A lo largo de las costas del Pacífico, un hombre y una pastora belga se encuentran para llegar a un destino: el funeral de su amigo Riley. Risas y aprendizaje caracterizan este camino, donde un cuaderno y las nuevas aventuras van a ser las claves en la relación entre los dos protagonistas.
Las mascotas, especialmente los perros, han poblado la gran pantalla desde sus inicios. Desde personajes icónicos como Lassie, haciendo su debut en «Lassie Come Home» (1943), hasta clásicos animados como «Los 101 Dálmatas» (1961), hemos tenido montones de historias con canes como protagonistas en una gran diversidad de géneros. En los últimos años, la tendencia fue en descenso, pero ha habido algunos intentos poco inspirados de traer nuevamente a estos simpáticos cuadrúpedos delante de nuevas generaciones. «A Dog’s Purpose» (2017), «The Call of the Wild» (2020) y la adaptación cinematográfica de «Clifford The Big Red Dog» (2021) son solo algunos ejemplos recientes de este tipo de relatos. Channing Tatum protagoniza y codirige junto a Reid Carolin (ambos debutando en este puesto) «Dog», una película que se centra en Jackson Briggs, un ranger del ejército norteamericano, que tiene la tarea de llevar a Lulu, una perra de guerra belga malinois, por la costa del Pacífico desde Washington a Arizona, para asistir al funeral de su adiestrador. En el camino, deberán limar sus asperezas y lidiar con el trastorno por estrés postraumático y el mal genio de la perra. El film nos presenta una historia que mezcla de manera justa el drama con el humor para reflexionar sobre temas inherentes al ser humano, complejos y conmovedores como los vínculos o el duelo, pero sin llegar a tener golpes bajos o excesivamente sensibles, sino que esta relación que se va forjando a lo largo del tiempo le otorga una cuota de comicidad al relato. La guerra también es un punto importante dentro de la trama, ya que ahonda en las consecuencias que genera, el lugar que le dan a los ex combatientes y la fecha de vencimiento que tiene un cargo en particular, pero no llega a ser demasiado moralista ni nacionalista, sino que su punto de vista se ubica en el medio de la discusión. Al ser una combinación entre una road y una buddy movie puede tornarse un poco predecible en cuanto a su estructura narrativa, ya que sabemos que al principio estas dos partes no se van a llevar del todo bien, pero que van a ir acercándose poco a poco, como también podemos imaginar algunos obstáculos con los que se encontrarán en el camino, que harán que todo se complique y que implique una fuerza mayor poder llegar a destino. De todas maneras, esto no impide que el viaje sea sumamente disfrutable, enternecedor y divertido. Channing Tatum hace un buen trabajo para interpretar a este soldado conflictuado, que solo quiere volver a lo único que conoce: la guerra, y debe adaptarse a las circunstancias para cumplir con su objetivo. Además, construye un vínculo bastante especial con la perra de la película que traspasa la pantalla. Se muestra carismático y a pesar de sus traumas y comportamientos dudosos podemos empatizar con él y ver el buen corazón que tiene y que lo va mostrando poco a poco en la cinta. Por su parte, la perra tiene un lugar muy importante dentro del film y brinda ternura, risa y emoción por igual. Dentro de los aspectos técnicos se destacan los paisajes por los cuales transitan los protagonistas en el viaje, que aportan cierta nostalgia, como también la banda sonora que acompaña ese recorrido. En síntesis, «Dog» es un buen arranque de la dupla de directores, la cual nos entrega un film lleno de sentimientos, con un agregado de humor y crítica social. Uno de esos films sumamente disfrutables, donde el viaje es mucho más enriquecedor que el destino.
Dog es consciente de lo que quiere ofrecer. Teniendo en cuenta que es su primera prueba como director, Channing Tatum sale muy bien parado, ya que , junto a Reid Carolin, y apoyados en Lulu, la perra estrella, logran generar una emotiva comedia dramática
Existen películas que se hacen no para revolucionar el género o la cinematografía, sino simplemente para ser contadas desde el lado más humano posible. Este es el caso de Dog: Un viaje salvaje, protagonizada y co dirigida por Channing Tatum y Reid Carolin, que se estrena en cines la semana del 23 de junio. Lulu es una perra de la unidad canina de los Rangers de la Armada cuyo compañero humano muere y es necesario llevarla a su funeral 5 días después. Briggs (Channing Tatum) -otro Ranger veterano que quiere volver a la acción- será el encargado para realizar esta tarea. Ambos se meterán en problemas e intentarán resolver sus propios obstáculos de la mejor manera posible. Este es uno de esos films en los cuales no se toma riesgo alguno, narrativamente hablando. Es la típica película de road trip, en la cual dos individuos (un humano y una perra, para ser precisos) deben ir en auto desde el punto A al B en una cantidad específica de días. Es obvio que nada sale como debería. Las situaciones en las que se meten ambos personajes son bastante originales, y aunque por momentos un poco ridículas, no chocan con el estereotipo estadounidense con el que está acostumbrado el espectador. Si hay algún elemento que destacar es cómo muestra la cruda realidad que vive un veterano de guerra: las heridas físicas y mentales no sólo son difíciles de superar, sino que es complicado obtener un sustento después de todo lo vivido. Además se ve este mismo efecto en la perra y cómo su educación y vivencias en el extranjero afectan su vida cotidiana. El propio Channing Tatum expresó que el film Dog: un viaje salvaje está inspirado en el último viaje que hizo con Lulu, su perra que falleció en 2018; por lo que se entiende el por qué de este proyecto. Esta cinta se nota que fue hecha con el amor que cualquier persona puede darle a un compañero perruno. Analizarla mucho más sería quitarle su propósito.
Dog representa el debut como director de Channing Tatum, quien desarrolló este proyecto para procesar el duelo por la muerte de su mascota; una perrita pitbull que falleció de cáncer en el 2018. Esta es la parte donde surge la gran pregunta del millón. ¿Debo consumir antidepresivos luego de ver este film, como en Hachiko y Marley y yo? No, afortunadamente Tatum evitó caer en los burdos golpes bajos y las narrativas manipuladoras que suelen ser frecuentes en películas de este tipo. De hecho, el principal mérito de su labor como realizador reside en que pudo desarrollar una historia emotiva sin excederse en el melodrama exagerado para conseguir las lágrimas del público a cualquier precio. La trama es mucho más seria de lo que venden los trailers promocionales y se enfoca en el proceso de sanación emocional que atraviesa un soldado veterano a partir de la relación que entabla con la mascota de un compañero fallecido. Tatum compartió la tarea de dirección junto Red Carolin, quien fue productor de algunos de sus filmes previos, de Magic Mike, Comando especial 2 y White House Down. El film escoge el recurso de la road movie para construir el vínculo entre un veterano que padece estrés post-traumático y una perra que también arrastra sus traumas como miembro de una unidad canina militar. Pese a que la fórmula es genérica los directores consiguen sacar adelante una película amena que aborda el contenido emocional de un modo honesto y en ocasiones utiliza el humor para descomprimir los momentos dramáticos. El protagonista ofrece como actor una labor decente y conforma una buena dupla junto a la perra Lulu, representada por un animal real en lugar de esos pastiches de CGI que vimos en otras producciones recientes. El tiempo determinará si con este proyecto se inició una nueva faceta artística para el actor o quedará como una anécdota de su filmografía. Su primera incursión en la realización es correcta y dentro de la temática que trabaja al menos aporta un poco más de contenido frente a otras propuestas familiares relacionadas con perros que se estrenaron en los últimos años.
Este filme, tal como lo anticipa su titulo en español, (el original es solo “Dog”), se constituye como una “película de carretera” en que lo importante es la relación que se establece entre el perro, el humano que lo acompaña y la transformación que se produce en ambos. La película intenta desenvolverse en esa estructura, con su consecuente estudio de los personajes y del paisaje. Durante el final del primer acto dan a entender que se viene un viaje inesperado, lo único constante
Con la sorpresa de ver en los créditos a Channing Tatum como director junto a Reid Carolin, se estrena "Dog", un film que a simple vista, parece uno de las tantas historias de "buddies". Dog es mucho más que eso, porque no es el típico relato edulcorado con animales, es más profunda. Jackson Briggs (Tatum) es un soldado que ha sufrido una lesión cerebral traumática, pero quiere, de todas formas, volver al servicio activo. Su Capitán no está de acuerdo, pero ante la insistencia, le propone una tarea: llevar desde la Base en Washington a Lulu, una perra belga malinois, entrenada para las misiones del ejército y fiel compañera de Riley Rodriguez, que acaba de morir, a su funeral en Arizona. El animal no es nada dócil, se pone muy nerviosa si hay que volar y nadie puede acercarse sin que sea atacado, así que deberán hacer el viaje en camioneta. Su temperamento es tan difícil, que luego del funeral, va a ser sacrificada. Pero el viaje juntos y las aventuras y desventuras que les toca atravesar, cambiará el rumbo de sus vidas. Se cruzarán con algunos personajes que aportan cierta cuota de humor, aunque cabe aclarar que no es una comedia. Hay también algunas secuencias que se sienten fuera de época...pero lo más importante de la extensa travesía es que aprenderán juntos a sanar sus heridas. La banda de sonido de Thomas Newman es un plus de canciones hermosas y Lulu, interpretada por tres diferentes perras se roba la pelícua, tierna por sobre todas las cosas y nos muestra cuán firme es nuestro lazo con los que amamos los animales. Por último, Tatum ofrece un cariz diferente al que nos tiene acostumbrados.
Esta semana llega a nuestros cines la película Dog: Un viaje Salvaje, es un film dirigido por Reid Carolin y Channing Tatum, quien también es el protagonista de esta historia junto a la perra Lulu. Briggs es un ex Ranger que debe realizar un viaje con la indómita perra Lulu a través de la costa del Pacífico para llegar al funeral de un viejo compañero si quiere volver a ser parte del ejército. Lo que Briggs no sabe es que la perra Lulu lo meterá en varios problemas. Lo primero que debemos decir sobre Dog: Un viaje Salvaje, es que estamos ante una película de superación y agradecemos mucho que se trate de una aventura y no de una cinta que utiliza golpes bajos para sensibilizarnos. Quien escribe debe sincerarse, no me gustan las películas tristes sobre animales y al empezar a ver Dog: Un viaje Salvaje, tenía miedo de que termine como muchos films sobre mascotas. Por suerte este no es el caso y cuando terminamos de verla salimos del cine con una gran sonrisa. Carolin y Tatum ya llevan varias películas trabajando juntos y se nota que tanto director como actor se entienden. Esta vez, ambos dirigen y si bien se siente como un producto de estudio debemos admitir que cumple sin necesidad de la marca de autor. Dog: Un viaje Salvaje, es una película de carretera, un viaje lleno de peripecias con dos personajes rotos y esto es lo más interesante de la cinta. Tanto Briggs como Lulu sufren de estrés post traumático debido a la guerra de medio oriente, algo que ya se ha visto en varias películas, pero en este caso se centra en la vida cotidiana de los personajes y como se ven afectados por esos traumas y por una cierta necesidad de seguir en el ejército como única forma conocida de vida, eso es lo que tanto humano como animal deben superar y lo bueno es que la película lo muestra de una manera natural y vemos el crecimiento de los personajes. Ahora bien, Dog: Un viaje Salvaje, tiene sus fallas al no profundizar demasiado en algunos aspectos por centrarse más en la adrenalina del viaje y los cambios entre el drama y el humor no sale bien parado en todos los casos. A su vez las actuaciones son pasables, pero nadie destaca, ni siquiera el protagonista. De todas formas, eso no llega a opacar demasiado el producto final. Dog: Un viaje Salvaje es una entretenida película para los amantes de los animales, donde vemos la relación, el crecimiento y el amor mutuo entre ambas especies. Es una película recomendada para aquellos que les guste la aventura, el drama y el humor, que por suerte tiene un final feliz.
Ya desde el afiche la propuesta no ofrece dudas. Además Channing Tatum debuta como director con esta película junto a Carolin Reid (Magic Mike), y son los guionistas y productores de esta ficción que se basó en un documental que también produjeron para HBO en el 2017. La propuesta es sencilla, un ex soldado que fue dado de baja por lesiones en su cabeza se encarga de recorrer casi 5000 kilómetros junto a una perra, especialmente entrenada para acciones bélicas, una pastora belga malinois. El objetivo es llegar al entierro del soldado con el que, la perra en cuestión, actuaba en Afganistán. El detalle es que “Lulú” padece de ataques de ira y stress postraumático después de la guerra. Algo parecido le sucede al buenazo de Channing, musculoso e ingenuo. El recorrido de esta “pareja” tendrá de todo un poco, personajes excéntricos, momentos de seducción, un toque de new age, un secuestro, un robo. Condimentos distintos para mantenernos entretenidos. Pero el foco estará en lograr la confianza del animal, reinsertarla en la relación con humanos y armar, con puesta de sol incluida y situaciones cómicas y de las otras, un film de “compañeros de ruta” que cambiaran para bien durante el trayecto.
"Dog", con Channing Tatum: un héroe de la "white trash". Dog es una de esas películas casi imposibles de evaluar. Ideológicamente es aberrante, pero en términos narrativos funciona, con méritos como el de no caer en sensiblerías cuando podría haberlo hecho. Pero claro, cómo se hace para empatizar con una película belicista, racista, misógina y anti LGBQT +. Y a su vez cómo no dejar de considerarla en sus propios términos -eficacia narrativa, sobriedad expositiva, desenlace sin golpes bajos-. Y a la vez cómo perdonarle que sea una película que parece hecha por white trashes (blancos pobres y reaccionarios) para white trashes. Uno de esos casos en que el crítico agradecería no tener que calificar con ningún puntaje, ya que está entre un 1 más grande que una casa y un 6 más o menos bien ganado. ¿El promedio, entonces? Entre 3 y 4. Tampoco da. Lo ideal sería una calificación disociada: un 1 para lo ideológico, un 6 para lo estrictamente cinematográfico. En fin, se le pone un 5 al voleo y se trata de explicar a qué viene tanta esquizofrencia. Denle una oportunidad a la guerra. Así se llama, créase o no, el “book” que el ranger Rodríguez legó a la posteridad, donde incluye no sólo fotos de su amada ovejera belga entrenada para matar, sino también poemas dedicados a ella. Un caso clavado de zoofilia platónica (por ponerle un nombre), que la película plantea como el más puro amor entre un humano y un canino. Al humano, a propósito, se lo llama “papá”. Papá de Lulú, la belga en cuestión. O sea que Rodríguez habría fornicado con un ser de cuatro patas, dando a luz una perra. Más vale dejar eso como sugerencia para una próxima película de David Cronenberg y seguir adelante. El cabo Briggs (Channing Tatum) deberá recorrer 2500 kilómetros con Lulú a bordo, y llegar a tiempo para que la perra pueda asistir al funeral de su “papá”. “Nos divertimos matando gente”, celebran Briggs y sus camaradas cuando se emborrachan, y por lo visto la encantadora Lulú se divierte de la misma manera. La perra no sólo es intratable sino que cuando ve a un señor “vestido de árabe” se le tira encima para despedazarlo. Fue entrenada para eso. “Sos la única chica con la que quisiera charlar”, le confiesa Briggs después de haber rebotado en una disco con cuanta fémina se le cruzara: el tipo pone la misma expresión de asco cuando una mujer se queja de la masculinidad tóxica o del ecocidio, o cuando ve en la tele dos chicas enamoradas. En la radio de la camioneta escucha, claro, viejos clásicos country. Y así va por la vida el héroe de Dog. El grandote Channing Tatum, rubio, de pelo corto y lleno de músculos, tiene una pinta de marine que se cae. Y es el codirector de la película, con lo cual está más que claro que para él y el codirector Reid Caroline, Briggs es, efectivamente, un héroe. Obligado, pobre, a “cargar con el mundo entero”, como todo ranger que se precie. Ahora bien, ¿qué hacer si a uno Channing Tatum siempre le cayó de lo más simpático, si la película se ve no sólo con asco sino también con agrado? Dos cosas: charlarlo en terapia y pensar en qué puntaje ponerle a Dog.
Aburrido relato en donde Channing Tatum acepta una misión, en apariencia simple, para lograr recuperar su lugar en el ejército. Torpe relato del encuentro entre un hombre y un perro que no logra transmitir la necesaria empatía para que los espectadores continúen su historia.
Escrita, dirigida y protagonizada por Channing Tatum, Dog es una película que se mueve por lugares comunes y al mismo tiempo consigue sorprender con detalles y sorpresas que valen la pena destacarse. Los protagonistas son un exsoldado llamado Jackson Briggs (Channing Tatum) y un perro pastor que también fue parte del ejército. El mejor amigo de él y dueño del perro ha fallecido y Briggs deberá llevar al perro para que llegue al funeral a tiempo. No pueden viajar sino a través de la ruta y juntos deberán, ambos con las secuelas de la guerra, llegar a tiempo evitando meterse en problemas. Los soldados traumados sobreviven como pueden, pero los perros con secuelas de conductas tienen un destino más rápidamente oscuro. También de esa sombra que se cierne sobre ambos está hecha esta película. Aprovecha la película para entregar muchos momentos de comedia y combinarlos con el drama y la emoción. Hay algo de alborotada libertad en la narración de esta película que no teme al ridículo. Tatum entrega una historia que se ve sincera y comprometida. En el medio todos los chistes de películas de parejas desparejas son aprovechados. A su modo, Dog resulta una agradable sorpresa, aun cuando no tenga pretensiones ni busque ser algo más de lo que su simple historia entrega.
El actor procesa el duelo por la muerte de su mascota Nunca es fácil el visionado de una película cuyo protagonismo recae en partes iguales entre un animal adiestrado y un protagonista humano. En este caso, una estrella como lo es Channing Tatum. Y tamaña experiencia y momento eligió el reconocido actor para su debut como director, a la vez que hace su parte también delante de cámara. Porque la narración trabaja sobre las cuestiones inexplicables de la guerra y la parte más distante, más desconocida, tal vez, del regreso y las pérdidas que son, claramente, dolorosas para quienes sobreviven a las víctimas. Dog es una historia sentida y emocionante que acompaña a Jason Briggs, un soldado especial (conocidos como rangers) en sus cuestiones de vida en tanto intenta seguir adelante. Mientras sus jefes le niegan cada vez su regreso a las fuerzas debido a los traumas físicos y emocionales que sufre, llega sorpresivamente para Briggs una misión en la que puede, de alguna manera, redimirse, y por otro lado recuperar sus posibilidades de ganarse la vida; en ella debe llevar a un perro con entrenamiento de combate y rescate de víctimas al entierro de quien fuera su dueño y entrenador. El film podría quedarse en el uso de la sensiblería típica pero decide jugarse más y presenta momentos en que echa mano de alguna herramienta “risueña” para quitar presión y balancear así adecuadamente el avance del relato; recorre entonces el espectador junto al protagonista el periplo sentido en el que se revisan los restos de una sociedad confusa construida en base a cuestiones complejas que la corroen por dentro. La dirección de Dog es compartida por Tatum y Reid Carolin, quien está a cargo del muy buen trabajo de guion junto a Brett Rodriguez. El mayor logro, a mi consideración, es la naturalidad con la que el actor le pone el cuerpo a su personaje y lleva adelante esta historia.
VOLVER AL MUNDO Dog, un viaje salvaje es un proyecto en conjunto entre Channing Tatum (actor que posee ya una larga trayectoria y que ha demostrado talento y versatilidad, brillando tanto en comedias de acción como Comando Especial y en dramas como Foxcatcher) y Reid Carolin, escritor/productor que ha trabajado anteriormente junto a él en varios de sus proyectos, entre los cuales destacan las películas de Magic Mike. Ambos asumen el rol de codirectores de este largometraje que narra la historia de superación de un militar estadounidense que ha sido dado de baja de las fuerzas por un problema neurológico causado por sus lesiones en el campo de batalla. En orden de ganarse su reincorporación en el Ejército, un superior le pide que lleve a la perra de un soldado amigo, recientemente fallecido, a su funeral, atravesando la costa oeste en auto. Carolin ya venía con experiencia respecto al tema del uso de perros en el Ejército, pues estuvo involucrado en 2017 en un documental titulado War Dog: a Soldier’s Best Friend. En Dog, el drama se construye a partir del establecimiento de un paralelismo respecto de la situación de la perra y la de Jackson Briggs, personaje encarnado por Tatum. Ambos son víctimas de la guerra, cargan con los traumas psicológicos y físicos de la vida en el Ejército y, por ello, los dos dejaron de ser útiles y fueron apartados. La relación especular entre “Dog” y Jackson se construye con rapidez y se establece como la fuerza motora del relato. El concepto del “perro como mejor amigo del soldado”, que se había tratado en el documental de Deborah Scranton, se recupera a partir de un diario que resume la relación que la perra tenía con su antiguo dueño fallecido. De alguna forma, Jackson deberá llenar el vacío que ha dejado la muerte de su amigo en la vida de la perra, y esta ayudará al soldado a resolver los problemas que lo han llevado a la soledad y el aislamiento. En este sentido, Dog es otra muestra de lo bien que se lleva el cine con las tramas basadas en relaciones entre personas y perros. La película funciona a partir del uso de la figura del perro como contrapunto del desarrollo de su personaje principal, pero solo lo hace en tanto este es interesante y tiene algo que narrar. Jackson se encuentra desfasado respecto de su entorno: el universo que ha habitado toda su vida, caracterizado por la rigidez y el machismo propio de la estructura vertical del Ejército, choca con el que está afuera, en el que las personas de su edad se muestran cada vez más críticas de ese modelo de masculinidad. Esto se deja ver sobre todo en la dificultad del joven a la hora de establecer relaciones con mujeres. Sin embargo, lo que resulta más atractivo de Dog es el hecho de que escapa al maniqueísmo a la hora plantear este conflicto. En lugar de mostrarnos, como hacen muchas otras producciones, un esquema caracterizado por dos polos divididos por una grieta, donde uno es el correcto y el otro el incorrecto, Tatum y Carolin no imponen ese juego a su personaje, no lo juzgan ni buscan hacer de él el objeto de una ideología particular. Lo que protagoniza el juego dramático no es la reivindicación de la vida militar al estilo republicano ni tampoco de un progresismo crítico próximo al discurso demócrata, sino el desafío que debe enfrentar Jackson para volver al mundo y relacionarse con lo que yace por fuera del lugar seguro y familiar en el que ha vivido hasta ahora.
But if you ride back and I am left, You’ll do as much for me, Mother, you know, must hear the news, So write to her tenderly. Viajando con mi perro Dog no es una película difícil de describir; por el contrario, posiblemente su mejor atributo sea la simpleza. Es una película relativamente pequeña, de esas que resulta cada vez más raro ver en una sala por estos días. Es una película sobria, eso es raro también. Una película sobria sobre la imperfecta amistad entre dos especies entrenadas para la muerte; sobre estar solo en una época llena de eufemismos; sobre una guerra que no se ve pero que deja cicatrices invisibles, sobre el dolor más allá de las palabras. Con todo eso a cuestas, Dog consigue lo imposible: hacer una película feliz. Dog es lo que podría ser American Sniper, si American Sniper fuera una comfort movie. Dog es la historia de Jackson Briggs (Channing Tatum, que también co-dirige), un ex ranger del ejército norteamericano dado de baja tras haber sufrido daño cerebral. Lejos del campo de batalla, Jackson se dedica a soportar el maltrato de clientes adolescentes mientras sirve sándwiches poco apetitosos en un local cualquiera. Ante la perspectiva de una existencia mediocre y con muchas dificultades para funcionar en la vida cotidiana, Jackson insiste en regresar al frente de batalla hasta que, finalmente, es llamado a la acción. El pedido no es lo que espera: Riley Rodriguez, un amigo del ejército, ha muerto la noche anterior y se prepara el funeral en tierras estadounidenses. Una amiga en común lo ha sobrevivido: Lulu, la perra de combate de Riley. La pastora belga malinois es indomable, impredecible y agresiva: la misión de Jackson es trasladarla hasta el funeral de su amigo, luego de lo cual será sacrificada. Dog se configura, de esta manera, como una road movie sobre un hombre y un perro que tienen dos cosas en común: la ausencia de un amigo, y una institución que los ve como desecho. Jackson es la definición de white trash, mientras se emborracha en los bares e intenta entablar conversación con chicas que hablan pestes de la masculinidad tóxica. En la camioneta, Lulu destroza los asientos de cuero, en una existencia funcional que rara vez conoció una mano blanda, una caricia, la posibilidad de una vida de disfrute más allá del deber. Dog no es el tipo de película que vaya a traicionar nuestras expectativas, y el vínculo entre hombre y perro se irá gradualmente estrechando, los cuerpos de ambos como testigos y artífices de la muerte en nombre de un país que les está dando la espalda. Por momentos se pone casi metafísica, coqueteando con la noción de vidas pasadas a través de los diferentes personajes que la dupla va conociendo a lo largo de su recorrido. El resultado es la apertura de las emociones, el abrazo a todo ese dolor que sin saberlo, Jackson ha vivido en el campo de batalla. Un abrazo que la película transita con respeto y amor hacia sus personajes, un abrazo despojado de soberbia que es toda ternura. Dog se llama así por un perro que tiene un nombre. Es Jackson quien, en un primer tramo del viaje, lo llama así; no lo particulariza sino que lo nombra por lo que es genéricamente. Uno de los elementos del guion para narrar el tránsito a la apertura de un mundo sensible es, justamente, cuando Jackson empieza a llamar a Lulu por su nombre. La misma operación realiza Dog con respecto al army ranger: lo desesquematiza, le da un sentir, un punto de vista, lo nombra. Y Channing Tatum encarna todo eso con convicción envidiable, convencido que con una película pequeña pueden decirse cosas grandes.
Dog es una película que no trae absolutamente nada nuevo para el arte cinematográfico, es un film que es relativamente previsible, y que no tiene muchas sorpresas, sin embargo tiene corazón, y es un film que no se puede negar que funciona, y que además, funciona muy bien y también emociona. Tiene una fórmula simple, en la cual un exsoldado debe hacer un viaje junto a un perro, que también es un miembro del ejército, y que ambos están heridos; él con daño cerebral, y la perra con un problema de comportamiento; obviamente vamos a esperar que se genere un vínculo, y se genera; y obviamente vamos a esperar que haya una serie de vicisitudes en ese viaje, qué suceden. Sin embargo, el corazón que tiene el film, la honestidad del relato, y el tono ligero pero emotivo, funcionan; y termina siendo un producto muy agradable de ver, y que a su vez nos deja una enseñanza. Recomendada. La crítica radial completa en audio y video y la crítica escrita de Flecha Lástrico completa, en el link.
Channing Tatum en una aventura que no es lo que aparenta Con mas corazón que salvajismo, el actor de “Magic Mike” se pone delante y detrás de cámara para realizar este film sobre el fuerte vínculo forjado entre un hombre y un perro. Un ex soldado sin rumbo fijo y con un pasado tormentoso sufre un cambio drástico cuando su destino se cruza con el de un perro. Lulu, el nombre del canino, es un animal adiestrado que acompañó en misiones de guerra. El fallecimiento de Rodríguez, compañero de Briggs (Channing Tatum) y fiel compañero de Lulu, desencadena una unión tan salvaje como esperanzadora. Tatum y Reid Carolin, ambos a cargo de la dirección del film, nos brindan una comedia dramática que resulta ser más cautivadora y reflexiva de lo que se especula. Capaz de hacernos reír y lagrimear, Dog: un viaje salvaje (Dog, 2022) es un largometraje más serio de lo que se cree. Las secuelas de la guerra, el compañerismo, la fidelidad y la reinserción en la sociedad son tópicos que resaltan entre algunos chistes y mucha música durante la carretera. Con tres actos marcados, y hasta con climas bien dispares entre ellos –comicidad, complicidad y emotividad-, el contenido de la historia fundamenta un climax contundente, acongojado y necesario. Alejado de la cursilería, este viaje funciona como esa bocanada de aire fresco en una cálida tarde de verano. En cuanto a lo técnico, la fotografía nos deleita con la luz ideal para cada escena, ya sea en planos abiertos en exteriores o a través de imágenes dentro de las cuatro paredes. Tatum, tanto como protagonista y director, nos sorprende con cada decisión y se posiciona como un realizador que, a partir de ahora, vamos a seguir bien de cerca. ¿Puede esta cinta ser catalogada una película bélica? Sí. ¿Puede ser considerada una película sobre el vínculo perro-hombre? También. ¿Puede encasillarse como una road movie? Tiene partes dignas de ese género. Dog: un viaje salvaje es un film con tantas ideas que, lejos de convertirse en un menjunje sin forma, reconvierte varios clichés de Hollywood en un cantar sentimental, agradable y autocrítico.
Reseña emitida al aire en la radio.
El viejo adagio del espectáculo dice “ni con niños ni con perros”, que no se actúa con esos seres porque suelen robarse el protagonismo. Pues bien, a Channing Tatum le tiene todo sin cuidado y no solo actúa sino que además codirige esta historia sobre un militar que tiene que emprender un viaje con una perra ovejera belga con historial de mal comportamiento para asistir al funeral del dueño del animal que luego será “puesto a dormir”. Pero el viaje, como pasa en las películas de parejas desparejas, va haciendo que la hostilidad entre hombre y perra se transforme poco a poco en otra cosa. Hay mucha comedia, pero lo más interesante es que la relación entre los dos no se da a partir de golpes, sino de cierta sequedad que vuelve todo más creíble. El paisaje, el viaje no solo son marco de las acciones sino reflejo de lo que va sucediendo a los que uno no tiene más remedio que querer con lágrimas al final.
El encuentro de dos almas quebradas tras vivir los horrores de la guerra Channing Tatum y Reid Carolin, debutan en la dirección con una hermosa road movie que narra el encuentro de Brigss y Lulu, dos almas quebradas que se reúnen en el momento exacto para superar juntos los traumas y los horrores de la guerra. ¿De qué va? Dog, un viaje salvaje narra el encuentro de dos ex miembros de los Rangers del ejército norteamericano, quienes involuntariamente se emparejan para realizar un viaje que les cambiará la vida. En este viaje Jackson Briggs, un exsoldado, deberá llevar a Lulu, una indomable Pastor belga malinois -perteneciente al ejército-, al funeral de su dueño, un compañero soldado que ha fallecido trágicamente tras un accidente automovilístico. A través de este viaje Briggs y Lulu conocerán la importancia del amor y la amistad como elementos fundamentales para superar viejos traumas y así poder comenzar una nueva vida. Cuando decidí ver Dog: un viaje salvaje, pensé que me encontraría con una película más sobre la amistad de un perro y su dueño. Sin embargo, para mi sorpresa, este filme de Reid Carolin y Channing Tatum -ambos debutando como directores- va mucho más allá. Si bien la historia se centra en cómo a través de un viaje Jackson Brigss (Channing Tatum), un soldado que ha sido dado de baja luego de sufrir un grave accidente que le ocasionó severas lesiones cerebrales, y Lulu, una Pastor belga malinois entrenada para actuar en combate, construyen una hermosa amistad; lo realmente interesante del filme se encuentra en cómo esta road movie utiliza una premisa mil veces contada para abordar -creativamente- un mensaje social y político que invita a reflexionar sobre los traumas que sufren todos aquellos que han tenido que vivir los horrores de una guerra. Así nos encontramos con un relato profundo que nos muestra a un exsoldado (Jackson Briggs) claramente desamparado por no contar con el apoyo del ejercito al que fielmente sirvió, luego de sufrir su trágico accidente, y una perra entrenada para la guerra (Lulu), que ha desarrollado un trastorno de estrés postraumático que se ve reflejado en un carácter nervioso y agresivo. Con la finalidad de otorgar nuevamente el ingreso de Briggs al ejército, éste es obligado a llevar a Lulu, a través de un largo viaje, al funeral de su dueño, otro soldado que luchó junto a ella en la guerra de Irak, quien falleció tras sufrir un “inexplicable” accidente automovilístico y, posteriormente, deberá dejarla en una base militar para ser sacrificada por culpa de su incontrolable agresividad. De esta manera, nos enfrentamos con una historia encantadoramente seria en donde dos almas desoladas y quebradas se encuentran para apoyarse en un mundo que parece haberlos desechado. Como podemos observar, tanto Briggs como Lulu han sido víctimas de los terrores de la guerra, por ello, el encuentro de ambos será propicio para tratar de superar sus propios traumas; demostrando que el amor y la amistad siguen siendo de las mejores fórmulas para enfrentar los obstáculos que encontramos a lo largo de nuestras vidas. Tomando en cuenta lo anterior, podemos decir que el guion de Reid Carolin, Brett Rodriguez y el propio Channing Tatum, nos presenta una historia bien consolidada, novedosa, atractiva, cautivadora y profunda, llena de aventuras que van evidenciando el lado más encantador y amoroso de Briggs y Lulu, mientras tratan temas tan profundos como el dolor, el duelo, la soledad, el miedo, el racismo, entre otros tantos. Por otro lado, vale la pena destacar la actuación de Tatum, quien nos regala un personaje sólido y encantador que se compenetra perfectamente con su co-protagonista Lulu, quien también se presenta en la pantalla asombrosamente carismática. Para la interpretación de Lulu la producción contó con tres Pastores: Britta, encargada de realizar la mayoría de las actuaciones, Lana, encargada de las escenas en que Lulu aparece acostada y Zuza, quien interpretaría a la Lulu más agresiva. Otro punto a favor de Dog: un viaje salvaje, es su cuidada fotografía, a cargo de Newton Thomas Sigel, quien utiliza magistralmente la luz para otorgar -cual pintura impresionista- delicadeza y belleza a la historia que nos están narrando. En sí, una hermosa fotografía que se compenetra muy bien con el ritmo pausado del filme. En definitiva, Dog, es una historia entretenida, con una premisa mil veces contada pero desarrollada de manera novedosa, introduciendo a la fórmula temas verdaderamente serios que nos interpelan y nos permiten analizar con otra mirada los horrores de la guerra. Por esta razón, Dog: un viaje salvaje es una obra que merece ser apreciada, porque al final esta compleja historia de amistad te dejará con un buen sabor de boca.
El actor Channing Tatum debuta como director con esta película que se convirtió en un éxito de taquilla. Quizás por su presencia, y seguramente también porque su combinación de dramedy placentera y crowdpleaser absoluta, es una fórmula sin fallas cuando se hace bien. Nada que no hayamos visto antes: una road movie, en la que dos personajes disímiles pero bastante rotos cruzan la geografía americana para llegar a un destino. En este caso, un veterano del ejército, Jackson Briggs (Tatum) que quiere volver a servir pero no lo dejan a causa de los problemas cerebrales, y de otro tipo, que le dejó Afganistán. Sino la deseable, la misión posible para él es llevar a una perra, Lulu, que también formó parte del combo militar, a los funerales de su entrenador, amigo de Briggs. Sí, aventuras en los caminos, encuentros con la gente de las distintas paradas, con la receta empática de humano y perro fortaleciendo su vínculo. Sí, en un viaje que implicará un cambio para el protagonista. Pero la falta de sorpresa de Dog, un viaje salvaje, no deja de permitir que cumpla lo que promete: pasar un buen rato con una historia entretenida que tiene, además de buenos momentos, la decencia de evitar el golpe bajo.
Codirigida, coescrita y coprotagonizada por Channing Tatum, esta «road movie» se centra en la relación que se establece a lo largo de un viaje, entre un veterano de guerra y un perro entrenado para matar. Un combo de dos modelos narrativos clásicos de Hollywood –historias de veteranos de guerra y de amistades entre perros y seres humanos– se unen de la manera esperable en DOG, UN VIAJE SALVAJE, una road movie emotiva y humanista centrada en la relación que se va estableciendo entre dos criaturas dañadas por su pasado. Una de ellas es Jackson Briggs, un Ranger del Ejército estadounidense, un hombre que ha vuelto del frente de batalla con más heridas y problemas de los que quiere o puede admitir. Y la otra es una perra, Lulu, que regresó del mismo lugar igualmente afectada y, obviamente, con aún más dificultades como para sanar. A lo largo de sus 100 minutos, esta película intentará demostrar que lo mejor que pueden hacer es ayudarse el uno al otro. Coescrita, codirigida y coprotagonizada por Channing Tatum –y de un sorprendente éxito comercial en los Estados Unidos, ya que costó solo 15 millones de dólares y recaudó 84–, DOG comienza mostrando a Briggs intentando de todos los modos posibles volver a Oriente Medio a combatir, por más que es evidente que ha quedado con un importante stress post-traumático. Jackson parece estar convencido de que un soldado no se rinde, pero sus superiores tienen en claro que no es el mejor plan volverlo a enviar al frente de batalla. Y en eso, al menos, tienen razón. En su lugar, al tozudo y un tanto pedante Briggs le encargan una tarea que parece menor y hasta un poco molesta. Llevar a una perra llamada Lulu, una pastor belga violenta, perturbada y entrenada para matar, al funeral de Riley Rodríguez, un compañero Ranger de Jackson. El tipo fue quien entrenó a la perra, pero se mató en un accidente tras volver con problemas psiquiátricos de Afganistán. Y el ejército le avisa que luego de pasar por el entierro tiene que entregar a la perra a las autoridades militares para ser sacrificada. De hacerlo, le prometen que quizás tenga una chance de volver al frente. El recorrido físico y emocional es bastante previsible, pero Tatum logra darle frescura y naturalidad al asunto gracias a la manera realista y poco pomposa que tiene de interpretar a su personaje. La negación de Jackson a reconocer que tiene serios problemas le permiten, durante buena parte de la película, funcionar como un soldado un tanto creído, más preocupado por sacarse de encima la tarea –y hasta divertirse– que por generar algún tipo de conexión con el agresivo animal. Y es así que durante una hora o más, DOG será una road movie que va descendiendo por la Costa Oeste de los Estados Unidos (empieza cerca de Portland y llega hasta Arizona tras pasar por San Francisco, Los Angeles y varias ciudades más) en la que Jackson y Lulu se meten en problemas y complicaciones propias de una comedia disparatada, muchas de ellas ligadas a la intensidad del perro y a su descuidado cuidador. La perra (interpretada por tres distintas, en realidad) hace todo lo esperable en una criatura entrenada de su tipo: sabe pasar de la violencia al extrañamiento y de ahí a la ternura. Lulu tiene expresiones e intensidades diversas y, a lo largo del camino, Jackson tiene que aprender a manejarla, con la ayuda de las personas más extravagantes con las que se cruza. Las aventuras de ambos no solo llevarán a que el soldado se preocupe al final por la suerte de la perra sino que, de modo igualmente previsible, ambos se irán relamiendo sus mutuas heridas, volviéndose extraños compinches, dos veteranos de guerra que se entienden mejor entre sí que con muchos otros. Tatum y su habitual socio Carolin manejan con mucha destreza las potenciales grietas políticas que se cuelan en la historia, apelando al look y a la personalidad de tipo duro militarista de Jackson para luego ir agregándole capas a su personaje, especialmente a través de algunas situaciones que les toca vivir en el camino, situaciones que lo llevan a entender a otros veteranos menos entusiastas que él con la idea de volver al frente. Con un soundtrack de música country y rock sureño, DOG apuesta a ser ese tipo de película que busca unificar a diferentes públicos a través de la empatía que generan los ex combatientes, más allá del conflicto bélico en el que hayan participado. Con algo de película de Clint Eastwood en su manera de mezclar comedia, drama y acción, pero especialmente por la forma en la que su protagonista desconfía por lo general de todo tipo de autoridad y prefiere armar su propio camino pese a contratiempos y dificultades, UN VIAJE SALVAJE es una amable sorpresa en la cartelera cinematográfica, una película pequeña pero valiosa que toma como punto de partida una fórmula tan clásica que parece ya gastada y logra salir muy bien parada del desafío. Un film sobre una amistad improbable entre dos criaturas, que aunque no lo sepan, quizás todavía tengan la posibilidad de recomenzar sus vidas de otra manera.
Las películas que enmarcan la relación de afecto existente entre el ser humano y un can constituyen, en sí, un subgénero con autónoma identidad. Pensemos, solamente, en dos títulos de más o menos reciente cosecha como “Siempre a tu Lado” (2009) y “La Razón de Estar Contigo” (2017). «Dog», satisfactorio debut detrás de cámaras del fornido Channing Tatum (en créditos compartidos junto a Reid Caroline, también guionista) resulta ser profundamente reflexiva, no por eso dejando la diversión de lado, y rozando el registro de comedia. No está despojada de tristeza, pero tampoco pretende impostar tragedia. Allí va el hombre, junto al mejor amigo del hombre, a despedir a su amigo. No se dejen engañar esperando liviandad, esta es una mirada sensible, atractiva y realista, inclusive tocando artistas de índole social. A manera de fábula, nos alecciona acerca de las batallas emprendidas una vez se regresa al propio hogar, y que no es, precisamente, la muerte del guerrero. Filmada en clave road movie atravesando la costa oeste norteamericana, nos presenta una reflexión acerca del trauma, las pérdidas afectivas y sus derivaciones, sin la necesidad de caer en golpes bajos ni resoluciones innecesariamente lacrimógenas.