De la mano del director de «Sweetheart» y «Stray» llega este jueves a las salas de cine una película sobre la amistad entre dos pilotos de élite, inspirada en hechos reales y basada en el best seller «Devotion», de Adam Makos. La Guerra Fría es el contexto temporal y espacial. Corren los años 50 y en Estados Unidos un escuadrón de aviadores de primer nivel entrena a diario para luchar contra Corea en una misión compleja. La película se centra en el vínculo que nace entre dos pilotos provenientes de mundos diferentes, Jesse Brown (Jonathan Majors), un aviador de color, excelente pero con la carga emocional de ser «el distinto» de su grupo y de la sociedad que lo rodea, y Tom Hudner (Glen Powell), un soldado impecable y condecorado. La película traza varias líneas: el conflicto bélico, los entrenamientos, los aviones de combate y sus dificultades. Por otro lado la amistad entre los dos aviadores protagonistas, los mundos distintos de donde vienen, sus deseos, y como tercera línea la biopic sobre el personaje de Jesse Brown, el primer afroamericano en volar para la Marina de los EE.UU y protagonista de la historia. «Historia de honor» cuya premiere mundial fue en el Festival de Toronto este año, tiene escenas de acción muy bien logradas y una trama sencilla y efectiva, pero con desenlaces demasiado obvios y previsibles que no puede sortear. El guión de Jake Crane y Jonathan Stewart no logra captar la atención y el interés del espectador, está plagado de frases hechas y clichés. Las actuaciones son estereotipadas, el protagónico de Jonathan Majors no resulta suficiente para sostener el peso dramático de las dos horas de duración del filme. Las decisiones de Dillard como director resultan correctas pero atadas a una fórmula demasiado conocidas por la audiencia. «Historia de honor» tiene ciertas escenas visualmente logradas para disfrutar en la gran pantalla, los rubros técnicos en general son de calidad, pero la dirección, el guión y las actuaciones no logran destaque alguno y transforman a la película en un ejemplar más de cine sobre héroes de guerra y superación, de lo cual ya se ha visto demasiado.
Con una puesta y estructura clásica, ya vista en muchas oportunidades, en el relato sobre el vínculo del primer piloto afroamericano de la marina estadounidense y su compañero , se destacan las actuaciones de Jonathan Majors y Glen Powell, como una dupla que trasciende la pantalla más allá de las piruetas con aviones, ofreciendo el costado más humano de hombres que supieron pensar su pasión más allá de cualquier ataque de los demás.
En 1950, cuando la Guerra Fría amenaza la paz internacional, dos jóvenes pilotos de diferentes mundos son aceptados en un escuadrón de élite para su entrenamiento: uno es Tom Hudner, un soldado impecable. El otro es Jesse Brown, un piloto ferozmente talentoso, que se convertiría en el primer afroamericano en volar en combate para la Marina de los Estados Unidos. Iniciados juntos en el escuadrón VF-32, Tom y Jesse son llevados al límite para convertirse en los mejores pilotos de combate. Dentro de la estrecha hermandad del escuadrón, Tom y Jesse forman una firme amistad; la cual se pondrá a prueba en el acalorado campo de batalla, cuando uno de ellos sea derribado tras las líneas enemigas. Tal la sinopsis argumental de esta producción. Basada en el libro homónimo de Adam Makos, que describe la amistad entre Jesse Brown (Jonathan Majors) y su compañero Tom Hudner (Glen Powell), la historia es trasladada a la pantalla por el director JD Dillard con mucho respeto pero sin suficiente profundidad dramática. Termina siendo una cáscara hueca de tropos de películas de guerra insulsos y golpeados que dejan al actor valerse por sí mismo con su interpretación del primer aviador negro en la historia de la Armada yankee. El filme tiene una duración de 140 minutos y se puede dividir en tres partes, las dos primeras
Dirigida por JD Dillard, se estrena una película de acción que se desarrolla en la década del 50´ en la Guerra de Corea. De qué se trata? 👉 Basada en hechos reales, relata la historia del primer aviador negro de la Marina de los EE. UU., Jesse Brown (Jonathan Majors), y la de Tom Hudner, (Glen Powell), otro piloto con el que al principio tiene una relación tirante, que luego se transforma en una gran amistad. El motivo de la desconfianza de Jesse hacia los demás radica en lo difícil que es para él lograr ser considerado de igual forma que sus colegas blancos. Jesse sufre maltrato y discriminación de algunos compañeros y hasta de la gente de su vecindario, y su gran refugio son su mujer Daisy (Christina Jackson) y su pequeña hija. A medida que pasan los días Tom se gana la confianza de Jesse y hasta conoce a su familia. Junto a otros pilotos se les asigna a ambos una peligrosa misión en Corea del Norte, pero antes pasan por Cannes. Esa es la porción grata del viaje, lo demás es puro desafío en una historia dramática que también habla de una amistad que cruza las barreras raciales y la superación. Lo Mejor 👉 Buenos momentos de acción y química de ambos protagonistas, además de conocer la vida de Brown, desconocida para muchos. Lo Peor 👉 Con el recuerdo fresco de "Top Gun: Maverick", es inevitable la comparación y este film posee un guion que lo ubica por debajo del primero, además de que le sobran algunos minutos.
Llega a nuestro cine una película que por su estreno y uno de los actores que tiene en el reparto, pareciera que se intenta colgar del éxito de Top Gun: Maverick. Pero, con el “gran” detalle, de que está inspirada en hechos reales. Así que, sin más preámbulos, veamos que resultó de Historia de honor. La historia sigue a un grupo de pilotos que se encuentran entrenando con un nuevo modelo de avión, mientras la Guerra Fría se desata. En ese momento son llamados, así que deberán ir a combatir sin tener aun total conocimiento de sus nuevos vehículos; y para colmo, nuestro protagonista debe sufrir los aun graves incidentes de racismo que debían padecer los soldados de color en dicha época. Inspirada en el caso real de Jesse Brown, Historia de honor supones que buscaba mostrarnos la trágica vida de dicha persona, quien tuvo que vencer no solo los complicados entrenamientos, sino los problemas raciales que parecieran nunca cambiar. Pero es que esta película está tan mal escrita, que, en lugar de hacernos de tomar conciencia, pareciera que nos quiere convencer para alistarnos en la fuerza aérea. Y esto lo decimos porque en realidad, salvo por lo que cuenta nuestro protagonista y DOS personajes, nunca vemos lo mal que la pasaba en su entrenamiento o en combate. De hecho, si podemos ver que el resto de sus compañeros, lo respetan y aprecian bastante, y que el propio ejército se encargó de darle una enorme casa a poca distancia de donde tenían la base de entrenamiento. Y ni hablemos de lo bien que le va en la vida, no solo con su familia, sino al conocer a celebridades de la época. Lo dicho, a enlistarse gente… Y para contarnos todo esto, Historia de honor se toma sus buenas dos horas y media de duración. Algo totalmente exagerado, y que tampoco se hace pasable cuando se lo dosifica con escenas de combate de aviones, porque apenas tenemos dos en todo el metraje. Demasiado poco para despertar al espectador. Por suerte, estas secuencias de combate están muy bien filmadas. Con un estilo similar a la ya citada Top Gun: Maverick, todo está claro, y siempre podemos ver de quién es el avión al que le están disparando. Y el cgi está bastante a la altura; algo de agradecer en una no superproducción. Otro punto a favor son las actuaciones. Jonathan Mayor es un buen actor, que de a poco se va solidificando en la industria; y si bien esta película no es la gran cosa, su actuación compensa cualquier conveniencia de guión que tiene su personaje. Mientras que su secundario, Glen Powell, lo hace bastante bien. Y es curioso que este mismo año hayamos visto a este actor en otra cinta de aviones, como en la multi nombrada Top Gun: Maverick. En conclusión, Historia de honor es una película mediocre. Con el paso de los días casi nadie se la va a acordar, salvo aquellos que fueron convencidos por el mensaje de la misma, y ahora ya pertenece a la armada norteamericana…
Para contar la historia del primer aviador afroamericano de la de la marina de EEUU, el director J. D. Dillar, hijo de un miembro de los “Blue Angels”, basándose en el libro de Adam Makos, no pudo o no quiso liberarse del “deber ser” moral que, como en este caso se reviste de compromiso emocional y estereotipos. Una película que recurre a clichés muchas veces utilizados en películas de guerra, pero que son dignas de una proyección Imax, con una historia de superación personal. Ser negro en una comunidad esencialmente de etnia blanca, con miembros que no disimulan su racismo, significa una soledad difícil pero también desafiante. En la historia de Jesse Brown, encarnado con mucha voluntad por Jonathan Majors, junto a Glen Powell. Su heroísmo y las hazañas durante la guerra de Corea quedaron para la historia. Los dos se encargaron de “domar” las dificultades de aterrizajes que tenían los aviones Vough F4U Corsair, y se transformaron en pilotos admirados.
Top Gun real. Basada en el libro de Adam Makos “Devotion: An Epic Story of Heroism, Friendship, and Sacrifice”, este filme de J.D. Dillard (que en 2019 realizara la discreta Sweetheart para la productora Blumhouse) nos relata la travesía de Jesse Brown y Tom Hudner, dos pilotos que fueron condecorados por las Fuerzas Armadas de EE.UU. durante la Guerra de Corea. Todo un reconocimiento, en particular para el primero ya que se trató del primer aviador naval afroamericano en la historia de ese país. Con Jonathan Majors y Glenn Powell, a quien vimos en Top Gun: Maverick (2022) en el rol del canchero piloto Hangman, estamos ante una biopic bélica donde las secuencias de acción nos hacen olvidar que estamos viendo un filme. Más bien parece un documental en el que los protagonistas le ponen cuerpo y alma a la hora de interpretar a los pilotos donde tenemos por detrás un excelente trabajo de los intérpretes que realmente parecieron haber hecho la tarea. Usualmente no soy fanático de los filmes del género bélico, pero esta es una excepción que vale la pena descubrir: la vi esperando otra cosa y en cambio me asombró por completo. Joe Jonas, actor y cantante de los Jonas Brothers, es otro que participa en el filme y su labor es correcta. Lo compararía con Justin Timberlake, es de esos intérpretes que vienen de otro palo aunque en su defensa puedo asegurar que te olvidás que lo son al momento de verlos frente a una cámara. Jonathan Majors es uno de los actores más prometedores y va a tener mucho trabajo por delante por parte de Marvel. Definitivamente por poco tiene un mejor desempeño que Glenn Powell, quien parece haber aprovechado lo aprendido con Tom Cruise en Top Gun: Maverick.
Uno de los géneros preferidos de Hollywood es el bélico. Y cada vez salen a la luz más historias que en su momento quedaron relegadas al olvido. «Historia de honor» es una de esas historias.
AMISTAD (Y RACISMO) EN EL AIRE Historia de honor representa un tipo de cine que parecería estar en retroceso hoy, una historia de amistad masculina en el marco de un conflicto bélico, más precisamente la Guerra de Corea allá por comienzos de la década de 1950. Claro, hay una trampa para que esto le interese a alguien en el Hollywood del presente: contar la historia de Jesse Brown, el primer piloto afroamericano en volar en combate para la Marina de los Estados Unidos. Por lo tanto, el film de J.D. Dillard se convierte a través de la intensa interpretación de Jonathan Majors en un relato de camaradería varonil, coraje militar y heroísmo, sí, pero sobre todo en un drama que señala el racismo y cómo Brown usó ese desprecio en contra como combustible para sus proezas aéreas, aunque a veces pareciera quedar atrapado en sus pensamientos y tormentos. La base del relato es la relación entre Brown y Tom Hudner (Glen Powell, que también apareció en Top Gun: Maverick, con el que este film comparte algunos detalles y cierta estructura del guion), un piloto igual de talentoso pero más riguroso en relación a los aprendizajes obtenidos en la Academia. Y ese es un conflicto basal aquí: la disputa moral entre quien se corre de las normas y quien las sigue a rajatabla. No es para nada ingenuo que quien siga las normas sea el blanco y quien las desprecie sea el negro: hay en esa decisión una determinación del que siempre estuvo sometido, romper con lo que se impone como norma es una actitud política. Y la película de Dillard, así como le sucede al mismo Brown, queda atrapada entre su voluntad de ser mucho más que un film sobre el racismo y los apuntes obvios y repetitivos sobre los padecimientos del protagonista. Lo que juega a favor de Historia de honor es que Dillard resulta bastante pudoroso, tanto para exhibir los padecimientos de sus personajes como para enarbolar un discurso heroico. En ese sentido su film es sumamente clásico, contenido en sus emociones y gestos, y apura sobre el final una serie de secuencias de acción muy bien resueltas, en las que los personajes dejan un poco de explicarse y avanzan desde las demostraciones de valor y lo actitudinal. Así el costado chauvinista de los relatos bélicos norteamericanos queda relegado, en pos de una historia concentrada en dos personajes que confrontan miradas y forjan una amistad de esas que trascienden el tiempo. Y eso en definitiva es lo más interesante de la película y lo que la conecta con algunos clásicos del género. Cuando Dillard se centra en eso, su película se vuelve vibrante y hasta un tanto melancólica; cuando no, gana el discurso y los momentos de actuación para el Oscar. Un dilema un poco insalvable y que parecen hinchar la película hasta los 140 minutos.
La Guerra de Corea se desarrolló entre 1950 y 1953. Aunque hoy todos conocen la división entre las dos Coreas, la guerra en sí misma, el primer gran conflicto bélico de La guerra fría es llamada por muchos como “La guerra olvidada”. Este nombre se centra, fundamentalmente, en lo poco que es mencionada en comparación con la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Vietnam y la poca atención que recibió en relación con la magnitud que tuvo. Se trató de un conflicto armado cruento con más de dos millones de personas muertas en esos tres años. Historia de honor (Devotion, 2022) cuenta, a su vez, una historia no tan conocida dentro de este conflicto no tan recordado. Los protagonistas son dos jóvenes pilotos muy diferentes entre sí que son aceptados en un escuadrón de élite para su entrenamiento. Uno de ellos es Tom Hudner, un soldado impecable. El otro es Jesse Brown, un piloto muy talentoso, que se convertiría en el primer afroamericano en volar en combate para la Marina de los Estados Unidos. Se trata de una historia real y el guión se basa en el libro de 2015 Devotion: An Epic Story of Heroism, Friendship, and Sacrifice, escrito por Adam Makos. Cómo es de imaginar en la historia conviven varias líneas argumentales. La del conflicto en general, la del escuadrón en particular y la de la amistad de los dos protagonistas como elemento central de una trama que también incluye, por supuesto, el tema del racismo. Aunque la película intenta mantener todas esas líneas, es muy posible que sea este último tema el que le haya dado luz verde a esta película con muchos puntos interesantes. Sus mejores aciertos los logra cuando muestra las dificultades y desafíos que enfrentan los pilotos incluso antes de entrar en combate. Pero al estrenarse en el mismo año que Top Gun: Maverick, se hace demasiado evidente la falta de nervio y rigor para hacer de las escenas de acción algo con la potencia y la autenticidad suficientes como para conmover. Es verdad que los aviones de esta historia no pueden ponerse en vuelo como los de la película con Tom Cruise, pero aún con los efectos visuales Historia de honor queda muy lejos de lograr el drama buscado. Lo demás es rutina, momentos esperables y un clasicismo que hace que la película se vea razonablemente bien, pero sin destacarse en ningún aspecto.