Mentiras piadosas La comedia francesa por lo general se divide en tres categorías que suelen mezclarse en cada film individual, léase la romántica, la costumbrista familiar y la social/ racial. Como ocurre en casi todo el globo, las vertientes del género están tamizadas por la perspectiva narrativa liviana del cine norteamericano y por su tendencia hacia la reformulación de premisas en propuestas que pueden ser o no remakes explícitas de otras películas. Tiempo atrás los europeos no eran adeptos a las relecturas pero hoy el panorama cambió, pensemos en el caso de la italiana Perfectos Desconocidos (Perfetti Sconosciuti, 2016), que tuvo una remake griega y pronto tendrá otra española, o el de la francesa El Nombre (Le Prénom, 2012), que tuvo su relectura italiana en 2015, o el de la holandesa The Dinner (Het Diner, 2013), que a su vez tuvo una remake italiana en 2014 y otra estadounidense en este 2017. Dos son Familia (Demain Tout Commence, 2016) amplía aún más el alcance geográfico del asunto porque es una reinterpretación directa de la mexicana No se Aceptan Devoluciones (2013), de Eugenio Derbez, una comedia dramática muy interesante que en esta ocasión los galos reproducen casi al pie de la letra, logrando además la proeza de no dejar en el camino las características positivas del film original. La historia es exactamente la misma: estamos frente a un mujeriego (antes de Acapulco, ahora de Marsella) que se ve ante el “problemita” de una paternidad no esperada cuando una chica, con la que vagamente recuerda haberse acostado, le deja una beba de unos pocos meses, le dice que es su hija y se marcha de golpe. El susodicho parte hacia la ciudad de residencia de la madre (antes Los Ángeles, ahora Londres) para encontrar a la mujer, pero al no hallarla termina asentándose allí con la nena. Todo el peso del relato y su sustrato cómico nuevamente recaen en el actor que interpreta al protagonista principal: así como el propio Derbez en el opus azteca se cargaba la película al hombro -a través de su Valentín- y salía airoso a puro histrionismo, hoy es el extraordinario Omar Sy, en la piel de Samuel, quien consigue transmitir toda la algarabía, la delicadeza y el amor que la trama necesita. Dos son Familia jamás apela al grotesco infantiloide ni a la parodia intra género ni a los chistes burdos ni a cualquier otro dispositivo barato de las comedias norteamericanas actuales, ya que se ubica en un terreno más cercano al choque cultural clásico (Samuel no aprendió inglés a pesar de que vive en Londres junto a su hija Gloria, interpretada por Gloria Colston, desde hace ocho años), la fascinación con el mundo del espectáculo (el hombre trabaja como doble de riesgo en una serie televisiva de enorme aceptación) y la lógica de engañar sistemáticamente a la nena para que no sepa la verdad (Samuel le dijo que su mamá es una “agente secreta” que recorre el planeta y por ello no tiene tiempo de darse una vuelta por Londres para verla, a lo que se suman mails falsos y coloridos montajes fotográficos de las supuestas misiones de la mujer alrededor del globo). La realización posee dos partes bien marcadas que responden a dialécticas distintas, la primera abarca la construcción -más hilarante que trágica- de la situación en la que se encuentra el hombre y la segunda el terremoto -más trágico que hilarante- que causa la reaparición de la madre, Kristin (Clémence Poésy), un “cambio” que comienza tranquilo y desemboca en una batalla judicial por la custodia de la pequeña. La obra fue dirigida por Hugo Gélin, un cineasta con poca experiencia en largometrajes que, al igual que Derbez, de todas formas se las arregla muy bien para exprimir los diferentes ribetes del planteo en general, siempre apostando por el respeto hacia los personajes y la inteligencia del espectador en un combo que saca partido de los secundarios, las buenas intenciones de Samuel y los giros narrativos del último acto. Si bien la película nos aclara una y otra vez que su eje es la imprevisibilidad de la existencia y el miedo a la fragmentación familiar, en realidad casi todo el devenir se basa en la interrelación de mentiras piadosas que el protagonista teje para proteger a Gloria del dolor que podría ocasionarle la verdad, no sólo la del abandono consciente de su madre sino también la vinculada a otro gran secreto. En este sentido, la estrategia hedonista de ensalzar un presente feliz a costa de no conocer las sombras que acechan termina funcionando con dignidad al tratarse de una menor, un ideario subrayado desde el título original del film, ese “mañana todo comienza” que pone de manifiesto el ciclo de nubarrones e improvisación -sustentada a su vez en los errores y los aciertos- que constituye la vida de cada uno de nosotros en mayor o menor medida…
Solos contra el mundo Dos son familia (Demain tout commence) es la remake de la película mexicana No se Aceptan Devoluciones (2013). El film se limita a replicar la trama de aquella de forma fiel y se apoya íntegramente en la excelente interpretación de Omar Sy (Amigos intocables, 2011). Samuel vive en Marsella y trabaja a bordo de un barco turístico. Durante el día pasea a los visitantes y por la noche organiza fiestas donde consigue a la mayoría de sus conquistas amorosas. La rutina se altera cuando una mañana aparece una de sus amantes casuales (Clémence Poésy) con un bebé en brazos y asegura que se trata de su hija. Luego de pedirle dinero para pagar el taxi, desaparece sin dejar rastro. Solo con la niña, viajará a Londres en busca de la madre y se instalará allí con la esperanza de volver a encontrarla. La película se divide en dos partes bien diferenciadas. Por un lado, la primera, donde Samuel se adapta a su nueva vida como padre y doble de riesgo en una serie de acción. Aquí es donde la comedia se desarrolla con buen pulso por parte del director Hugo Gélin. Las situaciones más graciosas se dan cuando el protagonista debe hacerse cargo de la crianza de su hija en un país que no es el suyo, con un idioma que no domina y que tampoco se preocupa en aprender. Samuel decide mentirle a su hija e inventa una historia donde su madre es una espía que viaja alrededor del mundo completando intrincadas misiones. En la segunda parte se da paso al drama, de golpe pero con cautela. El problema surge cuando ella vuelve y reclama el lugar que dejó vacante. Cuando la trama comienza a dar indicios de que el resto del film girará en torno a la batalla judicial por la tenencia de la criatura, como en Kramer vs. Kramer (1979), la película se centra en una cuestión más grave que Samuel mantuvo en secreto. Son muy pocas las reversiones que superaron o, al menos, igualaron a la película original. Dos son familia puede considerarse un film tierno y emotivo que le hace justicia al de Eugenio Derbez gracias a la eximia interpretación de Omar Sy pero, sobre todo, por respetar la trama.
Llega a nuestras salas la remake francesa de la cinta mexicana “No se aceptan devoluciones”, de la mano del director galo Hugo Gélin y del actor Omar Sy (“Amigos Intocables”). “Dos Son Familia” (“Demain tout commence”) nos muestra como Samuel vive una vida sin responsabilidades ni ataduras en la playa en el sur de Francia. Hasta que un día, una de sus antiguos amores le deja en los brazos a un bebé de pocos meses, Gloria: su hija. Incapaz de cuidar de un bebé y decidido a devolverle la niña a su madre, Samuel se va a Londres para tratar de encontrarla pero no tiene éxito. Así es como cría a una hija hasta que tiempo después la madre vuelve a aparecer en sus vidas. Esta reversión francesa propone un film de fórmula que no propone nada nuevo y hasta incurre en bastantes clichés propios del género. Un film promedio bastante “hollywoodense” en su ejecución y en su prolija construcción. Impecable a nivel técnico pero quizás un poco predecible y regular a nivel narrativo. Sin embargo, la cinta logra constituir un relato agradable y pasajero gracias a la buena labor de su elenco. Omar Sy derrocha simpatía y otorga, como es habitual, un gran trabajo. Su histrionismo, carisma y la buena química con la debutante Gloria Colston, que compone a la niña, nos recuerdan un poco al trabajo de Roberto Benigni en “La Vida es Bella”. El actor de “Amigos Intocables” y “Chocolat” demuestra tener un gran talento tanto para la comedia como para el drama. En síntesis, “Dos Son Familia” es una película que no se destaca por su originalidad a nivel narrativo, hemos visto infinidad de otros relatos que tratan temas parecidos con mejores resultados. Sin embargo, considerando que su material de origen tampoco es una joya cinematográfica, el resultado termina siendo (en líneas generales) positivo, debido a que se produce una reflexión bastante profunda sobre la paternidad, a pesar de los clichés, y de que Omar Sy da su mejor versión para elevar el film. Un film pasatista para disfrutar y pensar en la importancia de la familia.
Esta remake francesa de No se aceptan devoluciones es tan pobre como el film original mexicano. La mexicana No se aceptan devoluciones era una mala película que, sin embargo, se convirtió en un descomunal éxito comercial, recaudando más de 100 millones de dólares en todo el mundo, 45 de ellos en los Estados Unidos, récord para un film extranjero. Las razones para que se haya rodado una remake francesa, entonces, hay que buscarlas en la taquilla y no en la pantalla, dado que los resultados son igualmente decepcionantes. Como en el film protagonizado y dirigido por el comediante Eugenio Derbez, de enorme popularidad en México, Dos son familia es la historia de un vividor (Samuel, interpretado por Omar Sy) que de repente tiene que hacerse cargo de su supuesta hija bebé después de que su madre, con quien tuvo una noche de sexo casual, la abandone para irse a otro país. Pasado el rechazo inicial, Samuel deberá madurar y ocupar su flamante rol de padre. Hasta que, ocho años después, la madre reaparece para reclamar sus derechos, alterando el equilibrio familiar. El inverosímil general (la nena de ocho años habla más y mejor que el padre), la pobreza absoluta de un guión que no hace más que apelar a lugares comunes, estereotipos y chistes gastados, o los inexplicables cambios actitudinales de sus protagonistas son problemas menores. Lo peor es el carácter burdo de una metáfora final que llega después de una vuelta de tuerca tan arbitraria como manipuladora. Aunque, es cierto, es coherente con esta “comedia dramática” cuyo único norte es la búsqueda de emoción a como dé lugar, incluso pegando por debajo del cinturón.
Samuel tiene todo lo que un hombre joven, soltero y despreocupado de la vida quisiera tener: carisma, un buen trabajo en una playa francesa, es atractivo y le va bien con las mujeres. Un día, luego de una alocada fiesta, aparece una mujer que conoció un año atrás con una bebe, su bebe. Luego de intentar rastrear a la madre de su hijo por Inglaterra, se resigna y decide aceptar ayuda. Así es como pasan ocho años y conocemos un Samuel distinto, donde cada día es una nueva aventura para él y la ya crecida Gloria. Pero todo cambia cuando la mamá biológica de la chica aparece reclamando tener un lugar en su vida. Nos llega desde Francia Dos son familia (Demain tout commence en su nombre original), un film que en apariencia y por su sinopsis parece un dramón de esos que la mayoría del público casual le escapa, pero ya al ver sus créditos iniciales veremos que no todo es moco y lágrima en este film. O al menos en gran parte de él. Una buena parte de responsabilidad para que Dos son familia funcione sin caer en el cliché, es de su protagonista Omar Sy, quien tiene tanto carisma para su papel, que se vuelve querible al instante, cuando en manos de otro actor podría haber resultado insoportable. Lo mismo decimos para sus momentos dramáticos, ya que al habernos enganchado desde el principio con su Samuel, sufrimos junto con él. Pero quien de verdad se lleva los aplausos en esta cinta, es la pequeña Gloria Colston. Esta muchachita de rulos no solo logra caer simpática y no ser un lastre para la trama (algo que por desgracia suele suceder con los roles infantiles), sino que además termina siendo la contraparte perfecta para el verborrágico papel interpretado por Omar Sy, ya que lo vuelve mucho mas creíble y no tan payasesco. Esto también se da gracias a la trama, que de a poco nos va dando pistas de lo que veremos en el tercer acto, donde la comedia y la diversión de padre e hija baja bastante de decibeles, y entramos en el lado dramático; haciendo que no sintamos que de golpe estamos viendo otra película, o que el guionista nos hizo algún mal truco para cambiar el rumbo. Es una lástima que quizás el personaje antagonista de la película, sea bastante cliché (de hecho supongo que la mayoría de ustedes ya se habrán dado cuenta de quién es). Quizás ese sea el punto más flojo de Dos son familia. Dos son familias es entonces, una entretenida película, en la que más de un padre se sentirá identificado; mostrando como un hijo nos puede hacer cambiar la percepción total que tenemos sobre la vida. De todas formas, y vale aclarar, que pese a las risas iniciales, lleven pañuelitos descartables, porque cuando vienen las lágrimas, vienen en serio.
Es una remake de una exitosa película mexicana de Eugenio Derbez. En este caso dirigida por Hugo Gelin y protagonizada por Omar Sy, el carismático y talentoso actor de “Intocables” y “Monsieur Chocolat”. Un hombre despreocupado, que vive de fiesta en fiesta en la costa azul, un día recibe a una mujer inglesa que le entrega a su niña asegurándole que es el padre y luego huye. El viaja a Londres para devolverla pero no la encuentra, se hace cargo, se transforma en una doble de riesgo con éxito y vive con la niña ya crecida en una casa que parece decorada para un jardín de infantes. Ocho años después llega la mama a reclamar a su hija. Hasta ahí todo lo que se ve es un film convencional, que no profundiza en ningún personaje y muestra todo como un cuento de hadas que se complica y se alarga. El problema es que el guión se extiende sin remedio repitiendo gags, situaciones y enredos. Pero para el final se encamina hacia el golpe bajo irremediable, buscando la lágrima y con considerables aportes de filosofía barata con olorcito a new age. Lo mejor de la película es sin dudas Omar Sy, se la pone al hombro y tiene suficiente energía y convicción para transformar el material pasable en momentos con encanto.
Remake francesa de “No se aceptan devoluciones”, aquella película que se convirtió rápidamente un fenómeno en los Estados Unidos y que le permitió a su protagonista, Eugenio Derbez, ingresar por la puerta grande a Hollywood. Acá Derbez es reemplazado por Omar Sy (Intocables), una actor que por su versatilidad se puede poner en papeles disimiles entre sí pero con gran repercusión en la taquilla. Hay algunos pequeños cambios en el guion que la favorecen, pero principalmente hay una clara inclinación por el drama que termina por inclinar la balanza y configurar un relato atractivo visualmente y con identidad.
Fallida comedia sensiblera Remake de la exitosa comedia mexicana No se aceptan devoluciones (2013), Dos son familia ha logrado en Francia el mismo suceso de público, apadrinada por la nueva figura del cine popular francés, Omar Sy. En ese terreno farragoso que se denomina "comedia dramática", la historia de un mujeriego convertido de manera mágica en un padre ejemplar combina los gags más previsibles sobre padres primerizos (ojalá hubieran visto Tres hombres y un bebe), con algunos chistes sobre diferencias idiomáticas (es un francés que vive ocho años en Londres sin aprender inglés) y los estereotipos más ridículos (hay un gay salido de una película de Olmedo), para derivar en un dramón con enfermedad incluida, acumulando innecesarios golpes bajos. Sy hace lo suyo, lidiando con los abruptos cambios de tono que lo llevan desde el histrionismo de un soltero despreocupado hasta la introspección de un padre compungido. Si la nena, Gloria (Gloria Colston) es el personaje que resulta más genuino, la pobre Clémence Poésy da vida como puede a la madre de la criatura, entre la inseguridad, la depresión posparto y la ensalada psiquiátrica que la película le tira por la cabeza. Si la comedia nunca funciona, la química que se intuye en algunos momentos que comparten padre e hija se diluye en secuencias de montaje con musiquita sensiblera que dan por tierra cualquier emoción creíble.
A veces, ciertas historias poseen una universalidad en los tópicos que abordan que pueden adaptarse en un sin fin de oportunidades, en diferentes países e idiomas. Un caso así es el de Intouchables, la sensación francesa también protagonizada por Omar Sy -quien encabeza este estreno-, que ya tiene su versión argentina con Inseparables, una de la india y se prepara la americana The Upside, encabezada por Bryan Cranston y Kevin Hart. Ahora, la película que nos reúne en esta ocasión es Demain tout commence, una revisita francesa a la explosión mexicana No se aceptan devoluciones de Eugenio Dérbez, historia por demás mañosa y manipuladora pero que tenía sus buenos momentos. El común denominador de estos films hace que se disfrute sin importar cuales sean sus falencias, que en este caso son las mismas que la original.
Dos Son Familia (Demain tout commence, 2016) es un largometraje de Hugo Gélin, que comienza con un prólogo que cobrará vital significado más adelante y es seguido por un divertido diseño de créditos al estilo del gran Saul Bass, logrando captar la atención del espectador desde el inicio. Si bien es una remake de No se Aceptan Devoluciones (2013), la película posee otra potencia actoral que la primera versión carecía y otra calidad a nivel global.Los aprendizajes de la niñez cobran sentido en la adultez Dos Son Familia narra la historia de Samuel -interpretado por el siempre simpático y efectivo Omar Sy- y la pequeña Gloria, su hija. Al comienzo Samuel es un joven soltero que trabaja en un parador de una playa turística en Francia. Allí aprovecha su ambiente laboral para divertirse y evadir las responsabilidades o los mandatos sociales. Repentinamente una joven, Kristin, trae consigo una beba (Gloria) y le anuncia que es el padre, huyendo y dejándola en sus manos abruptamente. Su vida cambiará para siempre, y cuando pensamos que la crítica está puesta en el estilo de vida del protagonista, veremos que hay una fuerte condena hacia esta madre que es quien en realidad ha abandonado a la niña. A partir del cómico encuentro con Bernie -un hombre excéntrico- con quien Samuel formará una sólida amistad, todo comenzará a acomodarse y encajar perfecto en su pequeña familia. Una vez ya instalado con la niña en Londres, y con una gran elipsis que condensa el crecimiento de Gloria, se comprime la información para el espectador en escenas que resultan similar a rever un álbum de fotografías. En consecuencia, este joven inmaduro pasará a ser un excelente padre con un trabajo inusual y divertido, pero estable. En Dos Son Familia la ambientación es fundamental, puesto que condensa el sentido y el concepto de paternidad que tiene Samuel para criar a su hija. El departamento en el que ambos viven está decorado de forma espectacular; es como una gran casa de muñecas, pero lejos de lo convencional, lo lúdico es lo principal. En este vínculo estrecho entre un padre soltero y su hija se instala una fuerte crítica al concepto tradicional de la institución familiar, no sólo con una crítica a la idealización de la maternidad (a los roles asignados a cada género) sino también racial. Si muchas veces las películas han utilizado a los negros para mostrarlos como los “malos”, aquí la crueldad está puesta en la “madre blanca”. Incluso así, la película logra presentar los distintos puntos de vista de las personas y sus sentimientos que se alejan de cualquier ideal pacato. Todo lo cómico que nos ofrece el filme se tornará dramático al regresar la madre de Gloria y generar un conflicto por su tenencia. El giro de la historia que torna hacia el melodrama -con algunos clichés-, pero que hacia el final le da una inesperada vuelta de tuerca que termina por conmovernos. En consecuencia, puede pensarse que Dos Son Familia posee un guión que comienza de forma atractiva y vertiginosa, que continua de manera algo enroscada, cayendo en una serie de recursos trillados, para por último volver a atrapar al espectador hacia el final mediante la emoción. Un relato cíclico de un niño que aprendió de su padre, para luego como adulto llevar ese valor a la práctica.
Crítica publicada en la edición impresa.
Padre del corazón Dos son Familia o Mañana empieza todo, como se la tradujo más literalmente, es la nueva película del director francés Hugo Gélin. El protagonista de la historia está a cargo del actor Omar Sy quien saltara a la fama por su excelente trabajo en la todavía más brillante Intouchables, película que en Argentina tuvo su remake bajo el título Amigos Inseparables con las actuaciones protagónicas de Oscar Martínez y Rodrigo de la Serna. El elenco principal de esta comedia/drama del cine francés lo completa Clémence Poésy, recordada por su participación en la saga de películas de Harry Potter. La historia comienza con el personaje de Omar Sy, Samuel, un playboy moderno de lo más simpático que se la pasa a bordo de los yates en los que trabaja durante el día y donde también organiza fiestas de lo más alocadas por las noches. El amanecer de una noche especialmente agitada lo encuentra en el contexto de un, para seguir en consonancia con el espíritu francés, ménage à trois del que es despertado por la visita de una joven muy bonita con un bebé en brazos. Se trata de Kristin (Clémence Poésy), británica ella con la que el bueno de Sam tuviera un encuentro de una noche hace ya un año. Para hacerla corta, hay que decir que el bebé que lleva en brazos es Gloria, hija biológica de Sam, quien prácticamente sin poder hilar una frase ante tamaña revelación se encuentra cargando a su hija recién nacida cuya madre no quiere saber nada con la situación y más pronto que tarde toma un avión a Londres para ya no regresar. Como se puede anticipar por el desencadenante, la película presenta las características de una comedia familiar clásica mientras un padre absolutamente inexperto tiene que lidiar con la llegada de su hija a quien no tenía en los planes. En este sentido, la historia funciona a partir del carisma y talento de Omar Sy cuyo magnetismo en pantalla es evidente. La fotografía del sur francés en las playas de Marsella y los buenos gags del guion (mientras padre e hija viajan a Londres en busca desesperada de la madre fugitiva) terminan de completar ese primer segmento de la trama que resulta entretenido y atractivo. Lo que sigue es una muy buena transición con sus elipsis de por medio para que la historia de Samuel y la pequeña Gloria avance sus buenos nueve años, situación que los encontrará viviendo en la capital inglesa con una vida ya mucho más estable y una relación muy natural desde el amor que los une y a pesar de ese inicio turbulento. Siempre con buenos momentos desde el costado cómico y haciendo base en la presencia de Omar Sy (en esta parte también contando con la química que hay entre su personaje y el de su hija Gloria), la trama experimentará un giro hacia el lado de drama cuando Kristin, la madre, regresa a la vida de los protagonistas. Una vez más tenemos un escenario que ya se ha visto en el que dos padres intentarán, primero por las buenas luego por las no tan buenas, compartir el amor de su hija a pesar de estar separados y de contar, en este caso, con semejantes antecedentes familiares. Mi Nombre es Sam o la ya clásica Kramer vs Kramer son algunos títulos que se me vienen a la cabeza para comparar esta parte de la historia. En conclusión, Dos son Familia se erige como una buena película familiar a partir de su relato de una historia que si bien ya hemos visto tanto en su faceta cómica como en su lado dramático encuentra en sus actores principales una frescura que nos genera, como espectadores, esas ganas de volver a vivir una aventura muy conmovedora, con mensajes bien construidos y que deja esa sensación final de que la hemos pasado bien como solo el cine puede hacerlo.
Un padre ¿Ejemplar? Allá por fines de 2013, No se aceptan devoluciones explotó alrededor del mundo entero convirtiéndose en un inesperado éxito de taquilla, causando opiniones muy divididas, y catapultando a la fama a su director, guionista y protagonista Eugenio Derbez. Muy probablemente un fenómeno sólo equiparable en los últimos tiempos a la española Ocho apellidos vascos. No hay que ser muy avispados para saber que este tipo de taquillazos acarrean la sobre-explotación del producto. Sobre-explotación que suele venir disfrazada de remakes o nuevas versiones, realizadas en otros países que intentan imponer idiosincrasia e idioma propio a la obra ya realizada. Este es el caso de Dos son familia, una película que, si bien marca algunas diferencias respecto de la original, carece de espíritu personal, y recae en errores propios. Samuel (Omar Sy) regentea la parada playera propiedad de Samantha (Clémentine Célarié). Alcanzan unos pocos minutos para saber que el hombre vive de la noche y de la farra, que no toma responsabilidades, y que posee el carisma necesario para engañar y meterse a todos (o a todas) en el bolsillo. Una mañana llega Kristin (Clémence Poésy) con una bebé a cuestas, Gloria, y la abandona en brazos de Samuel, diciéndole que es su hija. Desesperado, Samuel corre a ubicar a Kristin. Pero hay un detalle: Kristin huyó a Londres. Solo, desamparado y con una bebé sobre sus espaldas, Samuel inicia una nueva vida en la capital inglesa transformándose en un padre devoto. Sucesos inexplicables: ¿Pasará Samuel por las penurias propias de quien se encuentra en un país ajeno, sin dinero, sin vivienda, hablando otro idioma, y con una bebé para alimentar? Por supuesto que no; porque el guion (que entre original y adaptación incluye a ocho personas) no para de lanzar arbitrariedades. Así, casi al bajar del avión se cruzará en su camino con Bernie (Antoine Bertrand), productor de televisión, gay, creador de una exitosa serie de acción, y tan confiado como para llevarse a vivir con él a un indocumentado y una bebé a los que conoce hace cinco minutos. En fin. Otro par de sucesos inexplicables desde la lógica, y la bebé se transforma en una niña (Gloria Colston) muy avispada y con muchísima suerte. Su padre, que ahora es doble de riesgo del protagonista de la serie que produce Bernie, se olvidó de ser el hombre que saltaba de cama en cama para ser un padre pendiente de rodear de lujos y conformidad a su hija. Prácticamente Gloria no conoce la tristeza, salvo por reclamar a su madre esporádicamente. Tampoco conoce la verdad sobre su progenitora, a la que cree una espía internacional gracias a las mentiras de su padre. Mentiras que se complicarán cuando Kristin, de la nada, reaparezca. Cambios, para bien y… Dos son familia es remake directa de No se aceptan devoluciones, aunque en realidad podría también estar basada en cualquiera de estas películas sobre hombres que deben afrontar una paternidad desconocida, desde Un papá genial a Un giro del destino. Quizás, a sabiendas de que la original presentaba algunos problemas, en su versión francesa intentan repararlos: si bien parcialmente lo consiguen, terminan recayendo en otros iguales o hasta peores. El principal conflicto de No se aceptan devoluciones era su final. Sin spoilear ni uno ni otro, Dos son familia intenta hacerlo más ligero, ir diluyéndolo, pero lo conduce de un modo abrupto aún para los que ya sabemos qué va a suceder. El cambio de clima, lejos de ser paulatino, es de una escena a la otra, sin darnos tiempo a asimilarlo ni a que el film lo tome como lo que realmente sucedió. Omar Sy no es Eugenio Derbez y -por más chocante que nos caiga el estridente mexicano- hay una diferencia entre ser comediante y un actor que hace comedias. Dos son familia carece de comicidad, es empalagosa, superflua y tremendamente irreal. Se basa menos en las peripecias de un padre inexperto que en la vida de una niña que parece estar viviendo dentro del mundo de Cris Morena. Desde la casa en la que viven (similar a un parque de diversiones) hasta todos los hechos que suceden alrededor de Samuel y Gloria, no hay ni la menor intención de hacerlo creíble. Todo debe asumirse como “es la magia del cine”, con personajes llenos de buenas intenciones y en el que las necesidades económicas son palabras de otro lenguaje. Hablando de lenguaje, Dos son familia encuentra otro embrollo en su faceta de co-producción: desarrollar su acción entre dos países de idiomas diferentes. Samuel nunca aprende a hablar inglés. Sin embargo a veces los interlocutores ingleses le entienden, y a veces no. Del mismo modo, a veces él necesitará de Gloria como traductora y a veces entiende clarito lo que le dicen en inglés. Ah, y como Gloria Colston (que no tiene ni un poco del carisma de la nena original) habla con acento yanqui, le encuentran una excusa muy poco creíble para que hable inglés con ese acento sin jamás haber ido a Estados Unidos. Conclusión: Dos son familia intenta llevar a Europa una historia nacida en el mundo latino como la de No se aceptan devoluciones. A pesar de mejorar (en algunos aspectos) el asunto del final y destinarle un mayor presupuesto para que la historia parezca más internacional, tropieza con un sin fin de arbitrariedades, un mundo que le es ajeno, una poco inspirada interpretación de sus protagonistas, dirección en piloto automático de Hugo Gélin, y demasiados problemas idiomáticos mal resueltos. Problemas que, aún en los peores ejemplos, los originales terminan siendo mejores.
Esta crítica podría intitularse “Metiéndose los prejuicios en donde nunca te dio el sol”, o algo similar, pues antes de verla (en mi cabeza) ya la había valorado. Pero pasemos a explicar las razones del cambio en la calificación y decir que estamos frente a un buen producto. Cual sería la predisposición de un espectador-critico que concurre a presenciar una realisación basada en otro, al cual lo recuerda como un muy mal producto sin atenuantes. El filme original, “No se aceptan devoluciones” (2014), escrita, dirigida y protagonizada por Eugenio Derbez, producción netamente mejicana, terminó siendo uno de los mayores éxitos de taquilla en su país. Sucedió lo mismo a nivel comercial en el gran país del norte, estrenada como “Instruction not included”, o sea “Instrucciones no incluidas”, como si la paternidad-maternidad (aclaro por las dudas) bien entendida llegase con instrucciones. Véase “El Pibe” (1921) de Charles Chaplin. Bien. El mejicano se erigió como un fabuloso catalogo de golpes bajos y lugares comunes, tuvo mucho éxito de público, nadie es responsable por las millones de personas que le hicieron caso a las moscas. En este sentido el actual, versión francesa, toda una traslación que en algún punto hasta respeta la presentación de los personajes, “Dos son familia”, cuyo titulo en francés es “Demain tout commence”, que en su traducción sería “Todo comienza mañana”, mucho más adecuado al texto que presenta presenta. Abre con una escena que luego retorna sobre el final, un recuerdo del personaje principal y una frase que casi seria una declaración de principios: “Mi padre me enseño a no tenerle miedo al peligro, mi hija me enseño a no tenerle miedo a la vida”. En esta frase hace anclaje el titulo en francés y lo desarrolla. La gran diferencia de una a otra es que deja de ser una comedia física, como lo fue de mala manera la mejicana, para ser una comedia dramática con elementos costumbristas, con algún toque más humorístico que serio sobre los afectos encontrados y/o perdidos. Entonces el filme se puede plantear desde tres posibles lecturas según la identificación del espectador, la historia de ese hombre que intentará, finalizará siendo un padre, el mejor posible, la idea sobre la fragilidad de la vida. Son importantes algunas modificaciones entre un texto y otro, sutiles, pero que podrían mover a interpretaciones interesantes. El personaje mejicano se llama Valentín, que da a primera sensación la de valiente, tal su significado, se ve modificado por el de Samuel en la versión francesa, cuyo origen es bíblico, el Profeta Samuel, considerado casi como un segundo Moisés por su importancia, y el significado del nombre que es “El que escucha a Dios”. ¿Será casual la elección? En las hijas también se modifican los nombres Maggie / Gloria, la primera me remite a la magia, en realidad es diminutivo de Margaret, la segunda ¿También con tintes religiosos? Hasta aquí las diferencia más ocultas. La otra importante viene de la mano de las actuaciones, la historia es la misma, casi idéntica, demasiado previsible en su desarrollo, y los intentos de vuelta de tuerca, todos, o en su mayoría, se producen en el último tercio de la narración. La historia de Samuel (Omar Sy), un típico don Juan francés, joven, agraciado según las mujeres, sin asumir responsabilidad alguna ni ataduras de ninguna naturaleza, hasta que un día reaparece Kristin (Clemence Poesy), una antigua conquista, y le deja “su” bebita de tres meses a “su” cargo, diciéndole eres el padre, a las muestras me remito, y desaparece. Samuel de inmediato la sigue y recala en Londres, lugar de residencia de Kristin, esa “búsqueda” de la madre, la que se realiza durante poco más de ocho años. En ese periodo Samuel se habrá convertido en un doble de acción y se ha encargado de criar a su hija en otro país, sin hablar siquiera el idioma, y todo es aparentemente felicidad hasta que regresa la madre para tratar de recuperar a su hija. Mayormente todo se sustenta en y por las actuaciones, Omar Sy le da otra carnadura al personaje, más empático, no tan bufonesco, los secundarios del mismo modo, mejor construidos, desarrollados y actuados. Los diálogos más acordes, creíbles e interesantes, y un par de detalles, tampoco demasiados, desde lo cinematográfico, léase posición de cámara, encuadre, montaje y la banda de sonido, que la termina alejando de la estética televisiva de la mejicana. Sino vio la primera ésta le parecerá un buen pasatiempo, con algún que otro mensaje subyacente, si vio la anterior vaya sin prejuicios que hasta le parecerá mejor de lo que realmente es.
Esta es la remake del film mexicano “No se aceptan devoluciones” (2013), de Eugenio Derbez. La historia la transita bien el buen actor francés Omar Sy (protagonista de la película francesa que obtuvo una gran recaudación “Amigos intocables”) y la pequeña actriz Gloria Colston, quien interpreta a Gloria como la hija del protagonista, resulta chispeante, encantadora y tierna. Tiene varios gags, enredos, secretos, mentiras y minutos emotivos. Es una buena opción para toda la familia.
na remake francesa de una película mexicana, “No se aceptan devoluciones”, del 2013 y dirigida por Eugenio Derbez. En este caso, el encargado de trasladar la historia a Europa es el director y guionista Hugo Gélin. En “Dos son familia” nos presentan a Samuel (Omar Sy), un hombre que vive como si no hubiera mañana, entre fiestas y mujeres muchas veces simulando ser alguien que no es. Pero entre vivir sin planes, surge otro que le cae de prepo y con el que nunca se hubiese imaginado tener que lidiar. Una joven a la que conoció hace un año se le aparece con un bebé que clama ser de él. Se la nota alterada, perdida pero al mismo tiempo segurísima de lo que está haciendo, y desaparece dejando a ese bebé con él ante la reacción de un Samuel que no entiende qué está pasando. “Soy un niño. No se le confía un niño a otro niño”, exclama él intentando llegar a ella que escapa inmediatamente a Londres. Él la sigue, desde otro vuelo, pero al llegar allá no la encuentra. Entonces se ve solo y con un niño en brazos. Por suerte, después de verse en un lugar desconocido, un encuentro casual con un joven le brinda un trabajo nuevo y, de a poco, una amistad incondicional. La trama de “Dos son familia” es simple pero recargada. El tiempo pasa y Samuel cría a su niña brindándole una vida llena de juegos y diversión. Y como su prioridad es que no sufra, le inventa una vida a esa madre que no está, haciéndola pasar por una espía que viaja por el mundo. Sabe que esa bola se va volviendo cada vez más grande pero no puede romperle el corazón a esa niña que le hizo conocer algo que no creía posible para él. La madre luego va a reaparecer y querer recuperar el vínculo perdido y así la película va transitando por territorios conocidos, juicio incluido. “Dos son familia” es una comedia dramática. Por momentos se apuesta al humor exagerado (Omar Sy se entrega con todo el cuerpo al doble de riesgo en que rápidamente se convierte) y por otros a un drama con ciertos lugares comunes y golpes bajos. Una combinación peligrosa que si no termina de funcionar es por lo poco genuino que resultan algunos de los puntos de giro. “La vida no es una diversión ni un parque de atracciones”, va a tener que aprender Samuel mientras descubre la importancia de ciertos vínculos, que ser padre es mucho más que simplemente engendrar a una criatura. El gran atractivo del film termina recayendo en la química que hay entre Omar Sy y Gloria Colston, quien interpreta a la niña de mismo nombre. Muchas de sus escenas sí desprenden una naturalidad que no encontramos durante gran parte de la película. Clémence Poésy es la actriz encargada de interpretar el no sencillo papel de esta madre que aterrorizada de sí misma deja a su bebé con un desconocido, con su padre, pero alguien de quien no sabe nada. Quizás hubiese estado interesante que entre tanto drama se profundizara un poco más en el suyo, en esa inestabilidad que la llevó a tomar tan drástica decisión, que la construcción de ese personaje no fuese tan fría. Aun así su secundario permite que la atención se centre en el vínculo padre-hijo, algo que no tiene por qué ser propio sólo de la mujer. Entretenida y sentida película, “Dos son familia” toca fibras sensibles pero lo hace de un modo bastante impostado. El resultado termina siendo bastante desparejo, luciéndose mejor en la comedia que en el drama con el que tiñe especialmente el último tercio del film.
No se aceptan devoluciones Review de Jorge Marchisio Nos llega desde Francia Dos son familia (Demain tout commence en su nombre original), un film que en apariencia y por su sinopsis parece un dramón de esos que la mayoría del público casual le escapa, pero ya al ver sus créditos iniciales nos encontramos que no todo es lágrima en este film. O al menos en gran parte de él. Dos son familia podría haberse quedado en una “comediucha” dramática del montón, pero el enorme trabajo que realiza Omar Sy al dar vida a Samuel, hace que nos interesemos por sus conflictos o sonriamos junto con él cuando algo le sale bien, dando un trabajo muy sólido. Pero quien de verdad merece los aplausos es la joven Gloria Colston como Gloria. Esta muchachita de rulos no solo logra caer simpática y no ser un lastre para la trama (algo que por desgracia suele suceder con los roles infantiles), sino que además termina siendo la contraparte perfecta para el verborrágico papel interpretado por Omar Sy, ya que lo vuelve mucho más creíble y no tan payasesco. El trabajo de ambos actores es acompañado por un buen guion, que va construyendo el final dramático poco a poco, dándonos pistas entre tanta risa y escena graciosa. Esto es todo un logro, ya que cuando llegamos al lado emotivo del film, nunca nos sentiremos traicionados por el guionista Eugenio Derbez, quien de a poco fue mostrando sus cartas sin que nos demos cuenta. Es una lástima que quizás el personaje antagonista de la película resulte bastante cliché (de hecho supongo que la mayoría de ustedes ya se habrán dado cuenta de quién es). Quizás ese sea el punto más flojo de la película. Dos son familia es una gran opción para ir al cine para aquellos que quieran alejarse de los blockbusters norteamericanos, y busquen una historia mucho más humana. También es ideal para que la vean parejas que están esperando a ser padres o ya lo son. Cuando la vean entenderán porque esto último.
Remake francesa de un exitoso film mexicano tiene al muy exitoso comediante Omar Sy, el de Intocable, como padre impensado, cuando la mujer con la que pasó una noche le deja a una beba a cargo. Del shock inicial, Samuel pasará a ser el padre más dedicado y amoroso del mundo: otra persona. Pinta para otra comedia simpática de un padre a su pesar, pero se revela como una dramática donde todo es inverosímil, edulcorado y plagado de golpes bajos.
"Dos son familia": golpe bajo al corazón Samuel es un mujeriego que vive en Marsella y tiene un trabajo muy relajado: pasea turistas en un barco y organiza fiestas en la playa. Su vida se altera totalmente cuando una de sus amantes casuales aparece con una bebé y afirma que se trata de su hija. La mujer desaparece sin dejar rastro y Samuel debe madurar de golpe para convertirse en padre soltero. Ese es en principio el planteo de "Dos son familia", remake de la comedia mexicana "No se aceptan devoluciones" (2013), que batió récords de taquilla. Respetando el débil guión de la original, la película francesa protagonizada por Omar Sy (toda una estrella en Francia), comienza como comedia y después se transforma en un dramón pasado de rosca que no genera ninguna emoción creíble. Cuando la hija en cuestión ya tiene ocho años, su madre reaparece en escena para reclamar sus derechos. Pero eso no es todo. La historia se tiene reservadas algunas vueltas de tuerca que resultan irritantes. "Dos son familia" no llega a funcionar en ningún aspecto. Como comedia está viciada de estereotipos y chistes trillados, y como drama desbarranca en golpes bajos que rozan el ridículo. Omar Sy y Gloria Colston (la pequeña que personifica a su hija) consiguen una buena química, pero eso no alcanza para salvar a la película.
Todo comienza con un acantilado en algún destino paradisíaco de la costa francesa. De esa zona proviene Sam (Omar Sy), el protagonista de esta historia, que ya de adulto -una convención que como, verán en breve, no lo identifica- recuerda el momento en que su padre lo llevó hasta allí para darle una lección de vida. Sin alejarse demasiado de ese lugar, Sam trabaja como chofer de un yate por un tema práctico ya que, cuando las excursiones turísticas terminan, él se prepara para lo que realmente importa: la fiesta.
Crítica emitida por radio.
Re imaginando la películas No se aceptan devoluciones (2013) de Eugenio Debrez, Dos son familia mantiene el alma y base de la comedia mexicana con un toque de cine francés. Protagonizada por Omar Sy (Intouchables, Inferno) y Clémence Poésy (In Brudges, 127 Hours) esta remake supera con creces el film original. Sobre las playas de Marsella vive Samuel (Omar Sy) un solteron mitómano que lo único que disfruta en la vida es ir de fiesta en fiesta y ponerse a la gente en el bolsillo para beneficio propio. Un día, tras una de sus frecuentes “partusas playeras” sin previo aviso vuelve a la vida de Sam, Kristin (Clémence Poésy) una conquista pasada, con una pequeña gran novedad: una hija; Sam, confundido, no entiende absolutamente nada del encuentro inesperado y para complicar aún más las cosas, Kristin en una maniobra planeada, escapa y deja solo al joven con su pequeña hija Gloria (interpretada en una versión Gloria Colston). Entre la desesperación del momento, Sam, decide ir a Londres para contactar a Kirstin basándose simplemente por una foto de un bar en la cuenta de facebook de ella pero para sorpresa… Kristin no está ahí. Solo, sin un centavo y rodeado de un lenguaje desconocido para él, Sam decide empezar de cero como puede para criar de la mejor manera posible a su pequeña hija. Hugo Gélin, director de este proyecto, realiza un trabajo extraordinario y pone un punto y aparte sobre la obra original. Absolutamente todo lo que vemos pasa por arriba a la versión mexicana de Debrez, y su protagonista en esta versión francesa, Omar Sy, es perfecto en el rol de Sam. El actor de origen francés muestra a la perfección un rango de emociones exactas en cada momento indicado; Sy no sobreactúa y consigue la simpatía del público en segundos del comienzo de la película, a diferencia de Eugenio Debrez que con su mismo rol en la versión mexicana lo único que lograba era irritar y recordar a las personas que él dio su voz para doblar a Burro en la saga Shrek. Clémence Poésy, interpretando a Kristin como co-protagonista, se puede sumar a la lista de “arruina vidas” junto con Jenny de Forrest Gump y Summer de (500) Days Of Summer; Esto no es malo, ya que el nivel de odio que trasmite Poésy en la sala de cine, nos muestra su calibre como actriz, impecable. Hugo Gélin, director de este proyecto, realiza un trabajo extraordinario y pone un punto y aparte sobre la obra original. Absolutamente todo lo que vemos pasa por arriba a la versión mexicana de Debrez, y su protagonista en esta versión francesa, Omar Sy, es perfecto en el rol de Sam. El actor de origen francés muestra a la perfección un rango de emociones exactas en cada momento indicado; Sy no sobreactúa y consigue la simpatía del público en segundos del comienzo de la película, a diferencia de Eugenio Debrez que con su mismo rol en la versión mexicana lo único que lograba era irritar y recordar a las personas que él dio su voz para doblar a Burro en la saga Shrek. Clémence Poésy, interpretando a Kristin como co-protagonista, se puede sumar a la lista de “arruina vidas” junto con Jenny de Forrest Gump y Summer de (500) Days Of Summer; Esto no es malo, ya que el nivel de odio que trasmite Poésy en la sala de cine, nos muestra su calibre como actriz, impecable. De todas formas Demain tout Commence (título original) no se salva de un exceso de momentos “busca llantos”. El abuso de clichés es grave en esta película, se adivina al instante lo que va a suceder y ese gran plot twist del film no consigue dar el efecto devastador que busca, se haya visto o no la película original; Igualmente no se confundan, la película es extremadamente emotiva. Dos son familia es una muy buena elección para disfrutar en cines es graciosa, tierna, tiene momentos dramáticos y cuenta con excelentes actuaciones que no dejan de sorprender. Consejo: lleven pañuelos descartables.