La unidad familiar a prueba En lo profundo del bosque (2015) es una película muy disfrutable que si bien no aporta una vuelta de tuerca a los relatos apocalípticos, por lo menos sabe aprovechar el sustrato humanista de la debacle de turno para crear personajes sensatos y con corazón… Hasta cierto punto se puede afirmar que la aparición -y por supuesto, el gran éxito- de The Walking Dead a comienzos de esta década ha generado una serie de exploitations de variada envergadura que pretenden cosechar algo de este interés por el melodrama apocalíptico centrado en muertos vivientes y seres humanos aún más nauseabundos, en una escala que va desde el mainstream aparatoso de Guerra Mundial Z (World War Z, 2013) hasta un indie igual de fallido a la Ellos te están esperando (Sorgenfri, 2015) y Viral (2016). Lejos de aquellas, hay propuestas recientes que niegan el estatuto de nuestros días y miran al pasado más remoto, como por ejemplo Stake Land (2010), del carpenteriano Jim Mickle, una obra que reemplazaba a los zombies por vampiros en un contexto de western, y The Survivalist (2015), la excelente y taciturna ópera prima del irlandés Stephen Fingleton. De hecho, la realización que hoy nos ocupa, En lo profundo del bosque (Into the Forest, 2015), puede leerse como una versión light y más etérea de The Survivalist pero con un desarrollo dramático a la inversa. Si antes el eje era un ermitaño -en una coyuntura dominada por la hambruna y el darwinismo social- que de a poco entablaba una suerte de vínculo afectivo/ de confianza con dos mujeres, ahora tenemos a dos señoritas cuya relación es impugnada por un entorno despiadado que va imponiendo su lógica salvaje de manera paulatina. El corazón del relato es una familia de tres que vive en una casona a medio construir en una región apartada y rodeada de árboles: un padre (Callum Keith Rennie) y sus dos hijas, la mayor Eva (Evan Rachel Wood) y la menor Nell (Ellen Page). El catalizador principal es muy simple, apenas un corte de luz que se extiende eternamente. La película cuenta con dos factores que la elevan por encima de la media de las fantasías catastróficas de aislamiento, léase el análisis meticuloso que hace del desplome de la civilización como la conocemos y el desempeño de Wood y Page. En lo que respecta al primer ítem, el film trabaja con astucia -a través de constantes saltos hacia adelante de días y meses sin electricidad- la frontera entre un mundo de dependencia tecnológica y la caída definitiva de las caretas, lo que implica la “reconversión” de la humanidad en depredadores insaciables y egoístas (desde ya que siempre lo fuimos y siempre lo seremos, sólo que antes el asunto estaba maquillado con una menor dosis de violencia explícita). Aquí no existen monstruos putrefactos que acechan en las sombras, en todo caso los “monstruos” son la muerte accidental del padre, la falta de alimentos y el encuentro con un hombre conocido. Sin dudas la química entre las actrices suma mucho a la historia y permite que la directora y guionista Patricia Rozema, una canadiense que a decir verdad no había hecho nada particularmente memorable hasta este punto, construya un opus exquisito dividido en dos actos muy marcados, el primero de pulso arty y el segundo más acorde con los requisitos narrativos del mainstream contemporáneo. En lo Profundo del Bosque nos presenta una odisea de supervivencia centrada en el hogar, sus vaivenes y las “procesiones internas” de dos mujeres superadas por las circunstancias, en una sociedad atomizada y feroz que pone en primer plano la fragilidad de la red de contención estatal y su zona de confort. De este modo, la unidad y el amor de una familia burguesa son puestos a prueba cuando sólo vale el esfuerzo propio y las comodidades se desvanecen para dejar paso a una inquietud sin fin…
Una propuesta diferente que no pretende ser más de lo que es: una película pequeña pero con mucha humanidad. Si bien su historia es pequeña, está muy bien contada como para que el interés no decaiga, y a pesar de que sus dos protagonistas (Ellen Page, Evan Rachel Wood) están...
¿Sueñan los humanos con apocalipsis eléctricos? El último film de la realizadora canadiense Patricia Rozema se sitúa en un futuro cercano con algunos cambios virtuales en la tecnología actual que decantan en el inicio del colapso de la civilización industrial debido a un gran apagón repentino. La confusión inicial da paso al pánico, y más tarde, a la violencia en una sociedad que se derrumba rápidamente, sin entretenimiento y gasolina. Anegados en su casa en el bosque, un padre y sus dos hijas jóvenes se las arreglan para sobrevivir hasta que el padre sufre un accidente. Nell es una jovencita enamoradiza que estudia para sus exámenes y debe recurrir a los libros para aprender debido al colapso energético que ha convertido su pantalla interactiva en un cacharro sin utilidad. Su hermana mayor, Eva, es una bailarina que estudia danza moderna y practica para convertirse en una profesional. Sin electricidad, se ve obligada a bailar al ritmo de un metrónomo sin poder sentir el estimulo de la música. La falta de electricidad y de nafta genera un aislamiento forzoso para protegerse de los posibles desmanes típicos del caos social. De a poco los protagonistas comprenden la necesidad de regresar a la cultura escrita y a una interacción con herramientas y técnicas de la era predigital. Rozema crea a partir de un acontecimiento distópico un relato sobre el regreso al núcleo familiar, los lazos fraternos, el aprendizaje y el regreso a una relación física con los aparatos en un ambiente que cada día se torna más hostil con el correr del tiempo. En lo Profundo del Bosque (Into the Forest, 2015) explota los temores de una sociedad que depende absolutamente y cada vez más de la electricidad, sobre las consecuencias de un catástrofe energética con una historia claustrofóbica acerca de un forzado retorno a la naturaleza. A pesar de la previsibilidad de la historia, la narración mantiene el interés con un guión sólido que indaga en los problemas de nuestra sociedad hiperconectada y dependiente de los artefactos eléctricos, unas buenas actuaciones de todo el elenco y una dirección correcta capaz de crear situaciones apremiantes en un contexto de aislamiento total. La gran banda sonora melancólica, a cargo de Max Richter, crea una armonía lánguida a partir del lamento de un violín principal que acompaña la contemplación de este apocalipsis eléctrico que propone Rozema. A pesar de la previsibilidad de muchas escenas y resoluciones argumentales, el film demuestra ser una propuesta con un planteo alarmantemente realista que interpela al espectador y lo conmueve a través de situaciones límites que los protagonistas deben enfrentar. En lo Profundo del Bosque no es una obra maestra del género distópico, pero resulta claramente superior a los opus de acción adolescentes gracias a una severidad argumental que vale la pena rescatar.
Patricia Rozema busca con esta película impactar al espectador desde un planteo simple y concreto. En la pérdida de la Inocencia y la necesidad por sobrevivir, dos hermanas (Ellen Page, Evan Rachel Wood) buscan alguna salida a su apocalíptico presente sin tecnología ni víveres. El relato las envuelve y las diferencia, y en cada plano que les ofrece también va planteando su acercamiento a ambas, logrando una empatía directa con los hechos que se suceden en la pantalla. Esa fortaleza también es la que hace de “En lo profundo del bosque” un relato ecológico y concientizador sobre el daño que no sólo le hacemos al medio ambiente, sino, principalmente, a nosotros mismos como sociedad y el desmoronamiento de ésta.
Sobreviviendo desde el vínculo Mientras se produce un un apagón mundial que pone en jaque a la civilización tal y como la conocen, las hermanas Nell (Ellen Page) y Eva (Evan Rachel Wood) viven en una casa junto a su padre. La casa se ubica dentro de un bosque alejado de la ciudad y deben sortear distintas adversidades de todo tipo para sobrevivir y seguir adelante. En lo profundo del bosque (2015), escrita y dirigida por Patricia Rozema, es una adaptación cinematográfica de la novela de homónima Jean Hegland de 1996. Bajo la tutela creativa de Rozema, “En lo profundo del bosque” narra una historia que trata sobre las relaciones de los seres humanos, sus falencias, necesidades y costumbres. Limitadas por el previo abuso de la tecnología y la luz, las hermanas deben adaptarse a un mundo con otras necesidades, muy diferentes a las que estaban acostumbradas, ya que lo que conocían como mundo y civilización cambió totalmente en sus normas y ejes. De por sí, el marco construido por Rozema, desde su puesta en escena, fotografía y dirección, se basa en los sentimientos, emociones y dramas que aqueja al par de hermanas ante la perdida, la soledad y la incertidumbre. Un thriller que desarrolla todo su potencial a partir de las grandes interpretaciones tanto de Ellen Page como de Evan Rachel Wood, en un contexto que cambia sus necesidades a medida que pasa el tiempo y la tolerancia. El film recorre un camino lineal y horizontal en cuanto a su narración. Empujada por el aparato sonoro y su tono minimalista, la película nunca decae en su relato ni en la atención del espectador, ya que a cada momento, sus protagonistas se ven afectadas a distintas confrontaciones a superar, ya sea desde el aspecto humano, psicológico o de supervivencia. La música de Max Richter es un motor que lleva en alza al film aunque, por momentos, debido a la carga dramática y emocional vista en escena, resulta tediosa y densa. Su uso reiterativo para acumular tensión en pantalla se termina exponiendo al resultar explicita y pesada. Por otro lado, la fotografía de Daniel Grant recorre el inmenso escenario del bosque como material de reflexión, creación y el escape del ahogo por situaciones difíciles. Del mismo modo ocurre con el interior de su hogar, cotejado por los colores y matices, reflejando el deterioro en su infraestructura a medida que pasa el tiempo. Este desgaste también se nota con las protagonistas. En lo profundo del bosque recorre los recovecos más profundos y dramáticos de una sociedad cuando pierde la noción de civilización a través de escenas extremas y dramáticas relacionadas la concepción de la humanidad. Allí brilla y deslumbra el desempeño de las protagonistas. En refugiarse a su condición humana impulsada por el amor y acompañamiento familiar, ante un escenario cada más decadente.
Si bien puede tomarse como una película ecológica, una vuelta a las raíces, un canto a la vida, la realidad es que “En lo profundo del bosque”, no convence. Sí, podemos hablar de buenas actuaciones, tanto Ellen Page como Evan Rachel Wood, logran una buena química como hermanas en pantalla. Pero alrededor hay muchas cosas que no cierran, que no son creíbles. Quizás si la película se hubiese desarrollado en otra época, quizás así funcionaría. Las hermanas viven con su padre en una cabaña ultra-tecnológica en el medio de la nada. (No sabemos por qué, pero allí están). Se enteran por TV que la ciudad sufrió un gran apagón y pronto la oscuridad llega a su hogar. Lo raro: ninguno mira el celular (ni apareció alguno) para chequear si tenía señal o podían comunicarse con alguien o chequear batería. El personaje de Ellen Page por ejemplo, hablaba por computadora con su “novio” y ni atinó a llamarlo como para avisarle que se quedó sin luz. Solo al otro día deciden ir a la ciudad (que queda a 8 litros de nafta ida y 8 vuelta) a buscar provisiones. Se encuentran con un supermercado saqueado, con una persona que pasa a lo lejos y un hostil vendedor. Se llevan algo de nafta y vuelven. Desde allí no intentan irse y pasan 15 meses sin luz! What? En el medio, veremos una trama monótona en donde poco pasa y cuando pasa se trata de situaciones puestas para que el espectador se conmueva, no es algo que sucede natural. Es muy difícil contar una historia en donde los personajes no tienen dónde ir, ni tampoco motivos para quedarse. La película deja un sabor amargo y una sensación grande de vacío. En lo profundo del bosque es una película de 2015, dirigida por Patricia Rozema, que pudo volcar la sensibilidad de los personajes en pantalla, hacer creíble esta unión fraternal, pero no convenció con la narrativa.
Un proyecto personal. En lo profundo del bosque (no confundir con el vibrante musical Into the Woods, que no tiene nada que ver) es un proyecto muy personal de Ellen Page, quien se encontró con la novela original (escrita por Jean Hegland) mientras estaba de compras en una pequeña tienda de su pueblo Halifax, Canadá. Una empleada le recomendó el libro y Ellen quedó tan cautivada que decidió producir una versión cinematográfica. Quizás fue esa misma pasión por la historia la que llevó a la actriz a animarse a su primer desnudo en la pantalla grande, un dato no menor. Tanto Nell (Ellen Page) como Eva (Evan Rachel Wood) se defienden en su interpretación de hermanas, brindando sensibilidad e intimidad a sus personajes. Desde lo técnico también hay un buen trabajo de la directora Patricia Rozema (una amiga personal de la protagonista). Si bien no se destaca especialmente en ningún aspecto, hay una memorable fotografía de los bosques y un correcto uso del montaje. Y, sin embargo, la película no convence. Una trama agarrada de los pelos: Creo que el problema de la cinta va por otro lado: el argumento presenta situaciones increíblemente absurdas que desentonan constantemente. Es complicado dar ejemplos precisos sin caer en terreno de spoilers, pero algunas de las decisiones que toman las hermanas son ridículas y, en un mundo real, habrían estado muertas a los pocos meses. Esto se vuelve especialmente evidente en la resolución, donde uno ya no puede dejar de reírse por la opción sin sentido que toman. Un aspecto que sí me resultó interesante es el tratamiento que se la da al fin del mundo. Debido a que las hermanas viven alejadas de la civilización, sólo reciben pequeños vistazos de lo que está sucediendo afuera. Todo lo que aprendemos es a través de rumores, la radio y especulaciones, si bien todo parece indicar que la cosa se descontroló rápidamente. Creo que fue una decisión interesante elegir contar una historia chiquita, íntima, dentro de un mundo apocalíptico. En ese sentido, En lo profundo del bosque se acerca a películas como The Road. Lamentablemente, el aspecto de thriller y ciencia ficción queda relegado en un segundo plano; se reemplaza por conflictos híper melodramáticos y escenas fuertes colocadas para impactar al espectador (en ese sentido, una advertencia para los que son sensibles: un par de escenas sexuales y algunas de violencia animal no son para todo el mundo). Conclusión: No me quedan dudas de que la película tiene buena intenciones, y seguramente va a existir un grupo de gente que la disfrute. Personalmente creo que no cumple como thriller apocalíptico, y las situaciones tontas e inverosímiles le quitan realismo a la historia. Por otro lado, las temáticas que aborda son demasiado evidentes y poco sutiles como para volverse interesantes. Más vale ver a Evan Rachel Wood en Westworld y a Ellen Page en Juno. En lo profundo del bosque es una película olvidable.
Es una película post apocalíptica dirigida por Patricia Rozema que también escribió el guión basado en la novela de Jean Hegland. Se terminó la civilización pero nadie sabe que ocurrió realmente. Para ese padre y dos hijas que viven en el bosque todo comienzan con un apagón y un viaje a la ciudad para aprovisionarse. No hay información, ni extraterrestres ni catástrofes. La civilización colapsa en silencio. Y con la muerte del padre en un accidente, las dos chicas muy jóvenes quedan solas para enfrentar al mundo. El mundo masculino no se compromete o las ataca salvajemente. Y allí estarán con una casa que comienza a pudrirse y la solidaridad femenina de dos hermanas que deberán hacerse cargo no solo a la lucha cotidiana. Un mundo de mujeres valientes. Ellen Page, también productora, desarrolla todos sus intensos recursos de actuación bien acompañada por Evan Rachel Wood. Un film que se centra solo en esa relación de dos soledades frente a un exterior que solo puede ser amenazantes, como dos “Evas” para un mundo de naturaleza exuberante. Con momentos emotivos y mesetas.
Yo vivía en el bosque muy contento Llega a las salas una película donde el fin de la humanidad está cerca y no queda otra que refugiarte en un bosque, con todo lo que ello implica. Un bosque posibilita tener un escenario donde miles de géneros se pueden construir. Desde un musical de Disney que agrupa a todos sus personajes En el bosque (Into the Woods, 2014), pasando por una película de terror como El bosque siniestro (The Forest, 2016), donde el verdadero espanto lo sufrió el espectador con semejante obra, hasta películas de animación como Amigos Salvajes (Open Season, 2006). El paisaje da para todo, genera incertidumbre y miedo, mucho miedo. Y si no que nos lo cuenten como lo vivieron los personajes de El proyecto Blair Witch (Blair Witch Project, 1999). Sin lugar a dudas crear una película teniendo a esta atmósfera como protagonista puede generar todo tipo de expectativas. Y si le sumamos esto a un dúo femenino compuesto por Ellen Page y Evan Rachel Wood la fórmula de entretenimiento puede ser satisfactoria. En lo profundo del bosque (Into the Forest, 2016) demuestra que el fin de la humanidad se puede visualizar desde distintas perspectivas. No es una invasión zombie ni algún virus que no te deje respirar, sino lo más cercano que podemos apreciar en el día a día: la contaminación ambiental y la escasez de recursos. La premisa es evidente y dos hermanas lo sufren a más no poder luego de la trágica muerte de su padre. Los seres humanos piensan en ellos y nada más que ellos. El egoísmo se hace evidente y el combustible se vuelve la razón de la lucha. Este drama de ciencia ficción, que demuestra que una realidad utópica nunca está tan lejos, escarba en la miseria del ser humano y termina siendo una excelente crítica a la sociedad mundial. La tensión del film no decrece, teniendo a la banda sonora como puntal clave y el generador de máxima la preocupación en el espectador. Ellen Page se agiganta en su rol, entiende como expresarse para que suframos junto a ella y explora distintas facetas que van desde el miedo hasta la valentía. Sin dudas, En lo profundo del bosque no será un producto que provocará un antes y un después en el género pero, con sus pocos recursos, logra lo que muchos que viven en la abundancia no pueden. Tensión y drama, en un escenario poco ideal, con una realidad distinta en el mundo, es un claro ejemplo de ciencia ficción en su máximo esplendor. Esta obra que se proyectó en SITGES el año pasado está escrita y dirigida por Patricia Rozema (Mansfield Park, 1999) y logra narrar una crítica pura a la forma de vivir del ser humano. Cuando todo está complicado, cuando el mundo se sumerge en crisis de las cuales le cuesta salir, la unión de los hombres queda totalmente de lado. El individualismo se vuelve denominador común y todos somos los perjudicados. En lo profundo del bosque explora esto y, pese a que no deja de ser ciencia ficción, no es ningún tipo de locura. Vayamos pensando como escapar de este camino y no vernos acorralados entre la maleza y la ingratitud.
APOCALIPSIS UNPLUGGED Así es como termina el mundo. No con un estallido, sino con un gemido”. La cita de Los Hombres Huecos de T.S. Eliot viene a cuento de que el fin del mundo en el cine suele venir de manera estrepitosa, servido en formato catástrofe por medio de meteoritos, terremotos, invasiones extraterrestres y plagas zombie, todo muy espectacular para lucimiento del equipo de efectos especiales. Pero también están los apocalipsis de bolsillo que vienen en frasco chico, sin anunciarse ni hacer demasiado espamento, al punto que sus protagonistas tardan bastante en darse cuenta que están en medio de uno. Es el caso del de En lo profundo del bosque, un apocalipsis unplugged literalmente hablando ya que su advenimiento se produce a través de un apagón general que priva de energía a una zona que nunca terminamos de mensurar pero se intuye vasta. Esta clase de calamidades, que en una ciudad darían para escenas de pánico y descontrol de masas, acá están abordadas a una escala totalmente diferente. Las protagonistas son dos hermanas, Nell y Eva (Ellen Page y Evan Rachel Wood) que viven con su padre en una casa en medio del bosque y bastante alejada del pueblo más cercano. Cuando el apagón las afecte, su experiencia va a tener las particularidades dadas por el escenario. La directora Patricia Rozema no tiene antecedentes en el cine fantástico y está claro que esta premisa más propia de la ciencia ficción no es lo que le sedujo de la novela original sino más bien como excusa para contar una historia de mujeres que descubren su fortaleza en situaciones límites o desafiantes, que eso sí es lo que abordó en toda su filmografía. Por supuesto, como en otras películas de propuesta similar (La carretera para poner un ejemplo reciente), se trata también de aquello en que podemos convertirnos liberados por una catástrofe que rompe con las leyes y controles. Relatos hobbesianos donde el hombre es el lobo del hombre y siempre aflora lo más salvaje y vil. “Estas crisis sacan lo peor de las personas” sentencia un personaje al principio del evento sin saber (o quizás sí) que está hablando de sí mismo con cierta (no demasiada) anticipación. Pero, aun así, los aficionados duros al género no se van a ver muy satisfechos y van a encontrar todo un poco moroso y pretensioso. Un poco de razón no les falta pero es que es obvio que de lo que se trata es de otra cosa. Y de lo que se trata sí es de las relaciones, de cómo estas evolucionan, se deterioran o fortalecen en una situación extraordinaria. El paso del tiempo (días, semanas, meses) y el aislamiento funcionan como en un experimento científico para eliminar la mayoría de las variables hasta reducir todo a su mínima expresión. Llegado a cierto punto lo único que importa es lo que pasa entre las hermanas. Por eso la carga del film está puesta principalmente en sus actrices. Page y Wood la soportan, la llevan con destreza y transmiten con convicción el recorrido emocional de Nell y Eva, sus idas y vueltas, altas y bajas, sus debilidades y su incondicionalidad. Porque, a pesar de la carga negativa sobre la humanidad, Rozema no se abandona al nihilismo y prefiere apostar a la solidaridad y la esperanza. La realizadora explora esa relación y la intimidad de sus personajes hasta en los detalles mínimos. Si lo que se impone es la supervivencia, también tienen su importancia las pequeñas cosas que no se quieren resignar, los pequeños placeres que la nueva coyuntura convirtió en lujos. Y a la vez y en contraposición está la necesidad de cierta renuncia, de seguir adelante y dejar cosas en el camino. En lo profundo… se trataría entonces de una suerte de film post-apocalíptico intimista que apuesta a la dimensión humana de la catástrofe y que, si a veces se pierde y se regodea en su puesta artie, logra sostenerse sobre todo gracias al trabajo y el talento de sus actrices. EN LO PROFUNDO DEL BOSQUE In to the Forest. Estados Unidos. 2015. Dirección: Patricia Rozema. Intérpretes: Ellen Page, Evan Rachel Wood, Max Minghella, Callum Keith Rennie. Guión: Patricia Rozema, sobre la novela de Jean Hegland. Fotografía: Daniel Grant. Música: Max Richter. Edición: Matthew Hannam. Duración: 101 minutos.
En lo profundo del bosque: cómo sobrevivir de a dos Hace más de 20 años que no se estrena en cines en la Argentina una película de la directora canadiense Patricia Rozema, desde Cuando cae la noche. En su cine las protagonistas son mujeres, y En lo profundo del bosque no es la excepción. Dos hermanas, interpretadas con eficacia y credibilidad para el vínculo -sobre todo en los momentos de tensión- por Ellen Page y Evan Rachel Wood, viven con su padre en una casa en el bosque. El tiempo es un futuro cercano, o este mismo momento en una casa con tecnología impecable. Pero se corta la luz. En realidad es un apagón gigante, un corte masivo y permanente y que marca otro tiempo en el mundo. Rozema hace cine apocalíptico sin grandes despliegues, centrado mayormente en el aislamiento de las dos hermanas, en la organización de la escasez y en el aprendizaje de las reglas básicas de interacción con la naturaleza para poder sobrevivir. En ese sentido, maneja con calidez y seguridad en la puesta en escena la relación fraternal, tanto en los momentos conflictivos como en aquellos más calmos o mínimamente reconfortantes. Cuando entran personajes por fuera de las protagonistas los modos narrativos se vuelven más convencionales, más de fórmula, tanto para contar un enamoramiento como un hecho violento. En esos momentos, que afortunadamente son escasos, Rozema nos recuerda que también en Cuando cae la noche tenía tendencia a reforzar situaciones mediante intervenciones demasiado subrayadas en la imagen y el sonido.
Postapocalipsis en breve Filme de terror contenido, o un thriller futurista donde lo repentino asusta más que lo imprevisto, En un futuro próximo pero impreciso, En lo profundo del bosque arranca con un corte de electricidad. Allí entre los árboles viven, en una casa moderna, un padre y sus dos hijas, grandes, que de a poco aprenderán en su propia carne y piel -cada vez más delgada- las probabilidades de que la comida, el combustible y hasta el optimismo y la esperanza comienzan a agotarse. La película también se presume a sí misma como anticipatoria, un microrretrato de lo que puede ser un futuro no tan lejano. El origen del apagón no queda claro, alegorías al margen. ¿Fueron terroristas? ¿Una falla energética? ¿El apocalipsis? El apocalipsis es lo que se les avecina a las hermanitas. Nell (Ellen Page), estudiante sumamente aplicada, su hermana mayor Eva (Evan Rachel Wood), una bailarina concentrada y esmerada, y su padre (Callum Keith Rennie), más bueno que Lassie, se encuentran, así, ante lo inesperado. La directora Patrica Rozema se basa en ello -lo repentino más que lo imprevisto- para que el argumento se desande y genere cúmulos de dificultades, temores y alguna muerte, sí, medio traída de los pelos. También, que se puede continuar viviendo y estudiando con libros con olor a papel en lugar de la web, y ensayar ballet sustituyendo la música por un metrónomo. No es Náufrago, ni es Lost, tampoco The Walking Dead, pero hay una reclusión, un recogimiento que varía de un personaje a otro, con vueltas de tuercas, remanidas o no, que no hacen a la cuestión. Cuando la cosa se empieza a poner espesa -de alguna manera esto tiene que terminar-, están Ellen Page (La joven vida de Juno) y Evan Rachel Wood, la actriz de Westworld, bastante más crecidita que en A los trece, para sacar las papas del horno, o al menos salpimentarlas. Un filme de terror rural, pero apocalíptico.
El apocalipsis llega con los cortes de luz. Como punto de partida, el colapso de la civilización moderna no tiene, a esta altura, nada de original, pero la directora Patricia Rozema plantea con inteligencia una historia que contiene no pocos puntos de interés. En su sexto largometraje, esta cineasta canadiense imagina una nueva versión del apocalipsis, pero lo hace de modo realista, prescindiendo de la megalomanía de una ciencia ficción cada vez más CGI dependiente. Y sobre todo de la figura del zombie, que de un tiempo a esta parte (digamos unas tres o cuatro décadas) se ha convertido en símbolo omnipresente a la hora de imaginar el final de los tiempos. No es que la deshumanización producto del colapso del mundo moderno (es decir capitalista) que el zombie encarna, no se encuentre presente en este relato que tiene lugar en el corazón todavía agreste de los Estados Unidos. Sin embargo Rozema prefiere representar ese giro, que es hacia lo irracional antes que lo salvaje, sin apelar a la metáfora hiperbólica de una figura fantástica. La historia transcurre en un futuro inminente, en el que la provisión de electricidad cesa de golpe. Los motivos no son importantes para el relato que propone Rozema (aunque al pasar se menciona un atentado a gran escala contra las centrales de energía), porque lejos de aspirar las consecuencias globales, este se circunscribe a la experiencia particular de una familia que vive en una moderna cabaña en medio del bosque. Ahí es donde el apagón sorprende a un padre con dos hijas jóvenes. Aislados a partir de una cadena de pequeños infortunios, la familia recién consigue llegar al pueblo más cercano una semana después, encontrando un panorama que rápidamente se ha tornado caótico y peligroso a partir del individualismo, piedra angular del modelo capitalista y un impulso humano fácilmente excitable. En lo profundo del bosque tiene por lo menos dos líneas claras que recorren el relato de principio a fin. La primera de ellas, la más superficial, es la mirada sobre el deterioro de las estructuras sociales modernas, sustentadas en una dependencia absoluta de una tecnología eficiente y sólida en sus aplicaciones, pero finalmente precaria en su producción. Werner Herzog plantea algo de esto en su último documental, Lo and Behold, Reveries of the Connected World (2016), en el que se pregunta cuánto tardaría en colapsar el mundo si se desmoronara internet. Rozema, quien fue uno de los asistentes de dirección de David Cronenberg en La mosca (1986), realiza una puesta en escena minimalista de dicho escenario. Sin embargo su mirada no se conforma con navegar la superficie, sino que prefiere concentrarse en las consecuencias cotidianas de la tragedia. En ese sentido En lo profundo del bosque es una película de duelo en un sentido a la vez estricto y amplio. Un duelo que no se detiene en la pérdida humana, sino que se hace extensivo a la añoranza de un mundo, una cultura y una realidad extintas. Durante gran parte del relato Rozema consigue manejarse con gracia en esa representación. Sin embargo también incurre en algunas torpezas lombrosianas, anunciando sin necesidad la conducta de algunos personajes a través de sus gestos. El film estaría mejor sin ese trazo grueso.
Su relato se encuentra situado en un futuro post-apocalíptico. Un viudo padre de dos hijas Eva (Evan Rachel Wood) y Nell, la menor (Ellen Page), cada una de ellas tienen sus sueños y deciden alejarse de todo y vivir en una casa alejados de todos, él es un hombre comprensivo, tranquilo e intenta mantener la armonía, en algunos momentos hay ciertos chispazos en la convivencia entre hermanas. Pero un día la electricidad desaparece, solo hay un generador, van pasando varios meses y empiezan a quedarse sin combustible. Otros elementos comienzan a caerse y escasear entre ellos: telecomunicaciones y alimentos respectivamente. Mientras una serie de conflictos comienzan a suceder, ante ciertas hostilidades que van surgiendo y tendrán que ingeniarse para sobrevivir, como reaccionamos ante realidades extremas y cuando nos toca la tragedia. De esta manera la directora canadiense Patricia Rozema va utilizando distintos recursos para hacernos reflexionar, creando buenos climas intimistas, situaciones límites, la relación entre estas dos hermanas, todo ayudado por un buen movimiento de cámara e iluminación. Muy buenas interpretaciones de Ellen Page y Rachel Wood. Se mezclan bien los dos géneros: drama y thriller.
Nell y Eva son dos hermanas que viven en una enorme cabaña en el bosque, bastante alejadas de la población más cercana, donde Eva practica danza. Luego de que un apagón eléctrico a nivel mundial las deja semi aisladas con su padre, la sociedad no tarda en derrumbarse. El egoísmo, la falta de límites morales y el peligro que corre una familia autosuficiente en un mundo donde la violencia se hace cada vez más corriente, es a lo que se tendrán que acostumbrar estas hermanas. Con bastante retraso nos llega En Lo Profundo del Bosque (Into the Forest en su nombre original), uno de esos films que nos propone un fin del mundo con una situación realista, solo para criticar la naturaleza humana ante la falta de control y reglas que nos contengan. En esta ocasión es un corte de luz que afecta a todo el mundo, y que (por suerte) nunca se explica el porqué del mismo. Es solo la excusa para darle rienda suelta a aquello que la guionista Patricia Rozema (también directora del film) quería contar al adaptar la novela de Jean Hegland. Y no es algo gratuito que las dos grandes responsables de esta película sean mujeres, ya que es una historia con bastante contenido feminista en el buen sentido. Y digo en el buen sentido ya que no busca ridiculizar al hombre en post de hacer fuerte a los personajes femeninos, como vimos el año pasado en Ghostbusters. No, acá las hermanas interpretadas por Ellen Page y Evan Rachel Wood son dos mujeres fuertes que no temen ensuciarse las manos a la hora de sacar su vida y su casa adelante mientras el resto del mundo se va abajo. Ambas chicas cumplen a la perfección sus roles y se complementan bien, ya que tienen un carácter diferente una de otra, pero pese a algún capricho inicial por parte de alguna de ellas, no estamos ante el típico caso de pseudo adolescentes crecidas caprichosas que se niegan a ver la realidad. Patricia Rozema tampoco titubea a la hora de meterse con algunas cuestiones que más de uno habrá pensado que podrían padecer estas chicas. Y no le tiembla el pulso a la hora de mostrar lo que ellas deciden hacer ante tal situación, tomando una postura ideológica que da pie al debate en futuras conversaciones cinéfilas. Pese a todo lo positivo, se siente que algo le falta a En lo Profundo del Bosque. Quizás ser más fuerte en cuanto a situaciones, o mostrar un verdadero conflicto entre las hermanas, porque se nota que había potencial para hacer una película bastante más redonda. De todas formas es recomendable para quienes aún no la vieron, a la hora de ir al cine y escaparle a films mucho mas mainstream.
un drama bucólico con óptica femenina En lo profundo del bosque resulta un inspirado relato que narra el fin de la civilización desde la óptica de dos hermanas. Uno de los aciertos de este singular drama postapocalíptico es su discreta bajada de línea; pocas películas hacen gala de un feminismo tan auténtico y espontáneo. Patricia Rozema, guionista y directora, reivindica los lazos femeninos en consonancia con el devenir dramático. Nada está ideológicamente forzado ni suena pretencioso. La metáfora, simplemente, fluye del relato. En lo profundo del bosque narra el apagón masivo de servicios en un futuro cercano, con todas las consecuencias civilizatorias –o rupturas del pacto social– que ello implique. La falta de luz, Internet y agua crea una atmósfera similar a las propuestas por la serie Black Mirror, pero como el foco aquí está puesto en la frágil supervivencia de dos hermanas, interpretadas por Ellen Page y Evan Rachel Wood, el alarmismo distópico no tiene tanta cabida. La cámara, de hecho, no se despega nunca de las jóvenes, retratando con delicado intimismo cómo reestructuran sus vidas en una cabaña perdida. El tono elegido por la directora parece ser el correcto: detalles, situaciones, momentos. Un guion que se rehúsa al thriller para favorecer la poesía. Bajo esta decisión estética, la película entra en conflicto: no desea aumentar sus pulsaciones pero tampoco posee la sabiduría cinematográfica justa como para impregnar sus escenas de precariedad existencial. El realismo se torna lánguido y esquemático, aún con la evidente entrega de ambas actrices. El uso de las elipsis es interesante, así como la percepción del tiempo a través del deterioro de los espacios. En este mundo que se derrumba, las mujeres maduran y descubren su fortaleza de manera convincente. Quizás allí donde el filme debía encontrar su fuerte, en la psiquis de sus heroínas, se torna vago y carente de tacto, como si se filtrase la fórmula de una saga teenager. Aún con estas desprolijidades, el abordaje de otra debacle mundial es novedoso, y el enaltecimiento del feminismo se desprende de la mirada enternecida que la directora posee para con sus criaturas. Sonrisa silenciosa y bienvenida dentro de una cartelera que busca llamar la atención con rugidos.
EL LOBO SIEMPRE ESTA La falacia de que el hombre pueda vivir aislado de la civilización, cuando ha crecido en ella y se ha hecho tan dependiente de la misma, es uno de los pilares en los que se construye cualquier historia que lo utiliza como punto de conflicto para enmarcar un contexto post-apocalíptico. En este caso sirve para narrar la historia de una familia cuyo padre viudo mantiene a sus hijas adolescentes consigo en un lugar tan recóndito como lo es una cabaña en el bosque, sin pretender aislarlas del mundo pero sabiendo de los problemas a los que se enfrentan cuando la tecnología decida no acompañarlos más. Nell (Ellen Page) y Eva (Evan Rachel Wood) crecieron con cierta engañosa independencia de la civilización -su padre las ha criado como expertas en supervivencia- y ante un apagón energético mayor al que creían posible, se ven obligadas a manejar su vida para sobrevivir en ese lugar tan lejano a lo que conocen como al entorno de mayor seguridad. Cuando se desata el problema energético que provoca el aislamiento, los conflictos se resuelven de manera adulta, sin espectacularidad y a pesar de eso, la tensión es constante y creciente, en base a las excelentes interpretaciones de Page y Wood que realmente llegan a comunicar de la mejor manera ese estatus de hermanas co-dependientes y protectoras cuyo vínculo se ve afectado por la situación crítica imperante. El bosque, un escenario elegido con frecuencia como ámbito para narrar cualquier tipo de historia, le da el marco ideal, sobre todo al transformarse en dos lugares totalmente distintos en cuanto a la luz que brinda durante el día y la espesa oscuridad de la noche, más allá de que lo más grave suceda independientemente de la iluminación y sin que esta lo predisponga. Porque la violencia está presente y sin descanso en la narración. No hace falta exhibir masas de gente huyendo de una catástrofe o saqueando tiendas para mostrar las miserias que nos inundarían en una situación semejante. Con muy pocos personajes, la directora, a la que se nota que no le interesa el género más que como vehículo para enmarcar el drama, se encarga de mostrar la crudeza y salvajismo a los que se enfrentan nuestros personajes que, paradójicamente, no se originan en el ambiente natural que las rodea sino todo lo contrario. En tiempos en los que el feminismo a nivel mundial es un tema recurrente y muchas veces malinterpretado, que estos dos personajes femeninos no hagan una bandera del mismo y se genere un buen muestreo de sus debilidades y fortalezas en base a su género sin imposturas artificiales, no es algo para menospreciar. Porque tanto Nell como Eva se saben tan mujeres como puedan gritarlo sus cuerpos pero a la vez tan novatas como en sus edades y deberán descubrir cómo manejarse para salir ilesas de esa adolescencia que, como si no fuese complicada sin agregados, ahora deben pasar en la más tremenda soledad de cuerpo y alma. En lo profundo del bosque podría perderse entre cientos de títulos similares pero sería muy injusto. Con suerte el espectador sabrá rescatar este drama que no se queda en el lucimiento de sus personajes y ahonda en su esencia para devolvernos una esperanza en la humanidad que comienza a perderse.
Dos hermanas sobreviven a un apagón mundial en este drama canadiense. No se dejen engañar: “En lo profundo del bosque” (“Into the Forest”, 2015) no es una película del género home invasion. Ni siquiera es una película de supervivencia pura. Es más bien un drama de situación ambientado en un futuro post apocalíptico que en lugar de mostrarnos el caos a gran escala como suele ser el caso, reduce su impacto a la vida de dos hermanas en una cabaña alejada de la civilización. La película escrita y dirigida por Patricia Rozema (“Mansfield Park”) es una adaptación de la novela de Jean Hegland del mismo nombre que cuenta la historia de Nell (Ellen Page), una estudiante de medicina y Eva (Evan Rachel Wood) una bailarina recuperándose de una reciente operación. Ambas viven en medio del bosque con su padre (Callum Keith Rennie) en lo que parece ser un futuro no muy lejano – no hay un real establecimiento temporal, pero un par de pantallas “transparentes” dan la idea de futuro sin apelar a una gran producción. Todo viene bien hasta que una noche se corta la luz. Y lo que parece ser una eventualidad no se resuelve, por lo que comienzan a circular (en la radio) los rumores y reportes de un ataque terrorista. Poco tiempo pasa antes de que Ellen y Eva se queden solas en la cabaña, enfrentando no solo la oscuridad, sino también teniendo que aprender a valerse por sí mismas. Lo que sorprende de la película de Rozema es lo silenciosa que es. Estas dos hermanas son muy diferentes (no solo en el aspecto físico, que llama la atención) y las asperezas y la distancia no tardan en aparecer. Los conflictos, sin embargo, no giran alrededor de cuestiones de vida o muerte, sino por el contrario, están enfocados en situaciones simples, cotidianas, que explotan por el hastío, la impotencia y la frustración. Page y Wood son el centro de la historia y construyen sus personajes de forma impecable, con una innegable química en pantalla. Eva es la más aniñada de ambas, que busca resguardo en la danza (a través de la cual comparte una conexión con su fallecida madre), mientras que Nell es la más metódica y madura, cargando con las responsabilidades sin mezquindad. Al mostrarnos el estado de las hermanas con cierta periodicidad (dos meses, seis meses, un año), la película nos permite ver el desarrollo de sus personalidades y su dinámica sin saltos bruscos. Es por eso que una de las vueltas de tuerca del final se siente orgánica y natural, más allá de lo extrema que parece en primera instancia. En lo personal disfruté mucho más de la película en retrospectiva, una vez que me saqué la mochila de la expectativa. Los trailers nos muestran algo similar a un thriller cuando en realidad Rozema nos trae una historia de vida y (ligera) supervivencia en la que la tensión nace de la incertidumbre respecto de lo que pueden llegar a tener que soportar estas hermanas, más que de los hechos en sí. Y aunque la dirección por momentos toma decisiones cuestionables, una escena particularmente dura está filmada con un cuidado admirable sin quitarle crudeza y repulsión, que vale la pena destacar. “En lo profundo del bosque” ofrece una mirada diferente a una temática un poco gastada. Sí, vemos un supermercado saqueado y la crudeza humana, pero el foco está puesto en el amor y la esperanza – a su manera. No esperen grandes escenas de acción, sino un relato pausado y melancólico que (hay que decirlo) llega a los cines locales más de un año después de su estreno original en Canadá, con todo lo que eso significa.
Hacía mucho que una película de Rozema no se estrenaba en nuestros cines. Esta adaptación de una novela con trasfondo de ciencia ficción sobre dos hermanas que deben sobrevivir a una suerte de fin del mundo en el futuro recupera lo mejor del género: la especulación sobre los comportamientos humanos ante lo imprevisible y extraordinario. Alguna propensión “poética” la debilita, pero igual merece verse.
Jean Hegland en 1996 ya advertía que algo no estaba funcionando bien en nuestra sociedad. Y eso que ni imaginaba un escenario como el actual, donde es común que la tecnología, derivada de la electricidad, defina la naturaleza de cada pequeño evento que vivmos. "Into the forest" fue su obra literaria debut y se convirtió en un hit independiente de ventas en su tiempo. Allí es donde Patricia Rozema encontró un relato que la conmovió, de tal manera, que decidió guionar la adaptación para no perder ni un detalle de lo que ella quería contarnos a través de la historia de estas dos hermanas... Porque sí, aquí tenemos dos jóvenes mujeres frente a la inmensidad de un apocalipsis poco imaginado por nosotros. Una existencia, sin electricidad, que empuja a las sociedades a replantearse sus usos y costumbres. Que nos vuelve al mundo de lo físico, de las necesidades primarias insatisfechas y de la lucha por marcar el territorio, como manera de sobrevivir en un universo hostil, cuyas reglas se vuelven a escribir a cada momento. Nell (Ellen Page) y Eva (Evan Rachel Wood) son las hermanas que se quedan solas, pronto, luchando contra el mundo. Cierto día lo que conocemos, termina. Un gran apagón es la única señal de una forma de entender la vida, que termina. Y luego, un devenir de intentos rudimentarios, para poder seguir adelante. Ellas, serán forzadas a dejar sus cómodas y confortables vidas para luchar por la supervivencia más básica que puedan imaginarse. Este no es uno de esos thrillers donde los extraterrestres o zombies atacan a la población para aniquilarla. Aquí, las reglas de juego cambian y el ser humano tiene que redefinir su manera de relacionarse y seguir adelante con el escenario planteado. Rozema hace un film político, adulto y potente. Tiene a dos intérpretets fabulosas en franco ascenso. La nayor dificultad que si se desprende del relato es que e ciertos tramos adolece de ritmo y tensión. Pretende crear espacios de reflexión y confunde el abordaje de los mismos, generando tramos donde la peli se desinfla y se vive sin sobresaltos ni emociones, a pesar de lo peligroso del universo donde discurre la acción. Probablemente su espíritu independiente le resta fuerza a la hora de concretizar objetivos, pero más allá de eso, "Into the forest" es un buen intento por transmitir algo distinto en un momento donde nadie se imagina un futuro de esas características. Muy interesante, y aunque su ritmo desaliente es el texto de la narración de a ratos, hay mucho material valioso aquí para el espectador. Vale la pena.
Siempre es lindo ver a la bella y talentosa Ellen Page en pantalla, y esta no fue la excepción. Nos encontramos con un thriller ambientado en un futuro no tan lejano, y a causa de un apagón general se corta la luz, la esperanza es que sea por unos días. Es una película que nos muestra como las protagonistas deben superar obstáculos a lo largo de esta nueva vida que les toca, con su casa alejada del pueblo (prácticamente abandonado) y con muy poca gasolina. Con mensajes fuertes que van desde el aborto hasta el tener que matar un animal por necesidad extrema, la película nos lleva como en un viaje por la vida de estas hermanas que demuestran lo importante de la familia. Por momentos un poco densa, el guion parece estar repleto de “Eva” (nombre de una de las chicas) ya que se lo repite demasiadas veces. Son interesantes los momentos de crudeza humana con los que nos encontramos, peleas de hermanas por cosas que para una son más importantes que para la otra, reconciliaciones, y algunos personajes bastante particulares que hacen a la historia de las hermanas. Tiene algunos atisbos de risa, pero como dije al principio es un thriller casi drama con situaciones que es muy probable que se te piante un lagrimón. Mi recomendación: Es una película interesante, pero mirala en tu casa un finde.