad) fue creado por Joe Simon y Jack Kirby durante la Segunda Guerra, y era el “supersoldado” ideal para combatir la amenaza nacionalsocialista, de la mano de su ladero Bucky Barnes. Cuando dos décadas después Stan Lee (editor y multiguionista) se unió a los lápices de Kirby para hacer historia en la Edad de Plata, tuvo la gran idea de descongelar (literalmente) al soldado del escudo: había caído en aguas polares en su última misión y había permanecido en animación suspendida. Se podía jugar entonces con su desfasaje por el tiempo perdido, que se fue agrandando conforme el presente de la narración siguió en presente y el pasado del “Capi” se mantenía en los ‘40. Esto para aclarar que muchas de las buenas ideas de las películas de Marvel se basan en epifanías que tuvo Lee hace medio siglo. Porque si la primera película de esta serie estaba ambientada en la Gran Guerra y en la reunión de “Los Vengadores” se explotaba un poco este desfasaje, aflora a pleno en “Capitán América y el Soldado del Invierno”. Veamos: una de las gracias (que se apreció en deliciosos diálogos en “Los Vengadores”) es que Steve Rogers tiene, a pesar de sus destrezas sobrehumanas y su habilidad para el comando militar, la cabeza de un soldadito de otros tiempos: divide entre buenos y malos, amigos y enemigos, y las complejidades del mundo moderno lo confunden. En tiempos de las guerras de Irak y Afganistán, de la vigilancia electrónica y modernidades, ya no es tan fácil armarse el mapa como en los viejos tiempos. Así que su desplazamiento temporal va más allá de los discos que no escuchó o del hecho de que su gran amor sea hoy una ancianita senil. Nuevos tiempos De todos modos hay una tensión sexual, como no, con la Viuda Negra, Natasha Maximoff, la ex KGB que trabaja para Shield. Justamente la desconfianza con ella es parte de la tensión: ella tiene una agenda distinta de misión, recuperar cierta información en un superpendrive de una plataforma de lanzamiento de Shield que deben rescatar de unos piratas franceses, curiosamente en simultáneo con un proyecto de seguridad preventiva de la agencia. Rogers no entiende la compartimentalización que impone Nick Fury, el director de la agencia, basándose en principios de seguridad, o sea de desconfianza de todos. Así están las cosas hasta que un ataque parece haber aniquilado al duro director, y empieza a tallar la figura del secretario Alexander Pierce, quien clama por la captura de Steve y Natasha, culpándolos de ocultar información. Por lo que en el estilo de historias de Phillip K. Dick: el emblema del sistema empieza a ser perseguido por ese mismo sistema; así que el del traje patriótico tendrá que cambiarse a prendas de paisano y empezar a moverse de incógnito para esconderse de sus compañeros. La trama seguirá desarrollando intrigas, y aparecerán dos nuevos personajes clave: “El Soldado del Invierno”, un “supersicario” que esconde varios secretos, y un nuevo aliado: Sam Wilson, veterano paracaidista de Irak, entrenado para utilizar los tecnificados equipos Falcon. También los apoyará la agente María Hill (asistente de Fury) y... alguien más que no revelaremos aquí. Todo indica que hay una infiltración en la agencia, así que habrá que ver hasta dónde llega. Impacto Anthony y Joe Russo vienen de hacer carrera en el cine de comedia, y quizás fueron convocados para eso: para darle una onda canchera a la historia pergeñada por Ed Brubaker y redondeada por Christopher Markus y Stephen McFeely. Y salen bastante bien parados, aunque por momentos parece que la película “se hace un poco larga” (quizá porque la madeja de la conspiración es muy extensa). Pero es interesante poner al héroe en la era post Bush y post Snowden: ni siquiera una franquicia de Marvel parece poder escapar del espíritu de época. En cuanto al despliegue visual, está dentro de los parámetros acordados en la saga de películas vengadoras interconectadas, con buenas escenas de acción, despliegue de efectos visuales, una fotografía luminosa y un poco de destrucción a lo grande. Otra novedad al respecto, que asombra a algunos: el bueno de Rogers va a sufrir bastantes palizas: ni los superhéroes son indestructibles. Héroes renovados Chris Evans ya demostró que puede darle una impronta característica a este personaje que oscila entre la encarnación de la “subordinación y valor” y alguien que se mueve según lo que cree correcto; y en esa línea se mantiene. Como contrapartida, Scarlett Johansson hace ya un par de películas que nos convence de que es una agente letal en frasco chico y fisonomía y voz sugerente. El caso de Samuel L. Jackson es particular: cuando se lanzó el “Universo Ultimate” (una relectura de los cómics de los personajes de siempre de la editorial, que influyó en elementos de los nuevos filmes) se decidió que Fury fuera negro, pelado, y curiosamente muy parecido a Jackson. No sabemos si estuvo directamente basado en él, pero era una opción inevitable para el personaje. Y la verdad, se lo nota a sus anchas. Otro al que no le cuesta nada encontrar el tono para su personaje es a Robert Redford, una buena incorporación al elenco, como el secretario Pierce. Completan este equipo Anthony Mackie, correcto como Wilson, la bonita Cobie Smulders como Hill y Sebastian Stan, en una personaje que unirá pasado y presente. Por supuesto, Stan Lee hace su habitual cameo y no cuesta nada identificarlo. Las puntas abiertas van para dos lados, como corresponde: para la continuidad de la saga Vengadora, y para una hipotética tercera película del veterano Capitán. ¿Seguirá por la libre o volverá a ser un empleado público? En algún tiempo lo sabremos.
Sin llegar a las cimas de belleza plástica y clasicismo narrativo de la primera “Capitán América” (un film cuyo corazón pesa toneladas), esta nueva aventura del personaje es una combinación de dos clases de película: el thriller paranoico de los `70 (la película que está funcionando detrás, y no solo por la presencia de Robert Redford, es “Los tres días del cóndor”, de Sidney Pollack) y el espectáculo de pura acción propio del superheroísmo. La mezcla funciona mejor en las peleas cuerpo a cuerpo y en las secuencias donde los personajes se enfrentan con medias palabras. Son todos grandes actores, algo que no suele reconocerse en esta clase de films, y le otorgan credibilidad a lo increíble. Hay otro elemento interesante: la confrontación entre los valores tradicionales de la utopía americana y los valores reales, relativos, del mundo que nos rodea. Es un film raro ideológicamente: crítico de los Estados Unidos y fiel a América, con o sin rango. La pelea entre el “villano” y el “héroe” (las comillas son obligadas dada la relatividad de cada uno) tiene un elemento iconográfico nada ingenuo: tanto la estrella americana como la soviética (el villano también viene del pasado, un residuo de la Guerra Fría) solo difieren en el color. También allí, sutilmente, el film dice algo interesante: la verdadera pelea, entre el bien y el mal, se da dentro de los hombres. Nada mal para “una de superhéroes”.
Y Marvel Films no para. Por suerte. Ya de lleno en la “fase 2” de las andanzas de Los Vengadores, ahora le toca nuevamente a Steve Roger, el Capi (Chris Evans), volver al ruedo en solitario. O no tanto, porque esta vez lo acompaña la avenger más hermosa y letal: Viuda Negra (Scarlett Johansson). Ambos descubrirán que S.H.I.E.L.D. incurre en extraños y peligrosos manejos. Nick Fury (Samuel L. Jackson) revela que hay un programa ambicioso para detener a los criminales del mundo antes de que cometan atrocidades, y con sólo disparar unos pocos misiles... Un concepto desaprobado por Steve y sus colegas, pero no por los infiltrados en la organización, quienes comenzarán a perseguir y atacar a nuestros héroes. ¿Tendrá algo que ver Alexander Pierce (Robert Redford), el alto mando de S.H.I.E.L.D.? Para peor, los malos de turno tienen un as en la manga: el Soldado del Invierno (Sebastian Stan), un mercenario cuya aura de misterio sólo es superada por su eficacia para exterminar a sus oponentes. A diferencia de Capitán América: El Primer Vengador, que transcurría durante la Segunda Guerra Mundial y funcionaba como uno de los seriales que hacían furor en aquellos tiempos, esta secuela es un moderno y vibrante thriller político con secuencias de acción. La estructura remite a los mejores exponentes de ese subgénero, con auge en los ’70, como Los Tres Días del Cóndor, protagonizada -no por cualidad- por Redford. Esas películas cuestionaban el mundo que nos rodea, principalmente a quienes supuestamente deberían servir y proteger. Pero la película no se queda en un producto serio, ya que los directores Anthony y Joe Russo (responsables de la serie Community) saben insertar humor y hasta momentos dramáticos e introspectivos: pese a su carácter de luchador contra el mal, Steve aún debe encontrarle la vuelta al siglo XXI y empezar de cero en cuanto a relaciones de amistad y sentimentales.
La ideología de los superpoderes. La industria cultural necesita maximizar la ganancia a través de obras plausibles de ser explotadas en diferentes formatos y con diferentes productos. Los superhéroes conforman una marca, un logo que permite esa expansión. Dentro de este mapa de acumulación exitosa de capital a través de la atractiva figura del superhéroe, Capitán América y el Soldado del Invierno (Captain America: The Winter Soldier, 2014), la secuela de Capitán América: El Primer Vengador (Captain America: The First Avenger, 2011), crea una historia de acción fantástica que mantiene a los guionistas de la primera parte, Christopher Markus y Stephen McFeely, quienes trabajan nuevamente sobre los personajes creados por Joe Simon y Jack Kirby para los comics de Marvel. La dirección de la historia que continúa con la interminable batalla por la libertad, concepto ya vaciado en el cine de todo contenido y significado, estuvo a cargo de los hermanos Anthony y Joe Russo. Explotando el éxito de los comics entre los adultos, la historia de Capitán América y el Soldado del Invierno se centra en la organización S.H.I.E.L.D. (Strategic Homeland Intervention, Enforcement, and Logistics Division), una invención de Stan Lee y Jack Kirby para Marvel, cuya misión era lidiar con amenazas supernaturales y paranormales. Nick Fury (Samuel L. Jackson), el director de la agencia, descubre que la misma ha sido infiltrada y deposita su confianza en Steve Rogers (Chris Evans) para desenmascarar la red que busca controlar la organización para eliminar la libertad de la que aparentemente gozan todos los ciudadanos alrededor del mundo, tras un intento de asesinato por parte de un grupo comando camuflados en uniformes de policía.
Operación: Renacimiento. Marvel descongeló a Anthony y Joe Russo para ponerlos a la cabeza de Capitán América y el Soldado del Invierno, basada en el cómic homónimo y polémico, porque es el número en el que el guionista Ed Brubaker decide resucitar a Bucky Barnes -el Robin del Capi durante la Guerra en los años 40-, cuya muerte había sido clave para la génesis de uno de los héroes más antiguos de Marvel. El Soldado del Invierno ya no tiene la heroicidad del ícono estadounidense, sino que muestra a un héroe cuyos valores resultan anacrónicos; un hombre que trata de ajustarse a la época en la que vive y de paso se divierte poniéndose al día con eventos importantes que se ha perdido, como el estreno de La Guerra de las Galaxias. Lo que tenemos entonces es un héroe atormentado por su pasado, al que sus experiencias de guerra y la pérdida de sus amigos le han dejado traumas, luchando por sobrevivir en un mundo al cual no termina de entender. La única forma de seguir adelante y combatir los fantasmas de su pasado es sirviendo a su país como agente especial de S.H.I.E.L.D, porque Steve Rogers es el boyscout definitivo; y esta vez tendrá que decidir entre obedecer órdenes o seguir su instinto y el consejo de Fury: “No confíes en nadie”. Con esa sentencia como ABC de cualquier película de espionaje, los directores hacen de la nueva entrega del súper soldado, un gran thriller político de conspiraciones con reminiscencias setentosas. Acá no hacen falta portales interdimensionales, mitologías, razas alienígenas ni villanos de planetas lejanos: esta vez los superhéroes/ superagentes deben lidiar con problemas políticos, sociales y económicos de este planeta. Los enemigos son villanos de carne y hueso cuya sed de poder y codicia los llevará a querer destruir a toda la humanidad. Pero lo más interesante de la película es que se atreve a cuestionar a S.H.I.E.L.D, asociada al gobierno de Estados Unidos. Ésta ya no es una organización segura, porque el team conformado por el Capitán, la Viuda Negra y El Halcón, deberá desmantelar la conspiración que planea ejecutar una rama de la agencia de inteligencia, llamada HYDRA.
Súper soldado recargado Marvel parece no tomarse descanso y cada vez más títulos emergen, con primeras, segundas partes y con un estilo que aparenta haber encontrado la receta justa para conectar y satisfacer al espectador. En ese cóctel que combina acción, adrenalina y cucharadas justas de picardía y humor, las proyecciones que exponen las andanzas de los héroes no sólo simplemente entretienen, sino que además convencen al punto tal de animarse a explorar lo próximo que salte a la gran pantalla, incluso para quienes no han tenido la oportunidad de leer todos los cómics. Y mucho de eso hay en esta entrega del súper soldado, figura que no había sido correctamente sondeada en cuanto a su incursión cinematográfica. Pero también vale destacar que el lanzamiento de la ultra taquillera The Avengers en el año 2012 ha servido como impulso y ayuda para que se ponga mayor énfasis de asistencia y de expectación en cada obra vinculada a la productora. Nuevamente contamos con Chris Evans, a sus anchas por su porte y musculatura que le exige el rol de encarnar a Steve Rogers-Capitán América, escoltado de la siempre sensual Scarlett Johansson como Viuda Negra en una aventura que involucra también a Robert Redford como Alexander Peirce, un importante dirigente de la S.H.I.E.L.D. Allí, las cosas no marchan del todo bien puesto que la seguridad mundial se halla en peligro tras una serie de manejos y amenazas que se irán desentramando durante el transcurso de la historia. A nuestros protagonistas se les une Halcón (Anthony Mackie) y, en conjunto, son los encargados de llevar a cabo diversas acciones a fin de remediar el potencial y caótico escenario que se empieza a presenciar. Capitán América y el soldado del invierno arranca con chispa, y con mucha fuerza. El vigor y el desenfreno que portan las secuencias de enfrentamientos lógicamente se posicionan del flanco que agrupa a los puntos más altos del film, algo que se anuncia en su sugerente tráiler. Las batallas cuerpo a cuerpo son veloces, dinámicas, cooperando la mano del director al añadir movimientos de cámara ágiles que refuercen ese estímulo con el que se invita al espectador a relamerse. Pero no todo se ubica en la parafernalia a la que se recurre para las disputas; a la finalización de cada evento desbordante de acción, ante el auge, le sigue naturalmente una caída de ritmo que podría ser menos vertical de lo que acaba siendo. Esa intermitencia de matices o dificultad para encontrar puntos medios quizás sea uno de los aspectos menos positivos de la cinta. Interesante resulta la indagación que se hace sobre el personaje de Steve Rogers, en una búsqueda interior y melancólica orientada hacia el pasado que el propio protagonista refleja a partir de interrogantes sobre su condición actual. La película deja un buen sabor, principalmente por el avasallamiento (para nada invasivo ni molesto, sino todo lo contrario) de imágenes en las cuales nuestro héroes nos regalan un gran abanico de saltos, patadas, golpes de puño y todo aquello que contagie de energía al público. El balde de pochoclos es una condición innata para el visionado de Capitán América y el soldado del invierno. LO MEJOR: la dinámica de las escenas de enfrentamientos y todo lo que rodea a este tipo de secuencias, como la recurrencia a la no musicalización para alertar más los sentidos y la concentración. La química entre los personajes. Las buenas participaciones de Redford y Samuel Jackson. Entretenida y vistosa. LO PEOR: un poco más de dos horas de metraje quizá sea mucho para narrar este tipo de historias. Momentos de declive agudo de ritmo. PUNTAJE: 7
La segunda parte de Capitán América aspira a una narración donde se muestran los conflictos internos del héroe pero, con el correr de los minutos, todo queda desdibujado en un sinfín de escenas de acción. En Capitán América y el soldado del invierno, Steve Rogers sigue colaborando con S.H.I.E.L.D., la agencia de seguridad dirigida por Nick Fury. Junto a The Black Widow, emprende peligrosas misiones que aseguran la paz mundial. O, al menos, eso es lo que cree. Luego de que Nick Fury sufre un atentado, en lo que es la mejor secuencia de acción de la película, por parte del sicario conocido como El soldado del Invierno, Rogers se convierte en fugitivo y junto a The Black Widow y Falcon (Anthony Mackie) buscarán desenmascarar una conspiración que incluye a Hydra, la poderosa organización que Rogers conoció durante la Segunda Guerra Mundial. El jefe de la seguridad nacional Alexander Pierce (Robert Redford) lo acechará como un sabueso haciendo valer todos los recursos a su alcance para detener a los desertores. El comienzo de la cinta es prometedor. Rogers está fugitivo, cuestiona los medios que utiliza S.H.I.E.L.D. para acabar con sus enemigos y sus valores tambalean pero todo esto se esfuma. Pronto caemos en una continuación de escenas de acción muy bien filmadas y coreografiadas pero que no hacen otra cosa que distraer al espectador del conflicto por el que atraviesa el protagonista. Esta vez la dirección cayó en manos de Anthony y Joe Russo. Con una trayectoria que incluye varias comedias para televisión (Community, Arrested Develoment), se muestran cómodos con un género que hasta ahora no habían abordado. Los problemas comienzan cuando deciden volcarse totalmente a la acción y dejar de lado los aspectos más interesantes de la narración. Asimismo, Chris Evans, Scarlett Johansson y Samuel Jackson se repiten en sus papeles y no agregan nada a sus respectivos personajes en una película que tiene como único objetivo seguir sacando el jugo a una factoría y preparar el terreno para Los Vengadores: La Era de Ultron. SI 3/5 Ficha técnica: Dirección: Anthony Russo, Joe Russo Guión: Christopher Markus, Stephen McFeely Género: Acción, Aventura, Ciencia Ficción País de origen: Estados Unidos Año: 2014 Estreno(Argentina): 27 de marzo de 2014 Distribuidora: Disney
No tan hermosa visualmente como la primera parte, esta secuela es una muy buena continuación de aquella historia iniciática. Hiperkinética, con un ritmo vertiginoso, funciona como entretenimiento para iniciados y para el amante del cine de aventuras
Si podemos encontrar una crítica generalizada contra todas las películas de Marvel, es ese tono infantil y su humor bobo que todas las películas han llevado. Entendiendo de una manera errónea que, si son películas de cómics deben de ser películas para niños, Marvel ha optado por el tono desenfadado para atraer más audiencias, estrategia que le ha servido muy bien, basta con ver los números que ha logrado opacando a su competidora DC. Pero después de todo, no es tan malo darse cuenta que se pueden hacer productos tan buenos sin necesidad de la misma fórmula. La secuela del líder patriota de las barras y las estrellas, el capitán américa, tiene una mezcla bien definida entre película de acción y de espías, sin dejar de lado a los héroes. Y es que sin tanto colorido, y con un poco más de diálogos inteligentes y de drama, construyen una secuela al estilo The Dark Knight, no por la magnificencia de esta última, sino con el villano presente, quien es el que desata todo el caos, pero sin ser el actor principal. Traición mediante, la infiltración de Hydra destapa todos los secretos de SHIELD y avanzamos ante una trama más oscura. Ya no es el simple "salvar al mundo de los aliens" sino que ahora es "salvar al mundo de nosotros mismos". Falta ver si toda esta trama no desemboca en una resolución sencilla, recordando que, aparentemente, es la última película de fase 2 que conectará con Avengers 2, pues la que nos falta, Guardians of the Galaxy, apunta a eventos en el espacio y una posible relación con la fase 3, lo mismo que Thor 2. Ahora, el rompecabezas no fue lineal como la fase 1, sino que tendremos que seguir todas y cada una de las pistas que nos dejen (incluida la serie de Agentes de SHIELD), para poder entender todo lo que sucede, porque por fin, hoy tienen un producto de calidad que no sólo es para niños, sino para adultos, esos que son los verdaderos fans de Marvel. Excelentes las adiciones de Robert Redford, Frank Grillo y Anthony Mackie. Expanden el universo con personajes icónicos y sus acciones son las mejores de la película
Capitán América y el Soldado del invierno es entretenimiento puro y garantizado para pasar dos horas a lo grande, siempre y cuando se la vea en pantalla grande en una sala de buena calidad, ya que sino sería un desperdicio. La historia es muy buena y está bien armada como para ofrecer espectáculo visual y argumento en forma equitativa. Las escenas de lucha están brillantemente...
El Capitán de las barras y estrellas vuelve a las andadas en la anticipadísima segunda parte de su propia película, luego del éxito arrollador de ese gran blockbuster que fue Avengers. Luego de tener que adaptarse a los tiempos que corren y pelear en la Batalla de Nueva York para salvar a la Tierra de la invasión alienígena comandada por Loki, tendrá que decidir si también quiere adaptarse a la agencia donde trabaja, cuyos códigos morales no son los mismos que los suyos. En esta entrega, los guionistas se las vuelven a ingeniar para que nos olvidemos de todo lo que representa Capitán América y podamos apreciarlo por sus propios méritos y virtudes, que no son necesariamente los de la nación que le da nombre al superhéroe. Al igual que en la primera película, Steve Rogers pondrá en tela de juicio la integridad de los planes de aquellos cuyo poder político está muy por encima del suyo, y defenderá a escudazos todo aquello en lo que cree y por lo que ya “murió” una vez. Para ello deberá aprender en quién puede confiar y en quién no, pero no será tan complicado como cabría esperar dentro una agencia de inteligencia donde nada es lo que parece, y donde el espionaje y contraespionaje están a la orden del día. La trama no aspira a más de lo que puede darnos un film de este género, y resuelve sus conflictos con buen ritmo mientras todo explota por los aires y vuelan las piñas y tiros en todas direcciones. El subtítulo de la película hace alusión a un nuevo y poderoso enemigo que deberá enfrentar Capitán América en su nueva misión, el cual tiene mucho que ver con su pasado. Para quienes no hayan visto o no recuerden la primera peli, a no temer, hay pantallazos que resumen brillantemente lo fundamental, y de paso nos van dando pistas sobre la identidad del susodicho Soldado del Invierno. No será el único personaje nuevo, ya que por primera vez podremos ver a Falcon, el sidekick por excelencia del Capi. Como si fuera poco, Natasha Romanov -mejor conocida como la Viuda Negra- vuelve a entrar en escena, jugando un papel fundamental en toda la historia. La acción se hace sentir en dosis monumentales de peleas perfectamente coreografiadas y ataques espectaculares. También hay algunos espacios para el drama, la comedia, y algo de suspenso, como ya nos tiene acostumbrados desde hace rato el universo cinemático de Marvel, que vuelve a cumplir con todo lo que promete. Mucha pero mucha adrenalina es lo que nos deja al final de las dos horas de duración, y dos escenas post-créditos que nos adelantan algo de lo que será Avengers: Age of Ultron, ya en etapa de filmación.
El crecimiento del Capi Grata sorpresa esta secuela del "Capitán América", y digo sorpresa porque la primera a cargo del director Joe Johnston ("Jumanji", "Jurassic Park 3") había sido muy buena, sobre todo teniendo en cuenta que debía sortear el obstáculo, no menor, de adaptar a la gran pantalla un personaje bastante polémico por la exacerbación del patriotismo estadounidense en su persona y la falta de vigencia de su función como héroe en el mundo actual. El cambio de director no parecía auspicioso y todo indicaba que la secuela no iba a ser de lo mejor, pero finalmente resultó un éxito aún mayor que el que nos ofreció Johnston en 2011. En esta ocasión encontramos al primer vengador adaptándose a la vida del siglo XXI y descansando de los hechos de destrucción que tuvieron lugar en la película de "Los Vengadores". Su descanso no dura demasiado ya que descubre una gran conspiración para destruir el mundo que llega hasta las raíces del mismísimo S.H.I.E.L.D. La trama propuesta es bien interesante y retoma el hilo de la primera parte sin dejar de lado los hechos sucedidos recientemente. A esta altura no es un secreto que vuelve el personaje de Bucky Barnes (Sebastian Stan) convertido en el Soldado del Invierno para ser la contra parte más fuerte del héroe, pero el villano no está solo, sino que es parte de un Hydra que se ha extendido y crecido mucho más a través de los años. El tono del film es más oscuro, más adulto, pero sin perder el aura de humor Marvel que se viene exhibiendo en sus productos cinematográficos. Los personajes han evolucionado, la trama se ha complicado y por ende el entretenimiento ha crecido. Muy buenos son los trabajos de sus protagonistas, Chris Evans, Scarlett Johansson y Samuel L. Jackson, sobre todo Scarlett que ilumina con su carisma todas las escenas de las que forma parte. También es buena la participación de Robert Redford y el nuevo héroe Anthony Mackie como Falcon. Quizás el menos agraciado sea Sebastian Stan, que si bien no hace un mal trabajo se destaca menos, quizás limitado por la naturaleza de su personaje. Para concluir, diría que Marvel de a poco va puliendo sus productos y los buenos resultados se van notando. Se van tomando más en serio la trama y hacen que cada nuevo capítulo sea más épico en lo visual sin caer en lo grotesco o exagerado. Si te gustó la primera entrega tenés 2:15 hs aseguradas de entretenimiento.
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Superhéroe alla Jason Bourne. Voy a comenzar la crítica con una aseveración que puede sonar exagerada, pero no lo es: la continuación de Capitán América tiene algunas de las mejores secuencias de acción que he visto en el cine. Me atrevo a decir, de hecho, que las coreografías de combate cuerpo a cuerpo superan a las observadas en la trilogía de Jason Bourne, gracias a la soberbia e inesperada dirección de los hermanos Russo. La acción en Captain America: The Winter Soldier merece improvisar un adjetivo: es desfibrilante. Las piñas y las patadas rozan el rostro del espectador, al tiempo que las balas silban a su costado. Hay también alguna que otra persecución automovilística que corta el aliento, y dos o tres momentos sublimes de suspenso, brillantemente ejecutados. No hay muchas vueltas que darle; esta segunda entrega del emblemático superhéroe norteamericano es técnicamente perfecta, y su impacto sensorial es envidiable. De eso se trata la película y en eso se destaca, aunque en otros aspectos tampoco defraude, como ser su trama y estilo narrativo. The Winter Soldier invierte en un tipo de relato inusual en el género, más vinculado al mundo del espionaje que al de la historieta. No voy a decir que es un gran thriller político como he leído por ahí, porque sinceramente no me parece que lo sea y porque tampoco creo que intente serlo; pero sin lugar a dudas el guion presenta una sólida base argumental para conducir la acción y el suspenso con mayor eficacia y verosimilitud, al tiempo que le permite también desarrollar y humanizar más a sus personajes. Difícil de superar lo que han hecho los directores. La variedad, creatividad y precisión de las tomas utilizadas en las escenas y su posterior edición alcanzan los más altos estándares cinematográficos. Ésta no es la típica película de superhéroes, sino algo así como una mezcla entre Jason Bourne y Misión Imposible protagonizada por el Capitán América; un deleite visual con muy escasas comparaciones. Ha arrollado a su predecesora y para mi gusto, se ha ganado un lugar entre las mejores exponentes en su género. Para ver muchas veces.