Freaky fue una gratísima sorpresa. Una muy inteligente amalgama de slasher movie con Freaky Friday (1976 y sus remakes). Dirige y escribe Christopher Landon, a quien le vengo siguiendo la carrera por haber sido el responsable de Zombie camp (2015) y las geniales Feliz día de tu muerte (2017 y 2019). Este estreno comparte varios puntos con sus dos films previos en la manera en la cual está compuesta la protagonista e incluso su manera de hablar. El humor ácido está insertado de maravilla. Los diálogos son muy rápidos y los tiempos en general confluyen en un gran dinamismo. Pero sin dudas, la joya de la película es Kathryn Newton, quien viene pegando fuerte y es una de las nuevas caras del “Young Hollywood”. Ella le da la frescura necesaria a su personaje y le creés en todo momento. Tanto cuando hace de adolescente como de asesino serial. Pero siempre en el código del film, donde no existe la solemnidad ni el verosímil. Otro elemento muy importante es el gore. Está bien puesto y muchas veces no lo esperás. En definitiva, Feraky es una gran película para pasar un buen rato. Una gema para ser descubierta.
La fuerza no viene del tamaño Blumhouse Productions, compañía fundada y controlada por Jason Blum y especializada sobre todo en cine de terror, ha venido generando proyectos para todos los gustos durante el nuevo milenio dentro de un espectro que va desde productos olvidables hasta un buen surtido de propuestas más o menos interesantes o realmente gloriosas que incluyen a Ma (2019), Stockholm (2018), Glass (2019), Cam (2018), Halloween (2018), Infiltrado del KKKlan (BlacKkKlansman, 2018), Upgrade (2018), Verdad o Reto (Truth or Dare, 2018), Feliz Día de tu Muerte (Happy Death Day, 2017), The Belko Experiment (2016), ¡Huye! (Get Out, 2017), Fragmentado (Split, 2016), In a Valley of Violence (2016), Hush (2016), Los Huéspedes (The Visit, 2015), El Regalo (The Gift, 2015), Creep (2014), Whiplash (2014), Mockingbird (2014), Oculus (2013), The Lords of Salem (2012), Sinister (2012), Insidious (2010) y Actividad Paranormal (Paranormal Activity, 2007). La fórmula de la productora es sencilla y consiste en mantenerse haciendo equilibrio en la delgada línea entre lo industrial y el cine de autor de horror de otros tiempos mucho más jugados que los presentes, por ello la factoría respeta a rajatabla fórmulas retóricas patentadas sin introducir grandes novedades y exuda una higiene formal que puede ofrecer sangre pero casi nunca desnudos, en general redondeando films muy prolijos que le escapan a la apariencia algo escuálida de la Clase B de hoy en día, por cierto no más valiente o iluminada que digamos. Los últimos proyectos de Blumhouse dan cuenta de la variedad de su catálogo ya que van desde productos bastante dignos para distribución digital vía Prime Video, como Nocturne (2020), de Zu Quirke, y The Lie (2018), de Veena Sud, pasan por la típica conjunción de humor y terror de la empresa, ahora de la mano de La Cacería (The Hunt, 2020), de Craig Zobel, y llegan a propuestas en verdad estupendas como El Hombre Invisible (The Invisible Man, 2020), de Leigh Whannell, esquema que a su vez pasa a confirmarse -en sus puntos a favor y en contra- en Freaky (2020), nueva colaboración del director Christopher Landon con Blum después de la atractiva Feliz Día de tu Muerte y su floja secuela Feliz Día de tu Muerte 2 (Happy Death Day 2U, 2019). Aquí Landon en esencia vuelve a confirmar que es un director muy desparejo capaz de redondear propuestas fallidas como Burning Palms (2010), Actividad Paranormal: Los Marcados (Paranormal Activity: The Marked Ones, 2014) y la citada continuación del 2019 o por el contrario, opus que se sostienen solitos aún en su falta de originalidad como Scouts Guide to the Zombie Apocalypse (2015), Feliz Día de tu Muerte y la película que nos ocupa, otro ejemplo de mixtura de carcajadas y sustos que toma un latiguillo de larga data, léase el intercambio de cuerpos, para adaptarlo a las expectativas del público contemporáneo en materia de dos de las principales vertientes del terror desde la década del 80 hasta la fecha, hablamos del slasher y el acervo sobrenatural. El film combina una coyuntura de carnicería adolescente posmoderna autoconsciente a lo Scream (1996), Sé lo que Hicieron el Verano Pasado (I Know What You Did Last Summer, 1997) y Cherry Falls (2000) y la antiquísima fórmula del trastorno identitario fantástico/ body swap y sus mil variantes que remiten a un par de novelas clásicas de los anglosajones, Vice Versa (1882), de Thomas Anstey Guthrie alias F. Anstey, y Freaky Friday (1972), de Mary Rodgers, trabajos literarios que inspiraron obras familieras en línea con Un Viernes Alocado (Freaky Friday, 1976) y Quisiera ser Grande (Big, 1988), productos románticos como Hechizo de un Beso (Prelude to a Kiss, 1992) y 13 Going on 30 (2004), prototípicos exponentes de la comedia ochentosa a lo De tal Padre tal Hijo (Like Father Like Son, 1987), 18 Otra Vez (18 Again!, 1988) y Viceversa (1988), y hasta odiseas de acción símil Contracara (Face/ Off, 1997) y faenas de terror como la querida Shocker (1989). En esta oportunidad el intercambio se da entre un asesino en serie conocido como el Carnicero de Blissfield (Vince Vaughn) y una tierna adolescente rubia llamada Millie (Kathryn Newton), dos almas que cambian de envase corporal cuando el primero apuñala en el hombro a la segunda con una daga azteca con poderes sobrenaturales que le permiten al loco masacrar a todos los torturadores intra colegio de la chica sin ser descubierto por el agraciado look de la señorita, mientras que la verdadera Millie corre y corre por su vida para no ser apresada. Muy en sintonía con gran parte del cine actual que arranca bien a lo bestia y luego baja las revoluciones, hoy tenemos un prólogo con cuatro geniales asesinatos (botella introducida en la garganta y destrozada, cabeza triturada sirviéndose de la tapa de un inodoro, raqueta de tenis clavada en otra mollera y finalmente hembra empalada contra una flecha en la pared) y un puñado de escenas que nos sitúan anímicamente en la vida de la protagonista (progenitor fallecido hace un año, madre alcohólica y vendedora en una tienda de saldos, hermana mayor policía, un amigo gay y una amiga afroamericana, una arpía que no deja de hacerle bullying y un profesor de manualidades -equivalente a los imbéciles de educación física- que la maltrata). El guión de Landon y Michael Kennedy curiosamente no vuelca todo el peso retórico hacia los chistes de desajuste contextual -a sabiendas de que resultan redundantes- y opta por un enfoque narrativo bastante serio y algo lejano con respecto a la fábula demencial/ cínica/ facilista que uno podría esperar de un producto mainstream que recupera un latiguillo argumental tan trabajado por las comedias de las últimas décadas, amén de esas ya aludidas desviaciones hacia otros géneros. En consonancia con lo anterior, el director privilegia la dialéctica de las superficies lustrosas que ocultan engaño y muerte, el complejo de inferioridad de los que padecen abusos de modo cotidiano y en especial las diferencias entre el cuerpo masculino y el femenino en lo que atañe a dimensión y fuerza. Más allá del hecho de que nos topamos con las situaciones incómodas esperables, como la secuencia de la madre de ella, Coral (Katie Finneran), tratando de seducir sin saberlo a su hija en el cuerpo del psicópata o la escena del interés romántico de la joven, Booker (Uriah Shelton), dándole un beso a la muchacha aunque en la anatomía de Vince Vaughn, el film aclara con relativa sutileza que el brío vital no viene del tamaño del cuerpo sino de la disposición psicológica de cada uno, algo que se ratifica en la naturaleza mediante muchas especies de animales en las que las hembras dominan al macho por más que éste sea más corpulento, con el ejemplo de las aves vía el plumaje anodino de las señoritas -casi siempre de menor tamaño- y el sustrato llamativo de los colores y cánticos de los señores, todo orientado al cortejo y a lucirse ante la compañera en medio de la competencia masculina. Freaky no es ninguna maravilla pero hay que reconocer que es amena y consigue construir personajes de carne y hueso, no patéticas caricaturas para el lucimiento de una Kathryn Newton que se destacó en dos series recientes, The Society de Netflix y Big Little Lies de HBO, y que paradójicamente queda bastante opacada por un Vaughn que sigue renaciendo a nivel actoral y hace mejor de Millie que Newton. El gore cumple y lo sentimentaloide no molesta del todo aunque abundan los clichés y se extrañan las tetas y culos de antaño que casi siempre acompañaban al slasher, régimen castrado que priva al horror del erotismo…
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La permanente llegada de estrenos de cine de terror produce un cansancio en el gusto y una resignación a que nada nuevo bajo el solo puede sorprender o divertir. Pero por suerte siempre hay sorpresas. Freaky es una comedia de terror producida por Blumhouse, estudio especialista en el género, que toma una idea y la aprovecha al máximo, construyendo un pequeño film de terror y comedia que se diferencia notablemente del resto. La dirección estuvo a cargo de Christopher Landon, el realizador de Scouts Guide to the Zombie Apocalypse (2015) y Feliz día de tu muerte (2017). Nota: Sí, Christopher es el hijo del famoso actor Michael Landon. ¿Y cuál es esa idea que funciona tan bien? Una adolescente que sufre el maltrato de sus compañeros en su secundario se encuentra una noche cara a cara con un despiadado asesino en serie. Por el poder del arma que él casualmente está usando para intentar matarla, ambos terminan ocupando el cuerpo del otro. Es de decir al amanecer la joven tiene el cuerpo del asesino y a su vez él despierta teniendo el cuerpo de ella. La pobre joven deberá probar quién es realmente y el asesino puede mezclarse entre sus víctimas sin que nadie tenga la más mínima sospecha. La película es una versión terror gore Halloween de Un viernes de locos (Freaky Friday, 1980) y de muchas otras comedias de intercambio de cuerpos. Puntualmente se nota la conexión por el hecho de haberle llamado Freaky a la película. De hecho el título original iba a ser Freaky Friday the 13th. Cuando la película tiene que ser violenta y sangrienta lo es y mucho, cuando tiene que hacer reír, lo consigue sin ningún problema. Toda la estética es el leal al cine de terror, por lo que se ve como una película de género. Kathryn Newton es la joven protagonista y Vince Vaughn el asesino serial. Ambos están brillantes, pero claramente ver al gran actor haciendo de una adolescente en el cuerpo de un brutal criminal de 1.96 de altura es muy gracioso. Los chistes son efectivos y los asesinatos también. Al final, tal vez, la película insiste en parecerse a los films de género de los ochenta, incluyendo sus lugares comunes. En promedio es, de todas formas, una sorpresa agradable y terriblemente entretenida.
Christopher Landon, director de «Happy Death Day» (2017), vuelve a traernos otra comedia de terror que se nutre nuevamente de un high concept (en la primera fue el loop temporal, en esta el cambio de cuerpos) conocido pero llevado a un terreno no explorado. El resultado es tan divertido como hilarante y sangriento. Al parecer la alianza de Landon con Blumhouse está atravesada por premisas conocidas de distintas comedias, «Groundhog Day» y «Freaky Friday» por solo enumerar algunas, llevadas hacia el terreno del terror, pero sin perder esa esencia de la comedia, logrando una mezcla bastante acertada y homogénea de sus componentes. El largometraje se centra en Millie (Kathryn Newton), una joven que mientras intenta superar la muerte de su padre, tiene que lidiar con situaciones de bullying en la escuela secundaria. Sus amigos Nyla (Celeste O’Connor) y Josh (Misha Osherovich) son su refugio frente a estos problemas que vive diariamente, pero ellos no estarán para ayudarle cuando Millie es atacada por un asesino en serie (Vince Vaughn) al quedar sola tras un partido de fútbol americano de su escuela. Lo que no saben es que la chica y el homicida intercambian cuerpos luego de que Millie haya sido herida con un cuchillo «místico», dándole un plazo de 24 hs para encontrar una solución antes de que el cambio sea permanente. «Freaky» es un film por demás entretenido que exprime al máximo su ingeniosa y atractiva premisa, pero que no se queda solamente en lo anecdótico de mezclar la comedia de cambio-de-cuerpo con el slasher sino que se encarga de mantener vivos los componentes de ambos subgéneros sin trastabillar. El guion es sencillamente correcto y funcional, dándole lo necesario para generar esa tensión que trae aparejado el plazo máximo para poder corregir el cambio corporal. A su vez, los personajes están más que bien desarrollados y sus comportamientos no solo son armónicos y dramáticamente justificados, sino que, además, sus dinámicas grupales son realmente inspiradas. Vaughn (estupendo trabajo del actor) junto con Osherovich y O’Connor tienen interacciones brillantes y muy efectivas en lo que respecta a la comedia. Por otro lado, Kathryn Newton desborda personalidad e histrionismo como la adolescente inocentona y luego como el homicida en el cuerpo de una adolescente. Además de un casting perfecto, el guion trabaja con algunos temas de actualidad que logran encontrar su lugar en la narración de manera efectiva y sin resultar forzado como puede pasar en otros relatos (cuestiones como la sexualidad, el empoderamiento femenino, el bullying, entre otros). La película se beneficia de ser un relato sin grandes pretensiones, de brindar un entretenimiento genuino y de lograr confeccionar una comedia negra bastante efectiva con momentos de terror que no están para nada diluidos (la escena de la sierra circular, de alto contenido de violencia gráfica no tiene nada que envidiarle al gore más visceral del cine de explotación). «Freaky» es una de esas sorpresas que trae Blumhouse con un concepto bastante interesante que aporta algo más, con un elenco estupendo y con una acertada mezcla de géneros.
Otra vuelta de tuerca a las películas de cambios de cuerpo. Ya hubo películas con padres en lugar de sus hijos, hombres en lugar de mujeres, y ahora le toca el turno a un asesino serial y una adolescente, en una propuesta entretenida, con humor, que además se ríe del género.
Como en el comienzo de la Scream de Wes Craven, un visitante enmascarado será quien convierta una escapada adolescente en el sangriento banquete de una divertida parodia. Freaky tiene todo lo que podemos esperar: la comedia de cambio de cuerpo, el terror slasher, los romances de estudiantina, la lógica endogámica de pueblito rural. Pero esa mezcla que podía sonar a refrito aquí forma una alquimia simpática y efectiva, con un Vince Vaughn en estado de gracia y una irónica exposición de las ventajas y desventajas de afrontar el mundo en un cuerpo prestado. Cuando Millie (Kathryn Newton) creía que ya nada podía pasarle, luego de la reciente muerte de su padre, el bullying de sus compañeros de colegio y la dependencia de su madre viuda, un asesino serial enmascarado la persigue por el campus del colegio hasta que un abracadabra de mitología ancestral trasporta su alma a la inmensa fisonomía de ese predador. A partir de allí el director Christopher Landon (Feliz día de tu muerte) juega todas las cartas que le habilitan esa inversión, no solo las citas al estilo Scream del imaginario slasher y algunos guiños a Viernes de locos (2003), sino que amalgama la experiencia adolescente con la furia de un asesino y el horizonte de un inesperado poder. Landon nunca desprecia a los géneros que lo inspiran, y consigue una alquimia consistente y divertida justamente por la honestidad de su abordaje. Y más allá del despliegue de comedia que ofrece Vaughn con su espíritu adolescente a cuestas, lo que funciona como revelador en el cambio de roles es la reescritura de ese itinerario previsto para el Carnicero de Blissfield, ahora que el cuerpo que porta es justamente el de su tradicional víctima.
“Ponele un poco de todo”. Esa parece ser la indicación que los productores le hicieron al coguionista y director de Freaky, Christopher Landon (responsable de Feliz día de tu muerte y su secuela). Y vaya si cumplió: estamos ante un film con abundantes dosis de gore y slasher (cuchillazos, ganchos y motosierras incluidas), casa de terror y elementos fantásticos a partir de una daga usada por los aztecas para sacrificios rituales. Todo eso en el contexto de las desventuras de alumnos del último año de la secundario con las hormonas urgentes que buscan despedirse a puro exceso ante el inminente futuro universitario. Sí, Martes 13, Scream y sigue la lista. En los extremos de Freaky aparecen un despiadado y perverso asesino serial conocido como el Blissfield Butcher (Vince Vaughn) y Millie (Kathryn Newton), una tímida rubia que es objeto de bullying por parte de varios de sus compañeros e incluso es humillada en público por algún profesor (Alan Ruck). Fruto de la mencionada daga milenaria, ambos terminarán intercambiando los cuerpos y, así, ella vivirá en el gigantesco cuerpo del “carnicero” y él, en el de esa suerte de inocente barbie. Si Millie y sus dos únicos compinches (un chico gay y una muchacha afroamericana para más datos) no logran romper el hechizo antes de la medianoche la maldición se mantendrá para siempre. Si la premisa no parece demasiado estimulante ni soprendente, hay que decir en defensa de Landon que se nota su amor por el cine de terror y por las comedias de high school de los años '70, '80 y '90. Los homenajes, las citas, las referencias, los guiños cómplices no son en este caso meros apéndices o canchereadas sino que constituyen parte esencial de la propuesta. Un ejercicio de nostalgia, pero desde la perspectiva actual del empoderamiento femenino.
La nueva película de Christopher Landon (Feliz día de tu muerte) combina la comedia y el terror para regalarnos uno de los espectáculos más divertidos del año. Hay que celebrar la aparición de productos originales en el cine de terror. La gran mayoría de las últimas y novedosas historias contienen una cuota de otro género, el cual se adhiere al horror de manera natural para dar paso a una propuesta homogénea. Cuando en el 2017 llegó a las salas Feliz día de tu muerte (Happy Death Day) nos invadió una alegría irrefrenable. La nostalgia tocó nuestra puerta con esta especie de homenaje a Hechizo de tiempo (Groundhog Day, 1993) pero con un asesinato como eje. Ahora el mismo director nos trae Freaky: este cuerpo está para matar (Freaky, 2020), película que fusiona el slasher con la fantasía del intercambio de cuerpos. El resultado es un show a pura sangre y carcajadas. Un psicópata serial enmascarado atemorizando a adolescentes con su cuchillo es algo que nos remonta a Jason Voorhees, el personaje de la saga de Viernes 13 (Friday the 13th, 1980). Vince Vaugh (Los rompebodas) encarna al Carnicero de Blissfield, un sujeto inspirado en este icónico asesino. Un día, por la maldición de una daga misteriosa, intercambia su cuerpo con la joven Millie Kessler, interpretada por Kathryn Newton (Pokémon: detective Pikachu). Así Vaugh se torna sofisticado, ingenuo e inocente y Newton pasa a ser el terror de su escuela. En esta especie de reversión de Un viernes de locos (Freaky Friday, 2003) las referencias a la cultura pop están a la orden del día. Ya sea con un poster de la banda Panic at the Disco o a través de la mención a Más notas perfectas (Pitch Perfect 2, 2015), la complicidad con el público nace desde un primer momento. La sutileza actoral de la dupla Vaugh/Newton traspasa la pantalla y conjuga un deleite audiovisual. Tal es así que ambos tienen la fuerza necesaria para mitigar cualquier banalidad del guion. Freaky: este cuerpo está para matar ironiza sobre el género. Siempre desde el respeto, la película de Landon se hace ancha al intentar llevar cualquier escenario terrorífico hacia un contexto cómico. Todas las fichas se colocan en el mismo lugar: un espacio en donde una comedia americana adolescente se burla de los trillados recursos del horror. Un coctel eficiente que denota su amor por el cine de terror.
Ya estamos acostumbrados a que las producciones de la productora Blumhouse sean una lotería impredecible. A veces presentan buenos espectáculos como la remake de El hombre invisible y en otras ocasiones bodrios olvidables, como el fallido relanzamiento de Jóvenes brujas. Freaky sobresale entre las propuestas decentes de esta compañía con un sólido entretenimiento dentro de la comedia de terror. La historia combina el concepto argumental del clásico de Disney, Freaky Friday, con el slasher, a través de un espectáculo que fusiona muy bien las características de ambos géneros. El director Christopher Landon, hijo del recordado actor Michael Landon (La familia Ingalls), ya había hecho algo similar en Feliz día de tu muerte, donde el terror se combinaba con la fantasía de El día de la marmota (Bill Murray). En este nuevo proyecto elabora una comedia muy divertida con el concepto de cambio de cuerpos entre el asesino serial y la clásica “final girl”. Vince Vaughn, quien en el pasado sobresalió con la composición de psicópatas (Enemigo en casa) acá tuvo la oportunidad de construir el personaje a través de la comedia, que es otro de sus fuertes, y sale muy bien parado. Kathryn Newton, conocida actriz de la serie Big Little Lies, tiene sus buenos momentos como co-protagonista, pero el que brinda el espectáculo y cuenta con el personaje más rico es Vaughn. Cuando debe convencernos que encarna a la chica que conocimos en el comienzo del relato no sólo lo consigue de un modo estupendo, sino que además aporta momentos desopilantes. Landon por su parte plantea además una sátira divertida del género del horror y en especial del slasher, con referencias directas a varios clásicos como la saga Martes 13. En este estreno encontramos la situación opuesta al de Pequeños secretos. Freaky presenta un concepto que vimos en muchas otras películas, pero en este caso el director le aporta condimentos creativos que logran que la historia sea amena y entretenida. En un año donde todavía no pudimos ver propuestas recomendables dentro del cine de horror, esta que se encamina más por la comedia al menos ofrece una mayor satisfacción.
“Freaky” de Christopher Landon. Crítica. Hay un asesino en mi cuerpo Marcelo Cafferata Hace 2 horas 0 3 Dentro del terreno de la comedia, el recurso del cambio de cuerpo ha sido utilizado en reiteradas ocasiones, siempre obteniendo muy buenos resultados. Así por ejemplo Tom Hanks transitaba otra edad diferente en “Quisiera ser grande”, hubo varias versiones del gran éxito de Disney donde madre e hija intercambian roles en “Freaky Friday” (desde Jodie Foster a Jamie Lee Curtis), Mel Gibson se sintió parte del universo femenino en “Lo que ellas quieren” y Steve Martin junto a Lily Tomlin jugaron en plenos `80 con el cambio de sexo en “Hay una chica en mi cuerpo”. En este caso lo que llama poderosamente la atención es que el logrado truco de cambio de roles y de sentirse en el cuerpo de otro trasciende de género cinematográfico y ahora el intercambio es entre un asesino serial y su víctima. Aparece entonces livianamente surcando la historia el tono de comedia pero la propuesta lúdica del intercambio, se produce entonces dentro de otro género, el del terror que bordea –inclusive- momentos de slasher y hasta gore. El director Christopher Landon es un amplio conocedor del género y ya había estado detrás de las cámaras en las dos entregas de “Feliz día de tu muerte” más, entre otras, “Zombie Camp”, por lo tanto cuenta con la pericia para generar en “FREAKY” una mezcla perfecta entre comedia de enredos y cine de terror cuando una chica débil, Millie, que en su colegio secundario es víctima de bulling permanente por parte de sus compañeros, se mete en el cuerpo de un peligroso asesino serial que la policía está buscando desde hace ya largo tiempo, conocido como “El carnicero de Blissfield”. Por efectos de una daga ancestral y mística, se producirá ese efecto cuando el asesino intente acercarse a su víctima a causa de ese “hechizo” se intercambiarán sus cuerpos teniendo solamente 24 horas como para revertir esta situación y volver cada uno a su situación original o quedarán atrapados en el cuerpo del otro para siempre. Sin perder el tono de comedia y alguna que otra situación desopilante respecto del intercambio (sobre todo el asesino serial a cargo de Vince Vaughn interpretando ese rol pero con la presencia de una tímida joven dentro de su cuerpo), Landon logra equilibrar perfectamente esos tintes divertidos con las crueles escenas típicas del cine de terror -al que inclusive se rinde un marcado homenaje parafraseando a Martes 13- con sus jóvenes víctimas muriendo de las maneras más crueles y explícitas entre las que ganchos, amoladoras, estacas, afiladísimos cuchillos y otras herramientas harán lo propio para la delicia de los seguidores de las sagas más sangrientas. Sin sobrecargarlo demasiado, el guion del propio Landon junto a Michael Kennedy, conserva el eje de la historia mientras se permite hacer varios guiños cómplices al cine de terror de los ochenta y los noventa y avanzar en la trama dejando pequeños homenajes y marcas para los amantes del género que disfrutaran de todos esos “adicionales”. No hay dudas que uno de los puntos fuertes de “FREAKY: este cuerpo está para matar” que hacen que la propuesta avance firme y atrape al espectador, no solamente es una idea divertida y bien llevada a cabo, sino que además los dos protagonistas logran mucha credibilidad en pantalla y tanto Kathryn Newton como Millie –con un gran cambio en su manejo corporal y su mirada, a partir del desdoblamiento de roles- como Vince Vaughn en el papel del asesino serial que es quien aprovecha los pasos de comedia más efectivos, logran dos trabajos sólidos y efectivos Dentro de la cartelera actual “FREAKY” logra construirse como una propuesta diferente a lo que ofrecen otras películas del género, de forma tal que no solamente resulta un interesante entretenimiento sino que a la vez se luce como un producto sólido y bien pensado. Dirección Montaje Arte y Fotografia Guion Actuación Dentro de la cartelera actual “FREAKY” logra construirse como una propuesta diferente a lo que ofrecen otras películas del género, de forma tal que no solamente resulta un interesante entretenimiento sino que a la vez se luce como un producto sólido y bien pensado.
COMEDIA A FONDO, SLASHER A MEDIAS Desde su planteo, Freaky: este cuerpo está para matar generaba expectativas positivas. Es que la idea de utilizar la premisa básica de Un viernes de locos (el intercambio de cuerpos entre personas totalmente opuestas) pero aplicada al subgénero del slasher era retorcida como divertida. Y encima, la vuelta de tuerca argumental era simple pero efectiva: una joven bastante tímida llamada Millie (Kathryn Newton) que, de forma un tanto azarosa y a través de un cuchillo mágico, intercambia su cuerpo con el de un asesino serial, descubriendo luego que tiene tan solo 24 horas para impedir que el cambio sea permanente. Si a eso le sumamos la presencia de Vince Vaughn en el doble papel de homicida y chica en el cuerpo equivocado, las esperanzas se redoblaban. Ahora bien, ¿Freaky está a la altura de lo esperado? No realmente, aunque no deje de tener elementos interesantes. Y eso que el director y co-guionista Christopher Landon ya había demostrado que podía reconvertir conceptos de la comedia aplicados al slasher de forma efectiva en Feliz día de tu muerte. Lo cierto es que la apuesta a la comedia pasada por el filtro del terror es llevada a fondo, aunque funciona mucho mejor el primer aspecto que el segundo. En esa construcción de mixturas genéricas, el eslabón más débil es claramente el asesino, un personaje excesivamente imperturbable, de gestos minimalistas y sin matices: es como un Michael Myers desdibujado por la exhibición de su rostro, sin mucha inventiva a la hora de asesinar y que no llega realmente a atemorizar. Donde Freaky pisa mucho más fuerte es en la comedia, en buena medida gracias a un Vaughn que por momentos se hace un festín con la dualidad que le permite su papel. A él se suman Celeste O´Connor y Misha Osherovich como Nya y Josh, los dos mejores amigos de Millie, con los cuales arma un trío que arma varias secuencias hilarantes, en las que la complicidad funciona de manera inmejorable. Asimismo, hay que reconocerle a Landon la voluntad por poner en crisis algunas convenciones y jugar con la incomodidad sin dejar de respetar a los protagonistas: hay por ejemplo una escena romántica donde las barreras identitarias y sexuales se desdibujan de forma muy productiva, interpelando incluso al espectador y sus prejuicios. Sin embargo, la película no llega a amalgamar apropiadamente las superficies genéricas que maneja y hacer que se retroalimenten fluidamente. En cierto modo, le pasa algo similar a varias comedias de acción que construyen buenos chistes y situaciones cómicas, pero fallan a la hora de montar secuencias de alto impacto. Freaky exhibe cariño y respeto por el slasher, pero no un conocimiento profundo que le permita reconfigurar sus códigos para que interactúen y potencien la comedia. Por eso se queda un poco a mitad de camino en sus objetivos y no llega a explotar todo su potencial, lo que constituye una ligera decepción.
Intercambio mortal. Freaky: este cuerpo está para matar es una película que fusiona el terror con la comedia para contar la historia de un asesino serial, interpretado por Vince Vaughn, que intercambia su cuerpo por el de una adolescente, Kathryn Newton, en el momento en que está por matarla. Escrita y dirigida por Christopher Landon, completan el elenco Celeste O’Connor, Misha Osherovich y Uriah Shelton, entre otros. La película da un giro novedoso al subgénero de terror llamado slasher, al hacer que el asesino y la victima intercambien sus cuerpos por medio de un cuchillo que cumple la función de McGuffin, dando lugar así a la comedia. Lo que genera un mayor peligro entre sus compañeros de colegio, que le hacen bullying desconociendo lo que ocurre y pagando las consecuencias con sus vidas. Lo primero que vale la pena destacar de esta película es que aprovecha la verosimilitud de Vince Vaughn, tanto para el drama como para la comedia. Tiene el físico ideal para componer a un asesino en serie y a su vez una larga trayectoria en papeles cómicos, que puede apreciarse en algunos momentos felices cuando baila como porrista para ser reconocido por sus amigos. Pero lamentablemente el guion no aprovecha todo el potencial que le permite explotar esta idea, que pudo haber tenido muchos más gags efectivos dadas las circunstancias del relato. Aunque también es necesario destacar la explicitud de las escenas de violencia, con asesinatos rebuscados, que recuerdan a los de la saga de Destino final, entre los que se destacan un congelamiento y un personaje al que se lo corta en dos con una sierra de carpintero. A lo que hay que sumarle la estética ochentosa como homenaje al cine de terror de aquella época, en especial la saga de Martes 13 que tantos clásicos aportó. En conclusión, Freaky: este cuerpo está para matar es una película que le da una vuelta de tuerca interesante al slasher, pero que no termina de funcionar porque no aprovecha del todo su potencial. Y si bien se agradecen algunos momentos gratos, tanto humorísticos como de violencia gore, queda la sensación de que se pudo haber trabajado más la idea, hasta convertirla en uno de los mejores exponentes del género de la actualidad.
Terror y humor una fórmula que no es nueva pero que en este caso resulta efectiva. El realizador Christopher Landon (Feliz día de tu muerte), también co-guionista con Michael Kennedy apuesta decidido a la sangre pero por sobre todo a sus actores, en especial Vince Vaughn y Kathryn Newton que le ponen intensidad y gracia a lo que hacen. La idea de unir a un asesino serial despiadado que acumula cadáveres hasta el hartazgo, apodado “El Carnicero” que por un extraño ritual pasa a ocupar el cuerpo menudo de la protagonista femenina, no es original pero funciona muy bien. Vaughn tan acostumbrado al timming de la comedia, tiene genuina gracia y contención para manejar su gigantesco cuerpo en la personalidad de una chica sometida por el bullying y su madre alcohólica. Newton le aporta ferocidad y sex appeal a su posesión, y como ya se sabe el mal es siempre temerariamente atractivo. Una fórmula para la diversión, con historias aleatorias que no aportan mucho, pero que en el balance final dan como resultado un entretenimiento digno y reidero que para el género no es tan habitual.
"Freaky": mixtura de comedia y terror. La nueva película del director de "Feliz día de tu muerte" (2017) es aún más depurada y divertida, con referencias tanto a "Scream" como a "Hechizo del tiempo". A no dejarse engañar por el nombre de caballero inglés. Involucrado en el proceso creativo del grueso de las entregas de la saga Actividad paranormal, con varias coautorías de guion y la dirección de una de ellas, el angelino Christopher Landon saltó a los primeros planos con Feliz día de tu muerte (2017). Aquella película -del prolífico estudio Blumhouse, una de las casas creativas más importantes de la última década- honraba con orgullo dos tradiciones distintas pero de larguísima convivencia. Porque la mixtura de comedia y terror será cualquiera cosa menos novedosa. Allí había una estudiante facultativa perseguida por un asesino enmascarado –tópico por excelencia del cine de los sustos y gritos– que, por razones que en principio desconoce, al morir no veía la luz blanca de Victor Sueiro, sino que revivía una y otra vez en la mañana del día de su asesinato. Esa cruza metadiscursiva, deudora del espíritu noventoso de Scream pero también del de Hechizo del tiempo y la notable ¡Ni idea!, es en Freaky aún más depurada, más despatarrada y cómica. Todo empieza un miércoles 11, cuando un reputado asesino serial, conocido con el sugerente apodo de “Carnicero” y de amplia trayectoria en el pueblito donde transcurre la acción, sale de su letargo anual para la especialidad de la casa: faenar adolescentes a domicilio. En una de esas visitas, después de clavar a una chica contra la pared, encuentra una daga que se lleva sin saber que tiene un origen maya y unas cuantas leyendas atrás, ninguna precisamente positiva. Intercambiar los cuerpos entre víctima y victimario, por ejemplo, un hechizo solo reversible durante las primeras 24 horas. Mientras tanto, a unos kilómetros de distancia, la pobre Millie (Kathryn Newton) -como el personaje de Neve Campbell en el hit noventoso de Wes Craven- atraviesa el duelo ante el primer aniversario de la muerte de su padre. Millie vive con mamá y su hermana mayor, de oficio policía, y su vida es un calvario diario, la elevación a la enésima potencia de una violencia escolar que llega de todos lados y que Landon convierte en uno de esos motivos cómicos venenosos destinados a incomodar a más de uno. Ni bien llega al cole junto a un amigo y una amiga, una compañera le enrostra su vestimenta de pobre; después, en una clase de carpintería, el profe con menos tacto que se recuerde le cambia de sopetón la fecha de entrega de un trabajo práctico (¡una cucha para perros!) y le pega una humillación monumental frente a sus compañeros tratándola de burra irredenta. El postre se sirve esa misma noche durante el partido de fútbol americano del equipo estudiantil. ¿Acaso Millie es buena deportista? Desde ya que no: ella pisa el césped para desempeñarse como mascota con un traje de castor ridículo que la cubre de cuerpo entero. Como el partido no parece muy entretenido, los jugadores aprovechan para revolearle vasos y decirle que es más linda con disfraz que sin él. Millie termina la jornada pegoteada de gaseosa y sola en el estacionamiento, una situación ideal para que el carnicero estrene la daga. Y al otro día, la desgracia: El Carnicero despertando en el cuerpo y la casa de Millie, y ella haciendo lo propio abajo de un puente y atrapada dentro del 1,90 del enorme –en todas sus acepciones- Vince Vaughn. Meter a un serial killer a un secundario suena a masacre, y efectivamente lo es, con los inevitables enredos mientras uno busca al otro –o una a la otra– mixturándose con una brutalidad gore de autoconciencia plena, en dos escenas con hasta las cámaras salpicadas de sangre. A medida que se acerca el deadline para recuperar los cuerpos y Millie (o sea, Vaughn) esté más cerca del suyo, Freaky afila los cuchillos y su humor, claro, es un puñal de sorpresas. Ver la escena con el chico que le gusta en el auto. Licuadora humana noventosa, Landon chorrea posmodernismo con el cinismo en situaciones pensadas y creadas desde el mundo del cine. Lo particular es que no necesita andar gritando que es cool ni escupiendo guiños para hacer un universo de códigos de identificables. Es, pues, un director con todas las letras.
Yo ya soy fan de Christopher Landon. El tipo trabajó como libretista para Jason Blum en varias entregas de Actividad Paranormal, luego se largó a dirigir, se anotó un par de pininos con Scout Guide to Zombie Apocalypse y Feliz Día de tu Muerte, y ahora está de vuelta para despacharse con otra de esas recetas que solo él pudo crear. El tipo encontró un filón mezclando slasher con comedias fantásticas, generando un puñado de comedias de terror muy muy disfrutables. Como director de cine de terror es medio flojo – sustos cliché con cosas saltando a la cámara o ruidos raros sorpresivos en la banda de sonido – pero, como director de comedia, es una gran promesa. Para mí Feliz Día de tu Muerte es una película formidable y lo que le siguió (su pertinente secuela y la película que ahora nos ocupa) es el intento de buscar variantes mas o menos efectivas hasta pulir la fórmula. Freaky no es todo lo fabulosa que el trailer vende – de hecho, casi lo mejor del filme está resumido allí – pero, con sus bajas y sus altas, es una comedia de terror que divierte y, sin ser guau, es muy recomendable. La fórmula de Landon es simple: toma una rutina conocida del cine fantástico y mézclela con un slasher. Agregue personajes repulsivos que se vuelven mucho mas empáticos a medida que pasa el relato; toques profundamente personales y emotivos; el uso cómico de temas musicales super conocidos (como las arias de opera en Happy Death Day 2U); usos novedosos de la cámara con ángulos originales; la importancia de la familia ante todo. Si Feliz Día de tu Muerte era Hechizo del Tiempo con asesinos seriales (y la segunda parte era Volver al Futuro II), Freaky es la versión slasher de Un Viernes Alocado, ésa donde Lindsay Lohan y Jaime Lee Curtis intercambian cuerpos por un día (bah, hay dos millones de versiones empezando por el original de 1976 con Barbara Harris y Jodie Foster, pero la de Curtis / Lohan es la que mas me gustó por lejos). Incluso el intercambio de almas ocurre un Viernes 13 (sip, y da lugar a uno de los mejores gags del filme) tal como en la comedieta de Disney. Si Freaky no tiene toda la chispa que debiera es porque Landon es flojo para dirigir terror y porque el filme no siempre mantiene el ritmo cómico que debiera. El principio – onda Scream donde cuatro adolescentes hablan de la leyenda de un asesino serial que acosó el pueblo… y que cinco minutos después termina por masacrarlos – es blando. Ahí uno se da cuenta de por qué tenés que poner a un forzudo de la lucha libre para hacer de Jason ya que es imponente, macizo y amenazante. Vince Vaughn es un cincuentón gordito, fofo, flojo al caminar, sin amenaza alguna a pesar que tenga una fea máscara tribal y un cuchillo largo como un machete (“éste es un cuchillo!”). Los asesinatos son sosos, incluso cuando a un flaco lo cortan al medio como una feta de fiambre – Landon se descansa en el tripaje digital, muñecos y make up pero precisás un director que shockee armando ambiente momentos antes y no simplemente rodar la masacre de manera distante y despojada -. Por el otro lado tenés la típica comedieta estudiantil mediocre con las snobs, los nerds, los deportistas cretinos y la protagonista – la deliciosa Kathryn Newton de la abortada The Society – que es hermosa pero apocada ya que el padre falleció hace un año y todavía no pudo hacer el duelo. Su madre se volvió una alcohólica y su hermana mayor es adicta al trabajo, eso que es la ayudante del marshall del pueblo – al parecer todos se intoxican con algo para olvidar la muerte del padre -. La Newton recibe burlas y escarnios de todo tipo y, cuando una noche queda sola en la calle, tiene tanta mala suerte que el Carnicero de Blissfield (Vaughn) la tiene en la mira, lista para destazarla. Si el cambio de cuerpos ocurre, es porque la daga con la que anda Vaughn es un cuchillo ritual maya con propiedades mágicas. Vaughn no mata a Newton, solo la hiere (y él sale lastimado) y así es como se despiertan con los cuerpos cambiados al día siguiente. Para ese punto, uno ya tiene listo el tacho gigante de palomitas y empieza a devorarlas con fruición. Cosa increíble, la Newton como el sicópata atrapado en el cuerpo de la piba es muchísimo mas siniestra que Vaughn imitando a Jason. Me hace acordar al cameo de Charles Grodin en Yo me Casé con el Asesino del Hacha en donde hacía de conductor sicópata que levantaba a una autoestopista en la carretera. Grodin hablaba entre dientes, tenia la mirada torcida y resoplaba maldad por los cuatro costados, y algo así ocurre con la Newton acá. Mientras tanto Vaughn levanta las manitos, hace números de porristas y hasta se pone sentimental con lo que le ocurre, buscando ayuda en sus amigos – la morena, el chico gay – para que le den una mano para revertir la maldición. Ciertamente Vaughn se relame con el papel y, aunque la Newton es feroz, el drama es que Landon no se anima (por lo menos al principio) a ponerla en modo sicópata sangriento a full por temor a lo que ocurra después con ella cuando vuelva la normalidad. Esto podría ser una crítica feroz a los clichés de las estudiantinas secundarias donde la apocada inicia una venganza sangrienta destripando maestros y alumnos que la basurean todo el tiempo. Pero las primeras muertes son flojas y recién al final (cuando la Newton agarra una motosierra) pareciera que Landon entendiera la idea. ¿Preocupado porque la chica, cuando vuelva a la normalidad, dejará sus huellas dactilares en medio centenar de cadáveres?. ¿Desde cuando la lógica / coherencia es importante en una película de terror?. El flujo de chistes es irregular, hay cosas mas logradas y hay momentos (como el sinceramiento de la chica / Vaughn con su madre, puerta de por medio, en el cambiador de un shopping) que funcionan genial igual que los momentos emotivos de Happy Death Day. Pero al final – en el tercer acto – las cosas se ponen feas, inesperadamente serias y suenan hasta fuera de lugar. ¿No era mejor dejar un final abierto para una posible secuela?. A mi me gusta lo que hace Christopher Landon y creo que puede pulir la fórmula hasta el punto de la perfección en dos o tres películas mas. Landon no es Wes Craven en Scream, estos libretos no tienen tanta inteligencia y tantas meta referencias; es algo mas simple y pasatista con un par de puntos muy positivos. Pero si Landon mejora su dirección de escenas de terror y trae a alguien para depurar sus libretos, puede anotarse un poroto memorable en unos años y convertirse en un maestro del género. Hasta ahora es un entusiasta al cual le salen bien la mayoría de las cosas y promete una carrera brillante… basta ver si logra concretarla.
Qué ventaja que sacan las películas con actores que renuncian a la seriedad en aras de la diversión absoluta, sin sacrificar el talento ni descuidar el profesionalismo. Freaky: Este cuerpo está para matar tiene la suerte de tener al enorme Vince Vaughn en su papel más hilarante en años, capaz de cambiar de registros con naturalidad para que todo fluya como la sangre de un adolescente en plena secundaria y que el resultado sea un zapatazo de entretenimiento a la modorra del público solemne. Desde luego, el mérito de la película no solo es de Vaughn, ni del trío de jóvenes que lo acompaña, sino también del director y coguionista Christopher Landon, el mismo de las ingeniosas Feliz día de tu muerte (1 y 2), en las que demuestra saber manejar con soltura los elementos de distintos géneros y subgéneros del terror, desde la comedia adolescente hasta el slasher con un enmascarado que asesina de manera originalmente brutal. Sí, Freaky es eso a lo que ya nos tiene acostumbrados su director, pero también es mucho más. Porque si se la piensa más allá del divertimento que implica ver a los protagonistas corretear con sus cuerpos cambiados, tenemos una película que juguetea con temas como la transexualidad y que desliza una sutil y risueña denuncia al empoderamiento masculino, al hombre que cree que tiene el derecho de ejercer violencia sobre los más vulnerables. Sin embargo, el gran acierto de Landon es que no politiza la historia, pero no porque la politización de un filme esté mal, sino porque lo importante es el cine, el funcionamiento de la máquina narrativa de los géneros a los que recurre con desparpajo cinéfilo (con amoroso guiño a las Martes 13). El director hace un uso ingenioso de los lugares comunes para que dejen de ser lugares comunes, y se vale de fórmulas trilladas para hacer un producto sin solemnidad y con mucho gore, y con un argumento que engancha desde el vamos. Freaky tiene como protagonistas a un asesino serial, conocido como “el carnicero de Blissfield” (Vince Vaughn), y a Millie (Kathryn Newton), una rubia tímida que cursa su último año de colegio y que es víctima del bullying constante de sus compañeros y de su profesor de carpintería (Alan Ruck). Millie tiene como mejores amigos a Nyla (Celeste O’Connor), una chica negra, y a Josh (Misha Osherovich), un chico gay (como para cumplir con la cuota de corrección política). Y en el medio hay una daga milenaria que pertenecía a los aztecas, llamada “la Dola”, cuyo hechizo consiste en intercambiar los cuerpos. Es así que Millie queda encerrada en el gigantesco cuerpo de “el carnicero”, después de que este la ataca con la daga, y él queda encerrado en el de ella. Imagínense las infinitas posibilidades que se presentan con este simple y arriesgado argumento. Lo bueno es que Landon le saca el jugo a la premisa fantástica de una manera tan efectiva como divertida, y entrega un puñado de escenas memorables y unas muertes antológicas. Películas como Freaky entusiasman y dejan la sensación de que aún se pueden hacer grandes comedias de terror.
Christopher Landon, guionista de todas las actividades paranormales, debutó como director con Actividad Paranormal: Los marcados (2014) una película que ya demostraba sus inquietudes. Luego vinieron la fallida Scouts guide to the zombie apocalypse (2015) y las dos Happy death day que venían a expandir su manera de acercarse al cine. Esto es agarrar una película famosa y convertirla en su equivalente en terror. A eso sumarle humor adolescente, drama y, paradójicamente no muchas escenas para que nos asusten. Se tratan de propuestas inofensivas que dieron más buenos que malos resultados. Freaky (2020) es una extensión de esto, a la vez que un tropiezo. Tropiezo porque ya empezamos a entender el juego que nos ofrece Landon, y por que un poco la sorpresa esta perdiendo efectividad. Aun así, seguimos metidos porque se trata de un director que narra de manera fluida, y porque en sus mejores momentos nos ofrece escenas inolvidables. Freaky sigue a una adolescente (Kathryn Newton) que es atacada por un asesino que acecha en un pueblo. En el momento en que va a apuñarla algo ocurre y sus cuerpos se intercambian. Ella se despierta como Vince Vaughn, y el en el cuerpo de ella. La trama es la misma que Freaky Friday (2005) esa película con Jamie Lee Curtis y Lindsay Lohan, pero una vez más en clave horror. En si Freaky funciona como deudora de todo ese cine adolescente de finales de los noventa con los que creció su director. El mismo prologo que remite a Scream lo deja en claro. Así como también los incontables chistes autoconscientes que dicen los personajes. Son esos diálogos dichos por los actores secundarios donde la película gana. Además Landon, también guionista logra que simpaticemos con ellos y deseemos que no les pase nada. El problema es su protagonista. Kathryn Newton no logra que simpaticemos con ella. No es que aborde a su personaje de manera altanera, como si de un adolescente molesto tratara. Es que simplemente su poca experiencia en la pantalla se traduce en alguien poco interesante. Por eso cuando Vaughn aparece en pantalla interpretándola se vuelve mas luminoso. La diferencia en experiencia delante de la cámara es notoria. A Vaughn este tipo de personajes le salen de taquito y acá esta en su salsa, ofreciendo grandes dosis de comedia, pero también un equilibrio con su lado sensible, sino vean la escena con su madre en la tienda de ropa. Freaky si bien se mueve por el terreno del cine slasher se siente más cómoda cuando se enfoca en la comedia, que parece ser el fuerte de su director. Como pasaba en Happy death day, Landon es capaz es crear una buena escena de suspenso, pero termina dejando que lo cómico irrumpa. Eso a veces le sale bien, como otras veces mal. Acá pasa en ese final que parece sacado de la nueva Halloween, con tres mujeres luchando contra el villano. Mas allá de eso como slasher es simpático, pero tampoco la pavada. Con todas sus cosas buenas y malas Freaky sirve como entretenimiento. Eso es lo importante a la hora de entrar a una sala. Sustos no habrá, risas si, pero es innegable que un buen momento se va pasar. Valoración: Buena
Versión gore de un clásico del cine con humor preciso y efectivo No podemos evitar amar algunas películas. Pueden ser un experimento desordenado de géneros, pero eso no debería determinar el resultado final. Si tenés una gran sonrisa en la cara y te sentís descansado, las películas cumplieron su objetivo de entretener. No olvidemos nunca que son vehículos de diversión que deben generar las emociones que se buscan. Es casi imposible apartarse del magnético espíritu de diversión, escapismo y carisma de Freaky. Es la comedia de terror que copia una historia muy conocida y compuso un trepidante paseo de sangre y problemas de adolescentes. Nunca deja de ser divertida, y vivimos en una época en la que la sangre y las vísceras pueden representar “medios para un fin” con una trama estable. La pasamos genial con Freaky. Si alguien no siente lo mismo, creo que no vimos la misma película. Freaky sigue una historia muy similar a la que vimos en el pasado en varias adaptaciones de una novela llamada Freaky Friday. En esta retorcida adaptación, conocemos a una adolescente que “cambia de cuerpo” con un asesino en serie a raíz de una casualidad. Ahora el cuerpo de un monstruo alberga a una chica inofensiva en su interior, y si ella y sus amigos no hacen algo al respecto, puede que se quede atrapada allí para siempre. Sí, ese es el argumento de Freaky. Y uno que es suficiente para conducir la película hasta el final. Christopher Landon, el joven director y guionista que nos regaló guiones de algunas “actividades paranormales” y realizó las joyas del terror moderno Happy Death Day y su secuela, adaptó esta reinterpretación de la historia original de “cambio de cuerpos”. Él tiene la clave para refrescar un género que necesita presencia actual. Las comedias de terror no suelen ser populares y a menudo se confunden con guiones ligeros que no requieren inteligencia emocional para ser escritos. Me gustaría ver a más gente intentando transmitir un espíritu general de cultura y angustia adolescente, mezclado con una trama de terror que debe satisfacer a los fanáticos fervorosos del género. Landon lo consigue con tal facilidad que sentimos que se convierte en una variante fascinante en los multicines con exceso de superhéroes. La mayor parte de lo que hace que Freaky sea una delicia está asociado a las torpes interpretaciones de los dos personajes principales. Esa escena en la que se despiertan en un cuerpo ajeno y se sorprende, también está presente en Freaky. También está la obligada revelación a los amigos de la adolescente en la que Vince Vaughn debe interpretar algo para convencerles de que es realmente su amiga. En este sentido, Freaky cumple con todos los requisitos y hace un gran trabajo al respecto. Se supone que una comedia de terror debe ser divertida, y eso debe ser siempre la prioridad. Intenta no reírte con Vaughn corriendo como una niña. Al igual que Happy Death Day, Freaky pasa increíblemente rápido. No se detiene nunca, y el momento más relajante de la película nos muestra un momento muy divertido y honesto entre un joven y Vaughn. Y cuando la película parece tocar suelo con una convincente escena entre madre e “hija”, Landon gira y vuelve a la comedia frenética. Su estilo es importante, ya que la seriedad no tiene cabida en el subgénero. Tenemos que celebrar a este cineasta porque se atreve a hacer cosas que nadie más se plantea.
Christopher Landon repite su ecuación de comedia adolescente, bajo un filtro edulcorado del slasher, y sale airoso. Se las arregla para divertir con situaciones básicas, pero siendo sincero en su cometido. La escena del beso dice más de lo que parece.
Una de las noticias más felices de los últimos meses, para espectadores encerrados, fue esta comedia, negra y divertidísima que visita y subvierte un puñado de subgéneros y películas y ahora llega a salas. Los estupendos Kathryn Newton y Vince Vaughn se despiertan una buena mañana en el cuerpo del otro, como en Freaky Friday, ese clásico de la comedia con el que linkea directamente. Él es un serial killer, grandote y sanguinario: the butcher (el carnicero). Ella una chica con problemas, que lidia con su madre, perdió a su padre y es blanco de bullying en la escuela. Claro, un juego de niños comparado con que la persiga el monstruo. En el que, encima, termina convertida: un hechizo, rito ancestral, impondrá un plazo para que el cambiazo se revierta. El slasher de las scream queens, la comedia de estudiantina, el terror suelto tipo Halloween, algunas de las citas se mezclan en un recorrido desopilante. Con Vaughn recuperando, en estado de gracia, todo lo hilarante que puede provocar el hombretón que en realidad es una chica, manejando ese cuerpo como una máquina de timing y sentido del humor. El director Christopher Landon, aficionado a los films de horror ochentosos, se divierte y nos divierte, jugando con las convenciones. Te vas a reír, mucho.
Esta nueva entrega del subgénero de intercambio de cuerpos propone condimentar con un poco (bastante) de sangre ese plato que creemos ya conocer todos. Vince Vaughn, dagas aztecas y uno de los autores de género más interesantes de los últimos años. ¿Qué podría malir sal?
Vince Vaughn y Kathryn Newton protagonizan esta mezcla de comedia adolescente y película de horror acerca de un asesino en serie y una chica tímida que trocan sus personalidades. FREAKY podría ser una combinación de FREAKY FRIDAY y FRIDAY THE 13TH, una mezcla de comedia adolescente de secundaria con cambio de roles y una historia de un asesino serial típica de los ’80, con un criminal no muy distinto del Jason Voorhees de aquel clásico de 1980 y varias secuelas más. En su tono, en su estética y en su forma la película de Christopher Landon (director de la saga HAPPY DEATH DAY) respeta bastante las convenciones y modelos del cine ochentoso. Donde las cambia tiene que ver con la manera de comportarse de algunos personajes, además de otros elementos tecnológicos que dejan en claro que la película transcurre en la actualidad. Todo funciona con la lógica y estética de una película de la época de John Hughes. Solo con no escuchamos a Psychedelic Furs en la banda sonora y las primeras escenas están más cerca del cine de Tobe Hopper al mostrar cómo el llamado Carnicero de Blissfield (Vince Vaughn), un personaje que los adolescentes consideran un mito urbano, destroza en pedazos a cuatro jóvenes que estaban de fiesta en la casa de una de ellas. En paralelo, Landon nos presenta a Millie (Kathryn Newton, de BIG LITTLE LIES y LADY BIRD), una tímida y retraída alumna del secundario que vive pendiente del bienestar de su madre que quedó viuda hace poco. Pese a los ruegos de su hermana, que es policía, para que «viva su vida», la chica hasta prefiere evitar el tradicional evento conocido como «Homecoming». En la escuela, además, le han bullying todo el tiempo, por su timidez e inseguridad, y tiene solo dos amigos (una chica negra y un chico gay) que la acompañan. Cuando sale a la luz la noticia del asesinato de estos cuatro chicos todo el mundo se escandaliza y anda con miedo. Millie, que es porrista del equipo de fútbol del colegio, termina quedando sola en el estadio cuando todos se van (su madre, que suele beber de más, se duerme y no la va a buscar) y se le aparece el Carnicero en cuestión con una imponente daga que robó de la casa de su reciente masacre. Pero cuando la ataca sucede algo muy extraño: él queda herido en el mismo lugar en el que hiere a ella. En realidad no es solo eso lo que sucede. Al levantarse a la mañana siguiente el asesino se da cuenta que está en el cuerpo de la chica y viceversa. Y es así que ese cambio de roles complica sus vidas posteriores: el Carnicero, en el cuerpo de Millie, hará que todos piensen que la chica se ha vuelto agresiva, sexy, segura de sí misma y muy violenta (aunque con la limitada fuerza de una chica adolescente), mientras que Millie, en el cuerpo de Vaughn, intentará que le crean quién es en realidad pese a su aspecto tan cambiado y al hecho de que cada vez que aparece en un lugar todos salen corriendo disparados. La leyenda que rodea a la daga en cuestión dice que tienen poco tiempo para recuperar sus cuerpos antes que esta suerte de embrujo se vuelva permanente. Es así que la película, en su segunda mitad, acumulada persecuciones, revanchas, confusiones, carreras contra el tiempo, mucha sangre y unos muy ajustados apuntes acerca de los roles preconcebidos dentro de cada género. Hay un empoderamiento en Millie desde que tiene «la mente» del Carnicero que es perturbador y sorprendente para casi todos. Más difícil la tiene la real Milie en el cuerpo del criminal, ya que le cuesta probar quién es. Hay romances de por medio en los que Landon aprovecha para seguir sobre este giro de roles sexuales. Y algo parecido pasa en algunos momentos más intensos del final, en los que las chicas deben tratar de demostrar que pueden más que el peligroso sujeto. Esa segunda mitad sigue los lineamientos más de la comedia adolescente que del thriller de asesino en serie y vira más aún para el lado del humor. Newton es efectiva en su rol pero el que se luce es el actor de VIVIENDO CON MI EX que suele trabajar en los dos subgéneros que la película mezcla, pasando de comedias disparatadas a thrillers violentos sin descanso. Aquí se ocupa más de su rol cómico y es una delicia verlo acostumbrarse a su nuevo cuerpo y darse cuenta de las cosas que puede o no hacer con él. Simpática, retro, con momentos muy graciosos y otros un tanto más convencionales, FREAKY logra adaptar la estética retro hasta nuestros tiempos y traer al menos parte de la magia del cine de John Hughes y de Wes Craven a estos tiempos política, social y culturalmente bastante distinto a aquellos a los que la película homenajea. Los mitos siguen siendo los mismos. La manera de lidiar con ellos es diferente.