Película shampoo que se ríe de sí misma, dialogando con los tiempos que corren y valiéndose del talento de sus protagonistas para contar, una vez más, el clásico opuestos que se atraen en una travesía por un exótico destino.
La Ciudad Perdida es de esas películas que ves con una sonrisa dibujada en el rostro. Es inteligente, absurda, ingeniosa y la fotografía de República Dominicana es perfecta para la historia.
Es cierto que el calificativo “película de fórmula” suele acarrear una valoración negativa. Tan cierto como que hay mil films a los que ese rótulo les calza perfecto y son de buenas para arriba. La cuestión, entonces, no pasa tanto por apelar a una fórmula sino por incluir las dosis justas de cada ingrediente, como bien demuestra La ciudad perdida. Un poco de aventuras por aquí, otro tanto de romance por allá y una pizca de leyendas milenarias, todo cocinado al fuego lento de una tonalidad generalizada de comedia absurda, con plena conciencia de las virtudes y defectos de sus materiales. Tal es la receta aplicada por los hermanos Aaron y Adam Nee en esta historia que une los destinos de la escritora de una popular saga literaria con el modelo que pone el rostro del protagonista masculino en las tapas. Ella se llama Loretta (Sandra Bullock) y no atraviesa un buen momento creativo, con un hartazgo que se evidencia en el bloqueo para concluir la acción del último volumen. Para colmo, en la presentación pública la atención recae sobre Alan (Channing Tatum, pura tosquedad al servicio de la comedia), cuyos músculos torneados y gracia para los movimientos lo vuelven un objeto de deseo para la platea femenina. Tanto así que el muchacho piensa que ES el personaje y no apenas el rostro que lo ilustra. Pero apenas salen de la presentación Loretta es secuestrada por un millonario (Daniel Radcliffe) convencido de que el lenguaje antiguo y varias situaciones planteadas por ella en el papel son reales, por lo que la obligará a ponerse al servicio de la búsqueda de lo que él cree que es un tesoro milenario en una remota isla en el Atlántico. Como si quisiera consumar la sinergia con el personaje, Alan parte en su búsqueda para rescatarla, con la inestimable ayuda del especialista Jack Trainer (notable participación secundaria de Brad Pitt, cada día más afincado en el terreno cómico). La ciudad perdida podría haber sido uno de esos mastodontes cargados de escenas de acción y efectos especiales. Pero no. Los Nee proponen una historia de baja escala que, más allá del alguna subtrama vinculada con el pasado de Loretta y la previsibilidad de su desarrollo, deposita su confianza en sus protagonistas. Y ellos, además de aportar química, ponen todo su talento para hacer de sus cuerpos armas de enorme calibre humorístico.
Ya no se hacen películas como La ciudad perdida. En las últimas décadas, Hollywood dejó de lado la comedia romántica de aventuras con estrellas como protagonistas, al estilo de La joya del Nilo, un gran éxito de los 80. La fantasía para adultos dejó de ser rentable, dentro de un esquema industrial basado en los superhéroes y las franquicias. La ciudad perdida recupera esa tradición hollywoodense de la mejor manera, con una dupla protagónica que desborda carisma y belleza. Sandra Bullock y Channing Tatum tienen todo lo necesario para llevar adelante una historia de romance y aventuras, con una trama mínima que funciona como excusa para desplegar el talento cómico de ambos actores. Bullock interpreta a una escritora de novelas histórico-románticas, que está pasando por el duelo tras la muerte de su esposo y no tiene ganas de seguir escribiendo. Menos ganas tiene de hacer una gira promocional de su última novela. Su agente, interpretada por Da’Vine Joy Randolph, la empuja a realizar un evento promocional junto con Alan, el atractivo modelo de las portadas de su libro, encarnado por Tatum. Las aventuras de ficción se tornan reales cuando la escritora es secuestrada por un millonario delirante, interpretado por Daniel Radcliffe, que está en búsqueda de un tesoro y cree que ella puede ayudarlo a encontrarlo. La química entre Bullock y Tatum es perfecta, pero lo que es aún mejor es cómo ambos equilibran el ridículo suficiente para hacer reír al espectador, sin que sus personajes pierdan la dignidad o queden perdidos detrás de los chistes. Pocas estrellas pueden entregarse tan completamente a los tropiezos de todo tipo que requiere la comedia y mantener intacta la magia glamorosa que construyó Hollywood. Los grandes de la screwball comedy, como Katharine Hepburn y Cary Grant, fueron los maestros en ese arte; Bullock y Tatum son herederos dignos. Lo que se siente en falta son directores con una visión estética más sofisticada, como aquellos que trabajaban con Hepburn y Grant en la época de oro de Hollywood. Solo por momentos los directores Aaron y Adam Nee logran escapar a una estética estandarizada de la aventura en el cine actual, que se acerca más al videojuego que a una película de Indiana Jones, por elegir un referente con mayor potencia cinematográfica. Claro que la estética queda en un segundo plano detrás de la gran cantidad de muy buenos chistes, algo que se extraña en muchas comedias recientes, y el timing impecable del elenco que acompaña a los protagonistas. Brad Pitt y Daniel Radcliffe no solo están perfectos, sino que dan la impresión de estar divirtiéndose de verdad y lo contagian. Da’Vine Joy Randolph, que se destacó en Dolemite is My Name y la serie Only Murders in the Building, brilla con la comicidad perfecta en cada escena, pero merecería una subtrama que estuviera a la altura de su talento. La ciudad perdida es una prueba de que todavía se pueden hacer buenas películas que propongan un escape hacia una fantasía en la que lo que no se juega el destino del universo, sino la posibilidad del amor después del amor y de una vida más emocionante.
La selva consiguió su pequeño revival como escenario de aventuras a partir del éxito de la nueva saga Jumanji o de Jungle Cruise. La ciudad perdida aprovecha ese clima selvático en Hollywood, pero consigue desprenderse de las franquicias, cinematográfica de una y del juego de un parque de Disney en otra, para la ya infrecuente tarea de narrar andanzas originales. Los hermanos Adam y Aaron Nee (The Last Romantic y Band of Robbers) tampoco quieren inventar la pólvora en esta comedia romántica con personajes protagonistas de personalidades opuestas, tendencia que descollaba hace ya casi un siglo con Cary Grant y Katherine Hepburn. Sandra Bullock y Channing Tatum ocupan los roles de ellos en este cruce entre una escritora de novelas baratas con un marco histórico complejo, que atraviesa un bloqueo creativo tras haber enviudado, y un modelo, sin complejo alguno por ser cosificado todo el tiempo, que posa en la tapa de los libros de ella y es el máximo responsable del éxito comercial de las novelas. Aparece Daniel Radcliffe como villano Los protagonistas terminan en la selva tras el secuestro de ella que ordena un clásico billonario (prototípico villano millonario en cuya piel se divierte Daniel Radcliffe) convencido de que detrás de la última ficción de ella, inspirada en hallazgos arqueológicos del difunto marido de la novelista, se esconden las pistas para dar con una joya legendaria. Esta búsqueda del tesoro como excusa argumental del romance de aventuras remite enseguida a las efectivas parodias de Indiana Jones de mediados de los ochenta como En busca de la esmeralda perdida o Las minas del Rey Salomón. Los hermanos Nee no esquivan ninguno de los lugares comunes del cine de aquellos tiempos, pero les dan una mirada contemporánea, ya sea con el tono irónico para poner en pantalla grandes explosiones o al acomodar a los tiempos que corren los estereotipos de raza y género de antaño. Brad Pitt, instructor de yoga El mejor de los ejemplos aparece en pantalla con la participación especial de Brad Pitt, militar reconvertido en instructor de yoga, que apenas retomas las misiones especiales se desayuna que este mundo ya no tiene lugar para superhombres como él. La contracara es la subtrama inclusiva encastrada a la fuerza entre una editora negra (Da’Vine Joy Randolph) y su acompañante latino (Oscar Nuñez) que pretende lavar las culpas de meterse en la jungla con protagonistas acromáticos. El hallazgo de invertir los roles prototípicos del cine de aventuras funciona y Bullock consigue mostrarse empoderada aun corriendo por la selva en lo que ella define como un “enterito de brillantina” y tacos aguja. A pesar del vestuario selvático inconveniente de ella, Tatum es quien se saca la ropa cada dos por tres y requiere que lo salven todo el tiempo al punto de autopercibirse “una damisela en apuros”. El concepto de masculinidad del cine de aventuras se pone en crisis en La ciudad perdida y es el motor que mueve a la película entre el romance y la acción, siempre desde la distancia que impone la comedia. La falta de compromiso de los hermanos Nee a la hora de filmar en serio las escenas de acción se traslada también al plano romántico y eso afecta a la química entra Bullock y Tatum, que se lucen más con las payasadas que hacen por separado y no consiguen sacarse chispas cuando es necesario ponerle el moño a la película.
Llega a nuestro cine una película que quizás muchos no la teníamos en el radar a principio de año. Incluso tras ver el trailer, nos esperábamos lo peor; pero el resultado final, terminó sorprendiendo. Veamos de qué trata La ciudad perdida. La historia es bastante simple. Loretta es una escritora de novelas de amor y aventura, viuda de un arqueólogo bastante reconocido. Luego de ser secuestrada por un empresario para que rastree un tesoro perdido, todo el equipo que trabaja con Loretta intentará rescatarla, incluido el modelo de las portadas de los libros. Estamos ante la típica comedia romántica situada en un contexto de aventura, al más puro estilo Indiana Jones, pero con el romance dominando todo, y con la extrañeza de ver a una Sandra Bullock retornando a esta clase de películas, algo que no hacía hace tiempo. Y como dijimos, sin exigirle demasiado al proyecto, y pese a que se siente un poquito mayor para estos trotes, Bullock no parece haber perdido el toque. De hecho la química que tiene con ambos actores que intentan rescatarla (Channing Tatum y Brad Pitt) es impecable, y si son fans de la actriz, seguro les va a recordar a algún momento de su ya extensa carrera, cuando Bullock era el emblema de las producciones que giraban en torno al romance exagerado. Pero antes que nos malinterpreten, tampoco es que estamos diciendo que La ciudad perdida sea una joya del séptimo arte y candidata a Top 5 del 2022, no, ni de cerca. De hecho, estamos ante un film que funciona más que nada por la química y el buen hacer de sus actores; que pese a estar actuando de taquito sin esforzarse demasiado para salir de su zona de confort, logran sostener el film a base de carisma y algún que otro chiste bien ejecutado. Sí podríamos decir que los efectos especiales, para el tipo de película pochoclera y sin pretensiones que es, funcionan bastante bien. Ya tuvimos sobrados casos en otros géneros más taquilleros, que el CGI daba bastante vergüenza ajena. En conclusión, La ciudad perdida cumple lo que promete y ya. Va a hacerlos reír en un par de ocasiones, se van a terminar metiendo en la historia gracias a sus actores y ya. Tampoco pensamos que ni los responsables, o los espectadores, especularon con encontrarse con otra cosa en el cine.
Una comedia que reúne muchos buenos elementos para un entretenimiento bien logrado. Por un lado tiene un tono de aventura a lo Indiana Jones, pero con dos protagonistas que no tienen la más mínima idea de una aventura salvaje. Una escritora de novelas románticas con acción, que elabora el duelo por la pérdida de su marido, usa en la tapa de sus libros a un modelo creído de sí mismo con quien tiene una relación pésima. Ella supo ser una aplicada antropóloga por eso un millonario la secuestra para que le interpreta un mensaje del pasado y encontrar una joya de gran valor. Entre Sandra Bullock y Channing Tatum la química es perfecta, eligió muy bien ella que es productora del film y que consiguió también a Brad Pitt para un rol corto donde parece burlarse de los films de acción y puso como villano a Daniel Radcliffe. La Bullock se pasea en vestido de lentejuelas rosa en un entorno salvaje y Tatum es la imagen de la frustración cuando trata de parecerse al héroe de novela y solo recibe desencanto de la mujer que lo enamora. Un diálogo ágil en un guion escrito entre los directores, los hermanos Nee, Aaron y Adam, en conjunto con Oren Uziel y Dana Fox, que redondean las dosis exacta de delirio, acción, efectos y romance. Con una cuidadosa producción.
"La ciudad perdida", con Sandra Bullock: aventuras con humor Bullock interpreta a Loretta, frustrada escritora de una serie de novelas que combinan las aventuras con el erotismo para señoras. ¡Ah! La comedia mainstream… campo fértil en el que los frutos más exquisitos y los yuyos germinan con igual facilidad. Un territorio que suelen mirar desde arriba los que se paran en la colina de los géneros serios, los que creen que los comediantes son artistas de segunda, pero se olvidan que las más grandes leyendas del cine, Keaton y Chaplin, aún viven allá abajo. La ciudad perdida, dirigida por los hermanos Aaron y Adam Nee, no solo es ejemplo de una buena comedia mainstream, sino que además sirve para ilustrar el final del arco que realizan los y las comediantes para no ser subestimados. No hay en la actualidad mejor ejemplo que Sandra Bullock, su protagonista, para representar ese arco, que va de su gran popularidad como comediante al comienzo de su carrera, pasando por la búsqueda de prestigio (es decir: un Oscar) como actriz seria, para volver a protagonizar una comedia ligera, como esta, antes de anunciar su retiro de la actuación. No caben dudas de que el éxito de la comedia descansa en sus protagonistas mucho más que en los géneros dramáticos. Eso es porque el límite entre el humor y el ridículo es finísimo y no cualquiera camina con gracia por esa cuerda floja. Y en sus protagonistas se apoya con firmeza La ciudad perdida. No solo sobre Bullock, que interpreta a Loretta, la frustrada escritora de una serie de novelas que combinan las aventuras con el erotismo para señoras. También en su contrafigura, Channing Tatum, otro que debió dar la prueba de las películas serias antes de ser reconocido como un buen comediante. Él interpreta a un modelo que se hizo famoso representando al héroe en las tapas de los libros de Loretta. Los personajes parecen opuestos: ella, reciente viuda, con pretensiones intelectuales y llena de conflictos acerca de su oficio; él, poco cultivado y superficial, aparenta no ser más que una cara (y una figura) bonita. Aunque es una película de fórmulas, todas funcionan bien gracias a un guion ingenioso que, sin ser perfecto, no le da pausa ni al humor ni a la acción, en el contexto de una historia de aventuras ambientada en una exótica isla caribeña (sí, América latina sigue siendo un territorio exótico para Hollywood). Y Bullock y Tatum, más el valioso aporte de Daniel Radcliffe interpretando al villano cuyas ambiciones alteran la rutina de los protagonistas, se lucen, haciendo que la trama avance gratamente. Aunque nunca es conveniente dar demasiados detalles de la historia, es inevitable mencionar los enormes parentescos que es posible encontrar entre La ciudad perdida y otra comedia romántica de aventuras, hoy casi olvidada: Tras la esmeralda perdida (1984), peliculón de Robert Zemeckis con Michael Douglas, Kathleen Turner y Danny DeVito. Quienes la hayan visto no podrán dejar de notar las coincidencias entre ambas. Desde acá se recomienda evitar la tentación de las comparaciones, relajarse y disfrutar.
«La Ciudad Perdida» nos trae a Sandra Bullock y a Channing Tatum intentando sobrevivir en el medio de la jungla cuando, obviamente, ninguno tiene idea de lo que está haciendo. ¿Qué podría salir mal?
Reseña emitida al aire en la radio.
La impotencia reflexiva del Hollywood actual plasmada en un producto hecho a base de fórmulas mercantiles, que aseguran cierto éxito comercial y a su vez garantizan el fracaso artístico, de argumento descabellado, formalmente desmañado, con un guion repleto de gags trillados que se abren paso al ritmo de una aventura inverosímil e insustancial. Lo anterior es la descripción a grandes rasgos de La ciudad perdida, la nueva película de Aaron y Adam Nee, protagonizada por Sandra Bullock, Channing Tatum y Daniel Radcliffe, con una breve participación de Brad Pitt, cuyo papel es lo único realmente divertido, una presencia encantadora que empequeñece al resto del elenco y que justifica la entrada al cine. Sin embargo, es todo lo que la película tiene de malo lo que, de alguna manera, la ennoblece y la hace llevadera. Hollywood podrá tenernos hartos con sus productos fabricados para el consumo masivo, pero si hay algo que sabe, y que cada vez perfecciona más, es manejar la edición y el montaje, cuyo ritmo imparable hace que hasta el bodrio más acartonado y superficial funcione. La ciudad perdida cuenta con figuras estelares que se esfuerzan por ser graciosas y por impedir que la tenue llama de la trama se apague. Los directores intentan hacer una película de aventuras con romance, humor, misterio y acción, y con citas de otras películas clásicas del género, recreadas en planos sin el espesor cómico o dramático de sus referentes. Loretta (Sandra Bullock) es una escritora de bestsellers del género aventuras románticas, que se hizo famosa gracias al libro La ciudad perdida, en cuya portada aparece la imagen del atractivo Alan (Channing Tatum) personificando a Dash, el personaje principal de la novela que le permitió continuar con una exitosa saga. Loretta y Alan están promocionando el nuevo libro, asesorados por su manager Beth Hatten (Da’Vine Joy Randolph). Después de la entrevista en un programa de televisión, la autora es secuestrada por unos tipos cuyo excéntrico jefe, Abigail Fairfax (Daniel Radcliffe), quiere que Loretta le traduzca unos símbolos que figuran en su nueva novela porque son la clave para encontrar el tesoro de unos antiguos habitantes del lugar. Pero en ese intento de los directores por mezclar literatura y realidad, y pretender que de alguna manera Loretta y Alan empiecen a vivir una aventura romántica como la de los libros, es cuando la película patina un poco, ya que la intención no está del todo lograda. Alan recurre a la ayuda de su viejo entrenador Jack, interpretado por Brad Pitt, para rescatar a Loretta de los secuestradores. La participación de Pitt dura poco y el personaje de Tatum tiene que arreglárselas solo para salvar a la escritora, quien se encuentra en una isla perdida a punto de ser ejecutada. La ciudad perdida tiene un par de chistes efectivos y alguna que otra escena de acción que se destaca por el manejo del suspenso, y Bullock y Tatum tienen un momento logrado en el medio de un río con sanguijuelas, pero que carece de originalidad como para ser considerado destacable. Sin dudas, la película sobresale cuando el personaje de Brad Pitt entra en acción. Es tanto lo que le aporta la participación del actor que los directores vuelven a recurrir a él, sin ningún motivo lógico ni justificación, cuando ya todo está terminado.
Hay dos formas de enfrentarse a este texto audiovisual, como una parodia del genero de “comedia romántica de aventuras”, cuyos iconos perdurables son “En busca de la Esmeralda Perdida” (1984) y su segunda parte “La Joya del Nilo” (1985). O como una copia seria un tanto fallida de ambas. Es muy claro identificar a los personajes entre las originales y esta producción q
La ciudad perdida representa el bautismo de fuego en el cine mainstream hollywoodense de los hermanos Dee, una dupla de realizadores jóvenes que surgieron hace unos años en el circuito independiente. En el 2015 llamaron la atención de los grandes estudios con su segunda película Band of Robbers, que presentó una original adaptación moderna de Tom Sawyer dentro del género policial (Ver link). Esta transición para muchos cineastas entre las producciones de bajo presupuesto y los grandes blockbusters no siempre terminan con buenos resultados y la verdad que los hermanos Nee dejan una muy buena impresión. Actualmente trabajan en el regreso live action de He-Man para Netflix y por lo que se pudo ver en este estreno se encuentran más que capacitados para ofrecer buenas secuencias de acción y un producto entretenido bien realizado. El guión que tenga la nueva Masters of the Universe es otra historia. A diferencia de Band of Robbers que tomaba su influencia del cine de Wes Anderson en La ciudad perdida los Nee evocan el tipo de comedia de aventuras que eran populares en los años ´80. Más allá del inevitable recuerdo de Indiana Jones, el film toma su inspiración de la obra de Robert Zemeckis, Tras la esmeralda perdida, donde el antagonismo de la pareja protagónica jugaba un papel clave en la comedia. En este caso los realizadores supieron aprovechar el dominio de Sandra Bullock dentro del género, quien consigue formar una dupla muy sólida con Channing Tatum. El actor ya había demostrado en otros filmes que con un guión decente podía desenvolverse bien dentro de la comedia y en esta producción se potencia gracias a la química que tiene con la protagonista. Daniel Radcliffe a cargo de un villano grotesco y una participación especial muy divertida de Brad Pitt contribuyen a ofrecer una película muy amena que presenta un producto cuidado en de los aspectos técnicos. Dentro de su género resultó mucho más eficiente y satisfactoria que Jungle Cruise con The Rock que decaía notablemente después del primer acto. Los Nee tuvieron claro la clase de espectáculo que buscaban desarrollar y el film sin ser un título memorable consigue ofrecer un entretenimiento decente que está para tener en cuenta si buscan una propuesta de este tipo.
Hace poco Sandra Bullock anunció que se retira (seguro que de manera momentánea) de la actuación y es una lástima que sea con este film tan estúpido. Ojo, la película es lo que es y no lo camufla: una comedia delirante que rompe el verosímil. Por lo tanto, no hay engaño, pero no llega a ser consumo irónico. El problema es que no te hace reír salvo por un par de escenas en las cuales se luce Brad Pitt en un gran cameo. Está bueno que Hollywood se meta otra vez en el mundo de las novelas de romance “épico y exagerado” tal cual ocurrió hace casi 40 años con Romancing the stone (1984) y su secuela La joya del nilo (1985), pero esos films tenían cierto encanto que este estreno no posee: sus personajes. Aquí nunca nos enganchamos con las pobres morisquetas de Bullock o lo acartonado de Channing Tatum, ni con el querible Daniel Radcliffe. Ni vale la pena hablar de la puesta de los hermanos Dee en dirección, todo muy de Estudio, todo a manual. En definitiva, La ciudad perdida es una mala comedia que solo nos regala un buen momento en la genial filmografía de Brad Pitt.
El pasado jueves llegó a las salas de cine «La ciudad perdida», una película de humor protagonizada por Sandra Bullock que logra entretener al espectador y sorprende por su frescura y originalidad: es un delirio y se hace cargo de ello sin pretensiones. Bullock encarna a Loretta Sage, una escritora de novelas de romance cuyo personaje principal «Dash» (Channing Tatum) se ve envuelto en un sinfín de riesgos y desafíos de los que sale siempre ileso. Cómo en las novelas, la película relata la travesía que la escritora y Alan («Dash») se ven envueltos tras el secuestro de Loretta en manos de un excéntrico multimillonario (Daniel Radcliffe) que dice estar cerca de encontrar una antigua ciudad en una remota isla y necesita de la escritora para descifrar el lugar exacto donde este lugar se encontraría. El conflicto principal, escapar con vida de esa isla, se sortea con muchísimo humor, escenas de acción, un guión divertido y simple que cumple con lo que se propone: divertir al espectador durante sus dos horas de duración, algo nada sencillo. La historia totalmente disparatada es coherente dentro de su argumento y no busca un objetivo distinto al de entretener. Los personajes están muy bien delineados y dentro de sus estereotipos, cumplen con las expectativas. La elección del cast es muy atinada y la dupla Bullock – Tatum funciona en este tipo de producciones. Una divertida propuesta para toda la familia, para olvidarse de los dramas y pasar un buen rato.
UN ROMANCE PASAJERO Si la comedia romántica tuvo un momento de auge entre los ochenta y noventa, con películas notables como Cuando Harry conoció a Sally, Mujer bonita, Sintonía de amor, Cuatro bodas y un funeral, La boda de mi mejor amigo y Tienes un e-mail, ya hacia finales del Siglo XX y principios del nuevo milenio empezó a mostrar crecientes dificultades para trabajar los conflictos relacionados con el amor. Quizás fue el cambio de época -y habría que pensar cuál fue el rol que cumplió una serie bastante autoconsciente como Sex and the city-, pero el discurso que enunciaban estrellas como Julia Roberts o Meg Ryan ya no tenía el mismo impacto y no surgía un recambio a la altura. Por eso empezaron a aparecer películas que creaban premisas bastante enredadas como vehículos para adentrarse en lo romántico, porque ya no bastaba con los dilemas personales de los personajes. Ahí teníamos entonces a films como 27 bodas, Soltero en casa, Experta en bodas y La propuesta, donde no pesaba tanto el amor como la comedia de enredos, que muchas veces iba de la mano con reflexiones bastante superficiales y explícitas sobre los vínculos sentimentales. Producciones discretas, a lo sumo correctas, que por ahí cumplían una función de entretenimiento efímero pero que nunca sacudían al espectador. Pero esos años, vistos a la distancia, todavía garantizaban cierta vitalidad para el género, que parece estar al borde de la muerte en los últimos años: está en una situación casi similar a la del western, traficado entre otros moldes estéticos y narrativos, con obras relevantes que aparecen de vez en cuando, pero de forma muy aislada y sin la sistematicidad de antes. La larga introducción previa viene a cuento de que La ciudad perdida parece una película hecha hace casi veinte años, e incluso toma algunos elementos del siglo XX, pero nunca a fondo. Es esencialmente un vehículo hecho a la medida de sus protagonistas, como para que el espectador no vaya a ver la última comedia romántica, sino “la de Sandra Bullock y Channing Tatum”. Su disfraz claro y explícito es el género de aventuras, a partir de un relato centrado en Loretta (Bullock), una escritora de novelas románticas que es totalmente introvertida y solitaria, pero que debe aceptar, a regañadientes, ir en una gira para promocionar su libro junto a Alan (Tatum), su modelo de portada. Cuando ella es secuestrada por un excéntrico millonario (Daniel Radcliffe) que quiere que la ayude a encontrar un tesoro, todo quedará servido para una odisea en la jungla, que implicará tanto una huida como una búsqueda, además del romanticismo inesperado. Si el molde que provee la aventura con algo de autoconsciencia del artificio puede ser productivo y potenciar lo romántico, lo cierto es que en La ciudad perdida ambas vertientes solo consiguen hacer sistema de a ratos. El film de Aaron y Adam Nee tiene algunos hallazgos en situaciones cómicas puntuales, además del diseño de algunos personajes de reparto -la relación que entabla la representante de Loretta con un piloto es bastante divertida-, pero no despliega muchos recursos más allá del carisma y la capacidad cómica de la pareja protagónica. Y, principalmente, le cuesta entregarse por completo al movimiento que suelen proponer materialidades genéricas que aborda: casi todo, desde el sentido de los descubrimientos históricos hasta la atracción amorosa, es explicado concienzudamente, como si el espectador no pudiera entenderlo de otra forma. Por eso, La ciudad perdida, por más que amague con dejarse llevar por un relato que promete sensibilidades ligadas con el cine clásico, termina conformándose con ser una película apenas correcta, que entretiene levemente, aunque nunca toma riesgos, lo cual la lleva a ser tan prolija como poco emocionante.
Hay algo de "Tras la esmeralda perdida" (aquel éxito de los 80 que lanzó la carrera de Robert Zemeckis antes de "Volver al Futuro") en este film donde una novelista (gran trabajo de Bullock) se encuentra en medio de una aventura de acción totalmente inesperada, al tiempo que se cruza con un aventurero valiente, atractivo y con no demasiadas luces. Toda la película es una humorada amable que, al mismo tiempo que construye la comedia romántica, despliega algo así como una parodia o -está de moda el término, pero aquí aplicadeconstrucción de los lugares comunes de las películas del género. El plus radica en que Bullock y Tatum son buenísimos en serio y tienen el tono justo para que la película funcione y podamos reírnos de los clichés saturados ex profeso a medida que la película avanza. Un par de cameos, además, le dan sazón a una rareza: una película amable y una aventura más bien adulta.
Dirigida por Aaron y Adam Nee, y con el guion de su autoría más la colaboración de Oren Uziel y Dana Fox, "La Ciudad Perdida" es una película que consigue lo que se propone de principio a fin: entretener. El elenco es otro plus, súper carismático, y con química genuina. Loretta Sage (Sandra Bullock) es una exitosa escritora de novelas románticas cansada de su oficio y angustiada por la muerte de su marido. En la presentación de su último libro aparece el héroe de sus historias, Dash McMahon quien en realidad es el modelo de portada Alan Caprison (Channing Tatum). Al finalizar el evento Loretta es secuestrada por el millonario Abigail Fairfax (Daniel Radcliffe) para que ésta descifre un mapa que conduce a un tesoro escondido que anhela encontrar antes de que un volcán entre en erupción... Con el afán de ayudarla, y secretamente enamorado de la dama en cuestión, Alan consigue la ayuda del Ex-Marine, Jack Trainer (un desopilante Brad Pitt) a quien quiere emular sin conseguirlo. Se destacan en escenas de humor brillantes la Editora de la protagonista, Beth Hatten (Da'Vine Joy Randolph) y la community manager Allison (Patti Harrison). Visualmente atractiva, "La Ciudad Perdida" transita romance, aventura, actuaciones convincentes y momentos de diversión con una cierta similitud a las viejas sagas de "Indiana Jones" y "La Momia" y "Jungle Cruise" por mencionar una más reciente. Si te gusta el género, lo vas a pasar muy bien.
La Ciudad perdida es un filme que repite todos los clichés del cine de aventura, que no trae nada nuevo al género, aún así funciona, es entretenida y bastante graciosa, el público la disfrutan una escena que no entretenga. La crítica completa radial en el link
Loretta Sage (Sandra Bullock) es una escritora famosa , autora de una serie de novelas románticas en las que se su personaje central es una paleontóloga que se pasa el tiempo descubriendo secretos de carácter mítico y que en sus investigaciones, es secundada por un aventurero de gran físico, melena rubia, musculoso y galante. La autora está un poco harta de escribir estos libros y sabe que no son gran cosa, pero el negocio editorial no se puede detener y con poca convicción participa de las giras de promoción que le organizan. La agente de prensa que tiene claro que su representada está podrida de todo ese show le agrega a la presentación un ingrediente extra que es la presencia de Alan (Channing Tatum), el modelo de las portadas de los libros. Con eso se asegura que las lectoras de los libros alimenten su fantasía de ver a la pareja y todo el asunto sea un éxito. La película empieza justamente con la presentación del último libro de Loretta y vemos que Alan, el modelo vistoso de las tapas de los libros está enamorado de ella y un poco se cree el personaje que representa aunque no tiene realmente ninguna habilidad. A la salida de esa presentación, donde tanto Bullock como Tatum despliegan sus dotes para la comedia, la escritora es secuestrada. El autor del secuestro es nada menos que Fairfax (Daniel Radclife), un multimillonario heredero de una conglomerado mediático que al ser desplazado por su hermano en los negocios familiares se dedica a darle rienda suelta a sus ansias de aventuras y quiere encontrar la ciudad que en su último libro, descubre Loretta. Las novelas de Loretta tienen mucho de erotismo soft y algo de información real, porque la autora fue efectivamente investigadora de esas cuestiones en el pasado. Una vez secuestrada, la representante y el modelo de la tapa de los libros acuden a un experto en rescates de gente secuestrada, es decir una versión real del personaje de Tatum. Y allí entra en escena Brad Pitt. La ciudad perdida es una comedia de aventuras pensada para todo público y que aprovecha el carisma y las virtudes de su elenco para entretener durante casi dos horas que dura. Se nota que el equipo se divirtió filmando en paisajes paradisíacos mientras contaban esta aventura liviana, que es muy posible que los espectadores olviden mientras comen pizza a la salida de la sala o mientras recorren los pasillos del complejo donde esté la sala en la que la vean, pero que seguro disfrutarán porque la película tiene presente que la comedia de aventuras tiene que hacer pasar bien al público por el precio de una entrada. LA CIUDAD PERDIDA The Lost City. Estados Unidos, 2022. Dirección: Aaron Nee y Adam Nee. Intérpretes: Sandra Bullock, Channing Tatum, Daniel Radcliffe, Brad Pitt, Oscar Nuñez, Da’Vine Joy Randolph, Patti Harrison, Raymond Lee, Bowen Yang, Joan Pringle, Héctor Aníbal, Sli Lewis, Adam Nee, Omar Patin y Marcy Jarreau. Guion: Dana Fox, Oren Uziel, Adam Nee y Aaron Nee. Música: Pinar Toprak. Fotografía: Jonathan Sela. Distribuidora: UIP (Paramount). Duración: 112 minutos.
Aventuras selváticas para hacernos reír e imperfecciones del género en reparto estelar. Sandra Bullock y Chaning Tatum encabezan esta comedia romántica, coprotagonizada por Daniel Radcliffe y un Brad Pitt que aparece en contadísimas escenas, retornando a la gran pantalla tres años después de su consagratorio rol bajo la lente de Quentin Tarantino. Recordando a títulos referentes como “La Joya del Nilo” (1984) o “Jungle Cruise” (2021) , “La Ciudad Perdida” nos trae un contraste de personalidades y situaciones. Dirigida por Aaron y Adam Nee («Band of Robbers», «The Last Romantic»), exprime las opciones de un guion que se burla de las convenciones. Quienes hayan visto el trailer, probablemente hayan agotado parte de la sorpresa. No obstante, la zona geográfica intrigante rebosa aires de peligro y nos hace entrar en juego. El absurdo y el patetismo son poderosas herramientas para una película que sabe de sus limitaciones. Sin tomarse a sí misma demasiado en serio.
Critica emitida en radio. Escuchar en link.
En abril se estrenó «La ciudad perdida», película protagonizada por Sandra Bullock y Channing Tatum, donde la actriz interpreta a la escritora Loretta Sage, que ha lanzado una serie de novelas románticas de aventuras muy exitosas, pero que luego de la muerte de su marido tiene problemas para continuarlas. Presionada por la editora, logra hacerlo. Durante la gira promocional se encuentra con Alan (Tatum), el modelo que personifica al aventurero de los libros. A pesar de que no se llevan demasiado bien, su presencia funciona para conquistar al público femenino. Luego de presentar el estreno, Loretta es secuestrada por un excéntrico millonario (Daniel Radcliffe), con la intención de que la guíe hasta al tesoro de la antigua ciudad perdida sobre el cual gira su último relato. Para salvarla y demostrar que también es un héroe de la vida real, Alan buscará rescatarla. Tomando ciertos elementos de «Tras la Esmeralda Perdida» (1984) o las películas de Indiana Jones, «La ciudad perdida» nos ofrece una historia de aventuras, acción y romance, con un humor ridículo que funciona durante la mayor parte del tiempo. Sandra Bullock y Channing Tatum son un gran acierto para un film cuya historia es bastante sencilla, y por momentos predecible, ya que presentan una buena química en conjunto y tienen un gran timing para la comedia. Logran llevar a buen puerto ese guion absurdo con algunas situaciones hilarantes y que se ríe de sí mismo y de los lugares comunes en los que suelen caer este tipo de largometrajes. A esta dupla protagónica se le suma Brad Pitt con un personaje bastante peculiar que viene a personificar al héroe y entra en competencia con Tatum, dejándolo completamente en ridículo; Daniel Radcliffe que a pesar de encontrarse bien en el papel interpreta a un villano medio caricaturesco y sobreactuado; y Da’Vine Joy Randolph («Dolemite is My Name», «Only Murders in the Building»), cuyo personaje está un poco desaprovechado, aunque cada intervención que tiene es muy graciosa. La puesta en escena podría haber sido un poco más despampanante, como acostumbramos a ver en este tipo de películas, donde el despliegue de producción es impactante, pero de todas maneras es funcional para esta historia contenida que no busca grandilocuencias. Quizás por momentos el film abusa de la sobreexplicación, marcando una tendencia que viene en ascenso en los blockbusters contemporáneos, sumado a que la resolución o la búsqueda de los protagonistas termina siendo bastante trillada e incluso cursi. En síntesis, «La ciudad perdida» es una divertida película de aventuras, acción y romance que funciona gracias a su dúo protagónico que no solo tiene una buena química sino que también saben cómo llevar adelante esta comedia absurda. Tal vez se podría haber hecho un mejor trabajo visual, explicado menos y no ser tan previsible en cuanto a la relación entre los protagonistas, pero de todas maneras logra hacernos pasar un momento más que agradable y entretenido.
La revancha de la comedia de aventuras Desde el planteo de la trama hasta la estética, “La ciudad perdida” parece una película que atrasa. ¿Una comedia romántica de aventuras? ¿En serio? ¿Como aquellas de los años 80, como “Tras la esmeralda perdida”, con Michael Douglas y Kathleen Turner? Hace tiempo que Hollywood dejó de apostar a las comedias livianas, y mucho menos a las románticas o de aventuras. Hace décadas que estas películas no son rentables (encima sus estrellas protagonistas son “caras”), y en el terreno del cine mainstream fueron reemplazadas por las sagas literarias y los superhéroes. Por eso “La ciudad perdida” es una rara avis, y aún con sus fórmulas de manual y sus flojeras, se siente como una especie de revancha. La película dirigida por los hermanos Aaron y Adam Nee (“Band Of Robbers”) tiene para empezar una dupla ganchera de actores populares: Sandra Bullock y Channing Tatum (de hecho, contra todos los pronósticos, la comedia funcionó muy bien en la taquilla de EEUU). Bullock interpreta a Loretta, una exitosa autora de novelas histórico-románticas que no está pasando por un buen momento: hace años está de duelo por la muerte de su esposo y no quiere saber nada con hacer una gira promocional para presentar su última novela. Y él es Adam, un galán musculoso y superficial que es el modelo de todas las portadas de los libros de Loretta. Cuando la escritora es secuestrada por un millonario delirante que pretende encontrar un tesoro oculto (sí, es una comedia), los protagonistas van a terminar involucrados en una aventura de búsqueda y rescate en una isla del Caribe, una aventura muy parecida a las que ella describe en sus novelas. El comienzo de “La ciudad perdida” es algo incómodo y forzado, pero la película empieza a fluir de a poco con un gran timing en la combinación de humor y acción. La fórmula de los personajes opuestos funciona: ella tiene una gran formación intelectual y reniega de sus novelas cursis, él parece sólo un cuerpo bonito y está desesperado por que lo tomen en serio. A esto se suma una inversión de roles (muy a tono con los tiempos que corren): ella se muestra muy empoderada y segura corriendo con tacos en medio de la selva, mientras él huye y grita al menor peligro. Este juego constante entre los protagonistas disimula (un poco) la falta de química sexual que hay entre Bullock y Tatum (pequeño detalle), y también ciertos baches en el guión que restan a la narración. A favor hay que decir que la película se guarda dos personajes secundarios de lujo. Daniel Radcliffe no decepciona en el papel de un villano de caricatura, aunque es superado ampliamente por Brad Pitt, que interpreta a un ex militar convertido en profesor de yoga. Necesitamos más a Brad Pitt en el terreno de las comedias. Y necesitamos más comedias también, aunque no sean perfectas.
La ciudad perdida tiene el encanto de las películas que conocen la tradición de género. Y dentro de ese género, una fórmula fácil de reconocer. Dos personajes muy diferentes que quedan unidos por una gran aventura, en una tensión sexual que también tiene mucho humor y varias buenas escenas de acción. No se trata de ser experto en la historia del cine para disfrutarla, sino en que toda esa historia es lo que permite construir una película fácil de disfrutar por los espectadores. Los mismos que no irían a ver un clásico, sí disfrutarán de esta película de aventuras. Loretta Sage (Sandra Bullock) es una malhumorada escritora de exitosas novelas románticas que está realizando la gira de promoción de su libro. La acompaña en la presentación el modelo de portada de sus libros, Alan (Channing Tatum) quien le pone rostro y cuerpo a Dash, el protagonista de las novelas de la escritora. Quienes recuerden esas portadas imaginarán la imagen del modelo. La presentación sale mal y Loretta no tiene mucho cariño por Alan, que finalmente es el centro de atención de todas las fans. Entonces ocurre algo inesperado. Loretta es secuestrada por Fairfax (Daniel Radcliffe), un multimillonario excéntrico. La aventura se desata cuando Alan, creído de su personaje, decide ir a rescatarla sin importar las consecuencias. Para lograr su misión pedirá ayuda a un aventurero llamado Jack Trainer (Brad Pitt) que lo guiará por la selva donde está la escritora. La ciudad perdida es una película con estrellas al uso del cine clásico. Sandra Bullock, Channing Tatum, Daniel Radcliffe y Brad Pitt. Para los que hayan vivido la década del ochenta, la similitud más evidente es con Tras la esmeralda perdida (Romancing at the Stone, 1984) dirigida por Robert Zemeckis y protagonizada por Michael Douglas y Kathleen Turner. En La ciudad perdida hay evidentes citas y homenajes, pero lo importante es que ambas películas siguen la tradición de la comedia romántica de enredos dentro del cine de aventuras. Un género exitoso a lo largo de las décadas. Un clásico fundacional es, por ejemplo, La reina africana (The African Queen, 1952) de John Huston, con Humphrey Bogart y Katharine Hepburn. Hace poco se estrenó una especie de remake de La reina africana es Jungle Cruise (2021) de Jaume Collet-Serra, con Dwayne Johnson y Emily Blunt. La química entre los protagonistas es la clave para que todo lo demás funcione. Sandra Bullock y Channing Tatum tienen un timing para la comedia que es indiscutible. Pero es todo un hallazgo tener a Daniel Radcliffe, el mismísimo Harry Potter, haciendo de villano. Y el bonus track es la presencia de Brad Pitt como un aventurero de pelo largo que parece una parodia de los aventureros galanes. La generosa participación de Brad Pitt en la película recibió a su vez la visita de los protagonistas de La ciudad perdida en su último film, Tren bala. El viejo Hollywood traído para el público actual. Pura simpatía y encanto cinematográfico.