Una idea brillante pero que hizo agua en el momento de escribirla y darle vida. Pero a los amantes de Zac Efron poco les va a importar si se ríen o no en esta ocasión ya que lo van a pasar igual de maravillas gracias a los abundantes minutos...
Película cumplidora… para los que gustan del humor irreverente. Cuando vi por primera vez el poster de Dirty Grandpa (título original de Mi Abuelo es un Peligro) y noté que en el poster estaban Robert DeNiro y Zac Efron, no necesité ver ningún tráiler para saber de qué iba a ir la película. Intuitivamente presentía que se iba a tratar de DeNiro repartiendo improperios a mansalva con Efron haciendo del nene correcto que soporta sus gansadas. Meses más tarde al asistir a la proyección descubrí que no la erré en lo más mínimo. Vió Tetas y el viejo se me engomó Richard Kelly es un militar retirado que perdió recientemente a su mujer a manos de un cáncer, casi inmediatamente convence a su nieto Jason que lo acompañe a la Florida a encontrarse con un amigo de sus días en el ejercito. Lo que Jason no sabe es que la visita a este amigo no es el único plan de su abuelo, sino irse de juerga como un pendex, con el alcoholismo, drogas y sexo que gobiernan durante la época conocida como el Spring Break, cosa que a Jason no le hace nada de gracia a razón de su inminente casamiento con una insoportable mujer. Mi Abuelo es un Peligro no va a ganar puntos por originalidad (el personaje de DeNiro es una fusión de sus personajes en La Familia de mi Novia y Analízame) ni sobrevivir al más mínimo análisis de solidez narrativa; el guion sigue al pie de la letra la formula estructural básica de la comedia Hollywoodense, tiene algunos agujeros narrativos notables, y el poco contenido temático que tiene parece metido más por convención que por convicción. No obstante, Mi Abuelo es un Peligro cumple con creces el objetivo de cualquier película y es el de no aburrir, el de mantenerte interesado en saber qué es lo que va a pasar. No tanto con cómo va a terminar, ya que se nota a la legua, sino que improperio tiene en reserva el guion para ejercer a través de la actuación de DeNiro. Por el costado técnico, no hay mucho que hablar. La peli esta adecuadamente filmada, diseñada y editada para el lucimiento interpretativo, que es el mayor fuerte de esta película, y si de interpretación nos ponemos a hablar, debe decirse que Robert DeNiro es quien sostiene esta película a base de una metralleta de improperios, tanto verbales como físicos, que generan casi todas las risas de la película. Zac Efron provee un digno acompañamiento como el sufrido nieto que debe soportar las tropelías de su abuelo. Debe destacarse que la platea femenina podrá disfrutar del físico de Efron como pocas veces. Conclusión Mi Abuelo es un Peligro es una película que tiene muy claro lo que es y a que publico apunta. Esta película adopta el espíritu de la comedia chabacana de los años 80 y debe ser tomada como eso. Si sos una de esas personas que piensa “Que bajo que cayó DeNiro” la peli te va a parecer eso. No va a pasar ni a cañonazos a la historia, y hasta seguro te la olvidás ni bien salís de la sala, pero si buscas reírte por un rato, en eso la película cumple… y mucho.
Robert De Niro y Zac Efron protagonizan esta comedia (no apta para todo público) en la que un abuelo, que tiene más ganas de divertirse que su propio nieto, hará todo lo posible para sentirse joven de nuevo. Mi abuelo es un peligro (Dirty Grandpa) es encabezada por uno de los actores más reconocidos de la industria, que participó en películas como Toro Salvaje y El Padrino II, y por ambas fue premiado con un Oscar. De Niro no es un nombre menor cuando de cine se trata, pero sus últimas participaciones no parecen indicar lo mismo. Por otro lado está Zac Efron, que saltó a la fama cantando y bailando en High School Musical, y conquistó innumerables adolescentes. Quizás no parezca la mezcla más homogénea a simple vista, pero De Niro y Efron logran convencer a la audiencia de que son parientes, y de hecho sus rasgos físicos ayudan en la comparación. El problema no está en la relación entre estos personajes, sino en el guion que da vida a sus aventuras Pocos días antes de su boda, Jason Kelly (Efron) asiste al funeral de su abuela, que falleció después de luchar contra el cáncer por varios años. Dick Kelly (De Niro), el reciente viudo, le pide a su nieto que lo lleve hasta Florida, ya que en esa época del año él y su esposa solían ir a vacacionar. Además de los planes para el casamiento, Jason debe encargarse de su trabajo en la firma de abogados de su padre (Dermot Mulroney), pero ante la insistencia de su abuelo, y que la travesía aparenta ser inofensiva, lo acompaña en la carretera. Apenas comienza su aventura Jason se da cuenta de que su abuelo no es quién él creía. Dick es jovial, fuerte, temerario y tiene muchas ganas de divertirse. El supuesto viaje para recordar los viejos tiempos con su mujer no es más que una excusa para llevar a su nieto a Daytona Beach, donde los espera la clásica fiesta estadounidense de Spring Break. Allí estarán Shadia (Zoey Deutch), ex compañera de Jason cuando estudiaban fotografía, y a quien se encuentran de casualidad en el camino, y Lenore (Aubrey Plaza), que no tiene problemas en seducir a Dick de las maneras más descaradas. Esta nueva realidad es muy diferente a la vida de Jason, un estudiante de abogacía muy serio, que olvidó sus aspiraciones artísticas y se comprometió con Meredith (Julianne Hough), una joven demandante y refinada. El contraste entre su personalidad y la de su abuelo conducen la mayor parte de las situaciones que se desencadenan en la película. El humor siempre está presente pero pocas veces logra risas genuinas. Los chistes, casi en su mayoría vinculados al sexo, son reiterativos y se sienten forzosos. Lo que no fue gracioso las primeras dos veces es difícil que lo sea las siguientes quince. No es casual que esta película esté dirigida por Dan Mazer, que se ocupó de los guiones de algunas películas de Sacha Baron Cohen como Ali G anda suelto (2002), Borat (2006) y Brüno (2009). Mi abuelo es un peligro sigue esa línea de humor políticamente incorrecto, pero falla en su intento de ser eficiente. John Pillips es el guionista de este filme, y por lo tanto responsable de la historia que no logra su efecto deseado: hacer reír.
El abuelo sinvergüenza Antes de empezar es necesario aclarar que no hay que confundir Mi abuelo es un peligro con El abuelo sinvergüenza (Bad Grandpa, 2013), aquella de la factoría Jackass donde Johnny Knoville estaba caracterizado como un anciano de 86 años. No comparten casi nada en común excepto por la premisa de un particular abuelo. Jason Kelly (Zac Efron) es un joven abogado que está a punto de casarse con la fría y controladora Meredith (Julianne Hough), la hija malcriada de uno de los socios del buffete para el que trabajan. Días antes de la boda fallece la abuela de Jason y con profundo dolor su abuelo Dick (Robert de Niro) le pide que lo acompañe a Florida, el joven acepta pero descubrirá que su abuelo no es el anciano acongojado que parecía sino que es malhablado, bebedor y busca tener sexo a toda costa con alguna joven. En su camino se cruzarán Shadia (Zoey Deutch), una idealista ex compañera de Jason, y Lenore (Aubrey Plaza), una universitaria descontrolada que caerá rendida ante los peculiares encantos del abuelo. Zac Efron vuelve a la comedia después de coprotagonizar Buenos vecinos (Neighbors, 2014) con Seth Rogen; se lo podrá ver otra vez este año en Mike and Dave Need Weeding Dates (2016) y en la secuela de Neighbors. En este caso es un joven de alta sociedad que deberá soportar las ideas de su delirante abuelo, los constantes llamados de su insoportable novia y las presiones de sus padres. Es un misterio cómo elige los proyectos Robert de Niro, en este caso se separa de sus últimos dos papeles en grandes producciones como Pasante de moda (The Intern, 2014) y Joy: El Nombre del éxito (Joy, 2015); es él quién genera el mayor interés en el film y se convierte en la base que lo sostiene, además hay buena química con Efron y Aubrey Plaza quién en cine ha ido por papeles en películas indie, y por ser April Ludgate en la serie Parks and Recreation (2009-2015). La comedia americana sabe cómo entregar películas donde abundan las situaciones vulgares con chistes sexuales, drogas y desnudos. Además de los chistes por demás repetidos sobre la vejez del personaje de Robert de Niro, en este caso se pueden encontrar pocas realmente divertidas y que sacan una risa de verdad. Mi abuelo es un peligro no es una idea muy original y técnicamente es correcta sin nada que destacar, el guionista John Phillips deja algunos baches que el director Dan Mazer intenta tapar con más buenas intenciones que ideas en sí, cumple con el cometido de no aburrir aunque a partir del segundo acto se vuelva algo predecible.
Mi abuelo es un peligro, nueva pelicula de Robert De Niro junto a Zac Efron. Un hombre que acaba de enviudar (Robert De Niro), convence a su nieto (Zac Efron) de viajar a Florida. El joven es un abogado muy serio, está a pocos días de su boda y su abuelo intentará persuadirlo de que debe divertirse y de ser posible, cancelar la boda. Todo en el marco del Spring- break en Florida con el ya visitado cambio de roles. El título debería haber sido Abuelo zarpado y transita todo lo peor de la comedia. Teniendo en cuenta la últimas películas realizadas por Robert De Niro, no cabe mas que preguntarse por su estado financiero, porque resulta inexplicable que un tipo que protagonizó El padrino, Toro salvaje, Taxi driver, El francotirador, Buenos muchachos, Cabo de miedo y Casino, entre otras películas memorables, haga tan malas elecciones de guiones que restan puntos a su carrera. Como es el caso de Mi abuelo es un peligro. Si hay un compendio de chistes que atrasan décadas y forman parte de la enciclopedia de las bromas más chabacanas, están todos en este guión. Cuyo responsable, John Phillips, no se contenta con colocarlos una vez, sino que inexplicablemente los repiten. Por ejemplo: un chiste relacionado con el color de un auto y la palabra vagina, se menciona al menos tres veces. Tratar al personaje de Zac Efron de lesbiana, otras tantas. Que el abuelo interpretado por Robert De Niro diga: “Quiero cog…” es repetido al infinito. Y los chistes homófobos son tantos que abruman. Ni hablar de la supuesta redención de la homofobia, es tan poco convincente que da vergüenza ajena. Aunque se la quiera disfrazar de políticamente incorrecta y zarpada en relación a las drogas, el sexo, la corrupción policial, entre otros temas, no logra pasar de francamente imbécil. En comparación con el trabajo de De Niro, lo de Efron al menos tiene dignidad, aunque peque de un excesivo exhibicionismo con sus desnudos (la historia lo requiere y el marketing también) y Zac tiene sobradamente con que. Quienes quieran verlo con el culo al aire, tendrán al menos justificado el precio de la entrada. Hay un cameo de Danny Glover que es penoso. Y así casi todo. Antes de que se enciendan las luces de la sala, usted ya estará olvidando Mi abuelo es un peligro. Y si aguanta hasta el final, pasados algunos títulos, hay una sorpresa más. No buena, claro.
Los chistes gastados de Robert De Niro En la línea de las comedias que apuestan todo a la incorrección política, se puede decir que Mi abuelo es un peligro, de Dan Mazer, lejos de hacer saltar la banca, apenas recupera un poco más de lo apostado. La idea de poner como protagonistas de un clásico relato de descontrol estudiantil estadounidense a un hombre que acaba de enviudar junto a su joven nieto que, en la otra punta de la vida, está a punto de casarse, por momentos funciona muy bien. Pero en otros desbarranca en el mismo facilismo de cualquiera de los exponentes del género. Que los roles protagónicos estén a cargo de la estrellita Zac Efron y de la supernova Robert De Niro (aunque sus últimas películas parecen indicar que se está convirtiendo en una enana blanca) representa un intento de subir la apuesta. Aunque no hay en esas elecciones nada que no sea previsible. Por un lado, desde hace unos años Efron viene sosteniendo un camino más o menos digno como comediante que le permitió tomar distancia del boom adolescente de High School Musical. Películas como 17 otra vez o Buenos vecinos ofrecen su mejor faceta y acá vuelve a mostrarse sólido en el género. En tanto De Niro, cuyas habilidades en los últimos 15 años han sido puestas al servicio de proyectos de todas las calañas, compone un personaje en el que de diferentes maneras ya viene trabajando desde Analízame o La familia de mi novia, pero ya sin la sorpresa de ver a quien fuera uno de los grandes nombres del cine de fin de siglo haciendo de payaso o pasándose de la raya.Sin embargo Mi abuelo es un peligro es algo más que una estudiantina llevada al extremo. También es una burla al género crepuscular que tanto trabajo le está dando al propio De Niro y a varios de sus congeneracionales en los últimos años. El sarcasmo queda bien expresado desde el comienzo cuando, en una escena falsamente tierna y sensible, el abuelito viudo le pide a ese nieto al que el deber ser familiar parece haberle frustrado la juventud, que lo ayude en el plan de acostarse con una jovencita universitaria. El mensaje es claro: así como no hay edad para el deseo, tampoco la hay para convertirse en un conservador aburrido. Claro que ese meloso tono emotivo es desmentido de inmediato por una cadena constante de situaciones en las que el humor va de lo corrosivo a lo fácil y de lo saludablemente vulgar a lo lisa y llanamente vulgar. En el paso de una instancia a la otra tiene mucho que ver el tiempo. Si al principio resulta eficaz el recurso de ver a De Niro lanzar una metralla de chistes que invariablemente incluyen las palabras pene, vagina o la modesta cantidad de eufemismos que el idioma inglés se reserva para referirse a los genitales (¡cuánto más rico es, también en esa área, el español rioplatense!), una hora y pico después la cosa puede ponerse reiterativa, o bien dejar de funcionar por simple saturación. De ese modo, Mi abuelo es un peligro se la pasa haciendo equilibrio entre lo mejor de los hermanos Farrelly y lo peor de las películas de Olmedo y Porcel
Vejez, en el peor sentido Dos actores, Robert De Niro y Zac Efron,.sumergidos en un clip fuera de registro con el chiste fácil como única apuesta. No lo va a lograr Robert De Niro. Toro salvaje, El Padrino seguirán siendo su espejo. Aún y a pesar de “suicidios” como el de Mi abuelo es un peligro. Asoma irrepetible el tándem que armó con Ben Stiller en La familia de mi novia y secuelas a la luz de películas groseramente insulsas como ésta. Típica comedia que busca salvarse con dos grandes nombres, De Niro y Zac Efron, el abuelo maldito y el nietito aburrido que se debe convertir. Nada más. Mira porno, corretea jovencitas, habla casi sólo de sexo mientras busca “liberar” al chico. Todo eso le ocurre al personaje de De Niro cuando queda viudo. Un despertar sexual en la senectud. Y un discurso horrible sobre las normas del matrimonio siendo su personaje un degenerado antes y después de casarse. Pura institución. La historia es ésa, arranca en el funeral de la abuela, donde Jason (Efron) y Dick (De Niro) se reencuentran y emprenden por pedido del viudo un viaje a Florida. Jason quería ser fotógrafo y se volvió abogado, y va a casarse con una chica insoportable y controladora. Pero antes debe llevar al abuelito. Lenguaje extremo y exhibicionismo ramplón dominan la mayoría de las andanzas en las que el abuelo se revela como un personaje desconocido para su nieto. Si la intención era apostar a un De Niro políticamente incorrecto el filme produce el efecto contrario. Sabemos que hay un contrato de sobreactuación y de parodias, pero aún aceptando ese tono la película no ofrece más. Muchas chicas en bikini, musculosos tontos, y una tensión entre pasado y futuro para recuperar ciertas pulsiones latentes, que en el caso de Jason se ven reflejadas en Shadia, una vieja compañera de fotografía que ahora está comprometida con el ambientalismo, a Dick le toca su amiga Lenore, una ninfómana dispuesta a saciar la voracidad del abuelito. Sobra de todo en la película de Dan Mazer, plagada de escenas innecesariamente escatológicas lideradas por un tal De Niro.
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Hacer reír es muchísimo más complicado de lo que parece. Son muy pocas las comedias que han pasado a la historia porque la gran mayoría sólo se quedan en burdos intentos sin mucho argumento, plagados de chistes escatológicos e insultos que sólo pueden hacer efecto en un preadolescente que ve por primera vez una teta y se sonroja. “Mi Abuelo es un Peligro” (Dirty Grandpa, 2015) ni siquiera entra en esta última categoría, y por poco más de una hora y media uno sólo se pregunta, ¿en qué estaba pensando Robert De Niro? No tengo absolutamente nada que decir a favor de “Mi Abuelo es un Peligro” (Dirty Grandpa, 2015). Como película, carece de cualquier atributo artístico (pero eso, obviamente, no es lo que buscan los realizadores). También carece de originalidad, y de repente parece que estuviéramos en la década del ochenta viendo una mala copia de “Porky´s” (1981). Claro que tampoco ayuda que sus chistes parezcan destinados a un público adolescente que se ríe de cualquier cosa más o menos zarpada, como un chiste escatológico en un dibujo obsceno sobre la cara del protagonista. Lo peor de la película de Dan Mazer -un tipo con muy poca experiencia detrás de las cámaras- es que, al final, resulta ofensiva al extremo. Es machista, misógina, intolerable y, al parecer, para su guionista (John Phillips) la palabra “lesbiana” es el peor insulto que se le puede decir a una persona. Sí, a ese extremo. Uno puede entender que Zac Efron quiere despegarse de su estatus de chico lindo de “High School Musical” y hacer cosas más zarpadas y adultas. Con “Buenos Vecinos” (Neighbors, 2014) funciona a la perfección, pero acá la debacle comienza casi al minuto de película. Dick Kelly (Robert De Niro) es un tipo duro que acaba de perder al amor de su vida. No se lleva muy bien con su familia, pero está decidido a seguir adelante y divertirse a más no poder siguiendo el consejo que le dio su esposa en el lecho de muerte. Este señor mayor que gusta de masturbarse mientras ve películas pornográficas, logra convencer a su nieto Jason (Zac Efron) para que lo lleve hasta Florida a visitar a un viejo amigo de la Marina. Jason es todo lo contrario a lo que un joven de su edad debería ser. Está a punto de casarse con una chica bien snob y bastante insoportable. Ha abandonado sus sueños de ser fotógrafo para trabajar en la firma legal junto a su padre y su futuro suegro, pero conserva buenos recuerdos de la niñez junto a su abuelo y decide cumplirle los caprichos. En medio del viaje se cruzan con una ex amiga del muchacho y sus compañeros que se dirigen derechito a la playa para vivir el descontrol del famoso “Spring Break”. Algo que el abuelo tiene ganas de experimentar antes de que sea demasiado tarde. A partir de ahí, se suceden todo tipo de situaciones para nada graciosas (aunque deberían serlo) llenas de drogas, sexo, chistes racistas y una trama que, al final, pretende dejar algún tipo de mensaje. “Mi Abuelo es un Peligro” es una excusa para mostrar chicas muy lindas con poquísima ropa (no, las feas y gorditas no salen de sus casas), y para señalar que Robert De Niro puede hacer algo totalmente diferente (y el ridículo) como un viejo verde que sólo quiere drogarse y tener sexo desenfrenado a pocas horas de la muerte de su esposa. Hay chistes de todo tipo, pero quien puede reírse cuando se toma como punto de partida la violencia de género o el abuso de menores. No, no resulta para nada gracioso, sino desagradable e incómodo, y esa no es la meta de esta película que sólo pretende sacarles su dinero a los desprevenidos adolescentes de hormonas alteradas. Dirección: Dan Mazer Guión: John Phillips Elenco: Robert De Niro, Zac Efron, Zoey Deutch, Aubrey Plaza, Jason Mantzoukas, Dermot Mulroney, Julianne Hough, Jeffrey Bowyer-Chapman, Brandon Mychal Smith.
No se puede caer más bajo Quién hubiera imaginado que Robert De Niro, legendario actor de Taxi Driver (1976), Toro Salvaje (1980) y Cabo de Miedo (1991), entre tantos otros hitos del cine, llegaría a conformarse en su vejez con participar de películas tan burdas y poco imaginativas como Mi Abuelo es un Peligro (Dirty Grandpa, 2016). Y esta duda también incluye a Zac Effron, quien ya tuvo la oportunidad de demostrar como actor que no se conforma con ser solamente un galán juvenil. De Niro es Dick, un ex agente del servicio secreto recientemente viudo, con ganas de aprovechar su nueva soltería después de cuarenta años de matrimonio. Para eso engaña a su prudente nieto Jason (Effron) para que lo acompañe a Florida con la excusa de cumplirle una promesa a su esposa fallecida. Aunque no pasará mucho tiempo hasta que Jason descubra la verdadera razón de su abuelo para realizar este viaje: Seducir universitarias durante el receso escolar. Para colmo su tiránica y posesiva prometida Meredith (Juliann Hough) no para de controlarlo por teléfono mientras Dick intenta por todos los medios posibles llevarse alguna chica a su cama. En el camino se encontrarán con Shadia (Zoey Deutch), una ex compañera de Jason de la secundaria, y su amiga Leonore (Aubrey Plaza), una ninfómana con un fetiche por los hombres mayores, para las cuales no cuesta imaginar el rol que cumplirán el resto de la historia y su relación con los protagonistas. El director de Mi abuelo es un peligro, Dan Mazer (conocido solamente por producir los proyectos de Sacha Baron Cohen) apela al humor escatológico, como también a las constantes referencias sexuales, de forma tan directa y grosera que hasta hace perder el factor controversial que tanto parece andar buscando. Existen varias teorías sobre la comedia, pero si hay algo que va de la mano de un buen chiste es la sutileza con la que se deja caer. De esta manera los gags directamente no tienen gracia, y eso es algo en donde la película fracasa estrepitosamente, situándose entre el mal gusto y la incorrección política fortuita. Por otro lado se nota que De Niro y Effron intentan hasta donde más pueden por sacar a flote un guion condenado a mostrar lo peor de ellos. No es que haya tampoco mucho lugar para el lucimiento de ambos, pero se percibe una química entre abuelo y nieto que aporta a que este film no sea peor de lo que ya es. Mi abuelo es un peligro resulta ser una comedia totalmente olvidable para la que ni siquiera vale la pena verla por curiosidad. Sólo los/las que deseen ver a Zac Effron mostrando su físico de gimnasio van a poder sacar algo limpio, mientras que Robert De Niro debería replantearse un poco mejor la elección de sus papeles.
Con la llegada a la cartelera de películas de este calibre, uno se pone a pensar qué es la fuerza motriz que lo lleva a un actor del nivel de Robert De Niro a firmar contrato. ¿Es que le falta plata para comprarse una casa nueva? ¿Deudas impositivas? Toda pregunta es posible y quizás más de una sea válida. Pero hay otra potencial variable, y es que tal vez Robert quiera hacer un papel en las antípodas de lo que usualmente acostumbra. Es por eso que Dirty Grandpa, y todos los problemas y aciertos que trae a colación, empiezan y terminan en la figura del ganador del Oscar. La historia tampoco es un dechado de virtuosismo. En lo que puede ser una de las tramas más lineales y previsibles de los últimos años en materia de comedia, un más que ajustado joven abogado en la piel y apretada ropa de Zac Efron se ve engañado por su agresivamente sexual abuelo, para que él mismo tenga sexo luego de la muerte de su compañera de toda la vida. No es más que eso. Los guionistas no se esforzaron mucho en plantear una narrativa creíble y hasta tienen el atrevimiento de querer aleccionar en algunos momentos, fracasando estrepitosamente. Sí, si sos joven tenés que vivir la vida y aprovecharla, seguir tus sueños, bla bla bla. Lo entendimos. Hay mucho estereotipo burdo dentro de la película de Dan Mazer, y cuando se regodea en ellos, no es para nada entretenida. Sí lo es cuando prende la mecha de abuelo zafado de De Niro y lo deja decir y hacer infinidad de sandeces muy gráficas, que no estamos acostumbrados a oír y ver en una figura como la que representa. Claramente disfrutó mucho de su papel y su entusiasmo se transmite a la platea con situaciones extremadamente subidas de tono, que harán las delicias del público buscando todo lo que ofrece una buena comedia restringida. Efron hace buena dupla con el galardonado actor, y si bien está muy a gusto con las comedias en los últimos tiempos, acá se lo nota un poco desanimado, a excepción de cuando tiene que mostrar toda la carne, que el director sabe sacarle provecho con mucho gusto. Dentro del resto del elenco, cabe destacar el hilarante trabajo de Aubrey Plaza como una universitaria enajenada y con la vista fija en el abuelo, y la bonita Zoey Deutch, que se merecía un papel mucho más redondeado. En definitiva, Dirty Grandpa es mucho mejor que lo que los medios americanos tanto criticaban, donde destrozaron a la película sin miramientos, pero tampoco es una comedia que pasará a la historia por su temática o memorables escenas. Es entretenida, vemos otra cara de De Niro, y saciará las ansias de chistes burdos, crudos y sexuales que toda comedia restringida ofrece.
Tropiezo de un De Niro desconocido La abuela ha muerto, y Zac Efron se encuentra metido, no sabe bien cómo, en un viaje de solteros con su abuelo Robert De Niro, que en vez de viudo inconsolable se comporta como un juerguista empedernido. De Niro tiene talento para todos los géneros y ha descollado en la comedia, pero este intento de descenso a la comicidad guarra es algo nuevo en su carrera, y la verdad es que el asunto no funciona demasiado bien. Quizá esto no sea tanto por los actores, ya que Efron hace bien su papel de abogado demasiado estirado e incapaz de disfrutar de la vida, mientras que De Niro es De Niro y puede caer bien parado en cualquier situación. Sólo que los gags simplemente no son buenos, y a eso hay que agregar que además de ser bastante malos son especialmente guarros, y la combinación no va para ningún lado. A favor de "Mi abuelo es un peligro" hay que mencionar algunas buenas actuaciones secundarias y el incesante desfile de chicas ligeras de ropas. Por otro lado, la película tiene una banda de sonido especialmente ruidosa y sólo dos o tres gags que realmente hacen reír. Vista en el cable puede ser otra cosa, dado que guarro o no, después de todo, De Niro es De Niro.
La peor publicidad para Mi abuelo es un peligro es su título porque si el original (Dirty grandpa) hubiese sido traducido de forma diferente y más fiel a la traducción literaria (abuelo sucio/calentón/zarpado) el espectador podría tener una mejor idea de lo que va a pagar por ver y no confundirse con una película protagonizada por Francella antes de hacer cine de calidad.Este estreno es una comedia para pasar un buen rato en el cine y no hay que pedir más que eso. Tiene escenas muy graciosas y otras que dejan bastante que desear pero el balance es positivo.La legitimidad total se la da Robert De Niro, lo cual es una obviedad pero hay que destacarlo.Es muy gracioso verlo en ese tipo de situaciones de humor adolescente y sexual.Por su parte, Zack Efron está para tirar facha y nada más.El director Dan Mazer, quien fue guionista de Borat (2006) y Brüno (2009), la tiene clara con este tipo de humor y lo demuestra bien en la cinta porque pasa rápido y entretiene en su mayoría.Lo único malo es al arco argumental que tiene que ver con el nuevo amor descubierto por el personaje de Efron en contraposición a la historia con su futura esposa. Es resto está fluye y está bien filmado.Mi abuelo es un peligro vale su entrada aunque no sea una genialidad y en comparación te vas a reír mucho más con esta propuesta que con Zoolander 2.
Lo primero que debo decir es que me cae bien Zac Efron. Creo que es un pibe con talento. De hecho, más allá de que su carrera cinematográfica no registre muchos hitos (no reconocerle que estuvo bien en "The Paperboy" y "Parkland", sería injusto), sabemos que además de ser un gran intérprete, es un actor con condiciones. Lo cual no quiere decir que elija bien sus proyectos. Lo siento, emparentado (de alguna retorcida manera) a Chloë Grace Moretz, otra gran actriz que viene errando feo en sus decisiones a la hora de elegir guiones. Son jóvenes muy talentosos, pero no vienen (siento yo, es absolutamente personal) acertando con sus elecciones de personajes. Pero esperen...¿Está bueno actuar junto a Robert De Niro? ¡Por supuesto! ¿Y por que fallaría algo así entonces? Sencillo...la cuestión es ver que estamos buscando... ¿Una comedia grosera y pasatista sobre el sexo en la primera juventud y su contracara en la madurez final? No me suena bien, ha habido una veta en la industria con esto, y jugosa. Ya saben, parece que cuando en el título está la palabra "grandpa", los números dan mejor (de hecho, "Bad Grandpa" de la gente de Jackass recaudó 10 veces lo que costó su producción, superando 100 millones de dólares en el box office), al menos en los Estados Unidos. El negocio funciona a dos puntas. Para los jóvenes tenemos a Zac Efron (en un lugar cálido, así se saca mucho la camisa) y por el otro, si hay algún valiente de más de 40 en la sala, tenemos a una leyenda en escena, De Niro. Un poco de música, escenas escatológicas para que los sub-30 se rían con ganas (aunque sólo sean groseras) y muchos cuerpos bonitos. Esa es la estrategia de fondo en "Dirty Grandpa": superficialmente parece que hay una especie de moraleja subyacente pero, todo, es una gran excusa para subir alto los parlantes y emular a MTV verano, mientras nos sigue sorprendiendo como el gran Robert alterna películas muy buenas y cintas fallidas como ésta, aún a su edad.Dan Mazer es el responsable de "Mi abuelo es un peligro" y con pocos antecedentes (alguno potable como haber producido "Borat" y dirigir la interesante "I give it a year") se lanzó a idear la amalgama que una los extermos Efron y De Niro, con poca suerte en pantalla. La historia es bastante sencilla, Jason (Efron) es un abogado exitoso de unos veintipico de años. Situación ecónomica confortable (y un poco más también), novia rubia y con pretenciones, familia un poco disfuncional. Dick (Dr Niro), un hombre de más de 70 años, retirado, que acaba de perder a su esposa. ¿Qué los une? Un pedido. El abuelo con firmeza solicita al padre de su nieto (David, jugado por el deslucido Dermot Mulroney), que lo traslade por auto, a su casa en Boca Raton. Es como día y medio o dos de viaje del punto de partida y a nadie (excepto a Dick) le parece buena idea. Pero como es su abuelo, y encima ahora viudo, Jason acepta ser su chofer y llevarlo donde él quiere. Claro, se imaginarán que la pose formal de Dick se termina a poco de encontrarse para salir, él quiere buscar mujeres, fue fiel muchos años (arriba de 40) y alega que su mujer en su lecho de difunta le pidió "que se divierta". Así es la cosa y ámbos parten para la casa que tiene el abuelo, en auto, en un camino que desviará rápidamente hacia las ciudades costeras, que parecen estar en el "Springbreak" americano (esa época donde se los universitarios tienen una semana libre por vacaciones de primavera).Allí, Jason y Dick conocerán a dos mujeres dispuestas a complicarles un poco la vida: Shadia (Zoey Deutch) y Lenore (una Aubrey Plaza cada día más voraz) quienes junto a Bradley, su amigo gay (Jeffrey Bowyer-Chapman) están tratando de pasarla bien en este receso. Al joven abogado se le queman rápido los papeles: está por casarse pero descubre que todo este movimiento con este nuevo grupo lo lleva a una crisis que le costará resolver: seguir siendo parte del "modelo" impuesto por su padre o liberarse y hacer... otra cosa. "Mi abuelo es un peligro" se transforma entonces en una explosiva reunión de chicas en bikinis, tragos y lenguaje vulgar que busca potenciar el humor de la contradicción natural entre los dos extremos de la vida: el que es joven y con futuro y quien ya no tiene mucho hilo en el carretel y pretende disfrutar aquello que no tuvo en muchos años. Si bien de a ratos hay un intento de ponerse serios y darle curso a la problemática, abuelo-nieto, con notas emotivas, lo cierto es que la velocidad de la historia (apoyada en su superficialidad) se lleva por delante esas ideas. Fiestas, DJs, alcohol, más bikinis, autos caros, transgresión, lucha de egos masculinos en la playa, con eso es suficiente. "Dirty grandpa" es el tipo de película que uno ve cuando no tiene ganas de pensar y sólo quiere reirse un rato, de la manera más liviana posible. Pero he ahí el problema: que el humor que propone, a pesar de lo ruidoso que parezca, solo es confusión llevada al extremo. No hay aquí, ni una buena historia, ni actuaciones aceptables, ni sensación de "me estoy divirtiendo". Tal vez si cuando van a sala están muy pero muy predispuestos, es probable que rescaten algo divertido de lo que vieron, como anécdota para sus amigos, pero seguro, que no mucho más que eso, no será. Mejor tener a este abuelito lejos de nuestra vista (y si lo tuyo es Zac Efron, poné un disco suyo y disfrutalo tranquilo, no te arrepentirás).
Siempre que esté en pantalla el actor, productor y director Robert De Niro (ganador de 2 Premios Oscar por su actuación en las películas “Toro salvaje” y “El padrino II”), resulta un gran placer verlo y esa sensación habrá tenido Zac Efron (ex High School Musical), quien en esta historia representa a su nieto. Ambos personajes aprenderán uno del otro, un abuelo divertido, que le enseñará varias situaciones de la vida, lo hará vivir y lo sacará de su aburrida y demasiado estructurada vida. Lo lleva a conocer que existen otros lugares, dejando a tras una vida rutinaria y monótona. Juntos viven una gran aventura. Vivirá una noche desenfrenada que incluirá: peleas en bares, karaoke, drogas y nuevos amigos, hasta terminará bailando el hit de Los del Mar, Macarena, semidesnudo. No cuenta con un gran guión y es previsible pero cumple la premisa de divertir.
Abullying al nietito Jason –Zach Efron- han tenido una relación muy profunda con su abuelo Dick –Robert De Niro- durante su infancia y adolescencia, pero en los últimos años se ha distanciado. A dos días de su boda, Dick, que acaba de enviudar, propone a su nieto que lo acompañe para cumplir con el ritual del viaje a Florida, que realizaba cada año con su esposa para jugar al Golf. Sin embargo, el viaje es una excusa para tratar de enderezar la vida de su nieto. Dick siente que Jason se está transformando en un hombre sin carácter que no ha sido capaz de apostar por su sueño de convertirse en fotógrafo, y que este casamiento es un error. Las vicisitudes estrafalarias del viaje tendrán un efecto rejuvenecedor en Jason, Dich y en la relación de ambos. De Niro sigue apostando a este renovado combo de films donde vejetes respetables demuestran que las mañas son lo último que se pierde, y que todavía están en condiciones de mostrar a los novatos un par de trucos bajo la manga. La premisa básica es que ellos se sienten la antítesis del estereotipo del viejecito jubilado que la sociedad proyecta. El primer experimento de esta serie fue Tough Guys (1986), con los enormes Burt Lancaster y Kirk Douglas, y sus continuadoras recientemente: Stand Up Guys (2012) con Al Pacino, Christofer Walken y Alan Arkin; Last Vegas (2013), con el propio De Niro en el plantel estelar; y Grudge Match (2013) con Sylvester Stallone y… sí, nuevamente De Niro completando el staff. Junto a la premisa básica, presentan además un punto de partida argumental común: todos ellos han pasado por episodios traumáticos (prisión, viudez, fracasos sentimentales y/o rupturas familiares diversas) y en esta especie de crisis de la tercera edad, abuelo 3pretenden echar una espectacular cañita al aire que resituya no sólo el valor de sus vidas, sino que los redima como sujetos valiosos para la sociedad en general, y para su núcleo íntimo, en particular. Como idea no es un mal producto, y no sólo tiene un porvenir venturoso, sino que es posible augurar una seguidilla de versiones femeninas con esta misma propuesta. Si las analizamos en conjunto, vemos que a pesar de contar todas ellas con grandes estrellas (en algunos casos, las mismas estrellas), no obtienen, sin embargo, idénticos resultados. Aquellas que mejor funcionan son aquellas que no circunscriben el relato a una sola línea narrativa, es decir, a las que desarrollan tramas individuales como recurso paralelo al desarrollo de la premisa y la historia del grupo. Es decir, aquellas donde, además del viaje, se tematiza el pasado, que se repiensa, que se resignifica, etc. Mi abuelo es un peligro funciona. No lo vamos a negar, pero funciona a un nivel demasiado elemental, tan elemental que está al borde permanente del precipicio donde tañen sus cuerdas las repeticiones mecánicas, los improperios y las humillaciones físicas de dudoso gusto. El gran enemigo del film no es el humor grueso, que es cuestión de gusto al fin de cuentas, tampoco lo es -necesariamente- la repetición de gags (aunque tampoco la beneficia), sino la focalización exclusiva en esta relación que es casi un buddy film entre el abuelo y su nieto. Focalización que descuida y malgasta toda una constelación de personajes secundarios (el padre/hijo de Jason y Dick respectivamente; la prometida, el hermano drogadicto, etc.). Este centramiento en la pareja cómica obliga al relato a forzar la comicidad únicamente centrada en las humillaciones que el abuelo diseña permanentemente para su nieto, como una larga secuencia de bullying. Se suma a esto un elevado nivel de previsibilidad, manifestado desde la primera escena del film, donde se nos presentan los roles invertidos del nieto y del abuelo; el abuelo se comporta como un adolescente cachondo, y el nieto como un maduro conservador, etc. De allí que el resto del film resulte poco efectivo en un sentido general, por mucho que los gags individuales produzcan su efecto en menor o mayor medida. La previsibilidad en las películas cómicas no es un defecto en sí mismo y a veces forman parte de su estrategia narrativa. De modo tal que no es necesario que un relato cómico nos sorprenda con los sucesos representados (aunque alguna tensión entre el cumplimiento/frustración de esas expectativas pueda tener lugar). ¿Cómo es posible que la previsibilidad no se torne una repetición mecánica y pierde su efecto? Hay dos maneras de lograrlo: la primera, proponer o preparar la anticipación del público y frustrar las expectativas, redireccionando los sucesos a espacios narrativos insospechados en particular, aunque coherentes con la premisa de conjunto; la segunda, realizando una secuencia paroxística de eventos, donde los sucesos no son meras repeticiones, sino ampliaciones de un mismo efecto pero magnificado y llevado al absurdo. Mi abuelo es un peligro tiene el inconveniente de no emplear ninguna de estas estrategias, quedándose en el nivel de las meras reiteraciones, y de allí que uno tenga la sensación de que en la primeras escenas de la película uno ya lo ha visto todo.
La vida pasa rápido y los que más conciencia tienen de este hecho son los mayores, quienes además están convencidos de que la vida en la vejez ya no es la misma que en la juventud. Las fotos de apertura de Mi abuelo es un peligro muestran un pasado de compañerismo y amistad entre el abuelo Dick (Robert De Niro) y el nieto Jason (Zac Efron). La complicidad entre ambos parece ser el código de hierro. Pero algo pasó después de esos primeros años juntos; quizás la influencia del padre determinó la actual vida anodina de aquel niño libre y soñador. La película arranca con el velorio de la abuela de Jason, esposa de Dick Kelly, un exintegrante de las fuerzas especiales del ejército. De entrada nomás conocemos la ocupación de Jason y su situación sentimental: es un joven abogado comprometido con la hija de su jefe, una bella mujer judía y asfixiante. El problema se desata al otro día del sepelio, cuando el abuelo Dick quiere que Jason lo acompañe en un viaje a Florida en pleno receso primaveral. Dick quiere visitar a un viejo amigo y, de paso, despejarse. Lo que Jason no sabe es que el abuelo no es esa persona seria que parece, sino un anciano sinvergüenza, degenerado y jodón, que lo único que quiere es acostarse con una universitaria para sentir de nuevo lo que alguna vez sintió de joven. El filme está basado en el engaño. El verdadero plan de Dick es otro. El hecho de que Jason esté por casarse con una mujer que no ama y que se dedique a una profesión que no le gusta, aterra y desmoraliza al viejo Dick. Jason es su último proyecto de redención. De lo que se trata es de “liberar al oprimido”. Es así que emprenden un viaje escandaloso, plagado de situaciones bizarras y momentos comiquísimos, que hacen tambalear el inminente casamiento de Jason. Hay mucha química entre los dos y entre los personajes secundarios, quienes aportan la cuota de humor necesaria. Cantan, bailan, se drogan, se emborrachan, se agarran a las piñas, se enamoran. Sin dudas el que la rompe es Zac Efron, cuyos fans lo van a disfrutar al máximo. Aquí, además, se lo ve prácticamente como Dios lo trajo al mundo. Mi abuelo es un peligro está en sintonía con títulos como ¿Qué pasó ayer? Es una comedia verde, con chistes groseros, “olmedescos”, pero con un par de momentos súper efectivos e inteligentes, que despiertan la carcajada hasta en el más serio de la sala.
Agrietando algunos esquemas Hay films que están destinados al malentendido, que luego se transforma en prejuicio y desprecio por anticipación, y el de Mi abuelo es un peligro es un ejemplo que podría ser emblemático. Ya con el título que le pusieron para su estreno en la Argentina le alcanzaría, pero el título original -Dirty grandpa- tampoco es gran cosa, y si a eso le sumamos un Robert De Niro que últimamente viene barranca abajo, la presencia juvenil de Zac Efron y un tráiler donde lo que prevalecía era la grosería permanente, todo estaba servido para la subestimación. Los críticos -tanto en Estados Unidos como en la Argentina- actuaron en consecuencia, destrozándola sin miramientos. Lo cierto es que Mi abuelo es un peligro merece una visión más cuidadosa y relajada, alejada aunque sea un poquito de las conclusiones fáciles. Si observamos con algo de atención, notaremos que el director es Dan Mazer, realizador de Les doy un año pero también coguionista de Bruno y Borat. De ahí que sea lógico el juego permanente con lo chabacano, escatológico y políticamente incorrecto a lo largo de todo el relato, con una catarata de chistes explícitamente enlazados con lo homofóbico, racista y machista. Lo mismo con se puede decir respecto a la estructura de road movie, con el abuelo Dick (De Niro), recientemente viudo, prácticamente forzando a Jason (Efron), su correcto y acartonado nieto abogado a punto de casarse, a acompañarlo en un viaje a Florida destinado esencialmente a enfiestarse en grande aprovechando el contexto de los spring breaks juveniles. La premisa del viaje es un trampolín para que el film escrito por John Phillips adquiera en su primera mitad características ciertamente anárquicas, acumulando situaciones con poca relación entre sí, pero que funcionan para ir afianzando el vínculo entre los protagonistas y presentar una galería de personajes que en unos cuantos casos se afianzan en el sinsentido, o más bien, en un sentido no precisamente predecible. Ahí tenemos por ejemplo al insólito vínculo entre el comerciante/narcotraficante interpretado por Jason Mantzoukas y los policías encarnados por Mo Collins y Henry Zebrowski, con su naturalización del delito; o Lenore (Aubrey Plaza), una ninfómana de campeonato deseosa de coger a todo trapo con Dick. En todo ese pasaje, los objetivos de Mi abuelo es un peligro parecen ser darle rienda a un De Niro desatado -casi actualizando al Bob Patiño que parodiaba al Max Cady de Cabo de miedo- y un Efron cuyo personaje hace un tránsito donde pasa de ser el chico Disney de High School Musical al muchacho descontrolado de Buenos vecinos. Donde Mi abuelo es un peligro encuentra sus límites es cuando debe delinear un conflicto real, centrado principalmente en Jason y cómo hacer para encontrar su propio camino, sin que los demás le impongan un destino seguro y predeterminado, pero también en Dick y su necesidad de recomponer su lazo tanto con su nieto como con su hijo (Dermot Mulroney). Allí aparece el interés romántico algo esquemático representado en el personaje de Shadia (Zoey Deutch), un par de bajadas de línea un poco forzadas, cierto estancamiento en el ritmo narrativo y personajes como el de Julianne Hough que son totalmente superficiales y desentonan con el resto. Aún así, la suma de resoluciones, por más que no quiebren totalmente los esquemas, no dejan de estar algo desviadas de los estamentos habituales, imponiendo diminutas pero productivas grietas. Mi abuelo es un peligro no es brillante en su despliegue de humor -hay pasajes donde su estilo encuentra callejones sin salida-, le cuesta balancear los dilemas planteados y no termina de hacer estallar las convenciones que enfrenta. Pero no deja de ser una película sumamente disfrutable y bastante más compleja de lo que se podría pensar a priori. Encima da una buena noticia, que es el hecho de que De Niro, ya con más de setenta años, aún conserva energía, y no solamente sexual. Su química con Plaza lo demuestra.
La irreverencia que no fue Algo de desfachatez no viene mal y hasta configura un aporte de frescura ante las comedias más tradicionales o “blandas”. Pero para que esto funcione y haga reír (en definitiva es uno de los objetivos del género, además de promover alguna que otra reflexión) se requiere talento. Los hermanos Peter y Bobby Farrelly demostraron cómo se puede lograr humor soez y divertido al mismo tiempo; “Loco por Mary” (1998) es el mejor ejemplo. El director Dan Mazer y el guionista John Phillips trataron de emular ese formato en “Mi abuelo es un peligro”, pero la irreverencia que intentaron queda anclada sobre una catarata de gags vulgares, múltiples referencias escatológicas y chistes tan poco elaborados que cuesta encontrarles la gracia. Si en los primeros minutos provoca cierto impacto (relativo) ver a un prestigioso actor como Robert De Niro bajo la fisonomía de un veterano libidinoso, alcohólico y pendenciero que quiere perseguir universitarias y se la pasa hablando de sexo, al rato el recurso se torna cansador a fuerza de repetición. Estereotipos La historia está repleta de lugares comunes, personajes unidimensionales y conflictos mal planteados, peor resueltos. Hay un joven (Zac Efron) que anhelaba ser fotógrafo de National Geographic y se ha convertido en abogado. Está punto de casarse con una mujer quisquillosa y obsesiva. Entonces aparece en escena su abuelo, recientemente viudo, quien a través de una artimaña le propone un viaje a Florida antes de la ceremonia. Ante el asombro del solemne nieto, éste dista mucho de la imagen venerable que tenía en mente, en cierto modo atada a los prejuicios familiares. “La mayoría de los abuelos solamente piden caramelos”, le dice cuando lo descubre obsesionado con la pornografía, el whisky y la anatomía femenina. Así arranca un periplo que tiene algún eco de “Perfume de mujer” (1992): el viaje es una metáfora del cambio interior que aparentemente opera en los personajes. Pero este aspecto está abordado en modo tan superficial que queda aplastado por la capa de humor procaz, con resacas al estilo “¿Qué pasó ayer?” (2009), pero sin su chispa. El intento de proyectar una mirada ácida sobre instituciones como la familia y el matrimonio termina en trazos demasiado gruesos, que tratan de ser profanos pero bordean el mal gusto. “Le fui infiel a tu abuela cada día durante los cuarenta años que estuvimos casados”, le dice De Niro a Efron al principio del film. “Antes de morir, ella me pidió que disfrutase de la vida”, agrega. Y así justifica el trayecto que iniciará luego, con la única meta de satisfacer sus deseos sexuales. A esta premisa simplona se agrega una galería de estereotipos que denota falta de imaginación: un homosexual amanerado, una universitaria ninfómana, una hippie enamoradiza, un musculoso con pocas luces, una novia controladora, un padre estructurado, un primo obsesionado por el onanismo, un pandillero peleador. Y la lista podría seguir. Sombras nada más La pregunta se cae de madura: ¿Qué fue del Robert De Niro que exploró con talento su vena cómica? Es difícil saberlo, pero esta vez sólo se ven las sombras de aquellas actuaciones. Es probable que una parte del desaprovechamiento de semejante intérprete obedezca al guión chabacano, con personajes pobremente caracterizados. Pero la falta de química con Zac Efron es evidente: es como si los dos actores estuvieran en sintonías diferentes y para colmo la historia se asienta precisamente en la interacción entre ambos. El ensamble que logró el actor de “Taxi driver” (1976) con Ben Stiller en “La familia de mi novia” (2000), Billy Cristal en “Analízame” (1999) y Charles Grodin en “Midnight run” (1988) aquí brilla por su ausencia. Si se trata de abuelos libertinos, cabe recordar al oscarizado personaje de “Pequeña Miss Sunshine”. También fumaba marihuana y miraba películas pornográficas, pero estaba excelentemente interpretado por Alan Arkin.
Una de las mayores dificultades que se presentan al ver una película es olvidarse de la predisposición con la que uno llega cuando fue bombardeado por aquellos que ya la vieron. Desde el más blanco hasta el más negro, a partir del “no te la podes perder” hasta “es lo peor que vi en mi vida”, pasando por todos los grises posibles. Pues bien, encontrándonos en la segunda opción, he de confesar que el filme dirigido por Dan Mazer no deja de ser tan mediocre como la mayor parte de la producción hollywoodense. Intentando parafrasear, quiero suponer, desde su titulo en ingles a “Harry, el Sucio” (1972), que nos presenta a un sexagenario personaje en busca de redención, siempre habiendo tenido que mostrarse como lo del deber ser. La muerte se su esposa es el disparador para poder llevar una nueva vida alocada, a nadie debe rendirle cuenta, con engaños arrastra a su nieto a un viaje que parece de cierre y terminara siendo iniciático en el cual la relación abuelo-nieto debe saltear una generación para reinstalarse. Jason Kelly (Zac Efron) está a una semana de casarse con la bellísima hija del socio de su padre, ambos son sus jefes, todo está bajo control de los mandatos, y si, de ley, es de lo que estamos hablando, pues nos encontramos dentro de un gran bufete de abogados. Es entonces que aparece Dick Kelly (Robert de Niro), el abuelo en cuestión, y fuerza a Jason a hacer todo aquello que está en la variable de lo incorrecto. Un filme de formula que intenta ser políticamente incorrecto, que basa su supuesto humor en la colisión entre los diferentes, sumado a lo escatológico o sexualmente casi explicito, masturbaciones, colas, penes dibujados, mujeres fáciles, gays de los buenos y de los vengativos. Sexo, drogas, sin rock and roll. Robert de Niro la juega de taquito, en su larga carrera siempre fue más un actor del orden de lo naturalista, de no parecer que este actuando, de hacer creíble cualquier personaje más que la construcción de los mismos. Por supuesto que de esto sabe, claros ejemplos como su interpretación de Al Capone en “Los intocables” (1987), su Max Cady en “Cabo de miedo” (1991), y Jack La Motta en “Toro salvaje” (1980), son sólo una muestra. Si Jason Kelly tiene un abuelo, ese es Robert de Niro, sin lugar a dudas, más si el abuelo Dick tuviese que elegir un nieto no creo que sea Zac Efron. De quien se dijo hay que darle tiempo, en su momento parecían tener razón con su performance de Link Larkin en “Hairspray” (2007), pero sólo fue una ilusión dentro de una muy buena película, con un director que supo dirigirlo. Pues en éste caso es la dirección, no sólo el guión, es lo que falla.
Con ese humor chancho y zafado de locuras de secundario de EEUU, que ya es casi un género. Robert De Niro (¿ por qué habrá aceptado esta película? ) es el familiar del título que desea salvar a su nieto de una vida impuesta por el deseo de su familia. Situaciones delirantes y supuestamente intensas que trata de emular sin éxito la saga de ¿“Qué pasó ayer?”