El amor en tiempos de friendzone. Cuando de transposiciones se trata, nada parecería más complicado que llevar a la pantalla grande una novela escrita en forma de extractos de mensajes de texto, emails y otras formas de comunicación del siglo XXI, que intenta contar una historia romántica sobre el encuentro y desencuentro amorosos de dos amigos de la infancia a través de los años. Pero nada de eso pareció intimidar al alemán Chistian Ditter, quien se embarca en su primer largometraje en inglés con Los Imprevistos del Amor (Love, Rosie, 2014). Se trata de una adaptación cinematográfica de la novela Donde Termina el Arcoiris (Where Rainbows End, 2004), de la irlandesa Cecelia Ahern, y cuenta la historia de Rosie y Alex, dos amigos de toda la vida que parecieran predestinados a ser algo más que amigos, por más que el destino esté empecinado en separarlos a puro embarazo inesperado, estudios universitarios transcontinentales, terceros en discordia, cartas sin destinatario y un sinfín de contratiempos que el guión de Juliette Towhidi acumula de forma un tanto caprichosa siempre que la historia necesita un golpe de timón para seguir avanzando. Lilly Collins -hija de Phil Collins- interpreta a Rossie Dunn y soporta con gracia el peso del papel protagónico, haciendo gala de un aceptable histrionismo y aprovecha ese aire a una joven Audrey Hepburn para formar parte del saldo positivo de un film que seguramente hará las delicias de todas las quinciañeras sedientas de historias rosas, pero no tiene otro atractivo para ofrecer al resto de los grupos etarios. Prueba cabal de este tufillo teen se puede encontrar en una banda sonora conformada por temas de Beyoncé, Kate Nash, KT Tunstall, Lilly Allen y otros similares dentro del mismo espectro: una oda musical a la parcialidad femenina de esa generación conocida como “millennials”. Alex -el interés amoroso en cuestión- es interpretado por Sam Caflin, un británico que parece el híbrido perfecto entre Hugh Grant y Chistopher Reeve, y no mucho más para contarles. Alex sufre el típico caso de “friendzone”, definición acuñada en el ultimo tiempo por la gente joven para representar aquella situación donde alguien se hace tan amigo/ a de su amiga/ o del sexo opuesto, que cualquier posibilidad de pasar a ser algo más serio corre mucho peligro de nunca concretarse. Y si se preguntan acaso si esta romcom -apócope cariñoso de "comedia romántica"- tendrá un final feliz o no, lo único que puedo decirles es que vean el poster con que el film se estrena en nuestro país. Uno de los más grandes spoilers que seguramente veremos en este apenas comenzado 2015.
Mucho equívoco y pocas nueces. Los Imprevistos del Amor (Love, Rosie, 2014) es una comedia romántica coproducida por Inglaterra y Alemania que narra la historia de una pareja, Rosie y Alex, que debido a ciertos desencuentros deambula en una tensión entre la amistad y la relación amorosa. El guión de Juliette Towhidi está basado en la historia Where the Rainbows End (2004) de la escritora irlandesa de best sellers románticos, Cecelia Ahern. La historia del film le debe mucho a la película La Boda de mi Mejor Amigo (My Best Friend's Wedding, 1997), otra comedia romántica intrascendente protagonizada por Julia Roberts y dirigida por P.J. Hogan. Siguiendo la misma temática, Los Imprevistos del Amor intenta proponer un relato amoroso entre dos amigos que crecieron juntos pero nunca se confesaron sus sentimientos. Al graduarse, Alex se va a estudiar medicina a Estados Unidos y comienza una vida alrededor de la clase alta snob de Boston mientras que Rosie queda embarazada en una situación tragicómica y decide conservar al bebé y trabajar para mantenerlo, posponiendo sus sueños de estudiar administración hotelera en Estados Unidos. Ambos vuelven a reunirse cuando Alex se entera que Rosie le ha ocultado el embarazo y allí ambos comienzan a sentir que la vida los ha separado. La película dirigida por Christian Ditter, un director menor de películas infantiles, busca adaptar la historia de Ahern, plagada de diálogos mediatizados por las nuevas tecnologías de comunicación, y lo logra con cierto éxito, pero ni el texto original de la escritora de origen irlandés ni el guión de Towhidi consiguen escapar al carácter anodino e incluso inverosímil de la propuesta. La dirección de Ditter tampoco logra construir una tensión entre las idiosincrasias de los ingleses y los norteamericanos, lo que causa una homogeneización artificial que hunde aún más al opus en un fango del que con cada manotazo se sumerge más. Debido a todas estas características, Los Imprevistos del Amor se encierra en la estructura estereotipada de las comedias románticas basadas en la separación y el reencuentro de la pareja protagonista con personajes coloridos alrededor. El caparazón de esta estructura no protege a la película de sus deslucidos diálogos y de las situaciones jocosas fallidas, desarrollando los vericuetos de la típica comedia romántica sin asomar la cabeza para comprender que el resultado es trivial y la inocencia de los personajes es el corolario de una falta de profundidad que marca toda la película. Así, el amor sigue su camino y los imprevistos pasan de largo sin pena ni gloria.
Predecible e inofensiva comedia romántica a la inglesa. Rosie y Alex son mejores amigos desde que tenían cinco años, por lo que ellos imaginan que no podrían ser adecuados el uno para el otro. Se confían todo y hasta tienen intenciones de ir juntos a la universidad, pero una noche Rosie recibe la noticia de que está embaraza y sus planes cambian repentinamente. Ahora deberán a comenzar a vivir la vida por separado, pero a pesar del tiempo y la distancia nunca dejan de lado su amistad. Los imprevistos te los debo Hasta el día de hoy, Lily Collins era persona-non-grata en lo que respecta a este humilde redactor. Para ser honesto, el problema no era siempre ella, sino los proyectos a los que comprometía. Desde su protagónico en la aberrante Cazadores de Sombras: Ciudad de Hueso hasta sus papeles secundarios en olvidables cintas como Un Sueño Posible o Identidad Secreta, ninguna de aquellas películas hizo demasiado por posicionarla como una joven promesa a tener en cuenta. Este film sin dudas tampoco logrará eso, pero demuestra que la hija de Phil Collins tiene, por lo menos, encanto. Lo mismo que dijimos sobre la Srta. Collins podemos aplicarlo a su co-protagonista Sam Claflin (Los Juegos del Hambre: En Llamas). Si Los Imprevistos del Amor queda lejos de ser una total pérdida de tiempo es gracias a sus protagonistas. La buena química entre ambos es evidente, aunque la mayoría del tiempo queda desaprovechada ya que los personajes están alejados uno del otro y el contacto se limita al uso de diferentes aparatos tecnológicos. La película en sí es un grandes éxitos de comedias románticas inglesas, que van desde los encuentros y desencuentros a través de un determinado período de tiempo como en Cuatro Bodas y un Funeral, hasta el amor entre amigos y la odiosa friendzone, algo que quedó retratado de mejor manera en la reciente ¿Solo Amigos?, con Zoe Kazan y Daniel Radcliffe. Un cliché detrás de otro. La película busca abordar temas difíciles como la pérdida o el aborto, pero al mismo tiempo los resuelve con la salida más fácil que podamos imaginar. Finalmente lo que nos queda es una obra previamente digerida, que nos llega lista para ingresar a nuestro organismo sin necesidad de ser procesada. Conclusión Los Imprevistos del Amor es una comedia romántica predecible y construida a base clichés. Solo el carisma y buena química entre sus protagonistas la rescatan de ser un profundo bodrio y la transforma en un efectivo film para pasar el rato. Quienes vayan con pocas expectativas probablemente puedan sacarle un mayor provecho, pero si esperas uno de esos romances que te conmuevan entonces estás viendo la película equivocada.
Si la vida fuera tan sencilla… Rosie y Alex son amigos desde muy chicos y esa amistad irá consolidándose con el paso de los años, mientras una ligera sospecha de romance mutuo los acecha con mayor o menor intensidad a medida que avanza el tiempo. Cómplices y compañeros en sus sueños y primeras aventuras amorosas, estarán unidos y se buscarán para darse apoyo. Todo parece marchar de la mejor manera, hasta que un imprevisto accidente los coloca en caminos opuestos. Rosie queda embarazada de Greg en su primera relación sexual, por lo que su idea de vivir y estudiar en los Estados Unidos debe ser dejada de lado. Él se queda en el gran país del norte, mientras ella decide quedarse con su familia, haciéndose cargo de su hija ella sola en el viejo continente. La historia avanza a trompicones, es decir, con vueltas de tuerca sin un eje preciso, con destino a un happy ending demasiado cantado. Caprichosa, repleta de clichés e indecisa, mantiene una línea que pretende abarcar una historia de vida, con subidas y bajadas de tono, pero sin ton ni son. Lily Collins (hija del ex Génesis Phil Collins) pone su encanto al servicio de un guión muy poco creíble. Y no es que las comedias románticas tengan que ser realistas, ya que de hecho no lo son. Pero sí cuando son buenas deben construir un verosímil que sea honesto y claro consigo mismo, cosa que en Los Imprevistos del Amor no sucede. Reaccionaria y conservadora, no responde a los parámetros que conocemos del mejor cine inglés, sutil e inteligente (viene a mi memoria Cuatro Bodas y un Funeral, por citar solo una) y sí se acerca a la mala comedia americana, más ramplona y facilonga. Si todo se resolviese tan fácil en la vida como en esta historia, viviríamos más felices y con menos preocupaciones, dejando de lado dolores y pesares como si de piezas descartables se tratase. Poca película para una cartelera que espera ansiosa el estreno de comedias románticas más afortunadas.
El mal timing de Alex y Rosie Siguiendo con la movida de adaptaciones de best sellers, ahora llega Los imprevistos del amor (Love, Rosie, 2014), de la novela llamada originalmente Donde termina el arcoiris y escrita por la irlandesa Cecilia Ahern, también creadora de la reconocida Posdata te amo, llevada a la pantalla grande en el año 2007. Rosie (Lily Collins) y Alex (Sam Claflin), son mejores amigos desde que tienen doce años. Juntos compartieron la escuela, sus secretos más íntimos y espacios de juego y aventuras, pero cuando toman la decisión de irse juntos a la Universidad, sus planes se verán frustrados por un cambio repentino en la vida de Rosie. Desde Cuando Harry conoció a Sally (When Harry Met Sally, 1989), hasta las más recientes Amigos con derechos (No Strings Attached, 2011), Siempre el mismo día (One day, 2011), o Sólo amigos? (What If, 2013), la amistad que deriva en amor encarna una de las temáticas preferidas a abordar por las comedias románticas. Los imprevistos del amor elige mostrarnos la vida de los protagonistas cada cinco años. A través de estas elipsis, el espectador descubre el desarrollo de los personajes, principalmente desde lo sentimental, y los desencuentros de esta pareja que tiene -como siempre suele ocurrir- el peor de los timings. Los actores en ascenso, Lily Collins y Sam Claflin, consiguen otorgarle naturalidad a Alex y Rosie, y se logra generar cierta química de un modo intimista, muchas veces inexistente en otros films del estilo, siempre manteniendo la ingenuidad que caracteriza su relación. Desafortunadamente, este realismo conseguido por la pareja protagonista, se contradice con la tendencia que posee el guión de irse hacia los extremos, y esto lo vemos desde hechos más sutiles como cuando aparece una ex novia de Alex en la portada de una revista en el rol de top model, hasta hechos más grotescos: Rosie mantiene a una hija de doce con sueldo de recepcionista y cinco años después está abriendo su propio hotel a orillas del mar. Está dinámica de “extremos” se mantiene durante toda la película, y busca ser justificada únicamente por el paso del tiempo. Quizás, si el tono de la misma fuera para el lado de la comedia absurda, no haría tanto ruido, pero al querer conseguir generar un tono más bien realista, descoloca al espectador por completo. Durante estos años en donde la distancia separa a nuestros enamorados, aparecen algunos candidatos, que encarnan a la perfección el lema de “mejor solo que mal acompañado”: las de él son frívolas, superficiales e infieles. Los de ella: machistas, superficiales y por supuesto… infieles. Tal estereotipo resulta un acto perezoso del guión para que la línea narrativa lleve inevitablemente a los personajes a descubrir el amor que sienten el uno por el otro. En [#Pelicula,1641 por otro lado, las parejas que Anne Hathaway y Jim Sturgess encuentran a lo largo de los años, se alejan de estereotipos haciendo más enriquecedora y compleja la forma en la que finalmente terminan juntos. Los imprevistos del amor, podría haberse destacado de otras comedias románticas de mejores amigos que se enamoran -o que en realidad siempre estuvieron enamorados-, ya que contaba con los elementos para hacerlo, (de hecho los primeros veinte minutos del film parecen muy prometedores), pero con el paso de los tiempo se convierte en otra del montón con algunos condimentos de melodrama.
"Los imprevistos del amor: amigos son los amigos" Llega una nueva rom-com de la mano de Lily Collins (“Espejito, espejito”, “Cazadores de Sombras”) y Sam Claflin (quien interpreta a Finnick Odair en la saga de “Los Juegos del Hambre”) que hará reir y suspirar a todos por igual. “Los imprevistos del Amor”, “Love, Rosie” su título original en inglés, está basada en el libro homónimo de Cecelia Ahern, autora que tiene experiencia en el rubro ya que de su pluma también salió la lacrimógena “P.D Te Amo”. La película en cuestión narra la historia de amistad, desventuras y amor de Rosie (Lily Collins) y Alex (Sam Claflin), dos adolescentes ingleses quienes al comienzo de la película están terminando la escuela secundaria y sueñan con vivir una vida llena de aventuras y sueños compartidos. Luego de convencer a sus respectivos padres, Alex consigue un lugar para estudiar medicina en Harvard y Rosie, a pesar de haber sido aceptada en otra prestigiosa universidad de Boston, decide quedarse en su pueblo natal luego de que su vida diese un vuelco drástico. A pesar de la distancia – tecnología mediante- los amigos logran seguir conectados aunque poco a poco diversos imprevistos harán que sus vidas vayan tomando rumbos marcadamente diferentes. La historia hace un énfasis importante en el paso del tiempo y, si se quiere y siendo generosa, puede llegar por momentos a recordarnos a la brillante “Cuando Harry conoció a Sally” sin embargo es curioso que lo que se supone debería ser el fuerte del guión, termina siendo el punto más flojo. A lo largo de los 12 años que transcurren entre el comienzo y el fin de esta odisea amorosa, el único indicador de que los años van pasando son simplemente los cambios de peinado de los personajes, eternamente jóvenes y bellos haciéndolos parecer poseedores de algún tipo de fórmula mágica rejuvenecedora. Por otro lado, si bien el género está más que explotado y el tema “amistad entre hombre y mujer” se ha vuelto un cliché muy recurrente, es interesante destacar como la peli deja ver como típicas actitudes tanto de Rosie (por ej. el uber-analizar las cosas y hablar espontáneamente sin pensar mucho las consecuencias) como de Alex (no entender las sutilezas femeninas y actuar sin pensar mucho las consecuencias) pueden complicar una historia que podría (y debería) ser mucho más sencilla si tan solo dejáramos de tratar al otro como un enigma indescifrable y comenzáramos a comunicarnos de manera más simple y entendible. Con actuaciones creíbles, momentos muy graciosos y otros bastante cursi, “Los imprevistos del Amor” llega para deleitar a aquellas fans del género y cumple con su cometido de entretener sin dejar una huella importante en la historia del género. Ideal para ver con amigas o en una primera cita y, que no queden dudas de que cuanto más claro nos comuniquemos, mejor todo saldrá.
Los imprevistos del amor, una película con gusto a poco y que no aporta nada. Existe la amistad entre el hombre y la mujer? Pueden dos amigos de la infancia no terminar sintiéndose atraídos el uno por el otro? Enamorarse en estos casos es traicionar el vínculo preexistente? Gracias a dios, todas estas preguntas ya fueron contestadas por el cine anteriormente, porque si dependiésemos de Los imprevistos del amor, nos quedarían esas respuestas vacías. Rosie y Alex son amigos desde muy chicos, y de esa clase de amigos que pocas veces se encuentran. Se cuentan absolutamente todo, comparten todas las actividades, se entienden el uno al otro, y no se comparten con nadie más. Eso es hasta el cumpleaños dieciocho de Rosie, momento en el cual, alcohol mediante, los amigos se terminan besando. De ahí el guión nos lleva a una rápida conversación llena de resaca en la cual, Rosie parece decirle a Alex que el beso no significo nada y que había que olvidarlo, aunque en realidad, ella ni siquiera lo recuerda. Claro que Alex es el único ser humano que cree eso, el mas desatento espectador entiende el error en el momento, y, como es clásico del genero de comedia de enredos romántica, se acomoda en la butaca a la espera de una hora y media de idas y venidas en busca de la explosión del amor que ambos claramente se tienen. Lamentablemente, la película (basada en un libro que en mi vida pienso leer) apenas minutos después, se desborda hacia una situación totalmente inesperada para el año 2015. Como si estuviésemos atravesando la mas dura moralina de los años ochenta, la película encara su discurso hacia una serie de valores conservadores, a saber: sexo premarital (te arruina la vida), aborto (no es lo que Dios aprueba), adopción (no es lo que una madre con sentimientos haría) y una larga lista de etcéteras, a la cual, ahora ya metido en el tema, el espectador termina incorporando la borrachera del principio, ya que por abusar del alcohol (la protagonista tomo cinco shots) la mas mágica experiencia de esos personajes, queda perdida. El guión es malo, con frases hechas, chistes básicos, lugares comunes y muy previsibles, las actuaciones no son convincentes y el enojo que me produjo que los adolescentes estén teniendo acceso a estas historias de moralina barata, me hace desear fervientemente que Los imprevistos del amor no tenga una buena performance en el circuito. Hay cosas mejores, mas simpáticas y que pueden enseñar valores que si sirven, los cuales resolverían “el problema” de estos personajes a quince minutos de empezada la película.
El amor de una pareja puede tomar diversos caminos. Están los que hacen que esa relación se mantenga duradera a través de los años y los otros, esos que por diversos motivos tropiezan con los celos, con las dificultades familiares y con el inexorable paso del tiempo. Precisamente en este último escalón se hallan Rosie y Alex, quienes desde su infancia han confiado el uno en el otro y se han confiado sus secretos. En su época escolar, planean ir juntos a la universidad -ella para estudiar el arte culinario; él, para medicina, pero ya mayores todo ese abanico de ilusiones se desmorona cuando Rosie, en una noche de locura y desenfreno, mantiene una ocasional relación sexual con uno de los jóvenes más populares de la secundaria. No pasará mucho tiempo, queda embarazada, y sus intenciones y las de Alex cambiarán radicalmente desde ese momento. Sobre esta base, y adaptado de un best seller de Cecilia Ahern, el director Christian Ditter elaboró esta trama romántica en la que se aúnan ciertas pinceladas de humor con el desgarro que sufren los protagonistas hasta llegar a un final inesperado. Rosie (un muy buen trabajo de Lily Collins) no tardará en convertirse desde el principio de la trama en el eje en torno al cual se moverán tanto Alex como quienes la rodean, y así vivirá momentos de espera, de tensiones y de retazos de felicidad junto con su hija, que va creciendo al compás de su interna e inclaudicable necesidad de que Alex vuelva a su lado. El realizador supo armar esta especie de Puzzle con enorme calidad y ternura, y si bien el film no escapa a los remanidos moldes de esas comedias que brinda constantemente la cinematografía norteamericana, hay aquí una necesidad de recorrer con mayor emoción el derrotero de sus protagonistas. Sam Clafin supo también hallar la medida justa que pedía ese Alex que transita los diversos senderos de la tentación sexual, en tanto que el resto del elenco, la música y la fotografía acompañaron con sobriedad todos estos imprevistos del amor.
Híbrido sin Harry ni Sally Comedia romántica con la clásica pareja de amigos donde las vueltas del destino los llevará a conformar una relación afectiva, Los imprevistos del amor intenta, con poca suerte, recrear las situaciones y climas de la imbatible Cuando Harry conoció a Sally y, más adelante en el tiempo, de la más que interesante e inteligente La boda de mi mejor amigo. Rosie (Lily Collins, a pura simpatía) y Alex (Sam Claflin, a pura intrascendencia interpretativa) se conocen desde la escuela secundaria, pero un impensado embarazo los separa, no solo afectivamente, sino a la distancia. Mientras ella se responsabiliza en su rol de madre, él inicia una nueva relación pero, más temprano que tarde, de acuerdo a los códigos más transitados del género y a propósito de las idas y vueltas del guión, el final edificante y rosa espera a la vuelta de la esquina. La raquítica trama necesita de una banda de sonido acorde a sus pretensiones de película caza-adolescentes y desde allí es que resuenan las voces de Lilly Allen, Beyoncé y Kate Nash para edulcorar el incipiente (y tardío) amor entre Rosie y Alex. Provista de toda la parafernalia tecnológica destinada a narrar una desvaída historia, Los imprevistos del amor, antes que nada, es un híbrido exponente dentro del género. Un director de origen alemán, una parejita de noveles intérpretes (ella, la hija de Phil Collins; él, protagonista de Los juegos del hambre: en llamas) y un packaging de film británico construido de manera superficial, terminan conformando un relato que solo se vale de cada uno de los clisés genéricos de las comedias románticas elaboradas desde un departamento de marketing. En efecto, se está ante un film olvidable.
La clásica historia de amor que se basa en dos amigos que no se dan cuenta que son, desde la adolescencia, el uno para el otro y viven la ficción de ser buenos amigos. En este caso, con el encanto de Lily Collins, que tiene sus seguidores. Suma de errores, algunos parecen definitivos y un happy end para almas románticas y adolescentes
Comedia romántica para deleite de quinceañeras No es muy imprevisto que se diga el desenlace de esta historia llamada "Los imprevistos del amor". En cambio hay otros cuantos, de variada clase, por los cuales nuestros personajes pasan años queriéndose y enviándose mensajes (desde los papelitos infantiles hasta las formas actuales de correo electrónico), y encontrando otros amores o amoríos antes de enlazarse entre ellos de una buena vez. Y eso que la película reduce la cantidad de años. En el libro original pasan muchísimos más, y hay más situaciones y muchos más personajes, aquí anulados o concentrados en uno solo. El libro se titula "Donde termina el arco iris", puede encontrarse en las mesas de luz de las quinceañeras, o en sus tablets, ya que hay edición online gratuita, y fue escrito por Cecelia (con doble e) Ahern, una linda rubia irlandesa que cada tanto hace este tipo de cosas, para colmo con éxito internacional. Quienes ya pasaron los quince quizá recuerden otro libro suyo, "Postdata, te amo". Lo llevaron al cine en el 2008, en una versión que hoy ni sus propias espectadoras quisieran recordar, al menos en público. Quizás ocurra algo parecido con "Los imprevistos..." tan previsibles, pero eso nunca se sabe. Por el momento, las chicas se deleitarán con la interesante evolución que va del amiguito al amigovio y algo más, la gracia de Lily Collins ("Blancanieves") y la facha de objeto sexual para criaturas de Sam Claflin, algunos lugares de Dublin y una banda musical a la moda, y saldrán conformes. Autor, Christian Ditter, cuyo film para niños "Los cocodrilos" se exhibió en anterior Festival de Cine Aleman. Adaptación, Juliette Towhidi, entre cuyos méritos figura su participación en el guión de "Las chicas del calendario". Suyo es, en cambio, el demérito de haber convertido en episodio jocoso lo que Ahern expone como una seria advertencia contra los apuros, las borracheras y el consecuente riesgo de embarazo adolescente (el primer imprevisto, que arruina el futuro universitario de la chica).
Comedia salida de lo habitual Que las últimas oportunidades hay que aprovecharlas es algo tan cierto como difícil de prever que serán las definitivas.De eso, entre otras cosas, trata Los imprevistos del amor, esta comedia romántica presumiblemente con el público adolescente en la mira, pero que le escapa a muchos clisés (no a todos, porque saltaría de género) de los filmes de este tipo. Rosie y Alex son amigos desde la infancia, y uno no sólo adivina, sino que ve que bien podría haber algo más entre ellos, de no ser porque son mejores amigos. Crecen, y no hay sexo de por medio, aunque hablen de ello y se ayuden en sus conquistas amorosas. Hasta que, ahí sí, cualquier espectador despierto lo advierte, hay una llama que ninguno de los dos se anima a dejar que crezca y no se extinga. Lo que diferencia a esta película con la hija de Phil Collins (Espejito, espejito, Cazadores de sombras) y Sam Claflin (de la saga Los juego del hambre) es que incluye temas como la maternidad casi adolescente y las diferentes clases sociales (la familia de Rosie es de clase trabajadora en Inglaterra), y que la relación entre los protagonistas no tiene baches. Los diálogos son ingeniosos y realmente se siente que acompañan a la historia y no incluyen chistes forzados. Del otro lado de la balanza están las conquistas de Axel, por lo general rubias taradas e insoportables. Bien: nadie es perfecto. Los imprevistos del amor es del tipo de película que se apoya en las actuaciones, de ahí que lo que haga Collins será fundamental para sostener el andamiaje. No sólo es linda, sino que tiene pasta como actriz, puede lagrimear y sonreír con la misma facilidad y ponerse al hombro la película parece no pesarle. Algunos personajes secundarios parecen sólo bocetados, como si el director Chistian Ditter prefiriera centrarse en Rosie y Alex. Como para que el espectador no le quite la atención de encima.En síntesis, una extrañeza en el mundo de la comedia romántica, nada malo y bienvenida a la cartelera local.
Lugares comunes No muchas comedias románticas recientes tienen un comienzo tan alentador como Los imprevistos del amor, de Christian Ditter. Un buen motivo para explicarlo puede ser su origen mitad británico, que le da un aire fresco y despreocupado, bien lejos del ritmo frenético y la pesadez moral de otros exponentes de su mismo grupo. Los personajes tienen una clase que en una producción similar hecha a este lado del Atlántico suele no abundar y por eso da un poco de lástima el título elegido para su estreno local. Del que podría pensarse que se empeña en adelantar parte del nudo que mueve la historia, cuando en realidad no es sino el peor lugar común para un género como la comedia romántica, en donde el amor siempre está vinculado con lo imprevisto, a fundir aquello que desde la física y la química parece condenado a la fisión. Tómese una comedia romántica emblemática: Cuando Harry conoció a Sally, por ejemplo. Ellos se conocen al entrar en la universidad y no pueden ser más distintos. Un segundo encuentro un lustro más tarde confirma la mutua repulsión y sin embargo al final, diez años después, terminan besándose bajo la nieve en una noche de Año Nuevo.Como si se tratara de una copia en negativo de ese film de Rob Reiner, Los imprevistos del amor también sigue a sus protagonistas desde el final de la secundaria hasta los 30 años, trazando un mapa de los imprevistos (o no tanto) que se cruzan en el camino de un amor cantado. La diferencia es que, lejos de repelerse, Rosie (Lily Collins) y Alex (Sam Claflin) son mejores amigos desde la infancia y lo que los detiene es el miedo a que el amor destruya esa amistad. El guión empieza un recorrido que no por reconocible deja de ser agradable, retratando bien las etapas que van viviendo. “Estoy cansada de estar sola: tengo 24 años”, dice Rosie al filo de una mala decisión, con la candidez de quien apenas al comienzo de la juventud cree haber atravesado la eternidad. Al principio el humor soporta la comparación con la obra de Reiner y hasta el previsible embarazo imprevisto de Rosie –cortesía del chico lindo de la clase durante el baile de graduación–, que en otra película sería una luz de alerta, aparenta ser apenas otro eslabón en la cadena de pruebas que el amor debe superar. Pero no: es una luz de alerta, nomás, un aviso de que la pesadez moral acá también es parte del asunto.Desde ahí, sin perder el humor, es cierto, la vida (o el guión, que para Rosie y Alex es lo mismo) irá amonestándolos por no atreverse a tomar la decisión correcta, hasta que aprendan, subrayados dramáticos varios mediante (incluyendo cartas leídas por voces en off que insisten sobre lo que la acción ya mostró con claridad). Si algo se salva de la caída hacia lo convencional es el encanto de Lily Collins, cuya presencia recuerda mucho la potencia escénica de Julia Roberts al comienzo de su carrera. En el camino queda la ilusión de una buena comedia romántica convertida en otra de tantas.
La vida es un tour Como si se tratara de un paquete turístico de pocos días en el que el cliente debe ver absolutamente todo de un país que apenas conoce (sin entender realmente nada de su historia y su cultura), así está concebida Los imprevistos del amor. He aquí un tour a todos los grandes hitos de la vida: el fracaso, el sufrimiento, la maternidad, la esperanza, el duelo, el amor, el éxito afectivo y económico. ¿Cómo filmar un parque temático de los grandes temas de la vida? Este filme se lo propone y se empeña en convencer de que esto es lo que nos pasa y queremos que nos pase. El punto de partida es una historia de amor (de largo aliento). Rosie y Alex se conocen de niños y se quieren desde entonces. Se entienden a la perfección en casi todo, a tal punto que los bizarros sueños de Alex, en los que él se ve a sí mismo como objeto, resultan poco enigmáticos en los oídos de Rosie. Tras la reconfiguración hormonal de la adolescencia se empezarán a amar en otros términos, pero antes que amantes son amigos. En verdad, el relato arranca en nuestro tiempo, en el preciso momento en el que Rosie está pronunciando unas palabras de buenos augurios en un casamiento. ¿Es el suyo? ¿Quiénes se casan? Habrá que esperar más de una hora y media para que se revele el sentido de esa escena. De esa escena inicial, la película retrocede 12 años, al instante en el que los caminos de Alex y Rosie se diversifican. Él partirá a Boston a estudiar, ella tendrá motivos "genéticos" para quedarse en Inglaterra, en donde su horizonte no será otro que repetir el destino de su padre: ser una dócil empleada de un hotel. Pero en la vida concebida como un tour de maravillas todo es posible y los sueños se pueden concretar. Si bien la simpatía de los personajes de Lily Collins (hija de Phil Collins) y Sam Claflin es innegable, gran parte de su dignidad se construye en oposición al egoísmo y la imbecilidad de los distintos amores que pasan por sus vidas, una psicología maniquea en consonancia con la irresponsable filosofía social que sitúa la vida de estas criaturas volátiles en un limbo categórico de espaldas a la Historia. En este sentido, la panorámica tipo Instagram del palacio-hotel al lado del mar con la que cierra la película es una perfecta coronación del imaginario infantil y publicitario que orquesta la paleta de colores, los movimientos en el espacio, el registro de las ciudades, la explicación de los chistes y las elecciones musicales. La comedia romántica en manos del alemán Christian Ditter es pura memez colorinche, una emboscada y un simulacro, pues este remedo de un género glorioso alcanza aquí su imprevista anorexia y su grado cero de inteligencia. Los imprevistos del amor Comedia romántica Regular (Love, Rosie, Alemania-Reino Unido, 2014). Guion: Juliette Towhidi. Dirección: Christian Ditter. Con Lily Collins, Sam Claflin, Suki Waterhouse. Edición: Tony Cranstoun. Música: Ralf Wengenmayr. Duración: 102 minutos. Para mayores de 13 años. Sexo: moderado. Violencia: nula. Complejidad: nula.
Producción inglesa del género de comedia romántica, al estilo hollywoodense, dirigido a un público “adolescente” (que alguien por favor me explique esta justificación), sobre todo para el habitante de los EEUU de ese grupo etario. Esto podría funcionar en relación al producto audiovisual presente, no sólo como una definición del mismo sino, simultáneamente, como crítica. A buen entendedor pocas palabras. Pero debo argumentar los dichos. El punto es que realizar esto no es difícil, ya que hay más, mucho más. La película eí misma es una gran falta de respeto al espectador en general, a los adolescentes en particular, y al cine por sobre todas las cosas. Adaptación de una novela “Al final del arco iris” (con ese título tampoco atrae demasiado) termina siendo un catálogo de lugares comunes, clisés por doquier con una sucesión de diálogos inocuos, cuando no banales, que además construyen un discurso, llamémosle bajada de línea, más cercano al medioevo que a la mitad de la segunda década del siglo XXI. Como ejemplos: el sexo es malo (si no estas casado), pecado que trae sus consecuencias; deberás separarte del que sería, sin que tu lo supieras todavía, el verdadero amor (AGUANTE SHREK); aborto, ni lo pienses; sin embargo debería mover a risa ya que instala algo que está patentando, muy a lo Hollywood, “el polvo mágico” Esto es, una primera relación sexual fallida, (dura menos que el salariazo de Carlos I de Añillaco), goce cero, se sale el profiláctico del pene del galán idiota de turno, queda dentro de la vagina de la joven inexperta, se rompe, lo extrae un médico, y la deja embarazada, todo junto y en promoción. En cuanto a construcción, es una muy mala copia en sus formas a ese ya clásico maravilloso de la comedia romántica “Cuando Harry conoció a Sally” (1989), y en relación a los personajes laterales, no existe como sustento ni un antagonista, y el personaje lateral imprescindible en éste género, la amiga o amigo de la protagonista, aparece totalmente desfigurado, sin peso sobre la historia como sí lo tenia el personaje George Downes (Rupert Evertt) en el filme “La boda de mi mejor amigo” (1997). Sumémosle que el guionista (supongo que a alguien le pagaron para que cumpliera esa función) que hay personajes que desaparecen sin ningún tipo de cierre ni justificación, el caso más emblemático es el de los hermanos del personaje principal. Específicamente cuenta la historia de la intima amistad entre Rosie y Alex, quienes desde su infancia han confiado el uno en el otro y se han contado sus secretos y confidencias. En su época de escuela secundaria, los dos protagonistas hacen planes para ir juntos a la universidad, pero antes de que llegue el ese día Rosie, en una noche de locura y desenfreno junto a uno de los chicos más populares de la secundaria, hace lo que no tiene que hacer, por ser mujer. A Alex se le festeja el perder la virginidad, todo un macho mire, y sucede lo que tiene que suceder para que no se pueda concretar lo que es previsible desde el minuto 2 del filme, ya anticipado desde el titulo y subrayado en el nombre de la novela. Sólo pensar que como historia de amor, si trágica, pero historia de amor emblemática para adolescentes, “Romeo y Julieta” fue escrita hace más de 400 años.
Cuando más es menos Inspirada en la novela de la irlandesa Cecelia Ahern, Los imprevistos del amor relata en clave de comedia los encuentros y desencuentros de Rosie y Alex, dos amigos desde la más tierna infancia que con el correr de los años se dan cuenta de que los une algo más que una amistad. La película comienza en un punto temporal que pronto se abandona para llevar al espectador al pasado y mostrarle cómo unos pequeños Rosie (Lily Collins, hija, dato de color mediante, del músico Phil Collins) y Alex (Sam Claflin) se conocieron, similar al inicio, aunque mucho menos trágico, de Posdata: Te quiero, film protagonizado por Hilary Swank y que también está basado en una novela de Ahern. Otro flashback, esta vez especificado por medio de un rótulo que indica “12 años antes”, sitúa a los protagonistas en plena adolescencia, donde la tensión entre ellos es evidente. Sin embargo, como es de esperar –si no, no habría historia–, se contienen, salen con otras personas y, tras terminar el colegio, se separan. Él se va a estudiar a Harvard; ella, en cambio, ve truncado su plan de ir a Boston y se queda en Londres, para tener a su bebé, fruto de una primera vez infortunada, a lo Juno o la serie Gilmore Girls. Varios saltos en el tiempo, donde no faltan cartas, mensajes de texto, inclusive un viaje de Rosie a Estados Unidos que no termina bien, irán acercando el pasado al presente nuevamente, hasta retomar por fin a la secuencia inicial, de Rosie en el casamiento de Alex. Tal estructura dominada por elipsis recuerda a Cuando Harry conoció a Sally y a sus encuentros azarosos cada tantos años. No así, al carisma y naturalidad de Meg Ryan y Billy Crystal. Por el contrario, las actuaciones en el film en cuestión, sobre todo en el caso de Claflin, resultan bastante sobreactuadas. Los imprevistos del amor es un film que a diferencia de lo que reza el título poco tiene de sorprendente e imprevisto. No posee giros inesperados y, como vimos, recuerda en gran medida a otros films y series. Su problema, no obstante, no radica en la falta de originalidad sino en querer abarcar, incluir todo y a un nivel muy superficial. Por un lado, la vorágine de situaciones, enredos, bromas, hasta de canciones –por ejemplo, en la escena en que Rosie lee la carta de su padre, la música no sólo es innecesaria sino que hasta estorba y desconcentra–, terminan por agobiar. Por el otro, que sea una comedia romántica no significa que no pueda tratar determinados temas con perspicacia. En definitiva, Los imprevistos del amor es una película pochoclera que a medida que avanza pierde el principal atributo de este tipo de cine, es decir, el poder de entretener.
La amistad entre el hombre y la mujer, los amigos que son los únicos que no se dan cuenta que hay algo más entre ellos. Uno de los tópicos más transitados de la comedia romántica desde los tiempos de Doris Day y Rock Hudson pasando por las preferencias clásicas de Nora Ephrom. "Los imprevistos del amor" vuelve sobre ello sin buscar demasiada originalidad, pero sin embargo, pese a todos los pronósticos, logra destacarse. Adaptando el best seller de Cecelia Ahern “Donde termin el Arco iris” – el cual no puedo analizar la fidelidad respecto al original, pues no lo he leído -, el film dirigido por Christian Ditter (con experiencia en TV y films de tono infantil) nos cuenta la historia de Rosie y Alex. Ellos son mejores amigos desde la infancia, tienen una barrera negadora para dar el próximo paso aunque la atracción mutua es obvia. Cuando llegan a los 18 años, ambos acudirán al baile de fin de curso, pero cada uno con parejas diferentes por razones que el film irá desentrañando. Esa noche, mientras Alex prueba con “la linda del colegio”, Rosie termina en la cama con el tonto galán… que accidentalmente la embaraza (y lo de accidentalmente, créanme, es cierto). De ahí en más, el curso de ambas vidas tomará rumbos distintos, Rosie ya no podrá acompañar a Alex de Londres a Boston, pero tampoco le notificará en un principio de la gran noticia; mientras estudia medicina en Harvard, ella tendrá que decidir qué hacer con lo surgido. Al modo de "Cuando Harry conoció a Sall"y, "Los Imprevistos del amor" se irá narrando a través de distintos encuentros y desencuentros a lo largo de doce años, siempre con la comunicación por distintos medios en el eje central. Por supuesto, "Los imprevistos…" no destaca su gran originalidad, su guión cae en varios clichés, lugares comunes, y es más, la historia pega un par de vuelta de más que parecieran servir solo para alargar la cuestión. Aun así, varias cuestiones, fundamentales son las que suman a su favor. En primer lugar, estamos frente a una comedia inglesa, esto resignifica toda la cuestión. Como lo comprobamos con la reciente y similar "¿Sólo Amigos?", el país de Mr. Bean tiene una sensibilidad especial para este tipo de historias, un humor permanente, que roza lo zafado sin volverse jamás grotesco, una levedad absoluta que la vuelve cálida, y una capacidad increíble para mantener los pies sobre la tierra y hacer creíble todo lo que pueda pasar por más traído de los pelos que suene. Por momentos nos recuerda al mejor Richard Curtis, sobre todo en los tonos elegidos en la fotografía que resaltan la calidez, y en el valor primordial que se le da a los afectos familiares. Por otro lado, el soundtrack nos acompaña durante toda la película presentando canciones de Ralf Wengenmayr, Elton John, Kate Nash, Iba, Beyonce, y Lilly Allen entre muchos otros. Con varios aciertos que enfatizan los diferentes momentos de la película y ayudan a remarcar el permanente tono positivo. Deje para lo último el factor principal, Rosie y Alex son interpretados por Sam Claflin ("Los Juegos del Hambre") y Lilly Collins ("Cazadores de sombras") y la química entre ellos lo es todo. Claflin tiene ese encanto ingles que gana por simpatía, su Sam es atribuládamente creíble. Mientras que Collins es definitivamente la que se roba todas Las miradas, no sólo por mayor presencia en la pantalla (la película es su punto de vista) simplemente porque es adorable. Collins sonríe y el film se ilumina, Rosie tiene bríos, pasan los años y su rol va madurando y presentando distintos matices, sin dudarlo este puede ser el rol definitivo para una prominente actriz que hasta ahora no había elegido papeles de tantos matices. "Los imprevistos del amor" se presenta como una comedia romántica más, con sus idas y venidas, con todas sus vueltas y mohines ya conocidos, pero a fuerza de simpleza, gracia y dulzura se posiciona unos escalones arriba de tantos productos anodinos provenientes de la meca hollywoodense. Merece darle una oportunidad.
Un poco de amor inglés La pareja protagonista de Los imprevistos del amor definirá absolutamente el carácter de la obra : ambos son emergentes de dos sagas literarias netamente dirigidas al público adolescente. San Claflin nos remite a Los juegos del hambre y Lily Collins a Cazadores de sombras. Por lo cual se entiende que esta historia de amor esta ideada para los fandoms de ambas sagas y en general para todo el público que suele denominarse como ” Generación Y ” o “Millenials “. El film nos narra la historia de dos amigos de toda la vida que han compartido , borracheras , estudio, amistades y salidas. Juntos han crecido en una apacible zona del suburbio londinense y a pesar de pertenecer a familias de diferentes clases sociales poseen planes a futuro juntos. Pero como a veces suele ocurrir la vida se encarga de plantear un imprevisto que raramente se ve en la gran pantalla: un embarazo no deseado. Este suceso (bien encarado desde la ligereza del tono de la comedia romántica) hace que los planes de Rosie se pospongan y cada uno empiece a crecer por caminos separados. El resto de la narración se basará en los diversos desencuentros de esta pareja que atraviesa diferentes etapas de la vida con mayor o menor éxito. La adaptación del libro de Cecelia Ahern “ Where the rainbows end ” nos situa en un lapso de tiempo de más de doce años (aunque esto no se demuestre en la pantalla ni con una mínima arruga o alguna cana por parte de ambos protagonistas) Con una interesante fotografía y una impecable banda sonora que incluye a Kate Nash, Elton Jhon, Peggy Lee Los imprevistos del amor nos brinda un entretenimiento eficaz que está totalmente apoyado en las actuaciones y la innegable química de sus protagonistas. Sam Clafin se nos muestra como un digno heredero de Hugh Grant con un buen registro para el humor y la seducción , mientras que la angelical Lily Collins es una bocanada de aire fresco para la gran pantalla. Tan predecible e inverosimil en algunos pasajes como efectiva en su propuesta entretiene sin sorprender, como un buen libro de verano que se lee en la playa con ese gusto adquirido de los placeres culposos mas deliciosos
Los imprevistos del amor es una película idílica que encantará a los más jóvenes y a aquellos que estén teniendo sus primeros enamoramientos. El guión es atractivo y está muy bien elaborado como para no perder nunca el ritmo y el interés sorprendiendo constantemente con los giros que..