El gato que juega con el éxito Es cierto que trasladar el personaje creado por Nik a la pantalla grande (el año pasado se lo llevó al teatro sin éxito) implicaba más de un riesgo porque su medio es la historieta. Sin embargo, la tarea comandada por Gustavo Cova llega a buen puerto con un producto pensado para los más chicos. En Gaturro 3D sobresale la animación, el diseño de los personajes y de los fondos, pero todo está potenciado por el ritmo vertiginoso y el sentido de aventura constante que los responsables eligieron para contar la historia del gato más holgazán, Gaturro (con voz de Mariano Chiesa) y su amada Agatha. En la película, el protagonista se convierte en una estrella de televisión y la fama lo lleva a alejarse de sus afectos, pero sus inseparables amigos lo ayudarán a encontrar el camino de vuelta y a reconquistar a su amada. Ahí es donde el film acierta, ya que en medio de su trama despliega referencias al film Misión imposible o La guerra de los mundos, persecuciones automivilísticas y un desenlace típico de telenovela, con un casamiento interrumpido a tiempo. En ese sentido, esta coproducción deja a su colega Garfield unos pasos atrás, ya que ostenta una concepción de animación digital que no da respiro y despliega detalles graciosos como la ceremonia de los premios Oscat (en alusión a los galardones de la Academia de Hollywood). Se destaca también la música de Eduardo Frigerio, Lolo Micucci y Federico San Maillan, que encuentra los matices necesarios para cada secuencia. Azoteas, romances contrariados, una villana de temer y objetos y personajes que vuelan hacia cámara para potenciar el efecto 3D.
Avance técnico, retroceso narrativo ¿La mitad del vaso lleno o vacío? ¿Qué priorizar a la hora de analizar esta incursión del popularísimo personaje de Nik en la pantalla grande? Es que al innegable salto de calidad en el terreno tecnológico -en comparación con, por ejemplo, Boogie, el aceitoso, también producida por Illusion Studios- se le opone un guión lleno de lugares comunes, reiteraciones y baches que dilapida buena parte de los hallazgos visuales. El balance, entonces, es un poco desfavorable, porque a un profesional del cine pueden satisfacerle los logros en la animación digital y los efectos 3D, pero a la familia que paga las entradas le interesa en principio que le cuenten una buena historia, que fluya con gracia y dinamismo. Y es aquí donde empiezan los problemas de Gaturro: ni los 6 guionistas aquí contratados (incluido el propio Nik) ni el script doctor (que no pudo "curar" al "enfermo") confunden ritmo con un vértigo desmedido (por momentos, casi lindante con el caos) y apelan a demasiados clisés, reiteran una y otra vez los mismos chistes, y salen de los atolladeros con las mismas fórmulas de siempre. Así, los 90 minutos del film se estiiiiiiiiiran como chicle y el encanto del personaje y de algunos gags genuinamente graciosos se derrite como un iceberg en pleno calentamiento global. El triángulo entre ese querible loser que es Gaturro, su amada (y algo despótica) Agatha y el "concheto" rival Max funciona bien al principio, pero luego el planteo se torna demasiado repetitivo y los apuntados agujeros (cráteres) intentan ser disimulados con musicales (como el del ratón/profesor de teatro Rat Pitt), persecuciones y otras situaciones que intentan "apurar" la trama. No es difícil advertir el intento de recuperar aquí el slapstick de los Looney Tunes y elementos reciclados de films como Los Increíbles, Transformers o Misión: Imposible, pero esos "homenajes" resultan el menor de los inconvenientes. La utilización de los efectos 3D son vistosos, pero al mismo tiempo caen en el regodeo, es como si los realizadores sintieran una compulsión por demostrarle al espectador que saben hacer las cosas bien y que tienen la tecnología necesaria. Resulta, así, la antítesis de los films de Pixar, que sólo apelan a ellos con fines dramáticos, cuando tienen algo que "contar". Algo similar ocurre con la música y el uso del sonido, siempre en primer plano y trabajados de manera obvia e intrusiva. A mí, semejante ametrallamiento de saltos, acordes y golpes me generaron un fuerte dolor de cabeza durante la visión del film. Sé que hacer una buena película de animación demanda mucho ;tiempo de elaboración, requiere de una gran inversión (dicen que costó 3,5 millones de dólares) y la participación de muchos artistas (aquí hasta se subcontrató a empresas de la India), pero justamente por eso hay que poner un mayor énfasis en el guión, aspecto clave para que después la narración -apoyada en la calidad técnica que ya existe en nuestro país- funcione como el espectador se merece.
Hay un lindo gatito El personaje de la historieta de Nik llegó a la pantalla grande con la forma de dibujo animado. El comienzo de Gaturro, la película impacta y entusiasma cuando la tridimensión acerca, hasta el choque en las narices del espectador, objetos y personajes: mariposas que saltan a la cara, hojitas que parecen caer en la fila anterior, cuerpos que se salen de la pantalla. La novedad exalta a chicos y grandes. En una presentación ágil y cantarina se ve a Gaturro -el famoso personaje creado por el ilustrador Nik, ahora en versión cinematográfica en 3D-, recorriendo la relación con su amada Agatha desde que eran niños, adelantando cuál será el tema central del filme: la conquista de la inasible gatita. El entusiasmo del arranque se frenará un poco cuando, ya comenzada la película, se ahonde en el “mundo Gaturrino” -sus amigos, su amor no correspondido-, para resurgir cuando aparezcan los humanos de la historia. Son ellos los dibujos más logrados y atractivos. Y es en su mundo donde la película adquiere ritmo y peso propio, especialmente cuando se mete en el mundo de la televisión, con sus urgencias y crueldades. Porque para lograr su ansiado objetivo, Gaturro intenta convertirse en un actor famoso. Este vaivén entre fluidez y ralentamiento se mantendrá en toda la película, cuyo nivel visual alcanza altos standares (coproducida por la argentina Illusion Studios, parte de la animación estuvo a cargo de la reconocida Toonz Entertainment, de la India). Algo poco habitual en la animación nacional. Donde mejor funciona la película es en las sutilezas, en los gags armados casi como cuadros de historieta. Por ejemplo, Gaturro pensando que está capacitado para actuar, al recordar su capacidad de poner “caras de yo no fui” cuando algún miembro de la familia con la que vive le reprocha pequeñas catástrofes cotidianas. O cuando imagina cómo debería ser el hombre de los sueños de Agatha. (Gaturro escalando al mejor estilo Tom Cruise en Misión Imposible , intentando triunfar en el Stand Up y demás). Es decir, cuando el director, Gustavo Cova (el mismo de Boogie, el aceitoso ) asume una narración cargada de ironía. Claro que, además, hay aventuras, números musicales e, incluso, moraleja: después de recorrer un largo camino, Gaturro entenderá que no necesita ser popular para ser querido.
Don Gato y su pandilla La nueva producción del estudio de animación argentino Illusion Studios, Gaturro (2010) tiene un elaborado y cuidado trabajo en la construcción formal del film, que en nada o muy poco lo diferencian de alguno de los productos de los grandes estudios de la meca del cine y que lo ponen en un lugar de privilegio dentro de las cinematografías del mundo. Gaturro está enamorado de una bella gatita que mucha bolilla no le da. Para conquistarla nuestro gato se presentará a un casting televisivo en donde hará de las suyas para convertirse en estrella y lograr que su amada termine casándose con él. En el medio de la historia una serie de personajes típicos ayudarán -y no tanto- a que Gaturro se salga con la suya. Basada en la historieta de Nick y con guión de él mismo junto a un equipo autoral, Gaturro funciona como un film naif plagado de bastante inocencia y es ahí en donde se produce la falla que le puede jugar en contra con el público adulto, a pesar de que hay algunos guiños para que no se queden afuera del cuento. Uno de los aciertos, en materia narrativa, que el film presenta, es el de evitar caer en el típico golpe bajo para provocar efectismo en el espectador. Un recurso facilista que muchas veces no termina sentándole a la historia y que no sirve en demasía. Inteligentemente los autores evitan caer en la sensiblería y se corren de ese lugar común. El mayor logro del film es todo lo que tiene que ver con lo visual. Dibujos realizados con los mayores adelantos técnicos y un equipo de “artesanos” de la animación que dieron lo mejor de sí para generar un producto de nivel internacional. Los efectos 3D nada tienen que envidiarle a Toy Story 3 (2010) o Alicia en el país de las maravillas (2010). Otro elemento que se cuidó al extremo es la utilización del sonido, que en la que recreación de cada elemento suena tan real como en una película de ficción. Para la banda de sonido se utilizaron canciones pop al mejor estilo Hannah Montana, melodías pegadizas y bailables compuestas por Eduardo Frigerio con las que el público infantil se sentirá inmediatamente identificado. Gaturro no tiene nada que envidiarle al cine americano e Illusion Studios tampoco. Sin duda, se armó un equipo de grandes profesionales con Gustavo Cova (Boogie, el aceitoso, 2009) piloteando una nave que merece como destino un amplio recorrido internacional. Gaturro es argentino y estamos orgullosos de que así sea.
Gaturro realmente muestra un gran profesionalismo y pone a la película en un nivel internacional por su realización. Además el trabajo que hicieron con el 3D, satisfacerá a la popu, como cuando un equipo de futbol hace juego a un toque. Eso es lo mejor que Gaturro brinda, y que los chicos saldrán contentos de haberla visto sin lugar a dudas. Por mi parte creo que los padres y los chicos más creciditos, se pueden llegar a aburrir, ya que la historia es muy infantil, y además el personaje de la gata, hace que sea inexplicable que Gaturro esté enamorado, ya que es super histérica e insoportable. Quizás hubiera sido bueno buscarle algunos guiños para los adultos y mantenerlos prendidos con la película. Pero dejando eso de lado, quien vaya un domingo por la tardecita con sus hijos, logrará tener una buena salida familiar, donde la película paga bien la entrada.
Gaturro es desde su realización la mejor película de animación que brindó el cine nacional en muchísimo tiempo. La productora Ilumination Studios presentó su trabajo más fino que claramente sienta un importante precedente en la historia de la animación argentina. El trabajo que hicieron con el sistema 3D es excelente y supera a unos cuantos estrenos internacionales de este género que pasaron por el cine en los últimos años. Acá los anteojitos no son de utilería. Realmente vivís la historia en tres dimensiones y toda la profundidad de los escenarios, más la acción y lo efectos visuales estuvieron muy bien trabajados. Es loco porque al aprovechar tan bien el 3D lograron darle vida de una manera especial al universo de ficción del querido gato del cómic. Si bien Gaturro siempre fue un robo a mano armada de Garfield, su creador Nik, logró darle identidad propia y convertirlo en un importante personaje de la historieta argentina, cuyos libros se convirtieron en un éxito de ventas internacional. La verdad que la película tiene poco que ver con el humor de Nik, ya que el film está claramente dirigido a los niños. De hecho, creo que apunta al mismo target que Tinkerbell, que es la franja de espectadores pequeños que más se van a divertir con la película. Para los mayores de 7 años la experiencia podría resultar diferente porque la historia es demasiado infantil. El punto más flojo que tiene la película de Gaturro reside en el guión. La historia no es graciosa ni divertida y salvo que tengas cinco años difícilmente te enganches con la trama. Creo que hubo demasiadas manos metidas en un guión que presenta un argumento sin gracia que no llegó a explotar el potencial del gato. Al lado de Gaturro los filmes de Campanita, que también presentan historias inocentes, parecen escritos por Christopher Nolan. Otro punto para resaltar son las voces de los personajes, donde se destacan principalmente Mariano Chiesa como Gaturro y Leto Dugatkin como Max, el gato garca que le complica las cosas al protagonista. Era todo un tema como podría sonar el personaje principal y la verdad que encontraron el tono de voz adecuado. En resumen, Gaturro es una buena película para los más chicos que presenta un gran trabajo de realización que merece ser destacado, ya que no todos los meses tenemos propuestas locales de este nivel.
Gaturro, una estrella de la televisión En la primera película argentina en 3D, el conocido personaje de Nik hace de todo por conquistar a Agatha Gaturro, esa mascota familiera y hogareña que hace las delicias de chicos y grandes, llegó ahora a la pantalla en 3 D para convertir esos trazos que Nik supo otorgar a ese felino de grandes mofletes y ojos pícaros a través de su hábil lápiz y de su indudable talento para describir aspectos del micromundo argentino, en un entretenido film. Aquí Gaturro trata de conquistar el corazón de Agatha, la gatita que transita por los techos mostrando su belleza y siendo admirada y deseada por todos. Sin esperanza alguna, el pobre gato buscará transformarse en alguien famoso, imbatible y valiente, para lograr que Agatha se fije en él; aunque ella, desde lo más profundo de su ser, sienta amor por Gaturro. Con el apoyo de sus amigos del barrio este personaje se convertirá, de pronto, en una estrella de la televisión al tener que reemplazar a un exitoso felino que permanentemente logra el suceso del público y que, por su fastuosa personalidad, queda fuera de los ojos de la cámara. ¿Cómo reemplazar a este astro que despierta tanta admiración? Pues allí está el travieso Gaturro que, en pos de conquistar el corazón de Agatha, ocupará ese lugar. Sin embargo esto produce un efecto indeseado al alejarlo de su vida cotidiana. La intervención televisiva se convierte en una serie de aventuras y desventuras en las que sus compañeros y su nuevo amigo, Rat Pitt, una rata inquieta y sagaz, lo ayudarán a descubrir el camino de vuelta a casa y un final feliz para él y para Agatha, celosa ahora de Gaturro y de las admiradoras que lo pretenden. Gaturro salta a la pantalla grande sobre la base de un sólido, divertido y entretenido guión en el que sus autores supieron adaptar las andanzas del personaje a una historia que tendrá ecos más que favorables en niños y mayores. Con una perfecta técnica de 3D (es el primer film nacional que se rodó mediante este sostén), con unos coloridos dibujos que encandilan tanto por sus primeros planos como por los alejados, el film logra atraer desde el principio al fin.
Gato encerrado El éxito y la vigencia de una historieta, sobre todo de humor, mal se explican por los argumentos de su factura plástica o del despliegue visual del que sea capaz en sus viñetas. Que sea original, habilite recursos gráficos o explore posibilidades para el relato son mejores argumentos que la flexibilidad para adaptarse a las nuevas maravillas de la técnica digital o el cine en 3D. Gaturro pasó al cine en tres dimensiones y en el afán por no cometer errores se desdibujó con la insistencia por ser todo lo que se espera de una película para el entretenimiento prelavado. Un gato encerrado en una caja maravillosa de efectos visuales, en todos los lugares comunes del cine de acción impermeable a los riesgos y secuencias que dejan la sensación de que las atravesamos mil veces, con poco espacio para la sorpresa y la poesía que suelen habitar al personaje cuando aparece en papel de diario. La aventura encuentra a Gaturro en un nuevo episodio de sus interminables intentos por conquistar a Agatha y ganarle la competencia a Max, el gato millonario que siempre termina por deslumbrarla. La primera media hora conquista todo el terreno que la segunda mitad confía a las fórmulas probadas y predecibles. Los personajes se instalan, atrapan, aprovechan el movimiento, sonido y dimensiones pero se diluyen en una sucesión de situaciones de comedia y acción que nunca terminan de traccionar el magnetismo hasta el final. Gaturro se quiere hacer famoso para que Agatha lo considere atractivo, hace un casting, se vuelve una estrella, encuentra un amigo ratón que se llama Rat Pit y lo entrena en el método actoral, aparecen un par de canciones para amenizar la espera, en el trayecto hace todos los desastres que esperamos que haga y reflexiona bastante menos sobre los humanos, el mundo y la vida de lo que suele hacer desde la contratapa de La Nación . Incluso así es adorable y con el carisma le alcanza para sobrevivir en la historieta sin fin, sostenida por un guión correcto pero insulso, iluminado por algunas ocurrencias que se deslizan en segundos planos pero sin el vigor necesario para insuflarle vida a un esquema que nunca intenta salirse de lo convenido.
Devaneos del amor felino Las últimas propuestas argentinas de animación digital habían dejado un gusto muy amargo en la boca, especialmente en todos aquellos que deseamos que alguna vez el género despegue y se afiance por estos horizontes aunque sea reproduciendo modelos foráneos (un mínimo de constancia alcanza y sobra). Obviando la desastrosa Plumíferos (2010) de Daniel De Felippo, los bienintencionados Norman Ruiz y Liliana Romero entregaron Martín Fierro (2007) y Cuentos de la selva (2010), dos obras fallidas, mientras que Gustavo Cova hizo lo propio con Boogie, el aceitoso (2009) y la presente Gaturro (2010). ¿Pero en qué estado nos encontramos exactamente? Se podría decir que superamos la prueba en lo que respecta al apartado formal, un nivel significativo que depende del presupuesto y la imaginación de los realizadores. Si bien Cova resulta tan anodino como en la malograda adaptación de la historieta de Roberto Fontanarrosa, aquí por lo menos levanta la puntería visual y ofrece un film prolijo que sustenta con eficacia la dialéctica entre fondos y personajes. Las penosas asimetrías que surgían al combinar dibujos tradicionales y CGI quedaron en el pasado, condenadas al baúl de los anacronismos fútiles. Como estamos hablando de una coproducción conviene señalar que la asistencia en esta oportunidad llegó vía México, de seguro la parte responsable de la armonía plástica de la película y su pedigrí apto para la exportación. La puesta en escena y la estructuración general de las tomas son los rasgos más sólidos de Gaturro; en una segunda línea se superponen su interesante amplitud cromática, la precisión de los movimientos y la profesionalidad de todos los actores involucrados (por suerte las voces mantienen el equilibrio y no nos topamos con las típicas desproporciones de los intérpretes locales). Sin embargo los éxitos no logran eclipsar la infinidad de problemas que arrastra el guión: ya viene siendo hora de que dejen de justificar los clichés más huecos y la ausencia de novedades con el asunto de que “nos dirigimos a niños chiquitos”, como si este argumento explicase la idiotez de los que estampan la firma (o quizás piensan que los verdaderos idiotas son los pequeños). El relato apenas si sigue el derrotero del protagonista en pos de volverse un gato televisivo para conquistar a su amor inalcanzable, una minina histérica llamada Agatha. La paupérrima creación de Nik se destaca sólo en materia de animación…
Si bien esta animación digital resignifica el personaje original de Nik, se trata del mejor trabajo del género realizado hasta la fecha en la Argentina. Está claro que nos referimos a films de orientación infantil, porque han existido algunos trabajos atrayentes dirigidos a público adulto realizados con técnicas mixtas, como Cóndor Crux, Martín Fierro y la excelente Boogie el aceitoso, seguramente la mejor obra nacional en este campo. Precisamente este film pertenece al mismo director de Gaturro, la película, Gustavo Cova, quien aquí redobla la apuesta en el aspecto visual y expresivo, ya que en Boogie había logrado una estética personal, potente, y a la vez sumamente fiel al personaje original de Fontanarrosa. En este caso se supera en algunos aspectos y no tanto en otros, pero la traslación a la pantalla grande de este felino doméstico tan popular es inmejorable técnicamente, de un óptimo nivel internacional. Precisamente en este punto hay que decir que la historia un Gaturro empecinado en conquistar a la gata de sus sueños, que se convierte en estrella de TV, y esa fama se le vuelve en contra, contiene –con el objeto de la comercialización del producto- un exceso de “neutralidad” en el lenguaje, la ambientación (demasiados carteles en inglés o spanglish) y en las características de los personajes humanos. También los admiradores del Gaturro original pueden no sentirse satisfechos, pero hay que tener en cuenta que Gaturro, la película está concebida en especial para niños pequeños. De todos modos nada desmerece una fenomenal y muy divertida realización, con acertados trabajos de voces, buenas canciones y algunos gags, situaciones y personajes (como el ratón Rat Pit) sumamente disfrutables.
Un amor con siete vidas. Gaturro se ganó un lugar en el mundo de la historieta desde la contratapa del diario La Nación. Su éxito, que tiene como base de sustentación a los niños, hacía inevitable que tarde o temprano llegara a la pantalla grande. Así funciona la implacable maquinaria de la industria cultural. Canibaliza los contenidos que tiene suceso, reciclándolos para sacarle el máximo provecho. Así es como el gatito, sensible y simpático, se agiganta en una historia que en el cine se suma a la moda del 3D. Entretenida, la película gira en torno a las desventuras que vive el felino en su desesperado intento por seducir a Aghata, su eterna enamorada. La historia, claro está, está matizada con las ironías que hicieron famosa al personaje nacido de la pluma inquieta del dibujante Nick. Lo mejor: la escena inicial, que repasa la vida de los protagonistas de la película.
Gaturro es un personaje de historieta creado por el dibujante Nik (Cristian Dzwonik) y cuyas historias cómicas se publican desde hace varios años en un matutino de la ciudad de Buenos Aires. Se trata de un gatito de color marrón con sus dos cachetes muy prominentes con apenas tres pelos de bigote en cada uno. Se comunica con sus amiguitos mediante el uso de la palabra, pero con los humanos sólo usa el pensamiento (quizá la telepatía que dicen que los gatos pueden manejar a voluntad). Desde hace un poco más de un año se comentaba en los medios cinematográficos argentinos que una historia de Gaturro llegaría a la pantalla cinematográfica, aunque las referencias eran de que estaría interpretada por actores en interrelación con dibujos de animé. Finalmente Gaturro llegó a las salas de cine, nada menos que las que proyectan con el nuevo sistema 3D, ya que la obra fue pensada y realizada directamente en este sistema y ese punto de partida hace que pueda aprovechar totalmente la nueva tecnología visual. El tratamiento estereoscópico se usó para los personajes y “las locaciones” y así el espectador puede ver mariposas multicolores que revolotean sobre la cabeza de quienes tiene sentados adelante, pajaritos que salen de la pantalla para cantar, objetos que son arrojados por los personajes y que parecen llegar a hasta las butacas. Todo gracias al uso de los anteojos especiales que proveen a la entrada de la sala. La historia que se ve, es quizá un poco simple pero llena de efectos que la hacen atractiva para el público tanto infantil como adulto. Gaturro está enamorado desde hace mucho tiempo de Aghata, una gatita un poco superficial pero que también está enamorada de él, aunque no quiere confesárselo ni a ella misma. La aparición para cortejarla de Max, un gato “cool” apurado por casarse con ella provocará que Gaturro haga cualquier cosa para superar a su contrincante amoroso. Y lo que hará será lograr participar de un casting para elegir a un “gato actor televisivo” y lo ganará y se convertirá en una rutilante estrella del firmamento del espectáculo. Aunque, como dice el refrán, la fama es puro cuento y pronto conocerá las dificultades de ser una “personalidad”. Hay en esta obra de animé un mensaje directo, en esta época de personalidades mediáticas con fama efímera, sobre las ambiciones de quienes quieren llegar a tener su “minuto de fama”. También hay un metamensaje complementario al mostrar simbolizado en gatitos que son llevados por sus dueños a audicionar. lo que sucede a diario en las castineras de Buenos Aires cuando se convoca a niños actores. Lo que queda de esta historia es el revalúo de sentimientos tales como el amor, la amistad y la lealtad. El director Gustavo Cova que realizara para la misma productora (Illusion Studios) también en animé “Boggie el Aceitoso” (2009), se ha preocupado que las voces de doblaje fueran las que cada espectador puede imaginar cuando lee la historieta en papel. Así Mariano Chiesa logra que Gaturro hable con la voz que todos esperan y se destaca Leandro "Leto" Dugatkin al componer al gato Max. También es para remarcar la labor de Paola Monchamp al interpretar a varios personajes. El doblaje se hace con un español neutro para evitar localismos, ya que esta obra será estrenada internacionalmente y se trata de una coproducción, aunque puede apreciarse un acento netamente de Buenos Aires en la mayoría de los personajes. La música, especialmente compuesta, es incidental, inductiva y también telonera, con alegres compases y estribillos pegadizos. Está pensada para todo público pero seguramente la disfrutarán mucho los niños a partir de los 3 años.
Gato por liebre El trabajo con la animación resulta más que correcto. Se advierte un cuidado en la forma que demuestra que hay posibilidades en el país para seguir desarrollando esta técnica, por lo menos con dignidad. Quizá tenga un concepto equivocado de Gaturro (debo decir que nunca he sido un seguidor de la tira humorística que publica La Nación) pero siempre lo percibí como una creación de Nik para desarrollar su mirada política. Una manera de exponer el sentido común más común a través de un comic relief que lee la coyuntura menos con la acidez de un observador inteligente que con la provocación de un adolescente. Su mismo nombre deja denotar una búsqueda facilista de la comicidad y un guiño adulto. El salto a la pantalla grande (y al 3D) de semejante personaje bucea por otros caminos intentando atrapar a un público familiar siguiendo una trama que desarrolla un típico culebrón televisivo. Gaturro, siempre obnubilado por el amor que siente por Agatha y que nunca se anima a expresar abiertamente, ve amenazada la relación ante la aparición de Max, un gato ganador, cool y seguro de sí. Para recuperar a su amada se convertirá en una estrella de televisión apoyado por su familia y sus amigos. Pero para conseguirlo se meterá en situaciones complicadas y (supuestamente) divertidas. El trabajo con la animación resulta más que correcto. Se advierte un cuidado en la forma que demuestra que hay posibilidades en el país para seguir desarrollando esta técnica, por lo menos con dignidad. Y hasta el doblaje es un punto a favor. Pero el problema evidente es el guión. Una historia remanida, predecible, hasta aburrida. Con algunos gags que cumplen su cometido pero poco más. Eso sí todo matizado con números musicales y canciones pegadizas porque así (se cree) hacemos un filme más fluido y encantador. Puros prejuicios o preconceptos que se notan hasta en esa cierta mirada antigua en la construcción de los personajes que parecen seguir sosteniendo, por ejemplo, a la histeria femenina tal como se la pensaba en el siglo pasado XIX. No sé si Gaturro conseguirá sumar nuevos adeptos, sobre todo en la franja etaria infantil, pero seguramente desorientará a sus antiguos seguidores.
Un simpático Gato para disfrutar en familia. Gaturro, el famoso personaje creado por el humorista gráfico argentino Nik en 1993, llega a la pantalla grande en un largometraje animado, en formato 3D, realizado por la productora de animación argentina Ilusión Studios, responsables de Boogie el aceitoso (2009), en colaboración con la productora mexicana Anima Estudios y Toonz Animation India. Cuenta la historia de Gaturro, que sueña con conquistar a la bella Agatha, una gata caprichosa que rechaza su amor una y otra vez. Con la ayuda del destino, sus amigos del barrio y la pequeña hija de la familia, Gaturro triunfa en un casting que lo lleva a convertirse en estrella de televisión. Un Súper Héroe con todos los acosos fotográficos y de fans que viven las súper estrellas de la teve, con romances inventados por una revista del espectáculo, símil Paparazzi pero para gatos. Los enredos de la fama lo alejan de sus afectos y sobre todo del cariño de Agatha. Pero con la ayuda de sus fieles compañeros y de su representante, el talentoso ratón Rat Pit, bastante parecido a Brad, logrará descubrir el camino de vuelta a casa tratando de encontrar un final feliz para su historia de amor. Mas allá de una pequeña historia, simpática… pero pequeña, “Gaturro “me sorprendió , realmente una peli para disfrutar junto a los más chicos. Una obra de arte de la animación. Este pseudo critico sabe lo que cuesta en horas hombre, en capacidad, creatividad y de diseño, lograr la iluminación que poseen los personajes, los background bien de barrio de Buenos Aires, la muy buena interpretación de los actores que hicieron la voces, con un 3”D” que suma muchísimo, y un sonido impecable. La obra se encuentra a la altura de las grandes producciones de animación del exterior, con un toque argento que no se pueden perder.
Historieta tridimensional Versión cinematográfica de Gaturro, la ya clásica historieta argentina creada por Nik, que se publica en diarios como La Nación y La Capital. El tema es la eterna lucha de Gaturro por conquistar a Agatha a pesar de ser torpe, descuidado y pobre, además de tener que competir con Max, un fino y millonario gato que también pretende a la gatita. Para lograr de una vez por todas su sueño, el protagonista decide adentrarse nada más y nada menos que en el estrambótico mundo de la televisión, donde llega a tener su propia serie en reemplazo del por entonces famoso gato/súper héroe Michú “Tick Cat”, convirtiéndose así en “Flea Cat” (el gato pulga), con lo que pretende lograr que Agatha lo admire y así se enamore de él y evitar una posible boda entre Max y su amada. Dentro del ambiente televisivo, conoce a “Rat Pit” una rata que aparenta ser un gran actor, bailarín y conocedor del show Business, pero que está en decadencia ya que su programa fue cancelado, este personaje será su mentor. Pero también tendrá otros inconvenientes como la dueña de Michú, que al ver su fama y fortuna escurrirse, enloquece y buscará de todos formas que su gato vuelva a ser estrella. Los demás personajes no aparecen mucho, la familia dueña del gatito tiene su participación y también los demás felinos de la pandilla. Con un buen mensaje para los más pequeños y no tanto. Sobre como es el mundo de la tv. Y como evitar que se “te suban los humos de fama” a la cabeza si algún día llegas a ser famoso. En fin una buena opción para llevar los chicos al cine y no aburrirse en el intento.
Lo más destacable de este film es la calidad de la animación con un gran trabajo en los fondos y los planos, y una excelente paleta de colores. El doblaje es correcto, y las voces que han elegido para los personajes de la historieta no molestan para nada, si bien al principio...
Hay gato encerrado Seguramente no cualquier tira cómica nacida en la gráfica, pueda correr la misma suerte cuando el personaje logre movimiento y voz en la pantalla grande. Sin duda Gaturro, era una de las figuras más esperadas por el público infantil y finalmente ha llegado su momento cinematográfico. Pero aunque uno quiera evitarlo por todos los medios, a los pocos minutos de comenzada la película, caemos en la odiosa comparación con otros recientes estrenos de animación, y sobre todo cuando comparamos con los de la factoría Pixar como "Up!" o "Toy Story 3" o la más cercana "Mi villano favorito". Lamentablemente, "Gaturro" presenta una historia demasiado precaria frente a sus compañeras de rubro e incluso en comparación con si misma. Si bien los efectos y la animación digital pueden estar a la altura de las expectativas, la falta de un guión atractivo y que mantenga un buen ritmo, hace que haya algunos momentos donde los pequeños en la platea (y mucho más los padres) comiencen a perder el interés en la historia. El equipo que armó el guión prefirió ir a lo seguro, apoyarse en algunos lugares comunes que animarse más a jugar con un humor más descabellado e irónico que Gaturro podría haber manejado perfectamente. El triángulo amoroso: Gaturro, su amada Agatha y el rival de apellido de la "high society" Max logran arrancar bien al inicio del film, pero juegan con situaciones que se reiteran como "loops" que terminan resolviéndose de la misma manera, para volver a empezar a los pocos minutos. Y como la trama se va enfriando, algunas situaciones algo forzosas (por ejemplo la escena del baño de Gaturro en la veterinaria es una de ellas) intentan dar velocidad a la película confundiendo al espectador en una especie de caos de algunos minutos para luego seguir navegando por el mismo hilo argumental. La falta de desarrollo de algunos personajes secundarios que pudiesen haber sido interesantes (el único destacable es Rat Pitt, al que continuamente se lo obliga a jugar la parte musical de la historia, rellenando con grandes lagunas de canciones que diluyen el hilo narrativo), el centrar la trama demasiado en una historia casi calcada de una novela de la tarde sumado a la falta una inteligente inclusión de los personajes "humanos" de la película, hace que "Gaturro, la película" sea un producto solamente disfrutable para los más chicos de la platea. Para justificar el 3D, la camara abusa del movimiento en 180 grados en muchas de las escenas, cosas que vuelan sin demasiado sentido y cualquier otra revolución tecnológica sería mejor saludada si un guión mucho más sólido la estuviese conteniendo. De todos modos, una pelicula de animación requiere de un exhaustivo trabajo en equipo y "Gaturro" logra imponer un producto digno aunque solamente interese por momentos y a la platea más menuda. Evidentemente el guión le puso los guantes y todos sabemos que gato con guantes....