Blanco negrero Un problema del nuevo capitalismo a la hora de vender su discurso repetido de explotación disfrazado de rosas es que ya nadie le cree lo de las buenas intenciones de antaño en un contexto de precarización laboral incesante, miseria a montones, salarios casi siempre muy bajos, crisis cíclicas de nunca acabar, contaminación ambiental, deuda pública en aumento, ese desempleo que tampoco deja de crecer, un marketing y una publicidad cada día más banales, la competitividad sin frenos entre pares, una cultura empresaria siempre tiránica y esclavista y por supuesto la infaltable sustitución del trabajo por la especulación financiera, inmobiliaria, política y mediática, verdadero fetiche de las elites o capas sociales dirigentes mundiales desde la década del 70 del Siglo XX en adelante. A la mediocridad y alienación de la enorme mayoría de los pocos empleos que aún subsisten y no han sido automatizados mediante algoritmos o algún proceso en loop se suma, como decíamos, un cansancio ya casi terminal de los marcos simbólicos autojustificantes de las compañías, en esencia un esquema vincular paternalista y autocrático que antes era autoritario de manera abierta y sincera y hoy pasa a ser endulzado -de manera superficial y bien burda, desde ya- mediante todo ese discurso de autoayuda de la repugnante filosofía new age de la burguesía actual, por ello en vez de un déspota liso y llano encabezando la firma en cuestión nos topamos con un líder supuestamente sabio, con un amigo que sabe siempre qué hacer o simplemente con una figura paterna que se ufana de equilibrar las necesidades del todo para garantizar su supervivencia y prosperidad, lo que sistemáticamente oculta el hecho de que ese “todo” es él mismo y que lo que se pretende es cosificar a los subalternos para que tomen consciencia de su intercambiabilidad, se vuelquen de lleno al egoísmo y en especial desistan de sus viejas luchas colectivas de índole sindical para que el único núcleo de poder valioso vuelva a ser la patronal en confabulación con el Estado y su aparato legal, burocrático y represivo. El Buen Patrón (2021), regreso del cineasta español Fernando León de Aranoa al castellano luego de rodar en inglés en ocasión de las también desparejas Un Día Perfecto (A Perfect Day, 2015) y Loving Pablo (2017), es un intento loable aunque algo frustrante y baladí de retratar este estado de cosas desde el armazón retórico paradigmático de una sátira un poco mucho moderada que se engloba, a nivel macro, en la falta de cojones del séptimo arte de hoy en día y una tibieza que tiene un pie en la cobardía y el otro en la ausencia evidente de ideas en verdad novedosas o revitalizantes, que no hayan sido tan trabajadas en el pasado. Julio Blanco (Javier Bardem) es un típico jerarca del capitalismo contemporáneo, dueño por herencia de su padre de una empresa llamada Básculas Blanco que está asentada en un pueblo ignoto del interior de España y que se dedica a la fabricación de diferentes tipos de balanzas, un señor ambicioso y caníbal que se vende a sí mismo como un padre para sus empleados y mucho más en la semana que analiza el film, esa que implica la preparación en la planta de turno, que debería estar perfecta y brillante según la perspectiva del caudillo, para recibir a una comisión del gobierno regional que evaluará al lugar y a los asalariados para decidir si le otorga a la compañía, finalista en una terna concreta de tres, un premio a la excelencia empresarial que significará subvenciones futuras y sobre todo completar la colección de galardones -intra gremio de los parásitos capitalistas- que Blanco tiene en su lujoso hogar. El patrón, casado con Adela (Sonia Almarcha), dueña de un negocio de venta de ropa, gusta de encamarse con becarias y así termina enredado con una chica trepadora de marketing, Liliana (Almudena Amor), sin saber que es hija de unos amigos oligarcas, para colmo el jefe de producción, Miralles (Manolo Solo), quien tiene sexo con la secretaria de Blanco, está en crisis porque su mujer, Aurora (Mara Guil), está a punto de abandonarlo de manera definitiva por Khaled (Tarik Rmili), otro empleado de la firma a lo puterío interno. Resulta más que elogiable la idea de -en esencia- elegir como central al conflicto que surge entre el protagonista y un empleado contable al que echó en medio de recortes laborales eternos dentro del paraguas de los despidos amparados por el Estado o EREs (Expedientes de Regulación de Empleo), José (Óscar de la Fuente), un hombre lastimoso con dos hijos pequeños que acampa con su automóvil en la más absoluta soledad en la puerta de la planta en repudio a la cruel decisión y para denunciar a Blanco como otro negrero excrementicio que entroniza a las ganancias en detrimento de todo lo demás, no obstante la realización se hace muy larga en sus dos horas porque le sobran mínimo unos 30 minutos, hay escenas redundantes a nivel conceptual y el ritmo narrativo lánguido atenta contra las pretensiones paródicas de la película en su conjunto y del director y guionista en particular, quien por cierto jamás fue demasiado bueno en el campo de las metáforas, las ironías o las sutilezas y aquí se nota a kilómetros de distancia que desea construir su versión del cine gloriosamente farsesco de Luis García Berlanga y Rafael Azcona, el acervo sarcástico de Billy Wilder, el realismo social británico en línea con Ken Loach y Stephen Frears, el cine francés laboral a lo Laurent Cantet o el último y satírico Costa-Gavras y sobre todo la commedia all’italiana modelo corrosión símil Mario Monicelli, Dino Risi, Pietro Germi, Lina Wertmüller, Ettore Scola y aquel Elio Petri de la Trilogía del Poder, léase Investigación sobre un Ciudadano Libre de Toda Sospecha (Indagine su un Cittadino al di Sopra di Ogni Sospetto, 1970), La Clase Obrera va al Paraíso (La Classe Operaia va in Paradiso, 1971) y La Propiedad ya no es un Hurto (La Proprietà non è più un Furto, 1973), trabajos magistrales que como El Buen Patrón hacían énfasis en la inoperancia, hipocresía y corrupción entrecruzada de las sociedades actuales y sus instituciones, enclaves que debajo de una máscara de solidaridad o respeto por el otro esconden una voracidad pueril que perpetúa las injusticias de siempre. En pos de invertir la perspectiva de su estupenda Los Lunes al Sol (2002), ahora indagando sin caricaturas en el devenir empresarial en lugar de pensar la penuria de los desempleados o los expulsados del mercado laboral, Aranoa retoma algo de la brutalidad y la intimidad de entrecasa de las primigenias Familia (1996) y Barrio (1998), y de las posteriores Princesas (2005) y Amador (2010), en materia del individualismo bobo de los empleados, la manía patológica de Blanco con ganar el premio, la cultura maquiavélica compartida de escalar posiciones, un sustrato sexual que se utiliza como moneda de cambio o como sinónimo de traición sádica, un ecosistema de parentesco incestuoso y finalmente ese suplicio del pobre José, personaje solitario olvidado por sus colegas y ninguneado por un sindicato tácito cómplice de la patronal, quien cae en el último acto bajo la furia de los esbirros racistas del mandamás en una secuencia con ecos de El Padrino: Parte III (The Godfather: Part III, 1990) vía un dejo operístico que se mezcla con lo mafioso y el desplome de estas caretas de falsa cordialidad del mundo de los negocios. Lo mejor del film de Aranoa, artista que no llega a la altura de sus admirados Berlanga y Azcona aunque tampoco pasa vergüenza, es la riqueza discursiva/ expresiva de la actuación de un enorme Bardem sin nada que envidiarle a próceres y colegas como José Luis López Vázquez y José Isbert, tercera colaboración con el realizador luego de Los Lunes al Sol y Loving Pablo y aquí consiguiendo humanizar a un patrón despiadado y mitómano, amén de la agraciada presencia del guardia de seguridad de la puerta de Básculas Blanco, Román (Fernando Albizu), simpático bufón que es basureado continuamente por su jefe, y esa derrota de fondo del proletariado, ya no más cohesivo o fraternal y lamentablemente atomizado en muchos focos sin conexión, a instancias de unos oligarcas obsesionados con salirse con la suya a pura impunidad -y a pura acumulación de poder- sin que les importe en lo más mínimo a quienes pisan en el camino a nivel diario…
El Buen Patrón es un retrato contemporáneo de la arbitrariedad de las relaciones laborales, de una manera obsoleta de poder absoluto, de un hombre con una máscara, que él mismo ha llegado a confundir con su propia piel.
Un impactante Javier Bardem en la ganadora del Goya Fernando León de Aranoa se ha hecho desear, pero ha valido la pena la espera. Esta comedia ácida, "El buen patrón" (2021), que hace soltar continuas carcajadas al espectador mientras lo va desgarrando, es de lo más inteligente y elaborado que se ha podido ver en cine español desde hace tiempo. Con un hábil juego de manos, nos hipnotiza para que entremos en el mundo del personaje de Blanco (Javier Bardem), un empresario que es "un padre" para sus empleados, a la cabeza de una gran familia que se apoya para conseguir un objetivo común. Por un lado, escuchamos a Blanco, que es un gran orador, un prestidigitador con el don de la palabra. Por el otro, siempre que nos sentimos cómodos con el personaje, divertido, encantador y "equilibrado", como él presume de ser, nos llega un pequeño toque que nos saca del ensueño. Mientras nos explica cómo funciona su fábrica, los lazos que los unen y nos hemos tragado por completo su película, aparece el último empleado al que ha despedido con sus hijos. Enseguida nos ponemos de parte de Blanco; el pobre ha necesitado realizar un despido, gajes del oficio. Y ese mal padre, que hace pasar a sus hijos por una situación tan violenta, nos provoca un rechazo instantáneo. Incluso nos sonreímos ante la ironía del patrón cuando desprecia al exempleado. Enseguida estamos soltando carcajadas con él, nos deslumbra, es un tipo divertido, el compañero de copas que todos querríamos tener. Y, cuando ya estamos metidos de lleno de nuevo en adorar al personaje, nos llega un mensaje muy claro: una pared llena de premios y trofeos, al que le falta un hueco por llenar para ser perfecta. No nos dejan olvidar cuál es realmente el objetivo que tiene detrás ese "buen padre", que siempre piensa en lo mejor para sus empleados... o no. Situaciones que analizadas en frío nos horrorizarían, León de Aranoa hace que nos parezcan aceptables, como que un jefe aparezca en el trabajo de la esposa de un empleado para asesorarla en su vida conyugal, o que persiga a becarias como si fuera un perro de presa. Y de repente, nos arranca la sábana, la venda que nos tapaba los ojos a fuerza de cubata y compadreo, para ir dándonos cuenta de la realidad, que nos va congelando la risa en los labios. León de Aranoa ha tejido esta inteligente tela de araña en la que caemos con gusto, y el camaleónico Javier Bardem la pone en escena con una maestría absolutamente perfecta: cada gesto y cada palabra están milimetrados para conseguir su objetivo. Hemos caído en la trampa y vamos a salir con un sabor muy amargo: el de tener la seguridad de que lo que hemos visto es totalmente verosímil, porque ese perfil lo conocemos bien y es real. Incluso juega con nosotros en los momentos finales haciéndonos creer que quizá ese monstruo tenga un ápice de sentimiento tras su ambición. Pero no, ya nos lo dijo todo cuando le vimos limpiarse la humanidad de sus empleados como un desesperado de los dedos, en una gloriosa escena que marca el comienzo del desequilibrio en su balanza. Consuela, al menos, ver cómo su manipulación, su modelar la realidad para que encaje con lo que le gustaría que hubiera sucedido, encuentra la horma de su zapato. La apabullante interpretación de Almudena Amor en el papel de la becaria sin escrúpulos, una Eva Harrington deseando coger el testigo de su patrón, nos llena de regocijo cuando cambian las tornas y es ella la que mueve los hilos. El cazador cazado; aunque siempre se puede adaptar lo que uno tiene para su propio beneficio, como hace Blanco delante de la comisión que viene a juzgar su empresa. Y, al final, siempre gana el que tiene las mejores cartas.
Reconocido internacionalmente por Los lunes al sol, que retrataba la vida de unos trabajadores sumidos en el desempleo, el cine de Fernando León de Aranoa siempre tuvo el foco en los conflictos sociales, desde los cuales erigió lo fundamental de su filmografía. Una labor estructurada en el drama social y en las realidades postergadas de la sociedad española pero sustentada en la mirada a los márgenes sociales que, como un cúmulo de asimetrías, retrató con pulso firme, extraordinaria humanidad y bastante desencanto sobre el porvenir. Suponer que el director de Princesas podía instalarse en el lugar de la comedia sin abandonar un ápice su cine comprometido con lo social parece imposible. El buen patrón así lo demuestra, además de rescatar un elemento modélico tan importante para el arte español como el esperpento, que acentúa lo grotesco y sórdido presente en la realidad y que de la creación de Valle-Inclán devino en su matriz cinematográfica en la lente, principalmente, de Luis García Berlanga. El cineasta fue un gran retratista de esa sociedad mirada a través de un espejo deformante en películas inolvidables como Bienvenido Mister Marshall, El verdugo o La escopeta nacional, que permitieron -unida la burla con la sátira social- brindar una profunda lección moral sobre la realidad. Aranoa encuentra la herencia de esa tradición y se instala en el lugar de la carcajada inteligente y la risa ácida para entregar una obra que posa su mirada sobre cierto tipo de empresariado que va del cinismo a la manipulación sustentada en la más completa ignorancia por el semejante, sólo interesado en un poder que busca ampliarse. La vida de Julio Blanco, dueño de la tradicional Básculas Blanco, es seguida en un compendio de días que son sólo una sucesión de problemas y contrariedades mientras el empresario intenta mostrarse comprensivo y hasta paternal con los empleados de su fábrica. En la trama, sus trabajadores aportan principalmente cuatro conflictos de diversa índole y se añade uno vital para el protagonista: ganar el concurso de modelo empresario, lo que involucra la visita de una comisión evaluadora. Las tramas paralelas confluyen en un gran final que suma en efectividad gracias al gran pilar de la película que es la formidable, efectiva y contundente labor de Javier Bardem como ese jefe que busca ser ejemplo social mientras se enreda tanto en los manejos políticos de su localidad como en los conflictos personales de sus empleados, sin importarle nada más que conseguir el trofeo que le falta colgar en su pared. Radiografía social y eficaz entretenimiento, El buen patrón estructura una impresionante mirada al mundo laboral pleno de ironía en su desarrollo de comedia negra, potenciado por ese gran simulador que es el Blanco que interpreta Bardem para quien, tanto en la vida como en la industria, la balanza debe estar en equilibrio aunque, sin una perspectiva humana, se justifiquen todos los medios para conseguir arbitrarios fines.
Poniéndose del otro lado al que contó la extraordinaria Los lunes al sol, Fernando León de Aranoa deja de lado cierto realismo que atraviesa su obra para jugar con el género en esta intensa y atrapante historia que sigue las complicaciones del dueño de una empresa de balanzas al que el equilibrio y el balance se le pasó de largo. Intensa y potente.
Una sátira oscura sobre cierto empresariado local, que aún se puede encontrar en pequeños pueblos, donde un hombre que ejerce su convicción patriarcal a ultranza trata de una manera particular a sus empleados. Escrita y dirigida por Fernando León de Aranoa ( “Los lunes al sol”) se propone mostrarnos con humor negro al dueño de una fábrica de balanzas que considera a cada empleado, como de su familia y que confunde sus deseos e intereses con la de cada trabajador, como si se tratara de extensiones de su propio ser. Convocar para el rol principal a Javier Barden, absolutamente deslumbrante, es el mayor hallazgo. El hace de ese empresario protector y seductor un personaje fascinante y a poco de andar siniestro. Un hombre que se preocupa por el bienestar de todos cuando en realidad solo se trata de satisfacer sus ansias de figuración, sus deseos depredadores, su ejercicio del poder sin límites. A poco de andar las cosas no le salen tan bien y eso permite el lucimiento de actores como Oscar de la Fuente, Manolo Solo, Almudena Amor entre otros, y de todo un elenco muy comunicado. El filme peca por ser demasiado largo y en algunos momentos el trazo es demasiado grueso, pero igual eso no invalida el buen entretenimiento y el acertado uso de la ironía frente a identificables y conocidas situaciones laborales o sociales. El giro de este “buen patrón” y su definición es lo mejor de la película que tuvo gran recorrido de festivales y nada menos que seis premios Goya en su haber.
El Buen Patrón también se destaca por su dinamismo natural a la hora de presentar las diferentes subtramas que el protagonista deberá atender para poder encausar la empresa ante la llegada de un momento crucial y muchas situaciones divertidas, sobre todo lo relacionado a la tragicómica historia del despedido en huelga de hambre que lo espera en la entrada a la fábrica. Así, dentro de un frenético raid de prácticamente una semana se darán diferentes problemáticas como abuso de poder, infidelidades, relaciones extra-matrimoniales, despidos, reclamos salariales, discriminación y muchas cuestiones de la vida cotidiana que hacen del film una muestra realista de los entornos laborales actuales
Hoy llega a nuestros cines El Buen Patrón, una comedia ácida dirigida por Fernando León de Aranoa y protagonizada por Javier Bardem, Manolo Solo, Óscar de la Fuente y Almudena Amor. La película ha sido ganadora de seis premios Goya, incluyendo Mejor Película, Mejor Director y Mejor Actor. El Buen Patrón sigue la historia de Blanco, un empresario provincia español quien espera de la visita de un comité evaluador que podría otorgar a su empresa un premio a la excelencia, Blanco tratará de resolver con tiempo suficiente los problemas de sus trabajadores para que el comité no reciba quejas, todo se complicará aún más con la llegada de un ex empleado pidiendo su reincorporación. El Buen Patrón es una buena comedia que trata de mostrar con una mirada acida las peripecias de este empresario. Como se imaginarán, lo mejor del film, es la actuación del prolífico Javier Bardem, actor que nos tiene acostumbrados por su calidad interpretativa y acá no es la excepción, veremos al Sr. Blanco pasar por unos cuantos estados de ánimo. El otro fuerte de la cinta es como muestran las relaciones laborales bajo la lógica capitalista y todas las cosas que Blanco va a realizar para mantener su imagen y conseguir su preciado premio. El Buen Patrón es un producto fresco y divertido que toca unos temas que seguramente interpelen a más de uno, tanto trabajadores como empresarios. Una opción obligada para ver en la gran pantalla si te gusta el cine español y las comedias ácidas.
La comedia negra #ELBUENPATRÓN llega a nuestro país luego de arrasar con 6 Premios Goya. Los galardones fueron para Mejor Película, Mejor Director (León de Aranoa), Mejor Actor (Javier Bardem), Mejor Guión Original (León de Aranoa), Mejor Música Original (Zeltia Montes) y Mejor Montaje (Vanessa Marimbert). Pero esto no es todo. La película tuvo 51 Nominaciones en distintos Festivales y ganó 26 estatuillas. Además de una historia atrapante, Javier Bardem muestra, una vez más, una actuación sobresaliente, una transformación física que completa con distintos matices, del cinismo a la humanidad sin escalas. Puro disfrute. El elenco que lo rodea para contar esta historia es igual de talentoso. La Fábrica de Básculas Blanco es el orgullo de su carismático dueño y está Nominado para recibir el Premio a la Excelencia Empresarial. Uno más para la gran colección desplegada en la pared del hogar que comparte junto a su mujer Adela (Sonia Almarcha). Ahí no sólo se muestra como referente absoluto, también se jacta de que su empresa es una "gran familia". Pero la realidad es otra, porque debajo de su mundo "perfecto" surgen problemas en los que se involucra por demás: su empleado Millares (Manolo Solo) en crisis matrimonial, Fortuna (Celso Bugallo) con un hijo con malas compañías, y las protestas de José (Oscar de la Fuente) ante lo que él considera un despido injustificado. Se suma la atracción de Blanco por Liliana (Almudena Amor) una joven becaria muy astuta. El estupendo, entretenido y dinámico guion va in crescendo y critica el capitalismo, el casi siempre difícil ambiente laboral, la discriminación y la ambición desmedida, con ingeniosos y ácidos diálogos que despiertan una risa incómoda ante la pretensión de mostrar una vida balanceada cuando ésta dista mucho de serlo.
Esta semana ha llegado a la cartelera la película «El buen patrón» , protagonizada por Javier Bardem y que viene de ganar varios premios Goya entre los que se encuentra el premio a Mejor película y actor protagonista. Se trata de un film que retrata el lado oscuro de un jefe empresarial y sobre todas las cosas que realiza para mantener todo en un perfecto equilibrio. No es un chiste cuando digo que la película tiene algo de inspiración en El padrino, aunque obviando la parte del ascenso al poder , pero si esto de hacer todo lo posible para mantener todo bajo control sin perder en ningún momento la apariencia de poder. Llevado al ámbito empresarial y más preciso a una empresa de básculas, desde un inicio nos regala una buena analogía sobre la busqueda del equilibrio. Bardem interpreta a un empresario de carácter frío, pero que ayuda y mantiene a sus amigos cerca siempre y cuando les sea de utilidad. El conflicto de la historia se va presentando de forma lenta pero aún así nos quedamos expectantes sobre las cosas que suceden en la fábrica y de a poco nos vamos adentrando a cosas oscuras que requieren algunos actos para poder equilibrar la balanza. Acá el gran protagonista del film es Javier Bardem, con una caracterización en la que se lo ve envejecido pero no al punto de ser irreconocible. Es muy agradable verlo en un film de habla hispana y verdaderamente construye un personaje que llega a hacerse odiar pero también infunde respeto. El film también habla sobre las consecuencias de sus actos, que no todo es controlable a simple vista, sino que toca hacer algunos sacrificios para logra el equilibrio deseado. El buen patrón es una película interesante en su ejecución, con una actuación principal que es sublime. Pueden faltarle en momentos algo de ritmo, pero al final del camino logra el equilibrio para ser una película satisfactoria. Calificación 8/10
El filme da la sensación en principio de ser como un “Tour de Force” (acción difícil cuya realización exige un gran esfuerzo, concentración y habilidad) de Javier Bardem, en realidad lo es, la actuación del actor grancanario (Busque el gentilicio) es sublime, pero el filme no es solo eso, por suerte. El director Fernando León de Aranoa, el mismo de “Los Lunes Al Sol” (2002), volviendo a cumplir como en la mayor parte de sus realizaciones, la doble función de guionista y director, construye un relato en que nada esta librado al azar. Algunos podrían decir que se nota el respeto acérrimo al guión, como si todo estuviese calculado y en el lugar que corresponde. Pues bien, el buen cine depende exactamente de eso, después se podrá pensar en como juegan las sub - tramas, los personajes laterales, hasta la instalación del discurso. Pero todo eso viene luego del entramado principal propiamente dicho. Los 120 minutos que dura el filme quedan atravesados por las tramas secundarias que van implicando al personaje central hasta configurarlo como lo que realmente es. En esto y en las formas que maneja el director, transitando desde la frivolidad absoluta hacia lo dramático de lo real representado, sin dejar de lado la sátira o el sarcasmo. Algo así como que si no fuese que nos hace reír, deberíamos estar llorando. Se puede establecer que con cada giro caótico del relato trabajado como una comedia anti corporativa, (a 180 grados de “Los Lunes al Sol”), el personaje de Blanco (Bardem) es la representación misma de la maldad pura, un hombre sin principios, con un elevado indice de cinismo, a punto tal desde la actuación, que parece por momentos no serlo. Es como dijo Charles Baudelaire “El mayor truco del diablo es hacernos creer no existe”. Julio Blanco, es el carismático propietario de una empresa que fabrica balanzas, en una ciudad española de provincia, espera la inminente visita de una comisión que decidirá la obtención de un premio local a la excelencia empresarial. Todo tiene que estar perfecto para la visita. Sin embargo, todo parece conspirar contra él. Trabajando a contrarreloj, Blanco intenta resolver los problemas de sus empleados, cruzando para ello todas los limites morales imaginables, y dando lugar a una inesperada y explosiva sucesión de acontecimientos de imprevisibles consecuencias. La empresa de básculas, dirigida por un impecablemente aseado, inmaculado y bronceado patrón, es candidata a un premio local a la excelencia, lo que devendría en mayores ganancias. Algo así como la estrella Michelín, que desean los restaurantes de categoría, para gente de alta alcurnia. Todo transcurre en uno pocos días, durante lo cuales Julio Blanco intentará que nada de todo lo malo que sucede en su empresa sea visible. José (Oscar de la Fuente),es un ex- empleado recientemente despedido, quien organiza una protesta justo frente a la fábrica, acompañado de sus hijos. Miralles (Manolo Solo), la mano derecha de Blanco, amigos desde la infancia, esta distraído, con la mente puesta en su matrimonio fallido, por lo cual comienza a cometer errores muy costosos. La historia de la becaria Liliana (Almudena Amor), cuyos encantos Julio Blanco encontrará difícil resistir, posiblemente esta sea la más previsibles de las sub tramas, desde que vemos por primera vez a Liliana, nos la muestran con gestos y miradas en situaciones que se traducen en casi el armado de una trampa hacia el buen patrón. Posiblemente entre esos giros no se cumpla exactamente la idea que aparece en primera instancia, pero algo de ese orden se concreta. Particularmente me parece mas bella Angela (Maria de Nati) otra de las becarias. Hay otras tramas paralelas, como la de Fortuna (Celso Bugallo), quien trabaja hasta los domingos en la casa particular de Blanco, a quien le pide que le dé trabajo a su hijo, situación que resuelve dándole trabajo en tienda de moda que dirige su esposa, Adela (Sonia Almarcha), que tiene puntos de contacto con el principio del filme e importancia en la resolución de uno de los conflictos. Todas las historias tienen en común el eje de Julio Blanco. No es casual que sea una fabrica de balanzas, con toda la metáfora que sobre ello se puede aplicar, el control, el equilibrio y la justicia, valores que siempre están en la punta de la lengua bífida del protagonista. Respecto de los rubros mal llamados técnicos, el trabajo realizado desde la dirección de arte, específicamente la escenografía, poniendo de relieve los carteles indicadores y anunciadores se llevan los principales lauros, seguido de la banda de sonido dando eje,plos de como narrar con canciones, como ejemplo Jose escucha y hace escuchar “La Muralla” el tema del conjunto chileno de los ´70, en una nueva version interpretada por Ana Belén o “Feeling Good” en la versión de Michael Bublé, (en este caso me quedo con la de Nina Simone). Por su lado la fotografía cumple sin demasiadas rupturas ni búsquedas estéticas. Por ultimo las actuaciones, a lo extraordinario de Javier Bardem se le debe sumar las muy buenas del resto del reparto. Tampoco es desechable, de hecho queda establecido en algún momento, la idea de pensar la película a partir de un discurso que se universaliza en el actual contexto laboral a nivel mundial. FILME: “DOWNTON ABBEY, UNA NUEVA ERA” Regular por Lic. Héctor Ricardo Hochman Esta segunda secuela originada en la serie de televisión no aporta nada diferente a la primera, en tanto y en cuanto esto se relacione con las formas, los personajes. Si hay una diferencia en lo que cuenta, dos tramas paralelas, que nunca se cruzan. La responsabilidad en la dirección recayó en las manos de Simon Curtis, el mismo de “Mi Semana con Marilyn” (2011) un profesional con mayor experiencia en la televisión, mientras que el guion sigue perteneciendo a Julián Fellowes, el creador y guionista del éxito televisivo que dio origen a estas dos películas. El filme presenta como datos significativos, una muerte, un nacimiento y un casamiento, posiblemente no en ese orden, todo lo que rodea a estos acontecimientos, aparece de relleno, a punto tal que los conflictos aparecen y se resuelven casi inmediatamente apelando a los diálogos. Todo se siente muy automático, dejando la impresión que nada ha sucedido, nada ha cambiado esperando la próxima. En todo lo demás Fellowes, se copia a si mismo (o puede ser un auto homenaje), del filme Gosford Park (2001), dirigido por el genial Robert Altman a partir de una idea propia del director en conjunto con Bob Balaban. En esta oportunidad el filme va saltando de una historia a la otra sin necesidad de establecer contacto entre ellas, por un lado la anciana viuda condesa Violet Crawley (Maggie Smith) anuncia que ha sido propietaria de una villa en el sur de Francia obsequiada por un Marques hace 50 años, pero que ella descreía del obsequio, nunca lo corroboró, ahora que el noble francés ha muerto es convocada por los abogados ha hacerse cargo de la propiedad. Ella resuelve entregársela a su nieta. Sin embargo la viuda del francés (Natalie Baye) interpelara sobre la decisión de su esposo. Para resolver el conflicto viaja una comitiva de la familia encabezada por Robert Crawley (Hugh Bonneville) incluyendo al viejo mayordomo Carson (Jim Carter). El otro relato es un juego del cine dentro del cine, la mansión es alquilada por una productora de cine que desea filmar alli mismo, el dinero le servirá a los propietarios arreglar algunas partes de la misma, como por ejemplo el techo. La comitiva es encabezada por las estrellas del momento Myrna Dalgliesh (Laura Haddock), Guy Dexter (Dominic West) y el director Jack Barber (Hugh Dancy), mientras la aristocracia mira de reojo a los invasores, los empleados están excitados por conocer a sus estrellas personalmente. Esto derivará en entrecruzamientos de los personajes, todos muy previsibles, algunos increíbles, sobre todo por el año de los acontecimientos sería 1928/29, antes del lunes negro en Wall Street y de la llegada del cine sonoro. Godford Park transcurre en 1932. El director sabe como narrar, lo hace tan automáticamente como mandan los libros, todo es muy superficial, sin embargo no aburre pues se apoya en las maravillosas actuaciones, varias grandes figuras desaprovechadas y en algunos diálogos chispeantes. Es claramente una producción realizada para los seguidores de la serie, si bien el filme se sostiene sin necesidad de saber nada, los fans le podrán sacar más provecho. En tanto a los demás rubros, esta de más decir que la dirección de arte se lleva los lauros, escenografía y vestuario específicamente, en tanto la fotografiá es de muy buena concepción, dando los tonos necesarios según los momentos que establecen las imágenes. El diseño de sonido incluso es de buena factura, sin embargo la banda de sonido se presenta como muy cargada, como remarcando cada momento, en vez de pasar desapercibida, se hace notar y eso no es lo óptimo. En definitiva, es un filme vacuo que no aburre, se pasa un rato agradable, se olvida apenas se prenden las luces de la sala. : Publicado 5 hours ago por Revista Cartelera 0 Añadir un comentario Revista Cartelera cine, teatro, televisión y entrevistas buscar Página principal APR 29 ESTRENOS /CRÍTICAS DE LA SEMANA FILME: “EN LA MIRA" Regular por Lic. Héctor Ricardo Hochman Existe una casi máxima en el arte, en su versión sintética, “Si vas a copiar, copia bien”, no es que los directores Carlos Gil y Ricardo Hornos lo hayan hecho mal, pero vayamos por partes. CINE: ESTRENOS/CRÍTICAS DE LA SEMANA FILME: “VIRUS 32” Dirección: Gustavo Hernández Uruguay Buena por Lic. Héctor Ricardo Hochman El filme abre con un muy buen plano secuencia, atributo del director, el mismo de “La Casa Muda” (2010), donde quedo demostrada su habilidad, realizando todo un filme con esta característica. ESTRENOS/CRÍTICAS DE LA SEMANA FILME: “LAS ROJAS” (ESTRENA 14/04) ARGENTINA Dirección: Matías Lucchesi REGULAR por Lic. CICLO DE FELLINI EN EL CINE YORK FEDERICO FELLINI: GLORIOSOS FILMES DEL GENIAL REALIZADOR ITALIANO EN ELCINE YORK Del 10 de abril al 15 de mayo se llevará a cabo un ciclo de películas del prestigioso director italiano Federico Fellini que se proyectarán en el Cine York (J. B. Alberdi 895, Olivos). CINE: ESTRENOS/CRÍTICAS DE LA SEMANA A 40 AÑOS DE MALVINAS CINE EN LUMITON ESTRENOS DE LA SEMANA/CRÍTICAS MALVINAS A 40 AÑOS ESPECIAL POR LA TELEVISIÓN PÚBLICA DÍA DE LA MEMORIA: PROGRAMACIÓN ESPECIAL EN CINE.AR TV Y CINE.AR PLAY ESTRENOS DE LA SEMANA/CRÍTICAS OSCAR 2022 TODOS LOS NOMINADOS CINE: ESTRENOS DE LA SEMANA/CRÍTICAS ESTRENOS DE LA SEMANA/ CRÍTICAS ESTRENOS DE LA SEMANA/CRÍTICAS ESTRENOS DE LA SEMANA/CRÍTICAS . CARNAVAL EN SAN ISIDRO CINE: ESTRENOS DE LA SEMANA/CRÍTICAS SE VIENE EL CARNAVAL DE VICENTE LÓPEZ ESTRENOS DE LA SEMANA CINE: ESTRENOS DE LA SEMANA JAN 28 ESTRENOS DE LA SEMANA: CRÍTICAS FILME: “LICORICE PIZZA” Dirección: Paul Thomas Anderson Muy buena por Lic. Héctor Ricardo Hochman El ultimo opus de Paul Thomas Anderson, responsable de “PetróleoSangriento”, “Magnolia” y “El Hilo Fantasma” entre muchas otras, parece presentarse, “a priori”, como la mas alejada de su producción. CINE AL AIRE LIBRE EN LA QUINTA TRABUCCO VECINE DEL14 DE ENERO AL 25 DE FEBRERO EN QUINTA TRABUCCO Desde el 14 de enero se lleva a cabo el ciclo de cine al aire libre y gratuito denominado VECINE, organizado por Cultura de la Municipalidad de Vicente López. CINE CRÍTICAS: ESTRENOS Y EN CARTEL FILME: “SCREAM 5” Dirección: Matt Bettinelli -Olpin /Tyler Gillett Mala por Lic. Héctor Ricardo Hochman Esta quinta entrega tiene como dato relevante estar dedicada a Wes Craven, el director de las anteriores, lo cual no es un halago. COMIENZA EL CICLO DE CINE BAJO LAS ESTRELLAS "NO LLORES POR MI INGLATERRA" ABRE EL CICLO DE CINE BAJO LAS ESTRELLAS EN LA BIBLIOTECA NACIONAL Con entrada libre y gratuita, podrán verse grandes títulos del Cine Argentino, los lunes y martes de enero y febrero, en la Plaza Evita. LOS ESPACIOS INCAA RENUEVAN LA CARTELERA DE CINE NACIONAL CINE CRÍTICAS : TRES FILMES RECOMENDADOS ESTRENOS DE LA SEMANA CINE: ESTRENOS Y FILMES EN CARTEL VARIEDAD DE ACTIVIDADES GRATUITAS EN SAN ISIDRO LA 36° EDICIÓN DEL FESTIVAL DE CINE DE MAR DEL PLATA COMENZÓ A ANDAR ESTRENOS NACIONALES PARA EL 18/11 EN EL GAUMONT LLEGA UNA NUEVA EDICIÓN DEL ENCUENTRO DE CINE EUROPEO ESTRENOS Y ADELANTOS 28/10/2021 FINAL DEL FESTIVAL DE CINE POLÍTICO: TODOS LOS GANADORES ESTRENOS 14 DE OCTUBRE TEATRO AL AIRE LIBRE EN LA CASA DE ANA FRANK ESTRENOS/CRÍTICAS 9 DE SEPTIEMBRE ESTRENOS/CRÍTICAS 30 DE SEPTIEMBRE SEP 23 CINE GAUMONT. PROGRAMACIÓN DEL 23 AL 29 DE SEPTIEMBRE EL GAUMONT RENUEVA SU CARTELERA CON CUATRO ESTRENOS NACIONALES El Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), anuncia la nueva programación de las Salas del Complejo Gaumont, en la semana que va desde el 23 al 29 de septiembre. ESTRENOS/CRÍTICAS DE LA SEMANA ESTRENOS 23 DE SEPTIEMBRE 2021 FILME: “AINBO, LA GUERRERA DEL AMAZONAS” Estreno 23/09 Dirección: Richard Claus Regular por Lic. ESTRENOS /CRÍTICAS JUEVES 16/09 "CRY MACHO” Estrena 16/09 Dirección: Clint Eastwood Buena por Lic. Héctor Ricardo Hochman El gran problema de enfrentarse al ultimo opus de Clint Eastwood, es que uno espera encontrase con una nueva joya de la larga carrera del director. FESTIVAL DE CINE ALEMÁN EN BUENOS AIRES FESTIVAL DE CINE ALEMÁN EN CINÉPOLIS RECOLETA del 16 al 22 de septiembre en CINÉPOLIS Recoleta www.cinealeman.com.ar Este jueves 16 de septiembre, comienza la vigésima primer muestra de cine germánico con novedades varias, la sección largometrajes presentara siete filme de distinta índole, gen JUEVES DE ESTRENOS / CRÍTICAS 1 ESTRENOS/CRÍTICAS 02 DE SEPTIEMBRE 1 JUEVES ESTRENOS 26 DE AGOSTO El filme da la sensación en principio de ser como un “Tour de Force” (acción difícil cuya realización exige un gran esfuerzo, concentración y habilidad) de Javier Bardem, en realidad lo es, la actuación del actor grancanario (Busque el gentilicio) es sublime, pero el filme no es solo eso, por suerte. El director Fernando León de Aranoa, el mismo de “Los Lunes Al Sol” (2002), volviendo a cumplir como en la mayor parte de sus realizaciones, la doble función de guionista y director, construye un relato en que nada esta librado al azar. Algunos podrían decir que se nota el respeto acérrimo al guión, como si todo estuviese calculado y en el lugar que corresponde. Pues bien, el buen cine depende exactamente de eso, después se podrá pensar en como juegan las sub - tramas, los personajes laterales, hasta la instalación del discurso. Pero todo eso viene luego del entramado principal propiamente dicho. Los 120 minutos que dura el filme quedan atravesados por las tramas secundarias que van implicando al personaje central hasta configurarlo como lo que realmente es. En esto y en las formas que maneja el director, transitando desde la frivolidad absoluta hacia lo dramático de lo real representado, sin dejar de lado la sátira o el sarcasmo. Algo así como que si no fuese que nos hace reír, deberíamos estar llorando. Se puede establecer que con cada giro caótico del relato trabajado como una comedia anti corporativa, (a 180 grados de “Los Lunes al Sol”), el personaje de Blanco (Bardem) es la representación misma de la maldad pura, un hombre sin principios, con un elevado indice de cinismo, a punto tal desde la actuación, que parece por momentos no serlo. Es como dijo Charles Baudelaire “El mayor truco del diablo es hacernos creer no existe”. Julio Blanco, es el carismático propietario de una empresa que fabrica balanzas, en una ciudad española de provincia, espera la inminente visita de una comisión que decidirá la obtención de un premio local a la excelencia empresarial. Todo tiene que estar perfecto para la visita. Sin embargo, todo parece conspirar contra él. Trabajando a contrarreloj, Blanco intenta resolver los problemas de sus empleados, cruzando para ello todas los limites morales imaginables, y dando lugar a una inesperada y explosiva sucesión de acontecimientos de imprevisibles consecuencias. La empresa de básculas, dirigida por un impecablemente aseado, inmaculado y bronceado patrón, es candidata a un premio local a la excelencia, lo que devendría en mayores ganancias. Algo así como la estrella Michelín, que desean los restaurantes de categoría, para gente de alta alcurnia. Todo transcurre en uno pocos días, durante lo cuales Julio Blanco intentará que nada de todo lo malo que sucede en su empresa sea visible. José (Oscar de la Fuente),es un ex- empleado recientemente despedido, quien organiza una protesta justo frente a la fábrica, acompañado de sus hijos. Miralles (Manolo Solo), la mano derecha de Blanco, amigos desde la infancia, esta distraído, con la mente puesta en su matrimonio fallido, por lo cual comienza a cometer errores muy costosos. La historia de la becaria Liliana (Almudena Amor), cuyos encantos Julio Blanco encontrará difícil resistir, posiblemente esta sea la más previsibles de las sub tramas, desde que vemos por primera vez a Liliana, nos la muestran con gestos y miradas en situaciones que se traducen en casi el armado de una trampa hacia el buen patrón. Posiblemente entre esos giros no se cumpla exactamente la idea que aparece en primera instancia, pero algo de ese orden se concreta. Particularmente me parece mas bella Angela (Maria de Nati) otra de las becarias. Hay otras tramas paralelas, como la de Fortuna (Celso Bugallo), quien trabaja hasta los domingos en la casa particular de Blanco, a quien le pide que le dé trabajo a su hijo, situación que resuelve dándole trabajo en tienda de moda que dirige su esposa, Adela (Sonia Almarcha), que tiene puntos de contacto con el principio del filme e importancia en la resolución de uno de los conflictos. Todas las historias tienen en común el eje de Julio Blanco. No es casual que sea una fabrica de balanzas, con toda la metáfora que sobre ello se puede aplicar, el control, el equilibrio y la justicia, valores que siempre están en la punta de la lengua bífida del protagonista. Respecto de los rubros mal llamados técnicos, el trabajo realizado desde la dirección de arte, específicamente la escenografía, poniendo de relieve los carteles indicadores y anunciadores se llevan los principales lauros, seguido de la banda de sonido dando eje,plos de como narrar con canciones, como ejemplo Jose escucha y hace escuchar “La Muralla” el tema del conjunto chileno de los ´70, en una nueva version interpretada por Ana Belén o “Feeling Good” en la versión de Michael Bublé, (en este caso me quedo con la de Nina Simone). Por su lado la fotografía cumple sin demasiadas rupturas ni búsquedas estéticas. Por ultimo las actuaciones, a lo extraordinario de Javier Bardem se le debe sumar las muy buenas del resto del reparto. Tampoco es desechable, de hecho queda establecido en algún momento, la idea de pensar la película a partir de un discurso que se universaliza en el actual contexto laboral a nivel mundial. FILME: “DOWNTON ABBEY, UNA NUEVA ERA” Regular por Lic. Héctor Ricardo Hochman Esta segunda secuela originada en la serie de televisión no aporta nada diferente a la primera, en tanto y en cuanto esto se relacione con las formas, los personajes. Si hay una diferencia en lo que cuenta, dos tramas paralelas, que nunca se cruzan. La responsabilidad en la dirección recayó en las manos de Simon Curtis, el mismo de “Mi Semana con Marilyn” (2011) un profesional con mayor experiencia en la televisión, mientras que el guion sigue perteneciendo a Julián Fellowes, el creador y guionista del éxito televisivo que dio origen a estas dos películas. El filme presenta como datos significativos, una muerte, un nacimiento y un casamiento, posiblemente no en ese orden, todo lo que rodea a estos acontecimientos, aparece de relleno, a punto tal que los conflictos aparecen y se resuelven casi inmediatamente apelando a los diálogos. Todo se siente muy automático, dejando la impresión que nada ha sucedido, nada ha cambiado esperando la próxima. En todo lo demás Fellowes, se copia a si mismo (o puede ser un auto homenaje), del filme Gosford Park (2001), dirigido por el genial Robert Altman a partir de una idea propia del director en conjunto con Bob Balaban. En esta oportunidad el filme va saltando de una historia a la otra sin necesidad de establecer contacto entre ellas, por un lado la anciana viuda condesa Violet Crawley (Maggie Smith) anuncia que ha sido propietaria de una villa en el sur de Francia obsequiada por un Marques hace 50 años, pero que ella descreía del obsequio, nunca lo corroboró, ahora que el noble francés ha muerto es convocada por los abogados ha hacerse cargo de la propiedad. Ella resuelve entregársela a su nieta. Sin embargo la viuda del francés (Natalie Baye) interpelara sobre la decisión de su esposo. Para resolver el conflicto viaja una comitiva de la familia encabezada por Robert Crawley (Hugh Bonneville) incluyendo al viejo mayordomo Carson (Jim Carter). El otro relato es un juego del cine dentro del cine, la mansión es alquilada por una productora de cine que desea filmar alli mismo, el dinero le servirá a los propietarios arreglar algunas partes de la misma, como por ejemplo el techo. La comitiva es encabezada por las estrellas del momento Myrna Dalgliesh (Laura Haddock), Guy Dexter (Dominic West) y el director Jack Barber (Hugh Dancy), mientras la aristocracia mira de reojo a los invasores, los empleados están excitados por conocer a sus estrellas personalmente. Esto derivará en entrecruzamientos de los personajes, todos muy previsibles, algunos increíbles, sobre todo por el año de los acontecimientos sería 1928/29, antes del lunes negro en Wall Street y de la llegada del cine sonoro. Godford Park transcurre en 1932. El director sabe como narrar, lo hace tan automáticamente como mandan los libros, todo es muy superficial, sin embargo no aburre pues se apoya en las maravillosas actuaciones, varias grandes figuras desaprovechadas y en algunos diálogos chispeantes. Es claramente una producción realizada para los seguidores de la serie, si bien el filme se sostiene sin necesidad de saber nada, los fans le podrán sacar más provecho. En tanto a los demás rubros, esta de más decir que la dirección de arte se lleva los lauros, escenografía y vestuario específicamente, en tanto la fotografiá es de muy buena concepción, dando los tonos necesarios según los momentos que establecen las imágenes. El diseño de sonido incluso es de buena factura, sin embargo la banda de sonido se presenta como muy cargada, como remarcando cada momento, en vez de pasar desapercibida, se hace notar y eso no es lo óptimo. En definitiva, es un filme vacuo que no aburre, se pasa un rato agradable, se olvida apenas se prenden las luces de la sala. : Publicado 5 hours ago por Revista Cartelera 0 Añadir un comentario Revista Cartelera cine, teatro, televisión y entrevistas buscar Página principal APR 29 ESTRENOS /CRÍTICAS DE LA SEMANA FILME: “EN LA MIRA" Regular por Lic. Héctor Ricardo Hochman Existe una casi máxima en el arte, en su versión sintética, “Si vas a copiar, copia bien”, no es que los directores Carlos Gil y Ricardo Hornos lo hayan hecho mal, pero vayamos por partes. CINE: ESTRENOS/CRÍTICAS DE LA SEMANA FILME: “VIRUS 32” Dirección: Gustavo Hernández Uruguay Buena por Lic. Héctor Ricardo Hochman El filme abre con un muy buen plano secuencia, atributo del director, el mismo de “La Casa Muda” (2010), donde quedo demostrada su habilidad, realizando todo un filme con esta característica. ESTRENOS/CRÍTICAS DE LA SEMANA FILME: “LAS ROJAS” (ESTRENA 14/04) ARGENTINA Dirección: Matías Lucchesi REGULAR por Lic. CICLO DE FELLINI EN EL CINE YORK FEDERICO FELLINI: GLORIOSOS FILMES DEL GENIAL REALIZADOR ITALIANO EN ELCINE YORK Del 10 de abril al 15 de mayo se llevará a cabo un ciclo de películas del prestigioso director italiano Federico Fellini que se proyectarán en el Cine York (J. B. Alberdi 895, Olivos). CINE: ESTRENOS/CRÍTICAS DE LA SEMANA A 40 AÑOS DE MALVINAS CINE EN LUMITON ESTRENOS DE LA SEMANA/CRÍTICAS MALVINAS A 40 AÑOS ESPECIAL POR LA TELEVISIÓN PÚBLICA DÍA DE LA MEMORIA: PROGRAMACIÓN ESPECIAL EN CINE.AR TV Y CINE.AR PLAY ESTRENOS DE LA SEMANA/CRÍTICAS OSCAR 2022 TODOS LOS NOMINADOS CINE: ESTRENOS DE LA SEMANA/CRÍTICAS ESTRENOS DE LA SEMANA/ CRÍTICAS ESTRENOS DE LA SEMANA/CRÍTICAS ESTRENOS DE LA SEMANA/CRÍTICAS . CARNAVAL EN SAN ISIDRO CINE: ESTRENOS DE LA SEMANA/CRÍTICAS SE VIENE EL CARNAVAL DE VICENTE LÓPEZ ESTRENOS DE LA SEMANA CINE: ESTRENOS DE LA SEMANA JAN 28 ESTRENOS DE LA SEMANA: CRÍTICAS FILME: “LICORICE PIZZA” Dirección: Paul Thomas Anderson Muy buena por Lic. Héctor Ricardo Hochman El ultimo opus de Paul Thomas Anderson, responsable de “PetróleoSangriento”, “Magnolia” y “El Hilo Fantasma” entre muchas otras, parece presentarse, “a priori”, como la mas alejada de su producción. CINE AL AIRE LIBRE EN LA QUINTA TRABUCCO VECINE DEL14 DE ENERO AL 25 DE FEBRERO EN QUINTA TRABUCCO Desde el 14 de enero se lleva a cabo el ciclo de cine al aire libre y gratuito denominado VECINE, organizado por Cultura de la Municipalidad de Vicente López. CINE CRÍTICAS: ESTRENOS Y EN CARTEL FILME: “SCREAM 5” Dirección: Matt Bettinelli -Olpin /Tyler Gillett Mala por Lic. Héctor Ricardo Hochman Esta quinta entrega tiene como dato relevante estar dedicada a Wes Craven, el director de las anteriores, lo cual no es un halago. COMIENZA EL CICLO DE CINE BAJO LAS ESTRELLAS "NO LLORES POR MI INGLATERRA" ABRE EL CICLO DE CINE BAJO LAS ESTRELLAS EN LA BIBLIOTECA NACIONAL Con entrada libre y gratuita, podrán verse grandes títulos del Cine Argentino, los lunes y martes de enero y febrero, en la Plaza Evita. 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ESTRENOS/CRÍTICAS DE LA SEMANA ESTRENOS 23 DE SEPTIEMBRE 2021 FILME: “AINBO, LA GUERRERA DEL AMAZONAS” Estreno 23/09 Dirección: Richard Claus Regular por Lic. ESTRENOS /CRÍTICAS JUEVES 16/09 "CRY MACHO” Estrena 16/09 Dirección: Clint Eastwood Buena por Lic. Héctor Ricardo Hochman El gran problema de enfrentarse al ultimo opus de Clint Eastwood, es que uno espera encontrase con una nueva joya de la larga carrera del director. FESTIVAL DE CINE ALEMÁN EN BUENOS AIRES FESTIVAL DE CINE ALEMÁN EN CINÉPOLIS RECOLETA del 16 al 22 de septiembre en CINÉPOLIS Recoleta www.cinealeman.com.ar Este jueves 16 de septiembre, comienza la vigésima primer muestra de cine germánico con novedades varias, la sección largometrajes presentara siete filme de distinta índole, gen JUEVES DE ESTRENOS / CRÍTICAS 1 ESTRENOS/CRÍTICAS 02 DE SEPTIEMBRE 1 JUEVES ESTRENOS 26 DE AGOSTO Cargan Cargan
El buen patrón representa la tercera colaboración de Javier Bardem con el director Fernando León de Aranoa, tras la excelente Los lunes al sol (2002) y la horrenda Loving Pablo (2017), inspirada en la vida del narco Pablo Escobar. La película fue aclamada por la prensa española y obtuvo un récord de 26 nominaciones este año en los Premios Goya, donde compitió en 26 categorías. Al igual que en la producción del 2002 el director vuelve a retomar la temática del mercado laboral, con la particularidad que en esta oportunidad la trama no se centra en los trabajadores explotados sino en los empresarios y el tono del film juega más con la sátira. Javier Bardem, quien aparece en casi todas las escenas, es el principal motivo para darle una oportunidad a esta propuesta que sin su presencia probablemente no hubiera llamado la atención. Conceptos como la demonización del mundo empresarial y las mujeres que se prostituyen para conseguir un ascenso se sienten anticuados y en ese sentido el film reúne todos los clichés imaginables que se podrían reunir en una historia de este tipo. No obstante, la carismática presencia del protagonista consigue que la experiencia resulte más amena y entretenida. Bardem aborda un personaje que tenía todas las condiciones para convertirse en una burda caricatura y le aporta una humanidad que le añade un perfil más interesante. Por momentos trae al recuerdo al Tony Soprano de James Ganfolfini que también resultaba muy atractivo por todas las contradicciones que presentaba su personalidad. El director construye la película a través de varias subtramas que confluyen en un desenlace que resulta un poco más turbio de lo esperado. Si bien El buen patrón no está a la altura de la aclamación exagerada de la prensa europea, al menos ofrece una propuesta decente que expresa una crítica incisiva del mercado laboral sin convertir el cuento en un burdo panfleto político.
Que esta película haya sido elegida por sobre Madres Paralelas (De Almodóvar) para representar a España en los Oscars ya es alguna señal. Entré a la sala de cine sabiendo muy poco e inmediatamente quedé sumergido en ese mundo y devorado por el espectacular personaje que compone Javier Bardem. Es de esos seres que odiás y amás al mismo tiempo, una persona detestable que acarrea todo el film y se convierte en hipnótico para el espectador. La manera en la cual narra Fernando León de Aranoa es magnífica desde lo técnico, pero también desde la forma en la cual elige mostrar las miserias y hacer al público reír pero también empatizar. Bardem está genialmente acompañado por Manolo Solo, Almudena Amor y gran elenco. Cada uno bien ubicado en tiempo y espacio para resaltar cada aspecto de un maravilloso guión. Disfruté muchísimo está película, tendría que describir escenas puntuales para abordar un poco más mi fascinación, pero por razones obvias no lo haré. En una era post Don Draper (Mad Men) el “Patrón” de este film es uno de los personajes más atrapantes que he visto, motivo por el cual, hay que verlo sí o sí
"El jefe funcional al sistema" Luego de su estreno en Argentina en la octava muestra de cine español Espanoramas, ahora tiene su estreno comercial la película El buen patrón. El buen patrón (2021) ganadora de seis premios Goya, es la última película escrita y dirigida por Fernando León de Aranoa (A Perfect Day, Loving Pablo, Los lunes al sol, Familia). El largometraje es protagonizado por Javier Bardem quien interpreta a Blanco, el dueño y jefe de una empresa que fabrica balanzas industriales, que se encuentra a la espera de un comité que evaluará el desempeño de la fábrica, por la terna de un premio. El conflicto se desarrolla cuando un empleado (Óscar de la Fuente) que ha sido despedido monta un campamento como protesta frente a la empresa, lo cual se opone a la imagen que Blanco asiduamente pretende comunicar. A su vez, según avanza el relato se desarrollan varios conflictos que involucran a otros empleados de la fábrica y a la vida personal del protagonista, quien se encontrará bajo tensión constante y creciente, pero es una preocupación que en la mayoría de los casos él mismo ha provocado. Al inicio de El buen patrón Blanco da un discurso que a medida que avance la acción, la narración se ocupará de deslegitimar al igual que el slogan de la empresa -que no casualmente fabrica básculas- “Esfuerzo, equilibrio, fidelidad”. Asimismo, uno de los aspectos interesantes de la película es el devenir del estatuto del personaje de Blanco. Aquel apellido, Blanco, cuyo color representa simbólicamente la pureza, lo pacífico y la inocencia, se irá manchando conforme las acciones del protagonista, sus manipulaciones y su pérdida de equilibrio. A pesar de ello, contará reiteradamente con la ayuda de Fortuna (Celso Bugallo), uno de sus empleados más antiguos, y por eso esté, quizás, la “suerte” de su lado. En consecuencia, el guión no representa de forma superflua personajes estereotipados o chatos, sino que describe personajes con matices y ambigüedades. Por lo tanto, no hay una clásica dicotomía entre buenos y malos, sino planteos morales de un esquema actancial que problematiza las relaciones del sistema y modo de producción capitalista. El buen patrón representa una crítica al capitalismo, pero también a la hipocresía general de la sociedad actual. En la película se esbozan toda clase de bajezas humanas, y hasta donde están dispuestos también a llegar los personajes secundarios con tal de obtener lo que desean. Y aunque por supuesto la ética del jefe de la empresa es el centro de la acción, también se construye en una segunda línea cómo algunos de los personajes aprovechan su cuota de poder con ideales igualmente cuestionables. Como resultado se obtiene una especie de microcosmos darwiniano y marxista que plantea la supervivencia del más apto en un mundo voraz, sin lugar para los “débiles”. Por último, El buen patrón alterna el drama con la comicidad, mediante chistes muy efectivos. Sobre todo, porque cada uno de ellos expresa cuestiones muy reales, como cuando las esposas de dos empresarios, incluido Blanco, se burlan de su discurso de hacerse de abajo al pronunciar “pero si ambos heredaron las empresas de sus padres”. Pero no es sólo los bienes y ser de la clase dominante lo que han heredado de sus padres, sino también toda una ideología de acomodar las cuestiones a conveniencia, donde parece ser que a la justicia se le ha corrido la venda de los ojos. En conclusión, mediante un relato muy entretenido y sólido, la película expone la circularidad sin fin de un sistema desigual en donde reina la hipocresía y las apariencias de la falsa corrección política actual.
El jueves se estrenó en cines argentinos “El Buen Patrón”, justo a tiempo para el Día Internacional del Trabajador. Con Javier Bardem como protagonista, es una producción española con tintes de comedia y drama. Se trata sobre Julio Blanco (Bardem), el dueño de una premiada y establecida fábrica de balanzas, que se dedica a aceitar todos los engranajes de su compañía, asegurándose de que todos los empleados puedan cumplir bien su trabajo y tener vidas satisfactorias. Estas tareas se intensifican en una temporada en que su establecimiento está en la etapa final de una evaluación para recibir un premio a la excelencia de un comité local. Como es de esperarse, todo lo que puede salir mal, así sale. Conflictos laborales problemáticos, amoríos desubicados y hasta violencia vuelven su vida, tanto profesional como personal, lo más caótica posible. En general, es una película muy ingeniosa y divertida superficialmente que aborda temas sociales muchísimo más profundos de lo que aparenta. El hecho de que ese “disfraz” funcione y que la película sea disfrutable por cualquier ojo espectador, ya sea uno muy observador, o uno más ameno, habla de lo hábil que es la dirección. Además, el elenco nos proporciona una performance equilibrada que brinda credibilidad a un guion estable, pero algo caricaturesco, complementándolo maravillosamente a pesar de algunas líneas de diálogo que son cliché o situaciones forzadas (cuyo desenlace funciona, por lo tanto, vale la pena hacerlas). La forma de contar la historia, el montaje y las decisiones de fotografía y vestuario son muy clásicas y se percibe como una trama muy a tierra. Se ve un aspecto del mundo empresarial, del comportamiento ''pisa cabezas '' del “buen patrón”, que no siempre es políticamente correcto, pero que funciona para mantener la atención del ojo público en donde él la requiera. Se demuestra que, de esta manera, aquellos/as empleados/as que avanzan la pirámide ejecutiva no siempre son los/as más dedicados/as. Muy buena película para encontrar catarsis, una descarga de la impotencia que podamos haber reunido estando insertos en un sistema algo ingrato. Recomendada, ¡vayan a verla! Por Carole Sang
EL FACTOR HUMANO Fernando León de Aranoa ha dedicado su filmografía a retratar los grandes temas de la España contemporánea, que por obra y gracia de la globalización y -sobre todo- el Mercado Común Europeo, terminan siendo los de la Europa toda y, por qué no, los del mundo todo. El empresario que en El buen patrón interpreta Javier Bardem, el dueño de una empresa que fabrica balanzas y que se maneja con autopercepción de empresa familiar, podría ser el personaje de cualquier tragicomedia francesa, italiana, británica o el país que elija. Están los conflictos con los trabajadores, la problemática de la inmigración en el campo laboral y también las miserias de un mundo capitalista sostenido (como indican los lugares comunes del cine bien-pensante) sobre la base de la destrucción del otro para la supervivencia. Y todo esto, registrado con el aspecto del discurso publicitario, mucho más instalado a partir de esa pátina normalizadora de la imagen pensada para producciones de plataformas. ¿Qué es entonces lo que hace que El buen patrón sea no solo una película indudablemente española, sino también una película ligeramente recomendable? Precisamente lo humano. Y lo humano está construido en base a un aspecto identitario que León de Aranoa sostiene con aire tradicionalista: El buen patrón, como la comedia clásica española, se vale de lo esperpéntico en la definición de situaciones y personajes, un tono que no deja ser llamativo para un director que supo ser más grave en el pasado. Aquí, como si descubriera que la comedia es un elemento fundamental para licuar la misantropía, el director avanza con un registro farsesco que nos vuelve amables situaciones intolerables. El buen patrón narra una semana en la vida de Julio Blanco y de su empresa, en la previa a que una comisión realice una inspección evaluadora para otorgarle una importante distinción. Lo que sucede, claro, es que durante esos días, narrados casi de manera episódica, a Blanco se le abren múltiples crisis (una amante, un empleado fundamental en aprietos, un obrero despedido que monta una protesta frente a la fábrica) que tendrá que salir a tapar con su mejor cara de póker. Lo bueno de este buen patrón es, por tanto, su capacidad para tapar todos los huecos con el mayor cinismo del mundo. La película de León de Aranoa es, por tanto, otro de esos espectáculos cinematográficos muy comunes en este siglo, destinados solo a tranquilizar espectadores y limpiar conciencias por parte de los artistas. De ahí, entonces, que surja nuevamente lo humano como elemento componedor, en este caso la presencia de Bardem en el protagónico. El actor brilla en su caracterización porque nunca construye a Blanco desde el lugar del villano y le otorga rugosidades, dimensiones, elementos que lo vuelven no solo un concepto (el jefe hijo de puta) sino una persona con sus dilemas. Esa distinción del ojo del artista es la que opera como falla dentro del sistema desde el que muchas películas se piensan. Ese es precisamente el elemento que El buen patrón requería para no volverse una crítica tan cáustica como mecánica. Con sus reparos, el film de León de Aranoa no deja de ser divertido.
Llegó a las salas de cine del país «El buen patrón«, película española que tuvo un excelente paso por festivales internacionales (6 premios Goya y 4 premios platino, entre otras nominaciones). La película relata una semana en la vida de Julio Blanco (Javier Bardem), empresario y dueño de «Balanzas Blanco», fábrica donde todo funciona como «una gran familia» , de acuerdo a palabras del protagonista. En el filme se narran las diferentes situaciones que le acontecen a Blanco, desde un empleado que es despedido y desata una tragedia, a un conflicto de índole íntimo, todas ellas en un in crescendo muy bien elaborado de principio a fin. Si de contar matices en las relaciones laborales – personales se tratara, sin duda «El buen patrón» es un buen ejemplo como película. Más allá de todo lo que Blanco tiene que atravesar persigue un objetivo claro: mantener la reputación de su empresa cueste lo que cueste. No hay moralidad que valga. «El buen patrón» alterna el humor negro y la tragedia con inteligencia. Desde su comienzo mantiene al espectador atento a cómo las diferentes situaciones que se presentan logran (o no) resolverse. Con gracia e incomodidad, el realizador de «Escobar, la traición» y «Un día perfecto» reflexiona a través de su material sobre el poder y la ambición. El elenco, muy sólido, se encuentra liderado por un gran trabajo de composición de Javier Bardem. «El buen patrón» es un filme muy bien ejecutado que no hay que perderse.
Llega a carteleras «la mejor película española del 2021». Lo dice la cantidad de nominaciones y premios Goya además de haber sido la enviada representante para los premios Oscars, cuando antes se podría haber pensado que ese puesto lo tenía Madres Paralelas de Almodóvar. Lo cierto es que Fernando León de Aranoa en su última película consigue hacer un retrato preciso y ácido sobre un tipo de hombre empresario que, hay que decirlo, seguramente todos conozcamos. Blanco (Javier Bardem) es un hombre exitoso, que hizo crecer a su negocio de básculas a través de esfuerzo y humildad hasta transformarla en una poderosa empresa. Es carismático, seductor y está siempre atento a las necesidades de sus empleados a quienes los considera su familia, porque es un buen esposo pero nunca ha tenido hijos. Por eso no sorprende cuando se encuentra este los finalistas para un premio a la excelencia. ¿Qué se esconde detrás de este admirado hombre? León de Aranoa no tarda en mostrarnos su verdadero costado: se acuesta con muchachas jóvenes que trabajan para él, acaba de despedir arbitrariamente a un hombre con hijos pequeños, se mete en el matrimonio de su amigo y empleado protegido al que defiende aun tras los continuos traspiés en su empleo, y está completamente obsesionado con llenar el espacio vacío de su mural de premios y reconocimientos. Con sólo unos días para demostrar que es la persona que se merece el premio a la excelencia, en una oscura sátira que toca temáticas que cualquier trabajador conoce en primera persona, El buen patrón hace una radiografía sobre el empresario sin escrúpulos. Bardem (que este año fue nominado al Oscar por otra película) resulta una opción idónea para meterse en el papel de este cínico hombre de dos caras, que cae simpático y resulta amigable hasta que se revela como un enemigo en pos de su bienestar. En estos pocos días hacia la esperada resolución, que incluye una visita por parte de la organización que lo nomina no programada en el medio, Blanco trata de liberarse del problemático ex empleado que se ha instalado en las puertas de la fábrica, hacer recapacitar a la mujer de su amigo infiel de que se quede con él, ayudar al hijo de un antiguo empleado al que luego le puede pedir el favor devuelto, y seducir a la nueva joven becaria que pronto se revelará como una antigua conocida. Justo en este momento tan importante el equilibrio que forma parte del lema de su empresa comienza a perderse. Sin embargo, Blanco nunca pierde su postura de hombre seguro de que todo lo puede. Algunas cosas le saldrán como quería, otras tantas no pero lo importante es aprovechar todo a su favor. Y aunque la historia se torne por momentos más y más horrible, El buen patrón está contada a través de un humor negro que le sienta muy bien para correrse de una postura que podría haber resultado panfletaria. El guion que escribe el propio director desarrolla de manera precisa al personaje y sus peripecias en esta decisiva semana. A su alrededor aprovecha para introducir un montón de cuestiones muy actuales y personajes, aunque a alguna de estas subtramas le regale más tiempo de lo necesario, como para regodearse ahí. También hay algo de trazo grueso por momentos. Es que en dos horas de película y una semana de tiempo en la historia es mucho lo que sucede y lo que se narra. León de Aranoa consigue que nunca se pierda ese por muchos momentos incómodo humor que necesitamos para sobrellevar lo cruel, lo horrible, lo frustrante. Aunque en algún momento se sienta un poco estancada, El buen patrón es una película entretenida, contada de manera hábil e interpretada con mucho talento por Bardem pero también por los actores secundarios que orbitan a su alrededor. La puesta en escena es otra protagonista sólida. Sin dudas una película inteligente que sin bajar línea expone el turbio submundo de los empresarios poderosos que siempre se sienten por encima de todo y de todos.
Fernando León de Aranoa se reúne con Javier Bardem luego de la obra maestra de denuncia social “Los Lunes al Sol” (2002) y de “Loving Pablo” (2017), sobre la vida de Pablo Escobar. En el presente film, enfoca el mundo laboral, tramando una especie de díptico con la mencionada obra que colocara a Bardem en la élite actoral mundial. Anverso perfecto de aquella cruda mirada sobre las condiciones laborales, aquí el punto de vista elegido por el director se coloca sobre quien dirige los mandos de una empresa. Pasan los días uno a uno, el esquema semanal complica la agenda. Más problemas surgen, más nítida se vuelve la silueta de alguien a quien le interesa lucirse y aparentar. Bardem se pasa de vereda. Y no es el trabajador en el paro, sino que es un hombre en posición de superioridad, que trata a sus empleados con condescendencia. Un ser con afianzadas conexiones de poder, alguien que mueve a gusto y placer los hilos. Apuesta fuerte, caen las fichas sobre la mesa, quien a su cargo se encuentra es un mero títere de su grandiosa maquinaria. Sin un tono drástico, “El Buen Patrón” consigue afianzarse como una mirada valedera sobre la relación entre empleador y empleado. Se asoma directo en las miserias del mundo empresarial, reflexionando acerca de una posible ética del comportamiento. La balanza trucada casi nunca arroja un saldo de justicia. Con sentido de urgencia, se lleva a cabo una radiografía sobre el mercado laboral español, desde la perspectiva quien toma las decisiones. El espectro que abarca excede las fronteras ibéricas; el mundo gira alrededor de este tipo de injusticias cometidas de modo atávico, las mismas cabezas acaban siendo aplastadas, aquí y allá. Un satírico análisis sobre la precariedad de cierto sector, sobre la inoperancia. Cautivante, despliega capas de profundidad a la hora de cuestionar al poder y funciona primeramente como comedia, sin por ello dilapidar su faceta de denuncia social. Bardem, rey de la función, no deja de lucirse. Una dirección efectiva y minimalista cumple con el requisito que vamos a esperar de parte de León de Aranoa. Sin grandes alardes ni composiciones de planos especialmente llamativas. Quien ha hecho de la austeridad un síntoma se mueve como pez en el agua de esta fábula moral. “El Buen Patrón” eclipsó el récord de nominaciones al Goya (20, superando a “Días Contados”, de Imanol Uribe, 1994), batallando cabeza a cabeza en festivales internacionales con “Madres Paralelas”, de Pedro Almodóvar, como el más destacado film español de la cosecha 2021.
Es un cineasta rarísimo este León de Aranoa. Tiene talento para colocar en la pantalla lo pertinente y para diseñar una puesta en escena; tiene talento para dirigir actores e -incluso en el trazo grueso- permitirles la sutileza y el medio tono. Pero también padece de un defecto: la religión de “el tema”. Aquí satiriza a un empresario ejemplar, a punto de ganar un premio, al que el despido de un empleado empieza a causar problemas. Problemas que permiten mostrar que el “buen patrón” es un desgraciado. Porque, como se sabe, los ricos son todos desgraciados, carecen de escrúpulos y sus sentimientos son fingidos. Este lugar común, parece armarse poco a poco, de modo risueño y con sutileza. Pero no: en un momento, la cosa es trazo grueso y condena casi explícita, de la comedia al grotesco publicitario casi sin solución de continuidad. ¿Es esto malo? ¿Es malo que una película diga a los gritos lo que piensa su autor? No, claro: vean South Park-La película, que es genial (estamos muy animados, es cierto). Lo que es malo es que una buena realización y el trabajo notable de Javier Bardem se disuelvan en una moraleja que no es más que un lugar común, a veces real y, muchas veces, no.
Julio (Javier Bardem) es un empresario que está por recibir un premio local de excelencia empresarial. Su empresa familiar, Básculas Blanco, es motivo de orgullo para él. El comité que finalmente decidirá si darle el premio o no visitará su fábrica de balanzas industriales ubicada en un pequeño pueblo. Julio necesita que todo esté perfecto para su visita. Sin embargo, de pronto, todos los conflictos latentes se manifiestan de golpe. Él mismo, se mete en un conflicto aún mayor de lo que sus propias acciones incorrectas podrían presuponer. Empieza entonces una carrera contrarreloj para llegar a la inspección de forma presentable. Las decisiones, tomadas a toda velocidad, inician una cadena que lo puede conducir al desastre. Fernando León de Aranoa vuelve a dirigir a Javier Bardem en un papel que cualquier actor querría. Se necesita carisma, un costado siniestro y algo de patetismo para este rol. Todo el tiempo está en pantalla y todo pasa por él. El director de Los lunes al sol y Princesas tiene una enorme habilidad para construir momentos de tensión y también de humor. La película tiene un gran ritmo y una estructura ingeniosa. Cuando todo es una comedia negra algo amoral, funciona, pero cuando busca hacer pie en algún concepto más ideológico, se apaga. Funciona mejor como entretenimiento que como reflexión social. Como sea, funciona. La película fue la gran ganadora de los Premios Goya, donde varias veces han ganado tanto Javier Bardem como Fernando León de Aranoa.
Esta sátira española ganadora de seis premios Goya se centra en la caótica vida, a lo largo de una semana, del peculiar dueño de una empresa de balanzas. Con Javier Bardem, Oscar de la Fuente, Manolo Soto y Almudena Amor. Una sátira mordaz, efectiva de a ratos pero un tanto mecánica en su formulación, EL BUEN PATRON es una comedia negra que intenta hacer una pintura crítica del paternalismo empresarial al contar una semana y poco más en la vida del director de una tradicional y respetada compañía que se ve enfrentado a una inesperada serie de contratiempos. Con un espíritu clásico que parece beber de respetables tradiciones del género –tanto españolas como hollywoodenses–, el filme del realizador de FAMILIA y LOS LUNES AL SOL funciona casi como un film retro, una película rescatada de algún arcón de títulos inéditos de los años ’80. Javier Bardem encarna a Julio Blanco, dueño de Básculas Blanco, una empresa que hace todo tipo de balanzas. Y de entrada quedan claras dos cosas: que intenta mostrarse como lo que dice el título del film y que, claramente, no lo es. La propia personificación –la actuación pero también el vestuario, peinado y maquillaje– de Bardem telegrafían el tono satírico de la propuesta. Es así que mientras da su discurso amable en el que trata a sus empleados como si fueran familiares o hijos es evidente que esconde algo más oscuro, quizás hasta siniestro. La manera en la que una de las becarias se despide de él con un «Te amo» es apenas la primera muestra. EL BUEN PATRON tiene un truco estructural clásico también. Una inspección llegará a la fábrica para ver si le dan un importante premio regional por el que compiten con otras dos empresas. Y lo que Blanco quiere es mostrar la suya de la mejor manera posible. A lo largo del film usará a las balanzas que hace su compañía como metáfora para casi todo lo que dice querer buscar: perfección y equilibrio. Y espera, a la vez, que sus empleados sean fieles a esa gran familia. Que se pongan, literalmente, la camiseta de la empresa. Pero no es tan sencillo. El guión le acumula problemas de todo tipo. Ha echado a José (Óscar de la Fuente), un empleado de larga data que, en lugar de aceptar la indemnización básica que le ofrecen, ha decidido exigir su reincorporación y acampa con sus dos hijos pequeños en la entrada de la empresa, cantando consignas a toda hora. En paralelo, su jefe de producción Miralles (Manolo Solo) sospecha que su esposa está teniendo un affaire con otro hombre y comete serios errores en su trabajo. Usando sus influencias y tratando de ayudar a un viejo empleado, Blanco logra que liberen a su hijo que está detenido tras golpear a un grupo de inmigrantes. Y, a falta de complicaciones, una nueva tanda de becarias llega a la compañía, entre las que se cuenta una, Liliana (Almudena Amor), con la que rápidamente quiere conectar. Y eso es algo que parece hasta mutuo. A lo largo de sus casi dos horas de relato –un tanto excesivas para un film que quiere tener el ritmo de una película al estilo de las de Billy Wilder o de sus propios referentes ibéricos como Luis García Berlanga–, EL BUEN PATRON va enredando cada vez más la vida de Blanco. La inspección se acerca y José no quiere dejar de protestar con cantitos cada vez más absurdos y creativos. Miralles entra en una espiral descendiente y empiezan a haber disputas internas en la empresa por quedarse con su puesto. Y las miradas con Liliana pasan a los hechos, lo cual complica a Blanco de una manera que quizás no sea la esperada. Y el chico que sale de la cárcel, obviamente, tampoco será un dechado de virtudes una vez afuera. Lo más interesante de EL BUEN PATRON pasa por la manera en la que pone el ojo crítico en ese tipo de empresas y empresarios que no pertenecen a grandes corporaciones multinacionales ni mucho menos sino en los dueños de compañías afincadas en una ciudad (aquí jamás se la nombra), insertados en los manejos políticos locales y respetados en sus círculos sociales. Tipos que tratan de ser vistos algo así como «pilares de la comunidad», que actúan como patrones de estancia y que abrazan a sus empleados suponiendo que ellos quieren ser abrazados. Esperan, además, que cuando haya problemas todos agachen la cabeza y acepten lo que se les pide. Pero no. Eso no siempre sucede. La película –que ganó seis premios Goya, incluyendo mejor película, director, actor y guión– pierde puntos por dos motivos fundamentales. Su estructura es tan cuidada que raramente respira con libertad. Todo el tiempo se tiene la impresión que el guión es la prioridad absoluta y que todo lo demás es simplemente subrayar visualmente lo que se dice ahí, que puede ser efectivo pero no es muy sutil que digamos. Un poco como sucede con algunas «comedias sociales» recientes de Ken Loach o las películas que hacía Juan José Campanella en la época de LUNA DE AVELLANEDA (antes de sus giros políticos recientes), uno puede coincidir con el espíritu crítico de la propuesta pero quedarse un poco afuera de los mecanismos utilizados para ponerla en escena. Y por algunas decisiones de ese mismo guión una vez avanzada la trama, EL BUEN PATRON equivoca también el camino al entrar en un reparto de crueldad generalizado que termina debilitando su propia postura política, lanzando dardos satíricos a casi todos los protagonistas, la mayoría de los cuáles parece solamente pendiente de cuidar sus propios intereses y nada más que eso. Los mejores apuntes del film de León de Aranoa pasan por sus momentos cómicos, la mayoría de las veces ligados al despedido José, acaso el único de todos los personajes que no conoce de dobleces y quién parece haber encontrado su lugar en el mundo en esto de dedicarse a la protesta callejera. Con rimas asonantes, si no salen de las otras…