Postrada en la cama Todas las industrias culturales y Hollywood en especial han bebido incansablemente del escapismo o tendencia a evadir la realidad con formulaciones que en vez de incentivar una mínima reflexión por parte de los espectadores lo único que hacen es encerrar al público en un eterno bucle de lo mismo a nivel discursivo/ ideológico, sea dentro del armazón retórico de los géneros clásicos o no. Desde la consolidación de los grandes estudios el mainstream norteamericano ha ido por un lado segmentando el mercado e internacionalizándose de a poco, movida que tiene que ver con la mentalidad imperialista yanqui, y por el otro lado dividiendo su producción entre un lote de “películas realistas” que buscan el prestigio o el reconocimiento intra gremio artístico y una mayoría de productos orientados a una evasión que reemplace el sentir particular por el melodrama genérico a toda pompa, no obstante fue debido a la construcción de los primeros blockbusters modernos en los años 70 y 80 que el segundo grupo comenzó a dominar/ mermar al primero a niveles alarmantes, propensión que para colmo se condice con una idiotización importante en lo que atañe a los engranajes narrativos que va de la mano del fetiche para con la fantasía heroica más baladí, aburrida e intercambiable, ya reemplazando por completo en el Siglo XXI al star system de antaño por el artilugio digital y el régimen de franquicias a partir de productos por demás establecidos. Si bien el panorama a escala general siguió las líneas apuntadas, los géneros en concreto experimentaron cambios diversos que dependen de sus rasgos de base o predisposición a molestar a la dictadura posmoderna de la corrección política y los artificios estupidizantes, pensemos que el terror retuvo su visceralidad histórica en el nuevo milenio pero se vació del erotismo de antaño y sobre todo de su materialidad, algo que abarca el gore y el cuerpo mancillado en serio, atacado desde el realismo sucio, y el thriller por su parte, otro género que sufrió modificaciones, pasó de nutrirse de las amenazas reales/ prosaicas a también verse aprisionado entre los muros conceptuales de los fantasmas, posesiones, exorcismos y cualquier entidad inmaterial que “esterilice” la sangre, el dejo iconoclasta y la colección de tetas que dominaron a la comarca retórica desde fines de los 50 hasta fines de la década del 80, léase aquel trayecto que fue desde la algarabía de la Hammer Film Productions, pasó por el exploitation altisonante y polirubro de los gloriosos 60 y 70 y terminó eclosionando en el giallo primero y el slasher después, éste una acepción pauperizada del anterior. La falta de peligros reales en materia de los relatos, anclados en el día a día del espectador, tiene que ver tanto con la popularización de los CGI y el éxito del J-Horror de los 90 como con el predominio señalado de los blockbusters vía una fantasía asexualizada y aséptica. Un típico producto impersonal y automáticamente descartable de esta lamentable época en términos culturales en la que nos toca vivir, donde las excepciones son valiosas y la regla general suelen ser los bodrios extremadamente insípidos, es No Descansarás (Bed Rest, 2022), ópera prima de la directora y guionista de bagaje televisivo Lori Evans Taylor que se centra en una embarazada de unos siete meses, Julie Rivers (la también productora Melissa Barrera, una actriz mexicana que está probando suerte en Hollywood desde hace un par de años), que tiene un negocio de antigüedades y se muda junto con su esposo, el profesor universitario Daniel Rivers (Guy Burnet), a una casa que desde ya resulta estar embrujada por el espíritu de una psicópata llamada Melandra Kinsey (Kristen Sawatzky), quien anda detrás de su hijo por nacer y por ello una de las víctimas del fantasma, un niño de cuatro años sin nombre conocido (Sebastian Billingsley-Rodríguez), le advierte a Julie acerca del peligro hiper abstracto aprovechando que la protagonista debe guardar reposo en cama durante las últimas ocho semanas de su embarazo por haberse caído de una escalera y haber tenido un desprendimiento parcial de placenta. Mientras que el nene espectral se le aparece de tanto en tanto en la morada en cuestión, a quien ella confunde con un bebé anterior suyo que nació muerto, Rivers sufre el esperable acoso progresivo paradigmático de estos casos. Entre el “commodity infantil” de El Bebé de Rosemary (Rosemary’s Baby, 1968), la obra maestra de Roman Polanski, la iconografía promedio del espanto de El Resplandor (The Shining, 1980), de Stanley Kubrick, la condena a estar postrado en la cama de Misery (1990), de Rob Reiner, aquella premisa de “casa nueva y monitoreo electrónico sobre el crío” de La Habitación del Niño (2006), opus de Álex de la Iglesia para el ciclo televisivo Películas para no Dormir, e incluso la posibilidad de que otra fémina bien terrenal pretenda robar al purrete de turno símil Al Interior (À l’intérieur, 2007), el recordado debut de los franceses Alexandre Bustillo y Julien Maury, en esta ocasión mediante una enfermera que Daniel trae al hogar para cuidar a su esposa mientras está trabajando, Delmy Walker (Edie Inksetter), la melosa y previsible película de Taylor pretende explotar la reciente fama de la eficaz Barrera, conocida por los últimos dos eslabones de la saga Scream, y reflexionar sobre los miedos y traumas de la maternidad aunque cae en el mismo sustrato anodino de decenas de faenas semejantes que nos aburren con los latiguillos del ninguneo padecido por las mujeres, los enfermos mentales, los recluidos en su domicilio, las embarazadas y todos aquellos cuyo entorno tiende a cosificarlos para que los jump scares sigan acumulándose y el escapismo más necio y vacuo que nos aleja de la realidad continúe vivito y coleando…
Julie y Daniel Rivers acaban de mudarse fuera de la ciudad a un caserón cerca del lago. Están en plena refacción mientras Daniel (Guy Burnet) intenta consolidar su nuevo trabajo como profesor universitario y Julie (Melissa Barrera) transita el último trimestre de embarazo trabajando como anticuaria. Uno de los problemas que intentan resolver es el inminente derrumbe del piso del baño. Es de esta manera que uno de los albañiles encuentra en las tuberías una inquietante pulsera. Entregada de inmediato a Julie, con tintineantes dijes dorados y algunos susurros, termina en la muñeca de ella la misma noche en que irán a una fiesta de presentación del ámbito académico al cual Daniel quiere pertenecer. Todo va muy bien, parecen ser una pareja sólida, feliz con sus trabajos y la llegada de su primera hija, cuando en el lugar alguien le pregunta a Daniel si tienen más hijos y este responde que no. Esto enoja a Julie, porque si bien la mudanza supondría un nuevo comienzo, no estaba dispuesta a dejar ir el recuerdo de su anterior hijo, motivo por el que, además, ella había pasado un tiempo de inestabilidad mental. Julie termina en el hospital luego de un accidente en las escaleras hacia su cuarto. No solo presenta un desprendimiento de la placenta por la cual deberá guardar reposo absoluto, sino que también muestra síntomas de shock. Algo la había asustado lo suficiente como para paralizarla. Así comienza la cuenta regresiva hacia el parto. Encerrada, sin poder moverse, experimentará las ansiedades del parto y el regreso de los traumas del pasado empujados por experiencias sobrenaturales que pondrán su salud mental en conflicto, su relación con Daniel también. Julie dará batalla para protegerse a sí misma y a su bebé al mismo tiempo que la casa contará su historia. Estos son los condimentos para el clic en una granada de mano: un caserón en ruinas apartado de la ciudad, un hijo del que todavía no sabemos qué pasó (pero no está), una pulsera susurradora y un embarazo avanzado. Podría explotar, pero… No Descansarás es el primer film de Lori Evans Taylor, también guionada por ella. Sin variación alguna en la fórmula universal para las películas de casas embrujadas, sostiene la tensión en base a sustos que se activan con sonidos y primeros planos. El punto de estrés es esa madre embarazadísima que debe mantener la calma y no puede, protagonizada por la chica del momento (Melissa Barrera), quién dejó la pantalla encendida luego de la última Scream y mantiene una actuación irreprochable, muy bien acompañada por Burnet y Edie Inksetter (enfermera y cuidadora de Julie), pero que no alcanza para generar terror. En fin, como película de terror es un mejor thriller psicológico. Con buenas actuaciones, si no llevás muchas expectativas de asustarte, entretiene.
Con ideas de muchas propuestas vistas con anterioridad, como El bebé de Rosemary, gracias al talento de Melissa Barrera no termina de naufragar del todo.
Dirigida y escrita por Lori Evans Taylor “No Descansarás” presenta la historia del matrimonio formado por Julie (Melissa Barrera) y Daniel Rivers (Guy Burnet), quienes luego de sufrir la muerte de su primer bebé se mudan a una casona soñada. Si bien es un momento complicado en sus vidas, ya que Julie estuvo internada en un hospital psiquiátrico debido a su pérdida, la ilusión vuelve al hogar. A medida que se instalan, y mientras hacen refacciones la mujer comienza a experimentar fenómenos extraños, como la aparición de un niño y la sensación de que algo malévolo acecha a su hijo por nacer. Sin embargo su esposo y su cuidadora, la enfermera Delmy Walker (Edie Inksetter) no toman en serio sus temores y eso genera la tensión necesaria para terminar en la Guardia donde se le aconseja a Julie guardar reposo los últimos dos meses. El guion aborda temas como el dolor por la pérdida y sus repercusiones psicológicas, lo que puede ser interesante y prometedor, permitiendo que los personajes enfrenten sus propios demonios internos mientras lidian con el misterio de esa casa. Las actuaciones no son malas pero la película cae en el recurso del “jump scare” que se vuelve repetitivo y no logra el efecto deseado. No logra sorprender y la premisa inicial se desvanece. Si bien la directora intenta ofrecer una nueva versión del género, el film no impacta y se queda en una propuesta que no colma las expectativas de los que amamos el género.
Melissa Barrera, la protagonista de este film, es también parte de las últimas dos entradas de la franquicia Scream, una serie de películas de terror ensambladas sobre de la deconstrucción de los tropos de la películas de terror. Por esto, resulta paradójico que aquí su personaje Julie pase por un auténtico catálogo de lugares comunes del género. Si Julie hubiera visto Scream su vida sería mucho más fácil. En principio, sabría que no debió comprar un viejo caserón en el que murió una familia, también que las sombras y visiones que empieza a percibir no son “tan solo su imaginación” y que su gato aparecerá repentinamente en los momentos más inesperados para sobresaltarla. Si hay algo de lo que no puede acusarse a esta película es de originalidad. Mientras que cierto cine de terror, el llamado art-horror, está encabezando una renovación del cine de género con films como Hereditario, The Babadook, Raw, Mandy o Lamb que resulta un antídoto contra el eterno retorno en el que Hollywood quedó atrapado con las franquicias de superhéroes, esta película nos devuelve a un horror carente de inventiva y sostenido exclusivamente por jump scares. Julie está cursando un embarazo avanzado. Lentamente se nos indica que perdió otro, que tuvo una crisis emocional por esa pérdida y que la renovación de la vieja casa es un modo de rehacer su vida. Una caída hace que su obstetra le ordene reposo forzado por los últimos meses que le quedan antes del parto. Cuando, acto seguido, 25 minutos dentro del film, surge un cartel que dice “Día 1, faltan 55” está claro que queda un tortuoso camino por delante, especialmente para los espectadores. La aparición de un niño que podría o no ser su hijo muerto lleva a una serie de acontecimientos sobrenaturales narrados con desgano cuyas “sorpresas” pueden ser adivinadas mucho antes de que la historia las revele.
Después de años de luchar para formar una familia, Julie Rivers (Melissa Barrera) está embarazada nuevamente y se muda a un nuevo hogar con Daniel Rivers (Guy Burnet), su esposo, mientras abrazan un nuevo comienzo. Al recibir la orden de reposo en cama obligatorio, Julie comienza a desmoronarse lentamente mientras sufre la monotonía y la ansiedad de sus nuevas limitaciones. Esta es la síntesis oficial del filme, mas o menos acertada, se puede decir. Pronto, las aterradoras experiencias fantasmales en el hogar comienzan a acechar a Julie, despertando sus demonios pasados y haciendo que otros cuestionen su estabilidad mental. Atrapada y obligada a enfrentar su pasado y lo sobrenatural, Julie lucha para protegerse a sí misma y a su bebé por nacer. Lo primero que produce un cuestionamiento muy claro, no solo en esta producción, es saber las razones por las que un matrimonio que ya perdió un bebe al nacer, se muda faltando solo 2 meses para el parto, a kilómetros de la ciudad y por ende del sanatorio donde debería nacer el hijo.
El miedo más maternal. No descansarás (2022) es una película perteneciente al género del cine de terror, dirigida y escrita por la realizadora Lori Evans Taylor, y protagonizada por la actriz de origen mexicano Melissa Barrera, junto a Guy Burnett, Edie Inksetter y elenco. Aquí Barrera interpreta a Julie, una joven felizmente casada que anhela poder al fin ser madre. Tras perder un traumático embarazo, poco tiempo después logra nuevamente quedar en “la dulce espera”, pero con la recomendación médica de hacer reposo absoluto hasta el nacimiento del bebé. Con el fin de pasar estás indicaciones lo más tranquila posible, Julie y su marido se mudan a un nuevo hogar, un viejo caserón con un pasado bastante peculiar: sus anteriores dueños, una familia tipo, apareció muerta en extrañas circunstancias en el lugar. Para Julie, la futura mamá en cuestión, este hecho misterioso y macabro le resulta un mal presagio pero su marido Daniel (Guy Burnett) atribuye estos miedos a un estado emocional inestable o débil a causa de su embarazo. Y justamente por ahí ahondará la trama: ¿Julie, una mujer joven que sueña con ser madre y que lleva consigo un gran trauma a cuestas (la pérdida de su primer hijo) imagina todos los terrores que la acompañarán diariamente en su habitación? ¿O alguna entidad sobrenatural es la verdadera causante de todos estos siniestros eventos que le tocará atravesar en compañía de su esposo? De la mano de la directora y guionista del film, Lori Evans Taylor, y de la protagonista Melissa Barrera, quien ganó mucho reconocimiento gracias a su participación en Scream 5 y Scream 6 (ambas dirigidas por la dupla integrada por Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett), iremos develando estás intrigas a lo largo del metraje. No descansarás es una película que se apoya principalmente en la certera utilización del recurso visual de los jump scares (sustos repentinos) y cuya intención es asustar al espectador por medio de un cambio visual súbito en la escena actual, generalmente acompañada de un sonido espeluznante. Sin solución de continuidad irán surgiendo estos golpes de efecto, los cuales seguramente causarán un poco de impacto en la audiencia, pero en conjunto y tras aplicarlos de forma tan reiterada el recurso de a ratos termina cansando. Entonces, la que es considerada “la herramienta más básica para construir películas de terror” se vuelve en la trama un elemento mediocre, debido a su uso desmedido y hasta poco lógico. No descansarás es una producción de género independiente y que fue llevada a cabo gracias al empuje de la actriz latina Melissa Barrera. Ella se involucró tanto que acabó oficiando de productora y eso se aprecia en el espíritu del film con una marcada mirada femenina acerca de la maternidad, el matrimonio y la salud mental. Los temores que atraviesan a Julie quizás sean los mismos que pueden sufrir otras futuras madres: ese miedo a lo que vendrá, al parto y sus dolores, entre otros. Si a esta compleja cuestión le agregamos la claustrofobia del encierro, la culpa y la negación por la pérdida de un ser amado, es una posibilidad que una mujer/madre pueda perder la cordura. Y mucho más si la acompañan fantasmas en su devenir diario. El miedo más maternal toca a la puerta.
Desde que la censura lo permitió, el cine de terror ha encontrado en los embarazos un buen punto de partida para contar historias. Tras años luchando por formar una familia, Julie Rivers (Melissa Barrera, la actriz de las nuevas Scream) está embarazada nuevamente y se muda a una nueva casa con su marido. Ambos cargan con la angustia y el temor a volver a perder al niño. Luego de un misterioso incidente que sufren en la casa, el médico de Julie le ordena guardar reposo absoluto. En un principio ella no está contenta con el plan, pero se resigna para cuidar su embarazo. Es entonces que aquel incidente que parecía aislado se transforma en algo constante. Julie comienza a sufrir unas visiones aterradoras que luego parecen ir más allá. No está segura si está enloqueciendo o si hay algo o alguien que tiene un interés particular en el bebé que ella lleva en su vientre. No descansarás, título en castellano insólito para la película Bed Rest, tiene ese problema insalvable de las películas que no tienen identidad o elemento claramente diferenciador. Estéticamente no aporta nada relevante y se mueve por los lugares más conocidos, avanzando de forma previsible por los pasos de esta clase de películas. Falla al mostrar el trauma de la protagonista y con eso pierde la chance de que nos importe todo lo demás. Un tema con el cuál es tan fácil conectar, resulta irrelevante, no importa los giros que aporte en la segunda mitad del largometraje. La responsable del guión y la dirección es Lori Evans Taylor, también productora. Esta es su opera prima, pero no parece un comienzo muy alentador.
La cuota de terror semanal que no puede faltar de las carteleras porteñas. En este caso con la dirección y guión de Lori Evans Taylor una historia que abreva en los terrores de la maternidad que desatan sus demonios cuando la protagonista que ya perdió a un hijo recién nacido, queda embarazada, pero con la obligación de hacer reposo. A ese panorama que se presenta tenso y tedioso, con un marido muy absorbido por su trabajo, se le suma un detalle, que es un recurso muchas veces utilizado. El matrimonio joven acaba de mudarse a una casa con historia horrosa. Cuando no. A la claustrofobia del encierro se le suman, lugares que no terminaron de arreglase con la mudanza y algunas apariciones que solo la futura madre ve. La protagonista es Melissa Barrera (la de Scream 5 y 6) una experta a esta altura en gritos y sobresaltos. Tiene buena química con quien encarna a su esposo Guy Burnet y buen contrapunto con la voz de la razón que encarna Eddie Inksetter. Nada nuevo en cuanto a ideas, conflictos y resoluciones, pero que tendrá su público satisfecho.
Lori Evans Taylor hace referencias obvias a películas de terror recientes sobre la maternidad y el duelo como El Orfanato de Juan Antonio Bayona o Mamá de Andy Muschietti, aunque está muy lejos de la factoría técnica de estas, sobre todo en su clímax final, con un endulzado desenlace que termina echando por la borda cualquier esperanza que uno podía tener.
En preproducción desde el año 2015, llega finalmente a las salas la inquietante “No Descansarás”. Después de protagonizar la nueva entrega de la franquicia “Scream”, Melissa Barrera se impone como un rostro conocido que retorna al género del terror, a las órdenes de la cineasta debutante Lori Evans Taylor. Plagada de ‘jump scares’, se erige como una mirada terrorífica y sobrenatural al trauma por la pérdida de un embarazo que sufriera la propia autora y sirviera de mecanismo de inspiración para el presente film. Un aterrador proceso de duelo se ha puesto en marcha desembarcando en la cartelera local: la propuesta abunda en tintes psicológicos y dramáticos durante su primera hora de metraje; la protagonista es víctima de un pasado que persigue y acecha, adquiriendo el mismo la forma menos pensada. Pequeños indicios iniciales nos hacen saber que el argumento empatizará con una mujer a quien se le ordena guardar reposo absoluto. Desprotegida ante lo amenazante que podría habitar dentro su hogar (o de su psiquis), la presencia paranormal funciona como el detonante del cliché desesperado de todo aquel a quien nada le cree. Una serie de dispositivos ingeniosamente implementados involucran situaciones propias al género. El peligro inminente se esconde bajo la cama o dentro del armario. La emergente ‘scream queen’ de la presente generación estelariza un film que dosifica de modo progresivo el factor terrorífico, prefiriendo no mostrar todas las cartas de un solo golpe.
Los amantes del cine de género están viviendo una buena temporada. La semana pasada tuvieron el estreno de «Cría Siniestra» y ahora llega «Bed rest». Exponentes sólidos de debutantes que muestran que a pesar de contar con presupuestos acotados, se puede hacer interesantes propuestas para el cine de terror. «Bed rest» (No descansarás) presenta a la nueva estrella de la saga «Scream» (en el «recambio generacional» que se inició el año pasado), Melisa Barrera, en un protagónico que muestra la ductilidad de la intérprete para este género. Lori Evans Taylor, debutante, presenta una historia sencilla. Modesta, en cierta manera. Que incluso, puede parecer clásica, en su concepción. Pero la estructura del relato, el tema que presenta, posee un correcto abordaje. La trama presenta a Julie (Barrera), joven esposa que junto a su marido, se mudan a una nueva casa. Tienen proyectos, son jóvenes… ¿qué puede ir mal? Sí, es cierto que este matrimonio, ya perdió un embarazo antes, por lo cual cuando saben que Julie está en la dulce espera, deben poner toda su energía para que el o la bebé lleguen a buen puerto… y para eso, la futura mamá debe guardar reposo. Sí, estar sola en una casa enorme, al principio no parece ser un problema para la tenaz Julie, pero a medida que el tiempo pasa, y el embarazo avanza, las cosas comienzan a ponerse tenebrosas. Como ya pueden suponer, hay presencias en la casa, una historia macabra se cocina ahí y… estos pibes, se la van a llevar de frente. Quizás siento que el temperamento de Melisa Barrera viene unido a su rol en las anteriores entregas de «Scream»…y quizás podría tener un papel más distante de ese personaje, lo cual creo que es el punto discutible de la propuesta. Por otra parte, hay rumores serios que este trabajo de Taylor impresionó tan bien en la industria, que le habría ofrecido dirigir nada menos que una nueva entrega de «Final destination»… ¿Qué tal? Arriesgo que su mayor desafío será imponer un sello propio, que consolide todo lo bueno que presenta en «Bed rest». A tener en cuenta, es una peli de presupuesto ajustado, no una blockbuster, pero no defrauda, ofrece una producto equilibrado y con los suficientes «jump scares» para deleitar a los fans del género.
EL TERROR EN REPOSO Desde hace un tiempo me vengo haciendo cargo de los estrenos de terror para este sitio. No todos, pero sí varios. El mejor en mucho tiempo, Evil Dead: El despertar, lo cubrió Matías Gelpi, al que todos dábamos por muerto pero que, como buena entidad maligna, resurge cada tanto. Los otros, los más genéricos y descartables, han pasado por este teclado y han sido puestos en evidencia: salvo en contadas ocasiones, el terror que se produce en la actualidad apenas araña algo de calidad. Aciertos esporádicos acá y allá, algún detalle que decidimos resaltar para que no sean todas pálidas, pero es difícil. El género, por supuesto, sigue siendo rentable, y los que lo consumimos estamos siempre a la caza de esa joyita que quizás se nos escapó… El enfrentarse de manera laboral al terror, por otro lado, nos lleva a veces al borde de la desesperación o del sueño, y ocurre lo peor: nos quedamos sin argumentos. Es decir, me quedo sin argumentos, porque las películas fallan de manera sistemática por las mismas razones. Como dije al respecto de Ofrenda al demonio, “es una película lisa y llanamente mala”. ¿El párrafo anterior es acaso una excusa, o tal vez una advertencia? Lo cierto es que No descansarás, de la directora Lori Evans Taylor, es una muestra más de un cine de terror perezoso y pretendidamente serio, lo que representa un crimen mayor. Vendida como lo nuevo de los productores de Scream, y con el protagónico de Melissa Barrera (una de las heroínas del relanzamiento de la saga), la película no podría estar más lejos del universo de Ghostface y compañía. Esto no es un problema, claro, pero lo mencionamos por si algún lector anda con ganas de ver un slasher y quiere ir por acá. No, acá no es. Lo que sí van a encontrar, si se animan, es la historia de Julie (Barrera), una mujer embarazada que se muda con su marido a un caserón en restauración, uno de esos escenarios ideales para que las cosas salgan mal. Luego de un incidente doméstico que pone en riesgo el embarazo, Julie debe hacer reposo absoluto. En ese tránsito hacia la fecha de parto, que parece interminable, comienza a advertir una presencia sobrenatural en la casa, que quizás se relacione con la muerte de su hijo, ocurrida años atrás. Durante buena parte de su metraje, No descansarás se pasea por todos los lugares comunes en este tipo de historias. Los ruidos, los espejos, las apariciones fugaces que sólo la protagonista parece ver, por lo que los demás personajes consideran que está perdiendo la cabeza. La búsqueda de originalidad en estos tiempos suele ser no solo infructuosa, si no que, cuando aparece, no reporta necesariamente grandes resultados. Las buenas películas de terror recientes (pocas, pero las hay) supieron explotar los lugares comunes, ya sea para reescribirlos, discutirlos o, incluso, habitarlos como parte de una tradición. En el caso que nos ocupa, no hay nada de eso; lo que vemos es un desgano para la puesta en escena, que se traduce en una incapacidad para crear climas. Y ya lo dijimos miles de veces: para el terror, el clima es fundamental. El guión, por su parte, tiene a la obviedad como máxima, con vueltas predecibles y diálogos sentenciosos sobre la maternidad y las segundas oportunidades. Esa postura queda de manifiesto hacia el final, con una sumatoria de golpes bajos y la presencia religiosa del cielo, esa luz al final de la escalera. Diríamos que el cierre es bastante vergonzoso, pero no queremos herir sensibilidades. ¿Es entonces No descansarás otra de esas películas simplemente malas? Sí, pero ojo: esa secuencia con los dedos esqueléticos que arañan la panza bajo la ropa, no está para nada mal.