Ser padres hoy Cuando se conjuga en una animación una idea original, una puesta dinámica y una serie de personajes divertidos, es cuando un film puede trascender su propuesta más allá de cualquier requerimiento industrial. Cigüeñas: La historia que no te contaron (Storks, 2016) de Nicholas Stoller y Doug Sweetland trastoca el propio origen que la funda y es ahí donde el film se presta a un disfrute pleno. En la trama de Cigüeñas: La historia que no te contaron hay un “cuentito” bien narrado desde el comienzo, y eso es justamente su principal virtud. El mundo de entrega de bebés por parte de las cigüeñas se ha trastocado. Cansados de los peligros que implicaba entregar pequeños a lo largo del planeta, los plumíferos detectaron que era mucho más simple y redituable encargarse a la venta y distribución de productos online. Así pasan de ser los principales “proveedores” de niños para convertirse en una empresa multimillonaria superando a las más conocidas que ofrecen este tipo de servicios alrededor del mundo. Y mientras la empresa crece, de la mano, o mejor dicho, del ala del Jefe, un pequeño soñador llamado Junior quiere ascender y escalar lo más alto que se pueda en la organización. El jefe le hace una propuesta: si logra “despedir” de la organización a Tulip, una humana que no llegó a destino por el capricho de una de las cigüeñas, el puesto de jefe será suyo. El film toma ese punto para generar el conflicto y tensión entre los dos personajes, quienes además suman una tarea: entregar un bebé por pedido de Nate, hijo único del matrimonio Gardner, quién al ver que sus padres no le prestan nunca atención, desea de sobremanera tener un hermano para compartir su tiempo. La definida personalidad de los personajes es uno de los puntos más interesantes de Cigüeñas: La historia que no te contaron que recupera cierto espíritu de las mejores comedias americanas clásicas, en donde lo físico y el punchline refuerzan su argumento. Además la película trabaja sobre la imaginería relacionada al origen de los niños, y la nueva actividad de las aves asociada a la sociedad de consumo (con crítica a la misma), para actualizar su sentido esencial de entretener. Porque aquí con humor, ironía y altas dosis de incorrección, todo se modifica en beneficio de la historia que se cuenta.
Alimentando el mito Seguramente habrás escuchado aquella historia donde las cigüeñas se encargaban de traer a los bebés. Bien, el filme parte de esta premisa, aunque posee un giro inesperado: hace años que las cigüeñas ya no entregan bebés y hoy se dedican a las entregas de compras online. Aquí es donde entra en escena Junior, una de las cigüeñas que está a punto de ascender en su empleo después de mucho tiempo, a quien le piden despedir a Tulip, la única humana que trabaja junto a las cigüeñas.
En Monte Cigüeña, se encuentran estas plumíferas aves que trabajan transportando bebés humanos hacia sus respectivos hogares, a la espera del cariño paterno y materno. Pero ya han pasado varios años que las cigüeña dejaron de hacer este trabajo, ellos ahora se dedican a otras cositas. Junior es un ave que anhela con muchas ganas un ascenso laboral para tener una vida de lujos y comodidades, ahora que está a punto de obtenerlo se le presenta un reto para conseguir ese preciado puesto: despedir a Tulip, una joven humana de 18 años que convive con estas aves. Accidentalmente ambos activan la Máquina de Hacer Bebes y una niña sale de él, Junior y Tulip deben de entregar a esa bebe antes de que las cosas se salgan de control trayendo consecuencias para ambos. Este es el nuevo largometraje animado de Warner Bros.Pictures, mismo estudio que trajo “La Gran Aventura Lego” y que aquí cuenta una historia bastante divertida, que entretiene a grandes y chicos con carcajadas varias a lo largo de toda su duración. Es muy habitual que los chicos hagan preguntas algo incomodas que coloca a los padres en situaciones complicadas, y la más difícil es “¿De dónde vienen los bebés?”, acá de forma muy graciosa se creó una historia para relatar eso, dando algo de color y por que no también de momentos algo dramáticos. Película animada que ofrece gran variedad de personajes, muchos de ellos son queribles como Junior o la manada de lobos (que son partes de una de las escenas más graciosas del film) y también la familia Gardner, los humanos del film. En el elenco original que componen la película están: Andy Samberg, Kelsey Grammer, Katie Crown, Keegan-Michael Key, Jordan Lee, Jennifer Aniston, Ty Burrell & Danny Trejo. Cigüeñas: La Historia que no te Contaron es la película ideal para pasar un buen momento en familia, puede parecer algo absurda, está lejos de compararse con Disney, pero cumple con su cometido. Lo bueno: El humor es el punto fuerte de la película sin ninguna duda. En los últimos minutos del film se puede apreciar algo que puede sorprender a los más grandes, a no perder detalle en eso. Lo malo: Al tener muchas escenas cómicas algunas pueden llegar a ser agotadoras.
Una alocada carrera animada Es poco probable que los chicos nacidos en los últimas dos décadas hayan escuchado alguna vez el mito de las cigüeñas y su servicio de entrega de bebes. Sin embargo, esa vieja historia que utilizaban las abuelas para despistar a chicos curiosos por saber cómo llegaron al mundo consiguió su propio film de animación. Una película tan llena de ideas gráficas y narrativas que para que pudieran entrar todas en los menos de cien minutos de metraje obligaron a los realizadores a ponerlas en pantalla a una velocidad supersónica. Así nos presentan a Junior, la cigüena más veloz del servicio de entrega de paquetes para el que trabaja desde que las aves dejaron a los humanos el asunto ese de traer niños al mundo. Un cambio provocado por un confuso episodio que de alguna manera involucró a Tulip, la joven que vive en el Monte Cigüeña desde entonces. Más confusiones transformarán a Junior y Tulip en compañeros de viaje, obligados a entenderse si quieren hacer la entrega de sus vidas: el último bebe creado vía carta. En este caso escrita por un nene, hijo único de padres demasiado ocupados, desesperado por un hermanito con habilidades de ninja. Entre la aventura de Junior, Tulip y la beba, y lo que sucede con la familia que la espera, Cigüeñas avanza rápido aunque esa rapidez no equivale necesariamente a ritmo. Es que el guión escrito por Stoller, talentoso creador de comedias para adultos como Get Him to the Greek y Buenos vecinos, y el gran regreso de los Muppets a la pantalla grande, quiere divertir a los pequeños con personajes alocados y tiernos, y hacerle un guiño a los padres primerizos igualmente fascinados y preocupados por la llegada de sus hijos. Y por momentos cumple con ambos objetivos como en las escenas que involucran a una ocurrente y persistente manada de lobos o aquella en la que más que la batalla entre el bien y el mal importa no perturbar el sueño de la beba. Menos exitosas son las secuencias que involucran a la familia humana cuya trayectoria narrativa es más errática que el vuelo de una cigüena cargando un bebe en su pico. Con una manada de lobos persiguiéndola detrás.
Del mito al hecho hay mucha animación El mito de las cigüeñas y los bebés, actualizado en una comedia que tiene toques de genuina emoción. La cosa es más o menos así: si en animación hay que imaginar una historia nueva y no replicar personajes, los estudios de Hollywood no se preocupan por la verosimilitud -como tampoco lo hacen si hay epidemia de secuelas- y apelan a personajes que generen simpatía inmediata y no tengan un solo costado. Cigüeñas entra en este tipo de filmes, y como por ejemplo Shrek, que se basaba en un cuento de hadas, pero reformulado, aquí se basan en el mito de que son esas aves las que traen a los bebés al mundo. Claro que esa fábula o idea fantástica se actualiza: las cigüeñas recibían las cartas de los papis, fabricaban bebés, los transportaban a través de las nubes en una suerte de cápsulas espaciales y los llevaban a destino. Los verbos en tiempo pasado son porque ahora, en vez de despachar bebés, despachan y entregan paquetes. Montaña Cigüeña se amazoneó, y se convirtió en cornerstone.com. Es lo que hay. Lejos de allí, hay un chico, Nate, hijo único que tiene padres workaholics, que como no le prestan atención pide un hermanito. La reacción paterna es reírse y pasar a otro tema -típico- pero cual lema napoleónico (persevera y triunfarás) Nate encuentra en la buhardilla un prospecto para pedir bebés (¿él habrá llegado traído por cigüeñas?) y manda por sí mismo la carta. Ya antes la trama muestra a Junior, la cigüeña que está por ser promovida si logra que la beba que se quedó allí, Tulip, y ahora tiene 18 años, es despedida o llega a su hogar. Entonces tenemos a Junior, Tulip, un pajarito y el bebé hermanito de Nate por un lado, y a Nate y sus padres que le empiezan a prestar atención, por el otro. Y en el medio una conjunción en esta road movie -por supuesto que Junior, hasta herido, llevará con Tulip y el pajarito al bebé a la Tierra- con varios momentos como mojones de viaje. Y como si todo no está descubierto, si algo funcionó hay que aprovecharlo: una manada de lobos perseguirá a los héroes y formará figuras diversas, al estilo del cardumen de Buscando a Nemo. Lo que remarca a Cigüeñas es la emoción que se apodera del filme casi en sus momentos finales. La calidad de la animación podrá ser mejor, o no, pero como bien dijo alguien, en el cine lo que importan son las historias. Y aquí hay una.
La película de animación de la semana tiene detrás a un director y guionista de comedias con una carrera interesante, Nicholas Stoller (Muppets, Malos vecinos), y una historia algo compleja: las cigüeñas han cambiado de rubro, del delivery de bebés a la entrega de cosas, como un Amazon plumífero. Son una gran corporación y Júnior acaba de ser ascendido a jefe. La primera tarea que se le encarga es la de despedir a la huérfana Tulip, una chica que, 18 años atrás, no fue entregada porque la cigüeña a cargo se encariñó con ella. Como ahora es mayor de edad, pueden liberarla, deshacerse de ella. Por otro lado, un niño desatendido por sus padres sueña con tener un hermanito y manda la carta a la cigüeña. Tulip es quien la recibe y, sí, la máquina de fabricar bebés vuelve a ponerse en funcionamiento. Juntos, Tulip y Júnior intentarán entregar a la preciosa bebé que han fabricado. Cigüeñas es una simpática comedia con ritmo de aventuras sobre la fuerza del amor paternal y los lazos familiares, pero algo enrevesada. Las situaciones se resuelven arbitraria, caprichosamente -los padres desaprensivos pasan de pronto a ser amorosos, la acción se define a partir de ocurrencias injustificadas de los personajes- y el interés se diluye en las idas y vueltas de la situación central. Los más chicos se van a perder un poco. Los más grandes se van a divertir, aún cuando buena parte del humor parece pensado para los adultos.
Las luces se apagaron y comenzó la película. A mi lado un nene de dos años y dos meses (mi ahijado) que suele aburrirse seguido y se dispersa fácil no sacó los ojos de la pantalla durante todo el metraje. Ese va a ser mi punto de análisis para Cigüeñas, película por la que no daba dos pesos y que me terminó sorprendiendo por lo entrañable de su historia. Claro que no es la mejor opción animada y dista de ser el mejor exponente que ha ofrecido Warner pero cumple muy bien con su propósito: hacer pasar un muy buen rato a los chicos y que los adultos disfruten. La ópera prima de los directores Nicholas Stoller y Doug Sweetland mantiene un buen ritmo que no decae en ningún momento pero tampoco sorprende. Su mayor atractivo es lo que generan los bebés y el mix entre lo real y lo caricaturesco que consiguieron para la animación de los mismos. También están muy bien logrados algunos estereotipos típicos de una oficina, detalles que serán únicamente identificados por el público adulto así como también algún que otro chiste sobre el “de dónde vienen los bebés cuando las cigüeñas no los traen”. En resumen Cigüeñas es buen entretenimiento de calidad para los más chicos y que se deja disfrutar mucho por los padres.
En un año donde el cine de animación trajo más promesas que guiones, llega Cigüeñas, una historia fresca, con mucho ritmo y mucho trasfondo que va a entretener y emocionar a chicos y grandes al mismo tiempo que transmite un hermoso mensaje de familia. Junior es una cigüeña que trabaja para una compañía que hace años “entregaba” bebes pero que cambio el rubro para dedicarse a la entrega de encomiendas, un negocio mucho más lucrativo y menos comprometido desde lo emocional. El superior de Junior le informa que será ascendido a jefe próximamente, pero que antes tiene que despedir a Tulip, una niña humana que quedo sin entregar hace 18 años pero de la cual la empresa ya no es responsable por haber alcanzado ella su mayoría de edad. La trama se complica cuando Junior en lugar de despedirla, la encierra nada más y nada menos que en el lugar donde llegaban hace años las cartas de pedidos de bebes. Ahí es donde entra en juego Nate, un niño que deseoso de tener un hermanito, escribe la carta a escondidas de sus padres y la envía. Dicha correspondencia es recibida entonces por Tulip quien produce al bebe y entonces se tienen que embarcar con Junior en una aventura en la cual hay que entregar urgentemente a la hermanita de Nate antes que todo este asunto salga a la luz. ¿Compleja la trama de Cigüeñas? Parece, pero los chicos no se pierden, está muy bien explicado todo y los personajes son carismáticos, logrando así que la concentración de la audiencia sea la ideal. Y no solo es la trama lo interesante, todo lo que se habla en la subtrama tiene mucha profundidad también. Las nuevas familias, los cambios de la sociedad, la falta de vínculos… Y una de las mejores cosas que tiene esta película es donde justamente, están fallando la mayoría de las otras: los personajes secundarios. Los lobos, los padres de Nate, y hasta el desubicado Jasper, están perfectos. El doblaje al español es muy prolijo, lo cual también le agrega mucho a la actuación del elenco dibujado. Cigüeñas es una película hermosa, que va a dejar contentos a todos los miembros de la familia, con un excelente guion, una estética muy cuidada y personajes interesantes que emocionan, y que al mismo tiempo da lugar a la reflexión sobre el estado de la familia actual.
La nueva apuesta de animación de Warner Bros., con Phil Lord y Chris Miller (realizadores de la exitosa The LEGO Movie) en la producción y bajo la co-dirección de una dupla tan curiosa como dispar –Nicholas Stoller (Get Him to the Greek, Neighbors) y Doug Sweetland (técnico animador en Pixar)- llega con una premisa que parte de un tema casi olvidado del imaginario popular: los bebés traídos por las cigüeñas. A partir de esto se construye un relato entretenido y enteramente dirigido a la audiencia infantil.
Cómo encontrar a la familia Durante décadas las cigüeñas fueron las encargadas de llevar a los bebés con sus familias pero ahora todas trabajan entregando productos para un gigante de ventas por internet. Junior (Andy Samberg) es una cigüeña que acaba de cumplir el millón de entregas, su jefe Hunter (Kelsey Grammer) le informa que ha sido ascendido y que Junior es el candidato a tomar el lugar que dejará vacante pero para eso deberá encargarse de Tullip (Katie Crown), una humana que ha estado viviendo con las cigüeñas desde bebé, ella es de buen corazón pero bastante torpe y varias veces ha puesto a la montaña al borde de la destrucción. Cuando Junior cree haber solucionado el problema se encontrará con que Tullip puso en funcionamiento la fábrica de bebé con la carta de Nate (Anton Starkman), un niño ignorado por sus padres que quiere un hermanito. Ahora se embarcarán en una gran viaje con el fin de dejar a la bebé sana y salva en su hogar. Nicholas Stoller, director de comedias como ¿Cómo sobrevivir a mi novia?(Forgetting Sarah Marshall, 2008), Misión Rockstar (Get Him to the Greek, 2010) y las dos Buenos vecinos (Neighbors, 2014), escribe y dirige junto con Doug Sweetland (director del muy buen corto de Pixar, Presto) su primer película animada. Una colorida y entretenida aventura con una idea bastante original, la película divierte en gran parte pero no puede evitar caer en los clichés de pareja despareja que debe pasar por una odisea para cumplir su cometido, hay chistes para todo tipo de público. Los personajes son bastante queribles y se empatiza rápido con ellos. Cigueñas: La historia que no te contaron, llega de la mano de Warner estudios, que fue responsable de La gran película de Lego (Lego Movie, 2014) y de la próxima Lego Batman La Película, por esa razón el corto anterior a la película tiene relación con la compañía.
Muchos pergaminos, pocos logros. Los codirectores de Cigüeñas, Nicholas Stoller y Doug Sweetland, provienen del núcleo duro de la Nueva Comedia Americana y del Departamento de animación de Pixar, respectivamente. Entre los productores figuran Chris Miller y Phillip Lord, responsables de dos grandes películas de animación como Lluvia de hamburguesas y La gran aventura Lego, además de John Requa y Glenn Ficarra, dupla a cargo de las venenosas Una pareja despareja (I Love You Phillip Morris) y Loco y estúpido amor, y del guión de la vitriólica Un Santa no tan santo. Es cierto que el cine no es una ecuación aritmética ni mucho menos, pero los nombres detrás de Cigüeñas invitaban a pensar que el resultado sería bastante distinto al deslucido, esquemático producto infantil que finalmente es. Lo primero que llama la atención de este film es la eliminación de cualquier elemento que remita al universo de sus hacedores: aquí no hay absolutamente nada de la chispa retorcida de las comedias de Stoller (recordar las dos Buenos vecinos, sobre todo la segunda), ni de la inventiva audiovisual de Lord y Miller, y ni hablar del espíritu corrosivo de la ópera prima de Requa y Ficarra. Lo que hay, en cambio, es una típica película construida en el escritorio de un ejecutivo de Hollywood, una amabilísima fábula que funciona –intenta funcionar– menos por progresión dramática que por acumulación de situaciones. Que son muchas: Junior (voz de Andy Samberg en el doblaje original) puso durante años sus alas al servicio de una empresa de transporte de bebés, y ahora hace lo propio pero con aparatos electrónicos. Junto con el anuncio de un ascenso le llegará otro: deberá echar a Tulip –ojazos claros y rizos colorados, como si Sweetland se hubiera afanado los diseños de Valiente antes de vaciar su escritorio en Pixar–, una humana criada entre los plumíferos debido a un revire de la cigüeña encargada de trasladarla hasta su casa. Igual que en casi toda la obra del estudio del velador saltarín, la familia –natural o electiva– es aquí el gran tema del relato, a la vez que su motor: por ahí también anda un chico que, hastiado de la adicción laboral de sus padres, pide un hermanito. ¿Los encargados de traerlo? Junior y Tulip, obvio. Ellos iniciarán un larguísimo viaje con el bebé a cuestas atravesando las mil y un adversidades. En ese sentido, no hubiera venido mal suprimir algunas en pos de un mayor desarrollo de cada una de las restantes, ya que el resultado es un congestionamiento de subtramas a resolverse a como dé lugar. Las hay bien resueltas (los lobos formando vehículos es, nobleza obliga, un hallazgo bellamente delirante), pero en su mayoría no. Los nombres de los responsables de Cigüeñas, entonces, tienen más peso en los créditos que en la pantalla.
CIGÜEÑAS, BEBÉS Y DELIRIO Una de animación con un contenido bizarro. Juega con el mito de las cigüeñas entregando bebés, una antigüedad hasta para ellas. Ahora entregan paquetes. Pero un ave a punto de ser ascendido activa la “maquina de hacer niñitos” y deberá entregarlo antes de que su jefe se entere. Contara con la ayuda de la única humana del lugar (fruto de otra equivocación). Ahí empieza un ritmo frenético con ideas delirantes que llevaran a las cigüeñas a encontrar su real vocación, su antigua misión. Argumento raro pero entretenido producido por el estudio de “La gran aventura lego” con final emotivo.
La última película de Warner Animation Group tiene una particularidad que destaca ya que para contar la historia de un tema tan antiguo sobre cómo los bebés son traídos al mundo a través de las cigueñas, elige hacerlo bajo la dirección de un duo bastante nuevo en dirección de animación; por un lado, Doug Sweetland (realizador del corto Presto) quien debuta en la dirección y, por el otro, Nicholas Stoller (director de Malditos Vecinos) y debutante en el género de la animación. Dentro de este contexto, la película Cigueñas supera con lo justo las expectativas iniciales sugeridas desde el trailer: los directores primerizos logran un viaje alocado en una historia que no cuenta nada nuevo, pero que logra entretener y convoca a la risa, en más de una oportunidad. Dándole un giro a la conocida leyenda sobre la entrega de bebés, las cigueñas han cambiado de rubro y, ahora, se dedican al reparto de paquetes puerta a puerta, dentro de una super empresa llamada Cornerstore.com. Allí, trabaja Junior, quien el mismo día donde le confirman su ascenso, le asignan la tarea de despedir a la única humana que trabaja en Montana Cigueña, la huérfana Tulip, un bebé que dieciocho años atras por razones a descubrir no pudo ser entregada. Por supuesto para dar inicio al conflicto, Junior no podrá con esa tarea y terminará complicando todo, tras un percance laboral se volverá a activar la vieja máquina que crea bebés y, es en ese instante, cuando se dará inicio a una aventura donde deberán entregar a la nueva bebé a la familia que la solicitó a través del viejo correo cigueñal. De esta manera, entra en juego la segunda trama, una familia compuesta por padre y madre, completamente adictos al trabajo y su pequeño hijo Nate, quien desea más que nada en el mundo un hermanito para compartir sus solitarios días. La propuesta es válida y logra su cometido de entretener, la animación está dentro de la perfección a la que estamos acostumbrados a ver (aunque luego del film Kubo, la vara se ha elevado bastante), por eso no resalta ni compone un despliegue visual que no hayamos visto antes, la paleta de colores saturadas ya la hemos disfrutado en Río (otra de plumíferos) y, seguramente, la veremos en mayor escala en la próxima película a estrenar Trolls. El punto donde el film cae un poco es justamente en su necesidad de adrenalina constante, los personajes parecen casi siempre estar al borde de un ataque de nervios, los chistes con humor infantil en pocas ocasiones y con humor adulto en la mayoría, se entregan uno tras otro casi sin respiro. En las escenas de la manada de los lobos (un símil a las hienas del Rey León), un grupo de desquiciados mamíferos que quieren apoderarse de la bebé a toda costa, el chiste explotado hasta el fin funciona, pero como todo el film intenta seguir ese ritmo histriónico, se vuelve todo demasiado repetitivo. Ahora bien en esta velocidad fílmica, algunos momentos encuentran el punto justo para el disfrute y la posible reflexión del público adulto, temas como el tiempo compartido entre las familias, el lugar que el trabajo ocupa en nuestras vidas corriendo el foco de lo que verdaderamente importa, la competitividad generada en el ámbito laboral, la necesidad de pertenencia y sobre todo la idea de familias ensambladas, si bien la manera que eligen mostrarlo es a través de planos cortos y cerrados, el mundo de la animación empieza a animarse a mostrar al público infantil este tipo de familias, con dos madres, dos padres, madre o padre soltera, y esa apuesta es uno de los puntos más favorables y si se quiere, emocionantes que tiene el film. Cigueñas podría ser una película más, tal vez lo sea, pero el salpique de alegría que desborda la pantalla se impone ante algunas fallas de un guión, por momentos, algo absurdo.
Una linda comedia de animación para toda la familia, divertida, emotiva, colorida, buena banda de sonido, llena de personajes, disparatada, original y con una banda de lobos muy especiales. Tiene varios mensajes. Es una fábula entretenida.
Producción animada que no figurará entre las mejores del año dentro de este popular segmento. Nicolas Stoller ya había dado pruebas de su valía para el humor adulto en las dos entregas de la saga Buenos vecinos, y Doug Sweetland había mostrado lo suyo en el Departamento de Animación de Pixar. La suma de ambas voluntades en la dirección da como resultado Cigüeñas, una película de animación que no está a la altura de los pergaminos de ninguno de sus hacedores. El protagonista es Junior (voz de Andy Samberg en el doblaje original), quien durante años voló al servicio de una empresa de transporte de bebés, pero ahora, mutación empresarial mediante, hace lo propio con aparatos electrónicos. Su jefe le anuncia un ascenso, siempre y cuando antes eche a Tulip, una mujercita criada entre plumíferos que ya cumplió 18 años. La culpa le impedirá a Junior concretar el pedido, y Tulip terminará a cargo de la abandonada oficina de pedidos de bebés. Lo que ella no sabe es que bajo ningún punto de vista debe reactivar los equipos, razón por la cual no duda en ponerlo en marcha cuando llegue la carta de un chico que, harto de la soledad, suplique por un hermanito. La premisa es una mera excusa para que Junior y Tulip inicien un frondoso viaje pleno de peripecias. Peripecias que en su mayor parte no funcionan debido al carácter esquemático que sobrevuela a un relato de aventuras cuya principal característica es el encadenamiento de más y más situaciones y subtramas. Así, Cigüeñas es un producto menor dentro del cada día más expandido universo del cine de animación infantil.
Cigüeñas: para volver a creer Una nueva película de animación de los productores de La Gran Aventura Lego lleva a los niños a revivir el mito de su llegada al mundo de una manera muy graciosa. ¡No digan nada! A esta altura del partido, no cabe duda de que Chris Miller y Phil Lord son LOS productores de films para niños (indiscutible título luego de las dos Lluvias de Hamburguesas y La Gran Aventura Lego), y también para adolescentes gracias a las dos muy divertidas entregas de Comando Especial. En Cigüeñas, Lord y Miller ofician sólo como productores, pero su mano se nota no sólo en los diseños de los personajes sino también el lo irreverente de un humor que en ningún momento intenta tomar a los chicos por tontos, sino que se pliegan a sus juegos de una manera increíblemente natural. En Cigueñas, hay dos historias que se complementan: la de Tulip, una huérfana a la que las cigüeñas –que desde hace años han dejado de entregar bebés y ahora distribuyen artefactos eléctricos- no pudieron llevar nunca con sus padres por un hecho que se devela a lo largo de la película, y la de Nate, un nene que quiere un hermanito para paliar su soledad, agravada por el hecho de tener dos padres workahólicos. Nate envía la carta a las cigüeñas, que llega a una oficina en la que está Tulip, que -distraída- despacha la correspondencia y el público se puede imaginar el resto. La joven y su jefe cigüeña Junior -que está desesperado por un ascenso- buscarán llevar a la beba a su casa antes que se enteren los dueños de la empresa. La película oscila entre una "road movie" y la comedia familiar, depende la alternancia de escenas, en la que se suceden una serie de situaciones desbordantes de humor, condimentadas por personajes muy hilarantes como una manada de lobos que son capaces de armar vehículos con sus cuerpos. Los directores de esta película son Nicholas Stoller, uno de los portaestandartes del nuevo humor norteamericano que este año estrenó la segunda entrega de Buenos Vecinos, y Doug Sweetland, que aporta toda la pericia que adquirió en el departamento de animación de Pixar, empresa para que la que dirigió el divertidísimo corto Presto. Con todos estos antecedentes, Cigueñas pasa a ser una película muy recomendable para los chicos de todas las edades, que además de hacer gala de un humor a toda prueba no deja de lado lo emotivo y contiene escenas que hacen piantar algún suspiro (algunos) y lagrimón (otros) sin que por ello se borre la sonrisa de la cara.
Luego de la película de “Lego” en el 2014, Warner Bros. Animation vuelve al cine con una propuesta más despareja, con mucho color y con adorables personajes, pero con un guión que no explora sus personalidades ni los temas de su historia.
Olvídate de todo lo que pensabas que sabías acerca de cómo vienen los bebés al mundo, porque ya ni las cigüeñas los traen. Resulta que ahora, estos simpáticos animalitos alados no vuelan para entregar un niño en pañales, sino importantes paquetes que forman parte de toda una corporación internacional llevada adelante por un magnate de los negocios. En ese contexto, el ave protagonista, de nombre Junior, está a punto de ser nombrado jefe, cuando ocurre lo inesperado; el peor escenario de todos… Han pasado años y años desde que las cigüeñas lograron desprenderse de ese trabajo por el cual eran catalogadas, y por culpa de una niña huérfana que quedó abandonada en la empresa, todo se desmorona. Así es, Tulip es el único ser humano que convive en medio de ese caos, y lo único que desea es encontrar a su familia, quienes jamás recibieron ese empaque que contenía a una pequeña de cabello ondulado y rojizo. Su rebeldía la lleva a inventar todo tipo de objetos y excusas para salir al exterior, hasta que un día, la situación se sale de control. Accidentalmente, pone nuevamente en funcionamiento la máquina de hacer bebés, reactivando el instinto maternal de Junior, y obligándolo a emprender un viaje para entregar a un nuevo integrante que con tanto entusiasmo están esperando allá abajo, e intentando contra viento y marea no ser descubierto por el dueño de Cornerstore, o su mayor sueño quedará truncado para siempre. Claro que el camino será un sinnúmero de obstáculos, donde deberán lidiar no sólo con una manada de lobos obsesivos sino también con la vieja cigüeña culpable de aquel accidente en el que Tulip quedó presa para siempre. Cigüeñas, la historia que no te contaron (en inglés: Storks) es el nuevo film que produjo Warner en medio de uno de los mercados más competitivos. Los responsables son los mismos detrás de la película de LEGO, aunque debo decir que increíblemente esta historia es más original y provoca mucha más risas. No es ningún hallazgo increíble, pero cumple con la función de entretener. Los animales siempre tienen ese encanto y esa capacidad de hacer ver la ridiculez tan fresca y divertida que hoy día es difícil imaginar un proyecto de estas características sin al menos uno de ellos. En general tiene algunas fallas en cuanto a personajes de relleno que nada aportan a la riqueza de la trama y quedan como un simple relleno, pero el género infantil siempre perdona. La regla número 1 es NO ENCARIÑARSE, y sin embargo, la combinación explosiva de elementos tiernos que hay en esa hora y media de relato, nos hacen sentir estúpidamente golosos; ni hablar a los protagonistas. Transmitiendo valores esenciales como el amor, la responsabilidad, la perseverancia, la camaradería, y demás cosas que nunca faltan (ni sobran) en estos largometrajes, Cigüeñas es muy bella para verla en familia y seguir confundiendo a nuestros niños sobre la mera verdad (jeje). ¿Un dato curioso? Desde 1999 que Jennifer Aniston no prestaba su voz a un personaje animado, cuando fue Annie Hughes en El gigante de hierro (The Iron Giant). En esta ocasión es una madre workaholic que aprende una gran lección gracias a su pequeño hijo.
Elogio de la natalidad Narra una aventura apta para todo público, protagonizada por humanos y cigüeñas en busca de sus padres. "Papá, ¿cómo nací?”. “Te trajo la cigüeña, hijo”. De pequeños, muchos fueron víctimas de este mito delirante usado por padres que quieren zafar de la incómoda pregunta. En Cigüeñas, animación a cargo de los directores Nicholas Stoller y Doug Sweetland y producida por los estudios Warner Bros. Animation, el mito es la realidad y los bebés son fabricados por las cigüeñas después de ser pedidos, a través de cartas, por los humanos. Junior, el protagonista principal, es una cigüeña que trabaja en la fábrica de bebés con ganas de ascender. Tiempo atrás, un pedido falló y una beba llamada Tulip se quedó a vivir con las cigüeñas. En el presente, Tulip es una adolescente traviesa que desea encontrar a su familia, aunque le cuesta alejarse de su familia postiza. El percance con la entrega de Tulip hizo que el jefe de la fábrica decidiera cambiar la entrega de niños por la entrega de paquetes. Mientras tanto, un niño de nombre Nate, hijo único de un joven matrimonio, se siente poco atendido por sus padres y decide escribir él mismo una carta a las cigüeñas para pedirles un hermanito. A la acción Después de la presentación de estas dos historias, se da inicio a una desopilante aventura entre humanos y cigüeñas en busca de sus padres. Cigüeñas es desquiciada y tierna a la vez. Desquiciada porque confunde celebración de la vida con incitación a la procreación indiscriminada (aquí se trata de llenar el mundo de bebés). Y es tierna porque son justamente las escenas dulces y afectivas las que conmueven. Cuenta con un par de gags efectivos y con algunos giros en la trama que resultan ocurrentes y graciosos, como hacer que una manada de lobos pueda transformarse en lo que sea (submarino, camioneta, puente). En el mundo de Cigüeñas no existe la sexualidad. Pero no por ser un tema tabú ni por tratarse de un producto infantil, sino porque desentonaría con la realidad de la película.
Warner Animation nos trae un relato emotivo, disparatado y de lo más original Partiendo de la base que el capitalismo es el sistema económico y social que impera desde hace años ¿Por qué las cigüeñas no se van a sumar al mismo? La película se sitúa en una época en la que el famoso mito de los bebés y las aves zancudas ya no son negocio. Apostadas en una visión netamente comercial ahora las cigüeñas despachan paquetes de todo tipo —libros, celulares, cafeteras, etc.— menos niños. Junior es un ave ambiciosa que anhela con creces un ascenso laboral, para que esto suceda le piden que despida a Tulip, la última humana que no pudo ser entregada a tiempo y que se crío en Monte Cigüeña. Ella es algo torpe y genera pérdidas. Junior no se atreve a echarla, entonces la confina al área de pedidos de bebés, la cual se encuentra en desuso. Por otra parte está Nate, un niño con muchas ganas de tener un hermanito. Sus padres adictos al trabajo no le hacen caso hasta que él encuentra en un viejo folleto la dirección de Monte Cigüeña para realizar el pedido. La misiva que envía Nate será la que desate el conflicto ya que accidentalmente Tulip creará a su hermanita en la prohibida máquina de bebés. Junior y Tulip emprenderán la aventura de entregar a esta niñita sin que los demás se enteren. La nueva apuesta de Warner trae una historia novedosa, con personajes adorables y varios pasos de humor absurdo. Recurso más que justificable dentro de la lógica de la animación, donde todo puede suceder. Si Cigüeñas presenta algún problema es que por momentos el relato se vuelve errático, lo cual hace que su ritmo decaiga. Son como situaciones aisladas que no logran una conexión completa con la trama central. Pero estos tiempos diluidos se compensan con personajes amables y honestos, con gags disparatados, pero sobre todo con una alta dosis de amor y emoción.
La reseña express de este estreno podría ser algo así. "Una colorida película de animación que logra a entretener a los más chicos en el cine con personajes divertidos". Si bien es cierto que los niños no se van a aburrir con Cigüeñas, también es un hecho que la van a olvidar por completo 20 minutos después que salieron de la sala. No está mal que los chicos tengan una propuesta para entretenerse el fin de semana, pero si nos ponemos a analizar un poquito más esta producción la verdad que es decepcionante. No porque sea mala, sino que se da algo peor, es mediocre e intrascendente. Cigüeñas fue dirigida por Nichollas Stoller, responsable de Malditos vecinos 1 y 2, quien no tiene nada que ver con el mundo de la animación, y Doug Sweetland, un ex artista de Pixar que trabajó en varios de los filmes de esa compañía. Ninguno de los dos jamás tomaron conciencia que estaban haciendo una película para Warner Bros, un estudio que representa palabras mayores en el mundo de los dibujos animados. Nos referimos a una compañía histórica que fue responsable de brindar clásicos emblemáticos como los Looney Tunes, Merrie Melodies, Animaniacs, Tiny Toons, Fenomenoide, Quest for Camelot y las series de Batman y Superman de DC. Hay una historia que deber ser respetada y Cigüeñas simplemente no está a la altura de lo que representa Warner para el mundo de los dibujos animados. Que una producción de semejante compañía parezca una película independiente realizada en Sudáfrica, como Zambezia (a la que no tiene nada que envidiarle) es vergonzoso. Si se tratara de ese caso uno podría ser más indulgente con esta propuesta, porque se entiende que los estudios independientes cuentan con mayores limitaciones en todos los campos. Ahora que un estudio de la historia de Warner en este género haga un film como Cigüeñas es triste. La producción de los directores Stoller y Sweetland es un collage de lugares comunes que copia de manera burda elementos que vimos hasta el hartazgo en el último tiempo. Otra vez tenemos los infumables personajes con personalidades diferentes que tiene que unir fuerzas para llegar a un lugar determinado. Una idea con la que vienen robando en Hollywood desde Toy Story. También incluyeron predecibles escenas humorísticas, que resultan redundantes, momentos emotivos trillados y el infaltable bebé tierno que copiaron de La era de hielo y Monsters Inc. 70 millones de dólares de presupuesto y no se les cayó una idea. Ni siquiera le pusieron el mínimo esfuerzo al diseño de los personajes que lucen iguales a todos los filmes recientes de animación computada de Dreamworks, Sony e Illumination (La vida secreta de tus mascotas). Cigüeñas parece una película hecha sin ganas y a las apuradas sin la motivación de contar una buena historia. Todo el concepto que presenta la trama fue pobremente trabajado y seguramente despertará algunas preguntas en los niños menores de seis años. Según la trama, los bebés nacen de una máquina industrial y las cigüeñas los reparten como si se tratara de un servicio de Amazon. En este cuento los padres son simples niñeras. Buena suerte con las preguntas de los pequeños a la salida del cine. Seguramente le va ir bien a este film porque no hay tantas opciones infantiles en la cartelera, pero se trata de una propuesta mediocre que no está a la altura de lo que representa Warner en la animación. El año que viene para esta misma fecha el estudio estrenará la nueva película de Scooby Doo, quien volverá al cine de animación después de 20 años. Ojalá brindé un film más decente que lleve con dignidad el clásico logo de esta compañía.
No será una gran innovación en técnica, pero sí una deliciosa película para pasar un gratísimo momento en familia. Si bien se puede decir que es una más del montón, creo que es importante recordar que las películas animadas están destinadas principalmente para los niños, y que a veces por...
MISIÓN Y FAMILIA Cuando papá y mamá se quieren mucho, escriben a París para encargar a su bebé. O eso creíamos. Resulta que las cigüeñas no sólo no están en París –tienen su propia montaña- sino que cambiaron el rubro: forman una enorme empresa global de ventas por Internet. Sin embargo todo puede cambiar, sobre todo si anda una torpe humana –la única en la compañía- llamada Tulip dando vueltas y activa por accidente la Máquina de Hacer Bebés. Junior, que está a punto de ser ascendido, se ve obligado a entregar el adorable “paquete” para no tener problemas. De la mano de Doug Sweetland –animador de joyas de Pixar como Monsters Inc. y Buscando a Nemo– y Nicholas Stoller –director del rubro teen, entre otras de Malditos vecinos 1 y 2- llega la apuesta animada de Warner Bros. que funciona como respiro entre las películas LEGO de la división de animación. Puede que basarse en mitos del imaginario infantil –como ya hizo este año La vida secreta de tus mascotas– no sea lo más original, pero la propuesta es atractiva y los personajes están llenos de carisma. Incluso la paloma Toady, que es exasperante para los protagonistas, tiene el poder de conquistar al público con sus achaques. De hecho, la mayor parte del peso cómico viene dada por los personajes secundarios, como un pollo dispuesto a usar extraños artefactos para poder volar o una manada de lobos increíblemente bien organizada. El trabajo de animación es bastante bueno, lo suficiente para justificar el uso de lentes 3D –experiencia poco recomendable con películas no animadas-. Lo único reprochable al respecto es que parece que los pingüinos no tuvieran ojos, lo que es un poco perturbador. La película es muy entretenida, pensada para los chicos pero también para los adultos que los llevan al cine. Además del viaje epifánico que lleva a pensar a Junior su verdadera misión, los Gardner –la familia del pequeño Nate, que encargó un hermanito- retoman un planteo moderno: ¿está la tecnología alejando a padres e hijos? ¿La próxima vez que levanten la vista del monitor, el nene de la familia va a ser un adolescente a punto de irse a la universidad? Tal vez sea un buen momento para dejar el celular a un costado un rato y llevar a los chicos al cine. CIGUEÑAS: LA HISTORIA QUE NO TE CONTARON Storks. Estados Unidos, 2016. Dirección: Doug Sweetland y Nicholas Stoller. Productora: Warner Animation Group. Guión: Nicholas Stoller. Fotografía: Simon Dunsdon. Música: Jeff Danna y Mychael Danna. Duración: 89 minutos.
Me había perdido Cigüeñas. Y al ver Trolls, de la que escribí acá, tuve la necesidad de verla con premura. Así que al otro día vi la primera película animada escrita y dirigida por Nicholas Stoller, que está haciendo una carrera muy importante centrada en la comedia (Forgetting Sarah Marshall, Get Him to the Greek, The Five-Year Engagement, Buenos vecinos). El codirector es Doug Sweetland, el del corto Presto de hace unos cuantos años y con destacada trayectoria como animador para Pixar. Trolls es, antes que una película, casi la definición de lo que se entiende de manera peyorativa por producto: uno vistoso, vendible, llamativo. Y una película sin alma, sin ánima, no animada y que no se anima, que no puede armar emociones, cuyo relato es endeble probablemente porque confía demasiado en la acumulación de elementos. Pero estos elementos son meros ingredientes que apuntan a diferentes públicos y no necesariamente hacen cohesión. Los elementos de Trolls no son solidarios. La película tiene lujos en la banda sonora, colores y brillos de sobra, un 3D inoperante, y poca raigambre en las mejores tradiciones animadas (el cinismo shrekiano es un recurso agónico antes que una tradición). Cigüeñas es de Warner, y honra la historia animada de la compañía, por ejemplo con los lobos en formaciones delirantes y brillantemente cómicas. Hay secuencias con la velocidad absurda del cartoon, con humor anárquico, sin necesidad de atarse a las referencias teledirigidas hacia los adultos, con la convicción de que todavía es importante delinear personajes que vayan más allá de trazos básicos, la pasión palpable por la aventura del cine, y por la posibilidad y el placer del juego. Por la felicidad de poder jugar. Cigüeñas, además, es una de las pocas películas animadas estrenadas este año que no depende de una marca previa y no es un refrito de muchas otras fórmulas ya probadas. Cigüeñas cuenta un cuento, nada menos. Y, como decíamos, se permite y nos permite jugar.
Cigüeñas: Lecciones de paternidad directas desde el cielo. Las sorpresas no terminaron con Lego la película. Los productores se arriesgan con una idea interesante que sale muy bien parada a pesar de un guión desequilibrado. “Papá/Mamá ¿De dónde vienen los bebés?”, una de las primeras grandes preguntas que surgen de los más pequeños y los adultos (casi obligados moralmente) declaran entre dudas, pero acompañado luego con un discurso fantástico, la siguiente frase: “Vienen de las cigüeñas”. “Cigüeñas” es un film sobre la paternidad y la familia vista desde el punto de esta arriesgada idea. Remontando al mito de la cigüeña por la cultura popular (su origen se debe a un cuento clásico de Hans Christian Andersen), Warner Animation Group vuelve con esta primicia (como lo hizo Disney con Dumbo) pero agregándole el toque humano, los avances de la tecnología y cómo estas afectan a los seres voladores en su tarea de envió. Por lo que las aves ya no se encargarán de enviar bebés a las casas, se adaptaron al siglo XXI y decidieron cambiar el producto por smartphones. Ahora, los plumíferos estarán a carga de una gran compañía en ascenso y su gran responsabilidad dejará de ser la vida humana para ser la de un servicio de envió de excelencia. Todo el proceso de la empresa es “casi” perfecto ya que su único inconveniente en la planta es Tulip, una chica inquieta que quedó huérfana porque una de de las cigüeñas decidió quedarse con ella por encariñarse. Por lo que su presencia, está provocando inconscientemente inconvenientes y problemas en la industria. Todo cambia cuando Junior, el mejor empleado, es designado por Hunter para ser el futuro jefe con la condición de que mantenga a la única humana alejada de la institución. El mensajero decide mandar a Tulip a la sección de correo donde se recibían los pedidos de bebés que hace tiempo que estaba en desuso. La aventura de ambos comienza cuando la joven chica recibe una carta de Nate, un pequeño chico que pide un hermano menor con el que pueda jugar, y que accidentalmente lo fabricaron en una máquina especial y que para deshacerse del problema, Junior y Tulip, deberán entregarlo antes del ascenso laboral del ave. El film es el debut de Doug Sweetland (Presto, corto de Pixar), que co-dirige con Nicholas Stoller, en el mundo de los largometrajes. La animación creada por los productores de Lego nos inventa a un mundo donde animales y personas conviven y se organizan. Teniendo como objetivo en común la efectividad de su trabajo y su incremento laboral. Sin embargo, la cinta se centra en la familia, la paternidad y los vínculos que uno puede generar a través de ellos. Cabe destacar que lo más sorprendente de la obra recalca en la forma paródica con que se muestra el sistema laboral haciendo, entre otras cosas, parodia a KeyNote, Angry Bird, charlas entre trabajadores y relación con el cliente. Los personajes secundarios, en especial, los que hacen de “villanos”, emplean una divertida dinámica a la historia. La manada de lobos, la paloma, el jefe cigüeña y los pingüinos son lo construidos de tal forma que sacan brillo a esta aventura con sus chistes para jóvenes adultos y varios gags que nos aseguran un par de risas a lo largo de la historia. Lamentablemente no sucede lo mismo con los protagonistas, que en vez de encariñarnos, nos aburren y en algunos momentos nos encontramos al punto de querer olvidarnos de ellos. Asimismo, el relato está bien acompañando por parte de una gran variedad musical pop y en especial por el sublime tema de The Lumineers: Holdin’ Out que se escucha casi al final del film y nos hará sentir que valió la pena verla. Más allá de los defectos del guión (muchos elementos absurdos que se emplean bien en los momentos graciosos pero se abusan en la historia), se puede disfrutar una solida comedia ligera más que una animación ya que está contradicciones que en vez de ayudarnos a atenderla nos confunde más. Es muy probable que sea casi nula o no haya versión subtitulada de la película. Así que si sos de los amantes de la versión original, deberás conformarte con esperar que llegue en DVD o streaming. Mientras que las familias podrán ir tranquilas con los niños a ver está entretenida animación. Por el momento, Warner Animation Group viene encaminado y probando en su nueva era en los dibujos animados pero con esta entrega, la espera de que lleguen más de este género no se hará demorar mucho. Además de demostrar que la mano de Philip Lord y Chris Miller (“Lluvia de hamburguesa”, “Lego la película”) como productores ejecutivos es muy visionaria a la hora de desembarcar. Atentos: Antes de la película, se presentará un corto de Lego con Jackie Chan, un divertido relato que esperamos que llegué a los Oscars, como la otra posible candidata “Piper” que se presentó junto a Buscando a Dory.