Cría siniestra (“Pahanhautoja”) es un film de origen finlandés que presenta una historia entre fantástica y altamente terrorífica. Su protagonista es Tinja (Siiri Solalinna), una gimnasta en formación que incuba un huevo de un ave desconocida, la cual se convertirá en una criatura similar a su protectora, y que vivirá escondida en un placard. Pero eso no es todo. También se presenta a una familia gobernada por una madre dominante que lleva a la joven a sus límites físicos y emocionales. Una trama que esconde la autopercepción y que crece en tensión como en originalidad en sus 86 minutos de ejecución.
Para empollar huevos humanos Lo mejor que puede decirse sobre Incubación (Pahanhautoja, 2022), debut en el campo del largometraje de la directora finlandesa Hanna Bergholm, aquí también responsable del guión junto a Ilja Rautsi, es que hablamos de una suerte de “película de monstruos” que se sostiene más en los resortes del cine de género y en los viejos y queridos practical effects que en los insoportables y omnipresentes CGIs de nuestros días y esos latiguillos narrativos meditabundos destinados a garantizar un mínimo recorrido por el circuito de festivales internacionales, opción desesperada del terror indie del presente ante la imposibilidad de conseguir un estreno en salas de antaño y la condena de terminar engrosando el catálogo de un servicio de streaming y perdiéndose entre una infinidad de contenido basura y/ o de relleno. La propuesta, de hecho, recurre a segundos apenas de diseño digital para algunas tomas amplias pero en general se decide por retratar a la criatura espantosa en cuestión mediante herramientas que conservan intacta esa dimensión de la corporalidad con la que nosotros, los mortales con una anatomía palpable, podemos identificarnos, nos referimos al maquillaje de Conor O’Sullivan y los animatronics, títeres y marionetas varias de Gustav Hoegen y el equipo de titiriteros de Phill Woodfine, aquí evidentemente tomando prestado algo de aquellos Skeksis, seres con apariencia de ave de rapiña, de El Cristal Encantado (The Dark Crystal, 1982), gran obra maestra de Jim Henson y Frank Oz dentro del rubro de la fantasía truculenta símil cuento de hadas para adultos que pone en primer plano miedos atávicos y poco placenteros que los mayores desean enterrar en una infancia ya superada. La protagonista es Tinja (Siiri Solalinna), una nena de doce años de una familia de la alta burguesía de Finlandia que se dedica con sumo fanatismo a complacer a su madre (Sophia Heikkilä) en eso de participar y ganar en una competencia de piruetas gimnásticas, una mujer que no tiene nombre conocido pero ejerce su influencia con mano de hierro porque obliga a todo el clan a adaptarse a su concepción de parentela perfecta, sonriente, unida y con una casona que debe ser ostentada en su aparentemente popular videoblog, núcleo nada sutil de la constante hipocresía de la susodicha y su adicción para con el exhibicionismo. Mientras que su padre (Jani Volanen) es un cero a la izquierda que acepta sin chistar que la hembra se busque un amante más joven, Tero (Reino Nordin), y su hermano menor es un malcriado de mierda que se pasa de quejoso y egoísta, Matías (Oiva Ollila), Tinja empieza a romper la ligazón conformista que la ata a su madre cuando un día la mujer mata a un cuervo que entró en el hogar familiar y rompió distintos objetos y su hija lo deja en un tacho de basura externo, descubriendo esa misma noche que el animal voló hacia su nido y agoniza ante un huevo, por ello lo sacrifica a piedrazos y se lleva por culpa al vástago por nacer hasta su habitación, donde lo incuba primero debajo de las sábanas y después dentro de un peluche. Entre sangre y lágrimas de la mocosa, la criatura eventualmente eclosiona desde el interior del huevo y en un principio parece ser una cruza entre cuervo gigante y humano, no obstante luego se asemeja a la preadolescente y funciona como su vengadora tácita y como alegoría de la necesidad de respeto y comprensión de todos los seres vivos. En línea general el terror femenino, comarca que prácticamente nace con el nuevo milenio porque durante gran parte del Siglo XX casi ni existía, atravesó tres fases muy claras que se corresponden con un período primigenio centrado en procesos fisiológicos -casi siempre la menstruación- pintados como autónomos en relación a la voluntad de las hembras, con una segunda etapa histórica homologada a planteos misándricos de demonización boba de los machos y finalmente con un tercer ciclo en el que comienzan a aparecer films de batallas internas dentro del rubro femenino, siendo Incubación un muy buen ejemplo de ello ya que la realizadora en esencia hoy nos regala una doble lucha, esa entre la progenitora caníbal, una mujer frustrada que por un accidente cuando púber tuvo que abandonar su carrera en el patinaje artístico, y la humilde y muy condescendiente Tinja, quien es ninguneada por sus compañeras de colegio y sólo tiene de amiga a una flamante vecina de su edad, la asimismo gimnasta Reetta (Ida Määttänen), y aquella otra entre la faceta conformista de la chiquilla, quid que la lleva a dejarse lastimar por su madre mediante prácticas eternas y una presión psicológica salvaje, y esa idiosincrasia independiente reprimida que está simbolizada en el monstruo humanoide, entidad que pronto es bautizada Alli y pasa a atacar a cualquiera que se convierta en foco del encono de Tinja, como por ejemplo el perro mascota de Reetta, la propia vecina y la beba de Tero, Helmi (Miroslava Agejeva), cuya madre murió al dar a luz y por ello la progenitora de la protagonista se siente con derecho de criarla como propia en un gesto que Tinja sabiamente descifra como la elección de una futura víctima de la mujer. Desde ya que Bergholm no aporta muchas ideas novedosas aunque la ejecución es ágil y el mensaje está administrado con astucia, pensemos que el asunto combina por un lado aquel dolor antropomorfizado y homicida de Cromosoma Tres (The Brood, 1979), de David Cronenberg, ya no vía unos niños asexuados psicopáticos sino a través de una criatura que necesita que le regurgiten la comida como cualquier polluelo, y por el otro lado el dualismo bueno/ malo de El Extraño Caso del Doctor Jekyll y el Señor Hyde (Strange Case of Dr. Jekyll and Mr. Hyde, 1886), novela de Robert Louis Stevenson, aunque ahora unificado con la fábula del buen salvaje, la historia de aprendizaje o bildungsroman y la metáfora de la antisublimación por parte de un doppelgänger que se hace cargo de todos los sentimientos negados por Tinja para contentar a terceros, en pantalla una madre que traslada sus anhelos de juventud a su hija sin jamás preocuparse por el malestar que esto le provoca a la nena ni tampoco deducir que ella hará algo similar, pero ya de manera involuntaria, con su propio vástago, Alli, engendro que puede ser interpretado como un fruto simbólico de su vientre que hereda tanto pesar o como una personificación de sus raudas ganas de matarlos a todos por distintos motivos, a su hermano por celoso, a su padre por pasivo y a su madre por ser una mega arpía. La debutante Solalinna no es un prodigio de la actuación pero se nota que hace lo que puede mientras que los que sobresalen en serio son Heikkilä, una mujer bella y fría, y Nordin como un Tero que constituye el único sensato del convite, ese que identifica rápido el culto al narcisismo y al hermetismo suicida de esta triste retahíla de burgueses…
Terror a la vieja usanza. Un relato que va creciendo a medida que desarrolla sus premisas y que encuentra en el encuentro de una niña con una extraña criatura su disparador principal.
Luego de una amplio recorrido por festivales como Sundance y Sitges, llega a 64 salas de todo el país esta ópera prima de la directora finlandesa Hanna Bergholm que incursiona con más hallazgos que lugares comunes en el body horror. Tinja tiene 12 años, pero recibe presiones dignas del mundo adulto. Es la que ejerce su madre, una mujer más preocupada por mostrar una vida idílica en redes sociales que en darle contención y apoyo a sus hijos. Por eso, la obliga a realizar largos entrenamientos de gimnasia artística con miras a un torneo del que, si fuera por Tinja, difícilmente participaría. Con un padre ajeno e incapaz de tomar alguna decisión y un hermano siempre listo para delatarla, Tinja encuentra un huevo en el bosque que decide llevar a su casa para “empollarlo” dentro de un oso de peluche. Cuando se rompe, sale de allí la cría siniestra a la que alude el título: un pajarraco enorme que irá cambiando su fisonomía original para adoptar una muy parecida a la de Tinja. Ella encuentra en la criatura un apoyo que no consigue en otro lado, por lo que intenta protegerla ante la mirada de su familia. El problema es que tiene una peligrosa tendencia a asesinar a todo aquello que moleste a su dueña, ya sea un perro o el bebé del amante de su madre. La película de la finlandesa Hanna Bergholm recuerda a las de Ari Aster. De El legado del diablo / Hereditary toma una dinámica familiar disfuncional, con una madre ensimismada y dispuesta a todo con tal de conseguir lo que quiere. De Midsommar, el terror no espera la noche, la idea de que el horror puede convivir a la perfección con la luz solar, lo que convierte a Cría siniestra en un exponente del cine de “terror diurno”. A medida que la criatura aumente su tamaño y cambie su cuerpo, Cría siniestra se adentrará en la relación tóxica entre Tinja y su madre y, por lo tanto, la dotará de un significado metafórico. Allí, en ese vínculo entre madre e hija perverso y con la manipulación a la orden del día, está el núcleo más jugoso de un relato que funciona mejor en el terreno del thriller psicológico que en el de los sustos más tradicionales.
¿Cómo hace una joven de 12 años para procesar la frustración, la ira y la impotencia que le provoca el vínculo tortuoso que tiene con su madre? De esa premisa parte Cría siniestra, la efectiva película de terror de Hanna Bergholm, quien concibió la historia que luego la guionista Ilja Rautsi terminó de pulir, con algunos grandes aciertos y otras aristas que quedan un tanto desdibujadas. La respuesta al interrogante inicial -el film se planta en lo simbólico y allí se queda hasta un final valiente que no elude lo incómodo- llega a partir del encuentro de la joven con un cuervo y la relación simbiótica que entabla con él. Ante una cotidianidad regida por las imposiciones de esa madre que la obliga a ser la mejor en una competencia de gimnasia artística, exigencia que traslada a cada aspecto de su vida rígida y prefabricada, Tanja (Siiri Solalinna, excelente) se rebela alimentando a su doppelgänger hasta que esa construcción horrorosa se le va de las manos. Con algunos momentos de sátira y humor que funcionan a medias (hay un claro homenaje a E.T., el extraterrestre, de Steven Spielberg, en versión gore), y una crítica un tanto perezosa al funcionamiento de una familia de los suburbios más preocupada por aparentar que por vivir, Cría siniestra cobra vuelo cuando se emancipa de las influencias. Como consecuencia, cuando se entrega a viñetas verdaderamente espeluznantes, se percibe el buen ojo de Bergholm para la construcción de fotogramas tan ascéticos como perturbadores, atravesados por una inquietante frialdad.
Desde el inicio, casi, el filme se percibe como una gran metáfora, lo que implica que el “terror” empiece a perder efectividad. Si no se estableciera desde este punto de vista terminaría siendo otro filme mas de terror tonto, vacuo e inverosímil. Tijna (Siiri Solalinna) encuentra un huevo de ave, lo lleva a su casa y lo cuida. Cada vez que descubre una disfuncionalidad familiar, el huevo crece de tamaño de manera exagerada. Ella es una joven gimnasta que intenta desesperadamente ser la mejor con tal de complacer a su madre, una mujer obsesionada con mostrar ante el mundo, a través de sus redes sociales, la imagen de una vida familiar perfecta. En un momento
La película finlandesa de terror dirigida por Hanna Bergholm presenta una intrigante historia familiar. En esta cinta, una familia típica compuesta por madre, padre y dos hijos reside en una espaciosa casona. La madre, (Sophia Heikkila) fría y dominante, tiene la ambición de que su hija Tinja, (Siiri Solalinna) participe en una exigente competencia de destreza. Además, crea un blog donde muestra una falsa imagen de familia "perfecta". El padre, (Jani Volanen) ausente en gran medida, y el hermano menor, Matias (Oiva Ollila), completan el cuadro familiar. La trama toma un giro cuando Reeta (Ida Maatanen), una vecina de la misma edad que Tinja, se muda a la casa contigua y demuestra una destreza superior. Esto perturba a la madre de la protagonista, quien obliga a Tinja a practicar incansablemente, incluso en contra de las advertencias de su entrenadora, (Saija Lentonen) En medio de las vicisitudes deportivas, un enigmático huevo entra en la vida de la niña. Tinja decide ocultarlo hasta que un repugnante ave emerge de él, sembrando sorpresa en Tinja que hace las veces de "madre" para luego sentir miedo por su transformación. La película se desarrolla en tonos pasteles que transmiten una sensación de armonía, que luego contrasta con la parte más oscura de la historia al ir entrelazándose con la presión de complacer a la madre y el estallido lógico de la niña frente a la necesidad de cuidar al monstruo, convirtiéndose ella misma en su presa. "Cría Siniestra" parte de una idea interesante y original. La película logra crear una atmósfera inquietante a medida que se desencadena el miedo y la tensión en la trama. A través de un elenco talentoso, se explora una compleja relación familiar a los que se suman los conflictos internos de los personajes. La dirección de Hanna Bergholm logra transmitir una sensación constante de incomodidad y expectativa. Sin embargo, la película es algo ambiciosa al mezclar demasiados elementos, como la pubertad, la forma en la que el ave es alimentada y las expectativas parentales, lo que puede resultar pretencioso para el espectador. En resumen, el film presenta una interesante premisa y el elenco es talentoso, logra mantener una atmósfera inquietante y ofrece una perspectiva realista sobre lo complejas que pueden ser las relaciones familiares.
La mejor película de terror que vi en el último tiempo proviene de Finlandia y la verdad que todos los laureles que obtuvo hasta la fecha los tiene merecidos. Hatching es una propuesta que combina el folclore nórdico con las producciones clase B de monstruos que predominaron en los años ´80 y ´90. La directora Hanna Bergholm evoca ese tipo de horror sobrenatural con una puesta en escena centrada en el uso de los efectos prácticos con marionetas electrónicas. Un arte que se fue perdiendo con el paso del tiempo ya que la tendencia de la actualidad es abaratar costos con la tecnología CGI. Más allá de esta cuestión técnica el argumento es atractivo y expresa algunos conceptos interesantes sobre el uso nocivo de las redes sociales y los vínculos familiares tóxicos. Los directores Jordan Peele y Alex Garland (Men) podrían aprender algunas lecciones de esta producción que cuenta con un comentario social que no toma por idiota al público ni cae en un burdo discurso pretencioso. La trama tiene como protagonista a Tinja, una gimnasta de doce años cuyo talento para esa disciplina se ve permanentemente saboteado por su madre. Una influencer popular que ejerce una presión psicológica asfixiante sobre su hija con el fin de convertirla en una atleta famosa. No importa los logros que consiga Tinja, nunca son suficientes para complacer su madre y mientras lidia con la transición a la adolescencia su psiquis se empieza a deteriorar. Y entonces aparece el bicho. Un día encuentra un extraño huevo donde nace un monstruo espantoso que establece un vínculo psíquico con la joven. Pese a la apariencia aterradora de la criatura ella la adopta como una mascota a la que llama Alli y de la que recibe un cariño que no encuentra en su entorno social y familiar. Las cosas se complican cuando Alli empieza a actuar en respuesta a las emociones reprimidas de Tinja y con el paso del tiempo desarrolla una apariencia humana. El relato juega con el mito del Doppelganger y la figura del gemelo malvado que está muy bien trabajado en el conflicto. Lo interesante de la trama es que eventualmente la criatura hace cosas terribles, sin embargo el verdadero monstruo de la historia es la madre de la protagonista. Una mujer enferma obsesionada por mostrar en el exterior una vida perfecta que no existe en la realidad y cuyas acciones en las redes son consumidas por miles de idiotas que la consideran un ejemplo. Si alguna vez participaron de un deporte federado entonces probablemente tuvieron contactos con personas de este tipo que existen en todas las disciplinas. Puede ser gimnasia deportiva, esgrima o fútbol. Siempre aparecen ejerciendo una presión desquiciada sobre sus hijos con la desesperación de conseguir a través de ellos lo que no pudieron hacer en sus vidas. La interpretación que brinda la actriz Sophia Hekkla es fantástica por el realismo que le aporta al personaje sin convertirla en una caricatura. En lo referido al cine de género Hatching se desarrolla dentro del body horror y por supuesto contiene algunos momentos repugnantes. Los efectos prácticos y el diseño del monstruo corrieron por cuenta de Gustav Hoegen, quien fue responsable en este campo de filmes como Prometheus, Star Wars: Solo, Rogue One y la serie Andor. La gran virtud de esta producción pasa por combinar una propuesta efectiva de horror con un drama interesante que no cae en situaciones trilladas y trabaja con efectividad los climas de tensión y suspenso. Cabe destacar también la labor de la protagonista, Siiri Solalinna, quien tuvo la complicada tarea de interpretar dos roles en la historia; la gimnasta y la encarnación humana del monstruo. Una de las mejores propuestas del género que pasó por la cartelera y recomiendo tener en cuenta.
El lado más oscuro de la maternidad. Cría siniestra (2022) es una notable película de terror de origen finlandés, debut en la dirección de la realizadora Hanna Bergholm y protagonizada por la joven actriz de doce años Siiri Solalinna. Su trama refiere sobre el sometimiento psicológico que sufre Tinja (Solalinna), una preadolescente, por parte de su madre (Sophie Heikkilå), una influencer que se desvive para mostrar en sus redes una perfecta vida familiar, que en realidad está muy lejos de serlo. Tinja practica cada día y de forma muy rigurosa una difícil disciplina deportiva, gimnasia artística, pero su frágil cuerpo parece no soportar mucho más tanta presión y entrenamiento. Su madre, una mujer joven y bella de modos que dan verdaderos escalofríos, le inculca ser la mejor en todo momento y sobresalir entre sus compañeras, cueste lo que cueste. Tinja, que está en plena transición de la niñez a la temprana juventud, no soporta más estos requerimientos y se siente ahogada. Ni su padre, un hombre débil que solo acata órdenes de su infiel esposa; ni su hermano pequeño, demasiado envidioso y mañoso, serán sus aliados en su lucha diaria frente a su enfermiza progenitora. Una tarde caminando por los bosques que rodean el idílico hogar, Tinja encontrará un huevo empollado por un ave recientemente muerta. Curiosa, la joven lo llevará a su cuarto, para luego ocultarlo de su familia en su enorme oso de peluche marrón. El huevo irá creciendo sin límites y de él nacerá una particular ave, que comenzará a tener un extraño y violento comportamiento. Cría siniestra es un largometraje de género lleno de amargas alegorías. En ellas se refiere de forma muy directa al lado oscuro de la maternidad, ese que habla del brutal control absoluto sobre la vida de un hijo y también de la mala proyección de los sueños truncos de una progenitora. Esta madre es todo lo que está mal y ganará la empatía del espectador apenas comenzado el metraje. Tinja será una víctima más de su madre con una psiquis dañada y la cría que la acompaña en su maravillosa y perfecta habitación será un reflejo de sus propios deseos. Poder aplacar un vínculo materno-filial cruel y de paso entender otro nuevo con su cría, un siniestro doppelgänger de su triste existencia. Visualmente Cría siniestra muestra un estilo preciosista. La casa donde habita Tinja y su familia es pulcra, limpia, como salida de una revista de decoración. Sus paredes cubiertas de papel floral son signo de belleza y armonía. Pero toda esta apariencia ideal es falsa. Es una puesta en escena que la madre impuso para los de afuera. Dentro todo se desmorona, sufriendo principalmente Tinja de un tortuoso día a día. Es muy acertado por parte de la novel directora, Hanna Bergholm, ubicar muchas secuencias de horror a plena luz de día. Los hermosos paisajes finlandeses, que parecen sacados de las ilustraciones de algún cuento infantil, se volverán encarnecidos escenarios de una macabra realidad. La oscuridad siempre es asociada con lo tenebroso, sin embargo aquí el terror diurno no falla y espanta. Pasada la primera mitad de metraje el clima de la película se irá acercando al subgénero conocido como body horror, aquel dónde los cuerpos, la sangre y las vísceras ocupan un lugar central. La cría irá tomando forma y sus conductas destructivas también. Seremos testigos de lo espeluznantes actos y ya nada será igual. La perfección será destruida. La realizadora Hanna Bergholm es otra dama más que se atreve a filmar aterradores relatos de miedo. La francesa y controvertida Julia Ducournau ya lo logró con sus atrapantes filmes Voraz (2016) y Titane (2021), ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes en su edición 2022. También la australiana Jennifer Kent con su relevante El Babadook (2014), otro relato sobre una relación enfermiza entre madre/hijo. En este nuevo siglo las mujeres, y seguramente en algún momento madres, salen con sus cámaras a la vida para contarnos perversas historias de terror metafóricas, la mayoría con excelentes resultados. Bravo por ellas y su valentía.
El Body Horror es uno de los subgéneros del cine de terror más antiguos y tradicionales. El expresionismo alemán post primera guerra mundial daba paso a un cine que deformaba la realidad y distorsionaba la imagen con un gran poderío visual para la época. Acompañado de maquillajes exagerados y cuerpos pronunciados (véase El gabinete del doctor Caligari o Nosferatu). Hoy, con el género más explorado, es difícil conseguir films que representen esa etapa del séptimo arte. Parece contradictorio, pero son aquellas cintas independientes, que pasan en su mayoría sin pena ni gloria por festivales, las que buscan redescubrir ese subgénero. Bajo esa ecuación podemos darle una oportunidad a Hatching, película finlandesa dirigida por Hanna Bergholm con estreno y buen paso por el pasado Festival de Sundance. Tinja (Siiri Solalinna) es una dulce niña de unos 12 años que vive con la presión constante de su madre de ser perfecta. Angustia que viene en aumento por una competencia de gimnasia artística que se acerca, deporte que practica arduamente. A su vez, su madre se encuentra en la búsqueda de convertirse en una especie de influencer. Muestra en las redes sociales una vida familiar ejemplar pero muy alejada de la realidad. Algo propio de los tiempos que corren. La escena inicial es una secuencia tomada desde el teléfono de la madre de esta supuesta vida amorosa. Sin embargo, se ve interrumpida por la entrada accidental de un cuervo a escena. El animal es atrapado por Tinja y en el intento de ser liberado la madre le rompe el cuello. La niña, con culpa, esa misma noche encuentra un huevo del ave y decide cuidarlo. Dicho huevo crecerá y dará vida a una criatura espeluznante que estará ligada con ella para siempre. Sacando varios aspectos visuales que rozan con lo amateur, Hatching es una gran historia. Es un thriller que progresivamente ocasiona tensión y sorpresa en la audiencia. El film toma caminos inesperados producidos por la dualidad de la protagonista. La niña abrumada por las situaciones que la hace atravesar su madre y por la indiferencia de su padre, construye en la criatura un alter ego que refleja su lado deshumanizado. La bestia visualmente está muy bien lograda. Es imposible no pensar que gran parte del presupuesto se fue en la materialización de ella. Incluso eso contribuye a esta dualidad en Tanji que refleja la película. Mientras que la niña busca ser correcta en todo, la criatura actúa en pro a sus sentimientos genuinos. Es allí donde el body horror paga el ticket de entrada. La caracterización de la bestia es espeluznante, asquerosa, grotesca y por supuesto, sin necesariamente quererlo, un toque graciosa. La película cuenta con todos los ingredientes del cine de culto clásico. Una idea puntual, muchos momentos bizarros, un buen toque de comedia (las escenas donde se alimenta la criatura puede ganarse un puesto en lo mejor que veras el año), personajes extraños, entre otras cosas. Vale la pena aconsejar al espectador a no ir ya comido a la función. Con eso entiendo que está todo dicho.
"Cría siniestra": terror nórdico La película llegada del frío es a la vez fábula de horror, relato de crecimiento y reversión del eterno tema del doble, con guiños más que evidentes a "E.T., el extraterrestre" y a "Carrie". Todo cuento de hadas tiene algo de pesadilla, como lo confirma la lectura de los clásicos del género en sus versiones originales, sin el filtro de la censura ATP. El cine ha incursionado en muchas ocasiones en ese territorio, el de la fantasía terrorífica, y el estreno de Cría siniestra (ultra genérico título local) viene a sumarse a esa extensa lista. Con un tono que, por momentos, llega a rozar los límites de la sátira, la opera prima de la finlandesa Hanna Bergholm es fábula de horror, relato de crecimiento y reversión del eterno tema del doble, con guiños más que evidentes a E.T., el extraterrestre y Carrie. Aquí no hay ni una madre obsesionada con el dogma católico, aunque sí controladora y competitiva por demás, ni un alienígena simpático. Pero sí un huevo hallado junto a un ave malherida, que la protagonista lleva a su cuarto e intenta proteger y nutrir. Tinja es una niña en pleno ingreso a la pubertad, la hija mayor de una familia con aspecto de postal ideal, imagen que la madre construye meticulosa y diariamente en su cuenta de Instagram. La chica es también una gimnasta en potencia, terreno abonado por su progenitora con ansia y tesón, en desmedro de los deseos personales de Tinja. La procesión pasa por su interior, pero la película reconvierte ese torrente íntimo y silencioso en un ser corpóreo y tangible, un extraño y enorme pájaro con boca humana que surge del huevo una vez pasado el tiempo de gestación. Más allá de su horrible aspecto, el bicho –creado felizmente a partir de viejas técnicas físicas frente a la cámara, sin demasiado apoyo digital– es adoptado de inmediato por Tinja, a escondidas de sus padres y hermano, aunque el espectador no puede sino dudar de su existencia real. ¿Acaso los vómitos de la joven, que hacen las veces de deliciosa comida para la criatura, son consecuencia de otras angustias sin resolver? Pero cuando el ser comienza a mutar de forma, cada vez más parecida a la humana, y sus salidas al exterior tienen consecuencias bien reales, resulta claro que no se trata de una simple creación de la imaginación potenciada por los cambios hormonales. Entre piruetas y caídas, con las manos llenas de callos, Tinja acompaña a la madre a conocer a su amante, situación absolutamente blanqueada frente a un marido simbólicamente emasculado, uno de los elementos más perturbadores de la historia. Así, el tono vira del grotesco al naturalismo sin solución de continuidad, resintiendo en parte el clima de la narración, pero en líneas generales logra sostenerse hasta un desenlace no tanto previsible como esperable (e incluso lógico). Al fin y al cabo, la película no es otra cosa que un relato de crecimiento rearmado como cuento de terror corporal, en el cual las ansiedades y miedos propios de una etapa de cambio son representados alegóricamente de manera gráfica. Cría siniestra podrá no destacarse en exceso pero se corre definitivamente de las prácticas del terror cinematográfico más convencional.
El cine de terror que involucra a niños no es nada nuevo. De hecho, por semanas nos llegan al menos una cinta con esta temática. Por eso cuando vi el trailer de Cría siniestra, pensé que era otro proyecto genérico. Veamos si tenía razón o no. Desde Finlandia nos llega Cría siniestra, que cuenta la historia de la joven Tinja, quien, una vez instalada en su nueva casa, y tras un incidente con su madre que involucra a un ave; se hace con un misterioso huevo que encuentra en el bosque. Tras cuidarlo, del mismo surge un ser que de a poco se va convirtiendo en la mascota y mejor amiga de la niñita, aunque su verdadera naturaleza está por emerger. ¿Cría siniestra propone algo nuevo? La verdad que no, porque como dije, sobran películas con niños y criaturas sobrenaturales como acompañantes/mascotas/amigos imaginarios. Pero la mayoría nos llega de Estados Unidos, siendo un clon de las otras decenas que nos llegan mes tras mes. Pero vuelvo a recalcar, este proyecto es de Finlandia, y por eso viene mi enojo. Si algo me gusta de ver películas de “países raros”, es que por lo general nos presentan algo de su cultura, su forma de vivir y de ver la vida. Bueno, si son como yo, vayan olvidándose de esto, porque Cría siniestra se nota que fue hecha con un estilo muy gringo, y pensada para ser vendida en el exterior, y, por ende, sin destacar en nada contra otras cintas igual de genéricas. Nunca veremos alguna tradición finlandesa, o como las familias de dicho país se tienen que ensamblar al estar separadas y conocerse con otras personas y armar un nuevo hogar juntos, nada. Si, la criatura en cuestión se ve bien y se agradece que usaran efectos prácticos en lugar de algún cgi de dudosa calidad (que a día de hoy se ve muy mal). Pero poco más que agradecerle a Cría siniestra. Y poco más queda por agregar. Cría siniestra es otra película de terror mediocre que pasa por nuestros cines, y que a los pocos días será olvidada. Les deseamos la mejor suerte a los finlandeses para su próximo estreno en Argentina.
Cine nórdico de terror, esta vez proveniente de Finlandia. Tinja es una niña adolescente gimnasta que intenta desesperadamente complacer a su madre, una mujer obsesionada con mostrar ante el mundo, a través de sus redes sociales, la imagen de una vida familiar perfecta. La tensión familiar va en crecimiento con diferentes señales ominosas. Una noche, Tinja encontrará un extraño huevo. En lugar de deshacerse de él, lo esconde y mantiene caliente, porque percibe vida dentro de él. Pero ni ella misma podría haber imaginado nunca lo que saldría del cascarón que se ha vuelto enorme. Cómo si fuera una mezcla de géneros fantásticos con un oscuro tono amargo, la película juega la fórmula de E.T. pero en versión maligna. La criatura que surge de ese cascarón parece ser la suma de todas las angustias, enojos y deseos de muerte de la niña protagonista. Es una monstruosidad corporizada del mundo interior de Tinja. Eso es lo que le da a la película su verdadera potencia, más allá de algunos buenos momentos de terror y bastante ideas visuales.
Una madre obsesionada con la imagen perfecta de la familia perfecta y una hija pre adolescente que encuentra un extraño huevo en un bosque. La aparición de lo fantástico que irrumpe en la aparente normalidad se desarrolla con un ritmo perfecto y talento para la ironía y el horror por parte de la realizadora Bergholm. Al mismo tiempo sátira social cruel y auténtico cuento de hadas oscuro, lejos de estereotipos del género y del susto a reglamento.
Una película casi nunca trata de lo que está contando, porque si no sería pura literalidad, y una película es mucho más que lo que vemos en pantalla. Las películas de género casi siempre están tratando de contar algo más, algo que corre por debajo de la historia aparente, y eso que corre por debajo es, a veces, mucho más interesante que lo explícito. Cría siniestra es el prometedor debut de la directora finlandesa Hanna Bergholm, una ópera prima que retoma el tema del doppelgänger (vocablo alemán para definir el doble o sosias malvado de una persona viva) con un manejo preciso de la puesta en escena y con una lograda mezcla de horror body y terror psicológico, y con un guion que, a pesar de algunos detalles ilógicos, entrega momentos que sorprenden gracias a la plasticidad de los efectos especiales y a un suspenso que se cuece a fuego lento. En contra se puede decir que esa precisión, esa prolijidad y esa pulcritud de la imagen atentan contra la película y la tornan aséptica, como si no quisiera embarrarse (hasta los vómitos de la pequeña protagonista y los líquidos pegajosos del monstruo huelen a limpio). Es decir, le falta suciedad y animarse a dar un paso más que el que marca la fórmula del género (un indicador de esto es cuando la niña protagonista baña al monstruo, lo mismo que hace la película con el subgénero que aborda). La historia se centra en una familia de clase media alta de Finlandia que intenta vivir en una superficialidad ejemplar, de felicidad impostada, con mamá radiante y joven (Sophia Heikkilä), papá inexpresivo y obediente (Jani Volanen) y con dos hijos hermosos: Tinja (Siiri Solalinna), la niña gimnasta, y el pequeño Matias (Oiva Ollila), el consentido del padre. La madre es “creadora de contenidos” y graba su vida cotidiana para subirla a las redes. Tinja hace gimnasia artística con barras asimétricas y trata de complacer a su madre exigente, quien la filma en los entrenamientos y la reprende cuando no logra el salto perfecto. En el inicio vemos cómo un cuervo entra al living de la casa y destroza todo. Cuando la niña lo atrapa, la madre lo mata y le dice que lo tire en el tacho de la basura. Tinja queda impresionada con el pájaro y a la noche decide ir a sacarlo del basurero, momento en el que descubre un huevo que lleva a su pieza para criarlo. Con el tiempo, el huevo crece hasta que de su interior sale un pajarraco antropomórfico monstruoso. Con un logrado y grotesco diseño, el bicho empieza una relación de amistad y compañerismo con la niña, lo cual hace que la película se vaya, por un instante, al terreno de la comedia familiar con monstruo. Ambos viven en el cuarto de Tinja y están cada vez más unidos, lo que la directora aprovecha para introducir el juego del doble. La película pretende decir, por debajo, que las familias que viven en una burbuja de irrealidad, y que quieren que sus hijos alcancen la perfección, pueden crear monstruos. Sin embargo, no basta con que sea una película bien hecha y que tenga un villano aterrador y logrado. A Cría siniestra, que recuerda a El cisne negro, de Darren Aronofsky, le falta arriesgarse y atreverse a más. Aun así, tiene momentos que justifican la entrada al cine.
Terror a la finlandesa, una familia aparentemente perfecta, que viven en una casa impecable, recargada de flores, tonos rosados, ambientes luminosos. Una ama de casa influencer, y la relación con su hija que compite en gimnasia artística y esa mamá empeñada en que la nena sea tan perfecta como ella, que fue ex patinadora. Rubia e impecable de la noche a la mañana un presagio con un cuervo la pinta de cuerpo entero en los primeros minutos de la peli. Un huevo de esa ave es llevada por la niña a su cuarto y crecerá en dimensiones gigantes para dar a luz a un engendro que poco a poco se transformara en una versión sangrienta y oscura de la preadolescente. Metáfora de los abusos que son capaces de ejercer madres egoístas y controladoras, efervescencias de niñas que deben reprimir sus deseos hasta explotar, critica a las exigencias sociales de éxito y aceptación. Ingredientes que van creando una atmósfera oscura, tenebrosa y violenta. Y un entretenimiento bien armado por los amantes de horrores y venganzas sin límites.
Terror finlandés con el perturbador lado oscuro de la perfección Con planos interesantes y una estética distinguida, esta obra de horror corporal al puro estilo Cronenberg, nos demuestra que el cine de terror aún sigue vivo y puede traernos ideas frescas y originales. Tanja (Siiri Solalinna), de doce años, y su familia viven en una ciudad ejemplar de Finlandia. Su normalidad se ve interrumpida por la visita inesperada de un cuervo presagiando, como simbolismo de la muerte, lo que viviría la familia tras la incorporación de un grotesco nuevo integrante. Con una madre obsesionada con el materialismo, la sobre-exposición y la propia imagen, esta película nos cuenta la complicada relación madre-hija que tiene Tanja con su progenitora, quien a través de un control autoritario respecto al dia a dia de su hija, la somete a una laboriosa y casi insana rutina de entrenamiento con el fin de participar y ganar una competición de gimnasia artística. Bajo constante presión, Tanja encuentra alivio en un huevo de cuervo abandonado en el bosque y, tras decidir cuidarlo y empollarlo en su habitación, descubre lo peligroso que puede ser lo desconocido. La directora, Hanna Bergholm, debuta con este largometraje utilizando una estética vistosa y llamativa, con una paleta de colores vivos, para representar una vida ostentosa y llena de lujos, como imagen antinatural de perfección. Pero ¿qué esconde está supuesta apariencia de familia perfecta? Una influencer dispuesta a todo, incluso a perder a su familia, con tal de mantener la falsa idealización de su cotidianidad, un padre ausente y totalmente controlado por su esposa, sin autoridad ni opinión, un hijo malcriado y caprichoso, envidioso de la atención de su madre con su hermana. En parte, la película también es una crítica social y una reflexión sobre la maternidad y el abuso en ella. Bergholm utiliza en varios momentos los espejos y los reflejos como recurso narrativo para mostrarnos cómo la realidad se ve distorsionada debido a la criatura al cuidado de Tanja, quien, para transitar tan temprana edad, nos deja una actuación sólida y madura. Allí, como Tanja decide llamar a su cría, es la clara representación de la podredumbre y la oscuridad que encierra a la familia protagonista. Por lo grotesco de la imagen que infiera la criatura, que va cambiando de forma progresivamente mientras nos acercamos al final del film y por lo oscuro, violento y desmesurado de su accionar. Cría siniestra (Pahanhautoja, 2022), con su atmósfera opresiva y tenebrosa, dejará satisfecho a los fans del terror grotesco y desenfrenado de directores como Cronenberg y su oscura crítica social desde el mejor body horror.
Cría Siniestra es una película europea que trata temas interesantes y que se mueve en territorios familiares para los fans más exigentes del género.
Cada tanto el cine de género ofrece algún producto singular, particular y destacado, dentro de un marco de estrenos populoso donde las novedades no ofrecen demasiado interés. Sin embargo, la excepción (como muchas veces) confirma la regla. Señores y señoras, llegó «Hatching» (título internacional) aka «Cría siniestra», y es una grata sorpresa para la cartelera, realmente. No esperaba que una producción finesa pudiera impactar tanto desde su propuesta visual y dramática como aquí sucede. Desconozco si será una característica de su filmografía local, pero hay buen material para desgranar, analizando esta interesante propuesta. Debo decir, primeramente, que creo que a pesar de que es un film donde el terror es el género predominante, hay en su construcción dramática un espacio para la problemática familiar que presenta que es inquietante. Lo que intriga y atemoriza, más allá de un monstruo o un fantasma que anide en ese medio, es lo peligroso que es tener progenitores cuya vanidad ponga en riesgo el desarrollo de los hijos e hijas a su cargo. Y de eso habla, muy bien, la ópera prima de Hanna Bergholm… Esta es la historia de una sufrida niña de 12 años, gimnasta, Tinja (Siiri Solalinna) quien es presionada y dirigida por su madre (Sophia Heikkilä) ama de casa moderna y mediática que pasa su tiempo filmando escenas familiares para su videoblog. Tinja entiende que algo no está bien en tanta exposición y dureza, pero no tiene más opciones que seguir los designios de su madre. Por su parte, papá (Jani Volanen) es un hombre sin mayores expectativas, gris, y obediente, en cierta manera. La familia, luce perfecta (hay un hermanito también ahí) pero algo, no funciona bien aquí. Cierto día, y luego de una secuencia escalofriante con un pájaro que mamá mata, con cierta crueldad y que deja a su hija perpleja ante tanta frialdad. Algunas escenas después, Tinja se interna en el bosque y encuentra un huevo en un nido… Que llevará a su cuarto y al que cuidará hasta que nazca. Como ya saben quienes han visto el trailer, la criatura que nacerá del huevo, no es un pajarito pequeño… sino un ser bastante particular que comenzará a adentrarse en la vida de esa gente, de una manera, inesperada. Mientras el bichito crece, suceden cosas en el entrenamiento de Tinja y en sus relaciones sociales, lo cual comenzarán a sumar tensión al estado de situación. Que anticipamos, se agravará cuando la niña descubra que la mamá oculta una relación y que las apariencias, definitivamente, engañan. Pero este proceso, bien dosificado, se da enmarcado en bellos paisajes naturales que crean una atmósfera visualmente impactante. La dirección de arte de la película es un punto muy fuerte, porque marca el tono del relato y contrasta esta visión «superficial» y «perfecta» con la cruda y filosa realidad que tiene lugar cuando aparece la criatura a patear semejante tablero y desnudar mucho de lo que permanece oculto. En resumen, «Hatching» es una película que, insisto, se apoya en un drama familiar (la disfuncionalidad que impulsa esta madre, en particular) para crear una atmósfera inquietante, donde no sólo hay que prestar atención a la amenaza física y concreta del demonio alado, sino también ver que cosas se juegan al interior de ese micromundo donde Tinja es una niña sometida que busca libertad y siente desesperación por salir de la prisión simbólica que ejerce su madre. Me sorprendió y creo que a ustedes, les pasará lo mismo. Aprobadísima.
Una joven gimnasta vive bajo la perfeccionista mirada de su madre, a quien busca desesperadamente conformar. Un núcleo familiar aparentemente perfecto y ejemplar esconde bajo capas de banalidad e hipocresía una profunda disfuncionalidad; la fachada podría desmoronarse en segundos. La finlandesa Hanna Bergholm sorprende favorablemente a la crítica y a la audiencia con “Cría Siniestra”, film en donde el horror y la ira eclosionan desde el interior de la protagonista. El ciclo espejo de la naturaleza cobra forma sádica en este perturbador ejercicio de terror corporal a lo David Cronenberg. Somos testigos del horror sin intervenir. Connor ‘O Sullivan concibe efectos especiales de brutal anatomía, implementando un logrado trabajo sobre maquillaje, animatronics, títeres y marionetas. Nominada a los Festivales de Sitges y Sarajevo, “Cría Siniestra” viene a decirnos que lo realmente perturbador reside en la condición human, porque los monstruos son metáforas de nuestras ansiedades personales y colectivas. Recurriendo a ello con suma creatividad, Bergholm imprime a su obra un cabal sentido terrorífico. Dentro de la popular rama titulada ‘body horror’, este film es, además, un manifiesto estético de auténtica lección de fotografía e iluminación cinematográfica. En sus texturas, lo repulsivo y lo grotesco se muestra con sugestión y en claro efecto desequilibrante. Y lo hace evitando el pecado capital de muchas de sus sucedáneas: en absoluto en detrimento de la historia.