Trotando, trotando y trotando Que una película tan mediocre como Desesperada (The Desperate Hour, 2021), dirigida por Phillip Noyce y escrita por Chris Sparling, llegue a las salas cinematográficas de Latinoamérica no debería sorprendernos porque desde la década del 90 casi siempre las distribuidoras locales privilegiaron los latiguillos comerciales más burdos por sobre la calidad de las realizaciones estrenadas, algo que no cambió para nada ni con la pandemia del covid-19 ni con la supremacía de los servicios de streaming en tanto nuevos canales de distribución hogareña que reemplazan a los formatos físicos, hablamos del DVD y el blu ray. En vez de tratar de diferenciarse -vía la adquisición de films valiosos o de autor o de géneros poco trabajados- de los tanques millonarios hollywoodenses que copan las salas y del enorme volumen de bazofias que encontramos en el catálogo de Netflix y en letrinas semejantes, los distribuidores latinoamericanos continúan comprando bodrios que según ellos garantizan un mínimo de asistencia popular mediante actores conocidos, en este caso Naomi Watts, y/ o alguna fórmula hiper trabajada y aceptada por todos, ahora el cliché del “thriller vertiginoso” sustentado en una catarata de llamadas telefónicas y mensajes varios. Muy lejos de los mejores exponentes del formato en cuestión, espectro que abarca desde lo estadounidense hiper demagógico aunque disfrutable de Enlace Mortal (Phone Booth, 2002), de Joel Schumacher, y Celular (Cellular, 2004), de David R. Ellis, ambas escritas por el querido Larry Cohen, hasta la pata europea más verosímil de El Desconocido (2015), del español Dani de la Torre, y La Culpa (Den Skyldige, 2018), del sueco Gustav Möller, la primera sostenida en una gran actuación de Luis Tosar y la segunda en una equivalente de Jakob Cedergren, Desesperada cuenta con un metraje de apenas 84 minutos pero aun así aburre con su colección de conversaciones previsibles, flashbacks melosos/ lacrimógenos, situaciones repetidas y un background de cartón pintado para cada uno de los personajes, combo que no consigue corregir una Watts también productora que literalmente es lo único bueno de la película del australiano Noyce, quien empezó a dirigir en la frontera espiritual entre el ozploitation y la Nueva Ola Australiana de los 70 y 80 y por cierto no entrega una propuesta potable desde Cerca de la Libertad (Rabbit-Proof Fence, 2002) y El Americano (The Quiet American, 2002), lo que nos dejó con dos décadas eternas de convites fallidos. El guión de Sparling, aquel de Enterrado (Buried, 2010), de Rodrigo Cortés, El Mar de Árboles (The Sea of Trees, 2015), opus de Gus Van Sant, y El Aviso (2018), de Daniel Calparsoro, empieza más o menos realista con una madre trotando una mañana cualquiera en las afueras del pueblo de Lakewood, Amy (Watts), viuda desde hace un año, debido a un accidente automovilístico en el que murió su marido, que tiene una hija pequeña, Emily (Sierra Maltby), y un vástago adolescente introvertido que sufre bullying en el colegio, Noah (Colton Gobbo), sin embargo el asunto de a poco se va yendo al soberano demonio cuando la escuela secundaria del lugar padece el ataque de un loquito desconocido, Noah se transforma en sospechoso de la policía y la misma Amy, una empleada del fisco, muta en una especie de superagente improvisada que empieza a investigar a la distancia, mientras está semi perdida en el medio del bosque o de rutas inhóspitas, la identidad del responsable para exonerar a su hijo y detener la masacre, sujeto que resulta ser Robert Ellis (Andrew Chown), un ex alumno del colegio anodino de turno y ex empleado del servicio de comida que también sufrió burlas y humillaciones y consideró que lo mejor sería fusilarlos a todos. La historia en general es remanida a más no poder, la inventiva brilla por su ausencia, el celular de Amy parece contar con una batería infinita, los intentos de comentario social de última hora de Sparling están manejados con trazo muy grueso -sermón sobre las masacres estudiantiles símil Columbine en 1999 de por medio- y para colmo de males Noyce, como decíamos antes, ya perdió la chispa ochentosa de las disfrutables Terror a Bordo (Dead Calm, 1989) y Furia Ciega (Blind Fury, 1989), su homóloga de los thrillers de espionaje a lo Juego de Patriotas (Patriot Games, 1992) y Peligro Inminente (Clear and Present Danger, 1994) y hasta su acepción más grasienta del suspenso, aquella de Sliver (1993), El Santo (The Saint, 1997) y El Coleccionista de Huesos (The Bone Collector, 1999). Entre intercambios rutinarios con gente del 911, una amiga, un operario de un taller mecánico, un compañero laboral y esbirros de la policía que insólitamente la hacen interactuar con Ellis para que lo distraiga mientras los agentes de SWAT lo “dan de baja” definitivamente, la película resulta un verdadero despropósito que por lo menos nos deja tranquilos sobre el buen estado de salud de una Watts que pasados los 50 años adora trotar, trotar y trotar…
El australiano Philip Noyce cimentó una respetable carrera en Hollywood, como parte de la profusa camada de autores cinematográficos (junto a talento de la talla de George Miller, Bruce Beresford y Peter Weir). que, provenientes de Oceanía, se asentaran en la meca del cine. Un artesano del suspenso, responsable de títulos como “Terror a Bordo” (1989), “Juego de Patriotas” (1992), “Sliver” (1993) y “El Americano” (2002), que, sin embargo, no ha logrado sostener su trayectoria del modo más perdurable, de un tiempo a esta parte. En “Desesperada” se maquilla la intención que ostenta preocupación social, acerca de un mal endémico que sufre Estados Unidos: la existencia de francotiradores, asesinos ocultos en la masa colectiva dispuestos a sembrar el pánico alrededor. El cine ha producido productos notables al respecto, como “Targets” (1968), de Peter Bogdanovich. En “Desesperada” todo luce fríamente calculado en el peor de los sentidos; Noyce perdió el pulso definitivamente. Las redes y la telefonía celular se convierten en un artificio narrativo que, a poco de comenzado el metraje, agotan rápidamente sus recursos. El camino laberíntico que nos presenta el frondoso bosque deja de convertirse en un acertijo en busca de una vía de escape para cobrar forma de auténtico tedio. La monotonía arrasa con las buenas intenciones de la siempre eficiente Naomi Watts, luciendo aquí como vulnerable madre y eficiente runner. El ritmo trepidante que se imprime no logar generar interés alguno, para este thriller escenificado casi en tiempo real. El miedo de una mujer que procesa traumas de su frágil entorno afectivo, llena la casilla de todo lugar común previsible. Mientras su ánimo se crispa, la esperanza jamás se desvanece. La lucha a contrarreloj se vuelve irritante. Watts ensaya una mueca trágica, pero el desenlace es francamente ridículo.
Un día como cualquier otro se transforma en un rescate a contrarreloj. The Desperate Hour (traducido al español como Desesperada) se centra en la historia de Amy Carr (Naomi Watts), una mujer viuda que vive con sus dos hijos a las afueras de la ciudad, rodeados de un gran bosque. Un escenario pacífico al principio que se vuelve cada vez más en un laberinto cuando recibe una llamada con noticias terribles: las autoridades persiguen a un tirador que anda merodeando en la escuela y su hijo Noah (Colton Gobbo) podría estar metido en el asunto. Yendo a lo técnico, el film de Phillip Noyce nos presenta una situación límite desde un punto de vista que puede resultar interesante aunque, llevado a la práctica, agobia con el correr del tiempo. La fotografía de John Brawley nos ofrece una paleta de colores fríos, tintes acordes al género de la película, y la música de Fil Eisler acompaña en toda esta odisea. Por ende, mi gran falla que encontré fue en el guión (a cargo de Chris Sparling) como si estuviera pensado exclusivamente para la actriz, dejando al gran resto del elenco desdibujados. Ella sabe actuar, no decepciona, solo que no me gustó la ejecución de solo tener la visión de los acontecimientos desde su perspectiva, acompañada de un teléfono celular. Sin embargo, este panorama lo rescata las técnicas de filmación para sentirnos en su piel. Como broche de oro, me gustó que, como escena post créditos, veamos a Noah hablando en un video en vivo sobre lo acontecido, dejando su opinión al respecto (en una especie de evolución de su personaje) con el objetivo de tomar conciencia. En fin, esta cinta de 2021, con 84 minutos de duración, que tiene su estreno en Argentina recién este año de la mano de BF Distribution, está pensada para verla en cines, pero no más que eso. Un thriller ante una temática típica de su país, recurrente desde muchas aristas, que debería parar de usarse de contexto. Su excesiva visibilidad audiovisual recae en un tipo de violencia psicológica cuyas secuelas son difíciles de borrar para las víctimas involucradas.
Abúlico relato en el que una joven madre viuda, que decide pasar sus horas de descanso haciendo running, termina alejada de su casa y se desespera (como lo dice el título) por llegar nuevamente a la ciudad en donde una tragedia, que involucra a sus hijos, se dispara. Ni el carisma y talento de Naomi Watts logran revertir un guion perezoso y lleno de lugares comunes.
La odisea de una madre. Con la llegada de la telefonía móvil o la internet, el cine ha encontrado un recurso narrativo válido para aggiornar temáticas muy transitadas con un presupuesto por demás ajustado y sin resignar eficacia. Algunos títulos que usufructuaron esto son Celular (2004), Enterrado (2010), Searching… (2018), Locke (2014) y con más plata, la futurista Oxígeno (2021), entre otros. En un registro similar acaba de sumarse a la lista el filme Desesperada (The Desperate Hour, 2021), una producción que con toda su modestia a cuestas ha logrado colarse entre los estrenos en salas de cines. En esta oportunidad el peso de la historia recae en la británica/australiana Naomi Watts quien encarna a una viuda reciente que debe lidiar con esa pérdida mientras trata de contener a su hija menor, de unos diez años, y a su hijo mayor adolescente que no logra superar la ausencia del padre. La rabia, dolor y depresión del chico son descritas en unas pocas pinceladas con mano sabia tanto por el guionista John Brawley como por el director Phillip Noyce (Terror a bordo, Cerca de la libertad) que vuelve a la cartelera argentina después de unos cuantos años. La trama puede pecar de básica y poco original pero el oficio de un veterano de mil batallas como Noyce y un auténtico tour de force a cargo de Watts evitan que el filme caiga en la absoluta mediocridad. Se podrá vislumbrar que no estamos en presencia de una gran película, ni mucho menos, pero cumple con los propósitos planteados: mantener al espectador atornillado a la butaca por ochenta intensos minutos. El guionista tuvo la ocurrencia de generarle un conflicto a Amy (Naomi Watts) mientras se encuentra en su sesión diaria de jogging en una zona boscosa alejada de todo contacto humano. Puede parecer sospechoso que nunca tenga problemas para conectarse vía celular estando en medio de la nada cuando, en ocasiones, en plena ciudad debemos hacer la vertical para obtener señal y atender un llamado. Pero claro, nosotros vivimos en el Tercer Mundo. Conviene no olvidarlo. Amy, sin dejar de trotar, recibe y hace llamadas de todo tipo hasta que se produce la situación desencadenante de la película: un aviso a la población de la oficina del sheriff del condado que informa sobre un incidente en curso por el que se ha puesto bajo encierro a las escuelas de Lakewood, el pueblito donde transcurre la acción. A partir de esta novedad se irán suscitando una serie de “beats” en el guión hasta el descubrimiento de que el hijo de Amy podría estar involucrado en el ataque con armas de fuego a un grupo de alumnos en su colegio. ¿Pero es el agresor o una potencial víctima? Brawley mueve con astucia los hilos de la trama, minimalista como pocas ya que tenemos a Naomi Watts sosteniendo el filme sola por más de cincuenta minutos, y toca algunos temas urticantes para la sociedad de los EE.UU. pero sin ánimo de profundizar en ninguno de ellos. Como diría Micky Vainilla: “es sólo pop, pop para divertirse”. Si este thriller convence o no, dependerá mucho de las expectativas puestas por cada espectador: si esperan un drama veraz, verosímil y realista convendrá apuntar para otro lado. Desesperada es claramente un producto superficial y pasatista que pese a sus limitaciones entrega lo que promete. Ni más ni menos. El segmento más destacado del filme son esos cincuenta y pico de minutos en los que Amy está aislada en el bosque, tratando de averiguar si la vida de su hijo corre peligro e intentando comunicarse con gente que le pueda conseguir información de primera mano mientras ella es indagada por una operadora del 911 así como por un oficial de policía que se encuentra investigando el suceso. La expresividad de Naomi Watts es perfecta, nunca da un paso en falso, jamás sobreactúa, su angustia de madre se transmite en todo momento al espectador que se conmueve y empatiza con el personaje gracias al fenomenal desempeño de la actriz. Phillip Noyce, por su parte, conoce de sobra el género y entrega una puesta en escena prolija, austera, y con varios pasajes dramáticos que generan un nerviosismo tan logrado que uno quisiera que el material de John Brawley presentara algo más de profundidad para aprovecharlo a fondo. El último acto de Desesperada no está a la altura del desarrollo, es un problema de guión y no algo atribuible al director o al elenco. Cuando merodeamos la zona del clímax Brawley toma algunos atajos argumentales que banalizan todo lo que se venía gestando hasta entonces. En una película sin muchas ideas creativas el final nos deja un tanto frustrados por su resolución de manual. Faltó ingenio, inspiración y sorpresa. El tema daba para más. Con todo, no es una mala propuesta. Eso sí, más apta para streaming que para pantalla grande.
Hay películas que al verlas se entiende a dónde quieren ir, pero cuando llegan se quedan cortos… muy cortos. Lamentablemente este es el caso de Desesperada, film que se estrena en cines esta semana. Amy (Naomi Watts) es una mujer con dos hijos que intenta vivir el día a día con el dolor de la pérdida de su marido. Mientras sale a correr al bosque, empiezan a sucederse hechos que podrían poner en peligro la vida de su hijo. ¿Hasta dónde puede ser capaz de llegar una persona para salvarlo? Como todo comienzo de película, se sientan las bases de los personajes en su propio mundo, cómo se manejan y cómo están. Hasta ahí está todo bastante claro; pero el problema ocurre cuando, al notar para dónde va la historia, el espectador no se sentirá ansioso, sino hastiado. Tras la popularidad de films como Culpable, de Antoine Fuqua (remake de la cinta danesa del mismo nombre), o La Mujer en la Ventana, de Joe Wright (obviamente inspirada en La Ventana Indiscreta, de Alfred Hitchcock), existía la posibilidad de que este tipo de película -minimalistas, con muy pocas locaciones y acceso limitado de información- funcionara. Sin embargo, la cinta falla. El personaje principal -Amy- de por sí tiene un aliciente para ponerse en acción; no obstante, lo único que hace es llamar por teléfono a varias personas y busca en Internet qué es lo que está sucediendo; parece ser quien recolecta toda la información y no quien participa activamente de la trama -exceptuando uno o dos momentos-. Existe, además, un sobre uso de un plano subjetivo en constante movimiento que impide que se vea claramente la pantalla del celular; insoportable y nauseabundo. No atrapa, no mantiene en vilo y tarda tanto en avanzar la trama que ya uno desea que termine la película, y cuando lo hace, tampoco satisface. Eso sí, un punto a favor para ese teléfono milagroso, ya que después de todo lo hecho con ese aparato y a pesar de las notificaciones de batería baja, nunca se apagó.
El nuevo film de Phillip Noyce («Salt», «El coleccionista de huesos») se centra en Amy Carr, una madre de una niña y un adolescente, que hace un año sufrieron la pérdida del padre de familia. Una mañana, luego de que su hija se fuera en micro y su hijo no tuviera demasiadas ganas de ir a la escuela, sale a correr como de costumbre. En el camino, se entera que hubo un tiroteo en la secundaria y que es probable que finalmente Noah haya asistido a clases. Es así como hará lo imposible por comunicarse con él y salvarlo de esa situación. «Desesperada» («The Desperate Hour») es una película que sucede principalmente fuera de campo. Mientras vemos a la protagonista corriendo para llegar a destino, nos enteramos de todo lo que sucede a través de distintas llamadas telefónicas. Las mismas pueden ser un poco abusivas e intensas, pero también logran transmitirnos la desesperación de la madre y de la situación por la que está transitando. Lo mismo ocurre con el clima de suspenso que mantiene durante todo el tiempo. Además, se beneficia de su corta duración (menos de una hora y media) para que la historia se vuelva más fluida y dinámica, sin que se sienta estirada o caer en repeticiones. A pesar de que podría haber sido un poco predecible por la situación que presentaba y que te puede hacer pensar acerca del camino que tomará, logra salir airosa con los giros narrativos que propone. Tal vez hacia el final se vuelve un poco más inverosímil, donde todo calza sorprendentemente y con algunas resoluciones bastante sencillas que no terminan de cerrar, como que la protagonista conoce a todas personas clave para que la ayuden en su misión. En cuanto a la historia en sí, el film aprovecha para hablar sobre los tiroteos en las escuelas, un tema bastante abordado en las películas estadounidenses y probablemente desde un costado mucho más serio, sensible y reflexivo. Acá por momentos se siente como una simple excusa para ofrecernos un thriller frenético, pero de todas maneras es importante que se siga hablando sobre estas cuestiones. Naomi Watts hace un buen trabajo tanto físico como interpretativo para representar la desesperación de una madre y el querer hacer todo lo que está a su alcance para salvar a su hijo. Gracias a mostrarse exhausta, sus reacciones faciales y su pesadez corporal podemos empatizar con ella y entender por lo que está transitando. Además, el elenco de voces permite que la trama se vuelva creíble y también transmiten diversas sensaciones aunque sea solo a través de la palabra. En síntesis, «Desesperada» es una interesante propuesta que no siempre consigue lo que se propone. Por un lado logra ser atrapante, mantener el suspenso y generar intriga por sugerir más que mostrar. Pero también termina de una forma medio inverosímil y puede pecar de utilizar un tema tan importante como los tiroteos escolares para brindar entretenimiento.
El cine siempre puso a prueba las bases de su arte a partir de pequeños desafíos. Hacer una película en un largo plano secuencia -El arca rusa, Birdman-, situarla en un espacio reducido -Enlace mortal, Locke-, concebirla como si ocurriera en tiempo real -A la hora señalada, Corre Lola, corre-. Más allá del ingenio del truco, siempre termina estando por encima de la historia en tanto la condiciona, pero también la envuelve en una novedad para el espectador. Desesperada combina varios trucos para no terminar de hacer funcionar ninguno de ellos. Filmada bajo las coordenadas de la pandemia, privilegia un entorno aislado y un único personaje con mínimas interacciones. Además, utiliza el teléfono celular como expansión de ese mundo acotado y como artilugio de la intriga. Y, por último, juega con la idea del tiempo real en tanto la experiencia temporal del personaje es similar a la del espectador. Amy Carr (Naomi Watts) quedó viuda hace un año y todavía está procesando la pérdida de su marido. Una mañana de viernes, luego de mandar a su hija al colegio, insiste a su hijo adolescente, Noah (Colton Gobbo), para que abandone la cama y vaya a clase. Noah está triste y enojado por la muerte de su padre, y ese estado se conjuga con la desorientación propia de la adolescencia. Decidida a tomarse un tiempo para ella, Amy pide un día libre en su trabajo y sale a correr por los alrededores de su casa en Lakewood, por caminos de tierra, bosques desolados, un entorno silencioso que promete reconciliarla con sus doloridas emociones. Sin embargo, una y otra vez el teléfono suena: pedidos del trabajo, reclamos de sus padres que están por viajar, llamados de la escuela. Una y otra vez el intento de desconexión se ve alterado por la invasión del mundo, sus problemas y demandas. La irrupción del conflicto llega con los indicios de un siniestro en las cercanías y el descubrimiento del peligro que asedia a sus hijos: un francotirador ha ingresado en el colegio. A partir de allí, la película pone en funcionamiento su mecanismo: la creciente desesperación de una madre que intenta llegar al lugar del hecho pero se encuentra a varios kilómetros dentro del bosque. Las calles están cortadas, los vecinos atienden a su propia familia, y ella llama insistentemente a todo el que la atienda para pedir socorro y compartir su angustia. Hasta la mitad, más allá de cierta flexibilización del verosímil y la repetición del recurso de los llamados y la angustiante carrera de Amy, Desesperada se sostiene en el oficio de Watts y en el ritmo que puede imprimirle el veterano Phillip Noyce (sí, el de Terror a bordo) en la dirección. Pero ante el agotamiento del artilugio de la distancia, la película comienza a dar vueltas sobre sí misma, a ponerse cursi y sentimental, efectista y manipuladora. No solo convierte a su personaje en una especie de heroína autogestiva, sino que estira situaciones en virtud de completar un metraje, acumula tensiones para acrecentar el impacto emocional, cierra todo con un moño de calculada conveniencia. Watts hace lo que puede para sostener un argumento débil con su rostro desencajado en primer plano, tratando de dar sentido a lo que se pierde en la deriva.
Es un ejercicio cinematográfico que confía toda la potencia al trabajo de un actor. Paso con “Enterrado” con Ryan Reynolds. Paso con Jake Gyllenhaal en “Culpable” por solo dar unos ejemplos. El experimentado director Phillip Noyce recurre a Christopher Sparling para tener la base de este film hecho durante la pandemia, que plantea la desesperación de una mujer en el medio de un bosque con un teléfono inteligente como única posibilidad de manejar una situación extrema. Naomi Watts se carga al hombro toda la película. En el comienzo sabemos que hace un año quedó viuda, que tiene dos hijos, uno de ellos, el adolescente pretende faltar al colegio donde sufre bullying, mientras que su hija va sin problemas. Mientras habla con sus padres, amigas e hijos, corre por un espléndido bosque y recibe demandantes encargos. En esa situación, alejada de todo, y con su celular recibe la terrible noticia de una situación límite en el colegio, tipo Columbine. Desarrollada en tiempo real, esa madre vive horas desesperadas, como dice el título original, y recibe y hace todo tipo de llamados. A medida que se precipitan los acontecimientos, lo confuso, lo irreal y hasta la repetitivo desarrollan un film, que como era de esperarse, informa a medias y atrapa al espectador con trampas del género y un suspenso logrado pero cansador. Para una actriz esta producción que descansa solamente sobre su capacidad de transmitir todas las emociones es un desafío de la que la Watts sale airosa, como siempre.
"Desesperada", siempre al borde del estallido. Naomi Watts se hizo un lugar en Hollywood gracias a trabajos sufrientes en los que la vida de sus personajes daba un giro de 180 grados (casi siempre para mal) en un abrir y cerrar de ojos, con Mulholland Drive (2001), La llamada (2002) y 21 gramos (2003) como emblemas de aquella etapa. La rubia pone a prueba su capacidad de pasarla pésimo en Desesperada, traducción local del The Desperate Hour (La hora desesperada) original y toda una declaración de principios de lo que espera en este regreso a los primeros planos del director Phillip Noyce, de quien se sabía poco y nada hace largos años. El título podría haber sido “Angustiada”, “Impotente”, “Consternada”, “Agobiada” o “Abrumada”, pues alrededor de esos sentimientos y sensaciones se mueve la subjetividad de Amy (Watts) ante las situaciones que propone Noyce en asociación creativa con el guionista Chris Sparling, el mismo de Enterrado (2010), con la que Desesperada tiene varios puntos de contacto. Empezando por una acción concentrada en tiempo (la brecha temporal del relato coincide con el metraje), espacio (un bosque y sus alrededores) y personajes (todo el peso recae sobre Watts). Tiempo era, justamente, lo que necesitaba el muchacho encerrado en un ataúd varios metros bajo tierra. Y tiempo es lo que necesita ahora esta madre recientemente viuda que lidia como puede tanto con su duelo como con el de su hija pequeña y su hijo adolescente. Este último sufre una depresión que le ha quitado las fuerzas para levantarse, pero mamá lo persuade hasta lograr que el chico se vista y ponga primera rumbo al colegio. Un pequeño momento de paz e intimidad que aprovecha para salir a trotar por la apacible zona boscosa que rodea la casa familiar. Lo hace con un celular con el que parece hacer todas las llamadas del mes, hasta que recibe la noticia de que algo está pasando en el colegio. Algo que no conviene adelantar, pero que pondría al hijo en el rol de perpetrador de una masacre. El problema es que se entera a unos cuantos kilómetros de la ciudad. Sin demasiadas posibilidades de conseguir un vehículo, solo queda correr. E intentar solucionar las cosas…por teléfono. Como las recientes A ciegas y Kimi: Alguien está escuchando, Desesperada tracciona su acción con los caballos de fuerza concedidos por un motor narrativo cuya mecánica funciona en base a un panorama externo cada vez más complicado del que la protagonista se anoticia a través de su dispositivo móvil. Hay tensión y empatía hacia esa mujer en crisis. Lo que no hay –y que sí había en las otras dos– es conciencia de dónde está el punto en el que todo el asunto se pasa de rosca y cae en un inverosímil del que resulta imposible volver. Un inverosímil que incluye a Watts –siempre al borde del estallido– siendo partícipe directa de una toma de rehenes y consiguiendo datos y contactos que ni siquiera la policía puede. El celular, entonces, como el arma más poderosa del mundo.
El director de `Agente Salt', `Cerca de la libertad' y `Juego de patriotas', Phillipe Noyce, nos presenta en esta oportunidad una historia que relata la desesperación de una madre al enterarse que su hijo puede verse involucrado en un tiroteo que sucedió en la escuela. Amy (Naomi Watts) enviudó hace muy poco tiempo y luego de la partida de su esposo debió hacerse cargo sola de sus dos hijos, la pequeña Emily y el adolescente Noah, con quien la relación se ha vuelto tensa y distante. `La hora desesperada', a la que hace referencia el título original del filme, es una expresión cuasi literal del conflicto: a Amy la contactan mientras está corriendo para decirle que hubo disparos en la escuela a la cual asisten sus hijos. Alejada de su casa y del lugar donde ocurrieron los hechos, decide hacer todo lo que está a su alcance para proteger a su familia. El guion previsible y un tanto elemental de Chris Sparling no permite revelar mucho más sin caer en un spoiler. La película de Noyce se apoya en una actriz muy valiosa como Naomi Watts para relatar una historia plagada de lugares comunes, escenas previsibles y diálogos poco creíbles entre la protagonista y los personajes periféricos con los que habla a través de su teléfono durante toda la película. La cámara que sigue a Watts durante casi los noventa minutos se enriquece con los planos cortos y el poder interpretativo de la actriz, siempre sólida en sus roles. De todas formas, la trama no logra captar la atención del espectador pues el guion atenta contra la propia película. Naomi Watts logra lucirse pero de todas formas la pieza cinematográfica resulta intrascendente y obvia.
¿Que es lo que produce que un filme con la muy buena dirección de fotografía de John Brawley, buen manejo de la cámara, al igual que el montaje y una excelente actuación de la protagonista, casi exclusiva, sea calificada de regular para abajo? Es simple, nada de lo antedicho puede salvar un paupérrimo guión.
Entre fines de la década de 1980 y hasta los primeros años del siglo 21 la filmografía de Philip Noyce atravesó su período más prospero con muy buenos títulos que tuvieron una gran recepción popular. Entre ellos se destacaron el excelente thriller psicológico Dead Calm (con Nicole Kidman), Juego de patriotas y Peligro inminente (basadas en las novelas de Tom Clancy), la adaptación de El santo con Val Kilmer, El coleccionista de huesos y el clásico Furia ciega, una de las mejores comedias de acción de los ´80 con un inolvidable Rutger Hauer. En el 2002 presentó su obra más aclamada en materia de premios, Rabbit-Proof Fence y luego en el 2010 llegó su última producción exitosa en Hollywood con Agente Salt (Angelina Jolie) que le hizo más justicia al cómic de Black Widow que el reciente fiasco oficial de Marvel. Entonces llegó la debacle. En el 2014 el desastre comercial de El dador de recuerdos, basada en la novela de Lois Lowry, lo desterró de los grandes estudios. La película no era mala y tenía un buen elenco pero se estrenó en un momento donde las propuestas sobre futuros distópicos con adolecentes habían saturado. Como le ocurrió a otros colegas de su generación, Noyce hoy se la rebusca filmando capítulos en series de televisión y películas malas de bajo presupuesto. Desesperada fue escrita por Chris Sparling responsable de Enterrado (con Ryan Reynolds) y presenta un concepto similar donde el conflicto se desarrolla en una franja de tiempo limitado. El problema es que presenta un concepto desafortunado que no termina de convencer. Noyce propone una propuesta pochoclera que se relaciona con el drama de los tiroteos en las escuelas de los Estados Unidos y sobresale por su falta de tacto y sensibilidad para tratar el tema. Naomi Watts encarna a una super madre, muy propia de las heroínas de los años ´90, que con la ayuda del mejor smartphone del mundo mueve cielo y tierra para salvar su hijo de un tiroteo en un instituto escolar. Si al menos la historia hiciera un esfuerzo para trabajar la temática con un mínimo de contenido que alentara algún tipo de reflexión se le podría perdonar su carencia de suspenso, sin embargo Deseperada se siente como una burda explotación comercial de una problemática que sigue vigente en la actualidad. Este es probablemente el trabajo más desapasionado de la carrera de Noyce, quien ofrece un pseudo thriller sin alma que falla por completo a la hora de crear situaciones de tensión y tras los primeros 30 minutos se convierte en un relato aburrido. Más allá de correr por los bosques y hablar por teléfonos con un rostro angustiado, Watts tampoco tiene la posibilidad de sobresalir con un personaje se limita a vivir situaciones inverosímiles. Cuesta creer que esta es una producción del mismo realizador que en el pasado hizo Dead Calm, que no en vano se convirtió en un clásico de los ´80. Una decepción. Frente a otros estrenos más prometedores que renuevan la cartelera no vale la pena perder el tiempo con esto.
Thriller a contrarreloj con Naomi Watts El veterano realizador australiano Phillip Noyce ("Juego de patriotas", "Peligro inminente") dirige este film que tiene a Naomi Watts como único personaje en toda la película. Desesperada (The desperate hour, 2021) es el tipo de película contada en tiempo real y sostenida por el preciso incremento de la tensión a lo largo del relato. Un tipo de film en el que siempre sucede lo mismo, por un lado la situación se dilata hasta lo inverosímil, y por el otro, el tour de force de la propuesta termina ahogando al espectador. Amy (Naomi Watts) sale a correr una mañana como tantas otras por el inmenso bosque que rodea el barrio en el que vive. Solo lleva consigo su smartphone para escuchar música. Recibe una llamada del colegio de sus hijos donde hay una situación del estilo de la masacre de Columbine. Desesperada, trata de saber de sus hijos atrapados en el medio de la balacera. Solo tiene el GPS y sus piernas para llegar al lugar a tiempo. Mientras tanto, llama por teléfono a cuanta persona se le ocurre para solucionar el problema desde la distancia. Es notable la entrega de la actriz y productora del film que soporta toda la película en su rostro. Watts se carga la película al hombro y da sentido al fuera de campo expresado en su cara para crear el clima fatalista de la película. Ella corre, suda, se golpea, se cae y levanta, y sigue corriendo con el corazón de una madre leona. Este tipo de propuestas son geniales en su premisa pero cuesta sostenerlas en el metraje y Desesperada no es la excepción. Sucedía en las mejores Culpable (la danesa original o la remake con Jack Gyllengaal) y en Enlace mortal (Phone Booth, 2002) con Colin Farrell. Las posibilidades de que un único personaje en un único lugar sostenga la película durante toda su duración es muy difícil. En determinado momento el film escrito por Chris Sparling exige un cambio de aire y si eso no pasa, se sofoca. Podemos resumir todo el film a un primer plano de Naomi Watts hablando por teléfono con el bosque de fondo. Es esa imagen la que se reitera hasta el cansancio y genera cierta insatisfacción por ver algo más que nunca llega. Sin embargo Desesperada nos deja una enseñanza de manera colateral: si haces deporte por tu salud física y mental, mejor deja el teléfono en tu casa.
Amy (Naomi Watts) es una madre en duelo por la pérdida de su esposo vive con su hijo adolescente en un pequeño pueblo. Mientras sale a trotar por el bosque, ve pasar patrulleros. Empieza entonces a sonar su teléfono con malas noticias. Hay un tiroteo en la escuela a la que va su hijo y no queda claro si él joven está allí. Y en caso de estar, la pregunta es si es víctima o si está involucrado de otra manera. En medio del bosque, Amy, tratará de ir hacia el colegio mientras averigua lo que está pasando. La película, luego de sus primeros minutos, amenaza con transcurrir exclusivamente con la protagonista en el bosque hablando por teléfono. Pasan los minutos y parece confirmarse. En cuanto el espectador deduce que ese puede ser el camino, notará cada vez más como se fuerza la historia para lograr ese desafío actoral y de puesta en escena. El director es Philip Noyce, ningún genio de la historia del cine, dirigió varias películas famosas como Terror a bordo (1989), Furia ciega (1989), Juego de patriotas (1992), Peligro inminente (1994), El coleccionista de huesos (1999). Ninguna obra maestra, aunque aquí se ha pasado claramente al cine de segunda línea. Un presupuesto limitado para una drama policial sin demasiada potencia. Lo más importante termina siendo su discurso alertando sobre el peligro de estas situaciones trágicas en los colegios, algo que ha pasado en varias oportunidades y puede volver a pasar. Un contenido de interés social pero sin valor cinematográfico.
Una mujer sale a correr, hay un tiroteo en el colegio de su hijo y trata de volver para rescatarlo. Todo en tiempo real, o más o menos. La idea no es del todo mala y la Watts es una buena actriz que demuestra además capacidad para el relato puramente físico (bueno, fue la Ann Darrow de la menospreciada King Kong de Peter Jackson...) pero aún cuando trata de contar lo justo, hay pocas ideas de imágenes, lo que vuelve el conjunto más bien tedioso aunque con algunos aciertos ocasionales.
Bastan un celular, un dron, una actriz en buen estado físico, con oficio dramático, y una locación visualmente atractiva para hacer una película de suspenso. Que tales condiciones den como resultado una película magnífica es otra cuestión y depende del talento de quienes conciben un relato. Es indesmentible que la cualidad del suspenso ha sido laboriosamente labrada en Desesperada, no así las condiciones dramáticas que pretenden espiritualizar los 84 minutos del relato. El fondo dramático de la película del veterano Phillip Noyce es tan pueril como la visualización de autoayuda con la que comienza la película, un banal dechado de imágenes trascendentales que no es un buen augurio.
El guion de Chris Sparling centra la historia y la cámara sobre Amy Carr (Naomi Watts) durante casi todo el film. La mujer está intentando sobreponerse a la muerte de su marido ocurrida un año antes en un accidente. De esa unión nacieron dos hijos, que también están haciendo el duelo, como pueden... Noah (Colton Gobbo) un adolescente algo distante y una niña pequeña. En la mañana que nos ocupa Amy decide tomarse el día y salir a correr por el bosque que rodea su casa mientras sus hijos están en el colegio. Mientras trota resuelve por teléfono dististan cuestiones con su madre, amiga y mecánico entre otros hasta sucede algo que cambia el curso de su "mañana de relax": un tiroteo en el Establecimiento de sus hijos con posterior toma de rehenes (algo bastante frecuente en Estados Unidos) y a raíz del hecho desafortunado se conecta más que antes vía IPhone (otro protagonista) con las personas mencionadas, a las que se suman otras... La película dirigida por Phillip Noyce navega entre el thriller (el tiroteo) y el drama (la distancia entre madre e hijo ante la muerte del padre) sin decidirse por ninguno de los dos. Si a eso le sumamos ver a Watts hablando casi 84' por teléfono con respiración agitada, el resultado es desfavorable. Algo está claro, ella es buena actriz y esa es una de las pocas cosas que podemos rescatar.
Desesperada es un filme poco convencional, no llega a ser experimental, pero tiene una narrativa poco habitual para mostrar una historia solo desde el punto de vista de una mujer que quiere llegar a un lugar donde su hijo estaría en peligro. Está muy bien dirigida, porque genera suspenso a pesar de las limitaciones de guion que tiene, es un filme con cierta originalidad, y que puede generar mucha tensión, pero no es para cualquiera.. La crítica completa radial en el link.
Ayer se estrenó en la pantalla grande el film “DESESPERADA”, un thriller que promete tenernos pendientes durante toda su duración. ¿Cumple? Se trata de una familia abatida por la desafortunada muerte del padre. Su viuda, Amy Carr (Naomi Watts), tratando de distraerse, sale a correr por el bosque, internándose en los caminos menos transitados. A media mañana, recibe una llamada contándole que en la escuela hay un tirador activo y que su hijo adolescente, Noah, podría estar en peligro. A kilómetros de la ciudad, agotada por entrenar, y abrumada por el pánico, Amy, usando sólo su teléfono celular, busca cualquier forma de volver y evitar el peor desenlace. En lo que respecta a la dirección del film, los personajes están representados adecuadamente por el casting elegido. Watts es, por supuesto, foco de casi toda nuestra atención, y, por lo menos a nivel actoral, la rompe. Las decisiones tomadas por el director para generar tensión no siempre son acertadas, pero la trama es simple, se plantean temas relevantes actualmente (sobre todo para Estados Unidos), y se generan imágenes bonitas, aunque no muy interesantes. El problema más grande de esta película es el guion. Hay un desbalance que ni siquiera una tremenda actriz como lo es la protagonista puede equilibrar. Es entendible que “Desesperada” intente transmitir empatía por los afectados por tiroteos masivos, y por eso se encapriche en mostrar cada segundo de lo que le pasa a Amy; pero una vez que esa desesperación se demuestra y es captada por el público, los obstáculos se vuelven pesados. De todo lo que pasa, lo más interesante es una sola revelación, aproximadamente a la mitad del film (revelar cuál sería spoiler…). La sensación que se genera es un gran “uh, no termina más”, degradando cualquier buena performance que pudo haber habido, incluidas las de los personajes que hablan por teléfono con la mamá de Noah. La fotografía es bella y aprovecha adecuadamente los escenarios naturales. Los colores y las texturas vuelven más tolerable a la cinta, pero se escatima el uso de luz dura y sus contrastes, que es una picardía, ya que brindaría muchísimo lugar a la creatividad e imágenes simbólicas, expresionistas. Éstas enriquecerían el mensaje que se quiere transmitir, que de todas maneras, no es profundo; con lo cual se vuelve al principal problema: el guion. La moraleja es: ¿“los tiroteos son malos”? ¿”No salgas a correr”?... Indescifrable. La historia lamentablemente es fácil de adivinar, y las cosas que van ocurriendo son resueltas de forma extremadamente predecible. La perspectiva, tan centrada en una sola persona, toma de rehén al espectador; no hay descanso de la situación. Esto, lejos de generar más empatía por Amy (producida inicialmente), hace perder el entusiasmo original. En mi opinión, hubiera sido un excelente cortometraje, o incluso un excepcional videojuego. No aprobó; preferible ver otra cosa más interesante si vas al cine. Por Carole Sang
Reseña emitida al aire en la radio.