La emoción por el riesgo Esta película no es la simple filmación de alguna de las majestuosas presentaciones que ofrece el Cirque Du Soleil alrededor del mundo. Se trata de una mezcla de cine, teatro y documental, que juega con un mundo de fantasía a partir de una pequeña historia que hilvana grandes atracciones circenses. Cirque Du Soleil: Mundos Lejanos es el nuevo trabajo de Andrew Adamson, creador de éxitos como Shrek y Las Crónicas de Narnia, que contó con la supervisión de James Cameron para un mejor aprovechamiento del formato en 3 dimensiones. Una chica llega a un circo (obviamente muy primitivo comparado con el del título) que tiene una feria de atracciones y se enamora de uno de los acróbatas. Sin embargo, éste cae del trapecio durante su presentaciónn y es literalmente tragado por la arena del escenario junto a la joven que lo quiere ayudar. A partir de ese momento, ambos ingresan en universos mágicos en los que intentarán encontrarse. Prácticamente concebida sin diálogos, la película seguramente sorprenderá a aquellos que nunca vieron los espectáculos de la compañía circense más famosa y prestigiosa del mundo y tampoco deja afuera a los que pudieron verlos en vivo. Cirque Du Soleil: Mundos Lejanos eclipsa con sus majestuosos escenarios, con sus proezas en el aire, las piruetas en la cama elástica, los vuelos con cintas o las arriesgadas acrobacias realizadas en un barco que se mece como una hamaca, además del número coreográfico realizado en plano inclinado que resulta impactante. En medio de ese marco hipnótico, la muchacha aparece inmersa entre grupos antagonistas y rodeada por extrañas criaturas, capturadas por una cámara que transmite la emoción por el riesgo. Un cuidado y minucioso trabajo de edición al que se suma un homenaje a Los Beatltes con temas como "All you need is love".
Esto es el circo Con Cirque du Soleil: Mundos lejanos 3D (Cirque du Soleil: Worlds Away, 2012), de Andrew Adamson (Shrek, Narnia), el espectador no tiene tiempo para el aburrimiento. Plagada de color, música y con los mejores artistas del mundo, la película brinda una puesta diferente a todo lo que uno está acostumbrado a ver en la pantalla grande. En medio de lentejuelas, maquillaje y acrobacias, nace la historia de una pareja que en circunstancias mitad trágicas mitad fantásticas, es separada apenas se conoce. Es ahí donde la protagonista mujer (Erica Linz), de la que nunca se conoce el nombre en la ficción, intentará por todos los medios de rastrear a su “enamorado” y así irá descubriendo otros mundos bien alejados de lo que ella alguna vez conoció. Tal como hace Alicia en el país de la maravillas, este personaje femenino explorará y se sorprenderá en el mundo de los circos. Ambientados todos de una manera diferente y particular (el fondo del mar, artes marciales, superhéroes; todos ellos acompañados con temas musicales de Los Beatles, Ringo Starr y Elvis Presley, entre otros), conforman una visión del mundo propia de los cuentos de hadas. Con una puesta más bien teatral, con enormes escenarios y decorados en constante movimiento, la película de Cirque du Soleil se centra (como era de esperarse) en los espectáculos y performances de los artistas más que en la historia romántica en sí. De esta manera, sin un guión fuerte ni diálogo alguno, la fortaleza narrativa del film radica en la dosis de “suspenso”que surge al desconocer cuándo se encontrarán finalmente los personajes, lo que supone cierto misterio si se quiere. Cirque du Soleil: Mundos lejanos 3D es un gran espectáculo que todo el mundo debería ver (la mano de James Cameron como Productor Ejecutivo es notable en este despliegue de color, movimiento y energía), pero los verdaderos cinéfilos acostumbrados a otro tipo de cine seguramente renegarán de la película prefiriendo disfrutar de este entretenimiento en otro contexto (“en vivo” y no en la pantalla grande) que, asi y todo, no deja de ser un buen plan para el entretenimiento familiar.
Gira mágica y misteriosa Pocos privilegiados en el mundo tienen la posibilidad de asistir cada vez que se anuncia en algún rincón del planeta a un espectáculo en vivo de esta compañía que sigue deslumbrando a los espectadores con su inagotable fuente de creatividad, que fusiona los códigos del circo viejo con el moderno, en un estilo que espectáculo a espectáculo se consolida como único e inimitable. Hoy por hoy Cirque du Soleil representa en lo que hace a performances de destreza física, elasticidad corporal y puesta en escena fastuosa lo mejor en plaza artística del mundo no sólo por el nivel de excelencia de sus integrantes pertenecientes a distintas latitudes sino por su propuesta integral y artística que se vale de un trabajo arduo en el perfeccionamiento de coreografías, cuadros o actos, donde el uso sinérgico de lo corporal junto a la tecnología y a la imaginación conforman un concepto muy cercano a la perfección. Ahora bien, qué podía surgir de la unión de este colectivo artístico con la cabeza de James Cameron para aportar la experiencia inmersiva del 3D y no perder detalle en el despliegue visual de este espectáculo único llamado Mundos lejanos sino la garantía de calidad que solamente puede apreciarse en cine. No alcanzan adjetivos calificativos para describir cada uno de los segmentos que se entrelazan en esta aventura para los sentidos. El pretexto es una mínima historia de amor protagonizada por Mia en busca del volatinero, trapecista de un circo tradicional que cae en su presentación y se sumerge arenas adentro en diferentes mundos a los que la heroína visitará y descubrirá junto a nosotros con la misma mirada de asombro y la inocencia de quien se deja hipnotizar por el fluir de un espectáculo donde están presentes los cuatro elementos pero con predominio de lo acuático tal vez porque el cuerpo humano se compone de un 70% de agua. Es el cuerpo y su constante capacidad de transmutación en algo etéreo e ingrávido aquello que prevalece entre contorsionistas, trapecistas y bailarines, quienes acompañan el hilo conductor de este viaje onírico, cinematográfico gracias al director Andrew Adamson (Narnia) delante de la cámara y a Cameron detrás como artífice y voz creadora que pone al servicio del show la profundidad del 3d y el uso de la cámara lenta para apreciar con detalle el movimiento de los cuerpos tanto en el aire como en el agua. La banda sonora incidental se acomoda y acopla perfectamente con los climas del show pero merece un párrafo especial el homenaje a The Beatles, con melodías antológicas y reconocibles por cualquiera que alguna vez haya escuchado al menos Lucy in the sky with diamonds, aunque también Elvis Presley dice presente en el convite musical. Algo de Alicia en el país de las maravillas; otro poco del Mago de oz; una pizca de Lili (1953) y los guiños pueden encontrarse a montones forman parte de este universo mágico y misterioso llamado Mundos lejanos, que ahora gracias al cine 3D puede descubrirse y por casi 90 minutos viajar con la imaginación a un acontecimiento audiovisual sin precedentes.
Un muestrario promocional Más que una película que intenta trasladar a la pantalla la experiencia de asistir a una función (o varias) del mundialmente famoso Cirque du Soleil, Espacios lejanos es una compilación de algunos de sus espectáculos, una suerte de muestrario promocional de esta compañía de entretenimiento que nació de artistas callejeros de Quebec hace cerca de treinta años y cuya mezcla de acrobacias, danza, efectos especiales, color y música ha entusiasmado desde entonces a millones de espectadores. Con tales antecedentes, más la participación de dos cineastas de prestigio (James Cameron, en este caso, productor, y Andrew Adamson, realizador de Shrek y aquí guionista y director), sumado al atractivo del 3D, se justificaba que las expectativas fueran otras. La decisión de los responsables del film de hacer una antología aprovechando los siete espectáculos que se exhibían en la sede permanente de Las Vegas en el momento del rodaje puede haber sido acertada (y ventajosa) en términos de producción, pero planteaba problemas de articulación que resultaron difíciles de resolver. UN VIAJE DESHILVANADO No se lo advierte en el principio, cuando el personaje que servirá de nexo -una chica ingenua, lejana descendiente de aquella Lilí que hizo famosa a Leslie Caron- conoce en un circo al joven trapecista del que se enamora y al que sigue tras ingresar en la carpa, pero en el curso de una de sus atrevidas piruetas, el muchacho cae desde la altura y como las arenas del circo son movedizas lo engullen, lo mismo que a su enamorada. Será el comienzo de un viaje que los llevará por universos paralelos tan diversos y fantasiosos como los espectáculos del Cirque. Viene entonces el desfile de números de O , Mystére , Ka, Zumanity , Viva Elvis , Criss Angel Believe y The Beatles LOVE . Una mezcolanza quizá demasiado parecida a esos cortos que las oficinas de turismo difunden en los hoteles para mostrar las principales atracciones de su ciudad. Es cierto que lo que se promueve aquí tiene suficientes atractivos por sí mismo, y el film puede ser eficaz en su faz promocional, pero un comercial de 90 minutos sin ninguna ilación narrativa puede resultar redundante y hasta tedioso aunque el producto que se ofrezca tenga los reconocibles rasgos del Cirque, con las increíbles destrezas de sus bailarines y acróbatas, su despliegue visual, su colorido y la variedad de su banda sonora, ingrediente decisivo. El montaje no se preocupa demasiado por el engarce de los distintos cuadros entre sí ni ayuda a ofrecer una visión integral con sus cortes, su variedad de ángulos (incluso muchos que amputan a bailarines y payasos) y sus primeros planos, a lo que se suma la insistencia en el uso de una cámara lenta que resulta contraproducente cuando se aplica a las extraordinarias acrobacias de los atletas-artistas. El 3D (ya lo demostró Wenders en Pina ) pudo haber sido de gran ayuda para ofrecer una perspectiva más completa. Los fans podrán salir satisfechos del cine, pero lo que Worlds Away confirma es que las fantasías del Cirque exigen ser disfrutadas en vivo.
La belleza de la imaginación Todo es posible en esta fábula, hasta ese "ET" representado por un triciclo mágico accionado por botas amarillas sin dueño. A ésto se suman inolvidables duetos aéreos y esotéricos personajes, que conforman un gran espectáculo, con brillantes actuaciones de Erica Linz (Mia) e Igor Zaripov, como el trapecista. El Cirque de Soleil es un emprendimiento creado, en 1984, en Quebec, Canadá, por Guy Laliberté, quien llevó al resurgimiento un nuevo tipo de circo, con predominio de la imaginación y sin animales. El resultado, a lo largo del tiempo ha sido óptimo, partiendo de la apertura de límites de una actividad milenaria, e incorporando miles de personas del campo circense a espectáculos que se representan en cuatro de los cinco Continentes. "Cirque de Soleil: Mundos lejanos" está integrada por siete producciones que se estrenaron en el escenario de Las Vegas. Es difícil hablar de este filme por su heterogeneidad, pero lo mejor es pensar que cuando se entra al cine a disfrutarlo, hay que sentir que lo maravilloso es posible. UNA HISTORIA En "Cirque de Soleil: Mundos lejanos" se eligió una mínima historia para agrupar de alguna manera las producciones. Aquí, una joven, Mia (Erica Linz) visita una antigua feria en Las Vegas, en la que funciona un circo en el que ve un trapecista (Igor Zaripov) del que se enamora y al que sigue cuando éste tiene un accidente y cae en la arena, y en vez de mantenerse inerte por la caída, el mismo impulso, va horadando con su cuerpo una serie de capas que lo conducen a mundos diferentes, en los que se enfrenta a personajes extraños. Con un relato que se entronca con el personaje de Alicia, de Lewis Carroll, la joven corre tras el amor como aquélla tras el Conejo. DE AIRE Y AGUA Lo que sigue es un viaje surrealista en los que el aire, el agua, el fuego y la tierra tienen sus mundos y sus códigos y en el que resuena la música de los Beatles, de Elvis Presley, o las marchas de las guerras orientales. El filme deslumbra por sus imágenes y sus distintos escenarios, más el increíble uso del 3D alcanza en la película un relieve notable, que contribuye a su gran atractivo visual. Todo es posible en esta fábula, hasta ese "ET" representado por un triciclo mágico accionado por botas amarillas sin dueño. A ésto se suman inolvidables duetos aéreos y esotéricos personajes, que conforman un gran espectáculo, con brillantes actuaciones de Erica Linz (Mia) e Igor Zaripov, como el trapecista.
La cinta es un espectáculo visual inigualable, una exhibición de tecnología y buen gusto, asombrosa capaz de entretener y fascinar al mismo tiempo. Esta versión fílmica de espectáculo circense de antología, es una experiencia cinematográfica para disfrutar con todos los sentidos, con una vistosa puesta en escena y la perfección estética, corporal y artística que se espera de la compañía. Al igual que en los musicales, los espectadores deberán ingresar en el código de un genero no tradicional, ya que la historia y el hilo narrativo son mínimos y casi una excusa para el despliegue físico y visual. Sin embargo pese a lo osado de la propuesta no defrauda en ninguno de sus miles de fotogramas. Todos los rubros artísticos y técnicos de la película marcan a la perfección el ritmo de un largometraje que definitivamente es más que una película, es una obra de arte.
La Arena Una joven llega a una feria y comienza a recorrerla errante, perdiendo su mirada entre los freaks y las personas que trabajan en los últimos preparativos del inminente show circense que se dará allí. En el paseo por ese mundo tan extraño y mágico (similar al circo de Burton en “El Gran Pez”) cruza miradas con un muchacho y ambos quedan flechados por el otro pese a lo poco demostrativo de sus rostros. El espectáculo comienza y el muchacho abre con su número de trapecio tan promocionado. En medio del acto, el cirquero se distrae nuevamente ante la mirada atenta de la joven y por un error cae desde lo alto. La chica al ver lo que sucede corre a socorrerlo y ambos se hunden en la arena que es una suerte de portal a un mundo mágico -como la madriguera de “Alicia en el País de las Maravillas”-. Durante el descenso a este submundo se separan y para volver a reencontrarse tendrán que viajar a través de los mundos fantásticos del Cirque du Soleil. ¿qué e´eso? “Cirque du Soleil: Mundos Lejanos 3D” no es un espectáculo de circo, así como tampoco es una película. Tiene herramientas de ambas, más de circo que de cine, pero escapa a cualquier clasificación y no porque sea innovadora sino porque es un híbrido sustentado únicamente por la espectacularidad de imagen y condimentado con el 3D excepcional de James Cameron. Sin embargo lo voy a analizar como lo que se presenta: una película. Visualmente es impactante ya que la tecnología puesta en cada número, junto con la estética singular del Cirque du Soleil y un 3D que te involucra como si estuvieras viéndolo en vivo, hace un combo que gratifica el sentido de la visión. No así los acróbatas-actores protagonistas, que entiendo debe ser complejo combinar ambas artes dentro de un individuo, pero los dos tienen menos gracia que una milanesa de soja. El espectador que asista debe saber que la película no tiene prácticamente diálogos -como los números de circo- y está acompañado por temas clásicos de artistas como The Beatles y Elvis. Conclusión Esta película está dirigida a gente del ambiente del circo o aquellos que disfruten de este tipo de espectáculos. Ahora bien, si nunca tuviste la oportunidad de asistir a un espectáculo del Cirque du Soleil, es una buena y barata oportunidad de estar próximo a ese increíble show del arte circense ya que como circo filmado funciona bien, pero como película no se sustenta. Sin embargo, el impacto visual de los números sumados al 3D logran impresionar y hacen pasar el rato.
El fascinante Cirque du Soleil, en el cine, tiene sus ventajas Para quien ya presenció esa maravilla de circo canadiense, acá o en cualquier otra parte. Para quien nunca lo vio, o apenas sabe de qué se trata. Para los niños, aclarándoles que no hay animales ni payasos bromistas, y que si no entienden algo no molesten. Ya se los explicará el padre a la salida, si es que él pudo entenderlo. En realidad, la trama es simple, apenas una leve excusa argumental para ir hilvanando sucesivos números y culminar de modo romántico. Una jovencita llega de noche a un típico circo del Medio Oeste, con su feria de viejas atracciones, y se ve impelida a presenciar el espectáculo de un lindo trapecista. «Volatinero», dicen los subtítulos, y ya veremos que no está mal dicho. Justo cuando ella empieza a fascinarse, el pibe cae al medio de la arena. Pero no muere. Ni siquiera se quiebra. Se hunde, se lo traga la arena. Y se traga también a la chica que corre en su ayuda. Hasta ahí se entiende fácil. El resto ya ocurre en otros mundos, como anuncia el título, y de esos mundos, de agua, de aire, de fuego, es difícil explicar algo. Atracciones Hay que dejarse llevar, como hace ella, orientada por seres extraños. Cada tanto alcanzará a ver al objeto de sus desvelos, capturado por quién sabe qué tribus orientales, de esas que solo existían en los circos. Hay diferentes carpas, y en cada una puede haber atracciones admirables, viajes al fondo del mar, grupos en lucha sobre un plano inclinado, casi vertical, en medio de la nada, y hasta un triciclo que anda solito por la vida. O superhéroes saltando sobre muchas camas elásticas mientras suenan rocanroles de los 50. O una fauna propia de las ilustraciones del Swinging London de los 60, con sus resabios del Little Nemo y de las canciones de los Beatles. Acróbatas, contorsionistas, dejan con la boca abierta y el Jesús en la boca. Hasta que llega el final feliz, sin un beso en la boca pero con un hermoso número de pareja y fuegos artificiales. Todo en 3D. Alguna parte puede cansar un poco, pero se compensa. Lo que vemos, es una reelaboración estilizada del show que el Cirque presentó en Las Vegas en la temporada 2011, y lo vemos con todas las ventajas que nos da el cine: ralentados, acercamientos, entrada más barata que el circo, etcétera. A señalar, como héroe principal casi anónimo, el director de fotografía Brett Turnbull, autor de musicales, publicidades, documentales, mucho en 3D, como «Corriendo con los toros en Pamplona», en fin, da gusto meterse en su página web. También, el director de arte Guy Barnes, los músicos Benoti Jutras y Stephen Burton, el productor ejecutivo James Cameron, nada menos, el director Andrew Adamson, neocelandés que supo estar a cargo de los fx visuales de algunas de «Batman», y entre otras cosas dirigió las dos primeras «Schrek» y las dos primeras «Crónicas de Narnia». Y, por supuesto, Erica Linz e Igor Zaripov, la parejita de volatineros.
Esta primera incursión oficial del circo más famoso del orbe en el mundo del cine decepciona un poco, y no por los méritos de sus artistas (eximios, un lujo del cuerpo puesto al servicio del arte) sino por la falta de creatividad de sus realizadores al momento de explotar al máximo los recursos que el séptimo arte ofrece para maximizar la experiencia. Mundos lejanos parece más un folletín de las hazañas alcanzada por los artistas de la compañía, pero carente de toda cohesión o hilo conductor. En la pantalla se suceden fragmentos de los espectáculos Zumanity, Mystére, Ka, Viva Elvis, O y The Beatles: Love… pero nada tiene que ver con la historia de esta joven pareja separada en el mundo real y con intenciones de encontrarse en este paisaje onírico y de fantasía. Bajo la producción de James Cameron, con un deslucido y cansador uso de la tecnología 3D, Cirque du Soleil: Mundos lejanos halaga la disciplina y performance de sus miembros con mayores destrezas pero deja en evidencia que cualquiera de estos shows aquí compactados merecen ser experimentados en vivo. La magia del circo no logra hacerse realidad dentro de la sala de cine.
Cirque du Soleil: una suerte de gran compilado Filme que combina la magia de la compañía canadiense con la alta tecnología, casi sin ideas cinematográficas. ¿Puede fallar una película en la que se combinen la ostentosa magia del Cirque du Soleil, la producción de James Cameron (realizador de Titanic y Avatar) y la dirección de Andrew Adamson ( Shrek)? Digamos que puede dar por resultado un filme de altísimo impacto visual y sonoro, pero de pobres o casi nulas ideas cinematográficas. Cirque du Soleil: Mundos lejanos prueba que la suma de espectacularidades (coreografías de la compañía canadiense + estudiadísimos encuadres y movimientos de cámara + efectos especiales + tecnología tridimensional + música célebre + múltiples etcéteras) es insuficiente para obtener una película con nervio, con tensión, con vida. Incluso, hasta cierto punto, podría cuestionarse el concepto de película. Porque esta hora y media de imágenes deslumbrantes se parece más a un compilado del Cirque du Soleil, a una gran publicidad, que a un filme. La ¿trama? comienza -y, podríamos decir, termina- con una chica obnubilada ante el número de un trapecista. El muchacho -que sólo será torpe en esta acción- se cae y la arena de la pista se lo traga, igual que a ella. Desde entonces, ambos entran en otra dimensión, en la que se suceden coreografías del Cirque du Soleil, tan oníricas como carentes de ilación. Sería más propicio, ante tal panorama, que un experto en danzas acrobáticas se hiciera cargo de esta crítica. Suele ocurrir con la adaptación de obras literarias o teatrales al cine: si no son reformuladas de raíz, traducidas al lenguaje cinematográfico (a eso alude la palabra adaptación), pierden esencia, atractivo. En este caso se trata de una mera traslación; la tecnología y el virtuosismo no compensan la falta del “vivo”. Sólo el que no pueda pagar una entrada al Cirque... o el verdadero fanático gozará o, al menos, hallará consuelo con este “grandes éxitos” filmado.
“Cirque du Soleil: mundos lejanos” utiliza la tecnología 3D para registrar un espectáculo impactante y diferente del arte circense. La película incluye un homenaje a las canciones de Los Beatles. Soberbia. Es una palabra justa para calificar Cirque du Soleil: mundos lejanos: no es una película en el sentido tradicional, sino una exhibición audiovisual de un espectáculo impactante, a la que le han adosado un pequeño argumento y la tecnología del 3D para convertirla en una joyita en pantalla grande del arte circense. Mia es una chica poco común, de la que las demás muchachas se burlan por lo bajo. Viste ropa de otra época, su corte de cabello es un poco andrógino, y no habla casi con nadie. Un día, Mia se mete en una feria de variedades al aire libre, y termina sentada en las gradas de un circo. El show no es bueno, y para colmo el trapecista se precipita desde las alturas hasta el suelo. Pero cuando Mia quiere ayudarlo, pasa algo más. La arena se los traga a los dos y la chica se despierta, sola, en un mundo nuevo, con unas carpas gigantes en mitad del desierto, y sin saber el paradero del chico herido. Dentro de esas tiendas descubre un circo sin igual. Número tras número, las destrezas siguen siendo dificultosas, exquisitas, irrepetibles. Ni qué hablar del vestuario: extraordinario. De la escenografía: magnífica. De la música: una feliz selección. El Cirque du Soleil es una orquesta de acróbatas desplegada, ejecutando una bella sinfonía. La calidad visual de este show filmado es superlativa. El uso de las cámaras lentas modernas, las mismas que se usan para las transmisiones de última generación de distintos deportes, permite disfrutar de muchos más detalles de los acostumbrados cuando se presencian esta clase de puestas. Las caprichosas y estéticas formas que adoptan las telas de los trajes en el vuelo, el dibujo de la anatomía de los acróbatas, o el preciosismo de los elementos utilizados para acompañar a los atletas, son algunas de las posibilidades que regala este sistema. La puesta del Cirque incluye un homenaje a las canciones de Los Beatles, el grupo, y a las de Lennon, Harrison y McCartney como solistas. Maravilloso, porque el concepto de los números capta el espíritu de esos clásicos, y se pone a la altura de la imaginación musical de los geniales Fabulosos Cuatro británicos.
Si cada espectáculo de esta compañía deslumbra con su despliegue, una película que reúne los mejores números de distintos shows, los mejores acróbatas y atletas, más el despliegue de vestuario, escenografía y creatividad, en 3D y un delicado hilo conductor. Ya no se puede pedir más.
Quien haya podido presenciar los magistrales espectáculos de "Cirque Du Soleil" sabe que es lo que se promete en esta apuesta cinematográfica de la extraordinaria compañía canadiense en "Cirque Du Soleil - Mundos Lejanos". Quien además, haya tenido la suerte de ver la compañía en el exterior sabrá que la apuesta se redobla con teatros especialmente diseñados a los efectos de que cada una de las obras tenga un escenario acorde con lo que se va a desarrollar. Y sin necesidad de viajar, el film da una posibilidad de "espiar" algunos de sus espectáculos que sólo pueden ser vistos en ese ámbito particularmente diseñado y que son espectáculos que no salen a recorrer el mundo. En Buenos Aires, de todas formas Cirque Du Soleil se ha presentado con muchísimo éxito con espectáculos tales como "Saltimbanco" "Alegria" "Quidam" o "Varekai" pero de todos modos, las puestas que la compañía arma para las giras distan de la majestuosidad de escenografía, diseño de arte y efectos especiales de las que específicamente pueden ser vistas en Orlando como "La Nouba" o más precisamente las que tienen asiento en la ciudad de Las Vegas exclusivamente. Justamente sobre estos espectáculos que solo pueden ser visto en Las Vegas, son aquellos en los que se basa este film. Un hilo argumental sumamente básico irá encadenando cada uno de los cuadros como si fuesen mundos en los que se sumergen los protagonistas que van encontrando a medida que entran a diferentes "carpas". Allí entonces una jóven espectadora de un show de circo tradicional se enamora del trapecista y éste falla en su acto por quedar obnubilado ante su mirada. Al caer en la arena, ella trata de rescatarlo y se abre sobre sus pies un mundo de ilusión, de fantasía, en donde ella tratará de encontrar a su amado una vez que haya sido "tragada" mágicamente por el suelo y así como sucedía en Alicia en el país de las maravillas donde podía acceder a otros mundos a través del espejo, aquí el catalizador es la arena circense y el vehículo para llegar a esos mundos lejanos del título. Si bien el hilo conductor es sumamente débil y sólo sirve de excusa para mostrar fragmentos de los espectáculos "O," KÀ, Mystère, "Viva ELVIS" (espectáculo que ya no se encuentra en cartel), "CRISS ANGEL Believe", "Zumanity" y el espectacular "The Beatles: LOVE", es funcional a su fin y en definitiva, son los cuadros de estos espectáculos en si mismos los que generan ese asombro y esa atracción magnética que Cirque du Soleil produce en el espectador. Visualmente impecable y con un plus con el aprovechamiento del 3D -la belleza de las imágenes remite a un reciente estreno que también se ve engalanado mucho más aún con esta técnica "La vida de Pi - Una aventura extraordinaria"-, la cámara de Andrew Adamson (creador de Shrek y Las Crónicas de Narnia) registra cada uno de estos cuadros, todos ellos de una espectacularidad única. Para aquellos que hayan podido prescenciar en vivo cualquier espectáculo de la compañia, sabe a ciencia cierta que aquí no hay efectos especiales ni trucos digitales y aunque en su traslación a la pantalla grande se pierde un poco de la magia que tiene obviamente el hecho de estar prescenciando un espectáculo en vivo, transmite de todas formas esa carga de color, luces y sonido que envuelve a cada uno de los cuadros. Y viajamos al fondo del mar, habilidades dentro de una pileta, acrobacias dentro del agua, en una rueda a toda velocidad y en el aire, trepando literalmente por las paredes (algo absolutamente genial), no faltarán las contorsionistas y los enamorados volando atados entre las telas. Más allá de los números circenses, en esta ocasión juegan también un rol fundamental los números musicales con mezcla de acrobacias pertenecientes a los espectáculos de Elvis, Chris Angel y los Beatles. Los más logrados, quizás porque las melodías a su vez son las más entrañables -como "Lucy in the Sky with diamonds" y "All you need is love"-, son los pertenecientes al show "The Beatles: LOVE" donde el despliegue visual y la cantidad de artistas en escena se potencia, logrando un efecto visual completamente hipnótico y con muchos focos de atención para poder mirar a la vez. La cámara de Adamson es bastante inquieta, elección que en alguos momentos juega a favor porque nos permite ver varias cosas al mismo tiempo, pero otras no logra detenerse tranquila en un plano general de modo tal que el espectador pueda ver con precisión la magnitud que tienen cada uno de los números (muchas veces, cuando se trata de número en altura, un plano general nos permite valorar más aún la destreza de los artistas). El problema de esta cámara más atada a un ritmo vertiginoso de video clip, se hace más notorio en el cuadro del espectáculo "Viva Elvis" en donde cambia tanto de planos y tiene una edición tan fragmentada que no permite apreciar con mayor exactitud el cuadro general y lo que están haciendo los artistas en conjunto. Puede observarse tambien un abuso de la cámara lenta que subraya demasiado donde Adamson quiere que nos detengamos.Pero fuera de estas pequeñas apreciaciones la estética, la calidad, la profesionalidad con la que se mueve esta compañia canadiense ya es una marca registrada en cuanto a un espectáculo de un altísimo nivel. Y esta versión cinematográfica también cumple con el cometido de un entretenimiento de primera línea, protagonizada por Igor Zaripov (en el rol de el Trapecista) y Erica Kathleen Linz (en el rol de Mia), encarnando a la joven pareja. Excelencia y perfección en los rubros técnicos, el vestuario y la puesta en escena, el sonido y cada uno de los detalles que arman un espectáculo sobresaliente, esta nueva propuesta de Cirque Du Soleil logra la excelencia a la que nos tiene acostumbrados, aún cuando en la pantalla no pueda transmitir totalmente la majestuosidad y la sorpresa que transmiten en vivo.
Los que odian al circo lo seguirán odiando y a quienes les gusta lo odiarán Si el arte fuera sólo retratar la belleza muchos podríamos ser artistas. Pero, sin embargo, el cómo decirlo es la clave que hace que algunos sean artistas y otro no. Esta pequeña reflexión sonó todo el tiempo en mi cabeza durante el transcurrir de Cirque du solei: mundos lejanos. En los últimos años, más allá del desgaste que ha sufrido el circo como entretenimiento, esta compañía ha logrado hacerse de prestigio por la calidad de sus espectáculos y su continua actualización. No pongo en duda que el show que brindan (aunque no tuve el gusto de verlo personalmente) es bueno, pero esto no garantiza que el mero registro de sus acrobacias tenga por resultado una película pasable. Con la ausencia de una historia que sea formadora de un relato, se crea la expectativa de estar al frente de una película meramente estética. En parte es así, aunque igual aparece una pequeña historia de una chica que se pierde entre los espectáculos del circo buscando al hombre del que se ha enamorado. Aun así, no se mantiene una línea, por momentos se le da lugar a la búsqueda de la enamorada y por otros se la excluye de la escena sin dar muchos fundamentos. Pero aquí no está su peor error. Cirque du solei: mundos lejanos peca de generar expectativas sobre lo estético y no poder llevarlas a cabo como película. Una de las características del circo es que trabaja con los sentidos, intenta mantener a los espectadores atentos y sobrepasados de estímulos. El registro no logra mostrarnos ese efecto y está bien que sea así si se generara una nueva forma de ver las acrobacias. Pero el problema es que todo el tiempo nos damos cuenta que estamos viendo parte del espectáculo, no se logra generar un material nuevo. Esto lleva a que seamos conscientes como espectadores de que no podemos apreciar bien los trucos y la escenografía. Algo parecido sucede con la musicalización. Al parecer, se mantienen las canciones y los efectos de sonido que utilizan en las funciones. Pero en numerosas ocasiones queda en diferente sintonía lo que vemos con lo que escuchamos. Hay un momento, por ejemplo, en el que oímos fuegos artificiales y estamos viendo algo totalmente distinto. Con respecto al 3D, tampoco está bien utilizado. No es la primera vez que una película lo utiliza no habiéndolo planificado de antemano. Pero más allá de eso, se recurre al 3D y realmente resulta un dolor para los ojos. La elección de los elementos que toman relieve es sumamente arbitraria y se perciben cortes desprolijos que dan un fin súbito a la ilusión de acercamiento. Es curioso, por ejemplo, cómo en muchas escenas se filma al cuerpo humano: se les corta la cabeza a los personajes y queda sumamente desprolijo. Hay unos pocos momentos, sobretodo durante las acrobacias en el agua, donde sí se logra un buen efecto. Por otro lado, los tiempos de la película son lentos y al no poder apoyarse en una belleza estética ni en una historia se crea un ambiente tedioso. Sin ser un film de mucha duración, la falta de ritmo hace que parezca interminable. Todas las referencias anteriores no hacen más que reforzar la idea de un film poco planificado y carente de un nuevo mensaje que trasmitir. Se limita a reproducir, y ni siquiera bien, el espectáculo del circo, sin crear nada propio.
Alicia y el circo psicodélico Una película que no necesita un gran argumento, apenas una historia simple. Circo moderno, cine puro. Como si el gran circo canadiense se mirase en el espejo del teatro aéreo y delirante de De la Guarda o se asomase al lago dramático de la Fura. Pero si de espejos hablamos el que más se refleja en este filme del director de "Shrek" es el espejo de Alicia: la chica que llega al circo a ver una función y se enamora del trapecista, quien tras una maniobra fallida cae desde seis metros y se hunde en la arena continuando su viaje hacia las entrañas del circo, y entonces ella lo sigue, tal cual una Alicia que emprende su propio viaje a través del submundo circense y en pos de encontrar a su enamorado. Desde el vamos, un falso documental. Y así, mientras Adamson maneja los hilos de la filmación, la troup del Cirque du Soleil llena cada punto de la pantalla en 3D -pocas veces tan oportuno el formato- con sus maravillosos cuadros acrobáticos, verdaderas postales de un mundo lejano e inalcanzable. Otro acierto es la banda sonora, desde lo más psicodélico de los Beatles -incluidos "Lucy in the Sky with Diamonds" y "All You Need is Love"- a sonidos balcánicos y a Elvis. Un filme que sobrepasa al mero documental sobre lo que es el Cirque du Soleil", sino que se trata de un gran trabajo tras las cámaras que suma ingenio y magia al propio ingenio y magia de los intérpretes circenses.
Fascinante despliegue audiovisual Mía es una joven solitaria que, paseando por una antigua feria de Las Vegas, se siente tentada a entrar a un viejo circo. Mientras va por su ticket, observa a un joven operario que está terminando de fijar los tirantes de una carpa y parece enamorarse de manera fulminante. Resulta ser que el muchacho es el trapecista del circo, quien durante su actuación, se distrae por la presencia de Mía entre el público y cae. A partir de allí, comenzará la magia, el despliegue de imaginación, que significa la reunión de siete producciones del Cirque du Soleil, que se estrenaron en vivo en escenarios de Las Vegas. Cuando el trapecista cae a la arena, se forma un torbellino por el cual se va hundiendo y Mía corre detrás de él. El resto de la película, dirigida por Andrew Adamson y producida por el experto James Cameron, es la búsqueda que emprende la joven en procura de encontrar a su amado. Así transitará por mundos no sólo lejanos, como dice el título, sino que a su paso se encontrará con mundos extraños, maravillosos, con personajes insólitos. Algunos la ayudarán en su viaje, otros la distraerán, y habrá también los que opondrán obstáculos y amenazas. Con esta sencilla anécdota, en la que casi no hay lugar para las palabras, se abre ante el espectador el encanto plástico visual de estos profesionales del entretenimiento, que integran la compañía canadiense creada en 1984, en Quebec, por Guy Laliberté, y que se conoce en todo el mundo. Escenarios extraodinarios A las clásicas contorsiones, acrobacias, piruetas y graciosas payasadas, el Cirque du Soleil le incorpora un gran despliegue espacial en escenarios extraordinarios, con planos que giran, mundos acuáticos, trapecios que parecen colgar del mismo cielo, donde habitan personajes que parecen salidos de cuentos infantiles en los que abunda lo maravilloso. El joven trapecista ha caído preso de fuerzas maléficas que lo tienen atrapado en situaciones de las que no puede liberarse y que le impiden moverse con libertad, mientras Mía lo busca por aquí y por allá... hasta que al final se encuentran y ambos, con su amor, consiguen superar las dificultades y acaso vencer a la muerte. Todo lo demás es difícil de explicar con palabras, porque la clave del espectáculo es casi exclusivamente visual, aunque también tiene un gran protagonismo la música que acompaña el despliegue circense, destacándose particularmente un homenaje a Los Beatles, con algunas de sus más conocidas canciones. Todo realzado con la tecnología 3D que consigue crear una atmósfera atrapante, que envuelve al espectador para atraparlo por un momento, aislarlo de la realidad cotidiana y transportarlo a esos encantadores mundos lejanos, de los cuales volverá saciado de buenas sensaciones, entonando aquella canción que dice “todo lo que el mundo necesita es amor”.
El fantástico mundo del Cirque du Soleil en maravillosa versión fílmica 3D Si no es posible acceder al espectáculo en vivo del “Cirque du Soleil” por el costo de sus entradas, con “Mundos lejanos 3D” se tiene la oportunidad de disfrutarlo a través de una maravillosa versión cinematográfica, que resume en noventa y un minutos un exquisito planteo intelectual trasladado a una multiplicidad de acciones estéticas y físicas que transmutan los sentidos. El arte del circo es una tradición que sigue desafiando el paso del tiempo y la propuesta del Solei se inicia con un homenaje a ese antiquísimo modo de diversión. La antigua carpa de los circos ambulantes se despliega con su sordidez y nostalgia, en ella desfilan los payasos llamados Arturos, reflejo de tristeza, los clowns, los zanahorias que entretienen entre número y número, mientras acomodan la pista para los domadores y la acrobacia que era lo más distintivo de ese territorio circense. Y es a través de ella que se accede a los más complicados artilugios de un circo vanguardista como el Solei. El circo continúa siendo popular aunque se haya sofisticado como el “Cirque du Soleil”, que en cierto modo copió y desplazó al Ruso o al Chino (más tradicionales) con sus espectáculos en los que combina acrobacias con inventiva e imaginación artística. El “Cirque du Soleil” ha tomado una serie de temas en los últimos años que han transcurrido entre la mitología griega, romana y oriental, pasando por tributos al animé o varios artistas del mundo POP como Michael Jackson, Elvis, Los Beatles, sin olvidar la estética de Andy Warhol o Dalí. La línea narrativa del filme es básica, son las peripecias por la que atraviesan dos enamorados Mia (Erica Linz) y el Volatinero (Igor Zaripov) que tratan de encontrarse para consumar su amor. Para conseguirlo se internan en múltiples mundos y cada uno de ellos tiene una historia propia que ofrece un obstáculo distinto a la trama principal. La protagonista cae detrás de su amado en un socavón de arena que los absorbe y los traslada a otra dimensión. Mia perdida en esos mundos lejanos descubre que no es fácil encontrar lo que se busca. La propuesta del realizador neozelandés Andrew Adamson (“Shrek” -2001 “Shrek” 2 -2004, “Las crónicas de Narnia: el león, la bruja y el armario” -2005, “Las crónicas de Narnia: el príncipe Caspian” -2008) es una especie de collage de varios espectáculos del “Cirque du Soleil: Mystère” (1993), espectáculo concebido en la exploración de los orígenes de la vida en nuestro universo; los temas que lo integran son un conglomerado de numerosas mitologías provenientes de diferentes culturas; “Alegría” (1994), espectáculo triste, intenso y realmente rudo, y cuyo significado es que la vida continúa; “Quidam” (1996), ideado a partir de elementos artísticos surrealistas, los personajes pasan a ser las manifestaciones de los sueños fantásticos de la protagonista; “Dralion” (1999), denominación que se origina de la combinación de las palabras «dragón» (que representa Oriente) y el «león» (que hace referencia al mundo occidental), está compuesto por doce actos, entre los que se incluyen números de ballet, acrobacias sobre el trapecio, malabarismos y saltos de trampolín. Además, en él se hace alusión a los clásicos cuatro elementos griegos: el agua, el aire, el fuego y la tierra; “Zumanity” (2003) es una exploración imponente de las fuerzas ocultas detrás del deseo, y una celebración de la diversidad humana. Es sensual y sexual. Esta demostración despertará los impulsos de los individuos y los transformará, por medio de lo erótico, en cuerpos hermosos de diferentes formas y tamaños. En KÂ llama la atención la tecnología que es usada para los diferentes números: lo principal es una plataforma de varios metros de largo que aparentemente tiene la forma de un barco y que se mueve de distintas formas (girando, vertical, horizontal, inclinada) para llevar a cabo una batalla. “Varekai” (2002), significa «en cualquier lugar» en lengua romaní, la lengua de los eternos nómadas. Varekai es un homenaje al espíritu nómada, al alma y al arte de la tradición del circo así como a la infinita pasión de los que buscan el camino que lleva a ese lugar que está en ninguna parte, pero sí dentro de nuestro espíritu. Este filme fue modelado a partir de elementos mitológicos, al igual que las producciones de la compañía. La trama de la película trata específicamente sobre el mito griego de Ícaro y Prometeo, ambos ligados al fuego. Por lo tanto si el espectador no vio ninguna de esas propuestas puede acceder a ellas a través de “Mundos lejanos 3D” y disfrutar de la belleza y sofisticación que envuelve al público desde el comienzo. Todos los aspectos artísticos de la producción son deslumbrantes desde que se ingresa con Mia a la carpa del primer circo para continuar con ella por otras tiendas que dan cuenta de la futilidad del tiempo en medio de un desierto o planeta lejano en el cual los acróbatas, bailarines, gimnastas, contorsionistas, malabaristas reflejan la levedad de la ingravidez. Se viajará también al fondo del mar invadido de medusas y animales marinos muy extraños. Luego se irá al Olimpo para asistir a una guerra de dioses sobre una plataforma móvil que es una increíble obra de ingeniería. Minutos después se accederá a un Paraíso en que la serpiente tratará de tentar a los dos enamorados con su gigantesca y sinuosa voluptuosidad. En los diferentes escenarios se ha conquistado el espacio y el espectador siente que la armonía lo envuelve con tanta solidez que olvida el hilo que los sostiene. Una especie de libertad de símbolos se encuentran en ella y cada individuo puede encerrar allí sus impresiones, que se ajustan al igual que el espectáculo a un mecanismo de perfecta relojería suiza. Este viaje que podría muy bien tener una cierta reminiscencia de la Divina Comedia, que traslada en una mujer la figura de Dante, es a la vez una expedición a lo real maravilloso que conlleva la fuerza del ensueño y que permite participar en el devenir ardiente de la actividad creadora. Pero más allá de las elucubraciones intelectuales que podemos extraer de “Cirque du Soleil: Mundos lejanos 3D”, el espectador que no tenga ese conocimiento siente que se encuentra bajo esa carpa de circo vibrando con toda intensidad en la conmovedora pluralidad de lo simple, a pesar del complejo mecanismo que la envuelve.
Mezcla de estilos A través de la historia de un muchacha persiguiendo a un acróbata por diferentes carpas de circo, se presentan los distintos espectáculos del famoso "Cirque du soleil". Si bien, los espectáculos son impresionantes y están filmados de manera espectacular, la historia que los conecta nunca termina de funcionar, ya que las diferencias entre las distintas acrobacias son muy disimiles para unir. Incluso, las cámaras registran de forma muy evidente varios artificios que el público presente no los vería, por lo tanto deja la sensación de que sería mejor verlo en vivo. Ya desde el comienzo hay algo raro en la película. Su inicio con una chica enamorándose de un malabarista con un simple intercambio de miradas junto a un espectáculo circense claramente aburrido. Dan un puntapié bastante absurdo ya que combina la superficialidad banal de aquel romance con la solemnidad más soberbia de claramente enfatizar que el "Cirque du soleil" es algo fuera de este mundo. Aunque la historia es completamente funcional al relato, ya que no habría otra forma de unir tantos espectáculos y tan diferentes, globalmente la trama no funciona del todo al constantemente desvanecerse en las acrobacias cada vez más singulares y menos relacionadas entre sí. Es evidente que los espectáculos del "Cirque du soleil" son verdaderamente impresionantes y que las cámaras o producción de James Cameron hacen de la experiencia algo visualmente asombroso. No obstante, el haberlo hecho película le quita todo el riesgo y peligro que hace a la profesión tan excitante y atrapante. Se observa con mucha atención la enorme destreza de los acróbatas o contorsionistas, pero hay algo muy frustrante en continuamente mostrar con detalle cómo se realizan los trucos. Ya sea a través de los cables, camas elásticas o algunos trucos mecánicos, el artificio/magia de los espectáculos se pierde en estos detalles. A pesar de todo, al terminar de ver "Cirque du Soleil: Mundos lejanos" le dan ganas a uno de ir a ver el espectáculo original y aunque la historia no sea del todo lograda, hay algo en esa pareja que nunca logra juntase, que hace del encuentro final algo muy bello de ver.
Fantasía de selección "Mundos Lejanos" es una experiencia cinematográfica tan satisfactoria como ir a ver el concierto de Coldplay en 3D en una sala de cine, con full color y todo el sonido envolvente. No me malinterpreten, adoro Coldplay y adoro el Cirque du Soleil, pero hay que poner bien en claro lo que estamos pagando para ver. En el caso de esta propuesta concretamente, podemos valorar el hecho de que se haya incluido una trama conectora de las proezas circenses que tienen lugar en los 91 minutos de metraje, pero como se imaginarán, esa trama no es de lo más exquisita que se puede disfrutar en el séptimo arte. No hay que engañarse, estamos yendo para ver las acrobacias del circo en 3D, alta definición y cámaras lentas, cuestión que muchas personas ligadas a la industria pueden encontrar reprochable o poco cinéfilo si se quiere. Por mi parte, me parece bien que se pongan en cartelera este tipo de producciones, ya que permite a quien no puede acceder a un recital por el valor de su entrada o no puede ver un espectáculo porque sólo se lleva a cabo en determinados países, pueda de alguna manera vivir la experiencia artística. "Mundos Lejanos" es una selección de los mejores números que tiene el Cirque du Soleil en su variada agenda de espectáculos, con todo el despliegue de fantasía y color que lo caracterizan y esas acrobacias espectaculares que uno llega a pensar que sólo pueden ser realizadas por criaturas de otro planeta, cuestión que el circo utiliza y explota con mucha inteligencia. Algunos datos interesantes: El director Andrew Adamson también estuvo al frente de trabajos como "Shrek" y "Shrek 2" que fue nominada como mejor película animada en el 2005. El productor ejecutivo y padrino de esta producción es nada más y nada menos que James Cameron, el genio que hizo "Aliens", "Avatar" y "Terminator 2" entre otras. Como se imaginarán, si hay algo que ha sido meticulosamente cuidado es el tema de los aspectos técnicos de imagen y sonido. Todos los segmentos de los distintos mundos por los que pasan los protagonistas fueron filmados de hecho, durante los shows que la campañía tiene fijos en Las Vegas. Un espectáculo muy bien puesto y entretenido para aquellos que les pinte ver algo en la gran pantalla que no sea un largometraje. Recomendable, sobre todo si nunca viste un show completo de estos muchachos.