A pesar de que es agradable de ver, es posible que aquellos pequeños que hayan visto muchas de las últimas películas de dibujos, no se deslumbren demasiado con este film, ya que su gráfica y su narración es muy clásica y está bastante...
En busca de la libertad Tal cual lo presenta en este tráiler Antonio Banderas, quién también fue el encargado de hacerlo en varios festivales, El Lince Perdido es una aventura animada que recorre los días de Félix, un lince con muy mala suerte que cura sus heridas en un Centro de Recuperación. Mientras que en un majestuoso barco, un excéntrico millonario llamado Noé quiere crear su propio refugio para animales en peligro de extinción, sin que le importen los método que tiene a su alcance. Incluso, hasta es capaz de alquilar los servicios de Newmann, un despiadado cazador, para que lo ayude a cumplir su poderoso plan. La historia resulta entretenida y muy llevadera, más cuando Félix y sus amigos (en especial un muy insoportable y paranoico camaleón) son rastreados para ser atrapados y llevados con el resto. La fábula tiene buen ritmo y está destinada a un público de chicos de hasta 9 o 10 años, pero quienes los acompañen también gozarán de un buen film animado que se llevó un Goya a la "mejor película de animación". Como broche de oro, el relato rinde homenaje a uno de los films más recordados de animales, El Rey Leon. Y hay que estar atentos y no levantarse de las butacas hasta que pasen los créditos, ya que el final llegará después.
Animación a la Española El cine de animación cada día ganas más adeptos en el mundo gracias al perfeccionamiento de la técnica y el gran nivel en la narrativa de films como Toy Story 3 (2010) o Mi villano favorito (Despicable me, 2010). Pero no todo es Hollywood y en el resto del mundo la animación también existe. El lince perdido (2008) es uno de esos claros ejemplos de cómo con buenas ideas y profesionalismo se puede hacer una buena película. La historia no presenta nada de nuevo ni extraordinario. Los animales se están extinguiendo y en un centro especializado intentan salvarlos llevando a cada una de las especies en peligro al lugar para cuidarlas y lograr que se reproduzcan. Pero un señor aparentemente malvado contrata a otro mucho más malvado para que las robe y se las llevé a su barco. Los animales, que corren otra vez serios peligros, deberán luchar para salvarse ellos y en cierta forma salvar al mundo de los malvados. Si de estructura narrativa hablamos, en El lince perdido no vamos a encontrar demasiadas sorpresas. La eterna lucha de los buenos y los malos entablada por animales y humanos con redención final, al menos en parte, y final abierto para una secuela serán el eje del conflicto. El mayor logro que presenta el film es el de servir como antítesis de Madagascar (2005), aquel extraño y exitoso film en el que querían hacernos creer que los animales eran felices en el zoológico mientras en su hábitat natural la pasaban mal. Al menos los autores de El lince perdido tomaron la precaución de que la historia cuente lo natural y no el artificio de una historia falsa e increíblemente cuestionable. La animación, de la que uno en estos días espera cada vez más, cumple con lo que promete y está correcta. Sin grandes pretensiones construye un mundo de fantasía pero cargado de realismo en dónde técnica y oficio se conjugan para mostrarnos un nivel de altísima calidad, que si bien difiere de lo que Hollywood nos presenta de manera habitual, logra una puesta personal rozando la perfección. El film dirigido por los españoles Manuel Sicilia y Raul Garcia y producido por Antonio Banderas aprueba el examen. Sin ser descollante ni sobresaliente cumple con lo que promete, entretener y no defraudar. ¿Se puede pedir algo más? Especial para nenes de todas la edades.
Noticias de la antigüedad animada Esta producción de Antonio Banderas (al menos utlizan su nombre como apoyo para el lanzamiento) es, en el mejor y en el peor de los sentidos, correcta. No puede decirse, por lo tanto, que su animación digital (movimientos, formas, colores, texturas) sea "mala", pero detrás del incuestionable profesionalismo de sus hacedores se esconde, también, una llamativa falta de ideas, de riesgos, de salirse de las normas, de trascender las convenciones y las fórmulas. El reciclaje de la vieja historia bíblica del Arca de Noé, los lugares comunes del "viejo" Disney de El Rey León (hoy bastante más cerca de la audacia gracias a su asociación con Pixar), los animalitos parlantes, los mismos comic-relief de siempre, los malos estereotipados (ay ese cazador neonazi) y poco más es lo que ofrece El lince perdido. Los personajes "simpáticos" son bastante poco convincentes, el protagonista Félix (un lince que siempre mete la pata y vive dominado por la mala suerte) es poco logrado, la veta romántica resulta elemental y forzada, la apuesta al humor como forma de generar empatía y bajar el tono melodramático del relato (al fin de cuentas se trata de la cacería de animales en extinción por parte de un mercenario a sueldo de un viejo millonario que está loco) funciona a cuentagotas y, así, el film navega por un medio tono bastante cansino, monótono, intrascendente, aunque -quedó dicho- con una corrección visual que lo hace tolerable. No es para enojarse con este film español (el producto no da vergüenza ajena), pero en un mercado ya tan desarrollado y sofisticado como el de la animación familiar, El lince perdido luce como un producto demodé, casi una antigüedad arrasada por el avance de un género que ya no perdona imitaciones menores.
Si uno se dejara llevar por las descaradas críticas españolas parecería que El lince perdido es un evento que no tiene precedentes en la historia de la animación. Entiendo que es saludable el apoyo a la industria local pero en este caso volcaron por completo con los elogios. Es como que a los medios españoles les agarró un ataque de patrioterismo radical donde realmente están convencidos que este film es lo más grande que hay en Europa y es ridículo. Estoy seguro que los propios artistas que trabajaron en esta película son concientes que lograron una producción decente con un montón de logros en este género, para lo que eran los antecedentes en su país, pero también saben que no hicieron la obra maestra sublime que pintaron los diarios. No es para tanto, muchachos. El lince perdido es una propuesta que apunta a los más chicos con personajes que ya vimos en otras películas y una buena labor en la animación teniendo en cuenta el presupuesto con el que contaron, que no se puede comparar con las grandes producciones de Hollywood. Las secuencias de acción y los escenarios representan los mayores logros dentro del campo técnico. El Parque Natural de Doñaña y las playas de Bolonia fueron recreadas tal cual se ven en la realidad con una gran cantidad de detalles. La música compuesta por Sergio de la Puente es extraordinaria y creo que otras películas españolas no tuvieron en los últimos años la suerte de tener una banda sonora de este nivel. El problema del lince pasa por el guión. 90 minutos es demasiado tiempo para el target de chicos al que apunta y hacia el final la película se vuelve pesada. Tampoco ayuda que la historia sea algo confusa para el público infantil y las motivaciones de uno de los villanos que después resulta que es bueno, no queden demasiado claras. Hay que destacar que los personajes, que son más bien rígidos y estereotipados, levantaron muchísimo con el doblaje neutro que tiene la versión que se estrena en Argentina. El lince, especialmente, suena mucho más amigable y simpático y le dieron más vida desde el doblaje. En resumen, la película está bien y es un buen logro del cine español pero tampoco es para alquilar balcones.
El Arca de Noé, en versión reciclada Filme de animación español. Digámoslo con claridad y de entrada: El lince perdido , típica fábula de aventuras con animalitos animados, es básicamente digna, pero no mucho más. Se trata de una película, española, que no agrega demasiado a lo ya visto: su argumento y sus dibujos son, en general, discretos. Tal vez lo más rescatable sea la ambigüedad de algunas situaciones y de algunos personajes principales. Del héroe/antihéroe de la historia: un lince marcado por la constante mala suerte; y de un personaje anciano que, procurando hacer bien, hace el mal. La película, que se apoya en El Arca de Noé, es sólo recomendable para chicos pequeños. El anciano (llamado Noé, para que no queden dudas) quiere conseguir parejas de animales en vías de extinción por impulsos que se conocen al final. Para tenerlos en su barco, convoca a un cazador (sanguinario, como cualquier persona que mate por deporte), al que le ordena conseguir ejemplares sin hacerles daño... Un lince, un camaleón (protagonista de los mejores gags, por su capacidad/incapacidad para mimetizarse) un halcón, un topo (también gracioso) y otros animales son “protegidos” en una cárcel: otro de los sentidos ambiguos del filme. Que el espectador no aguarde mucho más que este valor agregado.
Animación en 3D a la española El lince perdido, ganador de un premio Goya, hace buen uso de la tecnología, pero no pierde de vista el guión Desde que, en 2001, el film El bosque animado inauguró la animación 3D en España, este tipo de género se ha multiplicado en ese país, y ahora le tocó el turno de llegar a las pantallas locales a El lince perdido , una historia que combina armoniosamente esa tecnología con un guión tan divertido como pleno de dinamismo y de cierta ternura. La trama se centra en Félix, un lince con muy mala suerte cuya especie está al borde de la extinción, que con un grupo de amigos, entre ellos el camaleón Gus, la cabra Beea y el halcón Astarté, se verá envuelto en una peligrosa aventura. La tranquilidad del bosque que habitan es repentinamente invadida por Newmann, un cazador al que, según dice, no hay animal que se le resista, quien es contratado por Noé, un millonario excéntrico que, en su afán por proteger a la naturaleza, ha ideado un alocado plan: construir una nueva arca de Noé para salvar a un par de ejemplares de cada especie en peligro de desaparición. Bajo el liderazgo de Félix, él y sus valientes amigos intentarán desafiar a Newmann y liberar al resto de los animales ya capturados. La misión no es fácil, ya que la supervivencia está en juego, pero la astucia y la paciencia de ese grupo no dan descanso al cazador, que pone en juego todo su poder de acción para capturar a los animales. Los directores Manuel Sicilia y Raúl García, basados en coloridos y alegres dibujos, lograron una anécdota plena de acción que, finalmente, y como toda fábula que se precie, tendrá su feliz final. El guión no escapa a la necesidad de unir fuerza y amistad para enfrentar el mal, y por lo tanto el argumento hallará la atención del público infantil y también de los mayores. Este dibujo animado producido por el actor Antonio Banderas y que hace dos años obtuvo el Premio Goya a la mejor película de animación cuenta, además, con una pegadiza banda musical, y con todos estos elementos a su favor se interna, pues, en ese ya sabido camino de travesuras en el que todos sus personajes se unen para dar forma a una anécdota que, como en este caso, se ve elevada por su presentación en 3D, algo que suma a la historia la necesaria pauta para entretener con calidez, acción y alocadas situaciones.
Animales sueltos Esta apuesta de un pequeño Estudio de Granada a la animación digital española se encuentra a la altura de los estándares de calidad y nivel aceptables -sin mayores méritos- que por supuesto la posicionan por debajo de cualquier producto Pixar o Dreamworks. Aunque, a diferencia de estos gigantes norteamericanos, presenta interrogantes a la hora de elegir un público al cual dirigirse. El lince perdido, debut en la dirección del animador Raúl García y Manuel Sicilia, es tan sólo una animación digital en 3D exclusivamente para chicos, sin guiño alguno o atractivo especial para adolescentes y mucho menos para adultos. Digno de los relatos con mensaje, el guión elaborado por ambos directores junto a José E. Machuca pretende generar conciencia ecológica en pos de la defensa de las especies en extinción, entre ellas: el lince Félix en la voz de David Robles, héroe de esta aventura, y un grupo de animales compuesto por un camaleón paranoico, una cabra, un halcón hembra y un topo a los que se sumará una lince hembra llamada Lincesa (Beatriz Berciano). El villano de turno es un cazador furtivo, contratado por un multimillonario llamado Noel, quien para salvar a las especies pretende poner en práctica una idea un tanto extremista. Con un buen ritmo en las escenas de acción y un aceptable trabajo de guión en la construcción de los personajes, -destacándose por lejos el camaleón- las aventuras de este felino valiente, apadrinado por Antonio Banderas, suman peripecias y algún que otro espacio para el gag, a pesar de varios intentos por cobrar vuelo propio que no llegan a buen puerto dado el esquemático relato. Sin embargo, la platea infantil no quedará defraudada.
Una buena para los niños Un film de animación que habla sobre la amistad como valor fundamental, con una historia llena de aventuras que tiene como protagonistas a un lince, un halcón, una cabra y un camaleón. Los animales deberán luchar por su libertad contra un famoso y ambicioso cazador. El lince perdido hace hincapié en la necesidad de los buenos amigos y en todo lo que con ellos es posible lograr. La lucha de este grupo de animales liderados por Félix, un lince con bastante mala suerte que sufre un accidente tras otro, muestra la necesidad de preservarse unidos. Por otro lado, se habla también de la importancia de la libertad; sin ella la vida no tiene sentido y es por ello que estos amigos se unen: para liberar al resto de sus compañeros de un viejo loco que con el objeto de cuidar las especies en extinción, las mantiene encerradas. El film recrea espacios reales de España y con su colorido propio, en donde se encuentran los animales en peligro. Los personajes son fácilmente reconocibles, por lo que los niños, destinatarios finales del film, podrán sentirse identificados: el descuidado, el desconfiado, el que se imagina lo peor en cada situación, la que tiene mal carácter pero por dentro es tierna y cariñosa. Todos ellos tienen su parte salvaje y otra que no lo es tanto. Evolucionan con el film, demostrando que a pesar de sus diferencias con capaces de querer y ser amigos fieles. Con una temática profunda y necesaria entre tantos dibujos animados y films para niños en donde abunda la violencia, El lince perdido ofrece además mucha aventura y emoción que los más pequeños seguramente disfrutarán, aunque los adultos quizás se aburran un poco por resultar reiterativas las escenas conflictivas. Sin embargo, es una buena opción.
Al apreciar films como El Lince Perdido (2008) uno de inmediato deduce que los problemas de la animación latina tienen alcances hispanoamericanos: nuevamente debemos destacar una gran mejoría en el apartado visual aunque al mismo tiempo nos reencontramos con otro de esos guiones patéticos que no cuentan con destinatarios visibles más allá de los niños muy pero muy pequeños...
Las obras animadas en Sistema 3D ya no son patrimonio exclusivo de Hollywood, se realizan en casi todos los países que tienen una cinematografía desarrollada como industria. Si consideramos los presupuestos que se manejan fuera de los Estados Unidos y la cantidad de producciones anuales que se ruedan en España, puede decirse que, proporcionalmente, la animación en 3D en éste último país tiene desde el año 2001 una buena cantidad de realizaciones de este género. La obra que se comenta está considerada la mejor que se efectuó en la Madre Patria y fue la ganadora, en 2008, del Premio Goya a la Mejor Película de Animación (el género tiene un rubro aparte). Pero muchas veces luego de asistir a una proyección el otorgamiento de premios a una obra cinematográfica crea dudas y se puede polemizar sobre los valores que pesaron para esa premiación. La historia de la realización es bastante simple. Un grupo de animales luchará por liberar a otros que han sido capturados por un cazador mercenario por encargo de un científico medio loco que para salvar, según él, a los animales de la extinción los mantendrá enjaulados en un arca que para tal fin a ideado (o recreado). Aunque la intención de salvarlos no quede demasiado en claro en el desarrollo de la trama. Los animales que luchan para desbaratar oscuros planes que algunos seres humanos tienen para ellos es una estructura que se ha usado muchísimas veces en la cinematografía. Si se remontan los recuerdos a “Rebelión en la granja” (Batchelor-Halas, 1954) se encuentra un cierto parecido argumental, aunque esa realización estaba dirigida al público infantil tenía un directo mensaje político destinado a adoctrinar a los espectadores. En “El lince perdido” también se ha buscado adoctrinar, aunque no sólo a la platea infantil, pero esta vez el mensaje es ecologista, quizá una tendencia política de comienzos del milenio. Esta obra es discutible desde su pesimista título, ya que a quien se refiere es a Félix, el protagonista de la historia que es un lince ibérico, felino no del todo perdido porque aunque es el animal de Europa con mayor riesgo de extinción aún existen unos 50 ejemplares en el mundo La historia se desarrolla en “Espacio Natural Doñana”, que es realmente una reserva ecológica, declarada Patrimonio de la Humanidad, que existe en Andalucía, al sur de España, y que para esta obra se dibujó al detalle. Y la “locación” elegida da pie, junto a los personajes secundarios a la simbología destinada a los adultos, que son quienes estropean el medio ambiente en la actualidad. Así, el equipo que rodea a Félix, el protagonista, está integrado por Gus, un fóbico camaleón que exagera sus cualidades pero tiene un sentido muy fuerte de la lealtad (característica que se atribuye a los andaluces), por Beeear, una cabra muy temeraria y aventurera (otra característica atribuida a los habitantes de Andalucía) y un halcón hembra, que busca vengarse de una afrenta que le hicieran, llamada Astarté (como la diosa pagana que vengaba todo daño realizado a la naturaleza). Los diálogos con unas cuantas alusiones al agua remiten al desastre acuífero que sufrió la Reserva Doñana ubicada muy cerca de donde se celebra la feria en honor a la Virgen del Rocío en reemplazo de los rituales paganos que se ofrecían en Cibeles, diosa del agua. Hay que tener presente que si bien esta obra fue producida por Kandor Graphics con colaboración de Green Moon, la productora de Antonio Banderas (que es quien en los títulos la presenta), fue hecha también con la participación en la producción de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía. Las imágenes de los personajes dan la sensación de carecer de creatividad, el lince Félix recuerda mucho al gato que el mismo Banderas doblara en “Shrek 2” (2004), y la cabra Beeear tiene una semejanza de actitudes con el Burro también de la serie Sherk. La banda sonora de Sergio de la Puente es tan estridente en las escenas de acción que en ningún momento cumple la función de ser incidental, sino que pareciera querer reforzar las situaciones. Si bien esta realización fue hecha en el Sistema 3D, en los cines argentinos se proyecta en salas que no poseen esa técnica por lo que los fondos ambientales dibujados y los personajes que actúan en segundos planos tienen una visión borrosa para nada atractiva. Se puede rescatar el mensaje que ofrece la historia sobre los valores de la amistad, la lealtad y la libertad. Además de la concientización de que se debe proteger a los animales de la extinción. En este aspecto, el personaje de Lincesa, un lince hembra que aparece al promediar la trama nos da, por fin, un aire optimista.
Producido por Antonio Banderas, El lince perdido es un film de animación español que cuenta con una trama ecológica atendible y una realización dotada de recursos aceptables dentro de la especialización digital del género. Los países de habla castellana están ofreciendo alternativas interesantes frente los tanques de Pixar y Dreamworks como Perú con la reciente El delfín: La historia de un soñador y nuestro país con la aún en cartel Gaturro. Si bien esta nueva obra infantil cinematográfica ha sido premiada con un Goya y considerada en España como la mejor hasta la fecha, no parece superar la magia de El bosque animado, que inauguró la animación 3D en largometrajes en su país de origen y en Europa toda, ni mucho menos la creatividad de Planet 51 de Jorge Blanco, Javier Abad y Marcos Martínez De todos modos en este último caso participaron capitales y artistas estadounidenses, y en esta pieza de Manuel Sicilia y Raúl García, todo corre por cuenta de animadores, actores y productores ibéricos. La historia corresponde a Félix, un lince herido que se recupera en una oscura clínica para animales que después se verá que es un refugio para animales en peligro de extinción. Centro manejado por un millonario de nombre alegórico –Noé-, que deberá confrontar con Newmann, un cazador mercenario que pasará de ser aliado a enemigo, mientras veremos peripecias del lince junto a personajes logrados como un camaleón que no es precisamente diestro en el arte del camuflaje, una cabra y un topo. La trama es dinámica, con algunos momentos divertidos, y resulta original que el protagonista sea un lince, bello animal en riesgo, pero de todos modos su personaje y el de su contrapartida femenina (Lincesa) están discretamente delineados y no generan el interés necesario. Los chicos, termómetro fundamental para mensurar este tipo de films, se sienten atraídos sólo por momentos.
Fauna animada El lince perdido se aleja del lenguaje exclusivamente infantil. Es una película de aventuras tanto para grandes como para chicos (no tan chicos) donde su protagonista es Félix, un felino que peca entre la ingenuidad y una constante mala suerte que lo acecha. Para evitar la depredación de las especies, en mano de los cazadores furtivos, este lince es atrapado y puesto en cautiverio en un centro de recuperación del parque de Doñana, un espacio natural protegido que se ubica en Andalucía, España. Allí conocerá a sus futuros compañeros de aventuras: la cabra Beea, un halcón hembra (Astarté) y Gus, u no de los personajes más histriónicos del film: un camaleón –al que le cuesta mimetizarse con las cosas- y que además sufre de continuas paranoias donde piensa que todo es una gran conspiración. Félix además conocerá el amor, cuando una lince (Lincesa) llega al centro de Doñana y es presentada a su futuro compañero. Pero la tranquilidad del lugar de reclusión se quiebra en el momento que un ejercito comandado por Newmann, un cazador despiadado, intenta secuestrar a todos los animales para llevarlos a un arca, cuyo dueño es –¡oh! casualidad- un anciano con un pasado oculto llamado Noé. Y Lincesa cae en sus garras. Desde ese momento, la película -apadrinada por Antonio Banderas quien la coprodujo desde su compañía Green Moon- será una persecución constante para poder liberar a la felina. Tanto a Félix como a sus amigos se sumará el topo Rupert, personaje clave en la trama, quien contrasta cualidades (positivas y negativas) para convivir entre el mundo subterráneo y la superficie. Guiños a la tecnología como un Newmann adicto a su teléfono celular, o la vanguardista arca mecánica, se mezcla innecesariamente con el maltrato del cazador hacia su grupo de trabajo, compuesto por seres similares al de la película 9, producida por Tim Burton. Esta film, que dura 90 minutos, se podría haber resuelto en una hora. Poco a poco desgasta recursos narrativos y cae en lugares comunes. Y así el guión se diluye forzando a un pobre desenlace. La repetición de situaciones (enfrentamientos, discusiones y persecuciones) hace que el film entre en una meseta cuyo último respiro, es el fin de la proyección. Según la crítica, El lince perdido es la mejor película española animada de la historia del cine de ese país. La gesticulación de los personajes y las ambientaciones (desde las áridas sabanas hasta opresivos ambientes fabriles) mete al espectador en un mundo de animación. Y nada más.