Pete (Wahlberg) y Ellie (Rose Byrne) conforman un matrimonio feliz pero, entre charlas con amigos y parientes, descubren que se sienten incompletos y quieren formar una familia. La decisión, entonces, es adoptar, para lo cual deberán tener varias clases previas a modo de preparativo. Esas clases son, por lejos, lo mejor de la película, el único momento donde el guión coescrito por Anders y su habitual socio creativo John Morris apuesta por la incorrección a través de esa fauna de padres cada cual más freaks que los anteriores. Incluso se permite bromear sobre la orfandad y el maltrato infantil, dos temas a los que pocas historias se atreven. Pete y Ellie finalmente adoptan tres hermanos: una chica adolescente contestataria y rebelde, un nene que se golpea contra todo lo que se le cruza y una nenita que pasa de encantadora a diabólica en apenas segundos. Con esto empiezan los problemas tanto para ellos (el desorden y las dificultades para conectar con la mayor estarán a la orden del día) como para una película que regula su potencia cómica descansando en chistes familiares y aptos para todo público hasta llegar a un desenlace que, desde ya, marca la celebración de la unión y la familia, con foto en un juzgado incluida.
En las buenas y en las malas “Familia Al Instante” (Instant Family, 2018) es una comedia dramática dirigida por Sean Anders (Guerra de Papás 1 y 2), el cual también se encargó del guión junto a John Morris. Protagonizada por Mark Wahlberg y Rose Byrne (Buenos Vecinos, Peter Rabbit), el reparto se completa con Isabela Moner (Transformers: El Último Caballero), Gustavo Quiroz, Julianna Gamiz, Octavia Spencer, Tig Notaro, Margo Martindale (Hannah Montana: La Película), Julie Hagerty, Allyn Rachel y Jody Thompson. La cinta está basada en las propias experiencias del director, que junto a su esposa Beth decidió adoptar a tres niños. Pete (Mark Wahlberg) y Ellie (Rose Byrne) son una pareja que se dedica a remodelar casas. Al comprar una nueva que luce abandonada por dentro, los dos comienzan a limpiarla y pintarla, pero por más linda que esté quedando ellos no sienten que su matrimonio sea completo. Al visitar una página web sobre chicos en adopción, Ellie le plantea la idea a su marido de dar ese gran paso. Luego de muchas charlas y dudas, Pete y Ellie se acercan al establecimiento donde las trabajadoras sociales Karen (Octavia Spencer) y Sharon (Tig Notaro) les brindan información sobre el proceso de adopción. En una especie de “feria de niños”, la pareja conocerá a Lizzy (Isabela Moner), una adolescente de 15 años que los impresiona con su carácter. La joven no viene sola ya que tiene a dos hermanos pequeños llamados Juan (Gustavo Quiroz) y Lita (Julianna Gamiz) y no es recomendable separarlos. Embarcados en esta nueva aventura, Pete y Ellie intentarán establecer un lazo con los chicos. Estamos ante una de las gratas sorpresas del año debido a diferentes motivos. Por empezar, el filme de Sean Anders tiene un ritmo que se mantiene durante todo el metraje, logrando que para el espectador sea muy sencillo empatizar con los protagonistas desde el principio, lo que nos lleva a interesarnos por lo que les sucederá. El guión es otro de los puntos fuertes de la película: casi ni hay malos chistes, lo que da como resultado que la cinta sea un festín de situaciones graciosas. En cuanto a las partes dramáticas, éstas están tan bien llevadas que el paso de la risa a la emoción llega a darse de forma totalmente natural, lo cual también tiene que ver con las buenas actuaciones del reparto. Pero por sobre todo, el mayor logro tiene que ver con la notoriedad de que el filme es el proyecto más personal e importante del director, un hombre que sabe de la temática porque la vivió en carne propia. Así es como Sanders se anima a exponer las falencias que existen en el juzgado, los prejuicios en forma de comentarios hirientes por parte de los familiares de la pareja protagónica, la realidad latente de que a los adolescentes casi nadie los desea acoger por ser “más complicados” y cómo la hermana mayor muchas veces es la que sin tener opción debe tomar el rol de madre sin estar preparada. La película no tiene miedo a la hora de mostrar lo difícil que es para los padres adoptivos el no saber con certeza si definitivamente se podrán quedar con los niños o la enorme tristeza que se siente al verlos felices con su madre biológica. Por otro lado, el día a día en la casa de Pete y Ellie está súper bien retratado ya que queda claro que las discusiones, gritos y caprichos serán moneda corriente en las primeras semanas. “Familia Al Instante” se convierte en una de las mejores comedias familiares por su frescura, dulzura y la capacidad de conexión que genera con el espectador. Entretenida y emocional, es imposible que esta historia no te llegue al corazón.
Las bajas pretensiones le juegan a favor a "Familia al instante", comedia dramática familiar de Sean Anders, con Rose Byrne y Mark Wahlberg, sobre un matrimonio atravesando el difícil proceso de adopción. En momentos en los que una nueva ley de adopción se encuentra en debate social y en cámaras legislativas del país, una película como Familia al instante adquiere un valor extra. Basada en una historia real, que puede ser universal, su historia es simple, vivir desde adentro el proceso de adopción, cuando es múltiple y no son bebés. Ellie (Rose Byrne) y Pete (Mark Wahlberg) son un matrimonio de un pasar tranquilo, si bien no son de clase alta; por ejemplo, juegan al golf, y viven bien, aunque evidencian algunos comentarios sobre la crisis actual del país. No pareciera faltarles nada, se quieren y tienen algo sólido. Nada, excepto hijos. Ante una broma de Pete, Ellie es la primera en entusiasmarse con la idea de adoptar. Pete, primero se niega, luego la sigue, y en la charla informativa es quien más se entusiasma. "Familia al instante" sigue el paso a paso de los trámites que deberá dar una familia en el plan de adopción; claro que algo apresurados, los tiempos del cine no son los de la vida real. Ya en el hogar refugio, Pete y Ellie terminan escogiendo un desafío mayor, serán el hogar temporario de una adolescente que los conquista con su indiferencia, Lizzy (Isabela Moner); la cual viene con sorpresa. Tiene dos hermanos menores, Juan (Gustavo Quiroz), y Litta (Julianna Gamiz). De un momento al otro, Pete y Ellie pasaran a ser los guardas tutores de estos tres hermanos de ascendencia latina con una historia detrás. A Sean Anders le sientan bien las historias de familia, más allá de algunos títulos poco alentadores como "Sex Drive" y "Quiero matar a mi jefe 2"; logró sus mejores momentos con "Guerra de papás" y su secuela, y "That’s My Boy" (esta más zafada, aunque también atravesada por la familia). Familia al instante es su mejor película hasta el momento. El guion del propio Anders con John Morris no recurre a los muchos escapes ligeros que pudo tomar. Por el contrario, mantiene siempre su línea límite entre la comedia y el drama, sin volcarse hacia la parodia, ni hacia el exagerado golpe bajo. Para todo aquel que haya atravesado por una situación similar – adopción de chicos mayores – notará que "Familia al instante" juega la mejor carta, la de la sinceridad. Si bien no será una propuesta que arranque enormes carcajadas, ni se refugie en hacernos llorar a mares; logra que la veamos siempre con una sonrisa, que lancemos alguna risa natural; y que, en su justa medida y sin forzar las situaciones, lagrimeemos lindo. Sus casi dos horas de duración pasan volando. Con "Un simple giro del destino" y "Corazones rasgados" como antecedentes similares, "Familia al instante" es menos forzada que la de Steve Martin, y menos melodramática que la Jessica Lenge y Hale Berry. Pete y Ellie deben aprender a adaptarse a hacer padres de chicos que ya están formados, que tienen su forma de ser. Si nadie nace con un manual de padre bajo el brazo, menos aún si los chicos ya llegan parcialmente criados. De las situaciones de paz, pasan al caos, al conflicto, a sentirse sobrepasados, pero siempre con la esperanza de la luz sobre el final. Lizzy, Juan y Litta tienen sus mañas, sus problemas, en especial Lizzy (se hace hincapié principal en la relación Lizzy y Ellie); y tienen una coraza frente a mayores daños, y el deseo de regresar con su madre biológica por más que esta sea lo que sea. No son en ningún momento niños exageradamente problemáticos por necesidad del guion, o con ocurrencias inverosímiles; todo está sujeto a lo factible. Quererlos no será complicado. Rose Byrne y Mark Wahlberg ya se probaron en la comedia y son muy eficaces, ambos son adorables, y entre ellos hay muy buena química natural. Nuevamente, lo que sucede entre ellos tampoco pareciera forzado, sus reacciones, tanto de amor y cariño, como de desesperación y hasta rechazo, son comprensibles y creíbles. Otro acierto son los personajes secundarios, Octavia Spencer, Tig Notaro, Margo Martindale, Julie Hagerty, y hasta una llamativa participación de la maravillosa Joan Cusack, refuerzan la propuesta. Hay situaciones idílicas, algunas simplificadas (aunque no se ahorra alguna crítica al sistema), y algunos hechos que caen en el momento justo para que el cause sea el correcto. Nada que alarme y no nos encontremos hasta en el mejor de las dramas y la más efectiva comedia. "Familia al instante" no se propone más que contar una buena historia que, más allá de estar inspirada, se siente real. Hay algún mensaje remarcado, y hasta puede que alguna bajada de línea, siempre correcta y puesta de un modo convincente. Con vuelo bajo, pero nobles intenciones, Familia al instante se gana un lugar cómodo dentro de las ofertas de cine familiar. Vale la pena ir por ella.
Una película que se basa en la experiencia de adoptar hijos del guionista, productor y director Sean Anders, que tiene como estrellas a Mark Wahlber y Rose Byrne. El tema es por demás rico, una familia formada por dos decoradores profesionales, que compran casas derruidas y las transforman en palacetes, se deciden por la adopción un poco impulsivamente y terminan llevando a su casa a tres hermanitos, una adolescente , un chico de once y una niñita. La comedia tiene todos los lugares comunes del género, toneladas de golpes bajos y no se ahorra ni una sola intención de buscar lo aparentemente gracioso y la lágrima durante todo su entramado. Sin embargo es muy posible que sea un entretenimiento preferido por la gente, porque no plantea problemas agudos, todo queda en un tobogán de emociones, problemas de adaptación, sobreactuaciones de protección, familia racista de parte de ella, abuela comprensiva y sabia de parte de él. Algunos hallazgos y la curiosidad de ver como funciona el sistema de adopción en los Estados Unidos, con un costado de feria con globos y los chicos con etiquetas como ofertas, mas un juez ridículo. No vaya a ser que nos metamos directamente y hasta el hueso en el tema de la adopción, y espantar audiencias. Se puede decir que es un alegato a favor de no separar hermanos y las maravillas de las familias ensambladas. Pero de una menara empalagosa y superficial.
Historias de niños huérfanos, familias ensambladas y mensajes de integración y buenos sentimientos ha habido siempre. El cine de Hollywood ha celebrado a lo largo de toda su tradición esas fábulas emotivas, y con algo de moraleja, sobre todo en esta época del año. Lo que distingue a la película de Sean Anders ( Guerra de papás) es el uso de la ironía, la slapstick y la subversión de cualquier nota monocorde para tratar un tema sensible y con ello nunca volverse solemne. Inspirada en la adopción de sus propios hijos y apoyada en la notable dinámica que consiguen Mark Wahlberg y Rose Byrne, el film recorre los tópicos clásicos que van del caos a la unión familiar, adheridos a un realismo sobre las dificultades del sistema de adopción, sin nunca olvidarse de que está haciendo una comedia. Exigirle a la película que sea una representación "compleja" del sistema de adopción es injusto porque lo hace desde el prisma del género, afinando su sensibilidad -hasta incluso alguna escena edulcorada- y logrando equilibrar las risas con algunas lágrimas. Los dos grandes aciertos son: la pareja de asistentes sociales que interpretan Octavia Spencer y Tig Notaro, dúo cómico en tono menor que funciona como gag y comentario sutil sin nunca desprenderse de la trama; y la excelente actuación de la joven Isabela Moner para dar vida a la adolescente conflictiva, capaz de hacer estallar en sus odiosas provocaciones cualquier previsto estereotipo.
Pete (Mark Wahlberg) y Ellie (Rose Byrne) son un matrimonio consolidado pero sin hijos. Se dedican a remodelar casas, se aman y lo único que les falta es una familia. En la película no se aclara por qué no son padres, pero en un momento Pete hace una broma, Ellie se lo toma en serio y se entera de un programa de Padres temporales con posibilidad de adopción permanente y aunque Pete duda, terminan yendo a la reunión liderada por Karen (GENIAL Octavia Spencer y Sharon (Tig Notaro). Las charlas entre padres, todos diferentes, son lo más divertido de la película. Hay parejas homosexuales, mujeres solas y matrimonios muy divertidos. Terminan conformando una sub-familia. Pete y Ellie no saben si quieren un bebé o alguien mayor, pero una casualidad hace que elijan a una adolescente que viene con dos hermanos, o sea que de pasar a ser dos pasan a ser cinco, más el perro. La convivencia no será fácil y traerá un sinfín de problemas acordes a las distintas edades, la rebeldía de Lizzy (Isabela Moner, también cantante, descubriremos al final), Juan (Gustavo Quiroz) quien vive disculpándose por todo y metiéndose en líos sin querer cada cinco minutos y Lita (Julianna Gamiz). La película no decae en ningún momento, es entretenida, emotiva y toca todos los tópicos posibles según la edad de cada niño. para los nuevos padres no será fácil, pero es cuestión de aprender juntos. Las cosas se dificultan cuando aparece la verdadera madre de los niños, pero como digo siempre, no voy a spoilear...Muy bien actuada por los protagonistas incluyendo a Spencer y a los personajes de las abuelas que están muy bien también, y por los niños, increíbles como siempre. Una comedia para ver en familia que no arranca carcajadas, pero divierte, te deja pensando y entretiene, es bastante. Mi Opinión: Buena ---> https://www.youtube.com/watch?v=ZEo88y-muEM ---> TITULO ORIGINAL: Instant Family ACTORES: Mark Wahlberg, Rose Byrne. Isabela Moner, Octavia Spencer. GENERO: Comedia . DIRECCION: Sean Anders. ORIGEN: Estados Unidos. DURACION: 118 Minutos CALIFICACION: Apta mayores de 13 años FECHA DE ESTRENO: 29 de Noviembre de 2018 FORMATOS: 2D.
Promover la adopción de niños es encomiable, pero transformar una película en un panfleto sobre el tema quizá sea demasiado. Conmovido por su propia experiencia como adoptante, el director y guionista Sean Anders (Guerra de papás 1 y 2, Quiero matar a mi jefe 2) quiso compartirla con el mundo y el resultado es este edulcorado manual de adopción. Mark Wahlberg y Rose Byrne interpretan a un matrimonio de cuarentones casi decididos a no tener hijos, cuando se les ocurre que darle un hogar a un niño abandonado puede ser una buena idea. Y terminan adoptando a tres hermanos: una adolescente y dos niños. Así, vamos recorriendo todas las instancias del proceso junto a ellos: el curso previo para aspirantes a la adopción, el momento de la elección de los chicos, el romance de los primeros tiempos, el choque con la dificultad de criar a niños que llegan con un pasado a cuestas, la terapia grupal para padres adoptivos. Didáctica, la película enseña casi todo sobre el sistema de adopción (detalle: en Estados Unidos). Cargada de tomas de gente asintiendo conmovida a las verdades que les dicen las asistentes sociales, alterna escenas lacrimógenas con otras de dudosa comicidad. Trata de ser realista al mismo tiempo que transcurre en un mundo ideal, libre de preocupaciones económicas, con casa enorme y 4x4. Y como si Familia al instante no tuviera suficientes problemas, en la Argentina se enfrenta con uno adicional que es insalvable: su estreno en una horrorosa versión doblada al castellano neutro.
Brindarle al otro la posibilidad de ser querido. Familia al instante es una comedia tradicional, escrita y dirigida por Sean Anders, quien llevó a la pantalla una historia personal. En una entrevista realizada anteriormente para el diario digital La Estrella dice: “Para mí no es novedad trabajar en comedias, con temas infantiles y asuntos complicados; pero esta vez es diferente, aquí estamos hablando de mi vida; escribí la película basándome en la experiencia que mi esposa y yo tuvimos al adoptar a nuestros tres hijos del sistema de cuidado temporal (foster care); fue un proceso difícil, súper desgastante y al final muy cómico el que nos convirtió en familia”. El film trata sobre una pareja de cuarentones, protagonizados por Mark Wahberg y Rose Byrne que deciden adoptar hijos de un hogar temporal. Eligen a tres hermanos latinos: una adolescente, un preadolescente y una niña. Durante el transcurso del film observamos todas las instancias, las partes difíciles y las que realmente te sacan una carcajada sobre esta nueva familia. Según mi opinión Sean Anders insiste en dar a conocer lo incomprendidos que son los niños en estas condiciones. De hecho, por medio de la comedia realiza chicaneos constantes, y (aquí me atrevo a decir que se lleva los laureles la actriz Octavia Spencer con su particular forma de hacer reír) sobre lo engorroso del proceso de adopción, la discriminación y el pensamiento habitual de las personas respecto a los niños en esas condiciones. Considero que las partes más sólidas del guión están dadas en las situaciones de choque en la crianza de los niños y la terapia grupal de los padres adoptivos. Es una comedia divertida que promete una buena taquilla en este lugar del mundo, lo único que lamento es que el estreno en nuestras salas sea en un doblaje neutro.
Creced y multiplicaos, pero no mucho El director de Guerra de papás vuelve a la comedia ATP con la historia de un matrimonio en un bizarro plan de adopción. Una de las reglas no escritas de la distribución argentina dice que con la llegada de diciembre debe estrenarse una comedia de espíritu navideño. La de este año se llama Familia al instante y, si bien no transcurre en épocas de arbolitos y villancicos, tiene todo lo que se puede esperar de ese tipo de películas: personajes queribles y bondadosos, una buena cantidad de chistes multitarget de fácil digestión y otros tantos basados en golpes contra cualquier superficie, un relato que podrá desviarse –y que cuando se desvía es cuando mejor funciona– pero que invariablemente culminará en una amable celebración de la unión y el amor. Tan celebratorio de la unión y el amor, que su última escena muestra la realización de una foto en un juzgado donde posan todos los integrantes del Tribunal, los policías e incluso quienes hasta segundos antes habían estado sentados en el banquillo. Difícilmente alguien pueda ofenderse con una película de estas características, que para colmo tiene en los roles centrales a dos intérpretes de probada solvencia en el género como Mark Wahlberg y la australiana Rose Byrne, y dos actrices de reparto infalibles como Octavia Spencer y Margo Martindale. Pete (Wahlberg, especialista en encarnar tipos bonachones y módicamente torpes) y Ellie (Byrne, la novia/esposa por excelencia de la comedia americana de la última década) son un matrimonio feliz pero incompleto. Así piensan y así lo sienten cuando en cada charla con amigos y familiares sobrevuele la idea de tener hijos. El problema es que ya están grandes y, de embarazarse ahora, deberían hacerse cargo de adolescentes cuando ellos no puedan seguirles el ritmo. O al menos eso piensa él, traumado por un hecho de la juventud mostrado a través de un inspirado flashback. Ella, entonces, hace lo que hacen nueve de cada diez mujeres en el cine de Hollywood aun en tiempos de #Metoo y reclamos de igualdad de género en la pantalla: concede sin chistar. Desechada la vía natural, la adopción asoma como una posibilidad latente. Para eso deberán hacer un curso introductorio donde explicarán sus motivaciones y conocerán a quienes, como ellos, se disponen a emprender la aventura de una familia. La película de Sean Anders (Quiero matar a mi jefe 2, las dos Guerra de papás) tiene un grupo de futuros padres y madres sacados de una galería de freaks. La pareja homosexual progre, otra de ultracatólicos que afirma estar allí por mandato de Dios y –la cereza del postre– una alemana que quiere a un negro adolescente con capacidades deportivas para ganar una beca, invitan a pensar que Familia al instante se reirá de aquellas causas que supuestamente abraza. La sensación aumenta cuando, interesados en una adolescente y sus dos hermanitos menores, Pete y Ellie pregunten por los padres biológicos. Antes del chequeo en la base de datos, todos suponen que mamá, de origen latino, está presa, y efectivamente lo está. “¿Y el padre?”, retruca él, a lo que la asistente social responde riéndose a carcajadas. Pocas veces una comedia familiar se permitió un comentario tan abiertamente político a través del sarcasmo. Un sarcasmo que de allí en adelante aparecerá en dosis homeopáticas solo durante las charlas en las que los flamantes padres comparten sus miserias… y todos se ríen de ellos. El asunto se complica luego de la adopción. Se complica para una pareja para la que no será nada fácil lidiar con una quinceañera rebelde y contestataria (la cantante de ascendencia peruana Isabela Moner), un chico de diez años torpe y con una excesiva tendencia a mandarse cagadas y luego disculparse, y una nenita de cuatro dócil y cariñosa hasta que se encapricha. Se complica también para la película, pues con el quinteto ya unido el guión coescrito por Anders y su habitual socio creativo John Morris vuelve al llano del humor facilongo y ATP. Como es de esperar, habrá tiempo para las consabidas justificaciones de por qué cada uno es como es, un progresivo acercamiento de los padres hacia la adolescente y una amenaza externa a ese débil equilibrio construido con esfuerzo y perseverancia. Amenaza que, desde ya, difícilmente pase a mayores, porque de hacerlo Familia al instante sería una película distinta… y posiblemente mejor.
“Familia al instante”, de Sean Anders Por Mariana Zabaleta La carrera de Mark Wahlberg como productor y actor va, paulatinamente, tomando ribetes esquizofrénicos. Este proto-millennial inicio su carrera como cantante y bailarín de hip-hop en los dulces 90’s. Inmediatamente calificado como sex symbolcoronó cuartos adolescentes posando con Kate Moss en publicidades de Calvin Klein. People no lo hizo esperar galardonándolo como el número 1 en el listado de “mejores encantos de los 90” por encima de Cameron Diaz, George Clooney e incluso Brad Pitt. Hollywood no pudo esperar más para consumir tanta frescura: Un poeta entre reclutas, Diario de un rebelde (junto a Di Caprio) y la entrañable Boogie Nights, consolidaron un arco actoral reconocido por tanto por el público masivo como por la crítica. ¿Qué nos trae Familia al instante? Su reciente estreno cuya participación va desde la producción hasta el protagónico (compartido con Rose Byrne conjugando en una pareja muy “progre”). Una cruzada constante que Wahlberg está manteniendo dentro de los marcos de lo “políticamente correcto” tensionando los límites del humor y el thriller americano. Este año un drama familiar “corte americano” nos trae las peripecias de una pareja joven para “seleccionar” y posteriormente concretar la potestad sobre tres desamparados niños latinos. Para Charles Ingalls, y su pintoresco reparto familiar, tampoco fue sencillo encontrar una comunidad que ofreciera amparo ante tantos prejuicios. Es hora de que Norteamérica se ponga los pantalones de la casa, criar a los hijos de las “víctimas del sistema”; drogadictos narcotraficantes y terroristas no pueden dar “familia” a sus futuras generaciones. Así vemos desfilar un sinfín de estereotipos de “familias progres” que no excluyen “los dos papas”, la “mama luchona CIO internacional” y los fanáticos religiosos. Un sistema de adopción acelerado permite a estos sujetos de buenas intenciones “matchear” y después “conectar” con el bebe/niño/adolescente que cuaje con sus expectativas. Distopía perversa, se permite jugar con la buena fe del espectador que no flaqueara en querer ver una familia realizada para los niños desamparados. Golpe bajo y efectista, el mayor resguardo de la propuesta es no dejar caer al espectador en emociones fuertes, todo dramatismo se verá consecutivamente compensado con algún chiste o escena hilarante que no deja margen a la diferencia, a la tensión. ¿Qué tiene su director Sean Anders, que no tenga el otro predilecto de Wahlberg, Peter Berg? Guerra de papás – Día del atentado; Guerra de papas 2 – Horizonte profundo; Familia al instante – Milla 22: Mark no deja de tomar las riendas de la gran casa, el teatro de la guerra tiene muchas trincheras, la familia norteamericana está mutando al compas de las nuevas y futuras conquistas. FAMILIA AL INSTANTE Instant Family. Estados Unidos, 2018. Dirección: Sean Anders. Intérpretes: Mark Wahlberg, Rose Byrne, Octavia Spencer, Isabela Moner, Iliza Shlesinger, Eve Harlow, Tom Segura, Tig Notaro, Julie Hagerty, Britt Rentschler, Gary Weeks, Allyn Rachel, Randy Havens y Carson Holmes. Guión: Sean Anders y John Morris. Fotografía: Brett Pawlak. Música: Michael Andrews. Distribuidora: UIP (Paramount). Duración: 119 minutos.
Si uno ve el afiche, lee la sinopsis o ve el trailer es posible que piense que se va a encontrar con la típica película sobre una familia, de esas que salen sin parar desde la maquinaria hollywoodense. Si se busca el director uno descubre que es un especialista en este tipo de sub-genero y que su nombre en Sean Anders responsable de Daddy’s home (2015) y Sex drive(2008) y la secuela de Horrible bosses (2014). O sea si no quedo claro aún, las expectativas con el nuevo trabajo de Sanders no eran las mejores, a pesar de que Daddy’s home era lo mejorcito que había ofrecido. Es por eso que Familia al instante es una gran sorpresa. Una película hecha con corazón pero también con inteligencia, que tiene a todos los protagonistas involucrados con la historia. ¿Por qué funciona este nuevo opus de Anders? La respuesta se debe a que el tono de la historia es verosímil y durante la mayor parte nunca lo abandona. Se trata de una película que prefiere construir relaciones humanas en vez de dedicarse a caer en gag hartos de repetidos, de hecho es sorprendente que prácticamente no haya gags físicos, confiando la mayoría del humor a diálogos dichos por esos grandes actores que son Mark Walhberg y Rose Byrne. Familia al instante funciona porque busca escapar del cliché de este tipo de películas. Cada vez que puede llegar a caer en el eso, el director sabiamente lo esquiva o directamente lo ignora y se enfoca en la construcción de sus personajes, es por eso que la duración de casi dos horas, que puede asustar al principio, termina siendo perfecta. Se toma su tiempo para establecer y trabajar los conflictos y resolverlos, no de una sola vez sino paso a paso. Todos los actores están perfectos en sus papeles, con Byrne demostrando que puede llegar a la ser la mejor madre del mundo. Byrne es una actriz que cada papel que le toca lo convierte en adorable y logra que empaticemos con ella. Que pueda moverse tanto dentro del registro del drama como de la comedia hace que nos preguntemos por que no se le da alguna clase de premio. Es una actriz de larga trayectoria que logra tiene la simpatía del público en cada proyecto en que se embarca. ¿Falla algo en esta película? Si, que por momentos el director cae en ciertos golpes bajos, en la cursilería y sobre todo no resiste la tentación de hablarle al público de las ventajas de la adopción. Esto no está mal, más teniendo en cuenta que viene de un hecho real vivido por el mismo director, pero su manipulación es evidente. También la parte técnica acompaña pero no destaca, aunque su banda sonora es agradable. Pero es lo único criticable a una película hecha con corazón, en donde se nota que su director le importaba lo que estaba contando y que supo trasmitírselo a sus actores. Familia al instante es una buena opción de comedia familiar que seguramente emocione a los que la vean.
Protagonizada por Rose Byrne y Mark Wahlberg, Familia al instante es una comedia inspirada en vivencias del propio director Sean Anders que gira en torno a una pareja de mediana edad que deciden convertirse en padres adoptivos. Ellie y Pete están casados, tienen una casa linda y grande y de repente en una reunión familiar vuelve a sus vidas un tema que vinieron evadiendo: la idea de tener hijos. A través de un comentario en apariencia intrascendente que hace él, respecto a estar grande para tener un bebé, a Ellie se le ocurre averiguar para adoptar niños un poco más grandes, aquellos que generalmente no son la primera opción de personas que deciden adoptar, sobre todo si es a causa de no poder tener hijos biológicos. Con más curiosidad que miedo, la pareja se anota para un curso y de a poco un mundo que ignoraban se les presenta ante sus ojos. Niños que pasan sus vidas de familia en familia, o en reformatorios, muchos que no son adoptados porque vienen en grupo de varios hermanos. Finalmente deciden ser los padres temporales de tres hermanos: dos niños pequeños y una adolescente. De pronto toda la emoción que no venían sintiendo en su pareja la encuentran multiplicada de la mano de estos chicos, cada uno con sus manías y personalidades. Sean Anders dirige esta historia co escrita junto a John Morris, inspirada en su propia experiencia como padre adoptante. Por un lado, Familia al instante gana a la hora de elegir el humor para contar una historia que del modo más tradicional caería en uno de esos dramas que se mueren por la temporada de premios, al mejor estilo Un sueño posible (la película se encarga de dejar bien en claro que no quiere ser esa película). Por el otro, es ese humor también el que le permite ser más honesto a la hora de expresar los miedos y las sensaciones que provocan algo tan grande e importante como armar una familia de cero con niños que ya fueron criados, o incluso los motivos que llevan a querer entrar en esto (o a salir, cuando se siente que no se puede más). Si bien Mark Wahlberg (quien repite con el director después de Guerra de papás y su secuela) encuentra en la comedia la faceta donde mejor destacarse, es Rose Byrne, que ha demostrado funcionar en muchos registros distintos, quien se ha convertido en el rostro imprescindible de la comedia norteamericana actual. Sin dudas es ella la que sobresale, aportándole mucha naturalidad y frescura a su personaje. Pero allí se encuentra también la más joven y menos conocida Isabela Moner que interpreta a la adolescente, el personaje que más cambios va sufriendo a lo largo de todo el film. También destacan entre las actrices Octavia Spencer y Margo Martindale.
Es una historia "inspirada por hechos reales", una buena película familiar desde su construcción, resulta conmovedora y agradable, los actores Rose Byrne (“Espías”) y además como productor y protagonista Mark Wahlberg (“Todo el dinero del mundo”) ofrecen actuaciones encantadoras. Ellos deciden adoptar a tres hermanos Lizzy (Isabela Moner), Juan (Gustavo Quiroz) y Lita (Julianna Gamiz) que pasaron por varias situaciones difíciles, como por ejemplo que su madre biológica es adicta a las drogas (Joselin Reyes), pero Pete y Ellie harán lo imposible para ingresar en sus corazones. Dentro del elenco secundario: Octavia Spencer, Tig Notaro, Margo Martindale y Julie Hagerty, Michael O'Keefe y Joan Cusack, aportan buenos momentos. Lo que sigue es una serie de enredos, conflictos y humor. Si bien tiene cierto corte televisivo entretiene y nos lleva a la reflexión y a pensar.
FAMILIA ES LA QUE ELEGIMOS La carrera del guionista y director Sean Anders no es homogénea, pero principalmente desde Ése es mi hijo (uno de los últimos grandes films de la carrera de Adam Sandler) el foco parece estar en la familia, pero no como una institución a la que respetar en sus principios más tradicionales, sino como un eje de referencia y pertenencia para las personas, que puede mutar de maneras impensadas de acuerdo a las circunstancias: ¿Quién *&$%! son los Miller? –donde participa en el guión- y las dos entregas de Guerra de papás son películas sobre familias definitivamente disfuncionales y hasta puramente accidentales, donde los niveles de responsabilidad surgen más desde lo afectivo como perspectiva ética que desde lo moral, y donde las diferencias pasan a ser la norma. Desde ese aspecto, se podría pensar a Familia al instante como la película definitiva de Anders, o al menos de esta etapa de su filmografía. Y no solo porque el relato –centrado en una pareja (Mark Wahlberg y Rose Byrne) que decide adoptar a tres menores (incluida una adolescente interpretada por Isabela Moner) que están en el sistema de orfanato- está inspirado en las propias experiencias del realizador, sino también porque es donde el discurso sobre la institución familiar es más explícito y hasta tajante, para bien y para mal. Pero además, hay un componente extra: durante unos cuantos pasajes, Familia al instante apuesta más al drama que la comedia, dejando en claro que el camino de aprendizaje que emprenden los protagonistas no es precisamente lineal. Eso no significa que Anders no busque construir momentos plagados de un humor sumamente ácido y hasta delirante, donde la autoconsciencia y meta-discursividad juegan roles decisivos: el personaje de la madre soltera que quiere hacer la gran Sandra Bullock en Un sueño posible; la charla donde Wahlberg y Byrne especulan con deshacerse de sus hijos recién adoptados; o los dardos hacia las actitudes y poses paternales y paternalistas denotan que la mirada desplegada por el realizador no es lineal o complaciente, y que sabe utilizar al humor como una herramienta para configurar una mirada sobre el mundo que se aparta un poco de la norma. Claro que el componente dramático pesa bastante, y eso lleva a que quizás se remarquen en exceso –principalmente desde la explicación- los conflictos que se van dando entre padres e hijos, principalmente con el personaje de Moner, que no deja de tener como referente a su madre biológica y choca constantemente con su nuevo entorno familiar. Pero ese entrecruzamiento entre drama y comedia hace también a Familia al instante más riesgosa e interesante, porque ese es su trampolín para indagar en cuestiones un tanto incómodas: en el film se habla de padres y madres ausentes, drogadicción, abusos, violencia y traumas infantiles no resueltos, con un tono didáctico pero no por eso distanciado y facilista. Todo eso sin dejar de apelar a la incomodidad como un elemento hilarante (en ese terreno, Wahlberg y Byrne se muestran como especialistas) y sin perder de vista el foco narrativo y temático: estamos ante una película sobre gente que debe aprender a decidir con quiénes quiere compartir su existencia, y hay un diálogo cerca del final entre los personajes de Wahlberg, Byrne y Moner que es ejemplar en ese sentido. Con sus desniveles, a los que reconvierte en virtud, Familia al instante nos muestra que lo que consideramos como “familia” es una suma de elecciones trascendentales y cotidianas, donde la interacción con los seres que queremos es lo que nos marca como sujetos.
Esta nueva propuesta del director de “Guerra de papas” y “Guerra de papas 2”, es una grata sorpresa para toda la familia que relata la historia de una pareja que decide formar su familia recurriendo a un programa de “padres temporales”, encontrando no solo a un grupo de personas en la misma situación que ellos, si no la posibilidad de llenar el vacio de su cotidianidad con un grupo de tres hermanos. “Los temporales”, como se los llama en la película, deciden hacerse cargo de los niños por un tiempo, para luego concretar el proceso de adopción, o bien, si los padres biológicos están aptos según la mirada de justicia para volver a estar con sus hijos, desprenderse de ellos, con el dolor que esto implica, si bien uno sabe a qué se somete cuando decide ingresar en ese sistema. En el filme, Mark Wahlberg y Rose Byrne se consideran demasiado adultos para tener sus propios hijos, y lo que empezó como una idea hasta alocada termina conviertiendose en una decisión: adoptar. Mas allá que las miradas de la familia intimidan y prejuzgan a la pareja por lo decidido, ellos siguen adelante y convierten esa idea en realidad. Los diferentes modelos de familia, que no corresponden ya a padres que conciben a sus propios hijos, sino que también considera la adopción como una forma para cumplir el sueño americano de familia ideal se relata de forma inteligente, sensible y enternecedora, y si bien a la pareja ideal que componen Whalberg y Byrne se les complica convivir con 3 niños después de haber estado solos por mucho tiempo, se dan cuenta, a lo largo de la película del amor que les tienen y de lo desolador que seria vivir sin ellos Los dos grandes ejes sobre los que trata el filme son la relación adoptado/adoptante, pero también hijo/madre biológica, estos dos mundillos, que tienen como protagonistas a los más chicos (que llevan adelante un conmovedor trabajo), es una arista que la película recorre para mostrar la parte más dura del proceso adoptivo. De forma simple pero eficiente, con pasajes emotivos y cómicos, “Familia al instante” no solo logra emocionar al espectador si no que también permite reflexionar sobre un modelo de familia que no necesita de una cuestión genética para consolidarse. Una opción divertida para toda la familia
Familia para Armar Pete y Ellie Wagner son un matrimonio que tienen un negocio remodelando casas. Si bien todo parece estable, la necesidad de tener familia ha surgido. Ante esto, deciden buscar por Internet anuncios de adopción y acceden a ser los padres temporales de Lizzie, una adolescente cuya madre está en prisión. Las cosas se complicarán cuando descubran que esta adopción incluye también a sus dos hermanos menores y se confrontaran a los diversos problemas que la crianza de los mismos implica. Familia al Instante tiene un guion con un conflicto sostenido, y por ende entretenido. No hay un solo momento aburrido y el potencial cómico está bien aprovechado, abarcando a los sospechosos habituales del género: nenas caprichosas, adolescentes rebeldes, nenes inseguros y la desesperación paterna de no saber si se está haciendo lo correcto con cada muestra de afecto o ejercicio de autoridad. Otra cosa a destacar es que incluso siendo una comedia liviana no tiene miedo de desplegar todas las luces y sombras que existen sobre un tema tan delicado como es el de la adopción. Todas las duras realidades, legales, morales, afectivas y, en definitiva, humanas sobre el tema saltan a la vista como profundamente investigadas, en particular cuando se trata de una historia que toca de cerca a su director por haber experimentado una vivencia similar. En cuanto al aspecto interpretativo, Mark Wahlberg, sin abandonar su postura de “chico malo” se prueba eficiente y querible como este nuevo padre de familia, pero quien de verdad destaca es Rose Byrne a quien se le notan muchísimo más las emociones, y de la dupla protagónica es la que hace un cambio de registro (cómico a dramático) más sutil. Por el costado de los secundarios, Octavia Spencer y Tig Notaro se presentan con una comicidad prolija en su papel de trabajadoras sociales, mientras que Margo Martindale, en su papel de madre del personaje de Wahlberg, se muestra simpática en el poco tiempo de pantalla que se le concede. Presten atención a una breve aparición de Joan Cusack, donde demuestra que sigue siendo una gran actriz de comedia. Por el costado técnico, no hay mucho que decir: fotografia, montaje y dirección de arte responden a la labor actoral sin agregar mucho más.
Si en una época un relato típico de la comedia romántica mostraba al varón mujeriego que no se quería comprometer hasta que, en el último minuto, la chica correcta le hacía deponer las armas, las parejas que no tienen hijxs sino hasta los 40 parecen ser una nueva versión del solterón empedernido para la comedia: acá son dos, está bien, pero el principio fundamental es el mismo, se trata de adultxs que ponen el bienestar y el propio disfrute antes que la conformación de una familia… hasta que el “reloj biológico” los acorrala. Es cierto que a diferencia del mujeriego, generalmente juzgado desde un punto de vista moral como egoísta o conflictuado, a la pareja sin hijxs no es tan fácil etiquetarla del mismo modo, pero algo se está armando. Son varias las películas que últimamente encararon el tema: en Mientras seamos jóvenes (2014), de Noah Baumbach, la pareja formada por Ben Stiller y Naomi Watts miraba con cierto horror a sus amigxs con hijxs, y trataban en cambio de prolongar la juventud a través de la amistad con una pareja de hipsters diez años más jóvenes. La decisión de tener un bebé parecía algo así como la renuncia amarga a la posibilidad de que la juventud se reciclara, un salto dado sin mucha convicción y ante la falta de otros planes. Por su parte Vida privada (2018), de Tamara Jenkins, seguía el proceso de tratamientos de fertilidad de Kathryn Hannah y Paul Giammati, una pareja de escritorxs también en sus cuarenta, en el malestar físico y la amargura de perderse en la vorágine de prácticas médicas. Hubo también comedias románticas como El plan B (2010), con Jennifer López, o Papá por accidente (2010) sobre treintañeras que decidían tener un hijx solas y terminaban emparejadas con sus respectivos varones. De modo que está claro: el tema es que, con las vueltas y recursos que sea, el único final feliz que se concibe es que se forme una familia. Basta con poner a estas películas todas juntas para ver que la pieza que le falta al rompecabezas, la historia que todavía no se contó, es la de la pareja que decide no tener hijxs, o termina no teniéndolos, y sigue la vida más o menos feliz, como todo el mundo. Pero para eso falta mucho: la familia se dobla pero no se rompe, y por si las parejas adultas con dificultades o pocas ganas de reproducirse no se sienten lo suficientemente representadas por las películas que mencioné, Hollywood no los va a dejar solos. Allí está Familia al instante, donde Ellie (Rose Byrne) y Pete (Mark Wahlberg) son novixs, viven juntxs hace años, son felices y se llevan bien, pero empiezan a fantasear remotamente con la posibilidad de adoptar niñxs. La premisa de la película parece ser, ¿por qué no? Lxs niñxs están ahí, disponibles… y demasiadas veces que un producto (con perdón de la palabra) se ofrezca parece razón suficiente para adquirirlo. De modo que Ellie y Pete se sumergen en un mundo que los recibe con los brazos abiertos, van a un centro de adopción, hacen el curso preparatorio, participan del grupo de futurxs padres y madres comandado por Sharon (Tig Notaro) y Karen (Octavia Spencer) donde blancxs, negrxs, madres solas y gays están suficientemente representados, y solo les queda elegir a sus niñxs. Como comedia, Familia al instante tiene momentos buenos y hasta puede pasar por una buena película pero eso es lo de menos: hace tiempo que no se veía algo tan parecido a propaganda. Porque Ellie y Pete pronto se desdibujan detrás del rol de padres que no querían y ahora por lo visto se mueren por cumplir, como si el amor de sus adoptadxs fuera una medalla. Y en esos niñxs que eligen, además, se expone un tema del que la película apenas quiere hacerse cargo: lxs tres hermanitxs, una adolescente, un nene de unos 10 y una nena de 5, son latinos, están disponibles para adopción porque su madre latina y adicta está presa, y esa misma madre se demostrará incapaz para rehacer su vida. Quizás por eso todas las fotos de familias “reales” que aparecen en los créditos finales son de padres y madres blancos con niñxs blancos, negros o latinos. Bienintencionada y efectista, Familia al instante levanta la pancarta del amor pero lo que muestra es una realidad más compleja, y no es divertido que se niegue a decir algo al respecto.
Hay obras que sobreviven a la impericia de su creador, como es el caso de Familia al Instante. Basada en la experiencia real del director Sean Anders, es una mezcla de momentos inspirados y secuencias totalmente fuera de lugar, como si al Anders autobiográfico se le filtraran chistes desubicados del estilo de las comedias de Will Ferrell o Seth Rogen. Hay personajes abominables, comentarios atroces y humor descolocado que te hacen rechinar los dientes simplemente porque no siguen el flujo natural de la historia. Sí, la aventura de dos cuarentones empeñados en adoptar – y lidiando con los problemas naturales de tener dos criaturas y una adolescente viviendo en su casa de un día para el otro – da margen para la emoción, la observación realista e inteligente y el humor que fluye de manera natural de la situación (relegado a comics relief de lujo como Octavia Spencer y Tig Notaro, por lejos lo mejor del filme). Pero todos los miembros de la familia por el lado de Rose Byrne son atroces, meras construcciones intelectuales de un guionista que quiere hacer comentarios crudos y termina dibujando caricaturas crueles. La misma dupla de Wahlberg & Byrne tienen su cuota de lineas espantosas, pero al menos eso ocurre al principio del filme hasta que la película entra en calor y encuentra su propio equilibrio. Yo soy padre de una nena adoptada; y a mí me cayó del cielo de un día para el otro, justo cuando uno pensaba que – tras años de trámites – el llamado del tribunal no ocurriría nunca. Desde mi posición es imposible no identificarse con la pareja de Wahlberg y Byrne, con el súbito despertar de la necesidad de ser padres y con la lucha diaria para que esos extraños te llamen papá y vos los consideres tus hijos. Por supuesto la evolución de mi situación familiar es mucho mas realista, descarnada y tercermundista que la de la familia de Wahlberg en el filme, los cuales tienen muchas cosas servidas en bandeja y no les cae una tribu de paracaidistas en su casa de un día para el otro, amén que esas comodidades de procedimiento provienen porque el proceso cuesta una fortuna y en Estados Unidos está reservado para pocos (están los abogados, las agencias de adopción, el monitoreo sicológico y los grupos de ayuda, etc). Acá Wahlberg y Byrne son una pareja de empresarios que de pronto se dan cuenta que han perdido su vida trabajando (y haciendo dinero) y que ahora descubren el instinto paternal casi por accidente, ya que la iracunda hermana de la Byrne – que ha gastado una fortuna en tratamientos e inseminaciones – no puede quedar embarazada y es una máquina de acusar y emitir conclusiones astrales estúpidas sobre cómo el destino la ha castigado con la imposibilidad de engendrar un hijo. Claro, es Estados Unidos y uno puede chequear agencias de adopción en línea, lo cual es lo mas parecido a comprar un hijo por Ebay: están sus fotos, sus nombres y sus testimonios, y uno puede seleccionar uno para conocerlo. Mientras que ese aspecto utilitario suena chocante, por el otro lado la organización que funciona tras de eso tiene todos los pies sobre la tierra: el Estado pone a un par de especialistas (la Spencer y Notaro) que se encargan de hacer un curso de ocho semanas para entrenar (y sondear) a los futuros padres. Ya sea desde practicar los cuidados básicos de un niño hasta conocer a varios de ellos y pasar un rato probando si hay química con alguno. Ciertamente es otro aspecto chocante – o se trata de la simplicidad y practicidad del Primer Mundo, donde los individuos pueden obtener lo que quieren probándolo antes, en vez de que te aparezca en tu casa una criatura de un día para otro en el momento menos esperado porque el tribunal aprobó tu carpeta de improviso -, pero en ese festival tipo rifa de huerfanos puedes conocer a alguien con quien te lleves bien y pedir por él para llevarlo a tu casa como una guarda temporal. Muchísimas de las conclusiones del filme son brillantes y acertadas – la enorme cantidad de chicos metidos en la calesita de los hogares sustitutos; la negación de los posibles padres a adoptar un adolescente; el prejuicio de lidiar con conocidos y extraños si los chicos a adoptar son de otra raza distinta a la tuya; la etapa de la luna de miel inicial y luego la guerra para establecer las reglas de convivencia, tender puentes de comunicación y afecto y sanar las heridas de un pasado doloroso y reciente -, pero Anders sigue pifiándola cada tanto, como metiendo con calzador a una rubia ricachona que quiere un muchacho negro altísimo porque quiere imitar a Sandra Bullock en The Blind Side, un detalle ultra estúpido que arruina el excelente clima que había obtenido. Y mientras el filme insiste en dispararse en los pies cada tanto, la historia es tan poderosa que termina por triunfar. Si los parientes de la Byrne son un engendro creado solo para hacer chistes malos, la madre de Wahlberg (Margo Martindale) entra como una torbellino en la vida de su hijo, formando vínculos al instante con los tres chicos y abriéndole los ojos a su primogénito sobre lo que realmente trata el trabajo de ser padres. Y es que los chicos son latinos y vienen de una familia donde nadie sabe quién es el padre, y la madre es drogadicta que se encuentra en prisión. Pasando durante años por hogares sustitutos, no hay razón en la Tierra que los obligue a atarse a alguien. La mayor (Isabela Moner, radiante y natural, una latina con ojos de Anime y una actriz con un enorme futuro por delante) es una quinceañera rebelde que ha actuado de madre sustituta para sus hermanos mas pequeños: el del medio es tímido y torpe y la mas chica es una máquina de hacer berrinches. Y mientras la relación se desarrolla, el grupo de auto ayuda monitoreado por Spencer & Notaro se encarga de asesorar y despabilar a estos individuos que no logran dar pie con bola sobre cómo manejarse con estos extraños y formar un vinculo afectivo. Si sos padre de un niño adoptado verás que hay un montón de cosas de Familia al Instante que te pegan en el pecho de manera fuerte y silenciosa. Lo que antes parecía una obra de caridad en realidad descubre tu necesidad oculta – poderosa, tempestiva, que brota un día y es incontrolable – de ser padre, de amar a un niño y que te abrace con alma y vida, de ver a tu hogar vivo y radiante gracias al griterío de niños felices jugando en él. Es genial el momento en que Wahlberg hace algo fabuloso por el chico del medio y éste empieza a llamarlo “Papá” y la Byrne se le va al humo para ver si puede coneguir que le diga Mamá. O los ritos diarios de compartir el baño, ser el arbitro de las peleas, atreverse o no a darle un beso de despedida a la noche, o salir a trompear a alguien que te dice que tu hijo va a ser un drogadicto porque su madre lo era. Pero si la adopción de dos chicos latinos es una batalla constante a librar de manera diaria, la inclusión de una quinceañera rebelde – que no acata regla alguna, que manipula a la gente, que hace zorrerías a escondidas y a la cual sólo le interesa regresar con su madre biológica aunque sea una causa perdida – desata la tercera guerra mundial simplemente porque es un conflicto al cual el matrimonio protagonista no logra encontrarle la vuelta. Es de nuevo la Martindale la que aplica toda la sabiduría de décadas de experiencia, y quien los guía para cómo comunicarse con la chica. Y cuando la bronca es descargada y cuando la muchacha ve cómo estos dos torpes se preocupan como locos por los chicos cuando sufren un accidente, surgen las primeras señales de que algo se está gestando, un vinculo de amor filial sincero que sólo precisa dejar los prejuicios de lado. Dejando de lado el estúpido humor forzado que Anders mete con calzador para sacar una sonrisa, Familia al Instante funciona porque se siente honesta y porque emociona. En lugar de truculencias Anders debería haber confiado en dejar que el humor fluya con naturalidad porque la situación da lugar a montones de momentos tragicómicos. Si no fuera por esas pifias el filme merecería hasta una nominación al Oscar, porque los momentos emotivos no son fruto de un guión edulcorado sino de un escenario natural plagado de situaciones sinceras y profundamente emotivas. Todos buscamos compensar un hueco que tenemos en nuestro corazón y juntos podemos hacerlo, formando un grupo que durará para siempre; pero, para llegar a eso, hay que entender, perdonar, curar y escuchar, y cuando la misma actitud se despierta del otro lado entonces estamos listos para entrar en esa comunión que llamamos Familia.
Si me haces la pregunta ¿vale la pena verla? te voy a decir que sí. Te vas a reír y también te vas a emocionar en algún que otro momento, las actuaciones de Walhberg y Bryne son muy acertadas y Octavia Spencer suma un par de puntos mas. Familia al instante tal vez no sea la película del año, pero si te puedo asegurar que la vas a pasar bien.
Una Familia Muy Normal. Crítica de “Los Locos Adams” de Greg Tiernan y Conrad Vernon. Los Locos Addams es una película de animación dirigida por Conrad Wernom y Greg Tiernan. Es producida por MGM (Metro Golden Mayer). De Maximiliano Ponce. Basada en los cómics publicados por el caricaturista estadounidense Charles Addams, esta nueva adaptación animada posee el estilo más fiel a las historietas que se haya visto hasta el momento. El reparto de voces incluye a Oscar Isaac, Charlize Theron, Chloë Grace Moretz, Finn Wolfhard, Nick Kroll, entre otros. El film cuenta con tecnología CGI (animación por computadora) por lo que lograr el parecido con las figuras originales, se ve como algo sencillo. Sin embargo, los detalles de la animación son lo que más se puede valorar de esta entrega, ya que por momentos resultan muy bien logradas y funcionan perfectamente como método principal para la narrativa de la película, incluso por encima de un guion que no es precisamente lo mejor de esta nueva versión. Ofrece momentos divertidos, risas y, sobre, todo buenos efectos animados. Los personajes están bien desarrollados, pero lejos de ser la mejor versión de la familia Addams, a excepción de su aspecto. Aunque es demasiado evidente que no puede compararse con otras grandes obras de animación como a las que nos tiene acostumbrados empresas como Pixar, la película si cuenta con buenos momentos, y es una opción bastante recomendable para una salida familiar. Puntaje: 60/100.